Los personaje de esta historia no me pertenecen sino a Fujiko Fujio.
La historia es para mayores, atenerse los menores de edad
2ª. ¿Shizuka?, No soy esa, yo soy Rie.
Habían pasado meses desde que Rie se hizo a la calle, durante ese tiempo había hecho amistad con algunos gatos sobre todo con uno al que ella llamaba Minos. Un gato atigrado, lo conoció el día que huyó y con él no le costó adaptarse a las costumbres e instintos de la que ahora era su especie. Aunque recordaba que no nació como gata, ahora si lo era y cada vez lo era más.
Entre los miembros de su manada nadie sabía que no era realmente una gata. Y nadie lo sabía jamás.
Los gatos la adoraban, desde que llegó a ellos sus cacerías habían aumentado, planeaba bien las cacerías y los robos. Rie se había vuelto la pesadilla de tenderos y de ratones y pájaros. A los tenderos les robaba piezas de comida y huía y no la atrapaban. Le habían tendido trampa, pero la gata parecía que la olía y nunca caía.
La primera vez que cazó un ratón, al principio le dio asco pensar en comérselo. Pero estuvo jugando con él un rato. Aún su presa muerta, ella lo trató como a un juguete. Cuando se cansó de jugar con el pobre ratón, pensaba en dejarlo en el suelo, y eso hacía, pero se volvió y empezó a comerse ese animal, lo hizo por puro instinto, sim pensarlo. No estaba tan mal. Desde ese día los ratones fueron parte de su alimentación.
Los pájaros también fueron parte de su dieta. Le gustaba saltar sobre ellos y llevárselos a un lugar tranquilo y comérselos. Al único pájaro que no se comía era los palomos, esos sucios animales tenían muchas enfermedades y virus.
Huía de los perros, estos la perseguían, pero ella sabia como engañarlos y dejarlos en ridículo. Su presa favorita era el perro de ese bruto que había sido compañero de esa niña que desapareció. Dejando en ridículo a ese perro dejaba en ridículo al tonto de su amo.
De vez en cuando visitaba a ese chico que era su amiga cuando era humana. El chico la descubrió un día y se encariñó con ella. Nobita le pidió a su madre quedársela, pero su madre le dijo que no. Pero si podría alimentarla y jugar con ella. Rie visitaba con frecuencia al chico. Le gustaba estar con ese chico. Cuando él la acaricia, Rie levantaba la cola y ronroneaba y se restregaba con las piernas del chico. Era en esos momentos cuando notaba que perdía cada vez más sus sentimientos e instintos humanos. Rie pensaba que en meses sería por completo una gata, ya casi lo era. Y así ocurrió.
Ese día había robado un pescado y escapado. Su parte humana se rió del pescadero, ese hombre no le gustaba. Vendía pescado en mal estado. Y cuando los niños iban a comprarle los engañaba y le cobraba de más. Pero eso no le importaba ya, ese hombre era cruel con los animales, sobre todo los gatos,
Hacía días que se encontraba extraña, se sentía excitada y no sabía por qué. Sentía que le bullía la sangre, y cada vez que veía un gato se excitaba más. Tenía ganas de ver a Minos. Algo le decía que debía encontrarlo y…
Y en ese momento lo vio, y Minos la vio a ella. Rie notó como si le recorriese una descarga eléctrica a su través, notó que sus instintos de gata la dominaban y fue entonces cuando Rie descubrió lo que le pasaba. Había entrado en celo, y si las cosas iban como debían, pronto se aparearía con un gato o más de unos, sus instintos la empujaban a eso y no lo reprimiría.
Rie se acercó a Minos, el gato la miró y la lamió, ella se dejó lamer. Pero se alejó de él no estaba dispuesta ser montada por un gato sin demostrar que era un gato digno.
Rie estaba subida a un tejado, era de noche, y empezó a maullar, estaba indicando a los gatos machos que era resistiva a ser montada, durante un momento se sorprendió. Ella no era una gata era una niña, pero pronto desecho esta idea, ahora era una gata y su instinto le pedía que siguiese la naturaleza de su cuerpo actual, en ese momento supo que, si dejaba que un gato se aparease con ella, sería para siempre una gata y su parte humana dejaría de existir, se rió mentalmente, esa parte prácticamente ya no existía. Quitando sus recuerdos humanos, ya era por completo una gatita.
