Su mirada se centraba en su moderno celular: tan grande como una tablet, brillante y muy costosa, evidentemente. Un objeto que no debería estar en ese sitio tan peligroso.

Cualquier persona racional trataría de mantener oculto sus pertenencias por miedo a ser robado en las calles. En ese suburbio donde abundaba el alcohol, el sexo y la mala vida, también podía encontrarse delincuentes que utilizaban motos o automóviles como medios de escape. Era común ver que dos personas hurtaran a alguien desprevenido y le quitaran sus celulares de las manos. No obstante, Zeke Jaeger no le temía a nada. De hecho, en la cintura de su pantalón cargaba con un revólver con la cual podría defenderse.

"Presumido" fue el primer pensamiento que tuvo el Ackerman.

Debía disimular y evitar que los clientes frecuentes del bar descubrieran que él estaba en el lugar. Mezclado entre la multitud, escondido en las sombras, Levi tomaba su copa de vino.

Aunque él era abstemio, la ocasión ameritaba. Peor aún fue al ver a Zeke en su territorio, tan tranquilo e invadiendo el ambiente con su hedor a corrupción, tráfico y ese espantoso humo.

Al mirar rápidamente hacia donde se encontraba Petra, pudo comprobar que el plan marchaba bien. Sonrió y dio un nuevo sorbo a su copa mientras trataba de ocultar sus expresiones al no disfrutar del mismo.

Luego, vio que Erwin salió del baño y fue caminando en su dirección. En ese instante, Levi y él se miraron. El líder de la pandilla notó que su cómplice estaba acomodándose el sombrero y señalaba indirectamente hacia la puerta del bar. Siguió con su vista al mismo punto que Levi le mostraba y se percató de la presencia de un hombre demasiado elegante para un sitio tan desagradable para un sujeto de su talla.

Sentía la burla en los ojos que se escondían detrás de sus lentes. El humo de su arrogancia no le permitía concentrarse en su postura, pero le daba a entender que esperaba a alguien.

Erwin no le temía a nada ni a nadie. Él era el líder de la pandilla y, por consiguiente, debía dar el ejemplo hacia sus compañeros.

Levi observó toda la secuencia en silencio. Erwin abrió la puerta del bar y se ubicó frente a Zeke. Este último exhaló una gran bocanada frente a su rostro.

—Tú no eres de estos lugares—comenzó diciendo el líder de la pandilla, con la firme intención de hacerlo hablar—. Nadie de aquí se atrevería a burlar la nula seguridad de este sitio—cruzó sus brazos y enarcó una ceja.

Zeke soltó una pesada bocanada de humo y miró fijamente a Erwin. Curvó levemente sus labios antes de responderle.

—Como buen sabueso, has de notar quienes son de tus tierras y quienes pasan a visitarla—lanzó su habano al suelo y lo pisó con fuerza. Giró la punta de su pie contra él y, una vez que lo apagó, dio unos pasos hasta Erwin. Lo miró con desdén, analizando su postura, sus gestos y hasta su vestimenta—. Es un gusto saber que el mismísimo líder de la pandilla más conocida y peligrosa de Shingashina esté dirigiéndome la palabra—ofreció su mano y enarcó una ceja.

—Como buen sabueso, tal como dices, puedo saber quiénes huelen a mierda y quiénes quieren cagar en mi territorio—respondió rápidamente, desconcertando al Jaeger—. Dime exactamente qué quieres aquí—guardó sus manos en los bolsillos de su saco.

Con su mano extendida en el aire, Zeke suspiró y luego la dejó caer, resignado a recibir el saludo que estaba ofreciéndole.

—Bueno, entiendo que seas un hombre con prisa, pero sería conveniente que nuestra reunión se dé mientras degustamos una deliciosa copa del mejor vino de este lujoso bar—expresó con sarcasmo—. Tenemos mucho para hablar y sé que mi aliado te dio un pequeño adelanto de mi propuesta y...

—Discúlpame, pero creo que fui lo suficientemente claro con ese muchacho—interrumpió. La vena de su cuello se marcaba considerablemente, denotando el creciente enfado al recordar lo que Porco Galliard le había comentado anteriormente—. No estoy interesado ni permitiré que sus negocios vengan a ensuciar esta humilde ciudad—argumentó.

