5. Responsabilidad
- Kusanagi... -
- Hey, ¡Kusanagi! -
La voz de Chizuru finalmente le hizo reaccionar, Kyo se había quedado mirando algún punto en la ventana y había perdido el hilo de la conversación. Se encontraban en la oficina de Chizuru, una amplia sala con una decoración escueta y tradicional, el escritorio de madera barnizada negra le daba un aspecto imponente y elegante, de momento se encontraban sentados en los sofás frente a la mesita de centro donde Chizuru a veces atendía clientes u otros trabajadores de la compañía. La secretaria les había servido té negro con unas pequeñas galletitas.
Chizuru iba vestida con una blusa blanca de manga larga y una falda negra recta hasta la rodilla, estaba cruzada de piernas, sosteniendo la taza de café mirándolo con cierta preocupación en el rostro.
- ¿Hay algo en tu mente? No estás prestando atención a nada de lo que digo -
- Lo siento, ¿Qué decías? – Respondió Kyo volviendo la vista hacía ella, se habían reunido hacía una hora para discutir los por menores de la formación del equipo de los tesoros. Chizuru había citado a Iori también, pero este no había respondido a su llamada ni a sus mensajes, por lo que habían decidido hacer la reunión sin él. Chizuru le contó sobre la información que había logrado recoger en las últimas semanas desde que había detectado esa anomalía en la energía que se podía percibir en el sitio donde Orochi estaba sellado.
- Si hay algo que te preocupa, puedes confiar en mi – Ofreció la mujer con una sonrisa tranquila.
- Luego de esta reunión tengo pensado verme con Yuki – Comenzó Kyo con la mirada puesta en su taza con té – Y creo que... voy a terminar con ella -
Chizuru se quedó callada, pero su expresión cambio al escuchar sus palabras.
- Yuki es... literalmente perfecta para mi – Continuó Kyo – Es linda, paciente, amable y comprensiva... es el tipo de mujer que sería la esposa perfecta para el líder del clan Kusanagi... sin embargo siento como si... nuestra relación no fuese algo natural, como si, estuviese cumpliendo un rol que se me ha dado y solo estuviese siguiendo instrucciones sobre lo que debo hacer... -
Chizuru ladeó la cabeza y una sombra de tristeza se reflejó en su mirada, ella comprendía perfectamente ese sentimiento, años atrás había recibido la responsabilidad de liderar el clan Yata y proteger el sello, era responsable de administrar el templo y sus sacerdotisas, así como de llevar los negocios familiares. Se suponía que ella y Maki se harían cargo juntas, que esas responsabilidades iban a ser distribuidas entre ambas, pero con el fallecimiento de su hermana, Chizuru había tenido que tomar las riendas sola y las palabras de Kyo resonaban en sus oídos, haciendo eco en como ella se había sentido años atrás.
- Una Kushinada y un Kusanagi... es una pareja perfecta ¿no?, el destino ha unido a nuestras familias desde hace siglos y sin importar cuanto tiempo yo hubiese desaparecido, ella siempre me ha esperado y ha estado dispuesta a esforzarse para que lo nuestro funcione – Kyo dejó escapar un suspiro – Fue mi primer amor en el colegio ¿sabes? Y la única novia que he tenido -
- ¿Ya no sientes lo mismo por ella? - Preguntó Chizuru.
- Yo he cambiado, no soy el mismo niño que se enamoró de ella en el colegio... han pasado tantas cosas... y cuando volví con ella hace un año, pensé que todo volvería a ser como antes -
- Pero no fue así -
- No, no lo fue – Continuó Kyo con una media sonrisa - ¿Alguna vez has sentido como si estuvieses estancada en un punto y no pudieses avanzar? -
Chizuru asintió con la cabeza ligeramente.
- Es algo irónico, porqué nosotros, sabemos lo que nos depara el destino, no somos como las demás personas que pueden escoger un camino y definir sus vidas – Comentó Kyo con un suspiro – Ya lo he aceptado, mi responsabilidad como protector de la espada Kusanagi y como futuro líder del clan, se que mi vida está definida y aún así... me siento como si estuviese caminando sin rumbo fijo, sin saber hacía donde voy -
- Si, es irónico – Aceptó la sacerdotisa dándole un sorbo a su té.
- Creo que no es justo que siga con ella, solo porqué es mi deber... quiero decir, proteger la reliquia sagrada o liderar el clan es algo que se que debo hacer, pero ella es una persona, no una obligación y siento que... no debería estar conmigo por que es cuestión del destino -
- ¿Crees que ella está contigo por obligación? - Preguntó Kagura con curiosidad. No era amiga de Yuki por lo que no tenía idea de como se sentía en su relación con Kyo. Desde lo ocurrido en el torneo del KOF97 pocas veces habían vuelto a interactuar.
- Nunca se lo he preguntado... pero creo que hoy lo haré – Concluyó Kyo y se llevó la taza a la boca mientras recordaba como en las últimas semanas, Yuki había estado hablando de vestidos de novia y como en una ocasión en la que habían ido a almorzar a un centro comercial, ella se había detenido en una tienda con ropa para bebes. Habían mirado la ropa y los juguetes y Kyo había sentido un incómodo vacío en el estómago.
