AMAR ES...

Por Sumire-chan

Capitulo VIII: "En las manos de un ángel"

Yoh y Anna volvían bien tarde a su departamento, hacía varios meses que vivían juntos para que, de alguna forma, pudieran experimentar el vivir como casados. Y parecían llevarse bien, además se turnaban para cocinar, Anna lo odiaba, pues ella no era buena con las recetas y contaba con poca paciencia. Miró el contestador y apretó el botoncito que titileaba mientras Yoh se iba a dar una ducha.

- Se sentirá tan feo sin ti - bromeó él tratando de convencerla.

- Yoh no seas pervertido - le retó ella.

El muchacho sonrió y soltó una risita suave muy graciosa. Hizo además que se iba pero volvió y sujetó a la rubia de la cintura, undiendo su rostro en la cabellera que le hacía cosquillas en la nariz. Su cuello olía a naranjas, su perfume favorito que era el impregnado en el cuerpo de Anna. Esta se giró justo cuando terminaba el penúltimo mensaje.

"....¿Llamame si? Necesito tu ayuda con estos incisos."

"¡¡Anna!! ¡¡Yoh!! Dios, deben venir, Len Tao está en el hospital, hemos cerrado Fumbari, nadie sabe qué hacer, está... dios... debo irme, acaba de venir el médico. Y no estoy exagerando, Anna. Vengan al Hospital Puertas del sol. Por favor."

Anna apagó la máquina y frunció al ceño, Yoh besó su cuello como si nada estuviese pasando.

- Yoh debemos ir.

- Si lo sé - murmuró como flotando en sus propios pensamientos - es que me resulta imposible separarme de ti.

- Voy a cambiarme y tu... date un baño frío.

El muchacho la miró con rostro triste y antes de irse la rubia tomó el rostro de su futuro esposo entre sus manos y acercó sus labios, besándole con pasión, aferrándose ambos a sus bocas y sintiéndose sumamente dichosos de tenerse mutuamente. Pronto estarían casados...

Aunque quién podría decir que no lo estaban ya el uno con el otro. Anna se separó dificultosamente del castaño y le besó una vez más sobre la boca, para dejarlo e irse a cambiar. Debían ver a Len en el hospital.

- ¡Anna! - la llamó Yoh desde la puerta del baño. Ella se volteó a verle. - Te amo mucho, ¿sabes?

- Lo sé. Yo también te amo.

- Prometo que cuando volvamos tendremos un momento a solas..

- Yoh...

- Si, ya sé que no quieres que prometa cosas que no podemos hacer. Con todo lo del casamiento, Fumbari y mi entrenamiento para las carreras no hemos podido tener mucha intimidad pero te prometo que voy a lograrlo. Te voy a tener para mí solito todo un día y más quizás...

Ella sonrió, muy suave, casi imperceptible, pero él la vió y se sintió satisfecho. ¡Qué lindo era sentirse tan enamorado y quererla cada vez más! Se guardó los pensamientos bien en su mente, sí... tendría a su Anna para él.

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- Tamao, por dios, deja de dar tantas vueltas - le dijo Pilika con enfado, la estaba poniendo nerviosa. Cruzó los brazos y se recostó en el respaldo de la silla.

- Odio los hospitales. Mucha gente llendo hacia todos lados y sin decirte nada.

Horo la miró comprensivamente y la tomó de la mano.

- Ya volvemos - anunció llevándosela afuera.

