El evento que estaba previsto para ser uno de los más esperados de la ciudad, resultó ser un completo fracaso para absolutamente todos.

Comenzando por Grisha y Zeke Jaeger, quienes estaban encolerizados y nadaban en una extrema incertidumbre que los dejaba atónitos ante el nuevo escenario que se les presentaba enfrente; siguiendo por el menor de la familia, que había resultado herido por su despechado amigo Jean Kirschtein, quien no podía asumir la idea de que Mikasa Ackerman no podía corresponder el amor que sentía. También, la aparición de Kenny Ackerman frente a sus enemigos y los que alguna vez fueron sus allegados. Existía una gran razón por la cual él sonreía ante su sobrino y era porque pudo comprobar que estaba llevando adelante su misión.

Por otra parte, le dolía ver a Mikasa destrozada ante Eren y luego, sintió una ráfaga de calidez que ascendió desde sus pies hasta su cabeza después de oír las palabras de aliento de Levi hacia ella.

Existían muchas razones por las cuales Kenny sonreía... Pero lo que más lo alegraba, era la furia desmedida que brotaban por los poros de Zeke y Grisha Jaeger.

Luego de que la ambulancia se hiciera cargo de Eren, Mikasa se mostraba desesperada para subir al vehículo, pero fue inmediatamente detenida por su futuro suegro.

—Mikasa, regresa a la mansión con Levi y quédate allí—indicó mientras la sostenía de sus hombros—. No salgas sola por nada del mundo y tú —dirigiéndose a su guardaespaldas—, cuida de ella mientras estamos ausentes.

Aquella mirada cargaba cierto grado de preocupación que lo molestaba. No necesitaba que le recuerden cuál era su trabajo.

—Así será, señor Jaeger—respondió con una falsa amabilidad y luego dirigió su mirada hacia Mikasa—. Por favor, señorita, retirémonos de este lugar.

Aunque quería negarse, la realidad la golpeaba demasiado bajo. Cuando Mikasa vio a Eren en la camilla, lamentó todo lo que estaba haciendo, desde su abrazo con Levi y sus pensamientos desordenados después de que Jean lo baleara.

¿Qué debía hacer?

Tal como se lo indicó Grisha, Mikasa siguió a Levi hasta su vehículo. A diferencia de otras veces, la mujer se sentó del lado del acompañante y, de ese modo, el Ackerman podía observar a la joven.

Mientras conducía hasta la mansión, ella bajó la mirada. Levi espiaba sutilmente sus gestos y presentía que ella quería preguntarle o decirle algo.

—¿Cómo se siente? —con el afán de romper la tensión, él decidió tomar el timón de la situación—¿Necesita algo?

—Estoy confundida—cruzó sus brazos—. Es que él...

—El señor Jaeger estará bien—comentó y suspiró—. Estoy seguro de que estará mejor en unos días.

Mikasa levantó la mirada y la dirigió hacia el rostro de perfil de su guardaespaldas. Era una vista maravillosa de un campo sembrado de seguridad y eficiencia.

—Gracias por lo que hiciste hoy—murmuró y esbozó una sutil sonrisa.

—Es mi trabajo protegerla, para eso están pagándome—se detuvo en un semáforo y giró su rostro hacia ella—. No es amabilidad, sino deber...

—No me refería a lo que hiciste con Jean—sentía sus mejillas arder. Debía pensar bien sus palabras antes de exteriorizarlas—, sino a lo que dijiste después. Pues, realmente creí que todo era mi culpa por ignorar a Jean y tú me abriste los ojos en esa cuestión—llevó sus manos hasta sus rodillas y se aferró a ellas—. Tienes razón en que él es quién se ilusionó con algo que no pasaría y que yo no tengo la culpa de cómo haya terminado. Fui una tonta...

—Es normal sentirse culpable por cosas que pasan en la vida—cerró un instante los ojos y volvió a abrirlos—. Aunque no lo crea, he pasado por muchas situaciones en las que me hicieron dudar de continuar adelante, pero cuando vi que podía cambiar mi futuro, luché y hoy en día continuaré haciéndolo.

Sus miradas se sostuvieron en ese clima calmo que los envolvía. Levi escondía un gran dolor tras sus ojos y trataba de que nadie más supiera al respecto. Mikasa, por su parte, ocultaba un gran secreto que sólo alguien como Eren podría saber.

