AMAR ES...
Por sumire-chan
Capitulo IV: "Amo"
Tsubaki subió al escenario dispuesto y todos los meseros dejaron de repartir pedidos y se acercaron a la barra desde donde Anna observaba todo. Len se acercó también olvidándose por completo de la hora, esa mujer le había hipnotizado con el movimiento de su cuerpo, con sus ojos de ese celeste que traslucía por esa máscara, ese vientre liso que esperaba por él... Sintió un escalofrío y dejó de babear para escucharla.
- ¿Qué va a hacer? - preguntó a Yoh mientras Horo alzaba los brazos explicándole, inútilmente, a Tamao lo que había sucedido.
- Va a cantar - explicó el menor de los Asakura.
- ¡Qué mujer! No me canso de mirarla - fue el comentario de Hao.
- ¡Ya cállese joven Horo! Me está dando explicaciones que yo no le pedí, no es mi asunto que usted se involucre con esas señoritas - alegó Tamao con cierto enojo y se metió nuevamente a la cocina.
- ¡¡Es que miren esas piernas!! - prosiguió Hao - esa pancita... ese ombligo... esos brazos.. ese...
- ¡¡¡¡¡¡HAO ASAKURA!!!!!! - gritó enojado Horo.
- ¡¿Qué?!
- ¡Deja de decir esas cosas! ¡¿Cómo te atreves...?!
- ¡Cállate Hoto-Hoto! Yo no tengo la culpa de que Tsuki esté tan buena.
- ¿¿¿QUÉ?????
Horo Horo comenzó a perseguir a Hao como un loco desquiciado mientras que una gotita general se deslizaba por las sienes de los presentes. Len arqueó una ceja.
- ¿Porqué la protege así?
- Lo que pa...
Pero Yoh no pudo terminar de hablar porque las luces enfocaron el cuerpo de Pilika en el escenario, tomando el micrófono con sus blancas manos y observando a todos con dulzura.
- Especialmente hoy, quiero dedicarles una canción de amor.
Len suspiró inconscientemente, su voz era dulce y pronto comenzó a cantar...
Amo lo que veo y lo que ocultas
amo lo que muestras o insinúas
amo lo que eres o imagino
te amo en lo ajeno y lo que es mío
amo lo que entregas, lo que escondes
amo tus preguntas, tus respuestas
yo amo tus dudas y certezas
te amo en lo simple y lo compleja
Si las sirenas existieran, Tao estaría mucho más seguro que ella era una, su voz era muy suave e hipnotizante como si le embrujara o algo así, se sentía flotar. Recordando entonces, que nunca se había enamorado. ¿Sería posible que él sintiera algo así por una mujer? ¿Alguien era capaz de aceptarle enterito? Si ningún cambio... sin renegar de la aparente frialdad que le caracterizaba.
Eso era tan lejano...
- Eu, Len, ¿Qué pasa? - le preguntó Yoh pasando una mano frente a los ojos del chino, este no parecía estar ahí.
y amo lo que dices, lo que callas
amo tus recuerdos, tus olvidos
amo tus olores, tus fragancias
te amo en el beso y la distancia
y amo lo que amas, yo te amo
te amo por amor sin doble filo
te amo y si pudiera no amarte
sé que te amaría aún lo mismo
Pero efectivamente, Len Tao no se encontraba consciente de lo que estaba sintiendo, su corazón le había dado un vuelco, con esa voz tan celestial, y su estómago se había revuelto. Por alguna razón, estaba sintiendo lo mismo que cuando conoció a su compañera de prácticas, ella tenía una voz muy dulce y tranquila también. Pero esa voz... le escuchaba tan cerca, como si fuera dirigida a él.
¡Tonto Len! ¡Te estás dejando llevar! Decía su mente regañándole. ¿Qué ella le cantaba? ¡¿Porqué estaba inventando esas locuras?!
Ella sonrió, detrás de las palabras que cantaba y le miró, intensamente, provocando que toda la fortaleza que Tao había armado contra el amor se deshiciera.
y amo lo que amas, yo te amo
te amo por amor al dar lo mío
te amo con orgullo de quererte
porque para amarte yo he nacido
amo lo que seas y lo que puedas
amo lo que afirmas, lo que niegas
amo lo que dices, lo que piensas
te amo en lo que mides y lo que pesas
- Soy una tonta - murmuró para sí una jovencita de cabellos rojos - ¿Porqué tuve que fijarme en él? ¿Ah? ¡¡Habiendo tantos muchachos agradables!! Jamás debí fijarme en él.
