"¿Acaso todos se pusieron de acuerdo para esto? Tengo un mal presentimiento y la verdad me ahoga esta molestia..." pensaba mientras bajaba lentamente las escaleras.

La tormenta se había vuelto aún más caótica y el temor que sentía de pequeño había regresado. La danza furiosa de los árboles era terrorífica, digna de una espantosa película de horror.

Una vez que hubo bajado, abrió las cortinas de los ventanales de la sala y observó el exterior. El jardín estaba prácticamente bajo agua y también se percató de que había caído granizo. El hielo aún no estaba derretido.

"Pese a que el clima no ayuda, esto me parece muy extraño..." pensaba mientras cerraba las cortinas y caminaba en busca del interruptor.

A diferencia del piso superior, Levi pudo guiarse mejor gracias a que había encontrado una linterna en la cocina. Mientras buscaba el cuadro eléctrico, escuchó pasos que lo inquietaron. Se ubicó junto al desayunador y se agachó. Asomó su cabeza y esperó a que los pasos se acercaran más.

—¿Tu padre volverá a faltar a la reunión? —una de las voces no le resultaba familiar—Comprendes la gravedad de este asunto, ¿cierto?

—Por supuesto que lo sé... —una vez más, Zeke Jaeger volvía a protagonizar una escena repulsiva para Levi— Mi padre sigue con el inútil de mi hermano en el hospital—resopló—. Tú mejor que nadie sabe que me fastidia cargar con peso extra.

El sujeto que estaba con él comenzó a reír.

—Zeke, aparentemente no te has relajado nada—su tono de voz se dulcificó. Levi, en su escondite, rogaba por haber sido sordo o ciego en ese instante—. Deberías calmarte un poco y pensar fríamente tus siguientes pasos...

Al tratar de enfocar su mirada, Levi se percató nuevamente de la cercanía entre ambos hombres. El hijo mayor de la familia se mostraba apenado, era extraño verlo tan vulnerable o con la guardia baja. Sin embargo, esa persona lograba manejarlo.

—Por supuesto que lo estoy—mientras sentía cómo acariciaban su mejilla, Zeke prefirió girar su rostro—. Pero esta situación me enerva y lo sabes.

—No te preocupes por Porco. Yo me encargaré de buscarlo y preguntarle qué fue lo que pasó con esa mujer.

Luego de un momento incómodo, Levi por fin encontraba una motivación para agudizar su oído.

—La tierra se tragó a ese inútil—gruñó—. Estoy seguro que ese tal Erwin tiene algo que ver y no pienso ser piadoso en caso de que se haya metido con uno de los míos... —formó puños y apretaba su mandíbula—Escúchame bien, Reiner, tú te encargarás de averiguar qué pasó con Porco y si algo no huele bien, me avisas de inmediato.

—No te preocupes, Zeke—sacó su celular y deslizó sus dedos con rapidez—. Creo que el clima no está ayudando en absoluto y este corte de energía, menos—resopló.

—¿Tú crees que sea normal esto? —inquirió el hijo de la familia Jaeger —Algo no marcha nada bien y creo que tú deberías quedarte aquí, al menos por esta noche —Zeke sacó su revólver y apuntó al suelo.

—Lo que tú quieras hacer, son órdenes para mí—sonrió.

Levi mordió su labio inferior al molestarse ante la escena. Lo único que deseaba era huir de allí y que ellos no supieran de su existencia en ese lugar.

—Acompáñame al sótano—ordenó Zeke y ambos se retiraron del lugar, dejando a solas a Levi nuevamente.

El Ackerman esperó a que los pasos ya no se escucharan y salió sigilosamente de su escondite. En la cocina pudo divisar el cuadro eléctrico pero, curiosamente, los cables estaban completamente dañados.

Sacó su teléfono del bolsillo y marcó el número de Eren.

Aunque sabía que probablemente el joven Jaeger aún continuaba internado, era posible que su padre tuviera el teléfono en su poder.

—¿Hola, Levi? —la voz apagada del joven de la familia le devolvió la esperanza de confiar en alguien.

Señor Jaeger, disculpe que lo llame cuando usted se encuentra mal, pero tengo algo que debo comentarle—sabía que estaba metiéndose en un terreno muy empantanado, pero debía averiguar qué podría tramar—. Temo que su familia está siendo víctima de un ataque. Necesito avisarle que si algo pasa aquí, velaré por la seguridad de la señorita Mikasa y luego trataré de localizarlo para que no se preocupe.

—Te escucho muy mal, Levi—era cierto, hasta él lo escuchaba con interferencia—¿Mikasa está bien?

Ella... —de pronto, el silencio invadió el llamado.