El mensaje era claro, no era idiota, sabía que Yuki estaba pensando en esas cosas, porque era el paso a seguir. ¿Cuanto tiempo llevaban juntos? Kyo había perdido la cuenta, pero era lo que se suponía debía hacer. Debía casarse y darle un heredero al clan. Debía cumplir con su destino.
- Alguna vez me dijiste que sentías como si lo único que eras capaz de hacer era agobiarnos con la dura realidad y el cruel futuro...-
Chizuru dio un respingo.
- ¿Todavía te acuerdas de eso? - Preguntó soltando una risita corta.
- Siempre has sido la más madura de los tres, y cuando dijiste eso no comprendí del todo tus palabras, pero ahora... creo que lo entiendo perfectamente – Continuó Kyo, recordando como antes del torneo del KOF97, Chizuru le había dicho eso cuando Kyo se había molestado con ella por querer formar el equipo de los Tesoros sagrados sin su consentimiento (Iori había aceptado sin dudar cuando ella le había prometido que su 'premio' por participar, sería un duelo con Kyo), pero luego de 5 años, Kyo reconocía la validez de esas palabras – Se que algún día debo casarme y darle un heredero al clan, pero... ¿No se merece Yuki dar con un buen esposo que le pueda dar una vida normal? -
- No hay nada normal en nuestras vidas – Aceptó Chizuru con un movimiento de cabeza.
- Exacto, y yo no soy precisamente el mejor novio del mundo -
- Bueno, eso no lo puedo refutar – Comentó Chizuru con una sonrisa un tanto maliciosa.
- Tch... -
Chizuru rió suavemente con la cara que había puesto Kyo y luego el castaño había terminado contagiándose de la risa.
- Pero es bueno que estés pensando en todo esto antes de que hagas algo irreversible – Concluyó la sacerdotisa – Casarse no es algo que deba tomarse a la ligera y es mejor que tengas la mente clara antes de dar el siguiente paso -
- Si... definitivamente debo hablar con ella – Finalizó Kyo con un suspiro.
Su relación con Chizuru nunca había sido cercana, pero a pesar de que no eran el tipo de amigos que se escriben constantemente, Kyo se sintió más a gusto compartiendole eso a ella que hablando con Benimaru o con Shingo. En cierta manera, Chizuru era la única persona que podría entender su situación, porque ella misma pasaba por lo mismo. Kyo sabía que, siendo dos años mayor que él, la sacerdotisa también debía sentir una gran presión por el futuro que le deparaba. El clan Yata debía estar esperando que ella se casara y continuara el linaje.
Charlaron un poco más y ahora que Kyo se sentía un poco más ligero luego de haber expresado lo que sentía, pudieron hablar mejor sobre lo que planeaban hacer para el torneo.
Luego de terminar la reunión con Chizuru se había encontrado con Yuki y habían cenado en un restaurante de Sushi que ella quería probar desde hacía semanas. Luego de cenar, Kyo la había llevado de regreso a su casa en la moto y había decidido esperar a estar cómodamente sentados en la sala, para traer a colación el tema del futuro de su relación.
Nunca habían hablado honestamente sobre ese tema y Kyo se sorprendió al escuchar que Yuki odiaba el torneo de KOF y que deseaba que se retirara del mundo de las artes marciales, una vez se comprometieran. El castaño no lo había visto de esa manera, pero cuando Yuki le explicó sus razones, le pareció bastante lógico y razonable desde su perspectiva.
Ella temía por su vida cada que el se iba de viaje al torneo, se preocupaba constantemente por que fuese herido y le disgustaba que tuviese que enfrentarse a Iori para probar que escuela marcial era superior. Pensaba que la rivalidad entre los clanes era una perdida de tiempo.
"Cuando seas el líder del clan ya no podrás exponerte constantemente al peligro y deberás dedicarte a tu familia" Había dicho ella con una sonrisa y Kyo se había dado cuenta en ese momento que lo que ambos deseaban era completamente distinto.
Yuki añoraba un matrimonio normal, un esposo que volviera a casa y pasara tiempo con ella y con sus hijos. Y Kyo deseaba...
¿Que deseaba él exactamente?
No estaba del todo seguro, pero de lo único que si estaba seguro era de que, no iba a dejar de participar en el KOF, ser el líder del clan Kusanagi no era solo un título y una herencia, el representaba un arte marcial milenario y así como Ryo defendía el honor de su escuela de Karate, así mismo Kyo debía defender el estilo Kusanagi.
Años atrás cuando Kyo iba al colegio y su padre lo molestaba continuamente con entrenar, no se había dado cuenta de lo importante qué era defender ese titulo, pero habían pasado 5 años y había enfrentado enemigos poderosos que le habrían matado de no ser precisamente por su habilidad de controlar el fuego.
Yuki no lo entendía, pero el fuego era parte fundamental de su ser y no se imaginaba convirtiéndose en ese hombre que ella esperaba que fuera.
