Disclamer: Ni Beyblade ni Legend of Dragoon me pertenecen, sino a Takao Aoki y a Sony Computer Entertainment Inc., respetivamente. Yo sólo hago este fic con motivos de ocio y entretenimiento, sin finalidad de lucro.
Las 8 Joyas del Endiness
Prólogo: Leyenda
No podía descansar. Después de todo lo que había pasado durante los últimos días, era difícil la situación del grupo. Desde que se descubrió que el Monstruo negro era en realidad su compañera Rose, se podía observar fricciones entre los amigos, en especial, Miranda reclamándole a la joven pelinegra por su reacción. Él siempre tenía que detenerlas por si pasaba algo grave.
Decidió levantarse del recinto que Madame Frahma había ofrecido para que pasaran la noche. Salió hacia los jardines a respirar aire puro. La Luna que nunca se Oculta, llena en esta ocasión, brindaba una bella luz sobre la fuente en donde se hallaban las rosas carmesí y azabache.
—Un paisaje romántico ideal. Es una pena que no pueda traerla en este momento, por las circunstancias que nos envuelven —pensó, mientras el viento soplaba levemente en su rostro.
Albert deseaba que pronto acabase su travesía para estar con su princesa, Emille. El joven monarca, contando ahora 25 años de edad, se enfrascó en la aventura, siendo Dragoon, y dejando de ser Rey de su natal Serdio por un instante. Su apariencia nada despreciable, ojos color miel, cabello rubio oscuro, era teñida por la luz de la luna. Sin duda disfrutaba este momento, de aparente distracción, dejando que su parte poeta saliera a flote.
—Buenas noches, Su Majestad Albert —una voz femenina lo sacó de sus pensamientos—. Disculpe que lo interrumpiera —era una mujer, quizás de unos 40 años, de cabello bicolor azul le dirigía una reverencia—. Si no es molestia, ¿podría acompañarlo? —Agregó
—No es necesario que se incline ante mí —le sonrió—. No me molesta en absoluto.
Al ver su rostro, de una tez blanca, ojos rojos, con facciones similares a la raza alada. Empero tenía aires de otra especie. La mujer expresó una leve sonrisa al notar la mirada del joven Rey. Albert sintió que algo en su interior le afirmaba que podía confiar en ella.
—Mi nombre es Iris —se sentó a su lado y miró hacia la Luna, admirando su belleza, agregándolo siguiente—. Me fascina verla, con la divinidad que la envuelve. Empero, recuerdo que hay dentro de ella. Desde tiempos pasados ha sido la utopía para aquellos que desean purificar nuestro mundo.
—"Cuando la Luna que nunca se Oculta brille de un color escarlata, el Niño de La Luna vendrá a dar bendición y felicidad al mundo".—expresó, citando una parte de la leyenda—. Lo sé —suspiró—. En este momento lo estamos viviendo. Nuestra amiga Shana alberga a ese ser en su interior
—Como nosotros lo vivimos hace tiempo —dijo con cierta melancolía.
—Espere un momento, ¿acaso esta no es la primera vez que el niño de la Luna, ha sobrevivido y es perseguido? —Preguntó asombrado.
—No es de sorprenderse. Melbu Frahma ansiaba hallarlo para vencer a los Dragoons de aquel entonces —respondió con tristeza. Albert quedó pasmado, pues pensó que la mujer sólo tenía 40 años—. Es por eso que Rose se maldijo a sí misma, siendo asesina durante los últimos milenios, para evitar que alguien más pudiera apoderarse de tal poder —musitó la mujer.
— ¿Conocía a Rose? —preguntó Albert.
—Desde hace tiempo. Yo también luché en esa época como su aliada.
—Yo creí que todos los winglies de esa época tenían el mismo ideal que su líder —murmuró, mientras colocaba su mano derecha en su mentón, analizando todo lo comentado por la alada—. Y dudo que los humanos hayan aceptado que usted estuviera entre sus filas.
—Verá, yo era una semi-wingly. Es por eso que mi cabello es bicolor. Peleé al lado de mis hermanos, mi gemelo y el mayor… un humano.
—No me queda claro porque menciona que era usted una semi-wingly —comentó
—Es una larga historia, que quizá pueda contarla —sonrió ante la cuestión—. Aunque dudo que sea de su interés.
