Capítulo 12

Después de un rato de descanso, las chicas siguieron buscando. Encontraron al hurón en una tienda de mascotas, el cual, dicho sea de paso, no les salió nada barato... Lily refunfuñaba y Alisse aun más, porque si el condenado hurón les había salido caro, las flores de Cempasúchil y el natre serían mucho peor...

-Quizás podamos atrapar algunas lagartijas vivas de los jardines.- comentó Alisse.

-¡Ah! ¿Has visto alguna lagartija viva por aquí?.- replicó Lily.- En México es de lo más común verlas en los patios, pero aquí, quien sabe...

-Debemos intentarlo.- bufó Alisse.- No me queda mucho más dinero...

Afortunadamente para las chicas, había muchas lagartijas vivas en el patio de una escuela que había sido abandonada. Alisse se divirtió de lo lindo viendo cómo Lily intentaba atrapar a los animalitos, ya que la chilena no podía correr.

-Ya deja de reírte.- Lily estaba de mal humor.- No es tan fácil atrapar estas cosas...

Después de un buen rato y unos cuantos golpes y raspones, Lily consiguió atrapar tres lagartijas.

-Más le vale que se conforme con éstas.- gruñó Lily.- Porque no pienso atrapar más. Suerte que hoy me puse pantalones vaqueros...

-Ahora busquemos un cachorro de gato negro.- dijo Alisse.

Esta vez no se supo quién tuvo la suerte, si las chicas o el pobre gato, ya que un cachorrito de gato negro estaba siendo atacado por un grupo de niños maldosos, los cuales salieron huyendo al ver a las chicas.

-Pobre gato.- dijo Alisse, tomando al minino en sus manos.- Está todo flaco y sucio...

-Podemos darle un baño después.- dijo Lily.- Regresemos al hotel.

Ya en el cuarto de hotel, Alisse acomodó al gato en una caja en el baño, después de bañarlo y alimentarlo, mientras que Lily metía las lagartijas en un frasco con agujeros en la tapa.

-¿Cómo le haremos para que el gato no se escape?.- preguntó Alisse.

-Así.- Lily tomó el cesto de papeles del cuarto, el cual estaba hecho de mimbre, y lo colocó boca abajo sobre la cajita del gato.

-Se sentirá enjaulado.- protestó Alisse.- Pobre gato.

-¿Prefieres que se escape?.- gruñó Lily.

-Ya, pues.

-O si quieres quédate a descansar y lo cuidas.- sugirió Lily.- Y yo iré a buscar lo que nos falta: las benditas flores de Cempasúchil y el condenado Natre...

-No, iré contigo.- negó Alisse.- Ya me siento un poquito mejor...

Las chicas salieron nuevamente a la calle, pero, ¿dónde rayos encontrarían lo que les hacía falta? Eran los últimos dos ingredientes de la lista, pero serían extremadamente difíciles de encontrar... Si estuvieran en México, Lily fácilmente podría haber conseguido las flores de Cempasúchil, y si estuvieran en Chile, Alisse fácilmente habría conseguido el Natre, pero para desgracia de ambas se encontraban en Japón...

-Menos mal que es época en que se dan las flores de Cempasúchil.- comentó Lily.- No se dan todo el año...

-Uhm... .- gruñó Alisse.

Las chicas recorrieron la ciudad al menos unas tres veces. Cuando ya estaban hartas y desesperadas, Lily vio un letrerito que decía lo siguiente: "INVERNADERO LATINO. TODAS LAS PLANTAS EXÓTICAS QUE SOLO TE PUEDES CONSEGUIR EN AMÉRICA LATINA".

-Alisse, mira eso.- Lily le enseñó el letrero a su amiga.- ¿Vamos a ver?

-Bueno.- aceptó Alisse.

Las chicas entraron al invernadero. Ahí, ambas vieron que en ese sitio tenían toda una variedad enorme de plantas que ellas solo habían visto en sus países natales.

-¡Mira!.- exclamó Lily.- ¡Tienen azucenas!

-Vaya.- asintió Alisse.- Quizás encontremos lo que buscamos...