Estaba seguro de que había escuchado un fuerte ruido que provenía del piso superior.

Aunque sus piernas temblaban, no podía omitir la seguridad de la mujer que lo llevaría hasta la verdad.

—¿Levi? ¿¡Levi!? —la desesperación de Eren comenzaba a traspasar el móvil, instalándose en el cuerpo del guardaespaldas —¡¡Cuida de Mikasa!! Te lo suplico...

De inmediato, Levi cortó la llamada y salió corriendo con la linterna en su mano. Subió las escaleras con prisa, trastabillando en algunas ocasiones.

Se sentía ahogado y muy confundido. Su mente recreó aquella espantosa imagen donde su madre yacía en ese mar de sangre...

"No lo permitiré.

¡Prometí que la protegería y que ella me guiaría hacia la verdad!" volvió a repetirse y bajó su velocidad al escuchar quejidos que provenían de la habitación de Mikasa.

Una vez más, aquel temor que tanto aborrecía y del cual estaba seguro que había eliminado, regresaba a su ser. El pánico ante lo que podría ver al otro lado de la habitación era realmente asfixiante.

Venciendo su miedo, sus traumas y su destino, Levi derribó la puerta del cuarto de la mujer que debía proteger.

El panorama era mucho más cruento de lo que podía imaginar: la joven Ackerman estaba atada de manos y pies. También, estaba amordazada y su ropa estaba completamente deshecha. Sobre ella se encontraba alguien completamente encapuchado y que llevaba una navaja en su mano. El arma se encontraba sobre su mejilla y la joven lloraba de rabia.

Levi dejó caer la linterna y se abalanzó sobre el atacante, quien reaccionó con rapidez y logró esquivar el golpe del Ackerman. El mismo escapó del lugar, dejando un triste y amargo sabor en su recuerdo.

Sin dudarlo un instante, Levi se acercó hasta Mikasa y buscó la manera de quitarle los precintos que la mantenían cautiva. Revisó en su bolsillo y sacó la navaja que siempre llevaba consigo. Comenzó a cortar uno por uno y con cuidado.

Ella estaba confundida y devastada. Se sintió vulnerable y frágil, una sensación que creía haber superado.

—Venga conmigo, aquí no es seguro—una vez que la liberó y le quitó la mordaza, el Ackerman se acercó hasta su cama y tomó una de las sábanas para cubrir la desnudez de Mikasa—. Por esta noche, quédese en mi habitación —murmuró fue tapándola con la tela. Estiró su mano y la ayudó a levantarse.

Antes de salir, Levi tomó la linterna y se asomó al pasillo. Miró hacia ambos lados y sujetó la mano de Mikasa.

Se retiraron de la habitación de ella y trataron de apresurarse para esconderse en la de él.

Una vez dentro, él colocó seguro en la puerta y arrastró el escritorio hasta allí. Ella, por su parte, se quedó sentada en los pies de su cama, aferrada a la sábana que la cubría.

Levi se acercó hasta ella y se colocó en cuclillas. Notó su mirada perdida y su chispa apagada.

—Perdón por no darle algo mejor, pero no podía quedarse allí—expresó mientras apretaba sus puños—. Sabía que algo no andaba bien, el corte eléctrico me resultó muy sospechoso...

La Ackerman tensó su rostro al tratar de contener sus lágrimas. Estaba muy perturbada y vulnerada. Sin embargo, la presencia de Levi le devolvía parte de la tranquilidad que siempre tuvo.

—No debí haber bebido hoy—musitó y colocó sus rodillas en su pecho, quedando hecha una pequeña bola cubierta de la sábana —. Mi reacción fue muy lenta, debí cuidarme...

—Está en su casa—interrumpió el guardaespaldas —. Es lógico que las personas bajen su guardia cuando están en sus hogares. A diferencia de usted, yo no me siento del mismo modo y tengo que estar alerta ante cualquier eventualidad—se levantó y sacudió su ropa—. Aquí estará a salvo.

La mujer dirigió su mirada hacia él y agradeció internamente que Levi actuara con rapidez.

Los truenos, los relámpagos y la tormentosa noche no impedirían que contemplase la figura del hombre que confundía su mente y corazón.

—¿T-te quedarás conmigo...? —inquirió con temor—¿... al menos esta noche? —el cuenco de sus ojos guardaban los secretos más íntimos de su corazón.

—Lo haré el tiempo que sea—respondió en un tono dulce. Sin darse cuenta, Levi también se mostraba vulnerable cuando una situación límite lo rebasaba—. Me quedaré hasta que usted lo crea necesario.

