EL INVIERNO DE KAEDE
Era viernes. Ya no había gente en la escuela, pero sabía que dentro el gimnasio quedaba todavía un grupo de chicos despidiéndose, deseándose suerte en el futuro. Quizá incluso ya habían nombrado al nuevo capitán.
Estaba nervioso. No había pisado una cancha desde el domingo que denunció a Tsukihiro, en ese pequeño parque. Ese día había decidido dejar el baloncesto para ponerse a trabajar. Pensó que nunca más volvería a jugar y ahora... ahora iba camino a una cancha para agradecer a un grupo de chicos de su edad que le habían dado la oportunidad de volver a jugar, de volver a ser un joven estudiante, un deportista. No sabía qué les iba a decir. Sabía que allí estaría Rukawa. Pero no quería pensar en él. Aunque en los últimos meses no había tenido mucho tiempo para nada, no había podido quitárselo de la cabeza. Algún día, después de navidades, se lo había cruzado por el instituto. Estaba abatido, se le notaba en la cara. Verle de ese modo siempre le removía algo por dentro. Pero le había traicionado. Le dolía, sobretodo porque había sido él y no otro. Él. Algo había en ese chico, algo que le agradaba y le preocupaba, algo que le atraía irremediablemente, algo que le atormentaba, algo que le producía temor. Miedo otra vez. No podía olvidarle por más que lo intentaba.
Dio un beso a la pequeña Aya, a quien dejó a cargo de su amigo en el patio del colegio. Despejó su mente y abrió las puertas del gimnasio.
A dentro Kaede hablaba de cara a él. Estaba a punto de anunciar al nuevo capitán. Entonces le vio. Le miró y durante unos instantes Hanamichi se perdió en esa mirada azul, pero Kaede bajó la cara y finalmente anunció el nombre del siguiente capitán al resto del equipo. Quienes por estar de espaldas a la puerta no se habían percatado de su llegada.
El muchacho elegido era el base titular. Un chico de segundo, muy decidido y, aunque no tan rápido como Riota, muy prometedor. Hanamichi pensó que era una decisión acertada. El muchacho se levantó para darle las gracias a Kaede, y entonces le vio. Se giró hacia Hanamichi e hizo una reverencia, que tras ver a quien iba dirigida fue repetida por el resto del equipo.
-Chicos, por favor. No lo...
-Capitán. Dijo el base, me alegro de verle.
-Y yo de veros a todos. Enhorabuena capitán -dijo sonriendo-. He venido a pediros disculpas. Debí deciros porqué me iba, o como mínimo venir a dar la cara cuando me fui.
Hanamichi hizo una reverencia.
-Y debo daros las gracias por lo que habéis hecho. Hablé ayer con el entrenador de la universidad de Kanagawa. Tengo una deuda con ustedes que no creo que pueda pagar.
Kaede ya estaba en la puerta de los vestuarios, cuando Hanamichi le vio.
-¡Rukawa! -Gritó.
Kaede se detuvo, herido por no ser llamado por su nombre, aunque tampoco esperaba que lo llamara de todos modos.
-Chicos disculpen, pero tengo que hablar con él.
-Hanamichi, pero no os vayáis, tenemos ganas de volver a veros jugar.
-Ya veremos, ahora vuelvo.
Y Hanamichi corrió hacia el moreno. Que ya se había metido en el vestuario.
-¿Kaede, estás aquí? -Preguntó Hanamichi entrando.
Kaede estaba sentado en uno de los bancos del centro del vestuario. Hanamichi cerró la puerta.
-¿Por qué lo hiciste? -Preguntó directamente Hanamcihi.
-¿Por qué hice qué?
-Todo. Lo de investigar a Tsukihiro, la denuncia, lo de la beca, todo.
-Por ti, por mí y otra vez por ti -fue lo que Kaede pudo decir. Luego tomó aire y añadió-: Tú querías volver a tu casa y yo encontré un modo de sacarte a ese hombre de allí. He sabido lo de tu madre Hanamichi, lo siento mucho -dijo Kaede acabando de cerrar su bolsa con todas sus cosas metidas de mala manera dentro de ella.
-Gracias. Pero con lo que hiciste… -no iba a dejarlo ir así-. Me robaste algo muy importante. En esa casa yo había empezado a sentirme bien, contigo, y yo… no tenías derecho a hacerme eso.
-La mitad de la casa sigue siendo tuya -le recordó.
-No hablo de eso.
-Yo no rompí mi promesa Hanamichi. Jamás le mentí a ese hombre, ni a ti. Y en cuanto a lo de la periodista nunca le dije nada de ti, ni de tu madre, ni de las agresiones. Solo me ayudó a encontrar algo sobre ese hombre por donde atacarlo. Y funcionó. ¿No?
-¿A que precio Kaede? -Dijo triste pensando en que eso había echado a perder su amistad, a parte de que él había perdido su hogar otra vez.
-No me salgas con estas Hanamichi, si esperas humillarme más… ¿Tanto me odias? Quizá me equivoqué y nunca debí meterme en tu vida, pero como mínimo yo lo hice con la mejor intención. Nunca pensé que llegaras tan bajo como para esto. ¿Después de lo que he pasado todavía quieres mortificarme más? Vete a la mierda Hanmichi -Kaede no gritó ni alzó la voz. Solo le dijo todo en un tono cansado, lento, que le hizo sentir fatal al pelirrojo aún sin saber de qué le hablaba.
Kaede salió del vestuario, convencido de que ya nada no podría ir peor. Para evitar que todo el equipo le viera partir se coló por una ventana del pasadizo. Y corriendo se marchó a casa. Pero alguien le había visto.
Hanamichi volvió muy confundido a la cancha.
Allí practicó un poco con los chicos. Hecho que, por cierto, le hizo darse cuenta de lo mucho que necesitaba entrenar. ¡Estaba fatal de forma! Aunque obviamente nunca lo aceptaría delante de nadie. Les dio las gracias de nuevo y se marchó. A fuera, Yohei y la pequeña Aya dormida en su cochecito, le esperaban pacientemente.
-Hanamichi, hace un rato ha salido corriendo... -le dijo Yohei a Hanamichi, un poco intrigado.
-Kaede, lo sé -dijo mientras se echaba encima el cochecito para comprobar que la niña estaba bien.
-Está bien tranquilo, que no le hice nada. ¿Se puede saber por qué se ha marchado?
-Pues la verdad no lo sé. En cuanto me vio se marchó al vestuario, yo le seguí para hablar con él, pero luego me salió con algo muy extraño y me mandó a la mierda.