Fue honesto con ella y contrario a lo qué esperó, ella no lloró ni intentó continuar la relación, después de escuchar lo qué el tenía por decir, ella había sonreído tristemente y le había dicho qué, siempre había temido por el momento en el qué él preferiría los torneos y las peleas sobre ella.
"Sabía que llegaría el momento en el que tendrías que escocer... y algo me decía que no me escogerías a mi"
Escucharla hablar de esa manera le había hecho sentir miserable y detestó no poder darle ese amor incondicional qué ella se merecía. Porqué a pesar de todo, Yuki había sido incondicional con él, le había esperado pacientemente cuando el había desaparecido por un año gracias a NESTS, había aceptado su trato frío e indiferente, siendo siempre amorosa y comprensiva. En definitiva, Kyo se arrepentía de haberla tratado así, pero por más que se esforzaba, no le nacía demostrar afecto de esa manera y por consiguiente, entendía que era injusto que ella estuviese en una relación en la que no estuviese completamente satisfecha.
Entró a un bar en el distrito comercial y se sentó en la barra, sintiendo una contradictoria sensación de tristeza y alivio, porque en el fondo sabía que había tomado la decisión correcta.
Sabía que beber no iba a hacerle olvidar los sentimientos que lo agobiaban, pero quizás le ayudaría a relajarse un poco. A su mente vino el rostro de Yuki con su tierna sonrisa, con su sumisa disposición a seguirlo sin detenerse a preguntar a donde, Yuki quien siempre parecía estar dispuesta a hacer lo que fuera por él. Kyo apoyó su cara sobre una mano y pidió una cerveza negra fría.
Yuki era en definitiva la 'novia' perfecta, pero entonces ¿Porqué no sentía pasión hacía ella?, ¿porqué sentía como si le faltara algo? Quizás el amor se había convertido en una costumbre luego de tanto tiempo y él había intentado vanamente de convencerse de que, esa era la mujer con la que debía compartir el resto de su vida, porqué era lo correcto.
Pero hablando con ella honestamente por primera vez, se dio cuenta de lo diferente que eran. ¿Qué había visto en ella en primer lugar? ¿Realmente se había enamorado de ella en el colegio o simplemente se había sentido atraído hacía ella porque era una Kushinada y estaba destinado a salvarla?
El barman le sirvió la cerveza y Kyo le dio un par de tragos con expresión distraída y de repente notó unos volantes sobre la mesa al lado de la caja registradora.
- No puede ser – Murmuró tomando uno - ¿Porqué me persigues a todas partes? - Murmuró irritado.
En el volante, la cara de cierto pelirrojo se podía apreciar sosteniendo en bajo, junto a un grupo de hombres de su misma edad, su banda probablemente, Kyo no estaba seguro, pues no los conocía personalmente, pero era lo más obvio. La banda se iba a presentar en un par de semanas en un bar cercano y las fechas estaban listadas junto con los precios de las bebidas y otros detalles.
- Son muy buenos, le recomiendo ir – Comentó el Barman, un hombre de aproximados 30 años, cabello largo recogido en una coleta que caía lacio sobre su espalda – La semana pasada se presentaron aquí, realmente son un buen espectáculo -
Kyo refunfuño algo por lo bajo y se metió el volante en el bolsillo.
Continuó bebiendo hasta pasada la media noche y luego llamó al chofer familiar para que lo recogiera.
- Hasta que te dignaste a aparecer Yagami- Comentó Chizuru alzando una ceja, aunque no parecía estar muy molesta.
Iori se dejó caer en uno de los asientos soltando un gruñido. Kyo se encontraba recostado en la pared, al lado del escritorio en la oficina de la mujer, quien una vez más les había citado para discutir detalles sobre su cooperación en el torneo. Iori iba vestido con un estilo cuidado y exquisito, notó el castaño quien discretamente lo reparó de pies a cabeza, gabardina roja oscura llena de correas en las mangas, una camisa de cuello en V y un montón de cadenas de plata con múltiples diseños de cruces, lunas y otras cosas que Kyo no logró identificar.
Aún tenía algo de resaca de todo lo que había bebido la noche anterior luego de terminar con Yuki, pero al menos el dolor de cabeza había aminorado y se había vuelto casi imperceptible.
- Ve directo al grano, no tengo mucho tiempo – Le dejó saber el pelirrojo, traía el instrumento en su estuche de cuero y lo había dejado a su lado en el sofá, Kyo también notó que tenía una delicada capa de maquillaje en los ojos, una sombra roja oscura en el párpado y delineador negro.
- Si hubieras venido a la reunión anterior, a lo mejor no tendríamos que ir a prisa – Se quejó Kyo cruzándose de brazos – Pero según parece tenemos que acomodarnos a tu agenda -
Iori lo fulminó con una mirada molesta y Kyo pretendió ignorarlo, mirando solo a Chizuru quien ya comenzaba a suspirar exasperada.
- La inauguración del torneo será en Tokyo, por lo que nos instalaremos en el hotel una semana antes – Comenzó la sacerdotisa colocando su Ipad sobre la mesa de centro para mostrarles la información del hotel donde se quedarían – La organización se encargó de reservar las habitaciones y otros detalles como la comida, inclusive ofrecen transporte -
Kyo se acercó y se sentó en el sofá al fronte de Iori y observó la pantalla.
