La frialdad de sus palabras lo dejaron petrificado en cuestión de segundos. Cada quien era testigo de uno de los mayores secretos que cargaba el menor de los Jaeger, el único miembro de la familia que se rehusaba a seguir con los ideales de su padre o su hermano mayor.
—¿Q-qué... ?—no podía siquiera pensar en lo que deseaba saber. Su estómago estaba revuelto y las náuseas estaban a punto de transformarse en vómitos—¿C-cómo que...? —llevó una mano hacia su vientre y presionó con fuerza, cayendo de rodillas al suelo.
Atónito y completamente desconcertado, Levi esquivó a Eren y a Mikasa para dirigirse directamente a Kenny. Lo sujetó del saco y gruñó ante todo el dolor acumulado en su ser. Su tío, por su parte, se refugiaba en la serenidad para evitar contaminar aún más aquella confesión del joven Jaeger.
—¿¡Cuánto tiempo llevas en las sombras!? —fue lo primero que preguntó mientras apretaba su mandíbula y lastimaba el interior de sus mejillas—¿¡Qué te traes con Eren!? ¿¡Qué mierda es todo esto!? —arrugaba aún más su ropa.
—Tranquilízate, Levi—sujetó su muñeca y frunció el ceño—. Escúchalo y presta mucha atención a lo que dirá.
Levi soltó lentamente a Kenny y dio media vuelta para observar la escena entre Mikasa y Eren.
El joven Jaeger se acercó hasta su prometida y se arrodilló. Posó sus manos en sus mejillas y levantó su rostro para mirarla directamente a los ojos. Mikasa percibió la ternura en las orbes de Eren y frunció sus labios para contener las lágrimas.
—¿Recuerdas cuando nos conocimos? —inquirió en un tono dulce mientras acariciaba su cabello—Fue hace muchos años, éramos unos niños muy traviesos, ¿lo recuerdas? —los ojos de Eren se acuaron de inmediato al retrotraerse a sus memorias.
Mikasa soltó una ligera risa y bajó la mirada.
—Por supuesto—secó una de sus lágrimas—, tú me diste un fuerte pelotazo en la cara cuando pasaba por la puerta de tu casa—ambos rieron ante la anécdota—. De hecho, fue la primera vez que veía cómo lloraba un niño con tanta congoja...
Por otro lado, Levi imaginaba la niñez de aquellos jóvenes que estaban siendo víctimas de la tragedia familiar.
—Tú no parabas de abrazarme y recalcarme que todo estaba bien y que la sangre que salía de tu ceja no era nada—sonrió—. Aquel día supe que necesitaba alguien cercano a mí para que me contuviera y me diera aliento tras la muerte de mi madre—confesó y suspiró —. Creo que hasta ese momento, nuestra amistad fue hermosa, ¿no lo crees? —llevó sus manos hasta las de Mikasa y las sostuvo con fuerza —Desde entonces, anhelaba tu compañía en todo momento y por eso no quería dejarte sola. Mi hermano nunca me consideró como tal... —murmuró con cierta congoja.
—Lo sé perfectamente—refunfuñó la mujer.
—Por eso, quiero que me perdones si alguna vez creé alguna ilusión en ti—alejó sus manos de Mikasa y se levantó. Luego ayudó a que ella hiciera lo mismo—. No era mi intención lastimarte pero tampoco permitiría que alguien más lo hiciera.
El silencio abrazó sus almas. Estaban a la deriva de una verdad que se mantuvo en las sombras.
—Mikasa... —la imponente voz de Kenny atrajo la atención de todos—Me da gusto verte bien, aunque sea en estas horribles circunstancias—bajó su tono de voz y su mirada.
La Ackerman respiró profundo y caminó lentamente hasta él. Levi no quitaba su mirada de ella y trataba de analizar su comportamiento: parecía una niña desamparada en busca de un refugio.
Se detuvo frente a su padrino y levantó su mirada para encontrarse con la suya. La profundidad de sus orbes le mostró todo el dolor que cargaba en su ser y Kenny no pudo evitar pensar en cómo pudo sobrevivir en el seno de la familia Jaeger.
De inmediato, Mikasa se lanzó hacia Kenny y rompió en llanto. Era tan desgarrador como la vez que tuvo que enfrentar su drástico cambio en su estilo de vida. El hombre llevó sus ásperas manos hacia la cabeza de la joven y la atesoró en su pecho. Las lágrimas mojaron su ropa y no le importó, en absoluto.
—Y-yo te e-extrañé tanto, p-padrino—gimoteaba y se aferraba con fuerza al Ackerman.