-¿Que hizo qué?. ¿Pero Hanamichi se puede saber qué le dijiste? -Yohei no entendía nada. Le constaba que Kaede deseaba hacer las paces con el pelirrojo. ¿Por qué lo había mandado a la mierda?
-¡Nada! Solo le pregunté por qué lo hizo, por qué me ayudó con lo de la beca después de todo. Él me dijo que lo había hecho por mí y que solo quería ayudarme a volver a casa. Pero lo que hizo fue sacarme de casa y así se lo he dicho. Me recordó que todavía poseo la mitad de esa casa, me dio el pésame por lo de mi madre,… y no sé, se enfadó por algo que dije pero no sé el qué. De verdad que no le entiendo Yohei. ¡Está loco!
-Sí, loco por… -pero pudo morderse la lengua a tiempo.
-¿Loco por?. ¿Qué ibas a decir Yohei?
-¿Hanamichi volviste a comprar el periódico después de lo de Tsukihiro?
-No. Mamá no podía leer mucho, se cansaba, y a mi no me gusta leer el periódico, así que…
-Ven tengo que enseñarte algo -le dijo muy serio.
Yohei se llevó a Hanamichi a su casa.
Previendo que eso pudiera suceder Yohei había guardado retales de periódico de las semanas siguientes a la publicación del artículo de Tsukihiro...
El primer retal que le mostró era un reportaje a todo color sobre Kaede. Escrito por la misma Minako, relataba la vida de Kaede. Desde sus padres, de cómo murieron siendo él un niño todavía, su vida controlada por los agentes sociales, su don por el deporte, la entrada al equipo del Shohoku, ganar el campeonato el segundo año, la pérdida de su casa por el agujero del metro del año anterior, cuando había empezado a vivir con otro muchacho de su misma edad tutelados por la asistente social en un plan piloto, su nombramiento como sub-capitán, la recuperación de su guitarra,… hablaba también de sus gustos musicales, de ropa, de su comida favorita, "los tallarines" pensó Hanamichi antes incluso de leerlo. Hablaba del moreno como un chico fuerte, que vencía las adversidades que la vida le ponía delante sin perder el norte. Decía textualmente "es uno de los muchachos más valientes que he conocido". Nada que Hanamichi no supiera.
El segundo retal, era el reportaje del periódico escolar de la semana siguiente. También sobre Kaede, escrito por un autor anónimo. Era como una parodia del artículo del importante magazine semanal, pero esta vez hablaba de la vida sentimental del jugador estrella del Shohoku, de lo admirado por las chicas que era, y en cambio lo poco que a él le interesaban, pues era homosexual. Era un artículo amarillista, sin sentido, escrito de forma denigrante, y que revelaba entre otras cosas que Kaede estaba enamorado de su rival eterno, Hanamichi Sakuragi y que incluso había intentado irse a la cama con el casanova Akira Sendoh para olvidar al pelirrojo. Aunque sin mucho éxito por lo que decía el artículo.
Hanamichi no podía creer lo que estaba leyendo. Cuando acabó, Yohei no dijo nada, solo le pasó un tercer retal que pertenecía a una columna de breves de un periódico local. Dos semanas después de ese reportaje sensacionalista, alguien había pintado la fachada de casa de Kaede, y la semana siguiente le habían atacado un grupo de homo-fóbicos bastante violentos.
-¡No puede ser verdad!- murmuró muy preocupado.
-Lo es. Los chicos y yo le encontramos tendido en la calle esa noche. Hanamichi, él vendió su historia, su intimidad, a esa mujer a cambio que le ayudara a investigar a Tsukihro. Para ayudarte. Le dijo que le daría la exclusiva que ella tanto buscaba si investigaba a ese hombre sin hacer preguntas. Lo que ella escribió sobre él, aumentó su popularidad de forma que no puedes ni imaginar. Los chicos, celosos, empezaron a acosarle, a meterse con él, las chicas no le dejaban ni respirar. Dos semanas después alguien se encargó de hacer la segunda parte. Entonces todo cambió, siguió siendo perseguido pero esta vez… Kaede lo ha pasado mal este curso Hanamichi.
Hanamichi no dijo nada, solo se sentó en el sofá. La verdad es que si Kaede no hubiera sacado a la luz esos fraudes, nunca habría logrado quitarse de encima a Tsukihiro antes que su madre muriera. No hubiera podido pasar unos meses con ella, pedirle perdón, ni hacer las paces. Quien sabe si hubiera obtenido la custodia de su hermana pequeña, o sin ir más lejos tendría en sus manos una beca para la universidad. Él había vendido, para ayudarle, lo que consideraba más sagrado, su intimidad.
-Hanamichi no acaba aquí… tienes que ver algo más.
-¿Más?- dijo asustado.
-Sí. Tienes que verlo, porque si te lo cuento, no lo creerás. ¿Recuerdas el festival de primavera en el que todos debíamos hacer algo?
-Claro.
-Bien, este año, él… El caso es que antes solía unirse a alguno de los grupos de atrezzo, algo de detrás del escenario o se ofrecía voluntario para montar y desmontar el escenario, lo que fuese con tal de no ser visto en público, no?
-Sí, nunca llevó muy bien ser una cara conocida -reconoció Hanamichi pensando todavía en lo mucho que había sufrido el moreno ese año y todo por querer ayudarle.
-Pues este año, tienes que ver lo que hizo. Creo que nadie le quería en su grupo, y finalmente hizo algo él solo.
Yohei le puso el video que los del gundam habían gravado de la celebración. Rebobinó con la cara toda roja de vergüenza un trozo en el que los chicos le habían pillado con Naoko detrás el escenario en un apasionado beso.
-Esto no… -dijo con las manos torpes por el nerviosismo-. Ésos me las van a pagar -murmuró.
Hanamichi sonrió ante el sonrojo de su amigo, pero no dijo nada.
-Esto -dijo finalmente cuando en la pantalla se vio el escenario vacío excepto por una silla. Entonces salió Kaede, quien iba con la guitarra en las manos se sentó en la silla y, pasando olímpicamente de los numerosos gritos de "maricón" "nenaza" y demás insultos, empezó a tocar.
Do you ever feel like breaking down?
Do you ever feel out of place?
Like somehow you just don't belong
And no one understands you
Do you ever wanna run away?
Do you lock yourself in your room?
With the radio on turned up so loud
That no one hears you screaming
No you don't know what it's like
When nothing feels all right
You don't know what it's like
To be like me
To be hurt
To feel lost
To be left out in the dark
To be kicked when you're down
To feel like you've been pushed around
To be on the edge of breaking down
And no one's there to save you
No you don't know what it's like
Welcome to my life
Do you wanna be somebody else?