La gatita oyó llegar a los gatos y los vio pelearse por ella. Como esperaba venció Minos y fue el que obtuvo el derecho de ser el primer en aparearse con ella.
Rie se mostró muy receptiva, se tumbó y levantó la cola hacia arriba, no sabía cómo había aprendido eso, sólo sabía que lo debía hacer, y le mostró al macho su zona genital. Minos se acercó a la joven gatita. Y el gato se le subió, la mordió en el cuello para inmovilizarla y empezó el apareamiento.
Rie empezó a maullar, de dolor. Había oído que el apareamiento de los gatos era doloroso, pero para ella también era muy placentero, Duró poco y Minos se bajó. Rie se movió dolorida, se acicaló. Minos lo volvió a intentar, pero Rie lo rechazó y lo arañó, dejándolo herido, sólo había una oportunidad para cada gato.
Se acercaron varios gatos más, pero Rie los ahuyentó. Continuó acicalándose y cuando acabó, se acercó otro gato y Rie volvió a ser montada.
Ese estado duró toda la noche. Cuando acabó, Rie se alejó satisfecha, ahora si ya era una gata, de esa tonta humana que fue, sólo quedaban sus recuerdos. Le gustó ser montada, supuso que ahora estaría embarazada. Rie disfrutó como nunca lo había hecho, lo que sintió al ser montada fue maravilloso, estaba deseando que eso se repitiera.
Iba en dirección a su refugio cuando en una pared vio un cartel con la foto de esa niña que había sido ella, leyó y vio que su madre la seguía buscando, no sintió remordimientos, esa niña no era ella. Esa niña se había fugado y desaparecido, ella era Rie, una gata embarazada. Se giró y olvidó el cartel. Notó que se había equivocado, debía haber pedido, cuando se transformó, que debía olvidar los recuerdos como esa humana idiota, era tarde para eso, pero podía dejar guardados en un rincón esos recuerdos y olvidase que existían.
En un principio intentó borrar eso recuerdos, pero no lo logró y esos recuerdos siempre la acompañaban, aunque ya era una gata en cuerpo y mente.
Habían pasado varias semanas desde que Rie se apareó y la gatita empezó a notar los primeros síntomas de su embarazo. Debía buscar un lugar cómodo para cuando llegase la hora del parto.
Tenía gana y ese día no había conseguido comida, cuando se dio cuenta estaba delante de la casa del humano que había sido amigo suyo cuando ella también era humana, subió al tejado y miró por la ventana de la habitación del joven, el niño había crecido, no mucho, pero estaba más alto. Estaba estudiando. Vio entrar a la madre del niño.
-Nobita deja de estudiar y merienda- dijo la mujer.
-Media hora más, no quiero bajar mis notas, y cuando vuelva Shizuka verá que he cambiado y se pondrá muy contenta.
La mujer miró al niño con pena.
-Shizuka debió ser secuestrada. Hace casi un año que desapareció, ahora debe estar muerta.
- ¡No!, ¡no lo está!, ¡sigue viva!… en algún sitio. ¡Y yo la encontraré!- contestó Nobita furioso.
-Ya es hora que te hagas la idea- dijo la señora Nobi- no se ha vuelto a saber de ella…
-Este sábado iré con Doraemon a buscarla-contestó el niño-como hago cada sábado, Al final la encontraré.
Rie se alejó entristecida de la ventana, a ese humano le había hecho mucho daño, no se esperaba eso, había visto a los otros dos chicos, los oyó habla de ella y decían cosas horrorosas. Nunca pasaba por donde había vivido como humana. Se había enterado que sus padres se habían separado. Su madre no soportó su desaparición.
Y cuando se iba de la casa se encontró frente a Doraemon. Rie se quedó paralizada, no supo cómo reaccionar. Y ese gato la cogió con cuidado y la entró en casa.
Minutos después estaba en la cocina, comiendo un pescado, y bebiendo leche.
- ¿No está muy gorda? -Preguntó Nobita.
-Está embarazada, por lo visto de pocas semanas. El embarazo del gato dura un poco más de dos meses- dijo la madre de Nobita- y al ver que su hijo la miraba- Cuando era niña vivía en el campo, en casa siempre teníamos gatos. Teníamos sacos con comida y acudían ratones y teníamos gatos para líbranos de esa plaga.
-¿Nos la podemos quedar?- preguntó Nobita.
