Antes de irse de la mansión, Mikasa había tomado un abrigo y cuando caminó con prisa hacia el salón principal, se encontró con Zeke en las escaleras.
—¿Estás apurada, querida cuñada? —el hijo mayor de la familia había cruzado sus brazos y esbozaba una retorcida sonrisa que le molestaba a Mikasa.
—¡Quítate del camino, me estorbas! —respondió e intentó pasar por un pequeño espacio libre entre él y la salida.
—¿No podrías ser menos molesta? —estiró su brazo y la detuvo— No te conviene seguir con Eren. Lo de anoche no fue un simple corte de energía... —insinuó—Además, te veo muy tranquila a pesar de que hayas sido atacada.
—¿Qué rayos quieres, Zeke? —apartó su brazo y frunció el ceño—¿O acaso quieres que te recuerde cuán fuerte puedo llegar a ser? —apretó su antebrazo con fuerza, llegando al punto de clavar sus uñas en él.
Zeke desistió en la idea y bajó su brazo. Sin embargo, aún sentía la necesidad de molestarla.
—No creas que podrás seguir como si nada en nuestra familia... —comentó mientras la joven bajaba las escaleras. Él volteó en su dirección y ella decidió ignorarlo—Sé muy bien de dónde vienes y no te recomiendo que te hagas la idiota conmigo.
De pronto, Mikasa detuvo su paso y giró su rostro. Miró fijamente a Zeke y esbozó su mejor sonrisa falsa.
—Lo lamento mucho, querido cuñado—su tono sarcástico era su mejor arma—. Pero tus amenazas no tienen efecto en mí y piensa lo que quieras, es Eren quien estará casado conmigo... —remató y continuó bajando, pero esta vez lo hizo con prisa.
Una vez que se encontraba en el salón principal, se cruzó nuevamente con Levi. En ese instante se detuvo y trataba de controlar su errática respiración. Levi, por su parte, se mostraba imperturbable. Sin embargo, había algo que lo inquietaba y ese era Zeke.
—Levi, puedes tomarte tu día libre—murmuró Mikasa mientras trataba de ocultar su nerviosismo—. Saldré con Eren y no sé exactamente cuándo regresaré.
"Esto es malo. Sé que ese mocoso quiere llevársela de aquí porque sabe algo. Estoy seguro de que Eren es quien guarda uno de los mayores secretos en esta mugrosa mansión..."
—Está bien, señorita Mikasa—respondió en voz baja y miraba de soslayo a Zeke, quien no quitaba su vista de ellos—. Cuídese...
Ella esbozó una sonrisa ladina y bajó la mirada.
—Eso haré—se alejó de él sin decir más nada.
Levi guardó sus manos en los bolsillos de su pantalón y caminó en dirección a la escalera. Mientras apoyaba un pie en cada escalón, un gran escalofrío trepaba por su espalda.
En los ojos de Zeke Jaeger residía el odio, la desconfianza, la avaricia y el deseo posesivo de ser el más fuerte y temido de la familia. Él reconocía su proceder y estaba dispuesto a confrontarlo, de ser posible.
—Mi hermano es muy suertudo, ¿no lo crees? -preguntó en un tono irónico y Levi continuó subiendo las escaleras, ignorando el comentario de Zeke— No creas que no he notado la extraña tensión entre ustedes...
De inmediato, Levi se detuvo y dio media vuelta. Frunció su ceño y respiró profundo antes de responder.
—Todos no son personas de mierda como tú —murmuró y una mueca se formó en sus labios—. El joven Eren tuvo la fortuna de elegir a la señorita Mikasa como su futura esposa y ella jamás tendría algo con una basura inmunda como tú...
En ese instante, Zeke se abalanzó sobre Levi y lo sujetó de su camisa. Intentó levantarlo del suelo pero el Ackerman era lo suficientemente pesado para impedir que el Jaeger cumpliera con su cometido.
—¡No te pases de listo conmigo, imbécil! —Zeke se enfurecía aún más cuando notaba que Levi no daba el brazo a torcer—¡Tú no deberías estar en esta casa y me encargaré personalmente de echarte a patadas!
—¡Está bastante nervioso, joven Zeke! —expresó en un tono irónico—Creo que no le hizo bien su encuentro con ese hombre en el estudio de su padre...
Zeke palideció y su respiración comenzó a entrecortarse al analizar lo último que había dicho Levi. Definitivamente él los había visto juntos en el acto más íntimo que tuvo desde entonces.