Are you sick of feeling so left out?
Are you desperate to find something more?
Before your life is over
Are you stuck inside a world you hate?
Are you sick of everyone around?
With their big fake smiles and stupid lies
While deep inside you're bleeding
A medida que avanzaba la canción el público fue callando, hasta quedar en silencio escuchando la letra y la música de esa punzante canción. La voz de Kaede era extremadamente expresiva, y a pesar de la rudeza de la canción era una voz agradable de oír.
No one ever lied straight to your face
And no one ever stabbed you in the back
You might think I'm happy but I'm not gonna be okay
Everybody always gave you what you wanted
You never had to work it was always there
You don't know what it's like, what it's like
To be hurt…
…No you don't know what it's like (what it's like)
To be hurt…
Welcome to my life (x3)
"Esta canción va dedicada a todos los que hace dos minutos gritabais, a vosotros que este curso me habéis tratado con odio sin motivo, a los que pintaron mi casa, o los que me atacaron de noche, a los que creen que soy…, una abominación. Bien, va por vosotros. Para que recordéis como es convivir con vosotros, por si nunca se os olvida."
Hanamichi no podía creer lo que acababa de ver y oír.
Yohei paró el vídeo en cuanto Kaede se bajó del escenario.
-¿Todo el mundo lo vio?
-Sip -Hanamichi se recostó en el sofá sin saber qué decir. Su cabeza herbía a una velocidad inalcanzable a su racionamiento.
-La verdad es que ahora es más popular que nunca, porque ahora todas las chicas están enamoradas de su voz -dijo intentando hacer broma Yohei.
-No puedo creer que…
-¿Qué Hanamichi? Ha pasado un año horrible. Y no quiso rendirse ante ellos. Tú sabes que él no se rinde así como así. Otra cosa no, pero es más tozudo que tú. En vez de venirse abajo decidió luchar. Él sabe que no hay nada de malo en que le gusten los chicos. Ha estado intentando mantenerse intacto, sin traicionar sus valores. Esa canción fue un intento más de luchar por lo que cree correcto.
-Le habréis apoyado, espero.
-En lo que hemos podido Hana, pero él, como tú, -recalcó un poco dolido el moreno- nos alejó de él. No quiso que nadie le ayudara, se encerró en si mismo más que nunca. Aún así… he mantenido una especie de amistad con él. ¿Sabías que había recibido una beca para ir a la universidad de Tokio?
-No -Tokio, Tokio, Tokio, repetía Hanamichi mentalmente.
-Y ésa no fue la única. Hubo muchas y muy buenas. Esta de Tokio era la mejor, además que le abría las puertas a la NBA.
"¡La NBA!" pensó Hanamichi. "ese siempre fue su sueño"
-Pero sabes otra cosa, -continuó Yohei- renunció a ella.
-¡.¿Por qué?.!. -dijo sin entender.
-Por ti.
-¡.¿Qué?.!- chilló con un tono bastante agudo y con cara de "¿what?".
-Todos los del equipo estuvieron intentando por todos los medios que alguna universidad te becara, pero no consiguieron nada. Entonces una mañana Kaede faltó a clase y se fue directo a hablar con el entrenador de la universidad de Kanagawa. Por qué ésa y no otra, no lo sé. El hombre le dijo que no podía apostar tanto por un chico que a medio curso dejó plantado a su equipo. No quería darte la beca, como los demás. Pero entonces Kaede le ofreció algo que no pudo rechazar. Le dijo que si te daban una beca a ti, él dejaría de ir a Tokio para aceptar la anterior oferta hecha por Kanagawa.
-¡.¿Que hizo qué?.!. Pero…
-Por eso te dije que no podías renunciar a la beca. Él ha sacrificado mucho para que tú tuvieras la oportunidad…
-Yohei. Necesito que te quedes con Aya. Tengo que hablar con él. La vendré a recoger luego. ¡Cuídala bien!
-Hanamichi espera, hay algo más.
-Ahora no… -dijo apurado Hanamichi.
-Espera escúchame, debes saber porque lo hizo…
-Ya se porque lo hizo -dijo empezando a correr.
-¡No, Hana espera, él...! -Gritó Yohei.
Hanamichi se paró y gritó antes de salir por la puerta:
-¡Lo hizo por mí! -Luego siguió corriendo en dirección a casa de Kaede.
-Sí Hanamichi, lo hizo por ti... -susurró Yohei.
Hanamichi corrió tanto como pudo. No pudo alejar de su mente los motivos de Kaede "¡Lo hizo por mí!. ¡Por mí!. ¿Por qué?. ¿Por qué malgastar su futuro para ayudarme?. ¡No deberías haberlo hecho Kaede!. ¡Por mí!. ¡DIOS!" Cuando llegó a la puerta de entrada de la casa le faltaba el aliento. "¿Y por qué no he sabido nada de esto hasta ahora?. ¿Por qué Yohei no me lo contó antes?. ¿Y es cierto todo lo que decía ese artículo?. ¡DIOS!. ¿Por qué?. ¿Por qué hiciste lo que hiciste?. ¡Todo!"
Kaede que estaba sentado en el alfeizar de su ventana lo vio llegar. Poco a poco se dirigió a la puerta, pues de un momento a otro llamaría. No sabía que iba a ocurrir, pero pasara lo que pasara ahora, Kaede estaba dispuesto a intentarlo una vez más.
"Ding-dong" El timbre no sonó ni dos veces que Kaede ya estaba en la puerta, que lentamente abrió.
-¿Puedo pasar? -Preguntó un poco cohibido Hanamichi. Sabía todo lo que le quería decir y preguntar al moreno, pero no tenía ni idea de por donde empezar.
-Claro -dijo Kaede dejando paso al pelirrojo.
Sin decir nada Hanamichi entró. Dejó la chaqueta en el colgador del recibidor y se adentró en la casa. Curiosamente no entró en la sala, prefirió ir a la cocina. Era una estancia más distendida, menos seria y había pasado más horas en ella con él así que se sentía más cómodo allí. Se sentó en uno de los taburetes y esperó que Kaede hiciera lo mismo. Entonces empezó a hablar:
-Kaede, yo..., verás tengo tantas cosas que decirte, y no se por dónde empezar.
-Por el principio -dijo Kaede sin poder evitar la broma.
Ambos estaban nerviosos. Kaede, pero, además estaba así como emocionado. Había deseado tanto poder volver a hablar con el pelirrojo en esa misma casa. Y ahora le tenía allí delante a punto para tener una conversación para la cual él ya se había preparado seis meses atrás.