- Chequé los equipos registrados y me temo que tenemos malas noticias, el equipo Orochi ha regresado -
- ¿Qué mierda? - Exclamó Kyo parpadeando sorprendido al escuchar eso. Iori observó la pantalla con el ceño fruncido.
- Lo se... es absurdo... improbable y muy preocupante, pero no hay duda de que son ellos – Continuó ella meneando la cabeza.
- Pero... no puede ser... nosotros sellamos a Orochi, destruimos su cuerpo... - Indagó Iori.
- Si, no tiene sentido y por eso es que debemos estar atentos a cualquier movimiento sospechoso en el hotel, sugiero que viajemos a Tokio por nuestra cuenta e investiguemos el área – Propuso Chizuru.
- Hmm... puedo enviar espiás Kusanagi para que hagan un perímetro del lugar y nos ahorren trabajo – Comentó Kyo llevándose una mano al mentón – Estoy seguro que mi padre nos colaborará con cualquier cosa que necesitemos -
- Pero recuerda que debemos ser discretos -
- No hay nada discreto en llamarnos 'Equipo de los tesoros sagrados' – Habló Iori finalmente rompiendo su silencio con sarcasmo.
- Si ellos se registraron como equipo Orochi, pues nosotros debemos anunciar nuestra presencia de igual manera ¿No? Técnicas de intimidación básicas – Le explicó Kagura con seriedad. Iori sonrió al escuchar eso, le gustaba que Kagura tuviera el valor para poner la cara de esa manera - Lo importante por ahora es averiguar la mayor cantidad de información posible, eso nos dará ventaja en caso de que quieran atacar – Continuó Chizuru.
Justo en ese momento la secretaria vestida escuetamente con una blusa blanca y una falda negra hasta la rodilla, se asomó por la puerta y anunció que unos inversionistas interesados ẹn comprar acciones de la empresa habían llamado y era de vital importancia que Chizuru los atendiera. La sacerdotisa se excusó y salió de la oficina para tomar la llamada dejándolos solos.
Un incómodo silencio se formó en el lugar, Kyo notó que Iori evitaba mirarlo a los ojos y parecía muy incómodo. Kyo tampoco se sentía precisamente cómodo sentado separado de Iori solo por una pequeña mesa de madera, no después de haberle visto en esa escena comprometedora con sus clones. Con todo lo ocurrido con Yuki, Kyo había evitado pensar en ello, pero teniendo a Iori en frente, fue inevitable no pensar en ello. ¿Debía preguntarle al respecto?
Pero ¿Y que demonios le iba a decir? Tan solo formular la pregunta sería super vergonzoso, además Kyo especulaba que el pelirrojo iba a responderle con un gruñido o con un 'Vete al infierno'. Además, si preguntaba, ¿no era como si estuviese mostrando que estaba interesado por saber? Kyo no quería que Iori pensara que haberlo visto semi desnudo con sus clones le había afectado de alguna manera. Porqué el castaño quería enterrar en el pasado sus sentimientos por él, Iori había rechazado todos sus intentos por acercarse y eso le hacía sentir dolido y humillado.
- Vas a dar un concierto en el Moon Tower esta noche ¿Verdad? - Comentó Kyo rompiendo el silencio, pues Kagura se estaba demorando en regresar y era aún más incómodo estar ahí sin decir nada frente a frente como un par de idiotas.
Iori levantó el rostro y su expresión fue de sutil sorpresa. Asintió con la cabeza. La ropa que llevaba y el maquillaje, hacía obvio que al terminar esa reunión iría a trabajar.
- ¿Cómo lo sabes? - Preguntó Iori, su voz desprovista del odio y la rabia de siempre.
- Anoche estaba en un bar y vi la publicidad – Respondió Kyo con naturalidad, ocultando lo extraño que se sentía de poder entablar una conversación sin insultos con el heredero del clan Yagami – El barman me recomendó que fuera... dijo que eran muy buenos – Agregó dejando escapar una sonrisa de sus labios.
Iori le miró a los ojos y abrió la boca para decir algo, pero luego volvió a cerrarla sin que ninguna palabra saliera de su boca, Kyo lo miró con curiosidad preguntándose que quería decir que no se atrevía.
- ¿Qué? - Preguntó haciendo un gesto presumido.
- ¿Vas a ir? -
Kyo arqueó las cejas y abrió los ojos con sorpresa, no se esperaba que Iori le preguntara eso, especialmente porque la expresión de Iori no era burlona o sarcástica, realmente le estaba preguntando si quería ir a verlo tocar.
- Ahh... umm... eso depende – Respondió llevándose la mano a la cabeza para rascarsela en un tic nervioso.
- Siento hacerlos esperar – La voz de Chizuru los interrumpió al entrar de nuevo en la oficina - ¿En qué íbamos? Ah si, ¿Cuántos hombres crees que puede desplegar el clan Kusanagi? Y ¿Cuanto dinero costaran sus honorarios? -
- Nah, no hay necesidad de pagar nada, estoy seguro de que el clan querrá colaborar con la causa... y si se oponen, pues, igual puedo exponer el caso a los viejos y convencerlos, no es como si fuera a usar mal los recursos del clan, esto es realmente importante – Respondió Kyo volviendo su vista hacía ella.