En ese instante, Mikasa dejó atrás todos sus prejuicios. Esquivó su lugar en la mansión, su compromiso y todas las barreras que la alejaban. Se dejó llevar por sus impulsos, por sus deseos y corazonadas que estaban abrumándola.

Quería olvidar ese mal momento. Anhelaba escapar del instante en que ese hombre ingresó a su habitación e intentó forzar su espíritu, su cuerpo y su ser. Sólo existía una persona que podría conocerla más allá de todo y la única a la cual le daría un pase privilegiado para que lo hiciera cuando quisiese.

Sí, esa persona era Levi. Su guardaespaldas y protector. El hombre que estaba enseñándole a amarse y a dejar las culpas por lo que sucediera a su alrededor. El mismo que le mostraba que existía un sentimiento confuso que la llevaría al infierno por pecar vilmente.

Fue en ese entonces cuando su cuerpo casi desnudo se lanzó hacia el Ackerman, abrazándolo con fuerza. Sus rostros se encontraron a escasos metros, deteniéndose en ese fluctuoso espacio que los mantenía en una constante tensión de la cual Levi siempre huyó y en la que Mikasa no sabía cómo manejar. Sus orbes reflejaron el dolor que cada uno cargaba en su alma, sintiendo el peso de ser un Ackerman bajo las sombras. Sus corazones latían con prisa y miedo...

—Esto está mal, no debería... —nuevamente, Levi creaba una barrera entre él y ella. Su cercanía lo desconcertaba—P-por favor...

—Es-esto va más allá de todo y—suspiró —entiendo que, tal vez, t-tú intentes alejarte por respeto—posó sus manos en el pecho del Ackerman y añadió: —. Creo que un día lo dije y lo volveré a repetir... —sus mejillas se tornaron rosáceas— Cuando estemos a solas, deja atrás esa costumbre. F-fáltame el respeto y borra las huellas que e-ese condenado dejó sobre mí —acercó sus labios sobre los de Levi—¡Es una orden!

¿Por qué todo parecía una pesadilla? ¿Qué estaba pasando realmente?

Haciendo a un lado toda su moral, Levi sujetó las mejillas de Mikasa y la besó tan apasionadamente, que ella jamás había imaginado que un hombre tan recto y respetuoso podría albergar tanto deseo. Estaba desesperado, confundido... Ni siquiera podía saber qué era lo que le pasaba en ese momento. Sólo estaba embriagado de la exquisitez de la mujer que estaba junto a él.

Por más que intentara continuar adelante, su objetivo regresó nuevamente a su ser: "Mikasa sería la que lo guiaría a la verdad."

Los dos se separaron al mismo tiempo. Él, por recordar la razón por la cual estaba en esa mansión y ella, por darse cuenta que estaba materializando sus deseos, dando pie a malos entendidos.

—Perdóname, me dejé llevar—se alejó rápidamente de Levi y tomó nuevamente la sábana —. N-no debí hacer eso...

—No se preocupe—el Ackerman dio media vuelta, quedando en dirección a la ventana—. Mañana podré arreglar la electricidad y hablaré con Grisha. Supongo que Eren regresará muy pronto y... —llevó una mano a su frente—Deberá estar a su lado para que no vuelva a pasar nada más. También, me tomaré el atrevimiento de averiguar quién o quiénes son los responsables de este ataque—giró su cabeza y añadió: —. Por favor, duerma y todo volverá a ser como antes.

—E-está bien... —se acurrucó entre las sábanas del lecho de su guardaespaldas y gruñó por dentro.

"Se suponía que esto sería sólo una misión de inspección, de remoción de mugre. Sin embargo, la presencia de esta mujer está confundiendo mis objetivos y ella no debería tratar de acercarse a mí.

Debería alejarla de ellos, pero también corro el riesgo de que el daño la alcance.

No obstante, mis sospechas sobre este ataque se centran en una sola hipótesis: alguien vino por Mikasa y por eso esperaron el momento exacto en el que Grisha no se encontrara en la mansión.

Hay gato encerrado, eso es seguro."

[...]

Al día siguiente, la tormenta había dado una tregua. El agua había cedido el paso y el frío se había instalado en el ambiente, dejando en claro que todo lo sucedido la noche anterior no había sido ninguna ilusión.

En algún rincón de la ciudad, cuna de la corrupción que estaba gestándose en el corazón de la clase alta, se llevaba a cabo una reunión de emergencia.

Todos los presentes formaban parte del séquito de Zeke Jaeger, cabecilla de la idea de postularse junto con su padre como los próximos gobernantes

—¿Cómo es posible que Grisha haya faltado otra vez? —reclamaba una de las mujeres más peligrosas de la banda. Annie Leonhart, la más sanguinaria al momento de cobrar las deudas—Tú sabes perfectamente que todo el negocio caerá si él empieza a dar un paso al costado, ¿verdad?