- ¿En quién te fijaste, Tamao?
La pelirosada estuvo a punto de dar un salto y golpearse con algo, sus ojos rojos se fijaron en otros celestes y se perdió en ellos. Creía que estaba sola y había estado botando sentimientos con demasiada facilidad. Suspiró.
- En nadie - dijo volviendo a cocinar.
- No me mientas, somos amigos, ¿O no?
- ...
- ¿NO? Vamos, Tamao, eres más que la amiga de mi hermanita, eres amiga mía también. - intentó decirlo Horo. Aunque era en parte cierto, le importaba un comino si era o no su amiga, lo único que quería saber era de quien estaba hablando.
- No puedo decirle, no es correcto.
- ¡¡Diablos niña!! - gritó y ella se asustó, porque de pronto él estuvo a su lado.
Las manos de Horo recorrieron su espalda y la acercaron brutalmente a su cuerpo, podía sentir los choques eléctricos que producía ese roce. Él la acercó más al sentirla temblar un poco y acercó sus labios a susurrarle al oído.
- No sabes lo que me causas, Tamao - le dijo con voz ronca.
- Tampoco quiero saberlo.
- Es mentira.
- Déjeme, joven Horo, la señorita Anna se enfadará conmigo si no acabo los postres.
- ¡Pero Tamao!
- Déjeme, por favor.
Él bajó la cabeza volviendo al salón, su hermana seguía cantando. ¡Tan ciertas eran las palabras! Él estaba enamorado de Tamao, por mucho que intentase negarlo, él la amaba más que a nada, sus ojos rojos, esos llenos de sinceridad y dulzura, sus formas para con él, su trato que sencillamente le hastiaba aveces. Aún así, con todo, la amaba y le dolía que con ciertas actitudes iba perdiéndola cada vez más.
y amo lo que atrapas, lo que dejas
amo tu alegría y tus tristezas
te amo en la carne y en el alma
te amo en tus crisis y en tus calmas
amo lo que pides y regalas
amo tus caricias, tus ofensas
amo tus instantes y lo eterno
te amo en tu cielo y en tu infierno
Len miró el reloj furtivamente y su pulso se aceleró.
- Anna, debo irme - dijo rápidamente a la rubia que estaba tras suyo bebiendo un trago.
- vete, púas, ya cerramos dentro de una hora más o menos.
- OK, oye... ¡No me digas púas!
Anna le lanzó una mirada gélida que no alcanzó a ver pues salió corriendo a sus prácticas, sacándose el estúpido antifaz en el camino.
La joven norteña, que observaba desde el escenario, suspiró antes de terminar la canción, el muchacho de ojos dorados se había ido, bien, ella podría ir ahora a encontrar a otro que tenía los ojos igualmente dorados. Además, tenía que pasar por la casa de Shimpachi para disculparse por no haber podido ir a las prácticas. Sin duda estaría enfadado con ella. ¡Sólo a ella se le ocurría faltar a las clases! Estando tan cerca del torneo de patín en hielo.
y amo lo que amas, yo te amo
te amo por amor sin doble filo
te amo y si pudiera no amarte
sé que te amaría aún lo mismo
y amo lo que amas, yo te amo
te amo por amor al dar lo mío
te amo con orgullo de quererte
porque para amarte yo he nacido
Mientras tarareaba la última parte de la canción, su favorita, emprendió el camino hacia la escuela de Kung Fu, su hermano y los demás se habían quedado para limpiar todo, dándole permiso a ella y al chico nuevo que hacía los pedidos para salir. Anna había protestado contra él mucho tiempo, alegando algo de 'estúpidos cuernos' y unas cuantas cosas más que ella no alcanzó a escuchar por ir apurada.
Llegó sudando y todos voltearon a verle, provocando su sonrojo. Se disculpó con el "sifu" y entró en el baño de mujeres para cambiarse.
- ¿Lista? - le dijo el profesor al verla salir con una sonrisa alegre.
- Sí.
- Perfecto, porque vas a practicar con Len Tao.
- ¿Qué?
- Él te introducirá a la clase de hoy, pues también llegó tarde.
