—Esta será tu habitación —espetó mientras esperaba a que Levi ingresara al mismo—. Aquí dentro encontrarás lo necesario para que puedas trabajar. Eren dejó una valija especialmente para ti— afirmó y señaló en dirección a la cama.

Efectivamente había una y el Ackerman no dudó un instante en entrar. Se acercó hasta ella y la abrió. Allí encontró revólveres, intercomunicadores, balas y dos trajes negros que —supuso— sería su nuevo uniforme.

—Está claro que mi trabajo es ser su sombra y protegerla—carraspeó—, lo que aún no comprendo es la razón por la que él decidió contratarme—Cerró la valija y volteó hacia la joven. Cruzó sus brazos y frunció el ceño para tratar de captar su reacción. Ella parecía molesta. De hecho, procedió a ignorarlo—.Oye, le estoy preguntando algo—impaciente, Levi fue acercándose hasta Mikasa y ella regresó su mirada sobre él.

—Primero en principal... —dio unos pasos hacia el Ackerman. Él se mantuvo estático y con sus ojos fijos sobre los de ella— Deja de tratarme de usted—llevó su índice hasta el pecho de Levi, señalando su notable molestia—. Mientras estemos a solas, no me trates así. Recuerda que pasaremos mucho tiempo juntos y lo que menos deseo es cargar con alguien con quien me lleve pésimo.

—Si la trato así es para demostrarle mi educación y respeto al rol que ocupo en este lugar— enarcó una ceja—. No me tomaré ninguna atribución que atraiga problemas o confusiones a futuro, señorita.

Encolerizada, Mikasa sujetó la corbata de Levi y tironeó un poco de él, intentando intimidarlo.

—Escúchame una cosa, Levi—musitó—, aquí tú seguirás mis órdenes. Recuerda que has firmado un contrato y debes seguir al pie de la letra todo lo que decía.

Levi, enfurecido, sujetó sutilmente la muñeca de Mikasa y la apartó de su ropa.

—Entiendo su frustración. La mayoría aquí creen que pueden hacer y deshacer con sus empleados todo lo que les plazca—carraspeó—. Pero déjeme decirle algo, señorita, yo no me tomaré ninguna atribución ni tampoco permitiré que ninguno de ustedes se la tome conmigo.

Boquiabierta, Mikasa alejó su mano y chasqueó la lengua ante la actitud inflexible de Levi. Él estaba muy seguro de lo que decía y cómo actuaba.

—Tampoco es para que pienses así de mí—bajó su tono de voz—. Simplemente no quiero parecer una extraña, eso es todo.

Levi aún no comprendía la personalidad de Mikasa. Por momentos, actuaba con impulsividad y en otros se mostraba pacífica. Era una clara respuesta a que algo ocultaba.

—Si usted me trata con respeto y no sobrepasa los límites de nuestro trato, no habrá problema conmigo—aseguró el Ackerman.

Él retrocedió hacia la valija y tomó uno de los revólveres, apuntando directamente contra la joven.

—Eres muy extraño, Levi— expresó y el Ackerman apuntó justo en medio de su frente. Actuaba con seguridad dado que el mismo se encontraba descargado —¿Podré confiarte mi vida?

—Es mi deber y mi única misión— pese a que pareciera que hablaba de su trabajo, era obvio que lo decía a sí mismo. Levi debía convencerse de ello—. Al firmar ese estúpido papel, até mi integridad física a tu bienestar. Tendré que protegerte aunque me cueste la vida...

De pronto, las orbes oscuras de Mikasa se cargaron de lágrimas. Al intentar ocultarlas, acabó mostrando un indicio que Levi no pasaría por alto.

—Perdón, debo bañarme... —de inmediato, la joven se retiró con prisa, dejando a su nuevo guardaespaldas atónito.

Levi bajó el arma y fue tras el cargador para asegurarse de poseer una nueva estrategia de defensa.

