2. Dualidad
El sonido del timbre de la puerta iba a volverlo loco y por unos instantes contempló incinerar a quien fuera que se atrevía a molestarlo a tan indecentes horas de la madrugada. Iori se llevó una mano a la cabellera pelirroja, sintiendo como un terrible dolor de cabeza aumentada con cada molesto sonido del timbre, abrió los ojos lentamente y la luz que entraba por la pequeña ventana de la habitación le hirió los ojos. Se revolvió en la cama, tanteando a ciegas con su mano hasta dar con su móvil que estaba en la mesita junto a la lámpara. Finalmente notó la hora, eran casi las 11 de la mañana y para Iori Yagami, quien había pasado toda la noche trabajando en el bar, aquellas eran horas indecentes para estar despierto.
La resaca que traía no ayudaba, el bar en cuestión había celebrado un evento especial y el dueño les había pedido tocar hasta las 2 de la mañana, luego de ello, fueron invitados al 'After Party' y habían tomado todo tipo de cócteles hasta pasadas las 5 de la mañana. Los demás miembros de su banda la habían pasado genial y como siempre Iori había hecho su mejor esfuerzo para pretender que no se moría por dentro en medio de todo ese bullicio.
A veces se preguntaba si su amor por la música era suficiente como para aguantar toda la indeseable interacción social que traía consigo ser músico. La profesión en si misma, le obligaba a entablar relaciones con muchas personas y aún cuando Iori era parco, callado y algo antisocial, eso no evitaba que los fans quisieran sacar autógrafos o hablar con él luego de cada presentación. Al comienzo, cuando habían formado la banda y Iori descubrió lo fácil que era para él conseguir a alguien para pasar la noche, se había acostado indiscriminadamente con sus fans.
Había perdido la cuenta de cuantas chicas o chicos habían amanecido en su cama luego de una presentación, sin embargo ninguna de esas superficiales conquistas lograba llenar el vacío en su pecho. Iori sabía a que se debía, se había dado cuenta hacía mucho tiempo y aceptar ese sentimiento le había costado casi su cordura, porque era precisamente por el maldito de Kyo, la última persona en la tierra que aceptaría estar con él.
La ironía no podía ser más grande.
Iori se levantó de la cama y se tambaleó ligeramente por el corredor, aún con la mano en la cabeza, la migraña lo iba a matar si no se tomaba un par de analgésicos, pero primero tenía que lidiar con el imbécil que seguía tocando su puerta. Su apartamento era un desastre, cosa que no era particularmente normal en él, el heredero Yagami siempre había sido alguien ordenado, sin embargo recientemente (Desde que había descubierto que podía 'sustituir' a Kyo) parecía haber perdido el control de su vida. Bebía más de lo necesario, comía a deshoras y su sueño se había trastocado a tal punto de que, podía pasar 3 días en vilo solo con el combustible de poderosos shots de café expresso.
- Maldita sea... - Gruñó abriendo la puerta sin preguntar quien era y cuando sus ojos carmín se encontraron con los avellana, creyó que estaba soñando.
Ahí en frente de la puerta, estaba Kyo.
¿Cómo no había sentido su energía? Él siempre podía detectar la energía de la reliquia sagrada, la espada Kusanagi resonaba con la Magatama cuando estaban cerca, era como un sexto sentido, que resultaba muy útil en determinados momentos. Quizás había bebido tanto que había afectado su percepción de las cosas.
- Buenos días Iori Yagami-san – Exclamó Kyo sonriendo inocentemente.
Un momento ¿Inocentemente? Iori parpadeó confundido con lo disonante que resultaba ver esa sonrisa en Kyo. Entonces cayó en cuenta de que lo había llamado con respeto al poner 'san' en su apellido y que, ese Kyo vestía de manera extraña. Llevaba un suéter de lana lila claro, unos vaqueros azules ceñidos, unos zapatos deportivos estilo 'converse' rosados con cordones negros y traía el cabello recogido en una coleta alta y para completar, su cabello era más claro, no de la tonalidad castaña oscura como solía ser, sino de un caramelo casi rubio.
