El bar volvía a estar colmado de personas. Lo extraño no era que el lugar se encontrara lleno, sino por la identidad de los clientes, la cual eran completamente desconocidas para Hange.
Mientras estaba de espaldas al público, acomodaba las botellas de licor y pensaba en cómo podría encontrarse Levi, dado que no supo más de él desde que ingresó a la mansión Jaeger.
—Tú también sientes que algo huele mal, ¿verdad? —inquirió en un tono en el cual sólo ella pudiera oír. Con disimulo, mientras degustaba su copa de vino, Erwin trataba de hablar— Aparentemente hay mucho movimiento.
Desde que Levi se instaló en la mansión Jaeger para trabajar como guardaespaldas de Mikasa, Erwin y Hange se volvieron aún más cercanos. Tanto así, que ambos tenían una relación clandestina. Un amor que sólo él y ella podían profesarse en las sombras, debido a que el líder de la pandilla preservaba la identidad de la mujer que estaba quitándole la energía que solía tener en exceso.
Además, dada la situación, Erwin prefería mantener a Hange en el anonimato para cuidar su integridad física. Ella, por su parte, estaba de acuerdo con el trato.
—Tengo entendido que las campañas electorales comenzaron hace poco—respondió con seriedad—. Supongo que esos tipos han de ser alguno de esos soplones que están tras información—afirmó con cierto temor.
El bar era el punto donde la pandilla de Shingashina se encontraba casi todas las noches. Hange conocía a detalle cada rostro y aún más a su líder.
—Sabía que pensarías lo mismo—espetó y dio un nuevo sorbo a su vino—. Irán tras nosotros, estoy seguro.
Hange volteó de inmediato y fijó su mirada sobre Erwin. Pese a mostrarse resignado ante lo que podría pasar, el optimismo aún perduraba en el fondo de su alma.
—¿Estarás bien? —sus orbes se acuaron y los vidrios de sus lentes se empañaron.
—No te preocupes por mí. Hange, tú eres todo lo que quiero proteger y se lo prometí a Levi—agregó. Vació su copa y continuó: —. Quiero que sepas que aunque esté liderando una pandilla, tú eres la única que puede hacerme renunciar a esta mala vida.
¿Cómo podía soportar la presión de amarse en la clandestinidad? Tanto Hange como Erwin sabían que la seguridad de ambos dependían de cuán fuerte era la pandilla.
—Ese enano idiota... —exclamó entre hipidos— Me las pagará por dejarme sola.
Erwin sonrió y cruzó sus brazos. Luego volteó hacia la entrada y frunció el ceño. Hange notó el cambio drástico en sus expresiones y miró en la misma dirección que él.
Allí se percató de la llegada de un grupo de hombres que portaban elegantes trajes y cada uno de ellos llevaban un pin en el saco que destacaba de todo lo que traían puesto: dorado, brillante y demasiado ostentoso para ser de los suburbios.
—Ya llegaron—murmuró.
—¿Quiénes son ellos? —inquirió la mujer.
—No lo sé con exactitud, pero en cuanto pueda, me tomaré el atrevimiento de averiguarlo—aseguró y volteó en dirección a Hange—. Mantente lejos de ellos. Aún no sabemos cuáles son sus verdaderas intenciones.
—No te fíes demasiado. Por más que cuentes con el apoyo de tu gente, no conoces lo que pueden hacer—advirtió.
Miró nuevamente a Hange y sonrió. Él siempre trataba de cumplir con sus promesas, pero a veces se presentaban ocasiones en las que debía abandonarlas para mantener su perfil intacto.
No obstante, estaba cansado de ser así. Lo único que realmente quería era ser feliz junto a Hange, sin ningún remordimiento ni cuestionamiento.
—Está bien—expresó en un tono dulce. Hange se ruborizó y Erwin respiró profundo—. Si alguno de ellos viene por mí, trata de disimular y obsérvalos. Me da la sensación de que vendrán a buscarme y debo mostrarme firme—agravó su tono de voz y añadió: —. Ninguna cucaracha vestida de seda pasará por encima nuestro, ya lo verás...
Hange enfocó su mirada en uno de los hombres que se acercaba a la barra junto a ella y Erwin. Se sentó junto al líder de la pandilla y encendió un habano.
—Sírveme lo mismo que a él —fue lo primero que dijo, señalando a Erwin—, por favor.
Hange asintió y se buscó entre las botellas más costosas, encontrando una de las últimas. Tomó una copa y mientras abría la bebida, observaba de soslayo al nuevo cliente.
Lucía un corte y color de cabello particular: rapado hacia los costados y en la nuca; un prominente jopo que estaba peinado hacia atrás con bastante gel que denotaba cuán fijo estaba—aún más que el mismísimo Erwin, quien siempre lo utilizaba para controlar su cabello— y también estaba teñido de un castaño claro, casi rubio en el centro de su cabellera, contrastando con su color natural.