"Bien, Kenny. Estoy aquí, bajo el mismo techo que esa mocosa.

¿Por dónde debería empezar? Ella pareciera aún más ignorante que yo en la vida.

Esto será penoso y patético, pero tendré que arriesgar mi pellejo para encontrar lo que deseo."

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Luego de pasar algunos minutos probando los intercomunicadores, Levi decidió salir de su habitación para explorar la mansión.

" Es ridículamente grande para tan pocas personas. Es increíble la desigualdad social entre las diferentes escalones.

En los suburbios, apenas una familia de cinco personas cuenta con un monoambiente que se convierte en sitio común para absolutamente todo. Aquí, en cambio, cada habitación es destinada a cada uno de los habitantes y, además, es tan grande como un departamento en los barrios bajos."

Al caminar por el largo pasillo, escuchó el llanto de una mujer.

Su corazón comenzó a acelerarse y su espíritu combativo estaba a flor de piel.

Además, se oía la voz de un hombre y ambos provenían de una de las habitaciones. Levi se acercó hasta ese lugar y trató de escuchar lo que estaba sucediendo.

"Debo ser cauteloso."

—¿Cómo que no tienes lo que te pedí? —exigía el hombre —¡¡Realmente eres una niña inútil!! No sé porqué continuas aquí si no sirves para nada...

Levi apretó con fuerza su mandíbula hasta el punto de lastimar sus mejillas por dentro. El sabor amargo de la sangre encolerizada era algo que ya había probado y volvía a vivenciar.

—¡Lo siento mucho! Es que no tuve oportunidad de preguntarle y... —justificaba la joven.

—¡¡ME IMPORTA UN CARAJO TUS ESTÚPIDAS EXCUSAS!! —escuchó un fuerte golpe en la pared y Levi se sorprendió de oírlo— ¡¡TÚ HARÁS LO QUE YO TE DIGO O YA SABRÁS CUÁLES SERÁN LAS CONSECUENCIAS, INÚTIL!!

—¡NO, POR FAVOR, NO VUELVA A HACERLO! —suplicaba ella.

Levi no soportaba más. Sin siquiera pensarlo, ingresó a la habitación y se ubicó frente a la joven, confrontando al hombre que estaba insultándola y rebajándola.

El Ackerman llevaba sus manos guardadas en los bolsillos. El hombre al que se atrevió a enfrentar era mucho más alto que él, pero no le importó. Levi jamás se mostraba intimidado ante nada ni nadie.

De apariencia adinerada, vistiendo un traje de etiqueta como los famosos de las revistas de cotilleo, un ostentoso reloj que denotaba la abundancia económica y una actitud arrogante que invadía cada uno de sus poros cuán lluvia ácida, el agresor estaba asombrado ante la aparición del Ackerman.

—¡No permitiré que le sigas hablando así! —espetó con seguridad.

El hombre frente a él, de cabello rubio y una prominente barba, unos extraños lentes y un habano en su mano comenzó a reír ante la actitud de Levi. Con el cólera desbordando de su alma, el Ackerman formó puños dentro de sus bolsillos.

Debía ser cauteloso y no actuar como el mismo de los barrios bajos. Tenía que mostrar una actitud diplomática, pero con una personalidad capaz de enfrentarse a quien fuere.

—¿Y tú? —inquirió al dar una bocanada de su habano —¿Quién mierda te crees que eres, basura? —exhaló el humo en dirección al rostro del Ackerman, fomentando aún más su rencor.

—A ti no te incumbe, maldito—refunfuñó.

—Escúchame una cosa, inepto— se acercó un poco más al Ackerman y apoyó una mano en su hombro —. Dejaré esto así porque estoy apurado, pero cuando nos reencontremos, tú y yo arreglaremos esta falta de respeto como dos hombres— lo palmeó.

—Por mí no hay problema —apartó la mano de encima y sacudió su ropa, mostrando su disconformidad—. Te aconsejaría que vayas preparando muchas compresas heladas, porque no tendré piedad con las personas arrogantes que se dedican a humillar a los demás.