-¿Puedo atenderlas?.- preguntó una mujer muy morena, con un suave acento brasileño.

-Sí, estamos buscando dos plantas un tanto difíciles de encontrar aquí.- dijo Alisse.- Plantas que solo se dan en América Latina.

-Ya veo.- dijo la mujer.- ¿Qué buscan con exactitud?

-Flores de Cempasúchil.- respondió Lily.

-Y Natre.- contestó Alisse.

-¡Vaya! ¿Piensan hacer un velorio a la mexicana? ¿O una pócima para el dolor de estómago?.- preguntó la mujer, risueña.

-¿Un velorio a la mexicana?.- se sorprendió Alisse.

-Sí. ¿No te dije que las flores de Cempasúchil se usa mucho en los altares de muertos el 2 de Noviembre en México?.- dijo Lily.- Es una de las más bellas tradiciones que tenemos en el país...

-No, no me dijiste.- negó Alisse.- Y ahora me dejas con la boca abierta porque no sé para qué rayos querrá las flores esa gitana... No creo que quiera construir un altar de muertos, lo que sea que eso sea...

-Uhm...

-Vengan por aquí.- pidió la mujer.- Síganme.

La mujer llevó a Alisse y a Lily por todo el invernadero hasta llevarlas a un sitio en donde se encontraban un montón de flores de color anaranjado brillante, muy perfumadas.

-Flores de Cempasúchil.- dijo Lily, sonriente.

-Con que ésas son las famosas flores.- murmuró Alisse.- Ya nada más nos falta el Natre...

La mujer llevó después a Alisse y a Lily al sitio en donde tenía la dichosa planta. Alisse tomó una maceta.

-Con que ése es el dichoso Natre.- murmuró Lily.- Ya tenemos todo lo que nos hacía falta...

-Muy bien, pues vámonos ya, que casi son las diez y aun tenemos que ir por los animales al hotel.- dijo Alisse.

Por supuesto, la mujer les cobró las plantas en precio oro. Alisse y Lily se quedaron sin un centavo...

-Maldita aprovechada.- gruñó Alisse.- Se cobró a lo chino.

-No te quejes.- replicó Lily.- Sabes que estas cosas son muy difíciles de encontrar por estos rumbos...

Lily y Alisse regresaron al hotel. Ya no les hacía falta nada.

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Mientras tanto, en Hokkaido, Genzo y Taro se llevaron una enorme desilusión: el rumor que les había dicho que los gitanos se encontraban en Hokkaido era absolutamente falso. Nunca se había escuchado hablar de ellos ahí... Genzo y Taro se quejaban en el lobby del hotel en donde ellos se quedarían con Tsubasa y Sanae.

-No puede ser.- dijo Genzo, exasperado.- ¡Tiene que ser una broma!

-Quizás se marcharon a otra isla.- sugirió Sanae.

-¿Y cómo vamos a saber a cuál?.- gritó Taro.- ¡Ya no soporto más esto! ¡Quiero mi cuerpo de vuelta!

-¡Tampoco es una maravilla estar en tu cuerpo!.- gritó Genzo.

-Ya cálmense ustedes dos.- pidió Tsubasa.- Estamos otra vez como al principio. Tendremos que regresar a Tokio y volver a buscarles la pista a los gitanos...

-Ya qué.- bufó Genzo.

-Le hablaré a Alisse.- dijo Taro.- Quiero saber cómo está.

Misaki marcó el número de celular de la chica, pero el teléfono sonó y sonó y ella nunca contestó la llamada...

-No otra vez.- se quejó Misaki.- ¿Qué pasó ahora?

-¿Qué pasa?.- quiso saber Sanae.

-Que Alisse no responde, eso es lo que pasa.- Taro estaba harto.

-Quizás otra vez se sintió mal.- comentó Tsubasa, quien se ganó una mirada de reproche por parte de Sanae.

-Le hablaré a Lily.- dijo Genzo.- A ver que pasa...

Pero, para desgracia del portero, su novia tampoco contestó el teléfono. Esto terminó por preocuparlos a todos.

-No es normal que Lily no conteste.- comentó Sanae.

-¡Claro que no es normal!.- gritó Genzo, enojado.- ¿Qué les habrá pasado?