Una tonalidad que daba una sensación marmolada en sus hebras...
—Que lo disfrute—expresó Hange mientras le entregaba la copa y la botella lista para servirse.
El hombre aceptó y dejó una buena cantidad de dinero sobre la barra. Al notarlo, Hange se sobresaltó.
—Lo que sobra es para ti, tómalo como propina—dio el primer sorbo y fijó su mirada hacia Erwin—. Por favor, caballero—ofreció su botella hacia el rubio y éste, receloso, acercó su copa—. Quisiera compartir un poco del mejor vino, el cual veo que también te has dado el lujo de degustar.
La hipocresía crecía conforme sumaba palabras a su vocabulario.
—Podría decirse que si. En la vida, hay que disfrutar de lo mejor—acotó el líder de la pandilla—. Lo que me llama la atención es que un hombre tan elegante viniera a un bar como este, siendo que existen lujos a los cuales los mortales no tenemos pase libre.
La elocuencia en su máxima expresión...
—Nada mal... —luego de dar otro sorbo, suspiró y sonrió— Erwin Smith, líder de la pandilla de Shingashina...
—Quien viste y calza—respondió orgulloso.
—Es un gusto conocerte—ofreció su mano cortésmente y el aludido respondió del mismo modo, tratando de seguirle el ritmo—, esperaba ansioso este momento.
Hange notaba la extraña tensión surgida en la conversación. Sin embargo, la elocuencia de Erwin era perfecta para ese tipo de situaciones problemáticas.
—Estoy algo intrigado por el repentino interés hacia mi persona—tomó un sorbo de vino y carraspeó—. En resumidas palabras, me gustaría saber qué lo trajo hacia mí.
—Me agrada su nivel de perspicacia en su olfato. Nada mal para un perro de las calles de Shingashina —colocó el habano sobre sus labios e hizo sonar sus dedos. Luego, dio una calada y expulsó una gran bocanada de humo—. He venido a hacerte una interesante propuesta.
—Antes que nada, me gustaría saber quién eres y de dónde has salido—su tono de voz ya no era amable, sino impaciente.
—Porco Galliard—enarcó una ceja—, para servirte.
Las fichas comenzaban a acorralar al alfil del tablero de ajedrez. Pese a todos los movimientos que habían planificado los reyes, su pieza principal debía pensar una brillante estrategia para evitar ser vencido en su propio territorio.
[...]
Esa misma noche... En otro lugar y en una circunstancia un poco más tensa, Levi Ackerman debía enfrentarse a un nuevo reto: Mikasa.
Frente a sus ojos estaba la mujer que debía proteger y a la que debía seguir lo más cerca posible. Sin embargo, la situación estaba yéndose por la borda y él no sabía cómo lidiar con ella.
—Tú... —bajando su tono de voz y mostrándose apenada por lo dicho, decidió bajar la mirada—Cada vez que tú estás cerca de mí, algo extraño sucede y me haces dudar de absolutamente todo.
Absorto ante el ambiente, Levi se limitaba a escucharla. Quería acercarse a Mikasa, pero no del modo que ella quería.
—Esto no está bien... —murmuró y frunció el ceño.
—Lo sé —comenzó a llorar nuevamente —. El amor que siento por Eren es único, pero cuando te conocí, mi corazón comenzó a experimentar algo completamente nuevo y realmente no sé cómo lidiar con esto—llevó sus manos a su pecho y agregó: —. Además, está sensación de haberte conocido en alguna parte, de sentir una conexión que me une a ti, esto me tiene muy inquieta...
"Ella es más perceptiva de lo que pensaba. Aún no sabe que soy sobrino de ese hombre al que llama padrino.
¿Será que todo esto fue planeado fríamente por Kenny?"
—Tú y yo venimos de dos lugares muy distintos—respondió—. Tú has crecido junto a ellos, con una clara ventaja social y sin necesidad de supervivencia...
Hablaba desde su experiencia, sí. Pero el hecho de opinar sin pensar en sus zapatos, podría jugarle en contra.
—¿De qué sirve una vida lujosa si el corazón está roto y completamente vacío? —inquirió con un deje de angustia. Levantó su mirada y continuó: —¿Alguna vez te has sentido desorientado en esta vida?
"No lo he visto de ese modo, pero desde que asesinaron a mi madre, mi vida dio un giro completo. He tenido una vida miserable hasta entonces y lo que menos quiero es que su muerte quede impune."
—Sería hipócrita decir que no he tenido esa clase de pensamientos, pero la vida sigue... —le dio la espalda y miró al cielo— Debes mantenerte firme en tus convicciones y pelear para salir adelante.
