1. Disociación

- Viniste -

- Por supuesto... siempre lo hago ¿No? -

Kyo sonrió de soslayo recostado en el marco de la puerta de la habitación del motel. Llevaba puesto el uniforme colegial de antaño, con la bandana en la frente y el cabello cayéndole en los costados de su rostro a pesar de que lo traía mucho más corto ahora. Iori lo miro fijamente, estaba sentado en la única cama doble, la habitación no era lujosa, pero tampoco era pequeña, era más bien una habitación standard con las comodidades necesarias, un televisor negro plano en la pared, un escritorio con una cafetera, un par de vasos de cristal, una pequeña nevera y un armario de madera. Las cortinas veige estaban abiertas y los rayos del sol del atardecer entraban bañando todo con tonalidades anaranjadas quemadas.

Kyo entró en la habitación tras cerrar la puerta y se dirigió directamente hacía Iori, sosteniéndole la mirada sin mostrarse intimidado a pesar de que esos ojos carmín tenían la capacidad de hacer temblar las piernas a cualquiera.

Se detuvo frente a Iori y colocó una pierna entre las suyas, abriéndolas con un movimiento lento, acercando la pelvis hasta el rostro del pelirrojo quien seguía mirándolo hacía arriba. Iori iba vestido con una simple camisa vinotinto y unos pantalones de cuero negro ajustados, el estuche con el bajo estaba sobre la silla al lado del escritorio y su gabardina del mismo color, estaba colgada en el perchero. Kyo colocó una mano enguantada en el mentón del pelirrojo y luego posó el dedo pulgar sobre sus labios, presionándolos ligéramente. Iori abrió la boca y Kyo metió la punta del dedo hasta tocar su lengua húmeda.

Iori continuaba mirándolo con esa mirada de depredador que siempre tenía, pero Kyo sabía que era solo la impresión que daba. Él conocía al verdadero Iori. Sabía lo que el pelirrojo realmente deseaba pero que se avergonzaba de mostrar.

- ¿Te pusiste todo el uniforme como te pedí? - Preguntó el heredero Yagami y Kyo dejó escapar una risita maliciosa.

- Claro que sí – Aceptó y luego levantó los brazos para colocarlos detrás de su cabeza – Anda, hazlo, se que mueres por probarlo -

Iori desabrochó la correa de cuero y desabotonó el pantalón del uniforme ávidamente, dejándolo caer hasta sus tobillos. El castaño llevaba unos boxers rojos y su miembro se podía notar ya semi erguido. Iori no perdió tiempo en acariciarlo por encima de la tela un par de veces hasta que este estuvo completamente duro. Sin decir nada más bajó la ropa interior para liberarlo.

- Hm... si, así, justo así – Murmuró Kyo quien ahora disfrutaba de la lengua experta de su amante. Lo habían hecho varias veces en los últimos meses y el pelirrojo había aprendido que velocidad y que movimientos lo llevaban rápidamente al clímax. Kyo le permitió entretenerse con su miembro todo el tiempo que quiso, pues no le importaba correrse primero, sabía que luego vendría otra ronda y quizás luego otra.

Iori siempre parecía tener el libido desbordado, sus ansias por tocarlo, chuparlo y morderlo nunca parecían ser saciadas y por eso Kyo no sentía afán de complacerlo, más bien, se dejaba atender, ya que casi siempre era el pelirrojo quien se encargaba de hacer todo el trabajo.

Cerró los ojos y se perdió en la sensación mientras que con la mano derecha le revolvía el cabello, Iori continuó su osadía, hasta que el moreno tembló en espasmos y se corrió en su boca. El heredero de la luna se bebió todo, como si aquello fuera un elixir que le diera vida. Kyo no entendía porqué lo hacía, pero se sentía bien que lo chupara hasta que saliera la última gota.

