AMAR ES...

Por Sumire-chan

Capitulo XIII: "Es complicado conseguir el perdón, pero todos sabemos... las mentiras tienen patas cortas"

Pilika se levanto muy tarde con una jaqueca horrible. Habían hecho una fiesta en Fumbari para celebrar su triunfo en el concurso de patinaje y había estado fantástica. Quizás demasiado. Se vistió rápidamente y encontró a todos almorzando en el comedor. Tamao rió y Horo hizo una mueca, mirándola.

- Te duele la cabeza, ¿No?

- ¿Tanto bebí?

Tamao le peinó el cabello y ella sintió como si volviera a tener una mamá que le cuidaba.

- ¿Qué te parece si hoy vamos de compras? Como antes...

Era cierto que sentía el hecho de que comenzaran a separarse o alejarse un poco, pero a veces hasta entre ellas eso era inevitable. Al menos si ambas se proponían seguir unidas nada de lo que no esperaban sucedería.

- ¡Perfecto! – exclamó Pilika – Hoy tengo función en Fumbari y quiero ir a comprar algo lindo para ponerme.

Horo las miró y rodó los ojos. Había discutido la noche anterior con Tamao y eso lo ponía de muy mal humor. Por la mañana ya todo se veía diferente y habían hablado normalmente como si nada hubiese sucedido. Pero la herida ya estaba, pequeña y se sentía mal. Vió salir a las mujeres de su vida y supo que necesitaba hablar con alguien, supo que necesitaba a Len.

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La noche llegó más rápida que lo normal, afuera llovía torrencialmente y Pilika miraba como soplaba el viento desde la ventana de los vestuarios. Llevaba un vestido de tonos azules con tirantes y abierto en la espalda que se entallaba en su hermosa figura. Se veía linda, el cabello le caía en delicados bucles sobre sus hombros y estaba levemente maquillada. Tamao, que terminaba de ajustarse las sandalias que llevaba ese día, salió del vestuario comentando algunas cosas.

Escuchó que alguien más entraba y sus orbes azules se encontrón con Liserg, quien la ayudó a bajar del banquillo a donde se había subido.

- Estás hermosa hoy.

- Gracias, tu también te ves bien.

Horo iba a avisarle a Pilika que ya le tocaba subir al escenario, prácticamente le habían obligado a que le recordara el momento de la función. Al escuchar voces en los vestuarios se detuvo. No se fiaba mucho de Liserg.

- Pilika, quiero hablar contigo si me permitees.

- No puedo.

- ¿Qué?

- Ya hablamos de esto. Liserg no puedo aceptar tus sentimientos. Eres un chico muy lindo y bueno, pero yo estoy enamorada de Len y en mi corazón, aún quiero estar con él.

- pero...

- Sí, el se enojo. Y yo lo amo.

Fue un impacto duro para Horo, ni él mismo entendió lo que sucedió en ese momento. Pero no avisó a su hermana, solo se marchó de allí y se sentó en una de las mesas dispuestas en el café y le cedió a Tamao la búsqueda de la cantante. Cuando la vio subirse al escenario todo se aclaró e inmediatamente se sintió traicionado, estúpido por no haber notado nada y molesto con todo el mundo por no decírselo. Estaba seguro que todos sabían, inclusive su novia.

¡Claro todo porque no debían decírselo al celoso y prepotente hermano mayor! Se lo esperaría de cualquier otra persona pero no de Len. Porque Len era su mejor amigo, el que siempre había estado en las buenas y en las malas, con el que había peleado hasta el cansancio pero al que le guardaba un inmenso cariño.

Y cuando lo vio oculto entre la gente, observándola con esa mirada que no había visto dirigirle a ninguna otra mujer, algo hizo clic en él.

El chino no supo nada de nada, sólo sintió como una mano le jalaba pesadamente del hombro.

De pronto se sobó el rostro con una mano, de un momento a otro él había pasado de estar mirando a su ex novia cantar con todo el esplendor que la caracterizaba y admirando su hermosura a estar tirado en plena calle por culpa del puño de su mejor amigo.