Ante la tensión generada por la confrontación, el hombre decidió retirarse en silencio.

Aunque por dentro ya había torturado mil veces a Levi.

El Ackerman no quitó la vista de encima hasta que ese tipo no se alejó por completo de la habitación. Cuando ya lo hubo hecho, volteó en dirección a la joven, la cual se encontraba arrodillada en el suelo llorando.

Levi se ubicó de cuclillas y llevó una de sus manos a la espalda de la chica.

—Oye, ¿te encuentras bien? ¿puedo ayudarte? —preguntó en un tono sereno.

La joven cubría su rostro con las manos y sollozaba ante lo sucedido. Al oír la voz de Levi dirigiéndose a ella, decidió verlo directamente a los ojos mientras secaba sus lágrimas.

—Yo... —aún no tenía claro qué decirle.

—¿Quieres que te traiga agua o necesitas algo? No te apenes en pedírmelo, quiero ayudarte—expresó al ver el rostro abrumado de la joven.

—No, no se moleste. Por favor... —la joven enfocó su vista en la vestimenta de Levi y se sintió aún más frustrada al ver que él podría ser alguien importante en esa mansión.

Levi se levantó del suelo y estiró su mano para ayudarla a levantarse. Ella lo tomó y se incorporó. Sacudió su uniforme y trataba de regular su hipidos.

—¿Te sientes mejor? —preguntó nuevamente y la joven asintió.

—¿Tú quién eres? —su tono de voz infantil le indicaba que la joven era apenas una adolescente —Es la primera vez que te veo por aquí.

El Ackerman suspiró y trató de olvidar el trago amargo que acababa de beber sin mirar.

—A partir de hoy seré el guardaespaldas de la señorita Mikasa—frunció el ceño y desvió la mirada.

Odiaba ser tan formal. Era hipócrita mostrarse así cuando su boca era prácticamente un estanque de las más sucias alimañas.

La joven estaba absorta y boquiabierta. Secó nuevamente los rastros de sus lágrimas y esbozó una sutil sonrisa.

—Muchas gracias, señor. No debió molestarse por una simple sirvienta como yo, sabiendo que usted debe proteger a la señorita Mikasa de otros peligros más graves— reverenció y Levi se sintió incómodo ante la actitud de la chica.

—Por favor... —sacudió sus manos, negando que continuara con la formalidad— Aquí tú y yo somos iguales. Ambos trabajamos para los Jaeger y yo no soy mejor ni más que nadie.

—Evidentemente tú eres todo lo opuesto al señor Zeke—murmuró y frunció el ceño—. Ese hombre es un tipo horrible.

Al recordarlo, Levi sintió cómo su sangre volvía a hervir. Su rostro le sonaba familiar o, al menos, le recordaba a alguien más.

A lo mejor —supuso— lo vio en alguna de las revistas sociales.

—Con que así se llama esa escoria maloliente... —no soportó mucho tiempo sin colocar adjetivos despectivos a alguien que no le cayera bien— Ese tipo ha de estar acostumbrado a maltratar a los empleados. Le enseñaré que nosotros no somos como él y que nuestro pecado fue toparnos en diferentes escalafones de esta asquerosa sociedad.

Atenta a las palabras de Levi, la joven lo abrazó rápidamente, sorprendiéndolo.

—Por mi culpa ahora estará en un problema con el señor Zeke—lamentaba—. Por favor, quiero devolverle esta molestia. Se la debo.

Levi suspiró y sujetó a la adolescente por sus hombros. La alejó y miró fijamente a sus ojos.

—Primero que nada, llámame Levi y segundo, promete que no permitirás que ese tipo vuelva a insultarte de esa manera—advirtió.

—Está bien, Levi. De todas formas, él se aprovecha de mi situación porque se está ocupando de la salud de mi madre y creí que así podría lograr que ella regrese— indignada ante la situación, la joven frunció el ceño—. Él amenazó muchas veces con echarme si lo contradecía y por eso me resulta complicado llevarle la contraria.