-Espero que no las hayan asaltado o algo así... .- murmuró Tsubasa, ganándose otra mirada de reproche por parte de su novia.

-Ya, no pensemos mal.- dijo Sanae.- Quizás las dos se quedaron dormidas...

-¿Y ninguna escucha el teléfono?.- preguntó Taro, incrédulo.

-Bueno, recuerden que Lily siempre deja el celular en modo silencioso cuando no quiere que alguien la moleste... .- murmuró Sanae.

-Eso es verdad.- dijo Genzo.

-Y Alisse tiene el sueño muy pesado.- continuó Sanae.

-Eso es cierto.- admitió Taro.- ¿Qué hacemos entonces?

-¿Por qué no llaman al hotel, para que se sientan más tranquilos?.- sugirió Tsubasa.

-Es buena idea.- aceptó Sanae.

Pero resultó ser peor, ya que el empleado el hotel que les contestó les informó a Genzo y a Taro que Alisse y Lily no habían regresado a su habitación en todo el día...

-¡Pero si son más de las nueve de la noche!.- gritó Genzo, exasperado, al colgar el teléfono.- ¿En dónde rayos pueden estar?

Ahora Sanae también estaba preocupada. ¿Les habría pasado algo malo a Alisse y a Lily?

-Tenemos que regresar a Tokio cuanto antes.- dijo Taro.- A la orden de ya.

-Tendremos que esperar hasta mañana.- le recordó Tsubasa.- Ya no alcanzaremos vuelo sino hasta por la mañana.

-Ya no nos preocupemos por eso.- Sanae trató de tranquilizar a sus amigos.- Quizás ellas solo fueron al médico... Si, puede que sea eso...

-Eso significaría que algo malo le pasó a Alisse.- gruñó Taro.

-O que Lily llevó a Alisse al hospital para que la atendieran mejor.- acotó Sanae.- No hay que ser pesimistas... Mañana regresaremos a Tokio, tengan fe y paciencia hasta entonces.

-Mientras tanto, seguiré intentando ponerme en contacto con Lily.- dijo Genzo.

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Alisse y Lily, en su prisa por llegar a tiempo a la cita con la anciana, olvidaron sus teléfonos celulares sobre las camas. Lily se dio cuenta y quiso regresar por ellos.

-Olvídalo.- negó Alisse.- Ya no hay tiempo. No podemos llegar tarde con la anciana.

-¿Y si Genzo llama?.- preguntó Lily.

-Pues que llame.- replicó Alisse.- Total, que lo que haces, lo haces por él, ¿no?

-¿Y si Taro llama y se preocupa porque no respondes?.- insistió Lily.

-Pues ya qué.- bufó Alisse, desalentada. Conociendo a Taro, eso podría llegar a pasar, pero ya no tenían tiempo de regresar por los teléfonos celulares...

Las chicas tomaron un taxi y se dirigieron al sitio en donde estaba ubicada la feria, que a esas horas ya estaba cerrada y casi completamente a oscuras, la única luz que se veía provenía de una pequeña choza ubicada en la parte en donde se había encontrado la tienda esotérica.

-¿Y ahora qué?.- preguntó Alisse.- ¿Gritamos o qué?

-No.- negó Lily.- Tal vez haya una manera de entrar...

Pero justo cuando dieron las diez, las chicas vieron que a ellas se acercaba una pequeña lucecita titilante. Ambas chicas se asustaron un poco.

-¿Una bruja?.- preguntó Alisse.

-¿Un espíritu?.- inquirió Lily.

Pero no era ni una ni otra cosa, se trataba de la anciana, quien llevaba en las manos un quinqué (es una especie de farol). Alisse y Lily suspiraron, aliviadas.

-¿Tienen todo lo que les pedí?.- quiso saber la anciana.

-Claro.- asintieron ambas.

Lily llevaba las lagartijas, el hurón y las flores de Cempasúchil, mientras que Alisse llevaba el gato, el natre y lo demás.

-Pasen.- invitó la anciana.- Aquí está muy oscuro y quiero asegurarme de que me trajeron todo...