Se arrepentía de haber caído en la tentación ante Reiner. Pero de lo que más se arrepentía era de haber tenido sexo casual en el estudio de su padre, aún sabiendo que alguien podía oírlos o verlos.
—¿Qué estupidez estás diciendo? —ejerció más fuerza sobre él.
Cuando estaba a punto de golpear a Levi, un tono de voz grave y áspero clamó su nombre: —¡¡Zeke Jaeger!! —los ojos del aludido se abrieron ampliamente y su mano fue soltando lentamente la ropa del guardaespaldas— ¡¡Suelta a Levi en este maldito instante!! —el hombre fue subiendo las escaleras.
El Ackerman, victorioso, reía a carcajadas en su interior.
El ambiente estaba muy tenso. Tan tenso que si fuese una cuerda, se deshilacharía rápidamente.
—¿¿¡¡Qué mierda quieres ahora!!?? —espetó con fastidio—Estoy ocupado...
—¡¡Si, muy ocupado en querer golpear a uno de los empleados de la casa!! —cuando llegó hasta donde estaba su hijo, agregó: —¿¿Qué rayos te sucede, Zeke??
"Esto se está saliendo de control. Si su propio padre no puede mantener a raya al idiota de su hijo, esto acabará mal."
—¡¡Déjame en paz!! —respondió y caminó en dirección a su habitación.
Grisha miró a Levi y soltó un pesado suspiro. Luego, posó su mano en el hombro y dijo: —Te pido disculpas en su lugar—expresó en un tono sereno. De hecho, se mostraba muy preocupado—. Zeke ha estado muy alterado últimamente y se desquita con quien no debería. Por favor, Levi, acepta mi perdón.
—No debe hacerlo, señor Jaeger. Su hijo sabrá los motivos que lo tienen así y yo no soy quién para saberlo. Pero de una vez le digo que si él vuelve a intentarlo, no responderé de mí y me importará muy poco si me echan de mi trabajo... —respondió con seguridad—Esta vez fui demasiado blando.
—Tienes todo mi permiso de golpearlo si vuelve a faltarte el respeto... —esbozó una sutil sonrisa.
"No necesitaba tu aval, viejo. Si no fuera porque te vi llegar, ese idiota estaría buscando sus dientes..."
—Gracias, pero no quisiera llegar hasta ese extremo. Al fin y al cabo, él es su hijo—mintió.
—Lo sé. Creo que tendré que hablar seriamente con él—siguió caminando y dejó atrás a Levi.
El Ackerman estaba bastante molesto con Zeke y más aún después de escuchar que estaba incomodando a Mikasa.
¿Por qué razón lo hacía?
Hastiado por tanta información, por no haber descansado y por sentirse abrumado ante tanta tensión, Levi se dirigió hasta su habitación. Pero su móvil comenzó a sonar incesantemente, llamando la atención del guardaespaldas.
Al ingresar a su cuarto, colocó seguro y sacó el teléfono de su bolsillo. Allí vio de quién se trataba y atendió de inmediato.
—Señor Jaeger...
—Levi, necesito un gran favor—su voz se escuchaba agitada y el viento distorsionaba sus palabras—¿Te encuentras solo?
—Si.
—Bien. Recuerda esta dirección pero no la anotes en ningún lado. Sal en este momento y dirígete hasta ese sitio. Procura que nadie te siga ni sepa a dónde vas, ¿entendido?
—Por supuesto. Dígame, señor...
—Rokudateo 27, primer piso.
—Ya mismo salgo.
—Ten cuidado, Levi. Nos vemos.
Al colgar, el Ackerman preparó su maletín con todas las herramientas que podrían serle útiles: revólveres, balas y más... De su bolsillo sacó la navaja y la miró detenidamente: su rostro se reflejaba en el filo de la misma. La sangre escurría entre sus dedos y la imagen de su madre caída era lo único que le daba fuerzas para continuar.
Lo cerró y volvió a guardarlo dentro del bolsillo. Tomó su maletín y salió de la habitación con prisa. Bajó las escaleras lo más pronto posible y abandonó el salón principal de la mansión para dirigirse directamente hacia el automóvil que se encontraba a su disposición.
Subió al vehículo y lo encendió. Se aferró al volante y comenzó a manejar en completo silencio.
"¿Qué ocultas, Eren Jaeger?"
[...]
En el amado bar de Hange— el único recuerdo del hombre que la crió después de que sus padres murieran—se llevaba adelante el proceso de limpieza más profunda que hayan hecho antes.