-Supongo que lo primero es darte la gracias por lo que has hecho. Yohei me ha dicho que renunciaste a la beca de Tokio para que me aceptaran junto a ti en Kanagawa. ¡Esto no es justo! Tú mereces llegar a la NBA, era tu sueño…
-Sí, es uno de mis sueños, solo renuncié a conseguirlo por el camino fácil.
-¡.¿Pero por qué?.!.
-Porque era lo correcto Hanamichi. Tú hubieras hecho lo mismo.
-¿Cómo estás tan seguro?
-Porque lo sé.
-¡Dios Kaede! Deberías ir a Tokio, no puedes renunciar a tus sueños por…
-No he renunciado a nada. Soy lo bastante bueno como para que se fijen en mi los americanos incluso en un equipo pequeño.
-¡Tsk! -Pero no pudo decir nada. En parte el moreno tenía razón. Ambos lo sabían.
-¿A que has venido Hanamichi? -Dijo finalmente rompiendo el silencio.
-Sé que hace meses intentaste contarme por qué hiciste lo que hiciste, y no te escuché. Pero ahora quiero saberlo, si todavía quieres contármelo.
-¿Qué quieres saber exactamente? -Estaba dispuesto a contárselo todo, fuera lo que fuera lo que le preguntara.
-¿Por qué quisiste que me marchara de aquí?
-Yo nunca quise que te marcharas; Tú querías irte. Yo solo hice lo que pude para ayudarte.
-Sí, me ayudaste, pero no de la forma que tu crees. Yo no quería irme. Esa noche que discutimos, yo no quise decir eso. Ni tampoco que no quería vivir contigo. ¿De verdad no notaste que estaba bien viviendo aquí? Joder Kaede yo… Siento mucho que creyeras eso. Pero aunque no me gustó como lo hiciste, tengo que darte las gracias por haber metido a ese hombre entre rejas. Me diste una la posibilidad única para recuperar a mamá.
-Me alegro de oír eso.
-Y ahora tengo a la pequeña Aya. Y todo gracias a ti. ¿Pero, a que precio Kaede? Tú no merecías todo lo que pasó después.
-Todos merecemos una segunda oportunidad. Además lo que ocurrió después no tiene nada que ver contigo.
-¡Claro que sí, vendiste esa entrevista para que te ayudaran a investigar a Tsukihiro y…!
-Pero eso no fue lo que…
-¡Claro que sí, si no se hubiera publicado ese reportaje sobre ti, nunca habría aparecido el artículo del periódico de la escuela, nadie te hubiera atacado, porque nadie hubiera sabido…
-Eso no lo sabes. Hanamichi hay una cosa de todo esto que debes entender. No me importa que todo el mundo sepa qué soy, o cómo soy. Eso no puede hacerme daño.
-Pero todo ese odio, esos insultos, esas…
-Para mí tienen la misma importancia que si me criticaran por tener los ojos azules. No puedo cambiar lo que soy, ni lo haría si pudiera. No me avergüenzo de ello Hanamichi -sin dejar de mirarle a los ojos añadió-. Amar,… Hanamichi el amor de verdad… -parecía que no encontraba las palabras para expresar lo que sentía-. Me he enamorado sólo una vez, Hanamichi, y resultó ser de un chico. Pues sí. ¿y qué? El amor no se puede elegir. Quien no es capaz de comprender una cosa tan sencilla no merece que malgaste tiempo ni pensamientos en él.
-Dioses, eres tan parecido... -susurró sintiendo un nudo en la garganta.
-¿Qué?
-¡Nada! -dijo asustado.
-Es la segunda vez que me dices eso. Un día tendrás que contarme a quien me parezco tanto -le dijo entrecerrando los ojos intentando averiguar de con quien le comparaba Hanamichi.
-Algún día -dijo Hanamichi. Tenía todavía preguntas que hacerle, pero pensó que no era el momento de saber las respuestas. No quería afrontar lo que Kaede sentía. No sabía como hacerlo. Estaba demasiado confundido para saber cómo.
-Kaede, yo…
-¿Sí?
-Puedo imaginar lo mal que lo has pasado este curso. Si hubiera sabido que…
-Hanamichi, no. No es necesario que lo hagas.
-Sí lo es. Me enfadé contigo, me sentí traicionado. El verano pasado conseguiste que confiara más en ti que en nadie más. Supongo que saber que también lo habías perdido todo…, de algún modo creí que me entendías. Yo solo quería volver a empezar. ¡Y fuiste precisamente tú quien tiró a bajo todo! Me sentí tan traicionado, tan…, tan estúpido por pensar que me entendías. En el fondo sabía que querías ayudarme pero…
-… -intentó intervenir Kaede.
-No, déjame terminar. Luego todo fue tan rápido, llegó Aya, y mamá enfermó. Me encontré de golpe con que era yo quien debía cuidar de ellas y no sabía ni cómo hacerlo. Tuve que buscar un trabajo, dejé de ir a clase para no dejar a mamá sola con la niña demasiadas horas. Pero necesitaba sacarme el título para buscar otro trabajo mejor al acabar el curso. Luego mamá murió y me quedé solo otra vez. Ha sido un infierno. Para ambos, lo sé. Y aún así sé que debo darte las gracias por lo que hiciste. Pero también tengo que pedirte algo…
-Lo que quieras.
-Que la próxima vez que quieras ayudarme, primero me preguntes ¿Ok? Porque tú idea de bombero nos llevó al peor invierno de nuestras vidas. Y con lo que hemos pasado ambos, eso es mucho decir.
-Hanamichi, no puedo hacerte esa promesa. Lo de denunciar a Tsukihiro debiste hacerlo la primera vez que pegó a tu madre.
-No podía hacer…
-Sí podías Hanamichi. Dejaste que todo se hiciera demasiado grande. Hay ciertas cosas que no puedes demorar tanto en hacer. O te explotan en la cara.
-Sí pero t…
-No, habías llegado a un punto en el que erais o tú o él. Francamente no estaba dispuesto a dejar que semejante animal se saliera con la suya. No podía permitir que tú…
-¿Que yo qué?
-Que…, no podía quedarme mirando mientras tu vida… -Kaede dudaba si expresar abiertamente lo que sentía por el pelirrojo. No quería alejarlo, aunque estaba seguro que a esas alturas él ya lo sabía. Si era así quería que fuera Hanamichi quien le preguntara, si no había tocado el tema sería porque no se veía capaz de hablar de ello. ¿Pero cómo decir lo que sentía sin decirlo?-. ¡No puedes dejar que hagan con tu vida lo que quieran joder! -Estalló enfadado-. ¡No eres una puta marioneta!. ¡Tanta mala leche que tienes a veces, y tan poca otras! Por mucho que digas, tú necesitabas volver con tu madre.