Levi estaba cada vez más enfadado. No sólo manipulaba la mente de la joven, sino que se regocijaba de su situación.

No podía pasar por alto tal atropello. Zeke, ese maldito nombre pasaría a su lista negra.

—Preocúpate por cumplir con las tareas que te corresponden... —detuvo su discurso al ver que la muchacha estaba por responder algo justo en el momento en que él se encontraba hablando— Lo siento, te interrumpí.

—Gracias, Levi. Después de tanto tiempo, creo que podré sentirme protegida de ese patán—dejó caer unas lágrimas y añadió:—Siempre tuve miedo de contárselo al señor Eren o a su padre, el señor Grisha.

"¿Por qué permiten este tipo de trato? ¿Quién carajo es ese idiota?"

—No debiste ocultarlo, mocosa—espetó y la aludida comenzó a reír. Extrañado, Levi prosiguió: —¿Acaso dije algún chiste?

—Soy Isabel—sonrió—. Sé que es demasiado pedir, pero no siga metiéndose en problemas. Los Jaeger son una familia muy conservadora y sus vínculos sociales son bastante peligrosos.

"¿Esta mocosa sabe algo más de lo que se dicen en los medios? Será interesante tenerla de aliada en esta estúpida mansión."

—Lo tendré en cuenta, Isabel—carraspeó—. Por cierto, ¿puedo pedirte un favor?

—¡A sus órdenes! —expresó alegremente.

—¿Puedes enseñarme detalladamente la mansión? —Era momento de jugar la primera carta a favor —Debo acostumbrarme a todo esto y presiento que acabaré perdido un día.

Isabel asintió y adelantó su paso. Volteó hacia Levi y añadió: —¿Tienes buena memoria? Aquí hay demasiados recovecos y es importante que sepas que hay sitios prohibidos para los empleados como nosotros.

—Por supuesto, lo tengo bien claro—espetó y comenzó a seguir a la joven.

El inicio de una incesante búsqueda que lo llevará a la verdad...

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Mientras Levi se encontraba en el comedor para los empleados, tuvo la oportunidad perfecta para conocer a algunos rostros que vería bastante seguido dentro de la mansión:

Isabel, la empleada doméstica más joven del lugar. Ella es hija de la mujer que crió a Eren y Zeke, los hermanos Jaeger. Debido a una extraña enfermedad, el mayor de ellos se encargó de internarla en uno de los mejores hospitales del país y, para ello, Isabel debía trabajar en la mansión hasta que ella mejorara.

Farlan, su amigo más cercano. Él era el chofer particular de Grisha Jaeger, el padre de familia. Ese muchacho era casi la mano derecha del jefe, así que estaba al tanto de todos los movimientos de los dueños de la mansión.

Erd y Nifa, los otros empleados después de Isabel. Ambos se mostraban distantes y Levi no tuvo oportunidad para llegar a analizar sus personalidades. Eran claramente asociales y su círculo se centraba únicamente en ellos dos.

Mike, el mayordomo. El hombre de mayor edad y clara experiencia. De pocas palabras y gran seriedad. Pese a que sólo se cruzaron en la cena, Mike intentó entablar una charla con Levi durante la misma.

Pese a ese momento de relajación, Levi no podía bajar la guardia en ningún momento.

Había un detalle que llamaba su atención y esa era que no había otro guardaespaldas que no fuese él.

—Así que tendrás que cuidar a la señorita... —espetó Mike mientras cortaba su carne —He oído que tú la salvaste de un robo el otro día.

"¿Quién carajo le habrá venido con el chisme?"

—Si. Lo lógico es ayudar si alguien se encuentra en aprietos, ¿no lo crees? —intentó omitir más detalles.

