Todo este fic, esta hecho y dedicado especialmente a mi preciosa, mi pequeña Lágrima… que aunque tengo algún tiempo sin encontrarla (¿donde estas, querida mía?) sabe que permanece en mi, por siempre... Guárdame en tu corazón...
Ninguno de los personajes es mío… solo los tomé prestados para las historias. Ninguno se ha quejado así que no me preocupa en lo absoluto… nadie salió lastimado durante las grabaciones de éstos capítulos… ( Saga y Milo ahora son mejores amigos...)
HISTORIAS CORTAS SOBRE AMIGOS VERDADEROS.
LLUVIA
Era uno de esos días...
Uno de esos, en que los remordimientos llegaban nuevamente, como agujas ardientes clavándose en sus entrañas. Por más que el tiempo hubiese pasado, y por más que todos sus compañeros trataran de hacerle entender, seguía doliéndole.
Y, solo para facilitarle las cosas, estaba lloviendo a cántaros.
Lo curioso, es que él solía amar los días de lluvia. El olor y la frescura del viento como si estuviera recién lavado, le alegraba. El gris del cielo le tranquilizaba de algún modo... y si el agua caía casi horizontal, era aún mejor.
Pero no cuando los recuerdos le atenazaban nuevamente, amenazando con robarle la poca cordura que le quedaba. Saga de Géminis sufría lo indecible, por un pecado pretérito...
Así fue como le descubrió el caballero de la octava casa.
Después del obligado y mojado entrenamiento, en el cual, nadie pareció notar que algo andaba mal con el alto y hermoso hombre... Excepto él.
Aunque el Dorado de la tercera casa podía ser muy convincente al fingir serenidad, él podía notar la tristeza en sus ojos. Sabía que no tenía caso hablarle.
Todos lo habían hecho ya.
No tenía caso explicarle nada... no funcionaría, por que su dolor era mayúsculo, e interno.
Saga permanecía sentado en la escalinata que precedía a su Templo, observando el agua caer... empapándose y pensando. Unos pasos rápidos se aproximaron a sus dominios, de un Santo Dorado de algún Templo de más arriba.
Decidió entrar a su hogar, para no tener que explicar al que se acercaba, los motivos de que estuviera afuera, remojándose como pez, en un día como ese. Si deseaba pasar por sus territorios, no tendría que salir a enfrentarle...
Fue entonces que unos golpeteos, rápidos, ansiosos, perturbaron su depresividad desde la puerta trasera.
- " Demonios" -pensó, algo molesto - "es él... ojalá que no me atosigue a preguntas... no estoy de humor"
Y abrió la puerta, preparándose para lo peor.
-¡Vamos Saga! -reclamó de pronto el recién llegado - ¿Es que no pensabas abrir¡Me congelo aquí fuera!
-Pasa, caballero... ¿Se puede saber que haces por aquí, si tu odias mojarte?
-Pues con la noticia de que estoy solo, aburrido, y... ah si... muy aburrido... -El ojiazul sonrió con un gesto alegre, que más parecía una mueca - así que vine a pasar la tarde contigo...
-¿Perdón? -el geminiano parecía confundido... y lo estaba - ¿Te quedarás conmigo?
-Claro... no te pregunto, por que sé que eres tan amable, que por ningún motivo me negarías el placer de tu compañía - otra sonrisa burlesca - ¿Cierto, géminis?
- Sí, caballero, jamás te diría que no... -el peliazul de ojos esmeralda le sonrió algo más relajado - por cierto... ¿Que traes ahí?
- ¡Ah! Esto te va a encantar -el de ojos azules bajó la cabeza para hurgar en la bolsa de plástico negra que llevaba con él, desparramando su húmeda cabellera sobre sus hombros - traje unas películas: "13 Fantasmas" y también traje "Amityville"... unas palomitas... unas galletas que horneó Afrodita... gomitas... pasitas con chocolate... espero que te gusten por que...
-¿Se puede saber donde dejaste a tu camarada? -los ojos verdes se clavaron en su rostro- es bastante extraño verte sin él...
-¿Camus? Bueno, salió con sus queridos Hyoga e Yzaac... anda, creo que se divierten haciendo monitos de nieve... -volvió a agacharse a rebuscar en su bolsa milagrosa - Una tableta de chocolate... ¿Tienes leche, verdad? digo, por que si no, no podré preparar el chocolate... por que de haber sabido que no tenías, pues hubiese cargado con la mía...
-Sí Escorpio, tengo leche... -el geminiano entornó los ojos, pero no podía negar que esto empezaba a parecerle divertido - pero hay un detalle... no me gustan las películas de terror.
-Oh no te preocupes... puedes abrazarme si te asustas. Y si no puedes dormir, te vas a mi templo conmigo...
- Ah, veo que ya tienes todo resuelto -ahora, Saga realmente comenzaba a sentir un calorcillo por dentro - eres precavido
-Hombre prevenido vale por dos -el Dorado de ojos y pelo azules, puso una cara muy seria - en nuestro caso, caballero prevenido, vale por cuatro, o algo así...
- Ya veo... bueno, pasa a la cocina, vaciemos tu bolsa, y veamos que otros tesoros traes - Saga le señalaba el camino, con una mano
-Antes, creo que deberíamos cambiarnos, caballero, estoy calado hasta los huesos, y tu no estás en mejores condiciones...
-¿Trajiste ropa?
-No -llevándose una mano a la nuca, muy a la Seiya, el visitante desplegó su blanca y pareja dentadura - ¿Podrías facilitarme algo? podría ser un pijama...
-Sí, ven conmigo...
Y, siguiendo muy de cerca al Guardián del tercer Templo, el visitante se internó en la recámara del mismo. Tenía buen gusto, y parecía algo ordenado.