- Eres... Eres... – gruñó Horo rojo de ira- ¡¡Eres un traidor! ¡Aprovechado! Tu... hijo de... tu... No, es que no puedo creer que fuiste capaz de aprovecharte e ella, y yo volviéndome loco pensando que tal vez... te había hecho algo, ¡Que idiota! Ahora entiendo muchas cosas...

- Horo... no entiendo – murmuró Len.

El segundo golpe del norteño lo vio venir pero no hizo nada para evitarlo, no porque no fuese capaz de hacerlo, sino porque en su interior se lo merecía, sentía que se merecía que su amigo le golpease.

- ¡¿No entiendes!

- ¡Horo disculpa! Por favor, es que... ¡Al menos déjame explicarte! – exclamó Len. Horo volvió a amagar un golpe pero esta vez su amigo tomó el brazos en sus manos, siguió el envión de la fuerza y por inercia trabó con su pierna la de Horo, de modo que este cayó - ¡Ya basta Horo! ¡Cabeza de puercoespín! ¡No solucionas da de esta forma!

El muchacho de ojos azules se sentó en el suelo y miró detenidamente a Tao. Este se sentó frente a él, los ojos le brillaban de pronto y una sonrisa se escapó de sus labios.

- Creo que fue cuando la escuche cantar por primera vez, luego hubo una serie de encuentros y desencuentros, cuando menos lo esperé... yo me había enamorado de Pilika. Ella es, sencillamente, única. No tengo muchos motivos para explicarte mi traición. No creo encontrar ahora una manera de hacerte entender porque amo a Pilika y que jamás he querido lastimarla o tratarla como a otras mujeres, ella jamás ha sido como ninguna otra. Como te dije, Pilika es única.

- única... – susurró Horo para sí y miró a Len, sonrió – Yo realmente quería escuchar eso. Entonces, ¿la quieres?

- La amo.

Horo sonreía inolvidablemente y eso era buena señal de que no lo odiaba. Se abrazaron.

- pero por favor chino estúpido no te vayas de vuelta por mucho tiempo y sea lo que sea que le hayas hecho, pues... ¡¡Arréglalo!

- Lo haré cabeza de maceta.

Len sentía como la sangre del labio se escurría, aún llovía fuerte y ambos estaban totalmente empapados. Al entrar nuevamente al local, Anna los regañó severamente y Tamao tuvo que curar su boca mientras Horo le contaba lo sucedido. Claro, ellos también discutieron luego pero para ella fue más sencillo hacerse perdonar

El amor...

Los días pasaban y el casamiento se acercaba más y más; Pilika y Tamao visitaban al ginecólogo de la segunda aquel día cuando en su reciente adquirido teléfono móvil comenzó a sonar una canción.

- ¿Y? ¿Qué fue todo eso? – preguntó Tamao rato después encaminándose a un puesto de helados. Iban a comprar para llevar pues esa era noche de películas.

- Un viaje – murmuró la de cabellos azules con los ojos perdidos – era Liserg. Surgió un viaje a Francia para patinar para la selección de allá. Me esperaban y es muy conveniente para mí que vaya.

- Uhmmm – fue lo único que su amiga dijo del tema.

Es difícil ver a los seres queridos lejos o verlos emprender sus propios caminos; aunque tal vez es más doloroso tenerles cerca y no poderles decir cuanto los queremos.

Finalmente, como se esperaba, el casamiento de Anna llegó.

Fin del capítulo 13

¡Que cruel que soy! Por favor, tomates no... Yo se que esperarían un capítulo más largo, pero por ahora les entrego esto. Les prometo que para la próxima vendrán muchas cosas y al menos se entusiasmarán un poco más.

Muchísimas gracias a los reviews y a todos. Los adoro.

Me voy yendo gente linda, los quiero.

Besos!

Como siempre, su amiga, su vecina araña (ajajajaja no pregunten) ejem... su vecina escritora...

Sumire-chan