-No, puede quedarse en el jardín. Puedes alimentarla, pero no puedes estar siempre en casa- dijo la madre del niño- sé que te acuerdas mucho de tu amiga y ella te puede ayudar a superar el daño que te hizo su desaparición, pero un gato es un animal libre, debe salir por su cuenta. Podemos cuidarla, pero nunca será totalmente nuestra.
Nobita miró a su madre y después a la gata y asintió.
-De acuerdo- miró a Doraemon- ¿No tendrás un refugió donde se pueda reguardar cuando tenga sus gatitos?.
Doraemon pensó durante un rato y sacó de su bolsa un paquete.
Y bajaron al jardin.
Allí el gato montó una pequeña tienda de campaña.
-Es una caseta para gatos y perros del siglo XXII, tiene las comodidades de una casa. Es fresca en verano y caliente en invierno. Aunque llueva no entra lluvia. Y puede soportar un ciclón. Esta gata no pasará ni frio ni calor.
Rie entró en esa casita en miniatura, tenía todo lo necesario, una camita, un lugar para hacer su necesidades, y un plato con comida y otro con agua.
Rie se encontró a gusto en esa caseta, era confortable y tendría todo lo necesario, pero desde el principio se propuso que una vez hubiera tenido a su camada y sus hijos pudieran andar se iría de allí, pero regresaría de vez en cuando para ver a su amigo y jugar con él. Aún quería a ese chico, pero sabía que su amor era imposible, ella era y sería una gata, ya no era ni sería Shizuka, y ese chico era humano, pertenecían a especies distintas. Nobita sólo podía ser su amigo, aunque una parte de ella deseaba con fuerza a su amigo humano, y más de una vez deseó que Nobita se volviese también en gato y estaros dos juntos.Y llegó el día del parto, Rie tuvo cinco gatitos, pero sólo sobrevivieron dos, fue un parto difícil, y falto poco para que ella también muriera, pero dentro de la caseta había maquinas que la salvaron de una muerte segura, y empezó a cuidar de los gatitos que sobrevivieron.
Nobita la visitaba cada día, y veía como crecían los gatitos, Rie se los dejaba coger, pero a esos dos amigos tan desagradables que tenía ese chico, no. No le gustaban y arañó a los dos. Sus instintos de gatas salieron a flote y defendió a sus hijos de esos dos maltratadores.
Sin darse cuenta cada vez se iba volviendo una gata por completo, cada vez tenía menos de humana, salvo su recuerdos, esos recuerdos que ahora odiaba.
Cuando sus hijos fueron los bastante grandes, decidió que hora de partir, pero se despidió tanto de Nobita como de Doraemon. Y Rie volvió a ser una gata callejera.
Siempre que quedaba preñada volvía a casa de Nobita, esa gata vio como ese niño crecía y se iba volviendo un adolescente, vio como cambiaba y se volvió un buen estudiante, y todo por contentar a esa niña llamada Shizuka.
Habían pasado cinco años desde que desapareció Shizuka y en Rie no quedaba casi nada de la humana que fue, al final sus recuerdos se iban borrando, ese pequeño cerebro de gato no encontró necesario esos recuerdos y desaparecían, hasta olvidar por completo que alguna vez fue humana, pero alguna noches soñaba con que era una niña humana llamada Shizuka, pero esa gatita no sabía por que soñaba eso, ni quien era esa niña. Pero cada vez esos sueños eran menos frecuentes, ya no tenía casi recuerdos de esa niña. Llegaría un momento, en pocos días, que sería por completo una gata, que ya no le quedaría nada de la humana que fue, pero lo poco que quedaba de humana eso no importaba, por que sería siempre una gata.
Era feliz, sobre todo en la época de celo. Era la gata más querida y perseguida, admirada por los gatos… y envidiada por las gatas. Pero ella siempre escogía a los mejores gatos, algunas veces incluso a sus propios hijos. Cuando Rie se quedaba en celo, todos los gatos del barrio la buscaban y peleaban entre ellos. Eran peleas salvajes y algún gato perdió la vida por ser elegido por ella, pero ella siempre miraba a los perdedores con desprecio, toda la bondad que tenía cuando era niña había desaparecido de ella, era una gata interesa y egoista, sólo le interesaba ella.
