The Embrace of the Night
By: HybridVirus

Disclaimer: Hetalia y sus personajes son pertenencia de sus respectivos dueños, solamente soy dueña de Rafaela y no hay ninguna ganancia con esto, más que darles amor a las relaciones de mi país con otros países; solo soy una fan que escribe para fans.

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Capítulo VI

Los dedos de Rafaela se deslizan lentamente sobre el oscuro metal, que se aferra con un gentil agarre a su muñeca. Las curvaturas y pequeños detalles de la luna y las estrellas, que han sido grabados en su resplandeciente superficie, le permiten ver el cuidado y valor de la magia utilizada, para forjar el sello que ha sido capaz de calmar a la escabrosa voz, que se encuentra latente siempre en lo más profundo de su mente. El silencio en su cabeza es algo… extraño e inusual, pues la joven maga recuerda a la perfección el susurro de esa descarnada voz, que la acompaña desde que se convirtió en la guardiana de la barrera que rodea la ciudadela. La mirada miel se posa sobre el orgulloso ente, que yace con una de sus rodillas apoyada al pie de la cama.

– Esto es…

Uno de los costados de los labios del joven hombre se curva en una discreta, pero igualmente divertida sonrisa. Ante el gesto repleto de reconocimiento, que se apodera de las facciones de su estupefacta acompañante. 'Para alguien como yo, el crear algo así es realmente sencillo.' menciona en un tono socarrón la criatura, a la par que sus dedos se deslizan con cuidado contra la bronceada piel. La caricia es algo lento y cuidadoso, intentando encontrar un punto neutro entre el rechazo y el nerviosismo, que parece provenir desde lo más profundo de la existencia de la joven hechicera. El rostro de Rafaela gira levemente para posar su mirada sobre los resplandecientes rubíes, que resplandecen con un sinfín de silenciosas promesas.

– Algo forjado a partir de lo más oscuro de la magia, y salido de las pesadillas del mismísimo Lutero.

Estaba consciente de que el brazalete era un sello de contención, uno que a pesar de no ser idéntico… igualmente era bastante similar al que dejo su padre en lo más profundo de la ciudadela. Un sello de poder y dominio lo suficientemente fuerte, como para controlar a una de las estrellas que había domado su padre. 'Se siente mucho mejor, ¿No es así?' susurra la voz en un tono lleno de finalidad, al mismo tiempo que su barbilla se coloca sobre la curvatura, donde se unen la rodilla y el muslo de la ojimiel. Una parte de Rafaela no puede evitar pensar, en lo similar que le resulta el gesto a cuando un cachorro malcriado, exige la atención de su dueño.

– Ninguna criatura forjaría algo así, a no ser que sea un obsequio para su elegido.

La silenciosa implicación en las palabras del ser proveniente del bosque, hacen que el aliento de la hechicera se vea atrapado en su pecho. No hay forma alguna de negar la realidad, pues ningún ente haría semejante obsequio gratuitamente. Rafaela solamente se permite mantener su temblorosa mirada sobre, los orbes rojos que se rehúsan a desviarse de su rostro. Hay una firmeza y decisión en las gemas que resplandecen como las llamas del infierno, algo que Rafaela reconoce como la convicción, y la terquedad de rehusarse a aceptar un resultado que no sea el deseado por la bestia con forma humana.

– Guardiana de la barrera, no importa cuánto intentes negarlo. Tu eres mía… porque así lo has decidido.

Un suave 'Tsk' escapa de los labios de la bruja pelicastaña, al mismo tiempo que sus ojos se entrecierran en un gesto repleto de incredulidad. No hay forma alguna en la que esta criatura sea ese conejito, que a duras penas le quiso dar unos cuantos minutos de su tiempo, mientras estuvieron acurrucados en la seguridad de la barrera mágica. El mana que brota de este ser, es mil veces más potente que el de la pequeña criatura malcriada, que solo quería comer manzanas. Además de que esa misma criaturita había intentado ocultarse en el instante, en que este hombre se había acercado a las runas. Lo cual significaba que ese condenado conejo, sabía que se trataba de alguien peligroso y aun así… la había abandonado a su suerte. O el mismo podría haber sido una simple y realmente convincente ilusión, hecha por este mismo ser para hacerla bajar completamente la guardia.