- ¿Quién demonios eres? - Preguntó parpadeando repetidamente.
- No nos conocemos formalmente, pero una vez nos vimos en el laboratorio... cuando era llamado Prototipo número dos - La voz de ese muchacho era igual a la de Kyo pero su tono era diferente, más suave y la forma en como pronunciaba las sílabas era más educada – Pero eso no importa, puedes llamarme Hoki -
Iori continuaba sin saber que decir.
- ¿Puedo entrar? - Preguntó Hoki asomándose por un lado del pelirrojo.
- No – Le cortó Iori - ¿Porqué habría de dejarte entrar? -
- Umm... porqué tengo un importante negocio que proponerte – Respondió Hoki sin dejar de sonreír.
Iori entrecerró los ojos y quizás por el dolor que le taladraba la cabeza y porqué aún estaba medio dormido, se hizo a un lado y le permitió entrar.
Cerró la puerta tras de él y Hoki observó el desorden en el que se encontraba la sala. Habían botellas de cerveza desperdigadas por el suelo, una botella con un vaso a medio llenar de Whiskey en la mesita de centro, una cajetilla arrugada con un par de cigarrillos y un empaque vacío de algún tipo de almuerzo congelado del 7/11. El escritorio estaba lleno de papeles desordenados y libros y había un bajo sobre la silla y otro colgado en la pared del fondo al lado de la ventana.
- ¿Qué quieres? - Preguntó Iori, quien se dirigió al escritorio y sacó una caja con Paracetamol del cajón.
- Se que tienes un acuerdo con mi hermano – Comentó Hoki quien traía un maletín púrpura en la espalda que le combinaba con el color del suéter. Iori frunció el ceño mientras tomaba el vaso a medio llenar de whiskey.
- ¿y? - Gruñó.
- Yo también quiero un trabajo -
Iori se atragantó con las píldoras y luego las tragó con dificultad. ¿Esa copia de Kyo quería acostarse con él? Hasta el momento Iori no sabía que hubiesen dos clones vivos, no había indagado sobre la vida del clon, porqué solo le importaba que cumpliera con su trabajo. Pero que tuviera un hermano y que este supiera de su 'acuerdo' era inesperado y molesto.
- No me refiero a ese tipo de trabajo en específico – Aclaró Hoki con las mejillas ligeramente sonrojadas, desviando la mirada hacía un lado – No... no se hacer ese tipo de cosas... así que no creo que pueda hacer un mejor trabajo que mi hermano... -
- No tengo cabeza para esta mierda tan temprano en la mañana – Murmuró Iori bebiéndose lo que quedaba del whiskey.
- Precisamente, puedo ayudar con eso – Exclamó Hoki y volvió a sonreír – Puedo ser tu sirviente -
- ¿Qué? -
- Como un mayordomo o un criado – Se apresuró a explicar Hoki – Tengo experiencia limpiando y cocinando y... puedo asistirte en lo que necesites ¿Eres un músico ocupado no? Puedo organizar tu agenda y tener todo en orden para que puedas dedicarte a tu música -
- Esto... no tiene sentido ¿Porqué te contrataría justo a ti para eso? -
- Umm... si me das una oportunidad te mostraré que puedo ser útil – Insistió sonriendo - ¿Porqué no me pones a prueba? Puedo comenzar a limpiar hoy y puedes decidirte después -
Iori se quedó mirándolo sin que su cerebro pudiera comprender realmente lo que estaba pasando, porqué todo era demasiado extraño, aunque esa imitación de Kyo se vistiera y peinara diferente, seguía teniendo su mismo rostro, era realmente desconcertante hablar con él así, sin los insultos de por medio.