Levi y Mikasa estaban unidos por el destino planeado por Kenny.

El Ackerman volteó y notó que el semáforo había cambiado a verde. Continuó conduciendo y frunció el ceño.

Su mente se retorcía dentro del fango de las dudas. No esperaba volver a ver a Kenny ni mucho menos en ese lugar.

¿Qué estaba planeando?

—Levi, ¿puedo decirte algo? —musitó mientras miraba por la ventanilla—Esto morirá aquí, ¿entiendes?

¿Qué le sucedía a Mikasa? ¿Acaso estaba por contar algo que los Jaeger no debían saber?

—Adelante, yo simplemente la escucharé pero no saldrá ni una sola palabra de mi boca—respondió con desconfianza.

"Actúa demasiado extraño. Me gustaría poder entender lo que sucede y caminar con firmeza."

—Eren dijo que me invitó a la presentación de su padre porque sabía que allí vería a alguien que estuve buscando por mucho tiempo—confesó—, pero cuando estuvimos a punto de ir con él, llegó Jean y acabó con la única oportunidad que tenía para hablar con esa persona.

Levi conducía en silencio. Jamás había imaginado que Eren estaba al tanto de que Kenny también estaría en ese lugar.

—Pero usted podría tratar de verlo en otro momento, bueno... —acotó con la intención de que ella continuara revelando más información.

—Sería fácil si no me sintiera vigilada cuando salgo con Eren—regresó la vista hasta Levi y añadió: —. El único momento en el cual nadie me sigue es cuando estoy contigo. Eren fue muy preciso en su solicitud y les ordenó tanto a su padre como a su hermano que no me vigilaran cuando saliera de la mansión y tú me acompañes.

"Esto quiere decir que Eren es otro que oculta un interesante secreto.

¿Por qué vigilan tanto a esta mujer? Entiendo que sea por precaución, pero presiento que va más allá de eso..."

—Bueno, sería razonable debido a que está comprometida con el hijo del futuro gobernador y... —aunque se sentía asqueado al reconocerlo, era la única manera de que Mikasa diera más información.

—No es por eso—no faltaba mucho camino para llegar, entonces Levi tomó la decisión de bajar la velocidad —, sino porque los Jaeger tienen como enemigo a mi familiar más querido—bajó la cabeza y llevó sus manos a su rostro—. Mi padrino es ese hombre, el que estaba con Uri Reiss. Kenny Ackerman, el hombre que salvó mi vida hace mucho tiempo y luego se esfumó sin dejar rastros.

La noticia fue tal como la supuso. Kenny había sido aquel hombre que tanto buscaba Mikasa y la razón por la cual ella y Eren actuaban en silencio. Sin embargo, había una pieza que no terminaba por encajar y se trataba del menor de los Jaeger.

—¿Qué tiene en mente ahora que sabe que ese hombre está con Reiss? —inquirió con un falso desinterés.

—Me gustaría hablar con él, pero es peligroso. La gente que trabaja para Grisha y Zeke son personas que no conocen la diplomacia y sé que podría traerme muchos problemas si saben de mis intenciones —suspiró y llevó sus manos a su vientre—. Por eso agradezco que me hayas escuchado y espero que, tal como prometiste, esto muera aquí—volvió a mirar fijamente a Levi.

—Así será.

"Definitivamente, esto es un caos. Ella confió extrañamente una de sus intenciones y creo suponer la razón por la cual me la comentó.

Mikasa está sospechando sobre mí o mis propósitos. Ella quiere entrar a mi campo de batalla y saber si soy aliado o enemigo..."

[...]

Mientras tanto, en la sala de espera de la clínica privada, Grisha se mantenía sereno pese a la situación en la que se encontraba su hijo menor.

—Ese tipo... —gruñía Zeke, formando puños y golpeando sutilmente la pared —¿¡Qué se supone que busca!? —le inquirió a su padre. Se desesperaba ante el estado estoico del hombre— ¿Cómo supones que ganaremos la elección si ese desgraciado está con Reiss?

Grisha resopló y se levantó de su asiento. Se ubicó junto a Zeke y apoyó una mano sobre su hombro.