La mujer estaba sentada en el sofá mientras trataba de contener sus ganas de vomitar. A su lado estaba Erwin, quien la abrazaba y acariciaba su cabello para calmarla.
Mientras tanto, sus hombres se encontraban quitando toda la evidencia del asesinato de Porco. Su cuerpo había sido cubierto con telas que fueron recogiendo de los basureros y también lo envolvieron en una bolsa plástica oscura. Lo levantaron y procuraron sacarlo del lugar lo más rápido que podían.
Hange observaba la secuencia y su estómago se retorcía del asco al ser testigo de lo sucedido.
Aquella habitación sería habitada por el fantasma del hombre que halló su muerte en el medio del abismo. Los escalofríos la abrumaban y el silencio era ensordecedor.
—¡¡Hange!! —el llamado de Erwin la rescató de sus vacilaciones—¿Necesitas algo? ¿Cómo te sientes? —el hombre se mostraba preocupado y culpable, de cierto modo.
—Nada, sólo hagan lo que les dije y dejen este lugar... —murmuró y se levantó del sofá. Inmediatamente, Erwin sujetó su muñeca y ella desvió la mirada— Por favor, dejen todo como estaba y lárguense de aquí...
—Hange, yo no quería que todo esto terminara así y... —de pronto, la profunda mirada de decepción se sostuvo entre sus ojos y los de ella. La tensión era abrumadora— Hange, yo no quería lastimarte ni involucrarte—confesó y sintió cómo temblaba su cuerpo—. Me siento como una mierda, ¿entiendes?
Hange suspiró y cerró sus ojos. Trató de imaginar aquellos momentos en los que Keith aún estaba con vida, Levi y ella eran unos adolescentes, sin preocupaciones ni culpas de por medio. Recordó el instante en el que conoció a Erwin y cómo lo ocultó durante tantos años tras el falso título de amistad.
Sin embargo, la vida de los suburbios era mucho más cruel de lo que parecía y aquel niño bueno con aspiraciones nobles había sido atraído a la oscuridad de la delincuencia, sangre, golpes y torturas.
—Keith me contó que deseaba dejarme este lugar para mí y que podía hacer lo que quisiera con él. Sabía que no me agradaba la idea de usar a las empleadas como carnadas sexuales para llenar nuestros bolsillos, pero aún así preferí continuar con este horrible negocio por ellas y para refugiarme en mi solitaria realidad—relataba en un tono entrecortado de voz—. Creí que así estaría contento Keith y me equivoqué... —el arrepentimiento la invadía. No sabía qué hacer con tantos sentimientos encontrados.
—Pero las mujeres pueden buscar algo mejor y salir de este basurero. Levi tampoco estaba de acuerdo con la idea de que las mujeres hicieran tales cosas, pero aún así continuaron con esto y...
—¡¡Y así vinieron a molestarnos!! ¡¡Y así vinieron por un negocio de mierda que acabó con mis ilusiones!! —cuestionó— Por esta política de mierda que quiere pisotearnos y manejarnos es que acabé enredada—las lágrimas comenzaron a caer y Hange perdía las fuerzas para batallar contra la sociedad que estaba a punto de librar una guerra—. Por eso quiero que se vayan y dejen todo esto así, esta porquería ya está hecha, no hay vuelta atrás...
—No quiero abandonarte, se lo prometí a Levi y... —suplicaba.
—Levi entenderá. Él respeta mis decisiones y yo ya no quiero estar más involucrada en sus negocios—bajó la cabeza y cerró sus ojos—. Tampoco te obligaré a que dejes la pandilla porque sé de los actos que pueden hacer con tal de ganar—levantó su rostro y miró fijamente a Erwin—. Fue muy bonito mientras duró, ¿sabes? —secó sus lágrimas y suspiró —Pero ahora necesito estar sola e intentar superar esta horrible experiencia.
El corazón de Erwin experimentó el dolor más espantoso que jamás haya sentido. Lo que más lo desgarraba era cómo sus acciones acabaron destruyendo su relación. Aunque eso era una bomba que explotaría tarde o temprano.
—Si así lo deseas, lo respetaré. Pero que no te quepa duda de que mi amor por ti no morirá y tampoco estaré insistiendo para que me perdones—se ubicó frente a Hange y sujetó sus manos—. El destino volverá a juntarnos si así lo desea y el tiempo curará todas las heridas que yo mismo he provocado—soltó una de sus manos y acarició su mejilla mientras acercaba su rostro lentamente hacia ella—. Pero antes de dejar todo atrás, concédeme el deseo de besarte una vez más, te lo suplico... —susurró.