- Umm... etto... ¿Quieres ver mi currículo o algo así? - Preguntó y comenzó a buscar en su morral – No creí que fuera necesario, pero... aquí está -
Hoki sacó una carpeta de plástico transparente y dentro de ella había una hoja con su fotografía, información personal y experiencia laboral.
Iori sintió como si todo le daba vueltas, realmente no tenía cabeza para lidiar con esa situación en ese momento. Le devolvió la carpeta y se dejó caer en el sofá con expresión adolorida.
- ¡Entonces comenzaré! - Exclamó Hoki y dejó el morral en la mesa, para dirigirse a la cocina.
Iori lo observó desde el sofá, pensando que quizás no estaba mal tener una ayuda extra, sin embargo tenía la sensación de que aquella situación le traería más dolores de cabeza.
Hoki pasó las siguientes dos horas revolviendo trastos en la cocina, lavando los platos sucios, organizando la basura en sus respectivas categorías de reciclaje, mientras Iori se había quedado dormido en el sofá. El pelirrojo no solía confiar fácilmente en las personas, mucho menos en un recién llegado como esa réplica, sin embargo estaba tan agotado, que no se dio cuenta cuando se fue quedando dormido con la cabeza apoyada en su brazo.
El olor a comida y el rugido de su propio estómago fue lo que lo despertó luego del medio día. Dio un respingo en el sofá sintiendo como todos sus sentidos se ponían alerta ¿Se había soñado que un clon de Kyo había ido a su casa a pedirle trabajo? Qué pesadilla tan rara.
- ¡El almuerzo está listo! - Exclamó una familiar voz desde la cocina. Luego el clon salió de ella con un delantal blanco y un uniforme de ¿Mesero? O ¿Criado?, Iori parpadeó confundido. Realmente había creído que se lo había soñado todo.
- ¿Qué demonios...? - Murmuró mientras Hoki colocaba los platos en el comedor de madera.
- Hice lo que pude con los ingredientes que habían en la cocina, pero la próxima vez, puedo ir al supermercado y comprar más víveres -
Iori se levantó del sofá y caminó hacía el comedor, mirando con desconfianza los platos humeantes y sintió como se le abrió el apetito de inmediato. La boca se le hizo agua la ver la carne sofreída con cebollas y el arroz con semillas de sésamo. Hoki había cortado delicadamente el jengibre en lunas crecientes y la zanahoria en Julianas. Una taza con sopa de miso, algas y tófu acompañaba la comida. Iori no tenía idea que tenía todas esas cosas en su cocina.
Se sentó sin decir nada y tomó los palillos para probar primero la carne. Arqueó las cejas y abrió los ojos sorprendido con el delicioso sabor, ese clon no había mentido cuando había dicho que se le daba bien cocinar. Iori se dio cuenta de que no había comido nada saludable en semanas y esa deliciosa comida recién hecha le hizo sentir increíblemente bien, hasta el dolor de cabeza fue desapareciendo paulatinamente.
- ¿Porqué estás vestido así? - Preguntó al fin cuando ya iba por la mitad. Hoki se había quedado de pie como esperando a que le diera una orden.
- Ah... bueno... los criados usan uniforme ¿no? - Comentó Hoki alzándose de hombros como si fuera obvio – Este uniforme lo tengo desde que trabajaba en un café de mayordomos -
Iori reparó mejor el traje y en efecto parecía un traje de mayordomo victoriano con chaleco y corbatín, Hoki parecía salido de un manga romántico.
- ¿Qué tal la comida? Si tienes alguna preferencia en cuanto a sabor, puedo tratar de emularla – Preguntó.
- Así está bien – Respondió el pelirrojo y continuó comiendo con ganas.
- Organizaré la sala después y las habitaciones – Comentó Hoki llevándose las manos a la cintura.
- ¿Porqué estás haciendo todo esto? - Quiso saber Iori.