Recordaba, hace tiempo, que uno de los hermanitos de Tamao se habia enfermado de hepatitis, ¿Cuál había sido? ¡Ah si! Ryuzuke. Para entonces su madre estaba postrada en la cama con fiebre y Tamao se turnaba para poder visitarlo a él también en el hospital, había adelgazado ocho kilos con tanto trabajo para ella solita. Desde entonces Horo ya estaba enamorado de ella y se preocupaba aunque poco podía hacer para ayudarla, la pelirosada no aceptaba que nadie le quitase peso de encima, por lo que el norteño se conformaba con darle ánimos, "todo saldrá bien" solía decirle, "Ryuzuke es un niño fuerte, una enfermedad como esa no va a derrotarle""Tamao come un poco, ¡estás tan delgada! ¡¿acaso quieres desaparecer?!" Recordó con una mueca graciosa, mientras la tomaba de la mano y la llevaba hacia una banca fuera del hospital, cuando Pilika le hacía morisquetas para que ella abriera la boca y comiera aunque sea bocado de sandwich. Tamamura era tan cabeza dura.

Se sentaron en silencio. La miró de reojo, era cabeza dura como su amigo, que ahora estaba en terapia, del que los médicos no decían nada. ¡¿Porqué rayos no hablaban?! Sospechaba que había malas noticias. Dios. Su amigo... llevaban años de conocerse, era un tipo de esos que no solían encontrarse todos los días aunque un poco gruñón y malhumorado, al que le costaba demasiado demostrar sus sentimientos. Quizás por eso no tenía novia. También tenía mucho que ver que Len no tomaba en serio a todas las muchachitas con las que salía, la mayoría de las veces las usaba por un tiempo y luego se cansaba de ellas.

- ¿estás preocupado? - preguntó Tamao con voz mucho más calmada que antes, tomando la mano fría de Horo entre las suyas, la besó suavemente.

- Es mi amigo. - murmuró como para sí - Pero va a estar bien.

- Eres demasiado positivo, Horo.

- ¿Lo crees? ¿Demasiado?

- Sí, pero está bien. Eso es lo que me gusta de ti, ¿Sabes? Creo que debí decirlo antes... - dijo ella con una sonrisita y se acercó a besarle. Era raro que Tamao tomara la iniciativa. Sus mejillas estaban sonrojadas y al separarse su rostro fue iluminado por una extraña sonrisa.

- Tamao, aún me debes una charla, ¿No crees que tengo derecho de saber quién te hizo eso? - acarició la zona morada en la mejilla de su novia.

- Yo...

- ¿Porqué tienes tanto miedo?

- Es... una muy larga historia. - suspiró - pero tienes razón, te debo esto...

Horo se dispuso a escuchar olvidando por un segundito a su amigo, sólo por ella, por la mujer de sus sueños.

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- El paciente ha sido derivado a una sala. En cuanto esté instalado podrá pasar una persona a verlo, la enfermera les avisará - anunció el médico.

Kami... su corazón, ahí estaba, volvía a latir, rápidamente, funcionaba. ¡Cuánto miedo había tenido! Ese había sido miedo real, a perderlo, a pensar que él se había ido y las últimas palabras que habían intercambiado habían sido tan frías. Pilika se dejó caer en la fría silla de plástico conjunta a la sala de urgencias, su rostro estaba más pálido que de costumbre y su mirada muy apagada. ¿Y si hubiera pasado...? ¿Y si él hubiera muerto? Ella jamás se habría perdonado ese desplante, y habría tenido que cargar siempre con la tristeza de saberlo lejos, de saberlo imposible. ¿Qué tan difícil era luchar? ¿Era esa la señal que le indicaba que había llegado el momento de luchar por su hombre? Su hombre... Hasta lindo sonaba. Ese sujeto de peinado raro, de ojos dorados como los de un feroz tigre, tan helados como el hielo que cubre las montañas de Hokkaido, era finalmente el amor de su vida y su corazón se lo estaba susurrando para que ella lo captara bien bajito. Ella... había sido tan necia, soberbia, insulsa al pensar que poniendo excusas iba a detener eso que estaba sintiendo, ¡si ya lo llevaba grabado en la piel y en el corazón!

- ¿Quién va a pasar a ver al paciente?

- Yo - dijo antes de que alguien se adelantara.