- Quien lo diría... el gran Iori Yagami, bebiendo todo como un obediente gatito – Comentó ladino, mientras la sensación del orgasmo lentamente se desvanecía de su cuerpo, Iori gruñó algo como respuesta, pero aún tenía el miembro en su boca, por lo que no salió ninguna otra palabra. Kyo comenzó a sentir que se ponía duro de nuevo.

Empujó al pelirrojo por los hombros y lo hizo caer de espaldas en la cama, dedicó unos momentos para admirar el esbelto cuerpo de su amante, sus amplios pectorales que parecían cerrarse en una cintura diminuta y como esos pantalones de cuero apretados desvergonzadamente parecían una segunda piel besando sus caderas. Se inclinó hacía él y se sentó sobre sus pelvis procediendo a desabotonar su camisa con parsimonia.

Desnudó la parte superior y recorrió con sus manos los músculos de su pecho, logrando que la respiración de Iori se agitara cada que la áspera tela de cuero de sus guantes rozaba su piel, sabía que a Iori le gustaban los guantes, en una ocasión había intentado quitárselos y se lo había prohibido. Kyo bajó con sus manos hasta llegar al borde del pantalón y lo desabotonó no sin antes pasear sus manos por la tela, apretando sus glúteos con más fuerza de la necesaria, arrancando un suave sonido de su boca.

Le bajó el pantalón y como era de esperar, Yagami estaba duro y dispuesto. Sonriendo con malicia, Kyo se quitó la banana blanca de la frente y la amarró en la base del miembro apretándolo ligéramente, las mejillas del pelirrojo se fueron colocando rosadas, contrastando contra su clara piel de porcelana.

- Esto te va a gustar – Comentó ladeando la cabeza, untando sus dedos con el lubricante que diligentemente había traído consigo y Iori lo miró expectante, con las cejas fruncidas y sus ojos rojos fijos en cada movimiento de sus manos.

No era la primera vez que tomaba el rol de activo, recientemente Kyo había descubierto que Iori disfrutaba más cuando era humillado, lo cual era una ironía, teniendo en cuenta su personalidad sádica y su modo de actuar en el ring. Metió un dedo suavemente arrancándole un suspiro y comenzó a prepararlo sin afán. Las primeras veces siempre había sido Iori quien lo había poseído a él, Kyo recordaba lo torpemente brusco que había sido, como el placer y el deseo que el pelirrojo había reprimido durante tantos años, se había vuelto como una fuerza incontrolable y como había acabado tomándolo a la fuerza y sin mucho cuidado.

Kyo no había disfrutado plenamente esa primera vez, sin embargo ver la expresión de obsesión demente del pelirrojo, ver esa devoción en sus ojos, le había llenado de una satisfacción tan placentera, que había equiparado con la falta de placer físico. La segunda vez fue mucho mejor, Iori pareció poder controlarse un poco y le tomó con más delicadeza, en esta ocasión Kyo había alcanzado el orgasmo junto con él y se dio cuenta de que, el pelirrojo también disfrutaba sabiendo que le causaba daño.

- Hazlo ya – Le ordenó el pelirrojo cuando Kyo se había demorado demasiado jugando con sus dedos, su voz era demandante, pero a su vez, había un anhelo ahí, aquello era una súplica y Kyo sonrió altanero antes de colocar su miembro bañado en lubricante contra su entrada.

Levantó una pierna del pelirrojo y se la colocó por encima del hombro para poder penetrarlo con más facilidad, los ojos carmín se desviaron hacía un lado, conforme el miembro entraba hasta lo más profundo y golpeaba algo en su interior. Un gemido contenido se escapó de los labios de Iori y este a su vez, se aferró a las sábanas de la cama.

Kyo comenzó a moverse sin dejar de sonreír con satisfacción, que Iori le deseara de esa manera tan desmesurada, le hacía sentir en las nubes. En momentos como ese, deseaba escucharle gritar su nombre y que le dijera que lo adoraba y que lo deseaba como a nada en el mundo. Que era lo único que necesitaba, que él era todo su universo. Porque lo era y Kyo lo sabía, Yagami no tenía otra cosa en su vida que él ¿No?, la música era algo secundario, él, Kyo Kusanagi era su todo y siempre lo había sido desde que sus destinos habían sido entrelazados gracias a la historia de sus clanes.

