Todos los personajes y la historia original son propiedad de Rumiko Takahashi, esto lo hago sin fines de lucro, solo por esparcimiento.

CUANDO RANMA SE VOLVIO UN CABALLERO

DECIMA PARTE

En el baile, mientras Moose desplegaba con artística modestia, sus nuevas habilidades dancísticas, Akane se puso muy pálida, agarrándose con presteza de la camisa del joven...

-¿Akane, estás bien?

- Sí... solo... solo fue un mareo... –ella trataba de sonreír – no es nada...

-¿Un mareo? –Moose la apartó un poco de sí -¿Qué se...?

-No te preocupes, supongo que fue por el ajetreo del día... ¿sabes? No he comido nada desde ayer...

-Bueno... así cualquiera se marea –Moose la tomó caballerosamente del brazo, y la guió hasta la mesa del bufete – creo que debemos probar algo antes de continuar abrillantando la pista...

-¡Tienes razón!- contestó, agradecida- por cierto... ¡Qué bien bailas Moose, ¿Dónde aprendiste?

- La señora Nodoka me enseñó –el joven llevaba un par de platos, mientras ella iba poniendo comida en ellos – ella es una fabulosa bailarina...

-Pues ya lo creo –Akane señalaba algún platillo, y él asentía o negaba con la cabeza – ella es todo un tesoro...

Para cualquiera que los viera, parecería que eran una pareja que llevaba mucho unida... se comunicaban con los ojos, y con pequeños gestos, conversaban animadamente, y se complementaban a la perfección.

Se sentaron a la mesa que tenían reservada, y comieron entre risas. De pronto, Moose perdió la sonrisa y enfocó sus hermosos ojos hacia la puerta.

Ah! No llevaba lentes, puesto que la señora Saotome creyó conveniente mostrarle las maravillas de los avances de la ciencia... obligándolo a comprarse lentes de contacto...

En la entrada, Ranma y Shampoo, tomada una del brazo del otro, hicieron su aparición triunfal. El porte erguido y altanero del joven le imprimía un aire aristocrático.

Ella, aunque intentaba aparecer contenta, observaba todo con sus enormes ojos llenos de un vacío muy grande...

Ranma miró a Moose directamente por unos instantes. Se dirigió a la mesa que ocupaban.

- Hola Moose... Akane –su voz sonaba distante y fría -¿Se divierten?

-Buenas noches, Saotome –Moose parecía de hielo – sí, gracias...

- ¿Dónde quedar tus botellas, pato?

- Hola Shampoo... – Akane le saludaba con presteza – primero deberías saludarme a mí...

- Shampoo no tiene interés en saludar a chica violenta

- Creo que ya acabamos de comer –Moose se dirigía a su compañera - ¿bailamos, hermosa?

-¡Claro! –Akane tomó la mano que le tendían – será un placer, señor...

Aún riéndose, comenzaron a bailar. Hubo una persona en particular que no podía apartar los ojos de esa pareja. Para ser precisos, del muchacho.

-¿Quieres comer algo? –Ranma colocó su mano encima de la de ella -¿Shampoo?

-No –Ella seguía con la mirada perdida – Gracias, Ranma...

- Entonces... ¿quieres bailar?

-Shampoo no sabe bailar...

Ranma por fin entendió que la crueldad ya no era necesaria. La mirada de la chica había cambiado drásticamente. Su semblante lucía decaído. Era hermosísima, pensó, pero no era lo que él amaba...

Su inteligente madre, también había predicho este punto... así que actuó de acuerdo a lo que le dijeran...

- Vamos, Shampoo... Bailemos –se levantó y la tomó de las manos

- No, ya decirte... Shampoo no sabe bailar – ella evitaba verlo a los ojos

- Yo te llevo –Ranma la tomó con cuidado de la espalda, logrando que se levantara – no te preocupes...

- No, preferir quedarse aquí

- Vamos, Shampoo... – la miraba con una mezcla de diversión y dulzura - ¿vinimos para nada?... es una pena traer una acompañante tan bella, y no lucirla ante todos...

- ¿Qué decir? – por fin lo encaraba – mmmm... no... no saber bailar. Querer quedarme aquí...

-¿Para ver a Moose? – por fin, la tomó de la cintura, obligándola a caminar a la pista – no tiene caso... ¿no ves?... se han flechado...

- Ya saber eso – sonreía tristemente – pero...