Nadie se opuso. Quizás por alguna fuerza extraña o quizás porque estaban muy sorprendidos por el accidente. Lo que fuese... Jeanne le dedicó una mirada significativa y le sonrió mientras acariciaba uno de sus rulos plateados, y comenzaba una nueva pelea con Hao.

- ¿Qué tienes contra mi cabello? - gruñó él.

- El cabello corto ha pasado de moda, mi querido vejete Hao. Es hora de que cambies tu estilo. Los hombres verdaderos llevan el cabello largo... pero sólo los hombres de verdad.

- Ya... ¿y que más? ¿También quieres que me lo pinte?

- Oh no, tu color está bien - sonrió suavecito - aunque te vendría bien que te lo lavaras con más frecuencia.

- ¡¿Qué estás insinuando?!

- Pues... está un poco opaco.

- ¿Qué? Oye, niñata, acabas de llegar, más respeto.

Ella le miró astiada.

- La clase de monos que mi hermana mete en la familia.

- ... la clase de huecas que mi hermano agrega a la familia.

Ambos se miraron con odio.

- Ya... es un hospital, recuerden que no es momento ni lugar para estar peleando - les dijo Liserg severamente.

- Perdón - murmuraron pero luego algo se les cruzó por la mente y ambos se miraron maliciosos.

- ¿Qué pasa verdecito? ¿Estás celoso porque el chino que está en cama tiene toda la atención de Pilika? - lo quiso hacer enfadar Hao.

- Oh, Hao, no seas así de cruel, que verdecito no tiene la culpa de que... bueno.. ya sabemos como es Pilika.

- ¡Ya callense los dos! Ella no me debe explicaciones.

- ¿Ah no? Quizás no, pero eso no quiere decir que no tengas que pedírselas.

- ¿Qué quieres decir?

- Ay, mi verdecito adorado, no entiendes nada - soltó una risita rara - Si sigues con este plan de "no hago nada, se darán solas las cosas" no vas a llegar a ningún lado, debes hacerte cargo de que estás enamorado de mi amiga. Y claro, hacer algo al respecto.

- ¿Y qué quieres que haga? No voy a tirarme a sus brazos con una rosa.

- Eso es anticuado. - bufó Hao - Ven, verdecito, la serpiente... ehm... quiero decir, Jeanne y yo te daremos unos consejitos que usarás con Pilikita.

Ambos se rieron profundamente mientras Liserg se sentía totalmente confundido, Dios... ¿En qué hueco de serpientes y arañas se había metido?

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Ella le miró con profundo cariño, sentada a su lado, se veía tan tranquilo, con un único suero conectado a sus venas, como si nada le hubiese pasado. Sus mejillas estaban levementes pálidas y parecía envuelto en un sueño profundo. Le acarició el rostro con suavidad y sintió escalofríos al tocar su piel, suspiró pensando cuan bonito sería que él fuese quien la tocase, quien la besase... La sangre subió a su rostro.

"Pilika tonta, ¿qué haces pensando eso cuando estás con Len y él está bueno... dormido? No... Pilika, eres una pervertida"

- Hola Len - susurró bajito tomando su mano - Perdóname. Fui una bruta, no debía tratarme mal, lo siento. Hice de algo chiquito algo muy grande y me fui por las ramas, cuando ni siquiera hablamos tanto. Aunque ahora que lo pienso, conocernos en dos lados distintos es muy gracioso, creo que yo también debí darme cuenta antes y no lo hice. ¿Cómo te sientes? Espero que puedas escucharme, porque me gustaría saber que te sientes bien y que vas a salir adelante. Sabes... la moto está bien, fuiste tu quien salió más herido. Ryu nos avisó de ti y estaba asustado porque te vió bajo el auto. Dios... nos preocupaste. ¡¡Oh Tu hermana!! Soy tan torpe - pensó por unos segundos lo que haría - tendré que decirle a Horo que la llame.