-¡Pero no a cuesta de nuestra felicidad Kaede!
-Yo no sabía que eso ocurriría. Lo de tu madre, lo siento. ¡Nunca pensé que te quedaras solo! Y si lo dices por lo del segundo artículo, ya te he dicho que no tiene nada que ver contigo. Eso fue un error mío y de nadie más.
Tras unos instantes de silencio Kaede prosiguió:
-Hanamichi mientras estas huyendo de algo no puedes volver a empezar. Ahora eres libre de hacer con tu vida lo que te plazca.
-Eso no es cierto. ¡Otra vez me has manipulado!. ¿No lo ves?
-Yo no he hecho tal cosa.
-Lo hiciste cuando renunciaste a la beca de Tokio para que yo pudiera ir a la universidad.
-Eso te lo debía.
-¿Qué?
-Te apartaste de las canchas por mi culpa. Si hubieras seguido en el equipo habrías conseguido esa beca o una mejor tú solo.
-Eso no lo sabes. Y tampoco me… ¡Joder!. ¿si tanto te preocupa mi libertad porqué haces esto?. ¡Ahora no puedo hacer otra cosa que ir a la universidad!
-¿Es que acaso no quieres ir?
-Claro que sí. Nunca pensé en tener la oportunidad siquiera. Pero esa no es la cuestión, la cuestión es que ahora no soy libre para decir que no a esta oportunidad.
-Claro que lo eres.
-No, porque tú has sacrificado demasiado para darme semejante oportunidad. ¡No puedo dar la espalda a eso así de fácil Kaede!. ¿Qué clase de persona crees que soy?
-Lo siento. Yo no quise hacerte sentir mal Hanamichi. Todos en el equipo pensábamos que merecías ir a la universidad. Lo intentamos todo. Y sólo de este modo podíamos darte lo que…
-Lo sé -le cortó Hanamichi quien no quería que Kaede se disculpara por lo echo-. Pero aún así no es justo.
-La vida no es justa Hanamichi -Kaede hizo una pausa antes de seguir-. Hay mucho que quisiera contarte y seguro que todavía hay mucho que quieres preguntarme, pero primero…
-¿Si?
-El curso que viene..., ocurra lo que ocurra..., quiero ganar el campeonato universitario. Necesito ganarlo.
-Ganaremos -dijo simplemente Hanamichi
Kaede hizo que sí con la cabeza.
-Solo otra cosa más -dijo Kaede-. ¿Hanamichi, me has perdonado por lo que hice hace seis meses?
-Sí. De hecho hace tiempo que lo hice. Además de haberme pasado el invierno con más problemas de los que podía manejar, tuve todo el tiempo la preocupación encima de saber que había reaccionado mal contigo. Encima ahora me entero por lo que has pasado y… si no fuera tan obvio te preguntaría porque no me dijiste nada de lo que ocurría. Pero me alegró saber que has tenido a Yohei contigo este tiempo.
-Ha sido muy paciente y comprensivo conmigo.
-Está acostumbrado a tratar conmigo -dijo sonrojándose Hanamichi-. Pero me dijo que te habías… que le habías estado apartando todo el rato.
-Lo sé, y lo siento por él, pero…
-¿Lo hiciste por lo que estabas pasando, o porque es mi mejor amigo?
Kaede se tensó con la pregunta. Llevaban mucho rato hablando y hasta ahora habían eludido el tema pero ahora…
-En parte porque es la persona que más te conoce, supongo -dijo sinceramente esperando a ver donde llegarían.
-¿Por qué? -Se le escapó en un susurro a Hanamichi.
-¿Quieres que te responda a eso, con total franqueza? -Esa era la pregunta que tanto temía y a la vez la que tanto ansiaba responder para ver como reaccionaba Hanamichi, aunque intuía que el otro ya sabía lo que sentía por él.
-Quiero que siempre me digas la verdad y lo sabes, pero quizá el momento no sea ahora. En realidad no sé qué quiero. Por eso creo que no deberíamos seguir.
Los muchachos se quedaron en silencio. Ambos conscientes que entre ellos había todavía preguntas importantes que hacer, pero que ése no era el momento de buscar respuestas. No todavía.
Fue Kaede quien de nuevo rompió el silencio.
-¿Te apetece un té, algo de comer? -Era tarde, casi la hora de cenar.
-Sí gracias -dijo el pelirrojo aliviado de que la tensión se hubiera disipado. No quería herir a Kaede, pero si llegaba a decirle lo que sentía por él tan directamente, tendría que darle una respuesta que no tenía-. Kaede esta tarde,... lo siento si te sentiste herido, yo no sabía nada. Me lo ha contado hace un rato Yohei.
-Lo sé. Me llamó.
-¡.¿Que hizo qué?.!.
-¿Crees que te habría abierto tan fácilmente de no saber qué había ocurrido?
-No, no lo sé.
Kaede hizo un gesto como dando a entender que no hubiera sido así.
-Hanamichi, no quiero que te enfades con él. Yohei se ha convertido en un buen amigo este año, y si ha llamado fue precisamente para asegurarse que te dejaba pasar y hacíamos las paces. El pobre se ha visto entre los dos todo este tiempo, y tampoco debe haber sido fácil para él.
-No, supongo que no. Aunque la verdad yo tampoco le dejé que se acercara mucho a mi.
-Por eso lo digo.
-No te entiendo.
-Pues no es tan difícil Torpe -el pelirrojo seguía necesitando que le explicaran todo para entender lo que ocurría a su alrededor, cosa que sulfuraba un poco a Kaede.
-¡Maldito Kitsune no te pases!- exclamó Hanamichi.
Pero lo que pasó a continuación sorprendió tanto a Hanamichi que la taza que tenía en las manos se estrelló en el suelo. Kaede se echó a reír. Con una risa alegre y franca. Hanamichi no recordaba haberle visto reír de ese modo nunca. Y la risa aumentó cuando Kaede vio la cara de perplejidad de Hanamichi.
Cuando pudo hablar de nuevo Kaede dijo.
-¡Ay! -se sujetó la barriga que le dolía de la risa-. Te he echado de menos Torpe.
Hanamichi puso cara de "¿Qué?".
"Solo tú puedes hacerme reír así" pensó Kaede todavía respirado con espasmos y con una brillante sonrisa en los labios.