—¿Ni siquiera lo harías por la hermosa mujer que atiende este mugroso bar? —Zeke cruzó sus brazos luego de lanzar la bomba. Analizó detenidamente cada mínimo movimiento facial de Erwin al mencionar a Hange— El amor ciega a las personas. El razocinio se esfuma por completo ante la satisfacción de ser amado, pero cuando esa persona comete una falta, nace la inseguridad y las dudas respecto al cariño brindado... —en el tablero de la manipulación psicológica, Zeke siempre obtenía la victoria— Las mujeres enamoradas defenderán a sus hombres como sea posible. Sin embargo, tú pones en riesgo su seguridad para mantener tu moral intacta, ¿Qué clase de amor es el que profesas por ella?

Erwin estaba atónito. Las palabras lo habían petrificado y su mente se nubló de inmediato. Era evidente que el nivel intelectual de Zeke era superior a la suya y que en un juego de manipulación mental, él perdería por knock out.

No obstante, su experiencia como líder de la pandilla no había sido regalada, sino que lo ganó con mucho trabajo y esfuerzo. Su elocuencia y protección hacia sus compañeros era extraordinaria y admirable.

—¿Tú piensas que cayendo tan bajo, utilizando a las personas ajenas a nuestra cuestión podrás hacerme doblegar en mis ideales? —se ubicó frente a Zeke y añadió: —Estás completamente equivocado si piensas que aceptaré una asquerosa oferta como la que tu sucia mascota me ofreció.

Levi, desde su lugar, notaba las rígidas expresiones de Erwin y trataba de murmurar para sí que no perdiese los estribos. El plan estaba marchando de maravilla y la única chance que tenían era que Petra fuese la carnada.

"Erwin, contrólate. Este tipo es más peligroso de lo que aparenta."

—Entiendo y respeto tu moral—ironizó mientras sacaba un nuevo habano y lo encendía—. Sin embargo, estas calles pronto estarán infestadas de delincuentes que ni tú mismo podrás controlar—una vez que lo prendió, dio una calada y soltó el humo frente al rostro de Erwin, en un tono provocativo—. No obstante, con mi alianza podrás usar los recursos de la seguridad a tu antojo—extendió sus brazos—, ¡dominarás toda esta apestosa ciudad!

¿Qué ganancia tendría su moral ante tal cobardía? ¿Qué beneficio podría obtener al convertirse en cómplice de la corrupción de Shingashina?

Erwin dio media vuelta en dirección al interior del bar. Frunció el ceño y maldijo el momento en que se topó con Porco.

—He dicho que no aceptaré—respondió con voz firme. No le importaba quitar del camino a su potencial contrincante—. Primero muerto, antes de vender mi alma a los demonios—sin esperar ninguna respuesta por parte de Zeke, el líder de la pandilla retornó al interior del bar.

—Eso está por verse, Erwin Smith—murmuró y mordió sutilmente el habano mientras apretaba con fuerza su celular.

Desde el punto más escondido del bar, Levi observó toda la secuencia y no quitó los ojos del hijo mayor de Grisha Jaeger. Estaba nervioso, encolerizado y con una extraña expresión que daba cuenta de que estaba planeando algo.

"Ahora que sé que jugaste con los sentimientos de Isabel, asesinas y delinques con personas, no podrás escapar de mí. Estaré siguiendo tus pasos, Zeke Jaeger."

[...]

Al día siguiente, Levi se levantó más temprano de lo habitual.

Se dirigió a la cocina después de darse una ducha rápida y, mientras recorría los pasillos de la mansión, trataba de saber si Zeke había regresado. Sin embargo, se percató de que el hijo mayor de la familia no se encontraba allí y recordó la razón.

Mientras preparaba su habitual taza de té, pensaba en lo que pudo haber hablado con Erwin y que este no pudo comentarle.

"Estoy seguro de que Zeke ha de estar furioso. Erwin no es una presa sencilla y podrá intentar manipularlo de mil maneras sin obtener ni un mísero resultado positivo.

Sin embargo, ese idiota no se quedará de brazos cruzados e intentará ir por la vía más fácil para quitarlo de su camino..."

—Buen día, Levi—escuchó detrás suyo—. Hoy estás muy pensativo, ¿te sientes bien? —inquirió mientras preparaba la cafetera.

El Ackerman dio un sorbo a su té y miró directamente al joven. Estaba despeinado, con su corbata mal puesta y su camisa abierta en los primeros cuatro botones.

—Hoy es el lanzamiento de la candidatura de su padre, ¿estoy en lo cierto? —sostenía la taza desde los bordes superiores.