Y pronto volvieron a enfrascarse en la discusión sobre como debían proceder. Luego de discutir los pormenores del plan por una hora, Iori tuvo que irse primero debido a que el bar Moon Tower quedaba a casi una hora de distancia de la oficina de Chizuru y no podía llegar tarde. Kyo se quedó unos momentos más hablando con Chizuru y luego esta lo acompañó al lobby del edificio.
- ¿Hablaste con Kushinada? - Preguntó Chizuru cuando Kyo ya iba a tomar el ascensor para ir al garaje donde tenía su moto. Kyo asintió y su obvia expresión taciturna le reveló a Chizuru lo que había pasado – Creo que tomaste una buena decisión -
- Si... creo que será más feliz con otra persona... o al menos eso espero – Murmuró Kyo torciendo la boca en una sonrisa triste.
El rostro de Chizuru se suavizó, como el de una hermana mayor que mira a su travieso hermano metido en problemas.
- ¿Y qué hay de tu felicidad? - Preguntó ella.
- Tch, de momento patearle el culo al equipo Orochi será suficiente para tenerme contento – Respondió con voz sarcástica, pero Chizuru no rió con la broma, siguió mirándolo seriamente – Estaré bien, no te preocupes, sobreviviré -
- Eres tan dramático – Dijo finalmente la sacerdotisa con una media sonrisa.
- Y tu trabajas demasiado – Kyo la miró y sonrió abiertamente – Deberías preocuparte más por ti misma -
Chizuru iba a responder algo, pero Kyo hizo un gesto con la mano como despedida y entró en el ascensor.
Unos días después, en una tarde soleada, el castaño arribó a la enorme casona tradicional. La mansión Kusanagi parecía salida de un libro de historia feudal y Mero se encontró admirando la arquitectura perfectamente conservada de la entrada. Había un hombre vestido de negro, con corbata y todo, parecía un elegante mayordomo y durante todo el tiempo en el que el clon se quedó mirando, el hombre no se movió de su puesto. No había pensado un plan elaborado ni nada por el estilo, simplemente pensaba aguardar en ese lugar y esperar a que el Original saliera o entrara y poder interceptarlo.
Era la primera vez que se atrevía a visitar la casa Kusanagi, pues durante los últimos años había intentado pasar desapercibido junto con Hoki, el riesgo de caer en manos de los hombres de Heidern era muy alto y había adquirido una actitud paranoica frente a la posibilidad de dar con espías sin saberlo cuando interactuaba con gente en el día a día. Acercarse a la mansión Kusanagi era una muy mala idea, pero luego de lo ocurrido con Iori, Mero quería hablar con el Original.
Ya no tenía miedo como antes, quizás interactuar con Iori le había hecho perder el miedo del todo, porqué sabía que si, el Original no había hecho nada al verlo en ese apartamento y no los había atacado, significaba que no era peligroso interceptarlo. Solo debía tener cuidado con lo que dijera.
- ¿Kyo-sama? - La voz de un hombre lo sorprendió por detrás, iba vestido también con un traje negro similar al otro, pero traía una bolsa con un logo de una tienda de conveniencia en la mano - ¿Está esperando a alguien? -
Mero tardó unos segundos en darse cuenta de que ese hombre, le estaba confundiendo con el Original, naturalmente no podía notar la diferencia, Mero iba vestido de manera casual, con jeans negros, una camiseta roja y una chaqueta de cuero abierta, traía el cabello suelto cayendo a los costados de su cara, para cualquier persona, él lucía exactamente como Kyo.
- Um... no realmente – Respondió relajando los hombros.
- Su madre estará encantada si se une a la ceremonia de Té – Comentó el hombre con un Japonés educado.
- Por supuesto – Aceptó Mero y se llevó las manos a los bolsillos, comenzando a caminar hacía la entrada. Quizás podía sacar provecho a esa inesperada situación, pensó al notar que el guardia saludaba con una profunda inclinación respetuosa y le dejaba pasar.
Tantas veces en las que había pretendido ser el Original para Iori Yagami, tenían que servir de algo ¿No? Su talento con la actuación finalmente daría frutos.
Sonriendo de soslayo y moviendo la cabeza ligeramente le devolvió el saludo al guardia y entró en el jardín. El sitio era impresionante, Mero no tenía idea de cuanto dinero tenía la familia Kusanagi y como siempre había vivido en pequeñas habitaciones desde que había escapado del laboratorio, estar en un sitio tan enorme e imponente le hizo sentir extraño.
Caminó por el largo pasillo interno de la casona, realmente no estaba seguro de hacía donde debía ir pues no conocía la estructura interna de la casa, sin embargo caminó con las manos en los bolsillos pretendiendo que sabía para donde iba.
Pronto se encontró con una muchacha vestida con un kimono simple de color amarillo pálido que traía una bandeja con galletas.