" Debes pisar la mierda y no dejar que te ensucie... Por fin puedo aplicar tu asquerosa frase, Kenny."
—Sólo cuando cumpla mi objetivo... —murmuró y abrió sus ojos, espantada—Yo... —gruñó— Debo irme, lo siento.
El sabor agridulce que dejó la Ackerman después de esa extraña conversación fue lo más incómodo que tuvo que afrontar Levi, luego de ver cómo torturaban al Búho.
"Esta mocosa resultó ser una caja de sorpresas. Ella tiene algo muy importante en mente y sé que Eren también está ocultando algo grande.
¡Maldición! Esto me volverá completamente loco..."
[...]
A la mañana siguiente, Levi se encontraba en el ventanal de su habitación. Estaba seguro de los dueños de la mansión no se encontraban allí y eso le permitía trazar un plan para averiguar más sobre ellos.
Al ver a Grisha saliendo con Farlan, se aseguró de que éste tardaría más de la cuenta, dado que utilizaba a su chofer personal cuando se dirigía a lugares lejanos.
Al esperar unos minutos a que se retiraran, Levi salió de su habitación y comenzó a recorrer los pasillos de la mansión.
"Hay recovecos en los cuales los empleados no tenemos acceso. Claro que sí, pero yo no soy un simple empleado..."
Cada puerta era la entrada a un universo misterioso pero había un lugar en particular que le interesaba investigar. Hasta que algo lo detuvo.
Al ver que la habitación de Zeke Jaeger estaba abierta, frenó su paso y espió a través de ella. Allí vio a Isabel que se encontraba revolviendo el armario del hijo mayor de la familia. Sin siquiera dudarlo, el Ackerman ingresó a la habitación y cerró la puerta tras él.
Sobresaltada, Isabel escondió una pila de papeles tras su espalda.
—¿Qué estás haciendo aquí? —murmuró Levi, nervioso—¿Eres consciente de que estás metida en la boca del lobo, tonta? —llevó una mano a su rostro, indignado.
"Esta niña tiene muchas agallas. Realmente su motivación es muy fuerte."
—Tú no entiendes—trataba de justificarse—, pero él estuvo hablando de algo extraño que pasó y quiero saber si se trata de mi madre o no—sacó los papeles que tenía escondidos—. Si realmente está tratándola, debe haber algún documento o algo donde muestre cómo se llama la clínica o el lugar donde la tiene—al ir ojeando las mismas, se espantó.
Mientras la joven empleada leía los papeles, Levi guardaba la ropa que Isabel había dejado tirada en el suelo.
Al voltear a verla, notó su expresión consternada y se acercó a ella.
—Oye, mocosa—movía su mano frente a sus ojos para captar su atención—¿Qué sucede?
Al acercarse y mirar aquello que tenía en shock a Isabel, Levi volvió a experimentar una descontrolada sensación de asco que invadía su ser: había fotografías de mujeres vilmente lastimadas, algunas con claros signos de maltrato físico y otras que estaban completamente alejadas de la realidad. Desnudas, profanadas en cuerpo y alma.
—Pero, ¿qué carajo...? —al escuchar pasos en el pasillo, pasó su brazo por encima de Isabel, obligándola a ocultarse debajo de la cama.
Nuevamente, su corazón latía con prisa, denotando el miedo que rebasaba su propia resistencia. Zeke ocultaba mucho más de lo que creía y eso generaba mucho más rechazo en Levi.
Ver cómo las mujeres eran masacrados por un fin que desconocía, lo repugnaba.
"¿Dónde carajo me he metido? Esto es muy malo..."
La puerta de la habitación se abrió y la voz del hijo mayor de los Jaeger se oía bastante irritada. Mientras hablaba por celular, Zeke se sentó en su cama.
Mientras tanto, Isabel cerró fuertemente los ojos y tapó sus labios.
—Estaba conduciendo y no presté atención a todo—carraspeó —¿Puedes contarme lo que sucedió en ese sucio bar?
Por un instante, Levi sintió una punzada en su pecho.
—¿¡Estás diciendo que ese malnacido no aceptó el trato!?—se levantó rápidamente y golpeó la pared —¿Qué carajo piensas hacer ahora? No tenemos tiempo para estar lidiando con ese idiota pandillero.
El temor comenzaba a cerrarse en su pecho. La asfixia lo rodeaba dentro de una sucia oscuridad donde no tenía chance de huir.
—¿Quieres un consejo de mi parte? —su tono de voz sarcástica estaba sacando de quicio a Levi—O te encargas de ese malnacido o yo mismo tendré que enseñarte cómo cargar con el cadáver del líder de la pandilla de Shingashina, tal como lo hice con la mugrienta que tenía como niñera...
