Capitulo Cinco: En una Cueva
Ahora nos trasladaremos hacia el valle de Tiberoa, lo que después se convertirá en el Cañón de la gravedad corrompida, con la honrada Mizuhara. Al igual que Godric y Salazar, buscaba con afán al joven que tendría en su poder al grandioso Draciel. Su marido, Zacarías, era un muggle de pelo castaño rojizo, tez morena, ojos café oscuro, que a diferencia de Dai-Ming, apoyaba a su cónyuge, inclusive con sus conocimientos en armas winglies, también hacía para los humanos que iniciaban la rebelión. En su caso sólo frecuentaban algunas personas. Cerca de su hogar se encontraba la casa de Gigantos, aunque ellos deseaban liberarse tanto como los humanos, no se llevaban bien con esta ultima especie, por lo cual, no se acercaban a ellos en absoluto.
Aquellas personas eran en su totalidad, gente sin poder mágico, especialmente amigos de sus hijos. Pensaban en el día que se liberarían de los alados, se entrenaban para formar parte de ese movimiento. Sus nombres son Mike, Ed, Stan, y Emi, a diferencia de los demás, era una chica, de cabellera anaranjada, con gafas, pequeña, con 13 años de edad. Los chicos por su parte, el primero tenía un pelo castaño claro, alto; el segundo, era moreno, también alto; el tercero, musculoso, no muy alto, con pelo azul oscuro. Helga se encargaba de darles clases, ayudarlos en sus ideales, trazando planes, obteniendo armaduras de buena calidad.
Su hijo Maximiliano, ahora de 14 años, poseía cabello rubio, con unos ojos azules, que sólo se podían comparar con el mar, sus motas singulares debajo de estos. Tenía estatura media. Su personalidad agrada a varios familiares de él, el optimismo con el cual veía la vida, contagiaba a cualquiera que lo mirara. Siempre pensaba en la esperanza de algún día de liberarse de los opresores. Conocía la razón porque su madre se encargaba de dirigir un pequeño grupo de rebeldes, examinaba a cada joven, si alguno de ellos era elegido por la tortuga, sin embargo, el talismán no mostraba cambio alguno.
El tenía una hermana, que nació hace 9 años, su nombre era Julieta, idéntica a su madre, con excepción de las pecas de su rostro. Sólo una vez viajaron al pueblo de los hechiceros, (donde les compraron una varita y una lechuza de color gris, llamada Frank). De ahí en adelante, no habían abandonado el valle, hasta hace unos meses, como el día de hoy. El joven vestía un pantalón naranja, playera amarilla y una capa verde, traía una mochila consigo. Mientras la niña, una de color blanco, blusa y pescador turquesa.
Su madre los llevó a las cercanías de la playa. A pesar de ser un lugar muy hermoso, estaba desértico en cuando vida inteligente se podría decir. Habían terminado de entrenar. Se disponían a descansar. Max aprovechó esta oportunidad, se aventuró por el lugar, hasta que halló una cueva grande. Ingresó en ella. El sonido que producían las olas al chocar contra la playa y el rompeolas, se escuchaba claramente dentro de ésta. Le gustaba mucho estar ahí. Recordaba lo que sucedió ayer, cuando una lechuza blanca, demasiado conocida, entró por la ventana de su cuarto:
FB
Era tarde cuando llegó el ave. Max vestía una túnica amarilla y una sobretúnica verde oscuro. Traía dos cartas, una dirigida a su madre y otra… destinada a él. Se dirigió al comedor donde toda la familia estaba reunida. Le entregó a Helga la que le correspondía, mientras él se guardó en su bolsillo la suya:
–Bueno, mamá¿quién te escribió? -preguntó
–Rowena, apuesto que me pide nuevamente respuestas acerca del talismán. –abre el sobre y empieza a leer.
Querida Helga:
En primera saludo a toda tu familia. Debo comunicarte que el dragón y el tigre ya han elegido a sus predestinados. No te preocupes, la espera habrá terminado para ti, el día siguiente que recibas esta carta.
Quiero pedirle un favor muy importante a tu esposo, que fabrique seis espadas. El metal que utilizará para el filo de las mismas, las enviaré con unas personas de mi confianza, dentro de dos meses.