- ¿Porqué?... pues para ganar dinero, es un trabajo ¿no? - Respondió Hoki y Iori lo miró de reojo con desconfianza – Le pagas muy bien a mi hermano, así que pensé que serías un buen jefe para mi también -
Iori seguía mirándolo con desconfianza mientras masticaba y Hoki comenzó a sentirse nervioso.
- Umm... etto... la verdad es que... perdí mi trabajo anterior... porqué tuve un pequeñito... muy pequeñito eh insignificante problema – Continuó el castaño con una sonrisita avergonzada.
- ¿Qué problema? -
- Um... - Hoki desvió la mirada hacía sus zapatos y dudó por varios minutos en responder, luego levantó una mano lentamente y una pequeña llamita dorada se formó en la palma de su mano – Quemé las cortinas... ¡Pero fue un accidente! -
Iori lo observó en silencio por unos segundos y luego no pudo evitar que una risa baja se escapara de su boca.
- Eres un imbécil - Se burló y continuó tomando la sopa.
- Fue un accidente - Se quejó el castaño haciendo un puchero.
- Si quemas mis cortinas te mato - Le amenazó con expresión seria.
- E-estas bromeando ¿Verdad? - Tartamudeo con una media sonrisa - ¿Verdad? -
Los ojos de Iori lo atravesaron como puñales y Hoki sonrió nerviosamente al darse cuenta que aquello no era una broma.
***
Un mes después Iori y Hoki habían caído en una rutina laboral, el clon iba por las mañanas y se encargaba de limpiar el apartamento mientras Iori dormía pues casi siempre regresaba tarde en la noche o inclusive en la madrugada. La ayuda de Hoki era más que bienvenida los fines de semana que era cuando el pelirrojo encontraba más ocupado.
El clon había cumplido su palabra de mantener todo en orden y resultaba agradable poder regresar del trabajo agotado sin tener que preocuparse por la comida o el aseo en general.
El único inconveniente, era que ese maldito clon hablaba como un loro. En más de una ocasión Hoki le había contado detalles o anécdotas de sus años viviendo en el exterior, pues el resto de su vida la había pasado en los laboratorios.
Así fue como Iori se enteró de como habían mantenido un bajo perfil y pasar desapercibidos del radar de Heidern y como habían hecho para sobrevivir sin dinero ni un techo en donde dormir. Algunas de las historias eran divertidas, pero la mayoría eran bastante deprimentes pues el par de réplicas habían pasado por todo tipo de situaciones paupérrimas.
Iori no entendía como podía mantener esa actitud tan alegre e inocente a pesar de todas las penurias qué había vivido en los últimos años, Hoki parecía un niño curioso, deseoso de descubrir el mundo, sin la malicia o cinismo que era tan común en los adultos.
Hoki tampoco parecía entender muy bien la etiqueta social, en varias ocasiones había malinterpretado algo que Iori había dicho o se había comportado de manera inapropiada invadiendo su espacio personal. Definitivamente parecía más como un niño atrapado en el cuerpo de un adulto.
En contraste, Mero era muchísimo más serio y parecía tener siempre los pies en la tierra. Iori se dio cuenta de lo poco que sabía de él, pues cuando se citaban era solo para tener sexo y nunca se interesó por su vida. Iori era consciente de que solo utilizaba su cuerpo a su conveniencia, le pagaba por unas horas y ya estaba.
Era extraño saber que existían dos clones de Kyo viviendo sus vidas como ciudadanos comunes en esa ciudad, y era aún más extraño estar en contacto con ellos. Era cierto que Iori había quemado a una gran cantidad de clones cuándo había ido al los laboratorios subterráneos en busca de Kyo. Recordaba vividamente el odio y desprecio que le habían provocado esas "criaturas" y como había acabado con sus vidas sin piedad.
Pero por más que intentara volver a sentir ese desprecio, la actitud inocente de Hoki y su disposición por hacer bien su trabajo no se lo permitían. Además habían pasado 5 años desde ese incidente y Iori también había cambiado.