Pilika miró con cierto asombro a los ojos dorados del chino, él también parecía sorprendido, y un poco nervioso. Se le estaba haciendo una costumbre, pero suspiró contenta. Después de todo, la noche no estaba terminando tan mal.
- Bien, practicaremos las patadas básicas a la bolsa.
Ella asintió siguiéndole. Tenía un cinto rojo colgando del lado derecho de su pantalón, el cual, sintió, ya había visto antes.
- ¿Oye? ¿Estás despierta?
La peliazulada pestañeó.
- Sí, disculpa Len.
Fue el turno de él de sonrojarse y mirarla con rostro soñador, para su suerte, la joven norteña se había concentrado en las patadas y no había descubierto ese escrutinio por parte del muchacho.
- Hasta mañana a todos - saludó cierta pelirosada caminando hacia su casa, abrazada a sí misma.
- ¡Espera Tamao! - exclamó Horo acercándose a ella, estaba frotándose los nudillos por haberle pegado a Hao, que seguía con sus halagos y comentarios fuera de lugar sobre su santa hermana - te acompaño.
Ella se encogió de hombros, cosa que no pasó desapercibida para el norteño, ella estaba aferrada a su chaqueta, estaba haciendo mucho frío. La tomó de la mano rápidamente, ¡¡era su oportunidad!! Y la atrajo como pudo hacia él, igual que había hecho en la cocina, pero esta vez, el calor que emanaba de ambos cuerpos era primordial para la comodidad que sentían.
- No me esquives, por favor.
- Yo no te estoy esquivando - alegó ella.
- ¡Oh sí lo haces! Y me duele mucho.
- Esa no fue mi intención - contestó con indiferencia.
- Tamao no sabes cuanto te necesito.
Los ojos rojos se abrieron desmesuradamente y un gemido corto se ahogó en su garganta cuando los labios de Horo aplacaron todo su deseo de hablar, de alejarlo, de pedirle que no siguiera ilusionándola. Ella se entregó totalmente a esa caricia, y sus miradas se encontraron cada tanto, mientras que se separaban por segundos suficientes para tomar aire. Sus pulmones estaban acostumbrándose a esas pequeñas cantidad de oxígeno.
- Te amo, Tamao. Llevo años sintiendo esto y no he podido decirlo.
- Yo...
- Es innecesario que digas algo... está bien para mí así.
- para mí no - dijo esta rápidamente - yo también te amo, Horo.
Y volvieron a besarse... con el corazón de Horo Horo recitando lo hermosa que había sido esa noche. ¡No podía terminar mejor!
Las clases de Kung Fu habían terminado y Pilika se arreglaba el pelo mientras Jun le comentaba los avances que había hecho con Lee Pai Long.
- ¡Me invitó a salir! ¿Puedes creerlo? Ahora lo único que me falta es que mi hermano me dé permiso.
- ¿Tu hermano? ¿Porqué él?
- Porque es muy sobreprotector y es capaz de decirle a mi madre que Lee es un mal chico.
- Ow... eso sería muy cruel de su parte.
- Sí, pero lo hace para protegerme.
Entonces, Len salió de los vestidores y se acercó a las jovencitas, para que su hermana dejara por fin de hablar tanto. Era imposible pedirle tanto, mas también estaba interesado en esa conversación.
- Vamos, Pilika vendrá con nosotros, pues tiene que ir a la casa de su entrenador, ¿de acuerdo hermanito?
- A mí no me interesa. Y tu deja de llamarme hermanito - contestó fríamente.
Ambas chicas sonrieron y Jun comenzó por contarle a su nueva amiga que Len podía ser un hombre muy frío pero que tenía su lado amable y dulce. Por lo menos ella lo había visto un par de veces, cariñoso con ella. Según lo que le comentó la china cuando iban caminando por las calles (con Len delante de ellas, por supuesto) el padre de ambos había transformado al joven de ojos dorados en un chico sin sentimientos, un poco rebelde, pero que le había dado la figura de que el hombre no tenía que tener debilidades. Y entre ellas, por supuesto, se encontraba el amor, el cariño, afectos, amistades. Claro, Len había omitido algunas de ellas en su lista de cosas que alejar de su vida.
- La figura de un padre siempre es importante - agregó Jun - el mío nunca nos mostró amor, quizás sí cuando éramos niños, pero de grandes no recuerdo nada significativo con respecto a él.