Se movió cada vez más rápido, logrando un vaivén firme que solo enardecía el deseo del pelirrojo quien ahora tenía su miembro erguido hinchado sin poder encontrar alivio gracias a la bandana que lo apretaba en la base y le impedía correrse.

- Pídelo, se que lo deseas – Susurró Kyo inclinándose sobre él, acercándose a la altura de su oreja – Quieres correrte ¿Verdad? -

Iori hizo todo lo posible por parecer digno, pero falló miserablemente, su rostro era una mueca de placer desenfrenado y su cuerpo temblaba de pies a cabeza con cada embestida. Kyo mordió su cuello y luego su clavícula hundiéndose aún con más fuerza. Kyo tenía que reconocer que el pelirrojo tenía un gran aguante, sin embargo podía notar lo difícil que era para él contenerse, su cuerpo temblaba y a ratos arqueaba la espalda en espasmos como si estuviera a punto de alcanzar el orgasmo, para solo respirar agitadamente y continuar aguantando.

La punta de su miembro ahora estaba bañada en el líquido translucido preseminal y los músculos de su abdomen se contraían dolorosamente cada que se presionaba hasta lo más profundo.

- Kyo... - Logró decir con voz ronca – Kyo... Kyo... Kyo... -

El pelirrojo llamó su nombre repetidas veces con los ojos cerrados, sus manos aferrándose a las sabanas revolviéndolas y tirando de ellas bruscamente.

Kyo quien estaba cerca de nuevo, decidió concederle ese placer que tanto necesitaba y retiró la bandana con su mano derecha, para después apretarlo entre sus dedos. Iori gritó su nombre de nuevo y Kyo aceleró las embestidas sin dejar de acariciarlo, sabiendo que la fricción que causaba su guante lo estaba enviando al límite.

Segundos después, el pelirrojo se encogió y luego arqueó su espalda dejando caer su cabeza hacía atrás y explotó con desmedida fuerza contra su mano. Su semilla se liberó salpicando su estómago y parte de su pecho, a la par que Kyo se dejaba llevar por esos deliciosos espasmos y también se corría dentro de él.

Se quedaron tendidos en la cama por un buen rato hasta que sus respiraciones fueron volviendo paulatinamente a la normalidad. El primero en levantarse fue Iori, quien caminó hasta el estuche del bajo y buscó algo en los bolsillos, luego volvió a la cama y se sentó a su lado extendiendo su mano.

- Tu pago – Dijo simplemente ofreciéndole un fajo de dinero en efectivo.

Kyo se apoyó en los codos y lo miró de reojo.

- ¿No habíamos acordado que no era necesario? - Preguntó alzando una ceja.

- No me parece justo – Insistió Iori, su mano aún extendida esperando que Kyo cogiera el dinero.

- Tch -

Kyo se sentó y tomó el dinero de mala gana y sin decir nada más, se colocó el resto de su ropa. Metió el dinero en el bolsillo interno de su chaqueta del uniforme.

- Puedes irte – Murmuró Iori, su mirada baja, su expresión de absoluto desprecio, pero Kyo sabía que ese desprecio no iba dirigido hacía él, sino hacía si mismo, aún cuando el pelirrojo disfrutaba desmedidamente de esos encuentros clandestinos, siempre se mostraba arrepentido y molesto consigo mismo al final.

Kyo creyó que aquel sentimiento iba a pasar luego de que lo hubiesen hecho tantas veces, pero aún continuaba allí.

Al parecer, Iori no podía dejar de lado el asco que le provocaba acostarse con él.

Y no con El Original.