—Tienes noción de dónde estamos, ¿verdad? —espetó en voz baja, apretando sutilmente su hombro— Haz silencio y olvídate de ese canalla—frunció el ceño—. Tu hermano está herido y eso es lo único que me importa en este momento...

—¿Y tengo que esperar a que el imbécil de Eren mejore para poder decirte lo que pienso? —enarcó una ceja— No tengo la culpa de que se haya metido en problemas por la idiota de Mikas...

De pronto, la pesada mano de Grisha se dirigió hacia su mejilla. Al tomarlo desprevenido, mordió el interior de la misma, lastimándose por dentro. El sabor de la sangre era detestable, pero lo que más lo molestaba era la reacción de su padre cuando hablaba mal de Mikasa.

—Vuelves a decir algo de ella y yo mismo emparejaré tu rostro, Zeke—advirtió mientras lo señalaba —. Te tomas demasiadas atribuciones en muchas cosas, pero con ella no lo permitiré...

De pronto, la expresión de Zeke se tornó diferente, bastante perturbadora. Su mueca de sonrisa denotaba la creciente cólera que trepaba por su espalda, recargándose sobre su nuca y ocasionándole una fuerte molestia que le arrebataba la paciencia.

—Desde que esa niña llegó a nuestra casa, he notado muchas cosas... —insinuó su hijo mayor— Pero estoy seguro de que no se pudo continuar adelante porque el estúpido de Eren se comprometió con ella y obstaculizó tu objetivo, ¿verdad?

El silencio fue brutal. De hecho, Grisha no podía creer el odio que albergaba su hijo hacia las personas a su alrededor. Su aura oscura era detestable y hedionda.

—Tú no tienes la menor idea de nada y tu deporte favorito es hablar por hablar—formando puños, su padre se ubicó de frente a su hijo—¿Quieres que te recuerde quién te dio poder y una identidad en esta pocilga de ciudad? ¿Quieres que abramos ese cajón donde guardamos los recuerdos de Dina, tu madre?

Fue entonces cuando descubrió que su hijo sí tenía un punto débil. Uno que nublaba sus pensamientos al grado de olvidar quién era.

—Eres despreciable... —murmuró y decidió renunciar a la batalla que estaba liberándose en las sombras.

Por otra parte, Grisha no festejó su victoria temporal. Simplemente se mantuvo estoico ante una idea que lo perturbaba cada vez que se le cruzaba por la mente: ¿Qué tal si Zeke se revelaba ante el mundo, sin importarle su familia ni nadie más que él mismo?

[...]

La noche por fin había llegado.

Cuando Levi creyó tener un momento de serenidad, esta fue completamente cancelada debido a su insomnio. Llevaba unas largas horas pensando cómo se encontrarían Hange y Erwin, qué pasaría con Eren y, principalmente, qué estaba pensando su tío Kenny.

Esto último lo mantuvo en vilo gran parte de la noche y, pese a que se había acostado temprano, no conciliaba el sueño. Decidió levantarse y dirigirse hasta la cocina para prepararse un té. Caminó el largo pasillo que lo llevaría hasta la escalera y bajó lentamente. De pronto, detuvo su paso al escuchar voces y notar que la luz de la sala aún estaba encendida.

"Grisha ni Eren se encuentran aquí. Esto no me gusta..." pensó mientras se acercaba sigilosamente hasta la puerta y trataba de descubrir quiénes se encontraban allí.

—Es increíble, ¿no lo crees? —la fastidiosa voz del hijo mayor de la familia era uno de los presentes. Levi pudo oír cómo descorchaba una botella de vino y lo servía tranquilamente en una fina copa.

El Ackerman, mejor que nadie, sabía hasta el material del cual podría estar hecha la copa. Cada sonido era muy familiar después de trabajar tantos años en un bar.

—¿Qué te parece increíble? —su compañera de copas era nada más y nada menos que Mikasa. Absorto ante la escena, frunció el ceño al recordar que ella no era muy buena con las bebidas— Aún no comprendo tu modesta amabilidad.

—Pues, ahora que mi querido hermano no se encuentra aquí, me gustaría hablar un poco más contigo—Levi asomó apenas su cabeza y se colocó en cuclillas para que no se percataran de su presencia—. Eren es un hombre muy celoso, jamás me dejó acercarme a ti—del otro lado, el Ackerman chasqueó la lengua al imaginar una hipotética conversación entre los hermanos sobre Mikasa—¿Me permites quedarme a hacerte compañía, querida futura cuñada?