–Yo hice una ofrenda a otra criatura…

Farfulla con indignación Rafaela al mismo tiempo, que intenta evitar que la molestia sea notoria en el gesto de su faz. "Esto no tiene sentido…" en lo profundo del bosque, no había sido capaz de encontrarse con nada que no fuera ese conejo. No tenía el más mínimo deje de sensatez, que algo con semejante fuerza… quisiera a una mediocre hechicera como ella a su lado. Los dientes de la joven se hunden sobre su labio inferior, mientras los dedos de su diestra se aferran a la muñeca de su mano izquierda. Podría decirse que desde que esa maldición se encuentra acunada en su brazo… ella está simplemente rota. No hay otra forma de describir la cruda realidad, en la que se sabe incapaz de usar ningún otro tipo de magia… que no sea aquella hecha para sanar. Rafaela es… una hechicera a medias y no hay forma en la que una criatura fuerte la quiera como su eterna acompañante.

– Criatura del bosque… ¿Qué es lo que esperas conseguir con semejante treta?

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El suave eco del 'tap' que resuena en la silenciosa habitación, hace que ambas figuras mantengan sus miradas fijas en el contrario. El susurro de los pasos de la criatura convertida en hombre, son la única respuesta a la peculiar pregunta de la hechicera. Vladimir había esperado muchas cosas, una abierta aceptación ante su deseo de generar un contrato, o al menos una orden altanera para que revelara su verdadera forma. Una lobuna sonrisa se apodera de los labios del pálido ente, ante la forma en que el par de orbes ambarinos se entrecierra en un gesto desconfiado. Pero una parte de él supone que es algo de esperarse, la noche sin luna es peligrosa para criaturas y hechiceros por igual. No es algo inusual que los seres del bosque negro, devoren a los candidatos de un contrato después de ser vistos como algo indigno.

–¿Tan pobre es la percepción, que tienes de ti misma?

Los labios de Vladimir se separan levemente, permitiendo que su sonrisa se agrande y exponga un poco la afilada curvatura de sus incisivos. Una suave risa escapa de la garganta del joven, mientras continúa caminando lentamente de un costado de la habitación hacia el otro, acechando con precaución a la hechicera. El dacian draco se asegura de que sus miradas, jamás se separen la una de la otra 'Te enfrentaste a un familiar…' susurra la bestia con un tono repleto de algo, que Rafaela cree reconocer como… el mismo orgullo de su padre al verla realizar sus primeros maleficios. 'Casi lo derrotaste por tu propia cuenta…' una extraña sensación de vértigo se apodera del estómago de la bruja, al percatarse de lo que la criatura busca hacerla entender. Las manos de Rafaela se presionan contra su estómago, intentando no pensar en el hecho de que en verdad… le debe la vida al ente, que al parecer ha aceptado su ofrenda… en vez de su candidato original.

–Puedo ver lo que deseas, aquello que tanto anhelas… sin duda puedo hacerlo realidad.

No ha sido más que la pequeña fracción de un segundo, cuando los parpados de la hechicera se cierran intentando no ver la forma en que esos ojos, parecen arder con una silenciosa promesa… una que solamente ha visto reflejada en las llamas que escapan de su mano izquierda. Pero es tiempo más que suficiente, para que Vladimir profane la distancia que los ha separado por unos cuantos minutos. Los orbes miel se abren de par en par, al sentir las cálidas manos que se encuentran acunando su rostro, sin el menor gesto de agresión. Un tembloroso jadeo escapa de los labios de Rafaela, al mismo tiempo que sus ojos se ven apresados nuevamente por la mirada escarlata.

–No tengo idea de que hablas…

Un escalofrío se apodera de la bronceada piel de la joven, gracias a la forma en que la nariz del ente se presiona contra la suya, las cálidas manos se mantienen firmes sobre los costados de su rostro, al mismo tiempo que los pálidos pulgares se deslizan contra los pómulos de las mejillas de la hechicera. 'Quieres poder' susurra la voz del joven hombre al mismo tiempo, que sus afiladas pupilas se mantienen firmes en su enfrentamiento, contra la mirada ambarina de la silenciosa mujer frente a él, hasta el punto que podría jurar que la criatura de la noche puede ver en lo más profundo de su ser. 'Pero al mismo tiempo…' los orbes de Rafaela se cierran ante la repentina sensación de la piel de una mejilla, presionándose lentamente contra la suya 'No eres como mis pretendientes'.

–No quieres mi poder o el de alguien más…

La gentil caricia de la magia que se desprende de Vladimir, se adhiere a la piel de la bruja en un silencioso llamado. Es un tanto irónico poder sentir la forma en que él mana del ente, la acepta sin la menor duda después de haber consumido parte de su propia magia. Esa misma magia que no sirve más que para lastimarse a si misma, al retirar el sello en su muñeca… es la misma que ahora intenta unirla a este ser. Es risible el siquiera pensar que esto pueda estar sucediendo, si enserio está siendo aceptada… puede conseguir incluso más de lo que honestamente esperaba. Sabia de sobra lo que el resto de la ciudadela hablaba a sus espaldas… y de cierto modo estaba de acuerdo con las habladurías del resto de la gente.