Mero quien por mucho tiempo había sido llamado simplemente Número 1, salió del motel aún vestido con el uniforme colegial, llevaba las manos en los bolsillos y el olor de la colonia de Yagami esparcido por todo su cuerpo. No se había duchado antes de irse y ahora tendría que aguantarse ese olor hasta llegar a su apartamento en el sur de Osaka.

Luego de una hora en metro arribó al barrio residencial donde compartía un pequeño apartamento con su hermano Hoki.

Habían pasado ya casi 5 años desde que se había desmantelado la operación NESTS y la mayoría de los clones habían sido desactivados o destruidos ¿Cómo habían logrado escapar de Heidern y su operación militar? Aún luego de tantos años el se preguntaba lo mismo, habían sido demasiado afortunados de haber sido los primeros clones que Krizalid había enviado en una misión para testear su poder y por eso, no habían estado en el lugar de la emboscada en donde habían destruido a sus hermanos.

En dos ocasiones se habían encontrado con El Original, una en el laboratorio y otra en una concurrida calle del distrito comercial. Mero creyó que su vida terminaría ahí mismo cuando El Original le había mirado a los ojos y Mero quien en ese momento estaba trabajando en un puesto de Takoyaki* había temblado de pies a cabeza creyendo que iba a ser calcinado vivo. Pero El Original había hecho una orden de Takoyaki sin wasabi* para llevar y no había dicho nada más, se había girado y se había alejado para reunirse con un rubio y un muchacho de cabello castaño que le esperaban en un flamante auto rojo al otro lado de la calle.

Mero estaba seguro de que El Original le había reconocido, al fin y al cabo, sus rostros eran idénticos, aún así había salido bien librado porque el muchacho se había alejado sin decirle nada.

Debido a su falta de destreza y conocimientos sobre la sociedad en general, Mero y su gemelo, habían comenzado desde abajo, consiguiendo trabajos de poca monta, cosas que rayaban en la ilegalidad, el tipo de trabajos que la gente decente no deseaba hacer y lentamente habían aprendido una que otra habilidad. Cocinar se le daba bien y trabajar en parrillas había resultado fácil pues no le molestaba estar cerca al fuego en verano y nunca se quemaba las manos.

Por el contrario, Hoki era mucho más torpe, su motricidad fina era pésima y constantemente le echaban de los trabajos por causar accidentes o cosas por el estilo. Actualmente Hoki trabajaba como mesero en un café bar y cuando entró en el pequeño apartamento, este ya se encontraba allí organizando los platos para servir la cena.

- ¡Bro! - Exclamó con una sonrisa de oreja a oreja al verlo entrar, últimamente había tomado la costumbre de decirle 'Bro' luego de haber aprendido la palabra en inglés, Hoki estaba empedernido en estudiar una segunda lengua, porqué creía que eso le ayudaría a poder atender mejor a los ocasionales extranjeros que llegaban al café bar.

Mero se apresuró a meterse en el baño para evitar encarar a su hermano estando vestido con ese uniforme, pero Hoki lo alcanzó a medio camino y lo agarró por el brazo.

- ¿Porqué estás vestido así? - Quiso saber, con una expresión inocente. Hoki traía el cabello castaño recogido en una coleta hacía atrás, un par de mechones caían en los costados de su rostro, pero la mayoría del cabello estaba atado en la coleta. Iba vestido con una camiseta azul oscura con un estampado de un anime que Mero no reconoció y unos pantalones cortos hasta la rodilla.

- No importa, ya me voy a cambiar – Murmuró evitando mirarlo a los ojos, no tenía una excusa para estar vestido con el uniforme que les traía a ambos tantos recuerdos desagradables, esos uniformes que habían sido la única ropa que habían usado por semanas cuando intentaban escapar y pasar desapercibidos en los tugurios de la ciudad.

- Bro... -

- ... -

- ¿Te viste con él de nuevo? - Preguntó cambiando su expresión a una de preocupación y algo de tristeza.