Zeke acercó su copa y esbozó una sonrisa claramente forzada. Mikasa, por otra parte, se mostraba recelosa de la actitud del hombre y trataba de no mostrarle que el alcohol ya estaba haciendo estragos sobre ella.

—Adelante... —respondió y chocó su copa contra la de él. Ambos dieron un sorbo.

Zeke acercó su silla hasta Mikasa y recargó su cuerpo hacia atrás. Luego, comenzó a mover su mano izquierda en círculos, contemplando la sutil danza del vino dentro de su contenedor.

—Hace mucho me he preguntado algo y quiero que seas completamente sincera, estamos en familia y creo que podríamos estrechar nuestros vínculos como tal... —Levi detectó la manipulación mental que estaba ejecutando sobre ella y apretaba su mandíbula al no poder destrozar su rostro por su intromisión en los planes de todos— ¿Por qué te casarás con el imbécil de mi hermano? ¿Es por dinero, comodidades...?

Si bien el Ackerman estaba molesto por la presencia de Zeke, en cierto modo agradecía que fuese tan directo para poder escuchar qué tipo de respuesta le daría Mikasa.

—¿Acaso es de tu incumbencia, querido cuñado? —respondió con ironía, dando otro sorbo a su vino— Eren y yo no damos explicaciones a nadie sobre nuestras decisiones.

—Bueno, es que mi duda comenzó a surgir desde que ambos anunciaron su compromiso y jamás los he visto en situaciones que lo demostraran—cruzó sus piernas y enarcó una ceja—. Ya sabes, un beso, una caricia o simplemente algunas palabras bonitas. Es extraño...

—Que tú seas de otra época, no nos convierte en una pareja extraña—respondió con firmeza. Levi soltó una sutil carcajada y alentaba internamente a la Ackerman—. No necesitamos demostrarle al resto nuestra relación. Es suficiente con que él y yo lo vivamos.

—Es interesante escucharlo de tus propios labios, mi querida cuñada—otra vez, el sarcasmo se presentaba entre ellos—. He sido testigo de algunos rumores que comprometen muchísimo a mi hermanito tonto. Rumores que podrían acabar con su matrimonio en cuestión de segundos— chasqueó sus dedos y volvió a dar otro sorbo.

—He oído rumores sobre ti, mi querido cuñado—Mikasa apoyó su copa y comenzó a deslizar su índice sobre el borde de la misma—. Escuché que tú y tus asquerosos amigos están metidos en negocios poco confiables y que ni siquiera Grisha sabe... —suspiró—No sería nada bonito que tu padre se enterase de...

—¡¡¡Cállate!!! —se levantó de inmediato y dejó caer su copa al suelo. Tal como supuso, se rompió en pequeños fragmentos.

Se acercó hasta Mikasa e intentó tomarla de su ropa. Sin embargo, la reacción de la mujer fue completamente inesperada, tanto para Zeke como para Levi.

La Ackerman golpeó el pliegue de su codo cuando él estaba señalándola deliberadamente y luego lo arrojó al suelo, reduciendo su movilidad al llevar sus brazos hacia la espalda.

Levi estaba asombrado ante el eficiente movimiento de Mikasa. Por dentro, aplaudía fervientemente que no le demostrara debilidad.

—Antes de volver a hablar mal de Eren o de mí, tendrás que renacer, pedazo de mierda... —espetó y lo pateó en sus costillas.

Levi se levantó rápidamente de su escondite y se dirigió hasta la cocina. Se quedó junto a la ventana que daba al jardín y suspiró.

Se recargó sobre la mesada y dejó caer su cabeza. No podía ocultar su sonrisa victoriosa al presenciar una escena tan patética para Zeke.

"Me has sorprendido, Mikasa. Conozco perfectamente ese movimiento y estoy seguro de que Kenny te lo enseñó.

He pensado mucho en lo que habías propuesto y creo que sí te ayudaré a que te reencuentres con él. Yo también deseo analizar sus propuestas y tratar de evitar que tú sepas quién soy en realidad. Mikasa, tú y yo iremos contra esta asquerosa sociedad infestada en corrupción."