Hanamichi esperó callado a que a Kaede se le pasara la tontería. Sintiéndose realmente idiota y muy nervioso. Pero de repente se dio cuenta de la hora que era en el reloj de la pared de la cocina.
-¡Dios!. ¡Es tardísimo!
-¿Quieres quedarte a cenar? -Preguntó Kaede secándose las lágrimas de los ojos.
-No puedo, tengo que ir a por Aya -Hanamichi le parecía de repente todo de lo más surrealista.
-A bueno -dijo un poco decepcionado Kaede-. ¿La has dejado con Yohei?
-Sí. Me marcho. Ya acabaremos de hablar otro día, lo siento -Hanamichi necesitaba digerir todo lo que había pasado. Tenía la necesidad de salir de allí y además era verdad, era la hora de comer de la pequeña.
-No pasa nada -dijo abriendo ya la puerta de la casa para que Hanamichi pudiera salir.
-Buenas noches Kaede.
-Buenas noches Hanamichi -dijo en un susurro el moreno viendo como se iba calle abajo.
Pero en su rostro todavía permanecía la sonrisa de la tarde.
Cuando Yohei le llamó diciéndole que Hanamichi iba para su casa… Primero reaccionó con rabia, no quería verlo más. Su corazón dolorido le decía que ya era hora de olvidarle, pero luego Yohei le dijo que Hana venía a pedirle disculpas y a darle las gracias por todo... Yohei le dijo que le acababa de contar todo lo ocurrido al pelirrojo y a éste le había faltado tiempo para salir corriendo a hablar con él.
Ahora estaba eufórico, por primera vez en muchos meses pensaba que por fin las cosas iban a ir bien, o un poco bien. Hanamichi le había perdonado y parecía que quería volver a la camaradería de antes de empezar el curso. No cabía en sí mismo de contento. Pero por otro lado tenía un poco de miedo. ¿Sabía Hanamichi lo que sentía por él? Habían hablado sobre el tema de la homosexualidad y Hanamichi no parecía compartir la opinión del 90 por ciento de los estudiantes del instituto, pero... ¿Sabía que estaba enamorado de él? Sí, tenía que saberlo, porque ¿si no lo sabía por qué no quiso saber nada de ello? No había querido que le contestara a esa pregunta. ¿Pero por qué? Una vez dicho era fácil, Hanamichi solo tendría que decirle sí o no. Lo más seguro era que no le quisiera. ¿Pero de ser así por qué no se lo dijo? Era cruel dejarlo sufriendo así. Y si le quería,… ¿por qué no quiso decírselo?. ¡No, Hanamichi no le quería o se lo habría dicho!. ¿Pero entonces qué opción le quedaba?. ¿Quizá dudaba?. ¿Quizá era por esa persona a la que tanto se parecía? Estaba hundido en un mar de dudas, pero Kaede decidió que si en se ahogaba sería un ahogado feliz.
Corrió a la habitación y sacó la vieja guitarra de su madre. Durante el invierno había estado componiendo. Pero todo lo que compuso era triste, melancólico, o deprimente. Ahora se sentía con ánimos de hacer una melodía alegre, aunque no sabía qué letra le pondría, en su mente una serie de acordes se arremolinaban acompañando una dulce melodía.
La música llenó la habitación hasta altas horas de la madrugada.
Yohei le abrió la puerta con la niña en brazos.
-¿Qué, como ha ido?
-No lo sé. ¿No te ha llamado Kaede para contártelo? -le lanzó de forma recriminatoria.
-Hanamichi no te enfades, yo solo quise ayudar.
-Gracias -le dijo abrazándolo. Luego le quitó la niña de los brazos que rió al ver que quien la cogía era su adorado pelirrojo.
-Hemos hablado, le he dado las gracias, le he pedido perdón, y me ha contado un poco por qué lo hizo, hemos aclarado un par de cosas…, ya sabes, una conversación normal.
-Hanamichi, contigo no existen las conversaciones normales -dijo sonriendo el moreno.
-Pero hay un tema que no hemos tocado. Quisiera hablar primero contigo. Necesito que me digas…, es difícil para mí, estoy un poco liado, pero…
-¿Pero?
-Tienes que prometerme que no hablarás de ello con él.
-¡Hanamichi, por quien me tomas! -Dijo ofendido-. Ni que fuera yo una vieja chismosa.
-No lo sé Yohei, me ha dado la impresión que os habéis hecho muy amigos últimamente -dijo un poco celoso. Mientras hablaba con Yohei y con la niña en brazos Hanamichi se dirigió a la cocina dónde puso a calentar un biberón para la pequeña.
-Y así es. Pero eso no quiere decir que deje de ser tu mejor amigo, ¿no?
-No, supongo que tienes un corazón suficiente grande para los dos -dijo sabiendo que no podía recriminarle nada. Además estaba contento de saber que su mejor amigo se llevaba bien con Kaede.
-De qué querías hablarme.
-De quien -puntualizó Hanamichi
-¡Aaaahhh! se pone interesante -dijo pensando que quería explicarle lo que sentía por el moreno.
-Si no dejas de hacer el tonto… -le amenazó en plan de broma. La pequeña estaba hambrienta a juzgar por como se aferró al biberón.
-No ya me callo, cuéntame -le dijo sonriendo por debajo la nariz. Era muy tierno ver a ese grandullón poner tanto cuidado con su hermana. Esas manos grandes que tanto había visto usar para machacar a quien se pusiera delante ahora se movían con sumo cuidado y ternura alrededor del pequeño cuerpo de Aya.
-Sé que quizá no debería preguntarte esto pero... ¿qué opinas tú de lo de que Kaede sea… ya sabes, que le gusten los chicos?
Ahí estaba su mejor amigo intentando decirle que se había enamorado de su otro mejor amigo. Yohei se sentía un poco como una celestina de las telenovelas, pero estaba contento por ellos. Realmente esos dos se complementaban; Y si lograban dejar a un lado las rivalidades estaba convencido que podrían llegar a ser muy felices.
-Bueno yo no diría que le gustan los chicos. Le gusta un chico -dijo un poco pícaro-. Pero… ¿Es que tendría que tener una opinión sobre eso a caso? Hanamichi cada cual es libre de amar a quien quiera. Yo personalmente me decanto por chicas con buenas curvas, pero no me molesta que a vosotros os gusten los chicos, si es eso lo que preguntabas.
-Ah, bien -dijo aliviado y distraído Hanamichi-. ¡Eh! De dónde sacas que a mí también…
-Hanamichi…
-No yo…, bueno no siempre, es solo que…
-Hanamichi a mi tampoco me gustan todas las mujeres, solo algunas, y solo amo a una en especial.