–Solamente quieres poder usar tu propia fuerza…

Un feliz suspiro escapa de los carmines labios, al sentir la forma en que es acunada contra el pecho de su posible familiar. El calor que se desprende de la ropa y la piel de la criatura convertida en hombre, es algo realmente agradable y abrazador. Se atrevería a decir que incluso era similar a la sensación de las llamas negras, que lentamente consumían su existencia. El ardor de los brazos que se aferran a su espalda, y la piel de unos labios deslizándose contra su cien, le queman como si el fuego negro consumiera lentamente su piel, pero sin el mínimo deje de dolor e incomodidad que reconoce al llamado de la magia, que su padre le ha heredado como guardiana.

– Pero lo que más deseas es… dejar de estar sola. ¿No es así guardiana de la barrera?

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Un extraño nerviosismo se apodera de la joven al escuchar las palabras, que han escapado de los labios de la criatura. No hay el menor indicio de sorna, ni malicia alguna en su voz. Por el contrario… podría jurar que hay algo parecido a la empatía, escapando de lo más profundo de la magia que los rodea en ese instante. 'Por eso te adentraste en el bosque…' la sensación de unos dedos hundiéndose en el cabello de su nuca, casi como si el joven se preparara para que intentara alejarse ante sus palabras 'Porque querías encontrar compañía…' las bronceadas manos se aferran con fuerza a la gruesa tela del abrigo, que porta Vladimir. Mientras que en su cabeza no deja de preguntarse cuanto tiempo ha tenido el ser de la noche, para analizar todas las emociones que se encuentran aferradas a cada parte de la magia, que le entrego con su ofrenda.

–Yo, soy tu mejor opción…

Insiste la voz del joven gentilmente a la par que, intenta concentrarse en el tranquilo palpitar del corazón de su acompañante. 'Un familiar común solo puede acompañarte' menciona con un tono sereno y apacible, haciéndola percatarse de que la criatura enserio busca que escuche la razón detrás de cada una de sus palabras. Pero Rafaela no tiene forma alguna de negar, que aquello que menciona el pelicastaño es verdad. A pesar de su amistad con los hermanos de Arthur y las sonrisas de la gente que ve a diario… no es lo mismo, que tener la compañía de sus hermanos. O la crítica guía de su padre al verla practicar algún hechizo… la casa se ha vuelto simplemente en un lugar solitario sin la presencia del resto de sus habitantes. Su única compañía insistente, es esa voz que tanto critica sus decisiones y que siempre le informa que hace las cosas mal, para después compararla con su padre.

–Yo puedo conversar, enseñarte, acompañarte, liberarte… puedo protegerte.

Un extraño gesto se apodera de las facciones de Rafaela, al escuchar el claro énfasis en la última de las palabras de Vladimir. Es casi… como si le estuviera advirtiendo, que su protección sería necesaria… y de ser honesta tendría bastante sentido, el que en algún momento el amo de ese familiar apareciera, para devolverle el daño causado durante el combate. Su magia tenia limitaciones y en caso de enfrentar a semejante hechicero… ¿Cómo podría una simple sanadora proteger a la ciudadela, a su gente y a la barrera? Solo podría cumplir con su deber, si tenía una forma de poder usar sus llamas por más tiempo… algo que solamente podría conseguir con un familiar.

–Honra el contrato que iniciaste, pues la magia de un hechicero es su mayor orgullo.

Las manos de la bruja se aferran al escarlata abrigo, mientras aspira el aroma del bosque y las llamas, que se desprende del ser ante ella. No hay mucho que pueda hacer en este caso, pues de rehusarse a continuar con el contrato tendría que pelear por su vida. Con un lento movimiento los brazos de Rafaela la separan de Vladimir, mientras sus ojos se deslizan lentamente sobre toda su figura. La pelicastaña niega levemente, al ver la forma altiva en que la criatura se mantiene recta y firme, entendiendo que no hay rechazo alguno a sus palabras. La sonrisa lobuna reaparece en el rostro del hombre, en el instante en que sus miradas se encuentran nuevamente.