Justo cuando estaba por levantarse una mano sujetó la suya. Ella volteó sorprendida y se encontró con los hermosos ojos dorados de su Len, que la miraban llenos de ternura, la frialdad se había derretido brutalmente y él la miraba, era el Len de la noche anterior.

- Hola - murmuro bajito ella.

- Hola, Pilika.

- Tuve miedo que no supieras quien soy - le confesó avergonzada.

- sí.. sí se quién eres. Lo sé bien. Aunque... no recuerdo muy bien lo que sucedió.

- No te preocupes, el médico dijo que podría pasar. Fue un gran accidente, pero te vas a poner bien. Digo... ya estás mejor.

- Pilika...

- ¿necesitas algo?

- A ti - murmuró lento, le apretó la mano, y ella se quedó pestañeando un par de veces antes de reaccionar. Se sentó lentamente en la silla. - Quédate conmigo.

- No voy a ningún lado.

- Perdóname - se acordaba. A pesar de que su cabeza le dolía brutalmente y el dolor se expandía hacia atrás, que tenía las piernas un tanto adoloridas y su brazo lleno de cortes, uno cosido y todo, él recordaba perfectamente haberle mentido. - Debí decirte que conocía a tu hermano.

- Ha sido muy tonto... ya no importa - sonrió sinceramente - aunque es gracioso, ¿sabes? En tantos años nunca nos hemos visto ni hablado y eso que mi hemano me ha contado de ti.

- Al parecer debíamos encontrarnos ahora.

Pilika miró la mano de Len que rodeaba la suya, la notaba cálida y del tamaño perfecto para la suya, su energía irradiaba de ella y le era transmitida lentamente. Tao besó suavemente la piel de Pilika, ambos se sonrojaron.

- Me pasan muchas cosas contigo Pilika.

- etô... ¿C-Conmigo?

- Sí. Contigo. Me pasan cosas intensas y no puedo explicarlas,han ido apareciendo de la nada, y me siento confundido.

- Yo...

- No tienes que decirme nada. Aunque... me gustaría... que... me.. bueno.. - no sabía cómo decirlo. Había estado tan necesitado de su voz... - me gustaría que me cantaras algo, escuchar tu voz me es suficiente.

Ella sonrió y se acercó más a él, apoyando la carita en sus manos, se aclaró la garganta y comenzó:

I'm scared

So afraid to show I care

Will he think me weak

If I tremble when I speak

Maybe he's in love

I'd feel like a fool

Life can be so cruel

I don't Know what to do

Él no sabía, ¿Qué hacer? Abrirle totalmente su corazón y decirle que de pronto se sentía enamorado de ella como nunca lo había estado de ninguna mujer era la opción que le rondaba en el corazón. Porque él jamás había sentido nada especial por una chiquilla que le rondase, especialmente, porque eran ellas quienes le perseguían, y le acorralaban hasta que él tenía que cumplirles para no quedar como un niñato. Esa era su forma de ser. Pero podía cambiar por ella... por esa mujer de gloriosa voz.

I've been there

With my heart out in my hand

By what you must understand

You can't let the chance

To love him pass you by

Should I

Abrió los ojos que había mantenido cerrados y se fijó en las joyas doradas que la observaban atentas, ¡cuánto lo quería! Se perdió en esa mirada y siguió cantando, sólo para él...

Tell him

Tell him that the sun and moon

Rise in his eyes

Reach out to hime

And whisper

Tender words so soft and sweet

Hold him close to feel his heart beat

Love will be the gift you give yourself

Never let him go

Suspiraron. Y se miraron. Len estiró su mano para tocar el rostro de Pilika y ella se sintió afortunada y terriblemente relajada, cuando ambas pieles entraron en contacto los choques eléctricos por sus cuerpos se intensificaron.

- Te quiero, Pilika.

Ella se sorprendió.

- Yo...