Nos reuniremos por última vez, dentro de un cuatrimestre, con los chicos.
Rowena Hiwatari
– ¡Que suerte! Al menos, ellos ya no tendrán algún problema.
– ¡Eso es fantástico! –Interrumpió la pequeña. –Significa entonces…
–Es lo que dice Rowena, tal vez mañana lo encontremos. ¡Ah, también me mandó el modelo del arma! Zac¿crees poder hacerlo? –le da el plano.
–Mmm, sí tardaré por lo máximo un trimestre, confiando que si traen el filo ya hecho para la fecha indicada en la carta, estarán listas en cuanto te reúnas de nuevo con ellos.
– ¡Excelente! Podré decirle a Emi que venga ayudarnos…
Cuando terminaron su charla, Max se dirigió de nuevo a su cuarto. Sacó el sobre de su bolsillo, se recostó en su cama. Lo abrió, se dio cuenta que era la hermosa caligrafía de la hechicera Hiwatari. Comenzó a leer:
Estimado joven Mizuhara:
Como adivinaré, has escuchado la correspondencia que le envié a tu madre. Personalmente yo te escribí con la razón de pedirte una cosa, mañana, cuando termines de entrenar a la playa, ingresa a la cueva Caracol, donde habitúas escuchar las olas del mar.
Ahí te esperará una muchacha de nombre Damia, te entregará ciertos objetos. Ella te explicará su uso. Hoy a la media noche, la tortuga Draciel elegirá a su destinado, aunque éste lo sabrá hasta mañana.
R. H.
Fin del FB
–No me explico porque me pidió tal cosa, -pensó el joven. –bueno, al menos yo cumplí, pero no encuentro a la chica.
De pronto, escucho un chapoteo. En un principio, lo asustó, sin embargo, a medida que se iba acercando, notaba que alguien nadaba hacia él. No podía ser una… una sirena, puesto que no tenía cola, sin embargo, tampoco podía ser humana, por la agilidad en el nado.
–Hola, tú debes ser Maximiliano Mizuhara. –salió del agua, situándose a su lado, una niña de aproximadamente 12 años, su cabello era verde y largo hasta los hombros, sus ojos de un castaño rojizo, en su rostro tenía cuatro marcas, dos en cada mejilla, compuestas de añiles escamas en forma de triángulo, (N. A.: no es familiar de Kai) vestía un pantalón y blusa aguamarina.
–No, sólo Max, ese apellido es del predestinado de Draciel…
–Mi nombre es Damia, si te resulto extraña, soy mitad sirena, mitad humana. Bueno, a lo importante. –sacó de su bolsa hecha de algas y fibras marinas, piedras preciosas del tamaño de pelotas de golf. –como ya lo sabes, la bruja semi-winglie me ha enviado para darte esto. Cada una correspondiente a cada espada, si lo notas, es del mismo material de que el dije está hecho, hasta tiene algo de los entes sagrados.
– ¿Puedo hacerte algunas preguntas?
–Claro, Mizuhara, aunque ya has hecho la primera
– ¿por qué te envió a ti y no a alguien mayor, si no te incomoda la cuestión?
–Por el simple hecho que puedo nadar a profundidades que para un humano ordinario, es imposible alcanzar. Muchos tritones y ondinas quieren liberarse de los alados, por eso ofrecieron estas gemas a la hija de Helios.
–Bueno, otra cosa¿por qué me llamas Mizuhara?
–Ella me mencionó que así te llamase, toma. –le entrega el zafiro.
En ese instante, comienza a brillar. De su mochila se rasga una parte, de la cual un objeto, brillando de morado, sale. Lo coge, al mismo tiempo que una tromba lo envuelve.
– ¡Es el talismán! –se dijo. –Pero¿cómo llegó a mi alforja? –escucho una voz, como les había pasado a los otros…
–Max Mizuhara, el agua y el oriente te protegen. El tiempo de reunirnos se acerca, me hallarás rumbo a las Islas Rouge, cerca de Aglis. No te preocupes por la zona, existen aliados ahí, entre ellos el inteligente Savan. El mago te auxiliará en mi búsqueda…
Termino el tornado de agua. La chica no se inmutó ante el fenómeno que había presenciado. Es más, mostraba una sonrisa al rubio.