—Así es. Mi hermano y mi padre están ultimando detalles en el lugar donde se llevará a cabo—cuando su café estaba listo, fue sirviéndolo. El vapor emanado daba cuenta de cuán caliente estaba—. Hoy no deberás despegarte de Mikasa—de pronto, el joven frunció el ceño y continuaba sirviendo. Al darse cuenta de su torpeza, dejó la cafetera sobre la mesa y buscó un repasador para limpiar el líquido derramado. Levi fue más rápido que él y apoyó uno de los que Isabel utilizaba para secar las mesas.

—Señor Eren—masculló mientras trataba de no pensar en que podría quemarse—, debería ser más cauteloso—advirtió.

El Jaeger observaba la rapidez con la que Levi resolvió el percance que acababa de tener. Esbozó una sutil sonrisa y cuando el Ackerman hubo acabado, llevó una mano a su espalda y respondió: —Créeme que trato de hacerlo, pero a veces siento que el rumbo se convierte en un laberinto...

Levi lo miró de soslayo y notó que Eren estaba nervioso. Era extraño que hablase tanto con él, ya que nunca se encontraba en la mansión o estaba junto a Mikasa.

—Es cuestión de perspectivas, señor Jaeger —trató de utilizar su mismo lenguaje para descifrar el secreto que guardaba—. Además, si pierde el rumbo siendo tan joven, ¿cómo cree que podrá lograr sus objetivos en 10 o 15 años más?—mientras hablaba, analizaba los gestos de Eren—Piense en su prometida y en la familia que están formando.

—Lo hago todo por ella—expresó en voz baja—. Pero siento que si no logro cumplir la promesa, le podré romper el corazón... —bajó la mirada— Perdón por molestarte con mis tonterías, pero necesitaba sacarlo de encima

"Este mocoso oculta otro secreto y, evidentemente, está muy ligado a su futuro matrimonio con Mikasa."

—No molestas—regresó a su sitio y acabó su infusión. Luego, se acercó hasta la mesada y abrió la canilla para lavar lo que había utilizado—. Señor, deberá arreglarse. No es nada elegante su imagen.

Al escuchar la sugerencia, Eren se exaltó y comenzó a cerrar su camisa. Reía y trataba de hacerlo lo más rápido posible.

—Tienes razón—respondió mientras ajustaba la corbata—. Últimamente soy un desastre, gracias por decírmelo.

Levi asintió y buscó algo para secar sus manos. En ese momento, la llegada de Mikasa había interrumpido el clima calmo que reinaba entre ellos.

—Isabel, por favor... —al percatarse de la presencia de Levi, se sonrojó— Oh, discúlpame, no creí que estabas aquí.

—Mika, ¿aún no te preparas? —inquirió Eren, exaltando aún más a su prometida. El asunto era que ella sólo había visto a Levi en la cocina y no a su novio— En media hora tenemos que irnos.

Mikasa, quién aún continuaba en un sensual pijama que mostraba sus envidiables curvas, trató de controlar sus nervios al notar que Levi también estaba viéndola discretamente.

Ella podía asegurar que su guardaespaldas la observaba sutilmente, pero el miedo de ser descubierta por cualquier miembro de la familia Jaeger la abrumaba.

—Es que, bueno, creí que Isabel estaría aquí para prepararme un té y... —respondió y cuando estaba a punto de regresar a su habitación, Levi se acercó hasta ella y le ofreció una taza del que había preparado.

Mikasa sujetó la misma con ambas manos y miró fijamente a Levi.

—Aquí tiene, señorita Mikasa—al sentir un extraño ambiente en ese sitio, decidió retirarse de la cocina para poder respirar aire puro.

—Gracias, Levi—espetó ella—. Eres muy amable conmigo.

—Es mi trabajo. Recuerde que todo lo que hago aquí es para cuidarla—respiró profundo y continuó caminando.

Mikasa, por su parte, dio un sorbo a la infusión que el Ackerman había preparado. Sus labios degustaron un imponente sabor dulce y fuerte que sólo una sola persona había logrado alcanzar. Sus lágrimas se acumularon en el cuenco de sus ojos y de inmediato fue abrazada por Eren.

—Todo saldrá bien—el joven Jaeger llevó sus manos a las mejillas de Mikasa y las acarició con ternura—. Falta muy poco y pronto acabará esto, lo prometo.

Ella bajó la mirada y sonrió. Luego, continuó tomando el té y conteniendo sus pensamientos internos.