—Tengo mucho tiempo para escucharla, no se preocupe.
—No fue un error venir a verlo —rió disimuladamente, y lo observó.
— ¿A mí? —Se sorprendió ante el comentario de la mujer — ¿Tiene algún motivo en particular para verme?
—He escuchado que usted posee una gran curiosidad. Sabía que le interesaría obtener información, en especial, de La campaña del Dragón.
—Quisiera comprender un poco más de esta situación. Lo poco que sé es gracias a las leyendas y a Rose. Entiendo todo el peso que lleva sobre sus hombros, pero siento que no nos ha revelado lo suficiente.
—Quizás deberíamos comenzar por el inicio de todo —expresó Iris—. Aunque usted no podrá disponer de mucho tiempo, ya que parte a Tiberoa al amanecer.
—No se preocupe, puede disponer de mi tiempo.
—Gracias, Su Majestad.
—Puede decirme Albert, Iris —la mujer le sonrió, comenzando el relato:
—Soa, la diosa de la creación, decidió dar vida a este mundo a partir del Árbol Divino. Todas las especies, provienen de él. Sin embargo, en los escritos dan importancia a las razas que a través de la historia tomaron relevancia: Gigantos, Minintos, Elfos, Humanos, Dragones, Winglies y los Virages.
— ¿Elfos? —Cuestionó el monarca—. Es una raza que poco se conoce en Endiness, se cree que está extinta, al menos, la rama de los sabios.
—En aquella época aún convivían con las demás especies. Sin embargo, poco a poco se fueron distanciando, en especial, de los humanos —suspiró—. En fin, los winglies, seres dotados con un gran poder mágico, empezaron a someter a las demás razas. Más aún, comenzaron por eliminar a las dos especies que más temían, a los elfos y a los humanos.
—No comprendo porque a los humanos, si nosotros fuimos esclavos de su especie.
—Su fuerza física, Albert. Sobrepasa por mucho a la nuestra. Pero también, en su raza han dado origen a magos, una excelente combinación para enfrentarse a nosotros. Actualmente, hay escasos hechiceros de su especie.
—Es verdad. Recuerdo que en Kazas había un conglomerado de magos, a servicio de mi tío, el Emperador Doel —musitó lo último con cierto recelo—. Ellos daban vida al Castillo Negro.
—Exacto. Es por eso que Melbu Frahma tenía la ambición de purificar este mundo. Aunque, no pudo lograrlo del todo. Hay magos que nacen en familias que jamás tuvieron algún humano de ese tipo en sus ancestros —miró con aire taciturno la Luna—. Cuando nació el niño de la luna en mi época, mis padres y profesores me comentaron acerca de las medidas drásticas que el Gobernante Supremo tomó para hallarlo, pero sin éxito.
— ¿Usted nació después de ese hecho? —preguntó al escuchar lo antes mencionado.
—De hecho, nací el año del Virage —el joven la miró con asombro, a lo que ella agregó—. No, afortunadamente yo no fui el "niño elegido". Pero, llegué a conocerlo.
—Supongo que eso fue el detonante para que las especies subyugadas se levantaran en armas.
—Sí. Díaz perdió a gran parte de su familia por "nuestra causa" —expresó una tercera voz, que provenía de la escalinata. El rey se puso alerta, mientras la dama se limitó a sonreírle a su hermano. Un wingly con las mismas características de Iris, sin embargo aparentaba ser mucho más joven que su melliza.
—Su majestad, permítame presentarle a mi hermano, Kai. —El monarca se tranquilizó, mientras el wingly lo miraba con cierta sorpresa.
—Es un placer conocerle.
—Hum, lo mismo digo —viró hacia su hermana—. No creí que fuera él con quien querías hablar.
—Albert es una persona accesible.
—Se parece mucho a él —expresó su mellizo en idioma wingly.
—Es su descendiente —le contestó. Después, se dirigió a Albert—. Siento que mi hermano haya usado nuestra lengua, pero es algo privado lo que quería mencionarme.
—Comprendo perfectamente.
—Iris deberías ir al grano con tu relato —dijo Kai—. Aburrirás a Su Majestad con tus rodeos.
—Vaya, es cierto. Me estoy aprovechando de su tiempo.