- ¿Sientes algo por mí? ¿Aunque sea algo muy chiquito?

Su corazón dio un salto, ¡¡arriesgate le gritaba!! Y llegaba su momento, ese que todos tomamos tarde o temprano, el momento de luchar por lo que queremos, procurar triunfar en la vida, sabernos valientes y enfrentar las consecuencias con la frente alta. Demostrarles a los demás lo que queremos y llegar y tomarlo. Esa valentía que estaba tan lejos de la norteña se juntó en su corazoncito y le hizo sonreír. Era su tiempo para luchar por su ser amado...

- Si, siento algo por ti Len. También te quiero.

Él deslizó su mano hacia el cuello de la chica y la atrajo, hasta que sus respiraciones se juntaban y se confundían, cuando ambos sentían que sus corazones iban a explotar y que las nauseas eran horribles. El contacto se produjo, sublime. Lentamente, el primer beso de Pilika, el verdadero. El del amor de su vida, ¿sería este su amor? Cerró los ojos, no podía asegurarlo... Dios, aún se sentía tan niña, inexperta y Len era hermosamente sabio a su lado. La condujo con delicadeza y pidió permiso con paciencia, hasta que introdujo su lengua en la boca de su chica y la saboreó, era dulce.

- ¡¡¡¿QUÉ?!!!!

Maldita sea... pensaron... ambos.

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Tamao tenía los ojos rojos, Horo se paseaba enfrente de ella como león enjaulado. Tenía el rostro contrariado y su mirada un poco perdida. Ella le había contado todo, absolutamente todo y ahora se sentía un poco más relajada, pero confusa, él no había dicho palabra alguna, y parecía enfadado, le venía entonces la duda, quizás estaba enojado con ella por mentirle.

- Es un maldito... voy a matarlo - gruñó al cabo de unos minutos.

Se acercó violentamente a ella la atrajo hacia él y le besó el cuello, acariciándole los cabellos. Ella comenzó a llorar, estaba segura, que bien se sentía pero las lágrimas salían sin control.

- Voy a destrozarlo, le cortaré el cuello. Nunca... nunca más volverá a tocarte. Te vienes a mi casa... ya.

- No, mis hermanos... yo no puedo...

- No me contradigas - volvió a gruñir serio - Vamos a buscar a tus hermanos, a tu madre y se vienen a casa, no voy a dejarte con ese desgraciado. Oh jodido viejo, voy a matarlo.

- Horo Horo, cálmate, por favor, tengo... tengo miedo.

- perdoname

Volvió a abrazarla.

- Solo que no soporto que nadie te ponga un dedo encima. Te amo, ¿sabes? Nadie puede tocarte jamás... sólo yo - sonrió divertido.

- ¡Horo!

- Te amo - la calló con un beso antes de que pudiera decir alguna otra cosa.

Por eso amaba al norteño de ojos celestes, este tenía la capacidad de hacerla sentir segura en cuestión de segundos y reemplazaba el temor que tuviera con tanto amor que le era imposible sentirse asustada alguna vez. Se besaron suavemente, a Tamao se le ocurrió llevar a su madre con su tía, es decir, la hermana de esta, quien miles de veces se lo había sugerido. Quizás podría dejar a sus hermanos más pequeños allí y que Ryuzuke y Yami se quedaran con ellos. Ay, Horo era tan bueno.

- Vamos, no puedo olvidarme de mi amigo.

- Horo...

- ¿mmm?

- Te amo mucho, gracias por quererme así.

- Es un placer, mi lady.

Ella rió. Horo era un perfecto idiota... un perfecto idiota adorable al que amaba profundamente.

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- Oh, Yoh prométeme que no dirás nada. - le dijo Pilika- si mi hermano se entera podría matarme. Deja que seamos nosotros quienes... bueno... hablemos con él. Además aún Len y yo... no hemos aclarado nuestra situación.

- De acuero, jijiji, será un secreto.