- Eso no evita que le ames con toda tu alma –Ranma comenzó los pasos de baile, al son de un vals un tanto aburrido - ¿o me equivoco?

-Shampoo no poder – de nuevo, esas lágrimas que quemaban – estar obligada por las leyes de las amazonas...

-Todo se resolverá – Ranma la guiaba con habilidad- ya lo verás. Tratemos de disfrutar la velada...

Lo que Shampoo nunca pudo ver, fueron las miradas llenas de un amor sin límites que Ranma y Akane se dedicaban a cada momento. Y tanto era su ensimismamiento, que tampoco notó los pequeños, casi imperceptibles gestos de apoyo que se ofrecían los dos hombres.

Llegó la hora de las fotos oficiales, posando Ranma con Shampoo, ostentando una gran sonrisa, y abrazándola cuidadosamente por la cintura.

Moose y Akane posaron abrazados, desplegando toda la blanca dentadura, en un gesto de infinita felicidad y complicidad. Era una foto para conservar.

Pasaron las horas, y tras una divertidísima velada, era hora de volver a casa.

En el camino de la limousine, tal como previeran, Moose y Akane, avistaron a Ranma y Shampoo, caminando, mientras la muchacha se cubría con el saco de él.

Se detuvieron.

-¿Los llevamos, muchachos? – Moose se bajó del auto- es muy tarde para ir solos..

-Sí, gracias Moose –Ranma seguía aparentando lejanía- creo que debí ser más cuidadoso...

-Shampoo podría enfermar –Akane hablaba desde el fondo, sumido en la oscuridad – suban

En primer lugar, dejaron a Akane en casa, doliéndole mucho a Ranma no ser él quién la despidiera con un beso, a la entrada. Shampoo literalmente escuchó romperse su corazón cuando los vio despedirse.

Era el turno de dejar a Ranma. Moose fingió no saber la dirección, y Ranma fingió dársela con recelo. Llegaron a la puerta, donde el chico de la trenza se despidió con un pequeño beso en la mejilla de su bella acompañante.

Por fin, Shampoo y Moose quedaron solos.

Y ella se lanzó sobre él, como un lobo sobre su presa... trató de besarlo, de desvestirlo... él simplemente se lo impidió.

Era realmente fuerte, y eso de negarle el acceso a su persona, era más sencillo que intentar acercarse a ella. Le dolió muchísimo, pero sabía que era por una causa mayor...

Siguieron en esa lucha privada, hasta que llegaron a las puertas del Neko, bajando ambos.

Ella iba despeinada, y con la ropa arrugada...

Él iba con la camisa apenas encima, y resultaba milagroso que el pantalón siguiera intacto.

Respirando agitadamente, se introdujeron a la casa. Cologne esperaba a su nieta, pero tuvo que presenciar como entraban esos dos juntos, con la piel sonrojada de esfuerzo, y él, obviamente, apartándose de ella.

Cologne supo en ese preciso instante, que las cosas tomarían un giro muy diferente...

Se preparó emocionalmente para correr al parásito de Genma Saotome de su casa. En realidad, comenzó a saborear el placer de echarlo a la calle sin contemplaciones...

Esa noche, o lo que restaba de ella, Moose puso doble cerrojo (para evitar ser él quien saliera tras su amada chinita) y colocó un enorme ropero, además de un refrigerador, que sacó de sus ropas, contra la puerta. Nadie entraría ahí esa noche...

No señor... sería hasta mañana...

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Y el amanecer llegó, más prometedor que nunca.

Akane se desperezaba lentamente, mientras trataba de invocar la imagen de su amor, tal y como le viera en la cueva aquella... sip... desnudito y mojadito... eso fue suficiente para sacudirle el sopor remanente...

- Ay Akane... realmente eres una pervertida crónica- se dijo entre dientes – pero... ¿cómo evitarlo?... está buenísimo...

-Akane! –gritaba Nabiki desde la escalera – Vamos, levántate... que hay que ir al centro por unas cosas... irás conmigo!

-Ya voy! –contestó, para dirigirse a la ducha... de agua fría, por que le urgía enfriarse un poquito – no tardo

Mientras tanto, Kasumi les preparaba el desayuno, Soun leía el periódico, y Nabiki hacía cuentas ante una lista de cosas que necesitaban. Un día totalmente normal,

-Extraño mucho al tío Genma, y a Ranma –dijo de pronto Kasumi, toda dulzura- la casa está tan silenciosa desde que se fueron...