—No se preocupe —el rubio sonrió—. Le he dicho que puedo quedarme a escucharla. Puede continuar.
—Bueno, muchos conocen acerca de la historia de la Campaña del Dragón. Como los Dragoons se unieron al ejército de los humanos, llevando a la victoria a su raza. Sin embargo, nadie recuerda a los Guardianes.
—Jamás he escuchado sobre ellos —argumentó el monarca—. Toda leyenda hace referencia a la batalla entre los Dragoons y los Winglies.
—Eso es verdad —terció el bicolor—. Pero no sólo el sacrificio de los soldados Dragón fue crucial para la victoria.
—Los Guardianes eran los protectores de los espíritus de la naturaleza —prosiguió Iris—. La mayoría eran magos y brujas que podían manejar tales fuerzas sobrenaturales. Muchos de ellos, humanos —suspiró—. Años antes de que estallara la guerra, una mujer profetizó el nacimiento de estos seres. Serían poderosos, quizás como los Dragoons. Los winglies temerían a estos jóvenes, porque ellos tendrán una fuerza mágica, que ni ellos podrán detener.
—Con esto, se corrió los rumores hasta los oídos de Melbu Frahma. De aquí, aquellos que se nombraran brujos, serían perseguidos hasta ser exterminados —agregó el muchacho de los ojos rubíes.
—Entonces, ese era el verdadero motivo para perseguir a los hechiceros —acertó Albert—. Los Guardianes.
—Así es. Pero aún con esa calamidad, los magos se camuflaron con los Muggles, debido a su gran parecido con ellos.
—Los muggles —el rubio comenzó a recordar—. Era la manera antigua de referirse a los humanos sin alguna habilidad mágica. Lo leí en uno de los libros de la Biblioteca Nacional de Mille Sesseau. Es por eso que los magos no fueron exterminados.
—Además, los winglies no poseían manera de diferenciarlos —agregó Iris—. Verá, usted dudaba que una alada peleara a favor de las demás especies.
—Sí. Supongo que ustedes fueron los primeros de su raza en luchar al lado de los humanos.
—Temo contradecirlo, pero nosotros no fuimos los primeros.
—Fue una mujer que Frahma jamás hubiera imaginado que fuera alguien que se levantará en armas. Puesto era hija de Helios, su más fiel consejero, después de Fausto —añadió Kai.
—Ella recolectaba objetos de sumo valor para invocar a los Entes Sagrados. Lo hacía para finalizar esta lucha. A través de sus memorias pude ver sus motivos —musitó con tristeza.
Su hermano sacaba una vasija de piedra de su alforja; mientras ella, de su bolsillo, un frasco con una sustancia plateada. El líquido fue depositado en el recipiente, en donde comenzó a arremolinarse. El joven Rey miraba con asombro lo que pasaba ante sus ojos.
—Un pensadero —expresó finalmente—. He leído sobre su uso. Ese frasco contiene…
—Exacto, Albert. Las memorias de los mejores magos de la época. Y con ellos, comienza la leyenda…
Lechucería Hiwatari
Bien, bien, esta quizá se la historia que más modificaciones ha sufrido. Debe ser porque en sus inicios era un badfic, -aún lo considero como tal-. Sin embargo le guardo mucho cariño y trato de apegarme al canon de ambos fandoms, tanto el de Beyblade y al de Legend of Dragoon, -más a este en mi opinión-.
En cuanto a la aparición de los personajes... para quienes ya llevan un buen tramo del fic, saben quién es Iris. En cuanto a Kai, no hay mucho que agregar de quien se trata, si es que conocen el fandom de Beyblade. Albert, por otro lado, no es un personaje mío (No es Albert Hiwatari -aunque quisiera-). Expliqué que él es monarca de Serdio. Es un personaje del juego RPG llamado "Legend of Dragoon". Lamentablemente desconocido -u opacado por Final Fantasy-, para varios gamers. Sin embargo es una de las joyas que Sony ha sacado y tuve la oportunidad de jugar. No me enfoco a la historia del juego, sino en aquella que sucedió antes, la famosa "Campaña del Dragón".
Es un reto retomar esta historia, sin embargo, al menos sé en que acabará. Espero que les guste y si tienen alguna opinión o crítica al respecto, ya saben, dejen el review.