–No respondiste a mi pregunta…

Menciona la hechicera con un tono repleto de curiosidad, mientras sus manos toman el brazo del ente para verificar las articulaciones del mismo. El lobo dragón intenta contener la risa que amenaza con escapar de su interior, es adorable ver como la hechicera intenta ganar algo de tiempo para responder a sus exigencias. Si estuvieran en una situación diferente, no le permitiría que cuestionara tanto sus palabras. Lamentablemente ella era una bruja… por lo que no podía darse el lujo de intentar robarla, del mismo modo como había hecho con tantas mortales, antes de refugiarse en los dominios del hechicero negro.

–¿Qué es lo que esperas conseguir de esto… Vladimir?

La lengua de Vladimir se desliza sobre su labio inferior, mientras las palabras de su futura compañera resuenan en su cabeza. ¿Qué esperaba conseguir de un amo? Los dientes de la criatura se aprietan al recordar ese maldito contrato, que había hecho hace tantos años atrás. El mismo que le permitió coexistir con Roderich, un malestar en su estómago se hace presente al recordar la voz de la hechicera, que había roto no solo las cláusulas del contrato, sino que también se había llevado toda la confianza… que tenía en la humanidad. Los parpados del joven se cierran para dejar escapar un imperceptible suspiro de sus labios. La mirada escarlata se posa sobre la única razón, por la que es libre en este lugar que ha tomado como propio.

–A ti…

Susurra la voz del dacian draco con un tono definitivo, mientras sus orbes se mantienen fijos sobre la guardiana de la barrera. Es libre porque el hechicero negro construyo la ciudadela y la barrera, le ha tomado años sanar después de romper su contrato y haber sido herido por ese vejestorio. Pero incluso él puede ver que esa bruja se encuentra hundida en la desesperación, esa arpía intentara destruir la barrera en búsqueda de aquello, que el hechicero negro guarda tan celosamente. El deplorable estado de Roderich es prueba suficiente de ello, esa mujer no tiene mucho tiempo para llevar a cabo su plan. Una sonrisa gentil se apodera de los labios del pelicastaño, intentando disimular la ansiedad que le brinda la duda de la pequeña bruja. Destruir a esa arpía es aquello que más anhela, pero para asegurarse de que todo estará bien, necesita proteger a la única persona… que le puede permitir seguir siendo libre.

–Te quiero a ti…

Continuara…

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Hybrid-Virus

Yo! ¡Espero que se encuentren bien lectores, y que sigan teniendo un excelente fin de semana! Sé que es algo sorprendente, pero enserio tenemos una tercera actualización esta semana. Veamos cuanto tiempo dura esto, probablemente unos días más y después vuelva a desaparecerme. Quien sabe que pueda pasar, conmigo nunca se sabe en realidad.

En este capítulo podemos ver que Vladimir tenía otro plan original, pero las cosas han cambiado radicalmente con la llegada de Roderich. Un inminente peligro acecha la ciudadela y solamente Rafaela es aquello que se interpone en su camino, esta es la razón por la que el dacian draco se encuentra decidido a convertirse en el familiar del guardián de la barrera. No solamente porque mantener a Rafaela con vida es realmente importante, si no que eventualmente la ama de Roderich aparecerá y ese será el momento en que Vladimir espera hundir a la otra bruja en la miseria, como hizo con el cuándo ella rompió las cláusulas del contrato establecido por ambos.

El brazalete es un sello mágico creado por Vladimir, para silenciar a la voz que le exigía a Rafaela, que no escuchara las palabras del dacian draco. La voz es el resultado de la maldición implantada en el brazo de Rafaela, por el hechicero negro. La maldición es la razón por la que Rafaela no puede usar su magia por completo, es a causa de esto que Rafaela se ha concentrado únicamente en utilizar su magia sanadora. Por esto es que muchos de los habitantes de la ciudadela, se sienten agobiados por la decisión de Rafaela de no intentar traer consigo al dacian draco, al ser la hija del hechicero negro se podría decir que, hay ciertas presiones sociales sobre sus hombros.

La magia de los hechiceros esta fundida con sus emociones, es a causa de esto que Vladimir es consciente de aquello, que Rafaela quiere en verdad. Esa es la razón por la que le ofrece compañía, y la oportunidad de usar su poder, además de tener conocimiento que no podrá obtener en la academia. Ese es el modo en que Vladimri espera poder convencer a Rafaela, para que lo acepte como familiar. Lo que al principio sería un contrato por capricho, se ha convertido en una verdadera necesidad para ambos. Esa es la razón por la que el dacian draco, no puede permitirse ser rechazado por la guardiana de la barrera.

Sin más que agregar por el momento, dejen un Review y nos vemos en la próxima actualización.

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