hola! weno, en principio esta istoria no tenia k tener continuacion, pero lo publike tb en otro foro dond tuvo mas exito k aki y me la pidieron... asi k la escribi y ya k staba escrita... pues la pongo aki tbn. weno, no se si alguien lo leera, si leeis espero k os guste y dejarme reviews! sirven muxo jeje.

gracias sis d mi alma x apoyarme! os kiero nenas

‡ ———————————————————————————— ‡

Hermione se tapó la cara con las manos.

No quería que la vieran llorar.

- Lo siento, Mione… -dijo Harry, acercándose al sillón de la sala común donde la chica se encontraba -. Es un duro golpe… para todos.

Hermione le miró a los ojos con tristeza, y solo pudo ver reflejada su misma imagen en ellos.

- Harry, yo… yo le quería, Harry…

- Yo también le quería…

El chico le pasó el brazo por los hombros, y la pegó a él, tratando de que así se sintiera protegida.

- No… Yo le amaba.

Él no pudo evitar que una sonrisa irónica se dibujara en su rostro.

- Siempre lo supe, en cierta manera.

- Se lo confesé todo… En una carta. Esta mañana la he mandado… ¡Ni siquiera habrá podido leerla!

Harry se levantó, y anduvo hacia la chimenea, encendida con llamas rojas y crepitantes.

- Harry… ¿Quién fue?

El moreno la miró a los ojos.

- Tú lo sabes.

Sí, lo sabía. Pero… ¿sería apropiado decírselo? Conocía el ímpetu de su amiga, y sabía que podía pasar cualquier cosa si se enteraba.

- ¡Harry¡Tú lo sabes! –reprochó ella, con mares de lágrimas brotando de sus ojos -. Lo sabes…

- Mione… -dijo él, acercándose a su amiga de nuevo -. Pero…

- ¡Dímelo! –exigió -. Por lo que más quieras¡dímelo!

- ¡Voldemort ya me ha quitado a lo que mas quiero, Hermione! No quiero que también pase lo mismo contigo. No quiero que mueras por intentar conseguir una venganza que sabes de sobras que no conseguirás.

La chica se acurrucó repentinamente en el sillón, con los brazos cruzados, apoyados en el respaldo, y la cara entre los brazos, sollozando ruidosamente.

- Mione… Eres lo único que me queda.

Ella seguía llorando inconsolablemente.

- Te quiero demasiado para perderte a ti también, Mione… ¡Por favor! Deja de llorar…

Hermione se abrazó a sus rodillas.

- Me parte el corazón verte así.

Ella le miró a los ojos.

Su tristeza chocó con la de Harry, y él no lo resistió.

- Fue un error admitirlo de nuevo –empezó el chico, mientras la cara de Hermione se iba contorsionando por el horror y el miedo -. Parece que… que cuando el retrato de Dumbledore fue colgado en el despacho de directores, le expresó a McGonagall la voluntad de que siguiera estudiando aquí. Según él, sólo cometió el error de dejarse influenciar, pero… Pero era muy joven y no sabía lo que hacía. Dumbledore dijo que si se sentía bien en este colegio… cambiaría. Fue Malfoy, Mione. Me lo han dicho los de la Orden esta mañana. También me han dicho que no dijera nada, de momento… Que están buscando pruebas, y cuando las tengan, vendrán aquí, y se le llevarán a Azkaban, donde se pudrirá con su padre para siempre.

- ¿Cómo? –preguntó ella -. ¿Sigue aquí?

- Sí, Mione, pero…

- ¿SIGUE AQUÍ?

- Sí, Mione, pero…

No pudo seguir diciendo nada más, pues la chica había salido corriendo.

- ¡NOOO! –gritó Harry medio instante antes de salir tras ella.

Cruzó el retrato de la señora Gorda corriendo, y, tratando de pensar como lo haría su amiga, se dirigió hacia las mazmorras (el Slytherin estaba más cerca de ahí que de las torres, de eso no había duda).

Mientras corría persiguiendo a su amiga, recordó todos los Horcruxes que había destruido a lo largo de ese año.

Fue en ese mismo momento que el moreno descubrió que Voldemort estaba completamente desprotegido ante las maldiciones mortales.

No, Hermione. Se obligó en pesar en ella y apretar la marcha para alcanzarla.