-Y nos sobra tanto dinero –Nabiki hablaba sin despegar los ojos de sus cuentas – por que ya no tenemos que estar reparando destrozos...

- De todos modos, era una tranquilidad tenerlos aquí... –Kasumi siguió, tras mandarle una mirada nada dulce a Nabiki, que ésta sintió cruzar por su cuero cabelludo – Ranma es tan fuerte y confiable... cuidaba bien de nosotras...

-¿Y YO QUE?- gritó Soun entre sollozos - ¿YO QUE? ¿ESTOY PINTADO?... yo las cuido!

-Claro papá – dijo lentamente la mayor, y regresó a la cocina.

Minutos después, bajaba la menor de la familia, y se sentaban todos a la mesa. Soun miró fugazmente el lugar donde su antiguo amigo solía acomodarse...

-Ahhh! Que agradable es poder comenzar los días sin conflictos – dijo, refiriéndose al par- ¿verdad hijas mías?

-Pues yo los extraño –volvió a decir Kasumi

- Yo también – soltó de pronto Nabiki – bajaron mis ganancias sin las fotos eróticas de Ranma

-Ay papá –fue todo lo que dijo Akane

Tras acabar el almuerzo, las tres hermanas Tendo, se alistaron para ir juntas al centro, y luego al supermercado. Necesitaban varias cosas. Sinceramente, Kasumi extrañaba a los Saotome, ya que se había habituado a las costumbres alimentarias de ambos hombres. Aunque el tío Genma en ocasiones la sacaba de sus casillas...

Lo cual ya era todo un suceso de por sí.

Al entrar al supermercado, se toparon con una muy sonriente y feliz Nodoka, que trató a Akane como si no la hubiera visto jamás. Caminaron juntas por la tienda, hasta el momento en que el Joven Saotome se paró ante ellas, con una enorme bolsa de frituras en el hombro...

El silencio que siguió a su llegada, fue aturdidor...

-Hola Kasumi... Nabiki –una inclinación de cabeza para cada una – Akane...

-Buenos días Ranma-kun –saludó Kasumi

- Hola Ranma –Nabiki hizo un gesto con la mano

- Ran...ma – Akane palideció

Las damas mayores del pequeño grupo, se encaminaron hacia la sección de frutas, Nabiki se apartó hacia la ropa... y Akane permaneció parada como estatua ante el muchacho.

Se tambaleó un momento, que él aprovechó para sujetarla...

-¿Estas bien Akane? – inquirió preocupado

- Sí... – sonrió – solo fue un pequeño mareo

Y de pronto, los nervios por el posible bebé regresaron, tan salvajes que casi le provocan un desmayo...

Corrió a los sanitarios ante la vista asombrada de Ranma... y vomitó todo cuanto había ingerido desde el día anterior...

Un enorme acceso de náuseas la atacó, casi logrando tirarla al suelo.

-¿Qué pasa? –Ranma la alcanzó en la puerta de los sanitarios –Esto no me gusta nada, Akane! Deberías ir con un doctor!

-Estoy bien Ranma! Ya te lo dije... estoy demasiado presionada... y ahora con eso de que posiblemente... –calló

- ¿Posiblemente que? –la encaró, aún más asustado - ¿Posiblemente qué?... Dilo!

El diálogo fue cortado por la aparición repentina de Kasumi quien llevaba a rastras a Nabiki, buscándola, pues tenían que regresar pronto a casa. No pudieron despedirse bien, solo agitaron las manos, y se marcharon, cada uno por su lado...

En el Neko, las cosas iban poniéndose más interesantes a cada minuto...

- Hey Moose – gritó por encima de la barra – traer tu humanidad para acá... orden de la mesa siete...

-Claro... voy – al tomar la charola con los platillos, ella aprovechó para rozar su mano

Y por enésima vez en el día, Moose se apartó, receloso.

A media tarde, ya no tenían clientes. Al parecer era uno de esos días flojos... floooojooooos, de los cuales no se saca nada, mas que un aburrimiento mayúsculo.

Decidieron cerrar el local. Una pelea verbal dio comienzo, ante los ojos conocedores de la centenaria bisabuela...

-¿No querer que te toque? –Shampoo se le acercaba, retadora -¿Tener miedo, pato?

-No... pero no te me acerques –Moose se arrastraba encima de la barra alejándose de ella

- ¿Miedo?... ¿miedo? –risa malévola – Shampoo no muerde... patito...