- ¡Kyo-sama! - Exclamó con una sonrisa - Que sorpresa verle tan temprano -
Mero le devolvió la sonrisa pensando que, eran las 3 de la tarde ¿Cómo podía considerarse eso temprano?
- ¿Desea algo en específico para comer? Satori-san dijo que se uniría a Shizuka-sama para tomar el té -
- Cualquier cosa esta bien - Respondió y comenzó a seguirla suponiendo que esa chica iba hacia el sitio donde se tomaba el té.
Mientras caminaba el clon comenzaba a sentirse algo nervioso, cuando había ido en busca del Original no había pronosticado que los guardias fueran a confundirlo, pero ¿Podría engañar a la madre del Original también? Debía tratar en lo posible y aplicar todo lo que había aprendido cumpliendo ese 'papel' para Yagami.
La muchacha lo anunció y luego corrió la puerta de papel dejándolo pasar a una amplia sala decorada escuetamente, un par de pergaminos con exquisita caligrafía se podían apreciar en el fondo, junto con unos arreglos florales simples, en el centro había una mesita pequeña con cojines alrededor y una mujer también vestida con kimono se encontraba inclinada con un libro en las manos.
- Kyo-sama ha vuelto - Anunció la muchacha alegremente dejándo la bandeja sobre la mesita de madera y se retiró momentos después, Mero caminó hacia la mujer sin mostrar nerviosismo y se sentó en uno de los cojines.
Entonces Shizuka cerró el libro y levantó el rostro para encararlo. Sus ojos avellanas, le miraron con ternura y sus delicadas cejas se arquearon al tiempo que una sonrisa se formó en sus labios pintados de carmín.
- Cariño, creí que no me darías el gusto de volver a compartir el té contigo -
La voz de Shizuka sonó como terciopelo en sus oídos, estaba vestida con un kimono azul oscuro con un bordado de gardenias y traía el cabello castaño recogido con una pinza de metal. Mero se quedó petrificado frente a la etérea presencia de esa mujer. Debía estar llegando a los 50, pero había una vitalidad innegable en sus facciones.
- Me alegra mucho que hayas venido, tu padre anda tan ocupado últimamente que... - La mujer soltó un suave suspiro y su expresión cambió por unos instantes para dejar entrever cierta tristeza - Esta casa es demasiado grande para mi sola -
- Lo siento... - Mero se encontró diciendo esas palabras sin realmente pensar, sintió como si las tripas se le revolvieran por dentro, quería borrar esa tristeza de su rostro y aún cuando esa mujer era desconocida, la intensidad con la que deseó hacerla feliz, le oprimió el pecho.
Ella lo miró extrañada, a lo mejor se estaba comportando diferente a como lo habría hecho el Original, pero Mero no podía controlar como se sentía en ese momento.
- ¿Kyo? - Shizuka se inclinó hacia adelante y extendió una mano para posarla delicadamente sobre la suya - ¿Te encuentras bien cariño?
Mero sintió como si el corazón se le saltaba un latido cuando la tersa piel de esa delicada mano había tocado la suya.
Por primera vez, sintió algo diferente a la apatía y al tedio.
- Prometo compartir el té contigo, por favor, no estés triste - Agregó con voz trémula. Su corazón latió con más fuerza y sintió como se le formaba un taco en la garganta.
- ¿Cariño... que...?-
Shizuka lo miró con preocupación y Mero se dio cuenta de que su visión se había puesto borrosa porque sus ojos estaban brillosos con lágrimas contenidas. Aquella mujer, podría haber sido su madre, él habría podido crecer a su lado y no en un tubo de vidrio.
Hasta ese momento, Mero no había pensado en lo que se sentiría tener una madre.
- Mamá... - Susurró haciendo un esfuerzo por contener ese extraño sentimiento que había surgido de la nada con solo escucharla hablar.
¿Cómo podía sentirse así frente a una desconocida? Esa mujer era la madre del Original y no tenía nada que ver con él, era consciente de que el único lazo que lo unía a esa familia era su ADN, no era realmente su familia, pero entonces ¿Porqué se inclinó hacía ella sin pedir permiso y la rodeó con sus brazos hasta apretarla fuertemente en un abrazo. ¿Porqué las lágrimas no dejaban de resbalar por sus mejillas mientras sentía la tibieza de ese delicado cuerpo?
Las manos de Shizuka lo abrazaron de regreso y luego su mano derecha subió hasta su cabello y se lo revolvió en un gesto cariñoso que hizo que Mero temblara de pies a cabeza.
- ¿Quién eres tú y donde está mi hijo? - Susurró Shizuka cerca de su oído y Mero dio un respingo al tiempo que la soltaba.
La mujer se quedó mirándolo seriamente, con una expresión que fue imposible para Mero descifrar. La ternura de antes había desaparecido y era claro que había descubierto que no se trataba de Kyo.
- No, tenga miedo... no voy a hacerle daño – Se apresuró a decir Mero pensando que ella podría llamar a los guardias y se metería en un problema tremendo. Podía defenderse usando su fuego, pero no tenía el más mínimo deseo de pelear.