Senda gota de sudor resbaló por sus sienes, mientras miraban al castaño.

- Aunque deben tener cuidado, saben lo chismoso y horriblemente perceptivo que es mi hermano, si él se entera no creo que guarde el secreto, por lo menos no gratis.

- Sabes Yoh... aún me sorprendes, ja, ja, eres listo, aunque no parezcas.

Él la miró casi cayéndose hacia atrás.

- Que bueno, ji, ji, ji.

- Creo que por eso Anna te quiere tanto.

- Bueno, me tengo que ir, dejé a Annita sola.

Cuando Yoh se fue el recuerdo del beso volvió a la mente de los chicos y los hizo sonrojar. Se miraron y el silencio se hizo incómodo.

- ¿de verdad me quieres? - preguntó Pilika.

- Sí, te quiero mucho. Pero no sé que más siento, necesito descubrirlo.

- Me pasa igual. Y... ¿Qué tienes pensado?

- Conocerte, por supuesto y saber si lo que siento es algo verdadero.

Ay, se sentía un idiota. Estaba seguro qu era algo verdadero, su corazón se lo decía y su cuerpo también. Uhm... bueno, era hombre. Pero aún así tenía que estar más seguro, tenía que poder decirle un verdadero "te amo, te necesito" no un solo "me gustás, te deseo"

- Cuando ambos estemos seguros le diremos a tu hermano. ¿qué te parece?

- Está bien por mí - sonrió y se dejó guiar por la mano de Len que nuevamente la atraía hacia él, pero de pronto la puerta se abrió y se separaron de golpe. Pilika se dio la vuelta y Tao se sonrojó hasta la punta de los pelos.

- Euuus, Len, espero que mi hermanita no te esté molestando.

- Para nada - le contestó - es buena compañía, para variar.

- ¡¿Qué estás diciendo?! ¿Qué no soy buena compañía?

- Noooo, ¿¿Tu creees?

- ¡Chino estúpido ni que fueras mucha cosa!

- Al menos yo sé cómo dividir números de tres cifras.

- ¡¡Callate chinito!!

- ¡¡Macetín!!

- ¡¡Lentadado!!

- ¡¡Hoto-Hoto!!

Pilika se rió y Tamao, que estaba a su lado, también. Horo infló los cachetes pero inmediatamente soltó una risa sonora y abrazó a su amigo cuyas vértebras crujieron.

- AUCCH

- ¡hermano! Len está débil aún, eres un bruto.

- ok, ok, lo siento. ¡¿Y tu qué tanto lo defiendes?!

- Sólo digo algo coherente, a diferencia tuya - dijo ella media sonrojada, cosa que no se escapó de la vista de Tamao.

- ¿ahora tu también? ¿Qué tienen todos contra mí? ¿Qué hice?

- ¡Naciste! - contestaron Len y Pilika riendo sonoramente.

Que bonito se veía. Tamao sonrió. Su amiga había estado muy triste cuando ella le contó lo que sabía de Len, pero ahora al parecer se habían arreglado las cosas, después de todo, verdaderamente las cosas malan pasan por algo. Y de lo malo siempre se puede rescatar algo bueno, aunque sea muy chiquito.

Estaban comenzando otra discusión cuando el doctor entró en la habitación.

- ¡¿Ya puedo irme?! - preguntó rápidamente Tao.

- ¡Claro que no! Señor Tao, lo veo apurado y eso es bueno, pero va a tener que aguantarse y tener paciencia, debe estar en reposo y se quedará unos días más para unos análisis. Fue un grave accidente, pero al parecer, ha salido mejor de lo que se esperaba.

- Entonces no puedo irme...

- Chino, calma, no seas impaciente. - dijo golpeándole suavemente el hombro.

- ¡Hermano bruto!

- Pero...

- Horo, ¿no ves que Tao está enfermo aún?

- Sí, eres un bestia, macetín.