- Si... pero no pasa nada ¿Vez esto? - Respondió intentando cambiar su expresión a una más indiferente – Mira todo el dinero que tengo ahora, podemos pagar 3 meses de renta -

- Bro... el doctor dijo que debíamos buscar nuestra propia identidad... no deberías... imitar... al Original... -

Mero levantó el rostro y frunció el ceño algo molesto al escucharlo decir eso, no era tonto, claro que sabía que era mala idea 'pretender' ser El Original, no necesitaba ir a esas estúpidas secciones de terapia para que un psicólogo le dijera que sus delirios de eran producto de un trauma del pasado, que probablemente eran fruto del trastorno de estrés postraumático que había desarrollado y que su 'trastorno de personalidad múltiple' era parte de esos síntomas.

Mero había pasado muchos años creyendo que él era El Original ¿Y quien no? Todas las personas son individuos 'originales', nadie está 'creado' a la imagen de otro, cada humano es único, excepto ellos dos, quienes compartían el mismo ADN y eran réplicas exactas de otra persona, obviamente no podían decirle eso al terapeuta, quien hacía su mejor trabajo por entender el conflicto interno por el cual habían pasado.

- No se trata de eso... no es que quiera hacerlo por gusto propio – Respondió con un suspiro cansado – Lo veo como un trabajo... como... como si fuera... un trabajo de actuación -

- Pero... - Intentó reprochar el castaño haciendo un puchero – No está bien... -

- Lo que no está bien es que Iori no sea capaz de confesar sus sentimientos al Original – Respondió, comenzando a quitarse la chaqueta del uniforme – Pero ese no es mi problema, que encuentre un refugio en mi o una forma de desfogar esos deseos, o lo que sea, me da igual, por que es un trabajo -

Hoki se quedó en silencio observando como su gemelo dejaba la chaqueta sobre el único sofá en la diminuta sala.

- Iori Yagami-san incineró a nuestros hermanos – Logró decir Hoki cuando Mero ya estaba en la puerta del baño - ¿Qué te hace pensar que no te matará a traición en cualquier momento? -

Mero se quedó quieto en el marco, no tenía nada para refutar esa lógica, Iori había matado decenas de clones cuando había destruido el laboratorio en busca de Kyo. La mirada de desprecio que siempre le dedicaba al final de sus encuentros, siempre le hacía poner la piel de gallina, sin embargo habían pasado ya muchos meses y el pelirrojo solo lo buscaba para tener sexo. En ninguna ocasión le había herido con su fuego.

- Iori... no me hará daño -

- ¿Cómo puedes estar seguro? - Insistió el otro muchacho acercándose.

- Porqué me necesita – Respondió desviando la mirada hacía la baldosa – Porqué El Original... nunca corresponderá sus sentimientos -

- ¿Y que si lo hace? - Ahora Hoki lo miraba con el ceño fruncido - ¿Y si un día El Original le corresponde, entonces que pasará? -

- Me preocuparé de eso cuando llegue el momento – Respondió encogiéndose de hombros – No sirve de nada preocuparse ahora -

Su hermano lo miró con expresión compungida. Su respuesta no lo había dejado satisfecho.

- Mientras haga un buen trabajo, estoy seguro de que no correré ningún peligro – Le explicó - ¿Sabes? Me he vuelto bueno en esto, creo que podría volverme actor -

- Bro... -

- Me ducharé -

Y dicho esto cerró la puerta del baño dejando a Hoki solo en el corredor.

Cenaron unos simples fideos instantáneos con huevos que Hoki había intentado decorar con sebollitas y tomates picados en forma de media lunas, ahora que trabajaba en un café, insistía que la presentación de la comida era importante y bromeaba con que, le gustaría convertirse en barista. Siempre pasaba lo mismo cada que encontraba un trabajo nuevo, pensaba Mero, mientras comían, Hoki había desarrollado diferentes intereses y trataba de aprender cada uno con entusiasmo, pero rápidamente olvidaba un proyecto para continuar con la nueva cosa que le llamaba la atención.