–Aglis, la ciudad del conocimiento¿eh? He ido por ese lugar. Es completamente desértico, a excepción de que humanos viven en las islas, a pesar que es una metrópolis winglie. Es cierto, casi lo olvido, te entrego las restantes.
–Reparo. –Apuntó con su varita a su morral. –Jamás imagine que fuera el elegido.
–Tienes suerte, al menos tú podrás ayudar más que yo en esta guerra.
– ¿Qué hago con esto?
–Es obvio. Cada piedra va en la espada que le corresponde. Hay pero no conoces estas, el topacio, el ámbar y el jade blanco. Las dos primeras son de Strata Dragoon y Dalia Fairywood. La tercera, pertenece a la bruja que ayudará a encontrar a estos entes, según las palabras de Hiwatari Debo irme¡adiós! –terminando esto saltó al agua.
–Oye espera… -sin embargo, la joven semi-sirena ya había salido de la cueva.
– ¡Max! –gritó la pequeña Julieta. – ¡Max, ya nos vamos¿Dónde estás?
Guardo las joyas en su mochila. El chico salió de la gruta. Se reunió con su hermana. Ella notó que él traía el talismán en el cuello.
–Mamá te regañará por haberlo trasladado hasta acá¿qué tal si lo pierdes?
–No te imaginas lo que me acaba de ocurrir… –Le explicó todo, dejándola muy sorprendida…
Ha pasado una semana, lejos de Tiberoa, la lechuza retorna a su hogar. Nos trasladaremos hasta el desierto, en Ululara, Frontera de la Muerte. Situada en una cañada, esta ciudadela winglie se puede apreciar, a pesar de estar oculta por dunas de arena. Un oasis a decir verdad. El ave entra a una suntuosa mansión. Llega a los hombros de su dueña.
–Hola Artemisa, veo que Helga ya me ha enviado su respuesta. –le menciona Rowena, vestida con una túnica blanca y una sobretúnica marina, parece que los años no han pasado por ella, sigue tan joven como cuando tenía 28 años.
–Así que todos los entes sagrados ya han seleccionado a sus guardianes. –le comenta un hombre que aparenta tener 29, pero en realidad, es un año mayor que Hiwatari. Era rubio oscuro, asemejándose al ámbar prieto, largo hasta los hombros, tez blanca, ojos color canela. Vestía una camisa de cuello de tortuga roja, con una capa verde hoja, con ciertos adornos dorados, pantalones beige y botas cafés.
–Bueno, no todos, Charlie, aún faltan Strata Dragoon y Dalia Fairywood.
–Ya veo, entonces es el momento de…
–Sí, lo sé. –deja la carta sobre un escritorio, en donde se hayan las respuestas de Godric y Salazar. –Es duro separarnos de nuestros hijos, sin embargo, su destino ya está escrito. Confío plenamente en ellos.
–Creo que ya es tiempo que se los entregues, Rowena. –saca de un cofre, la pequeña caja que su esposa usó hace 10 años. –Toma.
–Dranzer, Dranzaria Angeligth y Dragoonary Wizard, decidieron que sus destinados fueran de nuestra familia, sin embargo me preocupa el fénix, es la primera vez que… no sé que va a pasar.
–No te angusties, Kai no permitirá que caiga en malas manos. Además, Alan e Iris estarán con él, tampoco dejarán que pase algo catastrófico para nuestra raza.
–Tienes razón. Mañana será el último día que estemos juntos, por lo menos por dos años no los volveremos a ver… ellos empezarán su viaje antes que los otros chicos…
Lechucería Hiwatari
Sele-Chan: Muchas gracias por tu RR, la narración la lleva una tercera persona (o sease yo). Quien la escucha... los lectores. Si, me descubriste, (aunque creo que no eres la única), algo de HP, más solamente ciertos aspectos, puesto que todavía no quiero entremezclar,El trío mágico de JKR, con el grupo deAT, aunque, si he pensado hacer un fic-crossover de estas obras.
Sigan leyendo, comenten, opinen, yo que sé, paratratar de mejorarlo...
Sayounara!