Hanamichi se ruborizó. Estaba confundido. Muy confundido. El enfado con Kaede se había desvanecido hacía meses, lo supo el mismo instante en que se miraron a los ojos en el gimnasio. Solo habían quedado los recuerdos de cuando vivieron juntos, de todo lo que descubrió de él y con él esos días, y de lo mucho que lo echó en falta los días de soledad en casa con Aya como única compañía.
-Anda Hana, dime: ¿qué quieres que sepa?
-Está bien -Hanamichi suspiró, cogió aire y empezó a contarle a Yohei lo que le preocupaba-. Hace unos años, cuando estuve en el hospital conocí a alguien -la cara de Yohei era un poco de sorpresa, pero siguió adelante-. Un chico, Miki. Nos hicimos amigos muy rápido. Pasábamos muchas horas juntos. Me ayudó mucho con mi terapia, pero una tarde…, una tarde mientras paseábamos me dijo que se había enamorado de mí. Y fue muy raro porque sentí una calidez por dentro. Él estaba triste, me había preguntado si yo le amaba también, pero no supe responderle. Cuando estaba con él, me sentía especial, como cuando estoy contigo, o con…- pero no terminó la frase-. Pero con Miki era distinto que contigo, no sé si me entiendes.
-Creo que sí -Yohei empezaba a ver por donde iban los tiros.
-Cuando le vi triste algo se revolvió en mí, y no sé, solo seguí un impulso… y yo… bien… yo le besé. Estaba confundido, porque me había gustado, y él…, era tan amable Yohei -los ojos de Hanamichi se pusieron cristalinos y hablaba con tanta ternura como cuando miraba a su hermanita-. Nunca llegué a decirle que yo también sentía algo por él. Pasamos muchos ratos juntos, buenos y malos momentos, pero al final yo me curé y me fui del hospital. Y para cuando volví a verle él… -La voz se le cortó-. Él ya se había ido para siempre.
-Oh Hanamichi -exclamo Yohei ante la tristeza de su amigo-. Sabía que había ocurrido algo esos días, pero como no dijiste nada preferí no preguntarte, esperar a que me lo contaras. Sabía que si era importante tarde o temprano lo harías.
-Yo, siento haber tardado tanto, pero era algo difícil. Estaba confundido y no sabía como te lo tomarías. Además no era algo que pudiera cambiar, solo pasó. Tampoco… no sé… al fin y al cabo ya se había acabado y…
-En ese momento pensé que estabas así por Haruko.
-¿Haruko?. ¡No!... A ella… bien, la verdad es que cuando me lesioné, pensé que si conseguía recuperarme le diría lo que sentía. Pero la verdad es que no creo que estuviera enamorado de ella. No la amé como mujer. Amé lo que me hizo sentir. A su lado yo me convertía en alguien especial, con ella era fácil ser bueno y mi temperamento desaparecía. Supongo que amaba lo que yo era estando con ella. Con ella me sentía un poco como con Aya. Necesitaba que ella pensara que yo era alguien importante, alguien especial, pero nada más. Solo que no lo supe ver. Luego en el hospital todo cambió. Miki me hizo darme cuenta de muchas cosas. Aunque muchas no las he entendido hasta ahora.
-Quieres decir que… -¿Hanamichi intentaba decirle que se sentía con Kaede como con Haruko, o como con Miki?
-Si piensas en Kaede, sí me refiero a él. Pero es difícil de decir. He estado tanto tiempo enfadado con él Yohei. Desde que lo conozco, lo he odiado mucho más de lo que pueda recordar, y… pero al vivir con él también he podido conocerle. No sé Yohei. Pero… ¿cuando no he podido sacármelo de la cabeza ni los meses que he estado enfadado con él, eso quiere decir algo no? Hay algo en él…, no sé que es, pero es como una atracción… como un imán. Es como si necesitara saber que estará cerca. Pero por otro lado, cuando estamos juntos, bum! Todo explota, y...
-Hanamichi eso es química. Química pura -dijo sonriente Yohei. Sentía por Kaede quizá algo mayor de lo que sintió por ese misterioso muchacho del hospital.
-No lo sé. Sé lo que él siente por mi. Lo que ya sentía a principios de otoño supongo.
-En otoño... ¿Cómo lo supiste? -Preguntó intrigado Yohei, pues no creía que Hanamichi, por esas fechas fuera tan suspicaz como para notarlo solo.
-Porque me miraba con los mismos ojos que Miki, porque se preocupa por mí, porque ha renunciado a mucho por mí, a más de lo que debería; porque me lo dice su tono de voz cada vez que me chilla. No sé Yohei. Solo, lo sé. Es difícil de decir. Y lo que más me cabrea es que me gusta que sienta eso por mí. Es como si necesitara saber que él me...
-Él te ama.
-Pero yo… no lo sé Yohei, no puedo decir que lo ame igual. Quizá solo ame la sensación de saber que me ama. ¿Es muy raro todo lo que digo?
-No mucho. Escucha Hanamichi, lo que te pasa es que tienes miedo.
-¡Yo no tengo miedo! -Dijo ofendido Hanamichi.
-Claro que sí. Tienes miedo de que te quiera de verdad y lo que es peor, de llegar a quererle. Temes amar demasiado a alguien como para sentir que no puedes vivir sin esa persona, por si nunca la pierdes -Yohei hizo una pausa, pero Hanamichi no dijo nada, estaba como sospesando si lo dicho por su amigo era cierto-. Cada persona que has amado en este mundo te ha dejado, tu padre, tu madre, ese chico Miki,...
-Todos -susurró.
-Lo sé Hanamichi. Pero Kaede no lo hará. No hasta dentro de mucho tiempo. Todos moriremos algún día Hana. Incluso tú. Pero no puedes dejar que tu corazón se muera encerrado en una vitrina por miedo a la muerte. Porque sino el que se consumirá serás tú.
-Lo sé, pero no quiero perder a nadie más. Ya no más. Es como si… no sé, sé que me quiere, y que yo…, pero algo me dice que no debo decírselo, que si lo hago todo se estropeará. No quiero jugar con él Yohei. ¿Y si ahora le digo que le amo y luego resulta que me doy cuenta que no es así?
-¿Y si le dices que no le amas, él se va para olvidarte y luego te das cuenta que sí le amabas? Él te ama bastante como para esperar a que aclares tus dudas, pero no esperará eternamente.
-Lo sé.
-No tenéis porque arreglarlo ahora. Pero piensa que él sabe que leíste esos artículos por lo que sabe que lo sabes. Debe estar preguntándose porque no le hablaste de ello.