- No tengo miedo – Respondió ella y desvió la mirada hacía la mesita donde continuaban los bocadillos y la tetera – Y puedo notar que no tienes malas intenciones -
- No... no, las tengo... solo vine aquí para hablar con el Original – Exclamó Mero rápidamente limpiándose los restos de lágrimas de sus mejillas.
- ¿El Original? - Preguntó ella y comenzó a servir té en uno de los cuencos.
- Umm... Kyo Kusanagi... - Murmuró Mero incómodo con todo ese asunto – Disculpe mi atrevimiento... no debí abrazarla... yo... - El clon se fue colocando colorado mientras decía todo eso, siendo consciente de que desde la perspectiva de esa mujer, el debía parecer como un pervertido – Me dejé llevar por el momento... por favor no llame a la policía, le juro que no vine aquí a causar problemas -
Shizuka continuó sirviendo el té y Mero notó que servía dos tazas.
- Pretendías engañarme con tu apariencia, pero... no te comportas para nada como Kyo – Comentó ella y le ofreció una taza con humeante té – Ahora dime... ¿Cuál es tú historia? -
Mero dudó unos segundos, pero terminó por tomar la taza, aquella mujer se estaba comportando de manera inesperada, lo más sensato sería llamar a los guardias o a la policía, pero en vez de eso, se veía muy calmada y le ofrecía té.
"Realmente no me tiene miedo" Pensó Mero, observando como Shizuka se llevaba la taza a los labios elegantemente.
- Me llamo Mero y... ¿cómo decirlo de la mejor manera? Umm... soy un clon de su hijo -
La expresión de Shizuka cambió a sorpresa ante esta revelación, pero no mostró miedo, Mero se quedó esperando a que dijera algo, pero la mujer solo lo miró a la expectativa, no tenía idea de que tanto sabía ella sobre NESTS y todo lo ocurrido años atrás, pero en vista de que no había llamado a la policía y parecía dispuesta a escucharlo, Mero se sintió en la obligación de hablar.
Se pasó la siguiente media hora, contándole al detalle todo lo ocurrido 5 años atrás. El secuestro de Kyo y los experimentos de los cuales él y su hermano habían sido producidos. Obvio detalles sobre lo ocurrido con Yagami y demás, pero fue honesto sobre sus intenciones y como había vivido escapando de Heidern y manteniendo un bajo perfil hasta ese momento.
Esa noche, Kyo regresó a la mansión Kusanagi luego pasarse la tarde entera en la empresa Kagura. Los guardias le miraron sorprendidos cuando entró en la casona luego de dejar la moto en el parqueadero, Kyo pasó por alto el rostro sorprendido de los guardias porque seguía pensando en Yuki y por eso fue que, al entrar en su cuarto, no notó inmediatamente la presencia de un visitante inesperado.
- Qué genial es tu casa - Comentó Mero rompiendo el silencio, se encontraba sentado en la cama con las piernas cruzadas cómodamente, Kyo parpadeó varias veces sin poder asimilar del todo que esa copia estuviese allí. Ver a ese joven con su mismo rostro, escuchar su tono de voz, le generaba una extraña incongruencia mental. Tragó saliva y se dijo así mismo que debía controlar esos sentimientos de desasosiego y sobreponerse a la sensación de mareo.
- ¿Cómo demonios entraste aquí?- Logró preguntar al fin luego de su shock inicial.
- La verdad es que no tenia pensado entrar y te estaba esperando afuera, pero los guardas me confundieron contigo - Le explicó Mero con voz tranquila - Por cierto... ¿Kyo-sama? Nunca me habían tratado con tanto respeto... eres muy afortunado -
El rostro de Mero cambió al decir eso último, a su mente llegó el recuerdo de lo que había sentido mientras hablaba con la madre de Kyo. Realmente lo consideraba afortunado, Kyo había crecido en una mansión con sirvientes, siempre comiendo lo mejor y con lo más importante, con una madre que le aceptaba y le quería. Mero no tenía idea de lo que se sentía tener una familia normal o recuerdos de su niñez. Porque no la había tenido. Su cuerpo había sido creado artificialmente y cuando había abierto los ojos por primera vez, su cuerpo ya era adulto.
No lograba imaginarse como habría sido vivir de niño con una madre y un padre que le dieran cariño y atención.
- ¿Porqué estás aquí? - Preguntó esta vez Kyo comenzando a quitarse la chaqueta, si los guardias le habían dejado pasar confundiéndolo con él, no había nada que pudiera hacer al respecto y ese clon no parecía tener intensiones bélicas pensó sin quitarle el ojo de encima, pero aparentando que le traía sin cuidado.
- Pareces molesto – Comentó Mero ladeando la cabeza.
- Me traes malos recuerdos de NESTS – Respondió Kyo con desdén.
- Oh... entiendo... para mi también fue difícil al comienzo – confesó levantándose de la cama.
Kyo se llevó una mano a la cabeza, pensando en lo que extraño que era tener esa conversación con ese clon, una conversación que no era agresiva y que no tenía insultos. De alguna manera creyó que sentiría agresividad hacía él o que insultarlo sería lo correcto.