Esa noche durante la madrugada, hubo altercado con unos clientes borrachos del bar, Iori se sentía particularmente estresado, alguien había comenzado una trifulca y botellas de cerveza habían volado por los aires y una de esas botellas había estrellado en su cabeza y Iori había hecho un esfuerzo sobrehumano para no incinerar al bastardo qué había comenzado todo.
Y aunque Iori odiara la violencia sin sentido, había terminado envuelto en una estúpida pelea de bar. Volvió a su apartamento en la madrugada refunfuñando y se dejó caer en la cama sin preocuparse por revisar las heridas.
Un leve ardor en la frente lo fue despertando lentamente horas después. Abrió los ojos y lo primero que vio fue el rostro de Kyo con una expresión de honesta preocupación, sus ojos avellana lo miraban con algo que se asemejaba a la ternura. La frente le ardía porque Kyo le estaba haciendo una curación y sostenía un algodón humedecido en antiséptico entre sus dedos.
- No te muevas, ya casi termino - Su voz fue suave y cálida, Iori lo miro en silencio sintiendo como los latidos de su corazón se aceleraban.
- ¿Duele mucho? - Preguntó Hoki y sin pedirle permiso, metió su mano entre su cabellera roja y le acarició antes de colocar una gaza sostenida con espadrapos - No te preocupes, te haré sentir mejor -
Iori sabía que ese muchacho no era Kyo, era consciente de ello, pero ver su rostro preocupado mientras hacía la curación, sentir sus manos gentiles y esa sosegada caricia, le hacían anhelar que lo fuera. Deseaba besar esos labios entre abiertos y bordearlo por la cintura en un fuerte abrazo. Se dio cuenta de que, en ese momento tenía su cabeza recostada en las piernas de Hoki y no tenía idea de como había quedado en esa posición, aún llevaba el pantalón que había usado en la presentación pero estaba sin camisa.
- ¿Pasa algo? - Preguntó Hoki al notar que se había quedado mirándolo sin decir nada.
Iori no pudo evitar sentir un nudo en la garganta, la intensidad con la que deseaba que ese muchacho fuera realmente Kyo era ridícula y le hacía sentir estúpido.
- Desayuno... - Murmuró, sobreponiéndose a esa sensación – Quiero Natto, arroz y huevos -
- ¡En un minuto! - Respondió y con delicadeza, depositó su cabeza en la cama y se levantó para dirigirse a la cocina.
Iori se quedó mirando el techo de la habitación, pensando en que, podría acostumbrarse a vivir así.
Hoki preparó el desayuno tal y como se lo pidió, el muchacho se había encargado de las compras como había prometido, por lo que ahora la alacenas y la nevera de Iori lucían como las de un adulto responsable, vegetales frescos, granos, carnes y frutas estaban separadas en diferentes contenedores, inclusive Hoki había organizado los cajones para distribuir mejor el espacio y poder colocar todas las cosas sin crear mucho desorden. Como las comidas siempre eran balanceadas y preparadas con ingredientes saludables, Iori había notado una mejora en su salud en solo un mes de haberlo contratado.
En la última semana, a pesar de que seguía trabajando en horas nocturnas, su sueño se había vuelto más pesado y se despertaba completamente recuperado, inclusive había dejado de tomar tanto café y estaba fumando menos. Era como si su cuerpo se estuviese adaptando a esa nueva rutina naturalmente sin necesidad de ayudas extras para mantenerse despierto como le pasaba antes.
En la tarde, luego del almuerzo, Hoki aseaba todos los cuartos mientras Iori se dedicaba a practicar una composición que tenía inconclusa desde hacía meses. Como su mente se sentía más despejada ahora que dormía mejor, resultaba más fácil componer. Trabajó en ella por horas, concentrado en cada nota, haciendo anotaciones en un cuaderno cada que lograba una melodía que le gustaba. No se dio cuenta de que alguien tocaba el timbre de la puerta hasta que Hoki la abrió y escuchó una tercera voz, también muy familiar.