Ahora era el turno del inglés y la guarnición, por lo que no paraba de hablar del 'Latte Art' y de como el Barista había dibujado no se que cosa con crema de leche en el café.

Mero por el contrario encontraba difícil sentirse interesado por algo, la mayoría de cosas le parecían aburridas y se le dificultaba encontrar una manera de disfrutar de la cotidianidad de la vida, a diferencia de su hermano que se mostraba encantado de conocer gente nueva y hablar como un loro sobre sus sentimientos o ideas, Mero prefería callar y observar. ¿Para que hablar si no tenía nada interesante que decir? No era que se guardara sus sentimientos para si mismo por miedo a ser vulnerable o algo por el estilo, la realidad era mucho más simple:

No había nada que mostrar.

Mero no sentía nada.

Ni felicidad, ni tristeza, solo vacío.

Durante mucho tiempo solo había sentido miedo, un continuo terror y pánico a que fueran descubiertos, a que cada persona que conocían pudiese ser un agente de Heidern pretendiendo ser un civil. Los rumores de que NESTS continuaba operando en algún punto, le generaban una constante sensación de desasosiego ¿Y si alguien de NESTS los encontraba? ¿Y si les llevaban de regreso a los laboratorios? ¿Y si les obligaban a volver a retomar las misiones?

El miedo era una constante en su vida y había opacado cualquier otro atisbo de sensación o sentimiento en su cuerpo. Y ahora que vivían en una relativa tranquilidad (Llevaban más de un año sin escuchar nada sobre NESTS o Heidern) el miedo había desaparecido dejando un vacío que no podía llenar con nada.

- Escuché que un nuevo torneo del KOF se llevará a cabo pronto –

La voz de Hoki lo trajo de nuevo a la realidad, se dio cuenta de que su ramen se estaba enfriando porque se había quedado pensando sin comer.

- Deberías cortar toda relación con Iori Yagami-san... es peligroso si entra al torneo y está en contacto con El Original... alguien podría verte -

Hoki lo miró con sus redondas canicas avellanas que tenía por ojos, con esa expresión inocente que más parecía la de un niño que la de un hombre en sus veintes. Mero sabía que tenía razón, el torneo reuniría al Original y a Iori, así como traería a muchos otros luchadores que podrían reconocerlo. Heidern y sus hombres estarían presentes, inclusive había chance de que Kula y K' estuviesen allí.

- Seré cuidadoso, no te preocupes – Respondió y se llevó los palitos a la boca.

- ¿No estarás cogiendo sentimientos por Iori Yagami-san? -

- ¿Ah? - Mero resopló - ¿Qué tonterías dices? Es Iori Yagami de quien estamos hablando -

- Leí... que cuando se tiene sexo muchas veces se desarrollan sentimientos de amor y apego – Insistió Hoki.

- ¿En donde leíste eso?, ¿En un manga shojo? - Respondió con tono burlón.

- Estoy hablando en serio... ¿Cuantas veces te has encontrado con él? -

- ¿Yo que se? No llevo la cuenta – Se encogió de hombros y continuó comiendo, entonces notó como Hoki comenzaba a contar con sus dedos.

- ¡8 veces! - Exclamó de repente – ¡8 veces es muchas veces! ¿Cuantos besos...? -

- Nunca nos besamos – Respondió Mero algo divertido con la expresión de sorpresa de su hermano al escuchar que no se besaban, sabía que Hoki no tenía experiencia de ese tipo y todo lo que decía era porque había leído mangas románticos (Qué eran sus favoritos) y realmente no tenía idea de lo que estaba hablando.

- Ugh... ¿Entonces como? - Preguntó y desvió la mirada hacía un lado - ¿No es incómodo acostarse con él sin besos? -

Mero se llevó una mano al mentón pensando en la respuesta.