—Dada la posición de la señorita en esta mansión, es razonable que intenten atacarla. Realmente deseo que ambos se cuiden cuando salgan de este lugar—llevó un bocado a su boca, masticó y continuó hablando —. Tú sabes, los Jaeger tienen un largo historial.

"Este hombre también sabe algo al respecto. Deberé tener mucho cuidado, porque así como sospecho esto de Mike, él debe actuar con recelo hacia mí."

—Haré todo lo que pueda para protegerla— reverenció y se levantó de la mesa para llevar su plato a lavar.

Cuando abrió la canilla, oyó el grito de Isabel al llamarlo.

—¡Déjalo allí! Yo me encargo—exclamó—. Ve a la oficina del señor. Él me pidió que te dirigieras hasta ese lugar cuando acabes de cenar.

"Esto es bueno. Por fin tendré un panorama más amplio de las cartas con las que puedo jugar."

—Gracias, Isabel—agradeció —Buen provecho.

Los demás respondieron al unísono.

Todos, excepto Erd y Nifa.

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Levi golpeó tres veces la puerta y esperó a que le permitieran la entrada. Al oír una voz ronca que gritó 'adelante', decidió pasar.

A pesar de contar con una gran fortuna, la oficina era ridículamente extraña. La iluminación era con faroles y había tres grandes estanterías repletas de libros.

Levi no comprendía aquello, pero debía conocer al dueño de ese espacio.

—Bienvenido, Levi—un hombre se encontraba al otro lado del escritorio. El mismo se levantó y estrechó su mano. El Ackerman respondió y se sentó frente a él, observando cada detalle del hombre que se encontraba a escasos metros suyo—. Soy Grisha, el padre de Eren y Zeke.

"Claro, ese idiota tenía que ser uno de los niños mimados."

—Muchas gracias, señor—expresó.

—El motivo por el cual te he citado aquí es por una sencilla razón—acomodó los lentes que llevaba puesto y entrelazó sus dedos sobre el escritorio —. Necesito contar con tu servicio para la reunión que tendré mañana por la mañana.

"¿De qué se trata todo esto?"

—Con el debido respeto, quiero aclararle que mi contrato sólo me limita a trabajar con la señorita Mikasa—argumentó con seguridad y prosiguió: —. Por lo tanto, si usted desea mis servicios, deberá contratarme de forma particular y deberíamos hablar de otras tarifas, usted me entiende.

Grisha rió sutilmente y se quitó sus anteojos.

—Eres muy astuto y perspicaz, Levi. Me agradas mucho—elogió —. Por supuesto que esto será aparte de tu trabajo habitual. Mikasa estará en casa con mi hijo, así que no debería preocuparme por ella. Sin embargo, quiero conocer tus habilidades en el campo.

—Entonces, ¿de qué se trata este trabajo, particularmente?

—Mañana me reuniré con personas muy importantes y tú sabes que en cualquier momento puedo ser atacado. Mi situación económica es un blanco fácil para los oportunistas y delincuentes. Quiero llegar a salvo tanto a ese lugar como a mi hogar.

—Está bien—carraspeó —¿Puedo saber en dónde será la reunión?

—En Sina. Tengo que encontrarme con Nile Dok.

De inmediato, Levi sintió cómo un fuerte baldazo de agua helada cayó sobre su cuerpo.

Oír ese nombre nuevamente fue como volver a abrir la cicatriz que tanto trabajo le había costado cerrar.

Porque ese mismo hombre era el último acompañante de su madre y por el cual sentía tanta repulsión en su infancia.

Nuevamente, su pasado lo perseguía.

"No puede ser posible..."

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Muchísimas gracias por leer este capítulo! Poco a poco comenzamos a adentrarnos a estos misterios que tanto nos atrae de la obra.

Supongo que han de estar muy intrigados por la verdad y espero que la misma sea de su agrado. Estoy muy motivada con esta obra y trato de darles lo mejor.

Agradezco mucho que comenten, así sé qué es lo que sienten al leer. De verdad, gracias!

Los quiero.