Iori levantó el rostro y vio a Kyo vestido con vaqueros azules oscuro y una chaqueta del mismo material de pie en el marco de la puerta mirando a su réplica con el ceño fruncido.
- ¡Con que aquí es donde te habías metido todo este tiempo! - Exclamó el recién llegado.
- ¡Bro! - Exclamó Hoki con voz alegre y se hizo a un lado para dejarlo entrar.
- ¿Qué estás haciendo aquí? - Preguntó Mero dándole una ojeada a la sala, Hoki no usaba el 'uniforme' de mayordomo como la primera vez y solo llevaba un pantalón holgado y una camiseta color crema.
- La limpieza – Respondió su gemelo quien aún sostenía una escoba en la mano.
- ¿Ah? ¿Porqué? - Exclamó Mero llevándose una mano a la cintura.
- Porqué Iori-san me dio trabajo -
Iori los observó discutir, su cerebro tratando de acostumbrarse a ver a dos replicas de Kyo en el mismo sitio al mismo tiempo. La última vez que había visto clones así, había sido en el laboratorio subterráneo y esos recuerdos estaban bañados de sangre y desagradables sentimientos que el pelirrojo prefería mantener olvidados en algún punto recóndito de su mente.
- ¿Te estás acostando con mi hermano? - Exclamó Mero caminando hacía Iori quien seguía sentado en el escritorio, aún con el bajo entre sus piernas. Había una clara molestia en la mirada de ese muchacho y por unos instantes a Iori le recordó como Kyo se comportaba con él cuando se encontraban en los torneos.
- ¡Por eso no me has vuelto a citar! - Agregó cruzándose de brazos ahora su rostro lucía indignado y luego arqueó las cejas como si de repente se le hubiese cruzado algo por la cabeza – Un momento... ¿Lo hace mejor que yo? -
Hoki se sonrojó al comprender lo que el otro decía.
- No, no... no hemos hecho eso – Comentó aún sosteniendo la escoba y mirando a Iori de reojo. Al pelirrojo le pareció que esa actitud le hacía ver adorable - ¿Y qué... te hace pensar que no sería bueno haciendo eso? -
- ¡Porqué tu motricidad apesta! - Respondió el otro girándose hacía su gemelo – Eres torpe y no haces nada bien – Agregó.
- ¡Eso no es cierto! - Se defendió Hoki frunciendo el ceño, Mero torció la boca en una sonrisa engreída.
- ¿A no? ¿De cuantos trabajos te han echado? - Preguntó.
- ¡Al menos la gente me aprecia, no como a ti, que nadie te quiere contratar porqué eres un odioso! -
- ¿Cómo te atreves? - Gritó Mero y agarró a Hoki por los hombros.
- ¡Suficiente! - La voz de Iori se escuchó amenazadora como el gruñido de un animal y ambos clones se quedaron congelados en su sitio – Ambos son unos idiotas, cállense o los volveré cenizas -
Media hora después, Hoki le había explicado la situación a Mero y este se había sentado en el sofá, Iori había guardado el bajo en el estuche con expresión malhumorada porque había sido interrumpido cuando estaba inspirado y odiaba eso. Además no le apetecía lidiar con las riñas de ese par de idiotas inmaduros. Porqué a pesar de que tenían la misma edad que Kyo, esas réplicas no se comportaban como él, eran muchísimo más inocentes y aniñados, inclusive Mero quien inicialmente había juzgado como el más 'maduro' de los dos, ahora estaba actuando como un niño malcriado que no aceptaba no tener la razón.
Seguía molesto porqué no lo había vuelto a llamar, lo cual en el fondo le causaba gracia. Qué estuviese celoso de su hermano, resultaba divertido. Porqué era como si ambos hermanos tuviesen una rivalidad sobre quien era mejor que quien, al parecer era importante para Mero saber que él hacía las cosas mejor que Hoki y era quien estaba 'a cargo' de la situación. Iori notó desde un comienzo que Mero podía ser dominante, pero una cosa era actuar dominante en la cama y optar ese rol y otra cosa era ser así en la vida cotidiana. Mero parecía ser quien llevaba el control de todo y Hoki tenía una actitud más sumisa y hacía todo lo que su hermano le pedía.