En la cabecera de la gran mesa, Zeke Jaeger tomaba un sorbo de su whisky. A su lado, Reiner Braun escuchaba atentamente las acotaciones de Annie. Sabía que lo que la mujer decía era completamente cierto, pero Zeke no actuaría sin un plan detrás.

—Eres muy precipitada, Annie—expresó después de apoyar su vaso sobre la mesa—. Falta muy poco para los comicios y estoy seguro de que esto saldrá de maravilla. No te preocupes por el futuro—encendió un habano y agregó: —. Lo que aquí realmente importa, es la información que tenemos sobre Kenny Ackerman.

Los demás estaban serios. Junto a Annie, se encontraba Pieck Finger, una de las más diplomáticas del grupo. Ella se encargaba de infiltrarse en los sitios más recónditos para atraer la atención masculina y robar la información que necesitaba.

También, Bertoldt Hoover, el mejor amigo de Reiner y el que se encargaba del laboratorio donde creaban las nuevas drogas para lanzar al mercado.

Faltaban algunas personas, pero se notaba la ausencia de Porco Galliard.

—Señor, su invitado llegó —su asistente más fiel era Colt Grice, el hombre capaz de entregar su alma a cambio de dinero—¿Lo hago pasar?

Zeke se levantó de su asiento y pidió la atención del resto al golpear la mesa. Cuando la obtuvo, apoyó sus manos sobre la misma.

—¿Ustedes pensaron que entraría al juego sin un plan? ¡Pues se equivocan! —se alejó de la mesa y dio media vuelta— Colt, dile que puede pasar.

Una vez que el joven recibió la orden, se retiró del salón por unos minutos. Zeke se enfocó en su plan mental y esbozó una sutil sonrisa.

—¿Qué carajo planeas ahora? Ya viste que el imbécil de Porco falló y ni siquiera sabemos dónde carajo se encuentra ahora—Annie expresó su inconformidad —. Ya estoy hartándome de tus fallas.

—No te preocupes... —al escuchar el chirrido de la puerta, Zeke volteó en aquella dirección y esperó a que su invitado se acercase hasta ellos— Desde hace muy poco, comencé a jugar mis cartas al pagar por la fianza de alguien. El idiota de mi hermano resultó ser un sucio traidor y no encontré a nadie mejor para que se encargase de él.

—¡Siento haber fallado en el intento, pero ese guardaespaldas se entrometió e impidió que acabara con Eren...! —de pronto, su rostro recibió el fuerte impacto de un puñetazo, haciendo que cayera al suelo.

Zeke, satisfecho de haberlo golpeado, acomodó su traje y suspiró.

Mientras los demás observaban la escena, sólo Reiner se atrevió a tomar la palabra: —¿Estás seguro que fue por ese tipo y no porque alguna vez fue tu amigo, Jean?

Las sonrisas malévolas de Annie y Pieck demostraban cuánto disfrutaban de manipular personas a su antojo.

—Eren me arrebató a la mujer que amo y por eso estoy furioso con él —golpeó el suelo con sus puños y dejó caer su cabeza—. No merece el amor de Mikasa...

—Has fallado en tu misión y deberás completarla—exclamó Zeke, ubicándose de cuclillas frente a Jean—. Se ha pagado por adelantado el tratamiento de la enfermedad de tu madre y, por ese motivo, no puedes fallar. Deberás asesinar a Eren lo antes posible y no sólo porque te falló a ti, sino a mí al unirse al bando enemigo...

—Eren se reunió con Kenny Ackerman y eso es imperdonable. Zeke, sé que es tu hermano, pero la traición es traición, venga de quién venga—agregó Pieck—. Y lo mismo es para ti, Jean. Si tú no cumples tu misión, cualquiera de nosotros te aniquilará, ¿comprendes?

—No se preocupen—resopló y se levantó lentamente—. Yo me encargaré de eliminar a Eren Jaeger.

Un plan malévolo, capaz de eliminar cualquier rastro de traición y corrupción...

Zeke Jaeger era capaz de todo con tal de ascender.

¿Podrá llevarlo adelante?


Muchísimas gracias por llegar hasta aquí y leer esta nueva actualización!!

Estamos en un clímax muy candente y también nos vamos acercando lentamente al final.

Aún faltan muchas cosas por saber, no se preocupen!

Esta obra es mi motor de vida y deseo darles lo mejor siempre! Por eso agradezco el gran apoyo recibido!!

Gracias!