- ¿Qué es lo que quieres? - Insistió Kyo fastidiado.
- Um... quería proponerte algo... - Comenzó Mero cruzándose de brazos, cuando había acudido a esa mansión, no tenía claro que haría una vez se viera con Kyo, pero la inesperada conversación con Shizuka lo había descolocado por completo y había cambiado su perspectiva. Había pasado la tarde entera con la madre de Kyo, y esta se había portado amable aún luego de que le contara sobre su origen. Aquella mujer había despertado un sentimiento dentro de él que nunca antes había sentido y gracias a ello, comenzaba a comprender lo que Iori sentía por Kyo.
- Se que no confías en mi y que es extraño que te busque justamente, luego de que me viste en el apartamento de Iori... - Continuó Mero y ante la mención del nombre de Iori Kyo levantó el rostro con curiosidad.
- Es difícil saber, pues habían dos... clones – Comentó Kyo con una media sonrisa.
- Hoki, se llama Hoki y es mi hermano – Se defendió el joven algo ofendido con la forma en como Kyo había dicho 'clones' – Y yo también tengo un nombre, me llamo Mero -
- ¿Hay más... ? - Preguntó Kyo sentándose en la silla del escritorio.
- Solo nosotros dos – Murmuró Mero.
- ¿Cómo sabes que no voy a acudir a Heidern? - Indagó Kyo, pues si esos clones habían sobrevivido todo ese tiempo de incógnito, debían de saber de la operación de los Ikari y del ejercito para desmantelar NESTS.
- No somos culpables... solo vivimos nuestras vidas de la mejor manera posible... ¿Porqué habrías de querer matarnos si nunca te hemos hecho daño? -
Ante tal pregunta, Kyo se quedó callado, por supuesto que no estaba pensando en comunicarse con Heidern, solo estaba probando al clon, porqué quería saber más sobre sus intenciones. ¿De repente aparecía en su casa diciendo que quería proponerle algo? Kyo no era ingenuo y debía haber algo más en sus intenciones.
- Si Iori Yagami no me ha hecho daño en todo el tiempo que llevo de conocerlo... estoy seguro de que tu tampoco lo harás – Afirmó Mero con una sonrisa más confiada – He aprendido mucho de ti, gracias a Iori -
- Yagami – Murmuró Kyo molesto de que ese clon llamara al pelirrojo por su nombre.
- He aprendido sobre como te comportas, las cosas que te gustan y tu actitud... entre otras cosas y aunque no planeaba buscarte... luego de lo que pasó en casa de Iori, digo Yagami... – Se interrumpió Mero al notar la cara fastidiada de Kyo – Me pareció mejor aclarar las cosas contigo directamente -
- ¿Aclarar? ¿Qué cosa? -
- Teníamos un acuerdo... un contrato laboral si así lo quieres llamar... Yagami me contrató para que actuara como tú -
- ¿Qué mierda? - Kyo abrió los ojos en una expresión de infinita sorpresa, no podía dar crédito a lo que estaba escuchando.
- Muy peculiar ¿No? - Preguntó Mero encogiéndose de hombros - ¿Pero quién soy yo para juzgar los gustos de Yagami? Al fin y al cabo solo soy un clon... - Esta vez la voz de Mero fue maliciosa y miró a Kyo haciéndole saber que no le había gustado que lo llamara de esa manera.
Kyo sintió como si la cabeza le diera vueltas ¿Yagami había contratado al clon para que actuara como él ¿porqué? Aquello no tenía sentido, el pelirrojo podría simplemente buscarlo, como siempre hacía, ¿Para que tendría necesidad de buscar a un clon para eso? Se preguntó que tipo de cosas habrían hecho entonces para que tuviese que pagarle a esa copia suya por sus servicios. Kyo sintió una inesperada mezcla de rabia y celos al pensar en ello.
- Espera... esto no tiene sentido – Exclamó contrariado - ¡Estás mintiendo! -
- ¿Qué ganaría con mentir sobre algo así? - Mero se encogió de hombros al decir eso y Kyo se quedó mirándolo entrecerrando los ojos como si estuviese intentando adivinar algo más en sus palabras.
- Sólo escúchame, tengo un buen plan – El clon sonrió inocentemente y Kyo sintió que, fuera lo que fuese que ese joven tenía por decir, que no iba a terminar nada bien, sin embargo no podía negar la curiosidad que sentía, todo ese asunto era inesperado y le irritaba, pero más allá de eso, quería poder entender que demonios pasaba y Iori no era precisamente una persona con la que pudiese hablar tranquilamente al respecto.
Quizás el clon podría ayudarle a entender las acciones del pelirrojo y salirse de esa agobiante incertidumbre. Tomó aire y se obligó a calmarse así mismo, preparándose mentalmente para lo que fuera que ese clon tenía por decir.
Continuara...
Notas finales:
OMG Casi no termino este capítulo! Debido al proyecto del comic y la animación, no había tenido mucha cabeza para pensar como seguir esta historia. Gracias a Wandarimor por ayudarme con unas ideas!
El momento en el que Iori le pregunta si va a ir a verlo tocar y Kyo se pone nervioso *-*