- Nunca sabrás si soy bueno en algo, si no me dejas intentar – Se quejó Hoki quien también se había sentado en el sofá haciendo un puchero.
- Es que no necesitas intentar nada, ya se que soy mejor – Respondió Mero cruzado de brazos.
- Eso no es justo, es tu opinión, contra la mía – Insistió Hoki.
Mero se quedó callado y de repente una sonrisa traviesa se fue formando en su rostro.
- ¿Porqué no dejamos que sea Iori quien decida? -
Iori levantó el rostro, pues estaba mirando la pantalla de su móvil desde hacía rato.
- No me involucren en sus estupideces – Respondió Iori con el ceño fruncido.
- Oh... pero no sabes que tipo de competencia estoy pensando – Comentó Mero y se puso de pie, caminó hacía Iori con una mano puesta en la cintura y una actitud confiada.
Iori lo observó en silencio, el clon se paró detrás de él y luego colocó las manos sobre sus hombros, normalmente una persona no se atrevería a tener ese tipo de confianzas con él, Iori no era alguien a quien uno pudiese acercarse fácilmente, pero esa réplica de Kyo había ganado confianza luego de todas las veces en las que se habían acostado y ahora estaba metiendo sus manos descaradamente por dentro de su camisa, masajeándo sus pectorales.
- ¿Q-ue estás haciendo? - Preguntó Hoki, quien se había quedado mirando lo que hacía su hermano.
Las manos de Mero se detuvieron en sus tetillas para pellizcarlas y acompañó esa acción con un delicado beso detrás de su oreja. Iori se estremeció sin poderlo evitar.
- Veamos quien puede 'servir' a Iori mejor – Canturreó y recostó su cabeza sobre el hombro de Iori.
Mero lo miró engreídamente, sabía que su hermano no sería capaz de hacer algo así, especialmente porqué no tenía ninguna experiencia. Pero entonces, Hoki se había puesto de pie y había caminado hacía ellos dos.
- ¡Como quieras! - Exclamó con el ceño fruncido y las mejillas coloradas y, para sorpresa de tanto Mero como Iori, el inocente muchacho se había arrodillado entre las piernas abiertas de Iori y había comenzado a desabotonar el pantalón.
- ¿Pero qué demonios? - Finalmente Iori pareció salir del estado de sopor que le había causado toda esa inesperada situación – Un momento... esto no está bien... -
Su voz sonó insegura y Iori odió que no tuviera el tono autoritario de siempre, porque eso significaba que su cuerpo lo estaba traicionando, de hecho, Hoki no lo había tocado aún, pero el ya se estaba poniendo duro. La idea de esas dos replicas de Kyo provocándolo así, era algo que no se le había ocurrido ni en sus más malsanas fantasías.
- Si, dejemos que sea Iori quien decida – Murmuró Mero quien al parecer tampoco le disgustaba la idea – Después de todo, el cuerpo de Iori siempre es honesto -
Iori sintió como se le subía el calor a la cara, pues Mero se había dado cuenta de su creciente erección y de como su respiración se aceleraba.
En definitiva, esa situación le iba a traer más dolores de cabeza.
Continuara...
Notas finales:
En varios doujins en donde salen los clones interactuando con Iori, casi siempre intentan aprovechárse de él xD es una idea muy tentadora que definitivamente tenía que incluir aquí jojo.
FANART!
Hoki ;o;
Iori todavía tratando de procesar lo que ve xD
Con la ropa de mayordomo!
Iori muriendose por dentro v.v
Mero!
;_; I CAN'T STOP DRAWING THEM SOMEBODY HELP.
