Todo este fic, esta hecho y dedicado especialmente a mi preciosa, pequeña Lágrima… por que tú fuiste el aliciente para hacerlo… si la musa me abandonó, entonces te tuve a ti… con amor…

Ninguno de los personajes es mío… solo los tomé prestados para las historias. Ninguno se ha quejado así que no me preocupa en lo absoluto… nadie salió lastimado durante las grabaciones de éstos capítulos…

HISTORIAS CORTAS SOBRE AMIGOS VERDADEROS.

EL VALE

La observaba en estática adoración.

Era un secreto a voces, que estaba enamorado de ella desde el primer día. Todos sabían que era un sueño casi imposible…

Hilda de Asgard era responsable de la vida de su pueblo y de sus Dioses Guerreros. Hasta que Odín diera su venia, ella no tenía derecho a una vida propia.

Por eso, el Dios Guerrero, se conformaba con protegerla, y amarla profundamente, de un modo platónico.

-Si cerraras la boca, la saliva dejaría de congelársete –dijo de pronto una voz conocida, a su izquierda- resulta asqueroso…

- ¡Mime! –Gritó el hombre de cabellos color paja claro - ¿Cómo te atreves?

- ¡Por favor!... tienes estalactitas colgándote de la barbilla –replicó el rubio, entornando sus ojos color fresa- ¿Y así quieres que no lo sepa?

- Yo… este… -el hombre palideció- ¿tanto así…?

- ¿Se te nota…? –Poniendo los ojos en blanco – ¡Por Odín!... que si ella no lo sabe, es solamente por que tiene demasiadas responsabilidades… por que lo que somos nosotros…

- Basta… vete a tocar a alguna parte lejos de mí, musiquillo de quinta –le dijo el alto muchacho, apresándole por el cuello, y revolviéndole la rubia melena – me fastidias

- ¡Ya!... ¡Ya! –Se quejaba el agredido- ¡¿Es absolutamente necesario ser tan rudos!

-Deja a la niña en paz – un altísimo hombre se aproximaba a ellos, sonriente, con sus lacios cabellos casi blancos de tan rubios, y una barbita cuidadosamente recortada, para parecer mayor de lo que era. No es bueno tener cara de inocente pequeñín, cuando debes atemorizar con tu sola presencia- Abusas de las damas… y eso no es bueno, Alfa…

- ¡Oh, siempre arruinas la diversión, Thor

-No me ayudes… mejor hubieras dejado que me maltratara – el rubio se quejaba siempre de ser llamado niña- ¡Y se dicen mis amigos!

Antes de que se iniciara otra batalla verbal, los Guerreros fueron convocados para un entrenamiento.

Un "Combate Amistoso", aclaró su Regente.

-No quiero sangre, ni heridas graves. Basta con que se toquen para que cuente como punto a su favor… -Hilda explicaba brevemente las reglas del torneo – además, mi hermosa hermanita tiene un premio especial…

-Guerreros de Asgard… -comenzó la delicada chica rubia de ojos color agua- como nuestra Señora ha dicho, tengo un premio especial preparado para el que gane… y créanme que será de su agrado…

Mientras hablaba, agitaba en el aire un papel dorado, al parecer cubierto de letras… todos se preguntaban de que se trataba…

Y se iniciaron los juegos, en los cuales todos los guerreros aprovechaban para desquitar viejas rencillas (como Mime con el Guerrero del Alfa) o divertirse a sus anchas (como Thor con Alberich el Hacedor de Amatistas).

Y sin que nadie se lo esperara… el pequeño y lindo Mime venció.

-¡Por Odín y todos los Dioses! – Exclamó, espantado, Hagen, abriendo como platos sus ojos jade - ¿Hemos de morir todos? ¡Por que nos ganó la niña!

-Odín protégenos… Odín protégenos… Odín protégenos… Odín protégenos… Odín protégenos… Odín protégenos… -murmuraba en letanía el hermoso Syd, mientras su gemelo reía ruidosamente - Odín protégenos… Odín protégenos… nos ganó Mime!

-Creo que nuestro Dios nos ha abandonado –susurró Alberich a Thor- tal vez sería bueno comenzar a invocar a Athena

-Que no te oiga Hilda, por que te manda a cortar naranjas al fondo del océano, chico –le respondió el amable gigante.

-¡¿Apoco hay naranjas en el océano!-inquiró, burlón, Fenril sacudiendo su melena turquesa ante ellos- entonces voy a por ellas… de todos modos, es el fin del mundo…

- ¡Oh! Tú cállate, Fenril –respondió el de ojos rosas – cualquier cosa que venga de un hombre que usa su ropa interior peluda, me tiene sin cuidado…

Y el alboroto hubiera continuado, a no ser por que Hilda llamó al orden a sus hombres. Y sobre todo, Freya haría entrega en ese preciso momento, del premio en cuestión.

Tan grande fue su sorpresa, que apenas pudo reprimir su alegría, cuando tuvo en sus manos su preciado trofeo.

Y sonriendo ampliamente, Mime encaminó sus pasos hacia la dulce Freya, y se pusieron a susurrar confidencialmente, ante las miradas extrañadas de todos los presentes.

En ese momento, los dos rubios, chico y chica, lanzaban risitas tontas, y miraditas cómplices, mientras escribían algo en el papel dorado. La Señora Protectora de Asgard, por ningún motivo en particular, comenzó a sentir un cosquilleo de miedo en sus entrañas.

Algo se traían esos dos.

El misterio no duró demasiado, ya que tan pronto acabaron de escribir, el ganador y la princesa se acercaron a ella, entregándole el papel.

Tras llevarse su diestra a los ojos, y cubrirse sus mejillas de un furioso rubor, la hermosa mujer no tuvo más remedio que aceptar que su firma y sello iban en el documento. Había dado su palabra… y su palabra era ley.

- ¿Sigfried? –Le llamó, nerviosa -¿Puedes acercarte, por favor?

- ¿Mi Señora?

- Pudo haber pedido cualquier cosa… –le comentó ella, sin atreverse a mirarlo a los ojos – cualquier cosa que su corazón deseara…

- No comprendo… -el alto joven de cabellos paja la miraba preocupado - ¿Señora?

- Al parecer, esto es lo que él más desea… - Sus mejillas y sus labios tenían ahora un delicioso color cereza – y es mi deber cumplir… mi palabra…

Y sin permitir que el hombre dijera una sola sílaba más, la Representante de Odín en la tierra, elevó sus manos hacia el pasmado guerrero, y tras obligarle dulcemente a bajar su rostro…

Le besó en la boca…

Tanto era el impacto general, que ni un solo sonido se escuchaba… si hubiera grillos en esa helada extensión, hubieran resonado como tambores…

Cuando el contacto terminó, el Guerrero del Alfa aún permanecía en los Paraísos del Cielo. Mientras su Señora se retiraba, completamente sonrojada, él sintió el crujir del papel entre sus dedos. Era el áureo premio de Mime.

En cuanto lo leyó, tuvo el impulso de ir y besarlo a él también. Por que lo había comprendido todo.

El documento decía, en letras de imprenta, solo rellenado con la retorcida caligrafía del joven arpista, donde estaban las líneas para ello:

"Vale por Un Beso en los Labios de Nuestra Señora Hilda, para el dios Guerrero Sigfried , para ser cobrado inmediatamente , o bien, antes de la próxima Navidad y/o la próxima Guerra Santa.

Firmado y atestiguado por Hilda de Asgard."

FIN