- Oh si claaro, todo yo.

El doctor rió.

- Veo que está bien atentido, vendré a verle más tarde.

Al cabo de un rato, todos pudieron ver a Len, quien conoció a Jeanne y disfrutó mucho de verla pelear con Horo, finalmente no era el único que tenía una relación tan especial con el norteño. Yoh le miró cómplice pero con mucha disimulación, ya que Hao realmente debía ser muy intuitivo. Este estaba abrazado a Jeanne quien le gruñía y cada tanto le escupía un par de maldiciones. Anna parecía más alegre que de costumbre y anunció que se debía a su casamiento.

- Espero que te recuperes, porque obviamente tendrás que ir, o enfrentarás las consecuencias de mujeres enojadas.

- ¡¡Además!! ¡Habrá mucha comida!

Al parecer, Anna sabía, y era obvio, pues Yoh jamás iba a ocultarle algo a la mujer de su vida. Quizás eso le podría pasar a él algún día, tener esa confianza, sentirse seguro de decirle todo, no ser tan estúpido en mentirle y arruinar las cosas importantes. Bueno, pero ellos estaban por casarse inclusive.

- Anna, ¿Qué tal si nos vamos? Es tarde, y no has comido nada.

- Vamos Yoh y no comiences. Que te mejores, tiburón. - dijo Anna evitando que Yoh comenzara a regañarla - ¡Yoh aléjate de esa máquina de dulces! - se escuchó en el pasillo.

- Nosotros también nos vamos, voy a dejar a verdecito y a la serpiente en sus casas, ¿quiéres que te alcance Tamao?

- No, me voy con Horo, gracias, Hao.

- ¡Ah! Olvidaba a Hoto, Ja, Ja. - Rió - Adiós, mi adorada Pilika.

Len lo miró con mala cara, ¿qué le pasaba a ese imbécil? "Controla tu carácter" le regañó su consciencia.

- Adiós, Hao, Liserg. Te llamaré por la mañana, Jeanne.

- ¡Niña por favor! ¡ni que no me conocieras! ¿Por la mañana? ¿Estás loca? Una modelo tiene que dormir mucho para lucir bella, ¡llamame a la tarde! - gritó antes de salir con el eco de su risa estrambólica.

Pilika se sentó en la silla cerca de Len, este se había quedado pensando en la mirada que Liserg le había dedicado a su... ¿novia? ¿Acaso él gustaba de ella? Encima él estaría fuera, le mandaría a Yoh vigilarlo, pero este era medio despistado, aunque valía la pena intentarlo. Tal vez Pilika tenía razón con eso de que era más listo de lo que parecía.

- ¿Nos vamos, Pilika? Tamao se va a quedar en la casa.

- No, ve... llevate la moto de Len que traje hasta acá, me quedaré un rato más.

- Como quieras, pobre tiburón en compañía de mi molesta hermana. Que te sea leve, tiburoncito.

- Suerte, Hoto-Hoto.

A Pilika, tanto como a Tamao y a Len, les pareció muy extraño que Horo no pusiera alguna excusa o comenzara a gritarle y a ordenarle que se fuera a casa; sin duda debía tener sus buenos conflictos en la cabeza, obviamente relacionados con la pelirosada.

La norteña de cabellos largos azulados se acercó más a Len en cuanto se hubieron ido todos, miró la pulsera que Ryu le había hecho para la buena suerte, le había dicho que las personas que estuvieran cerca de ella siempre llevarían una partecita de su espíritu, de su energía, porque era una chica que contagiaba felicidad con mucha facilidad.

Len le acarició el rostro mientras iba sintiendo que se dormía, la enfermera le había dado, hacia unos minutos, unos calmantes y le iban haciendo efecto pòco a poco. A su lado, la mujercita comenzó a susurrarle una canción, muy suave mientras le decía que le quería, que se sentía segura a su lado, que no la dejara sola nunca. Y se quedó profundamente dormido, con la voz de un ángel que le entregó a los brazos de Morfeo.