"Esta tensión, tus ojos... Tú también ocultas cosas, Levi.

Sin que Eren lo note, me tomaré el atrevimiento de explorar tu mente y conocer qué escondes tras tu máscara de hombre honesto, amable y respetuoso.

Ya verás..."

[...]

Más tarde, Levi se encargó de trasladar a Eren y Mikasa hasta el punto de encuentro donde se llevaría a cabo la presentación de Grisha.

Inicialmente, estaba planeado que se realizara en los terrenos de los Jaeger, pero su rival electoral pidió expresamente que se llevara a cabo en un sitio neutral.

Por esa razón, el campo de golf más grande de Shingashina, lugar preferido por los líderes corporativos de todo la ciudad fue el indicado para el evento.

El centro del mismo fue elegido para colocar los asientos principales junto a la gran escenografía. Allí, las personas de avanzada edad se habían acomodado mientras un grupo de asistentes se ocupaban de ofrecerles bebidas al mismo tiempo que esperaban que se desarrollase la presentación.

Eren y Mikasa caminaban de la mano frente a Levi. Finalmente, el Jaeger se había ocupado en su imagen y no de trataba del mismo que había hablado con él minutos antes. Ella, por su parte, lucía un elegante traje azul oscuro, una camisa blanca y su cabello había sido planchado previamente.

Esa mujer era el motivo de envidia hacia el Jaeger, ya que hombres y mujeres volteaban a admirar la belleza de la Ackerman.

—Levi... —espetó, llamando la atención del aludido—No pierdas de vista a Mikasa y, por favor, cuídala muy bien—detuvo su paso y volteó. Con una expresión seria, ceño fruncido y un tono de voz diferente al utilizado, añadió: —. Aquí hay mucha gente que no tiene buenas intenciones...

Como si fuera poco, el ambiente detuvo su movimiento. El silencio se adueñó de sus alrededores, quedando las dudas abrazando las palabras de Eren, alcanzando los oídos de Levi. Mikasa, por su parte, estaba nerviosa y más de lo habitual. Pese a que su imagen denotaba seguridad, sus ojos no manifestaban lo mismo.

—Es mi trabajo velar por su integridad y lo sabe. No habrá problema en eso—volteó a verla y añadió: —. Pase lo que pase, mi labor es procurar que su prometida regrese a su casa, sana y salva.

—Por eso no me equivoqué al contratarte, Levi—comentó y soltó la mano de Mikasa para ubicarse frente al Ackerman. Con una amplia sonrisa y ubicando sus manos en los hombros de su empleado, continuó diciendo: —. Cuando vi la reprimenda a mi amigo Jean, entendí que hay hombres muy fuertes en este mundo y no soy yo, precisamente.

"¿Entonces este mocoso siempre supo que era el mismo del bar?" pensó Levi y prefirió continuar oyendo a su empleador.

—Por eso confío tanto en ti. Sé que no me defraudarás—palmeó sus hombros y regresó hasta Mikasa. Depositó un sutil beso en su mejilla y dijo: —. Iré con mi padre. Estarás bien con Levi.

Ella asintió y sonrió. Luego, se retiró del lugar, perdiéndose entre la multitud que esperaba de pie al inicio de la presentación.

Mikasa se ubicó frente a Levi y cruzó sus brazos. Aún no podía verlo a los ojos después de haberle confesado las dudas que tenía. La culpa la angustiaba.

De pronto, el gran telón que cubría el escenario comenzó a abrirse. Allí, el presentador tomó el micrófono y tomó la palabra en medio del mismo. Observaba los rostros ilusionados, la confusión de algunos y el cólera de otros.

Una vorágine de pensamientos a favor y en contra de Grisha. Además, no se trataba de su presentación, sino también la de su potencial contrincante.

—¡¡Bienvenidos a este evento que trae a los principales candidatos para guiar a nuestra hermosa ciudad al éxito!!—exclamó el hombre, eufórico ante los gritos del público— Ustedes saben que yo también ansiaba mucho este encuentro y por eso no quiero perder más tiempo en mis comentarios...

"¿Hermosa ciudad? Este basurero huele a muertos perfumados. Son roñosas apariencias..."

—¡¡Denle un fuerte aplauso al candidato más reciente!! Este hombre ha trabajado mucho en estos últimos meses y ha ganado una creciente popularidad entre los votantes, convirtiéndolo en uno de los dos potenciales gobernantes de nuestra ciudad—Levi chasqueó la lengua al mostrarse inconforme ante la obsecuencia del hombre —. Con nosotros, ¡¡Grisha Jaeger y su hijo Zeke!!