Las chicas siguieron a la vieja hasta su choza, la cual estaba decorada con muchas de las cosas que ellas habían visto en la tienda esotérica. La anciana les pidió a las muchachas las cosas y las revisó de una por una, complacida.

-Bien, cumplieron con su parte del trato.- dijo la vieja, sonriendo.- Y yo cumpliré con el mío. Les diré cómo romper el hechizo...

-Este... ¿Podemos preguntarle algo?.- quiso saber Lily.

-¿Qué cosa?

-¿Para qué quiere todo eso? ¿Para un conjuro o algo así?

-¿Alguna poción?.- aventuró Alisse.

-¿Quieren que les sea sincera?.- rió la vieja.- Estas cosas se las pedí porque ya me hacen falta en mi despensa.

-¿Cómo dice?.- gritaron la chilena y la mexicana, al unísono.

-Sí, es que ya se me estaban terminando estos ingredientes en mi despensa, por eso les pedí que los compraran.- sonrió la anciana.

-¿Y el gato negro?.- inquirió Alisse.

-Es para mi hija, a quien le encantan los gatos.- dijo la vieja.

-¿Y el hurón?.- preguntó Lily.

-Para mi nieto.

-¿Y las lagartijas?.- preguntaron ambas.

-Siempre quise tener lagartijas de mascotas.- contestó la anciana.

-¿Y para qué quiere las flores de Cempasúchil?.- preguntó Lily.

-Me gusta el olor y el color de esas flores.- admitió la anciana.

-¿Y el Natre?.- quiso saber Alisse.

-¿Tu mamá nunca te dio de pequeña una infusión de natre cuando te enfermabas?.- respondió la vieja.

A Alisse y a Lily les dieron ganas de colgarla.

-¡Nos engañó!.- gritó Lily, indignada.- ¡Jugó con nosotras!

-¡Es una estafadora!.- gritó Alisse.

-Ya, no se pongan así.- rió la anciana.- Quizás me pasé un poquito pero no les hice daño alguno...

-Solo nos dejó sin dinero.- protestó Lily.

-Bueno, ya, ¿quieren que les diga o no cómo romper el hechizo?

Mucho rato después, Alisse y Lily regresaron al hotel. Lily llevaba con ella una cajita en as manos. Ambas revisaron sus teléfonos celulares y se dieron cuenta de que sus novios las habían estado llamando con insistencia.

-Hay que decirles que regresen a Tokio, inmediatamente.- dijo Alisse.

-Le llamaré a Genzo.- respondió Lily.

Cuando el celular de Genzo sonó, éste se apresuró tanto en contestarlo que se golpeó el codo con una mesa.

-¿Lily? ¡Qué bueno que eres tú! ¡Qué alivio saber que estás bien!.- dijo, sobándose el codo lastimado.- ¿Qué?... Ya, sí, aquí estamos los dos... No encontramos a los gitanos...

-Pregúntale por Alisse.- pidió Taro.

-¿Cómo está Alisse?... ¿Bien? ¡Qué bueno! ¿Por qué no contestaron? ¿Qué pasó?... ¿Qué dices? ¿Hablas en serio?... Está bien, mañana mismo volveremos a Tokio... Cuídense, por favor...

-Déjame hablar con Alisse.- pidió Taro.- O al menos dile que la quiero.

-Misaki dice que ama a Alisse.- dijo Genzo.- Sí. Yo te amo, Lily. Cuídense... Bye.

-¿Qué pasó?.- Taro casi salta.

-Ambas están bien.- respondió Genzo.- Olvidaron sus celulares, por eso no contestaron nuestras llamadas...

-¿A dónde fueron? ¿Al hospital?

-No.- Genzo suspiró.- Encontraron a la anciana. Y les dijo cómo romper el hechizo. Debemos volver a Tokio mañana mismo, a primera hora...

-¿De verdad?- le preguntó Misaki, con cierta extrañeza -¿y qué demonios hace allá la vieja esa?

-Vaya a saber uno... lo que si, las chicas ya arreglaron todo...

-¿No te dijeron como?

-No, así que habrá que esperar hasta mañana

-Al menos podemos pensar que todo esta casi arreglado