- ¿Por qué haces esto, Shampoo? –gritó el muchacho, fastidiado -¿no te basta con tu Saotome?

-Tomarlo como reto... –perdía la razón a cada segundo – nadie rechazar a Shampoo... no me vencerá tu estupidez... pato...

-¿Eso es? ¿Un reto? – el semblante de Moose cambió repentinamente - ¿es una pelea?

- Así ser... yo ganar siempre! – Shampoo parecía a punto de saltar sobre él – te reto ciego Pato!

Curiosamente, a Cologne se le ocurrió salir un par de días, ya que, según ella dijo, quería visitar a una sobrina que estaba a punto de parir... y era tradición que ella estuviera presente en esos menesteres...

Shampoo no creyó ni una sola palabra. Pero se sintió muy contenta de que se largara...

De pronto, Moose desapareció del área del restaurante... Shampoo pudo escuchar sonidos arriba, en la habitación...

"Chico Pato esconderse... jajajajajajaja! Tonto! Shampoo irá por él" – y corrió escaleras arriba, tan amenazadora como un tigre...

La noche se acercaba, y se colaba por entre las ventanas, la luz de un atardecer anaranjado y oro... hubo un instante en que Shampoo pensó desistir... pero el orgullo venció de nuevo, y siguió su camino...

Moose permanecía sentado en la cama. Tras subir corriendo, se cambió de ropa, poniéndose un sencillo traje, que le hacía verse extremadamente sexy... ella caería, así fuera lo último que hiciera antes de morir...

La puerta se abrió rudamente.

Ella lo miró...

Y una iluminación llegó a su mente...

Porque el chico la miraba desde la cama, sin levantar por completo el rostro, dándole a sus ojos un aspecto demasiado agresivo. Sentado con los brazos sobre sus piernas, y sus manos colgando desenfadadamente entre sus rodillas, el cabello caía como cortina sobre sus hombros... resultaba claramente amenazante... claramente un peligro.

Instantes después, Shampoo pegaba un corto gritito, y giraba a toda velocidad, creyendo que escaparía...

Por que la expresión que captó en Moose la asustó verdaderamente... ¿qué era eso?... ¿Deseo?... ¿odio?... ¿venganza?...

Sea lo que fuere, puesto que ella lanzó un reto, se presentaba peligroso...

No logró alejarse de la puerta más de un paso... Moose era terriblemente bueno en el arte... muchísimo mejor que ella, muy a su pesar.

Se interpuso en el camino de la mujer, y, tomándola con fuerza por el fino torso, la elevó por los aires... y la llevó a su recámara... de nuevo...

Antes que pudiera recuperar el aliento, se vio arrojada a la cama, con bastante rudeza, y sin poder evitarlo, sus ropas fueron arrancadas literalmente de su cuerpo...

Escuchó a Moose suspirar...

Luchó fuertemente, trataba de golpearlo... trataba de quitárselo de encima...

Pero estaba descubriendo cuan fuerte era... sin necesidad de arma alguna...

Sujetándola de ambas muñecas, la tumbó de nuevo... ella se volteó, dándole la espalda, lo que él aprovechó para quitarle el resto de la ropa, rompiéndola inmisericorde...

Comenzó a recorrer las partes del cuerpo que alcanzaba sin soltarla... primero con las manos... luego con la boca...

Sin querer, Shampoo comenzó a gemir... en realidad lo amaba... pero no podía! Estaba comprometida!

Rápidamente, la lengua de Moose comenzó a torturarla... por su cuello, su pecho... sus senos... Siguió resistiéndose... en un par de ocasiones pudo propinarle golpes fuertes. Pero ni se inmutó. Continuó su camino... ella intentaba impedirle el paso...

-¡Déjame Moose! –gritaba furiosa, lo que lo enardecía más - ¡Suéltame!

- No -susurró el hombre con voz ronca – esta vez terminaremos... esta vez no me dejarás a medias...

-¡QUITATE!

-No... esto es por que me retaste... por todas esas veces que me dejaste verte desnuda y no podía tocarte...

-Quítate! – el grito fue menos rabioso

- Por haberme humillado solo por que no toleraba la idea de lastimarte...

- NOOOOOO!

- Te vencí Shampoo... me perteneces...

Estaba unido a ella... pero a pesar de la supuesta violencia de la situación, lo hizo con suma suavidad. Estaba ella dándole la espalda, mientras era sujetada por un fuerte brazo de la cintura, y otro detenía sus manos...