En ese escondite, tan sólo bastaron algunas palabras para conocer los secretos y planes de Zeke Jaeger. Él resultaba ser aún más peligroso de lo que parecía.
Levi miró a Isabel y no pudo evitar sentirse encolerizado. Todo ese tiempo estuvo jugando y utilizándola para sus propios fines. Ella, ilusionada ante la idea de volver a ver a su madre, trataba de cumplir con las peticiones, pero ya estaba cansada de ser maltratada psicológicamente.
Los sueños de Isabel se volvieron un frágil cristal que se rompieron con apenas tocarlos. Ya no existía esperanza en su ser y la ira estaba a punto de hacerla cometer una locura.
—Nos reuniremos en el lugar de siempre—añadió—. Si esta noche no consigues que ese tipo acepte, tú y él conocerán el paraíso de morir en mis manos, ¿comprendes?
Se levantó de la cama y caminó en dirección a la salida de la habitación. Dio un portazo y se retiró del lugar.
Levi e Isabel aún no podían procesar aquella conversación. Ambos estaban atónitos ante las revelaciones: ella, al escuchar que su madre ya no se encontraba entre los vivos y que todo ese tiempo había sido manipulada por Zeke.
Él, que había oído que planeaba asesinar a Erwin porque éste no cedía ante una propuesta que desconocía y eso pondría en peligro también a Hange.
Su cuerpo temblaba. Su corazón se había disparado en cuando oyó que sus manos no dudarían en quitarle la vida al hombre que cuidaría de su mejor amiga en su ausencia. Apretaba su mandíbula y su respiración lo abrumaba.
¿Qué podría hacer?
—Ese hijo de...—murmuró Isabel entre lágrimas—Me las pagará, lo juro—sus ojos emanaban las llamas del inframundo. Levi estaba seguro de que ella había perdido su humanidad—. Nadie se salvará...
Aún escondidos bajo la cama, Levi sujetó el hombro de la joven. Ella temblaba de rabia y dolor.
Su corazón era una bomba de tiempo. No existía ni una sola manera de desactivar su autodestrucción.
—Ese maldito barbudo... —respiró profundo y formó un puño con su mano libre— No se saldrá con la suya.
—Me las pagará... —murmuraba—Ese bastardo me las pagará muy caro... —continuaba diciendo— Lo haré sufrir como un sucio...
—¡Oi! —apretó sutilmente su hombro e Isabel volvió en sí. Sus ojos estaban cargados de lágrimas y sus manos arrugaban los papeles que había tomado del armario del Jaeger— No te metas en más problemas por esa basura—advirtió.
—Tú no entiendes... —dejó caer su cabeza al suelo —Él asesinó a mi madre—musitó—¿¡Puedes siquiera imaginar la angustia e impotencia que siento, maldita sea!?
"Me gustaría poder decir que jamás he experimentado tal dolor, pero..."
—¡Yo también he pasado por esa horrible experiencia! ¡Mi madre fue asesinada cuando era pequeño y jamás supe quién carajo había sido! —Isabel estaba absorta—¡Así que no creas que eres la única víctima, mocosa!
Ambos trataron de regular su respiración y canalizar la información que acababan de descubrir. Era demasiado peligroso que Zeke supiera que estuvieron revisando sus pertenencias y más porque él sospecharía de Isabel.
—Debemos salir antes que esto se complique—sugirió el Ackerman mientras se deslizaba por debajo de la cama.
Una vez que se reincorporó, sacudió su ropa y se acercó hasta la puerta para oír si había alguien en el pasillo. Al no escuchar pasos ni voces, abrió sigilosamente y se agachó para espiar. Al no ver a nadie en el camino, miró en dirección a Isabel y ambos salieron rápidamente del cuarto.
Lo que la joven empleada no había notado era que su pulsera se había enganchado en la cama cuando se tuvo que esconder. Además, en sus bolsillos residía una verdad que tenía muy inquieto a Levi: ¿De qué se trataría la propuesta que había recibido Erwin Smith, el líder de la pandilla de Shingashina? ¿Qué eran esas fotografías y quiénes eran esas mujeres?
"Zeke Jaeger, si tú le haces algo a Erwin o Hange, te juro que te lo haré pagar de la forma más vil que exista. Tú crees que soy una basura insignificante y por eso te enseñaré cómo puedo esconder un cadáver sin ser descubierto jamás..."
Buenas noches a todos!!!! Por fin tenemos actualización de esta obra!!!
Ha pasado tiempo y quería contarles que ya rendí todos mis finales, pero por problemas personales, estaré algo atrasada con mis obras.
En fin, los invito a leer "Renacimiento" un fanfic RivaMika situado años después del final del manga, es súper bonito
Agradezco mucho el apoyo y cariño hacia esta obra!! Me hacen muy feliz!
Espero que les guste!