FIN DEL CAP. 8

¡¡Me superé con este capítulo!! JA, JA. paso a los reviews muy rápido porque tengo sueño y mañana tengo clases, hice este cap. porque se los debía y porque quizás me estaba atrasando. Preguntas: ¿Qué pasará ahora? Habrá una pelea, se los aseguro, y un engaño. Todo en el próximo cap. Se los dejo como duda, y el que adivine les concederé el deseo que quieran, jajaja. Aprovechen que estoy de buen humor. Es decir... ¿QUÉ PELEA Y QUÉ ENGAÑO HABRÁ? O ¿Quiénes serán los responsables en cada caso? El que esté más cerca o el que acierte ganará, Okey? Ahora.. una pista.. recuerden... el tiempo a veces pasa muy rápido. Ah, no se olviden de dejar sus deseos, jejeje.

REVIEWS:

c-erika: me quedó muy superficial Jeanne, ¿no?Bueno, ya cambiará un poco en tanto avance el fic, lo prometo.

Izumi: En realidad, sí me mareo bastante a veces o me travo, pero me inspiro con facilidad en cuanto entro en contacto con las teclas de mi PC, y empiezo a leer en qué dejé el cap. anterior. También me ayuda la música. AH hablando de eso, la canción de este cap. fue "Tell him" de Celine Dion, no está completa, si alguien la quiere, sólo me la pide, ¿Si? Bueno Izumi, que bien que te gusten mis historias, aunque dudo que no tenga fallas, tiene muchos errores de ortografía y algunos de tipeado pero los iré corrigiendo con el tiempo. Espero que te siga gustando. Y gracias por tu hermoso review!!!

Chibi-Mela-Black-Sheep: por suerte la moto quedó bien, ;; no podía hacerle algo, sufriría más yo que ella. te cuento que adoro las motos así que noo iba a hacerla sufrir, jejeje. Aunque a Len sí y encima ahora le pasarán las peores cosas... pobrechito, ¿Porqué soy tan mala? Muahahaha. Jejejeje, habrá cosas buenas también, lo prometo. Besos!!!

Lain03: HOLA!! Que bien que te guste, la verdad es que me divierte esto de poner cosas que pasan día a día, intentar que la historia sea más real que fantasía es una de mis metas, que voy cumpliendo de a poquito, porque mi mente tiene mucha irrealidad a veces, más que todo cuando escribo. Ojalá te siga gustando. Sips? Besitos.

Rocio-asakura: YohXAnna especialmente para ti en este cap y en el cap. que viene también, mucho más, jejejeje. Pobre nuestro Len-kun yo también sufrí al meterlo en el hospital pero ha pasado algo bueno... finalmente el accidente no fue tan grave, ¿o si? Mmm... ya veremos... BYEEES!!

Bueno, ¿Qué más tengo por decirles? Ando con graves problemas de memoria, perdí ya dos apuntes del colegio y tuve que sacarles fotocopias otra vez. Estoy mejor con los estudios, porque decidí ponerme todas las pilas a 100 y estudiar. Por otro lado, en el corazón estoy bien tranquila porque después de todo el tipo perfecto no existe, pero el perfecto PARA MÍ ya llegará, ¿Cuándo? Vayan a saber los ángeles... Je, Je, yo le esperaré de lo más tranquila.

AAH, también, otro dato, estoy estudiando ARITMANCIA, es decir, Adivinación con números, ¿qué tal? Je, je, yo siempre incursionando en cosas raras. Como les digo a mis amigas: El saber no ocupa lugar, pero te da un lugar en el mundo.

¿Qué tal?

Ahora sí me voy.

BESOS A TODOS!!!!!

SUU-CHAN

Naitemo iiyo donna kanashimimo tsubasa ni kawarunosa sono mune de