- La verdad es que si fue incómodo al comienzo, pero ya me acostumbré – Respondió tomando la última porción de ramen que quedaba dentro de su plato – Ya te dije que es un trabajo de actuación... lo que importa es la actitud -

Hoki lo miró con curiosidad y Mero decidió explicárselo mejor.

- Es como una fantasía para él... mientras yo luzca y actué como El Original, el puede desfogar esos deseos reprimidos -

- ¿Pero y como sabes como actuaría El Original en ese tipo de situación? - Insistió Hoki con los cachetes inflados porque se había metido todo lo que quedaba de fideos en el plato.

- Umm... no lo se, solo... - Comenzó a decir, pero se detuvo a pensarlo mejor, pues era una pregunta difícil que no se había detenido a pensar, cuando estaba con Iori se dejaba llevar por la atmósfera del momento, a veces Iori se mostraba dominante y agresivo, en ese tipo de situación, Mero sabía que debía comportarse más sumiso y dejar que el pelirrojo hiciera lo que le apetecía con su cuerpo, pero en otras veces, justo como en la última vez, Iori mostraba una malsana devoción por él, un anhelo en su mirada, que le hacía sentir como si debía tomar control de la situación y someterlo.

- En realidad... no tengo idea de como actuaría El Original en esa situación – Dijo finalmente encogiéndose de hombros – Y supongo que nunca lo sabré porqué no creo que Iori sea capaz de confesar sus sentimientos -

- ¿Porqué estás tan seguro? - Preguntó Hoki quien ya había terminado todo el contenido y lo miraba con atención.

- Porqué... en primer lugar El Original tiene novia ¿Recuerdas? -

- Oh si, recuerdo que la mencionó en unas entrevistas recientes – Aceptó Hoki.

Por años había sido difícil para ambos ver a Kyo ya fuera en televisión o en videos en internet. Kyo era un luchador relativamente famoso en Japón y el clan Kusanagi era bien conocido en Osaka por su estilo marcial, el moreno a veces aparecía en programas de artes marciales donde lo entrevistaban para saber más detalles sobre sus entrenamientos o estilo de pelea.

Mero y Hoki habían tenido que confrontar el miedo y la disonancia mental que les producía ver ese rostro idéntico al de ellos hablando con una voz que sonaba como la suya, con unos manierismos que les hacían sentir disfóricos. Era una sensación bastante extraña, como una experiencia de disociación mental. Por eso Hoki había comenzado asistir a terapias, cuando se enteró que podía acceder a ellas a un bajo precio con un terapeuta voluntario que trabajaba con las personas más necesitadas en los barrios más pobres de Osaka.

- Bueno entonces... se que Iori no va a confesar sus sentimientos porqué, el miedo a ser rechazado y humillado por El Original es más fuerte que cualquier deseo reprimido que tiene – Finalizó Mero, levantándose del sofá para llevar ambos platos a la cocina. En realidad no tenía comedor y la cocina estaba pegada a la sala, así que solo con un par de pasos dejó los trastes en el fregadero.

- Que triste – Murmuró Hoki de repente. Mero lo miró de medio lado.

- ¿Que dices? -

- Me da pena – Continuó Hoki quien ahora bebía un vaso con agua.

- ¿Ahora te sientes mal por él? - Preguntó arqueando las cejas y volviendo al sofá donde previamente habían comido.

- Es una pena que no pueda experimentar amor – Dijo Hoki simplemente. Mero se quedó esperando que elaborara mejor esa opinión – Porqué él podría buscarlo y ser feliz -

- ¿A que te refieres? -

- Todas las personas merecen ser amadas – Continuó Hoki mientras observaba el vaso con agua con una obvia tristeza reflejada en sus ojos claros – Inclusive Iori Yagami-san -

- Ese es su problema – Concluyó Mero desviando la mirada hacía un lado, no le gustaba ver a su hermano con esa expresión triste, porqué sabía de donde provenía. El más que nadie comprendía a la perfección sus sentimientos – Y mientras me pague esta bien por mi -

- Bro... -

- Deja de pensar en ello – Le ordenó Mero con voz firme pero con un gesto apacible, le pasó un brazo por encima del hombro y luego le dio un par de palmadas en la espalda logrando que Hoki regara algo del agua del vaso sobre sus piernas.