- ¿y tu crees que eso hizo que Len fuese así?
- Sí, creo que sí.
Finalmente, llegaron a la "casita" de los Tao, era un caserón en medio de un barrio común y corriente, bastante grandes de tres o cuatro pisos, buena pintura y una limosina hermosa aparcada al frente de la puerta.
- No dejes que te llame la atención. A nosotros simplemente no nos atraen todas esas comodidades - le explicó Jun.
- Ajá.
- Veo que estás sorprendida - rió - algún día te invitaré a mi casa, pero esta noche hay reunión familiar. Ya sabes, mi padre estará en casa, él trabaja mucho, ¿sabes? Es dueño de la empresa de telecomunicaciones Tao.
- Sí, ya... lo descubrí - sonrió un poco, mientras se despedía con la mano - adiós Jun, adiós Len.
- ¡¡Bye bye Pilika!!
- Adiós - murmuró el chino girando la llave de su casa.
Pilika tocó la puerta suavemente para encontrarse, segundos después, con la mirada satisfecha de Shimpachi, que sonreía ampliamente.
- ¡Oh! Vaya, hermosa Pilika, pasa... pasa...
Ella dudó un poco pero... ¿qué podía hacerle su entrenador? ¡¡Él siempre había sido muy bueno con ella!! A pesar de eso, notó un olor muy extraño en el ambiente, al parecer había estado bebiendo...
-------- Fin del cuarto capítulo-------
Bueno, mis amigos, siento mucho la tardanza. Igualmente, estoy entrando en la época de exámenes antes de las cortas vacaciones de Invierno. O sea, las de mediados de año. Espero poder disfrutarlas y aprovechar para aumentar mi colección de cosas de anime. Agregado a esto, les cuento, estoy por empezar a estudiar japonés e intentaré seguir escribiendo mis fanfictions. ¿Qué más puedo contarles? Estoy super agotada y las actividades que realizo todos los días me dejan muerta, las horas de sueño perdidas se acumulan y se acumulan, de vez en cuando en la semana tengo insomnio y ando tan nerviosa que muerdo. Por el bien de mi familia, no es todos los días.
Bueno, ahora si paso a los reviews de este chapter:
c-erika: ellos no necesitan un empujoncito necesitan un empujonsote, jajaja. Parecen no animarse a nada, pero recién se conocen y eso cambia mucho las cosas. Ya verás, que Len hará que comiencen a ser algo más que amigos y te prometo que el próximo capi te va a gustar muchio, jejeje. Bueno Eri-chan, las cosas recién comienzan.
Tigresita: fue muy gracioso lo de los meseros, yo me los imaginé y me dio mucha risa, pero se deben haber visto muy graciosos, jejeje. Oye, quiero contarte que leí tu fic ¿escape de cupido? Y pues me gustó bastante, no he podido dejarte review, pero por este medio puedo decirte lo que me parece. Se los recomiendo, de paso, a todos, es bastante bonito, yo he leído el primer cap. y me ha gustado mucho el comportamiento de Pilika al ser afectada por Cupido hijo, jejeje, más ver a Len en apuros, jijiji. Bueno, Tigresita ya sabes mi opinión.
Skura: Que bueno que te gustó Skurita-chan, aunque fuese el primer cap., siempre son bienvenidos los mensajes de ánimos de este tipo, yo sin duda, seguiré escribiendo para lectores como estos, jijiji.
Ahora me v...
Misao: ¡¡Ohayo!!
Sumi: ¿Qué estás haciendo acá? Otra vez...
Misao: estoy de paseo, Horo Horo me pidió que viniera a controlarte porque dice que pones a su hermana en problemas.
Sumi: claro... como si él no hiciera nada. Oye, Milla, ¿Cómo está Aoshi-sama?
Misao: aoshi-sama..... aw... ¬
Sumi: TT cielos...
Misao: oh si, Aoshi-sama, si quiero ser su novia... si, yo también lo quiero... oh... aoshi-sama, es un gran hombre... adoro sus ojos fríos... como los de Len, no... es broma... sólo usted...
Sumi: kamisama... ¬¬
[to be continued]
Sumire-chan
Naitemo iiyo donna kanashimimo tsubasa ni kawarunosa sono mune de