Los hombres subieron al escenario y saludaron a las personas que se encontraban debajo. Tras una sonrisa y amabilidad fingida, el hijo mayor del Jaeger aplaudía ante los gritos de las mujeres que estaban sentadas frente a ellos. Por otra parte, Grisha optó por mover sutilmente su cabeza en señal de aprobación.

Ambos caminaron a la par y se colocaron tras un atril que se encontraba a la derecha del escenario. Allí tenían un micrófono para cada uno y un vaso con agua.

Una vez que se ubicaron allí, el presentador continuó con su discurso: —Y tal como fue prometido, en esta presentación también se encuentra su principal rival en las urnas. El hombre con más experiencia en el ámbito político, uno que aspira a gobernar Shingashina desde hace mucho tiempo...

—Ese anciano debería retirarse. Sé que Grisha ganará—comentó Mikasa, logrando que Levi curvara apenas sus labios al mostrarse en desacuerdo con ella.

No obstante, no podía expresar ningún favoritismo ni oposición.

—¡¡Denle un fuerte aplauso a Uri Reiss y su mano derecha, Kenny!!

Fue inmediato. El mundo se movía mucho más lento que de costumbre.

Los oídos de Levi se ensordecieron y su mirada se enfocó directamente en el anciano que estaba subiendo al escenario. Detrás suyo, con su típica impronta en la vestimenta, se encontraba aquel hombre que había desaparecido por tantos años, luciendo un traje costoso, un peculiar sombrero y una amplia sonrisa satisfactoria. Finalmente se mostró ante la sociedad que lo buscaba incesantemente en las lúgubres calles de la ciudad de Shingashina.

Levi, absorto, sintió una fuerte punzada en su pecho. Lo ahogaban las dudas y lo desorientaba el olvido. Su voz no salía, su cuerpo estaba estático.

Sin embargo, no sólo Levi estaba atónito ante la presencia del hombre, sino que sus contrincantes estaban completamente impactados, especialmente Zeke. Tanto él como Grisha estaban tras sus pasos y lo que menos imaginaron era que estaría junto a su potencial enemigo político.

No obstante, todo no acababa allí. Había alguien más que no podía creer lo que sus ojos estaban viendo. A lo largo de sus años de búsqueda, llegó a imaginar que él podría haberse ido de la ciudad o que había muerto.

Eran demasiadas emociones encontradas.

—Kenny... —murmuró Mikasa antes de que Levi la sostuviera entre sus brazos —¿Por qué me abandonaste? —su voz se fue apagando y sus ojos se cerraron de inmediato.

Ante el desmayo de la Ackerman, Levi no sabía cómo canalizar las emociones que lo rebasaron en ese momento.

"¡Maldito viejo! ¿Qué carajo sucede contigo?

Mis sospechas eran ciertas, tú eras ese hombre que tanto nombraba Mikasa. Su estúpido padrino que también la abandonó...

¡¡Kenny Ackerman, nos debes muchas explicaciones!! ¿¡Cuáles son tus intenciones!? ¿¡Qué mierda pretendías al enviarme a esa horrible mansión!?"

Pese a que estaba a unos metros de él, Levi debió alejarse de la multitud, caminando rápidamente junto con Mikasa en brazos.

Con una creciente rabia acumulada en su sangre, el Ackerman decidió apretar su mandíbula para contenerse. Se aferraba al cuerpo de la mujer y respiraba mucho más rápido de lo habitual.

"¡¡Esto es una porquería!!"

La bomba acababa de estallar en el momento menos pensado...

Kenny jugó una arriesgada apuesta en la cual sólo necesitaba de su presencia para que el tablero se tumbara, dejando caer las fichas más inútiles del juego. Frente a sus ojos estaban el rey y el alfil, dos piezas claves que podrían derribarlo si su apuesta era excelente.

¿Qué sucederá de allí en adelante?


Hola a todos! Cómo han estado?? Bueno, aquí tienen una nueva entrega de esta obra y espero que la hayan disfrutado!

Quiero avisarles que mis clases están consumiéndome más de lo habitual y por eso, las actualizaciones son lentas. Al ser una historia cuidadosamente pensada, quiero que disfruten el contenido lo mejor posible . Gracias por su apoyo!!