-Casi hablamos de ello, pero yo le pedí dejarlo para más adelante- confesó Hanamichi.
-Bueno en ese caso tienes un tiempo, pero no demores mucho. Lleva prendado de ti tres años Hanamichi. Nunca tuvo esperanzas, hasta ahora supongo, así que si decides no seguir con esto, díselo cuanto antes.
-Tú crees que debería lanzarme a la piscina. ¿Verdad?
-Lo que yo crea no tiene importancia Hanamichi. Pero sí, creo que a su lado podrías ser feliz.
-Lo sé, el verano pasado lo fui.
Hanamichi estaba un poco más tranquilo. Su mejor amigo no le echaba en cara que hubiera estado evitándolo todo el invierno, y además no solo no le parecía mal que se sintiera de ese modo por un chico, sino que le animaba a que se lanzara a por todas. Por otro lado, había hecho las paces con Kaede, y de algún modo su vida empezaba a encarrilarse.
Pero seguía teniendo otros problemas. Sus problemas económicos seguían allí, y sabía que pronto iban a aumentar.
Estaba sentado en la sala de su casa viendo dormir a la pequeña Aya. Por ella haría cualquier cosa. Tenía que encontrar una manera de tirar adelante. De momento tenía que encontrar un trabajo para el verano. Luego ya vería como iba a pasar el invierno. No podía rechazar la beca universitaria, pero de todos modos tampoco sabía como tomarla con la pequeña a su cuidado. ¿Durante el curso sería posible compatibilizar los estudios con un trabajo?. ¿Y mientras él estaba en clase dónde iba a dejar a la pequeña?. ¡Dios!. ¿Por qué la vida era tan complicada?
Sintiendo la necesidad de tomar el aire puso a la pequeña en su cochecito y salió a la calle. Inconscientemente sus pasos le llevaron derecho al cementerio. Delante las lápidas de sus padres.
Antiguamente solía ir hasta allí para contarle a su padre las cosas que le preocupaban, para pedirle consejo, para desahogarse. Pero des de la muerte de su madre no había vuelto más.
Sin decir nada, puso el freno al cochecito, y como la niña seguía durmiendo, se sentó en el suelo. Aunque se sabía de memoria las inscripciones de las lápidas las releyó una vez más:
Kiminobu Sakuragi
(Tokio 14 de Marzo de 1966 / Kanagawa 5 de Noviembre de 1999)
Por siempre vivo en nuestros corazones
Sara Soto
(Tokio 23 de Noviembre de 1967 / Kanagawa 26 de Mayo de 2005)
Madre
-Papá…, mamá… -susurró-. Hay tantas cosas que querría poder hablar con vosotros. Estoy hecho un lío. Me han ofrecido ir a la universidad y quiero ir pero… como voy a pagar los gastos de la casa y Aya está creciendo muy rápido.
Poco a poco, ante ese par de lápidas, fue descargando todo lo que le preocupaba. Cuando ya casi no le quedaba nada que decir, oyó que Aya se había despertado. La sacó del cochecito y la cogió en brazos. La pequeña reía intentando coger con las manos la cara de su hermano mientras se retorcía en sus brazos.
-Os echo de menos -susurró Hanamichi-. Y cuando ella crezca… va a ser difícil, pero le contaré de vosotros, para que os conozca un poco -fue en ese momento cuando las fuerzas le flaquearon y una lágrima traicionera se le coló mejilla abajo-. ¿Por qué me dejasteis?
Cerró los ojos y aspiró profundamente para intentar evitar que otra lágrima saliera tras la primera. Tenía que ser fuerte por él y por la pequeña.
Pero entonces sintió una suave caricia en su mejilla. Era suave como las que le daba su madre para consolarlo. Estaba convencido que si abría los ojos la vería allí de pie intentando confortarle. Con un poco de miedo, poco a poco abrió los ojos y lo que vio no pudo sorprenderle más.
Su pequeña hermanita había dejado de retorcerse en sus brazos y suavemente se estiraba para rozar con su manita su pómulo derecho.
Hanamichi rió a la pequeña para darle las gracias por la caricia. Se levantó con la convicción que como mínimo una parte de su madre no le había dejado, pues ella vivía en esa pequeña criatura.
Así sonriendo salieron del cementerio dejando atrás la tristeza.
"Riiing- riiiing- riiing"
-Anda zorro cógelo -susurró Hanamichi al teléfono.
Pasados unos segundos alguien respondió al aparto lado de la línea
-Residencia Rukawa, ¿diga?
-Kaede, soy yo.
-¿Hanamichi? -dijo entre asustado y sorprendido Rukawa.
-Sí. ¿quien sino? -Dijo el pelirrojo intentando bromear para cortar la tensión.
-No esperaba que llamaras.
-¿Haces algo esta noche? -Dijo directo Hanamichi sabiendo que de otra forma no lograría hacer lo que se proponía.
-¿Esta noche? No. Por qu…
-¿Puedes venir a cenar? -Hanamichi estaba un poco nervioso.
-Supongo que sí, pe…
-Muy bien, te espero a las ocho y media. No llegues tarde.
-Espera, pero… -pero Hanamichi ya había colgado.
Kaede estaba todavía con el auricular en la mano cuando reaccionó. Colgó y sacó su móvil y marcó el único número que se sabía de memoria.
"Riing- riiing- riing":
-¿Rukawa? -contestó una voz al otro lado.
-Yohei puedes darme el número de teléfono de Hanamichi por favor -dijo más como una orden militar que como un favor de amigo.
-Claro. ¿pero...?
-No mejor. ¿puedes darme su dirección? -dijo en tono enfadado
-¿Se puede saber qué ocurre?
-No lo sé -dijo un poco ariscamente.
-Anota: 555-2866. Calle Takuto, numero 80
-Gracias
-Kaede… -pero ya había colgado.
Grissina: Bueno no os quejareis que este ha sido extra largo...
Rukawa, no pasó un curso muy agradable, verdad?
Pero no me negareis que es todo un caballero, luchó por lo que quería sin perder la dignidad en ningún momento, aix, yo quiero uno así para mi T.T jeje y quien no verdad?
Venga gente que esto ya va cuesta abajo...
PS: Que cabeza la mía, suerte de Nikie Blue (merci preciosa!), la canción es "welcome to my life" de "simple plan". Definitivamente soy un desastre!
Gracias también a Shadir por hacerme saber que había faltas de ortografía, he corregido las que he sabido ver, así que seguro que todavía quedan más. Si las detectais decidme dónde estan y las corregiré.
Besos a todas/os los/as que habeis llegado hasta aquí!