Saga sacó un par de juegos de pijamas de suave franela, uno rojo y uno gris, y entregó el rojo a su acompañante.
Entonces, el Guardián de la octava casa comenzó a desvestirse, quedándose el alto gemelo impresionado por la belleza que poseía. Cuando quedó completamente desnudo, se metió lentamente en las prendas que le habían facilitado, mientras conversaba animadamente sobre algo que para géminis no tenía mucho sentido... le quedaban algo grandes, así que arremangó los dobladillos.
-¿Piensas quedarte viéndome toda la vida? -rompiendo el encanto, la mirada regocijada del escorpión, se posó en su rostro - vas a enfermar...
Saga se desnudó con presteza, tratando de ignorar las palabras de su amigo, para quedar también como vino al mundo, sintiendo sobre sí el peso de la mirada del otro. Enfundándose la pijama, se volvió al fin hacia la puerta, encaminándose a la cocina, como si tal cosa.
Pasaron una tarde que hubiera podido calificarse de amena, de no haber sido por la temática de las películas que eligiera el visitante, con las cuales, varias veces perdieron toda dignidad, pegando gritos poco aceptables en tan poderosos guerreros (léase alaridos de niñitas), y comiendo como si los fueran a ejecutar al anochecer...
-Quiero ir al baño -dijo el ojiazul -¿vamos?
-¡Claro! estaba esperando que me lo pidieras -Géminis se levantó para acompañarle- Que cobardes somos... Oh Dioses...
- No es cobardía... ¿Que tal y si se nos aparece un fantasmita de esos? así podrías enviarlos a otra dimensión...
- No vuelvo a ver este tipo de películas... -Saga sonreía afectadamente- a mi me gusta pelear con cosas vivas...
- Ajá... -pero ahora ambos se internaban en las profundidades tenebrosas del sanitario, un poco deseando tomarse de las manos... solo para evitar que el otro tuviera miedo...
Afuera, la lluvia seguía, violenta y hermosa, recortando la vista del Santuario.
Para tranquilizarse, salieron a observar la tormenta, al abrigo del pórtico que se alzaba sobre la construcción del templo. Saga se sentó en el suelo, observando, ya sin abatimientos, los rayos que cortaban al firmamento.
Su compañero permanecía junto a él, en silencio, pensativo.
De pronto, viró hacia el interior del edificio, saliendo minutos después con sendas tazas de humeante café con leche.
Ofreció una taza al hombre sentado, quién la tomó con un suspiro de satisfacción...
- Y pensar que Atena por poco y se casa con el dios del mar - Escorpio parecía profundamente consternado - aunque, pensándolo bien, hubieran sido una buena pareja...
- Muchachito -El más alto, le miraba con dulzura - Solo a ti se te ocurriría pensar en algo así en estos momentos...
- ¿Que le voy a hacer, veo agua y pienso en Poseidón –dijo, sentándose juto a él
- ¿Y en sus Generales?... si mal no recuerdo, tienes una gran amistad con el Caballo Marino -los ojos verdes sonreían
- Nah... bueno, Bian y yo nos la pasamos bien... es bastante ocurrente... pero no le digas a mi camarada - lo último fue dicho en un susurro cómplice- además, el peligroso es Eo... nosotros somos más calmados...
- ¿Ajá?... cada vez que ustedes se juntan, hay problemas en ambos Santuarios -entonces, Saga acarició la melena azul de su joven acompañante- es de esperarse que todos tengamos un poco de miedo, cuando ellos vienen de visita... ¿Es absolutamente necesario que beban tanto licor? son muy jóvenes aún...
- No, Papá... no, no, no -Milo le regresaba la sonrisa, y se dejaba acariciar por su amigo - no lo vuelvo a hacer, Papá Saga... no me regañes...
-¡Ay! Milo...
Y se quedaron un momento así, meditando en la inmortalidad del cangrejo... Escorpio pudo notar que las esmeraldas de su amigo brillaban ahora, con genuina alegría...
- Me alegra que ya te sientas mejor -dijo de pronto, interrumpiendo las cavilaciones del hombre de verde mirada- de verdad me alegra...
-¿De que hablas? - el ojiverde le miró desconcertado -me siento bien...
-Ahora sí -se recargó contra él, y le rodeó los hombros con un brazo, por la espalda - ¿Sabes, Saga? deberías entender algo...
-¿Que ocurre?
En ese momento, el tiempo se detuvo para el Gemelo, por que Milo de Escorpio, el juguetón, el irresponsable... el despreocupado, lo abrazaba con toda su alma, y con todo su cosmos...
- El pasado ya debe ser olvidado... deberías perdonarte a ti mismo...
-¿Mi...lo?
-No te has dado cuenta ¿Verdad?... lo mucho que nos importas... ¿crees que sería así de guardarte rencor?
-Yo... no - Los ojos esmeralda se cristalizaron de lágrimas reprimidas
-Tú te reprochas por algo que tenía que pasar... - el escorpión cerró los ojos, aumentando la presión de su agarre
- Me siento solo -nunca supo por que dijo esas palabras...
En ese preciso instante inició la curación de su espíritu... por el gesto sincero de un hombre que ahora le soltaba, para ponerse frente a frente con él, a escasos centímetros de su bello rostro...
Mirándole al fondo de los ojos, Milo, el guardián de la Octava Casa, le habló directo a su corazón...
-Pero no estás solo... yo estoy contigo, hermano mío... siempre...
Y como si Poseidón le hubiera escuchado, la lluvia se detuvo.
FIN
P.d: Mi pequeña Lagrimita ha regresado, pero como esta historia la escribí cuando se encontraba alejada, decidí dejarla con la dedicatoria tal y como iba... para que nunca me vuelvas a hacer eso!