Al no obtener respuesta de su parte, procedió a rozar sus labios con los de ella. Estaban fríos y aún temblaban tanto como sus manos. Al acercarse un poco más, notó que Hange estaba realmente destrozada por su decisión. Sus lágrimas humectaron sus mejillas y Erwin no pudo evitar llorar junto con ella.
Dos almas gemelas destinadas al fracaso del destino.
Fue fugaz, cargado de sentimientos agridulces que se mezclaban dentro de su ser. Aquella era su despedida y tanto Hange como Erwin sabían que su adiós era para evitar un mal mayor.
—Te amo y velaré por tu seguridad, aunque me cueste la vida—prometió y volvió a besarla.
¿Cuál es el costo de la felicidad en medio del cataclismo?
[...]
Levi había llegado al lugar que Eren le había indicado en el llamado. Estacionó el automóvil que le habían otorgado para que trasladara a Mikasa a unos metros más alejados de la dirección exacta.
Se trataba de un imponente edificio que, a simple vista, daba cuenta de que había sido construido hacía pocos meses debido a su destacable pulcridad en toda dimensión de la palabra: allí se encontraban oficinas con grandes ventanales espejados que reflejaban el cielo. La repulsión por lo que pudiera haber allí era lo que más molestaba al Ackerman.
Cuando Levi entró al hall del edificio, se encontraban Eren y Mikasa juntos. Él miraba la hora en su celular y ella se mantenía cruzada de brazos, mostrándose preocupada. Al verlo llegar, ambos cambiaron sus expresiones.
—Gracias por venir, Levi—agradeció el hijo menor de los Jaeger—. Realmente necesitaba que nos acompañes en este sitio, ya que tú eres una de las pocas personas en las que puedo confiar...
"¿Incluso después de haber besado a tu prometida? Eres demasiado ingenuo y bondadoso."pensó y sintió cómo la culpa lo abrumaba.
—¿Qué debo hacer aquí? —Levi estaba desconcertado ante la repentina llamada de Eren.
—Tú deberás estar alerta a los posibles peligros. Esta será una reunión que podrá costarnos la vida si no sale bien, ¿comprendes? —respondió y comenzó a caminar hacia el ascensor. Pulsó el botón y volteó en su dirección—En unos días serán las elecciones y tanto mi padre como mi hermano se encuentran muy ocupados para seguirnos, así que espero que todo marche sobre ruedas—sonrió.
Las puertas del ascensor se abrieron y los tres ingresaron. Una vez dentro, Mikasa desvió la mirada hacia la derecha y observaba las expresiones de Levi y Eren al mismo tiempo.
Sus conflictos internos no cesaban y mucho menos cuando estaban los tres juntos en un mismo lugar.
Cuando llegaron hasta el piso indicado y las puertas se abrieron nuevamente, los tres salieron y caminaron por el amplio pasillo. Eren tomó la mano de Mikasa y fue mirando el número de oficina, uno por uno. Detrás de ellos, Levi intentaba entender qué podría tramar el joven Jaeger y el motivo por el cual le pidió que fuera con ellos hasta ese lugar.
—Aquí es—expresó Eren y golpeó la oficina número 15.
Mikasa se ubicó detrás de Eren, cruzó sus brazos y clavaba sus uñas en los antebrazos. Levi estaba junto a ella y notaba su creciente nerviosismo concluyendo en la idea de que ella tampoco sabía qué pasaría. Asimismo, ambos se dedicaron una sutil mirada y luego ignoraron ese pequeño instante donde recordaron su pecado.
El ruido de la traba de seguridad los alertó y centraron su atención en aquella oficina. Cuando se abrió la puerta, Eren sujetó la mano de Mikasa e ingresaron al lugar, seguido por Levi. Cuando la puerta se cerró tras ellos, notaron la hermosa vista hacia el exterior que podían tener gracias a los ventanales.
Sin embargo, algo los encandiló. No se trataba de la luz ni nada semejante...
—Ha pasado mucho tiempo, Mikasa... —expresó el sujeto que se encontraba al otro lado del escritorio— Me da gusto volver a verte.
Su corazón se estrujó al escuchar su tono de voz. Su cuerpo se paralizó al ver a la persona que tanto ansiaba encontrar y deseaba correr a abrazarlo, pero su mente colapsó al intentar reaccionar.