Mero dio por terminada la conversación y se puso de pie, no quería seguir ahondando en el tema porque sabía de donde provenían esos sentimientos de su hermano. Cuando había dicho que 'Todas las personas merecen ser amadas', Mero sabía que era algo que había escuchado en sus secciones de terapia. El doctor le había dicho eso, porque obviamente el doctor podía reconocer los problemas de autoestima en Hoki, sin embargo, no era baja autoestima el problema, no era como si Hoki se viera en el espejo y pensara en si mismo como que no era lo suficientemente guapo o algo por el estilo, era el hecho de que cuando se veía en el espejo no sabía quien era, y reconocía que esa persona en el reflejo no era merecedora de amor.

¿Porqué como podía alguien amar a otra persona que era solo una réplica?

¿Cómo podría Hoki algún día abrir su corazón a una mujer sin poder ser honesto completamente sobre su origen?

Una relación exitosa se basaba en la confianza mutua y por eso Hoki sabía que nunca podría experimentar ese 'amor' que se suponía todas las personas merecían.

Mero lo entendía y por eso, prefería no sentir nada.

En cierta forma ese vacío en su pecho, era más reconfortarle que sentir algo que no podía ser correspondido. No quería tener ese anhelo que veía en los ojos de Iori cuando lo miraba, no quería experimentar ese dolor.

Y por eso era que, cuando estaba con Iori y jugaba a ser El Original para él, disfrutaba de esa sensación de ser deseado y adorado por otra persona, aunque fuera solo por efímeros momentos. Por unas horas, él tenía una identidad que, le daba valor y el pelirrojo lo deseaba.

Solo por un par de horas, podía sentir.

Continuara.

Fanart!

Ya saben que pasó aquí 8D

Cuando Hoki le pregunta por que lleva ese uniforme.

La conversación al final v.v

Notas finales:

Se me ocurrió esta idea de repente como a las 10 de la noche y comencé a escribir como loca y no paré hasta después de la media noche jaja. No estaba pensando en comenzar otro fic tan rápido y tampoco tengo idea de hacía donde vaya a ir esta historia, como siempre me dejo llevar por el impulso creativo y desde hacía muchísimo tiempo quería escribir algo con los clones de Kyo porque creo que es material para una buena historia.

El origen de los nombres Mero (Kyo 1) y Hoki (Kyo 2).

Cuando salió la KOF99 y los clones aparecieron por primera vez, los fans notaron que a pesar de ser simples clones de Kyo, SNK les dio detalles diferentes a sus personalidades en sus perfiles oficiales, Kyo 1, es reservado y serio, mientras que Kyo 2 sonríe y es confiado. Se supone que Kyo 1 representa a Kyo en la KOF 94 y 95, mientras que Kyo 2, representa a Kyo en la KOF 96/98. De ahí que sus personalidades y actitudes sean diferentes.

También en sus perfiles oficiales, a Kyo1 le gusta un tipo de pescado que se llama 'Mero' en japonés y a Kyo 2, le gusta un pescado que se llama 'Hoki', ambos pescados son... pescados de 'imitación' del pescado que le gusta comer a Kyo. Son como pescados más baratos que se usan para imitar la preparación del pescado que le gusta a Kyo xD

De ahí que las fans Japonesas comenzaran a llamarlos Mero y Hoki (Y a Kusanagi, le dicen Nagi, pero este es otro cuento para otro momento) así que para este fic, decidí usar esos nombres no oficiales ^^

De momento el tono de la historia está muy angst y triste, pero si han leído mis otras historias, me conocen, saben que en algún punto habrá humor también (O al menos eso espero, realmente no se hacía donde llevaré la historia ^^')

En fin, espero les haya gustado!