Antes que haga una locura, pensó.

Por fin, la vio. Pero no como hubiera deseado.

Hermione (¡Hermione! Su Mione…) estaba tumbada en el suelo, de lado, con la cabeza entre los brazos, alzados sobre los hombros. Sus piernas estaban puestas en una posición algo extraña para que se hubiera tropezado.

- No… No… No, no¡no! –dijo corriendo más deprisa -. ¡NO!

Se tropezó con sus propios pies, pero, tras chocar contra el suelo, se levantó de nuevo.

Apartó el pelo de Hermione de sus ojos y lo que vio le horrorizó.

La chica le devolvía una mirada vacía, inerte… Muerta.

Su Mione estaba muerta.

La cogió por los hombros y la zarandeó fuertemente.

- Despierta¡despierta! Despierta Mione… -lloró el moreno abrazando a la chica, tratando de darle la vida que le había sido injustamente quitada.

Harry tenía los ojos cerrados y llorosos, y sentía el cuerpo de su mejor amiga como nunca antes lo había sentido… Como nunca lo volvería a sentir.

- ¿La amas? –preguntó una voz fría delante suyo.

- Sí –reconoció el chico sin pensar, sin darse cuenta de en quién había confiado el secreto que más profundamente había guardado.

Si no lo hubiera hecho, Ginny hubiera terminado con su vida.

Eso hubiera sido lo mejor, pensó cuando por fin abrió los ojos.

La realidad chocó contra él de una forma demasiado brusca.

Draco Malfoy estaba delante suyo.

- ¡Tú, asesino! –gritó soltando a Hermione suavemente (no podía permitirse el lujo de hacerle más daño del que ya había sufrido…).

- Siempre serás tan patéticamente sentimental como siempre, Potter –dijo el rubio con su sonrisa irónica -. ¿Es que puede haber una manera de ser más ridículo?

- ¡Tú¿Cómo confió alguien en una alimaña estúpida disfrazada de hurón botador¿Cómo pensó alguien que un renacuajo desteñido podría tener corazón¿Cómo creyó alguien que podrías cambiar y ser… y ser… y ser humano?

- Parece que alguien lo creyó.

- ¡Yo no!

En ese instante, estaban ambos muchachos encarados, a unos quince metros de distancia.

Aún así, se miraban fijamente a los ojos, y las chispas de odios que salían de ellos podían haber prendido fuego, perfectamente, incluso a las paredes.

- No pensé que caerías tan bajo, la verdad –siguió Malfoy -. Con una sangre sucia…

- ¡Calla, elitista estúpido y egocéntrico¡Tú no eres nadie para decirme lo que debo sentir¡Ni siquiera sabes qué es sentir algo que no sea odio o desprecio¡No sabes lo que es vivir una vida que no consista en obligar a los demás a ser lo que tú quieres¿Y pretendes hacernos creer que has cambiado¿Qué idiota se creería que un impertinente asqueroso y repugnante como tú podría cambiar?

- Al parecer, Dumbledore –respondió el chico sin perder la calma.

Algo estalló en el interior del moreno, algo que llevaba tiempo llenándose. Esa noche había llegado a su límite, pero los recientes acontecimientos lo habían sobrepasado con creces.

- ¡Avada Kedavra! –gritó Harry, deseoso de librarse de todo el dolor, de toda la tristeza que embargaba su alma en este momento.

Pero en el momento en el que el rayo de luz verde fosforescente salió de la varita de Harry, la varita de Malfoy también soltó el mismo resplandor brillante.

El camino de los rayos verdes se hizo eterno… En esos segundos, la cara de Malfoy fue cambiando… Empalideció, su nariz desapareció, sus ojos grises hermosos se convirtieron en rojos, color sangre…

Su estatura aumentó, se hizo más delgado…

Era Lord Voldemort.

Lord Voldemort, habiendo tomado poción multijugos, bajo el aspecto de Draco Malfoy había entrado en Hogwarts.

Harry sonrió socarronamente.

Era el destino, pensó.

Uno había muerto en manos del otro… Como pronosticó la profecía.

Los rayos verdes impactaron contra ellos, y cayeron al suelo, ambos al mismo tiempo.

La rivalidad desaparecida para siempre.