—He cumplido con mi promesa, Kenny—respondió el joven Jaeger—. Tal como me lo pidió, también traje a Levi.
La sorpresa no fue para Mikasa sino también para su guardaespaldas. Ambos estaban absortos ante la imponente presencia de Kenny.
Lo que realmente no comprendían era qué trató pudieran haber tenido él y Eren.
—¿Qué significa todo esto? —reclamó Levi a Eren.
No podía comprender la magnitud de su secreto. Levi se sintió vulnerado y burlado en cuestión de segundos.
"¿Desde cuándo él tenía tratos con Kenny Ackerman? Y lo más preocupante, ¿por qué razón lo tendría? Si a leguas se sabía que su padre y hermano odiaban al Ackerman por razones desconocidas."
—Levi, deberías ser más agradecido con Eren—interrumpió Kenny mientras se acercaba hasta Mikasa—. De no ser por él, esto no sería posible...
—¡¡¡Quiero una explicación!!! —exigió nuevamente.
Sin embargo, aquella ruidosa atmósfera se volvió silenciosa tras el acercamiento de Kenny a Mikasa. Ella rompió en llanto y se lanzó a los brazos del Ackerman mayor. Él la rodeó con sus brazos y cerró sus ojos.
Levi observaba la secuencia y no podía creer que su tío fuera tan afectuoso con la joven. De hecho, jamás había mostrado ese lado cuando estaba con él y eso lo sorprendía aún más.
—Levi, Mikasa, perdónenme por haberlos engañado por tanto tiempo... —expresó Eren en voz baja y captó la atención de los Ackerman.
—¿De qué hablas? —inquirió ella mientras se alejaba de Kenny—¿Cómo que nos engañaste?
Eren desvió la mirada y ocultó sus ganas de romper en llanto.
—Es momento de que ambos conozcan la verdad y se preparen para lo que vendrá—acotó Kenny—. Levi, Mikasa—se acercó a ambos y apoyó sus manos en los hombros de los Ackerman—no culpen a Eren por lo que sabrán a partir de hoy, ¿si?
Los aludidos se miraron fijamente y mostraron su desconcierto para con Eren. El joven Jaeger soltó un pesado suspiro y se ubicó junto a Kenny. Levantó su mirada y ordenó sus ideas antes de comenzar a hablar.
—Primeramente, Mikasa quiero pedirte perdón si llegase a herirte con esto, pero realmente quiero que entiendas los motivos por los cuales decidí hacerlo. Kenny te ayudará a aclarar muchos asuntos del pasado y quiero que lo escuches atentamente, ¿si?
¿Será el fin del misterio que rodea a Eren?
—Habla, por favor... —respondió mientras su cuerpo volvía a temblar.
—Mikasa, tú sabes que te quiero desde el fondo de mi alma y realmente deseo que seas feliz. Desde aquel día que entraste a mi casa, supe que debía protegerte y es lo que quise hacer. No sabía cómo hacerlo, me daba pánico pensar que no podía confiar en nadie y por eso pedí tu mano en matrimonio cuando supe de las verdaderas intenciones de mi padre cuando te encontró aquella vez... —tragó saliva, formó puños y apretó su mandíbula. Sus hombros temblaban ante la fuerza ejercida y sus palabras se atoraban todas juntas en su garganta al punto de asfixiarlo.
—Eren, ¿qué estás queriéndome decir? —Mikasa notó el nerviosismo de Eren al ver su reacción y aquellos recuerdos que estaban difusos en su mente regresaron para atormentarla aún más.
—M-Mikasa—cuando se armó de valor, Eren miró fijamente a los ojos de su prometida y dijo: —Pedí tu mano para impedir que mi padre te vendiera con un viejo que quería prostituirte...
Aquella confesión no fue un simple baldazo de agua helada, sino una revelación de miles de preguntas que fueron respondidas en un instante. Su alma se vio rota frente a ese espejo maldito que llevaba su apellido como principal culpable.
Sus interrogantes, el pasado, su presente y futuro dependían de aquel reencuentro.
Hola a todos!! Muchísimas gracias por tanto aguante en esta obra!! Como verán, sus actualizaciones tardan un poco más y eso se debe a que estoy trabajando en otros proyectos en simultáneo. Pido perdón por eso pero no olvido esta maravillosa historia.
Agradezco cada mensaje, cada comentario y el cariño que me brindan. Los amo!!!
Estaré leyendo sus reacciones respecto a uno de los mayores secretos de esta obra!