Él la amaba... aunque sabía que esto era necesario... no quería herirla...

Lágrimas corrieron por las mejillas de la chica... y con un salvaje movimiento, desprendió al hombre de sí... se alejó a gatas en la cama, tratando de patearlo con mucha fuerza...

Por fin, el momento tan temido por el joven había llegado. Tenía que demostrar que la vencía... La abofeteó con fuerza, dejándole un moratón en la mejilla izquierda, bajo el ojo.

Pudo percibir el momento exacto en que su noble corazón se retorcía de dolor... pero si quería casarse con ella, debía continuar, así que se tumbó sobre ella, quien se asía de la mejilla herida, e, impidiéndole moverse, volvió a tomarla. Ella soltó un gemido...

Poco a poco, Shampoo sucumbió a las caricias que él le prodigaba. Sus quejidos fueron subiendo de tono, hasta que simplemente perdieron la noción de lo que hacían...

Tras un par de horas de supuesta pelea (que dejó de serlo a partir de algún momento no precisado) la pelilila se quedó dormida, junto al muchacho. Éste se levantó para observarla un momento. No soportaba la idea de ver su moratón, pero tenía que vivir con eso...

Amazonas... estúpidas leyes...

Pero tal y como Ranma predijera, él había ganado. Ahora, ya solo quedaba obligarla a cumplir su parte del trato... y ya se las vería luego con la anciana Cologne, pues estaba seguro que armaría un escándalo, ya que ella realmente deseaba que su nieta se casara con Saotome...

Entonces recordó otro asunto de vital importancia, y su corazón perdió nuevamente la paz. Aunque esta ocasión sabía que la solución resultaría harto más sencilla...

Por no decir, bastante simple... Aún quedaba esperar las casi dos semanas. Pero estaría ahí pasara lo que pasara...

Esa misma noche, aún dejando a Shampoo dormida en su habitación, Moose salió despedido a hablar con su amigo. Necesitaba contarle lo ocurrido. Si alguien debía saberlo, era precisamente él...

Lo encontró en el tejado de su casa, recostado y pensativo. El encuentro con Akane tuvo la virtud de dejarlo en un profundo estado de nervios que no desaparecieron ni con el excesivo entrenamiento al que se sometió.

- ¿Ranma? –preguntó suavemente - ¿te encuentras bien?

Antes que nada, el aludido pegó un salto que casi lo saca de los linderos del tejado, con los pelos de punta, y los ojos desorbitados...

-¡MOOOOOSEEEEEEE! –gritó -¡NUNCA VUELVAS A HACERME ESO!

- ¿Hacerte Que? –el susto lo arrojó de espalda - ¡Solo te hice una pregunta!

-¡NO VUELVAS A APARECERTE COMO FANTASMA! – la calma regresaba poco a poco a sus temblorosos huesos – y para colmo, hablas en susurros...

-Te recuerdo que son las cuatro de la mañana –Moose hablaba señalando como edecán de revista, la multitud de ventanas que se encendieron prontas, después del grito del otro – no voy a llegar haciendo un escándalo...

- Upssss – pero el otro grito esperado, el de una madre despertada con rudeza, nunca llegó – Por Kami... que bueno que mi madre tiene el sueño tan pesado...

Pasados unos minutos de mucha hilaridad contenida, por fin tuvieron la serenidad necesaria para sentarse a platicar...

-¿Eso pasó entonces? –el chino había dado santo y seña, y Ranma se sentía feliz por él – Ya es tuya... ¿La reclamarás ante su aldea, verdad?

- Claro... aunque debo decirte, que por ahora hay cosas más importantes que una simple boda en mi vida – Moose, acomodado en el tejado junto a Ranma, cerró los ojos para pensar – y no estaré en paz hasta que todo quede resuelto...

-Hoy me encontré con Akane en el supermercado – soltó el ojiazul de pronto – iba con sus hermanas, pero pasó algo que me ha tenido mal todo el día...

-¿Qué cosa? –Moose comenzaba a temer

-Me dijo algo de lo que estaba preocupada... pero no me dijo, qué... –un suspiro de fastidio- dejó la frase a medias...

-Ah... vaya...

-Tu sabes de que se trata, ¿cierto?...

Y Moose perdió el aliento por un instante... mientras Ranma lo miraba tan inquisidoramente, que todo su cuerpo dejó caer finas gotitas de sudor nervioso...

CONTINUARÁ