Pero una cosa diferenciaba a Rie de otros gatos, era que sólo se dejaba llevar por sus instintos. Comer, dormir, jugar y aparearse era lo que movía a esa gata También era muy avariciosa y cruel. Dominaba a la manada de forma tiránica. Y siempre estaba dispuesta a recibir regalos, en su mayoría comida, que pocas veces agradecía, y si lo hacía era con sexo, que muchas veces lo hacía por placer, aunque no estuviera en celo. Si no quedaba complacida Rie echaba al gato de su lado para siempre. Y si le complacía, el gato atraía las iras de sus compañeros y estos lo hacían desaparecer, la competencia por ella era muy fuerte. Rie incentivaba esto, le complacía ser la diosa de estos felinos. Se había vuelto un ser mezquino y cruel, que se dejaba llevar sólo por sus bajos instintos.
Aunque también era justa y cuidaba de su manada y los protegía de otras manadas que se metieran en su territorio. También los cuidaba de los humanos y otros animales, como los perros. El perro del humano que fue amigo del chico que de vez en cuando visitaba, era su principal victima. Ese perro tenía cicatrices que ella le provocó. Tampoco aguantaba en su manada a abusones ni provocadores, los escarmentaba y expulsaba. Unos días después de parir su ultima camada. Una mañana se levantó alegre, no sabía el motivo, tampoco le importaba. Nunca supo que su ultimo recuerdo de humana había desaparecido para siempre, ya era una gata por completo, sin un pasado humano. Ese ultimo recuerdo como humana fue un nombre, Nobita. Aunque ese nombre y esa persona ya no formaban parte de sus recuerdos, Rie siguió visitando al humano que le posicionaba refugio y comida cuando paría. Serían amigos hasta el fin de sus días. Rie despertó, y con ese despertar volvieron sus recuerdos humano. En la realidad cuando creía que olvidaba su vida como humana, esos recuerdos volvían con más fuerza.
Temía los sueños, y el que más temía, era uno en que se veía a ella, como gata frente a Shizuka, como chica, la veía desnuda y como si esa humana tuviera el cuerpo de una adolescente y esta le reclamaba su cuerpo.
-Devuélveme mi vida. Devuélveme mi cuerpo. Me has quitado mi vida, eres una ladrona. Ahora debía ir al instituto. Seducir a Nobita, él me espera, me desearía. Debía darle los primeros besos. Perder con él la virginidad. Acabar la universidad y casarme con él. Hacer de él un buen hombre y alejar de él esa mala suerte que le persigue. Yo debía ser su talismán de buena suerte. Tú nos lo ha robado todo, tanto a él como a mí.
Rie se despertó de ese sueño aterrada. Estaba segura que una parte de ella quería volver a ser humana. No se lo permitiría. Ella era Rie, una gata. Y Shizuka estaba muerta y enterada en su mente, o eso pensaba ella. A Rie le gustaba ser una gata y lo sería por siempre. Shizuka jamás lograría su objetivo, jamás volvería a recuperar su cuerpo humano, y al final lograría borrar esos recuerdos de su mente, y con ellos matar a la Shizuka de su mente.
Y se propuso destruir sus recuerdos de su vida anterior, esos recuerdos no eran importantes, por lo tanto no los necesitaba. No se dio cuenta que la parte que repudiaba sus recuerdos humanos, le venía de su parte humana, su inteligencia humana rechazaba por completo su anterior vida.
Intentó de varías manera perder la memoria, entre ellas darse golpes en la cabeza, para provocarse amnesia, pero no logró nada, sólo provocarse mal de cabeza. Hasta que un día entró en la casa de Nobita, y se volvió a encontrar la maquina de transformación, pero esta vez con un mínimo de energía, pero la suficiente para cumplir con sus deseos, y tuvo la idea de su vida. La conectó con sus patitas y pidió su deseo de perder sus recuerdos como humana, y que le crearse una falsa vida de siempre fue una gata y que nació como gata, pero recordar sus vivencias como gata. Aunque la Shizuka de su mente le pidió desesperada y llorando que no lo hiciera, que no la hiciera desaparecer, Rie la ignoró con maldad, Mientras perdía sus recuerdos esa chica de su mente fue destruida sin compasión, como si nunca hubiera existido. Shizuka ahora estava definitivamente muerta.
Minutos después de esa casa salió una gata, Rie no recordaba que fue humana, esos recuerdos como humana no volverían a ella, ni esa niña llamada Shizuka volvería a aparecer en sus sueños. Nunca volvería a esa casa movida por sus recuerdos humanos, si no por su instinto gatuno, y Rie fue una gata más.
.
FIN?