—Mocosa, eres muy efusiva—respondió en un tono bromista—. Realmente no has cambiado nada.
La joven se apartó de su cuerpo y secó sus lágrimas. Le regaló una tierna sonrisa y respiró profundo.
—Dime una cosa—interrumpió Levi—, ¿dónde carajo estuviste todo este maldito tiempo? ¿Por qué mierda ella te conoce? ¿Por qué tengo que estar aquí? ¿¡Por qué mierda me has dado un encargo tan molesto!? —gritó.
Kenny acarició el cabello de Mikasa y resopló. Eren se ubicó detrás de la joven y sobaba sus hombros. Levi, por su parte, ya no ocultaba su verdadera identidad.
—Enano, tú tampoco has cambiado nada—respondió—. Entiendo tu pesar y tu incomodidad—suspiró —. Créeme que fue muy difícil planear todo esto, ¿entiendes?
Los únicos que no entendían nada eran Mikasa y Levi. Al parecer, Eren estaba al corriente de lo que el Ackerman pensaba.
—¿¡Qué mierda pasa contigo!? —preguntó de pronto, dirigiéndose a Eren sin ningún tipo de formalidad—¿Qué carajo ocultas?
—¡¡Cálmate, Levi!! Aquí las explicaciones que quieres te las daré yo. Eren no tiene nada que ver contigo—cruzó sus brazos— o al menos, no directamente.
La tensión en ese lugar era cada vez más intensa. Estaban seguros de que la atmósfera se tornaría mucho más pesada y asfixiante a medida que supieran más detalles.
—¡¡Habla, Kenny!! —impaciente, Levi pateó una de las sillas que se encontraba a su paso.
Su tío respiró profundo y se dirigió hasta su escritorio. Se recargó contra él y levantó la vista hacia el techo.
—Estaba seguro de que huiría de la sociedad plagada de mierda si me iba—comenzó diciendo en un tono vacilante—, pero me equivoqué—llevó su mirada hacia Levi y añadió: —. Durante mucho tiempo he estado trabajando para un grupo de traficantes de drogas que han estado distribuyendo sus porquerías en varias ciudades. Pagaban muy bien y no creí sentir la necesidad de aspirar más que eso, ¿comprendes?
La atención de los más jóvenes estaba centrada en Kenny. Por un instante, Mikasa recordó que su padrino solía llevarle regalos muy costosos, esos que jamás podría obtener con el salario de su padre o su madre.
—Entonces... —asqueado ante la situación, Levi apretó nuevamente su mandíbula—¿Por qué carajo te escapaste?
—Es una historia bastante complicada y difícil de contar, mocoso—refunfuñó—. Como sabes, mi hermana buscó salir adelante sola y en los suburbios no hay muchas opciones para una mujer que es madre soltera...
—Mi madre hizo muchas cosas para mantenerme y lo sabes—reclamaba—. Ella siempre decía que cuando su hermano regresara, podría descansar de esos tipos asquerosos que venían a quién sabe qué mierda—explicaba con desdén—¡¡Tú eras su hermano mayor y la única persona que pudo salvarla de ese horrible destino!! ¡Pero no! Tuviste que llegar el mismo día que la mataron, ¿¡Qué casualidad, no!? —ironizaba al borde de las lágrimas.
Por otra parte, Mikasa aún no podía procesar lo que acababa de escuchar. Estaba en shock y lo que menos esperaba era que su guardaespaldas fuera familiar de su padrino, el hombre que buscó por mucho tiempo y que su Levi le reclamara por el asesinato de su madre.
—¿¡Acaso estás culpándome de la muerte de mi hermana, de tu madre!? —se acercó a Levi y lo sujetó de su ropa, levantándolo del suelo—¡¡Estás muy equivocado si crees que yo tuve la culpa de que esos desgraciados fueran contra ella!!
—¡¡Entonces explícame porqué mierda dijiste que Mikasa era la clave detrás de todo!! —la aludida abrió sus ojos, sorprendida y Levi volteó a mirarla. En ese instante, sus pensamientos lograron conectarse y tenían la necesidad de respuestas convincentes.
—Realmente quería estar con Kuchel una última vez... —susurró y soltó a Levi. Bajó su vista y cerró sus ojos—Ese día iba a despedirme de ustedes, quería que ella dejara esa vida de mierda para que tú puedas crecer lejos de la porquería en la que ambos estuvimos metidos por tantos años, ella al vender su cuerpo y yo, mi alma.
La culpa dominaba los pensamientos de Kenny.
—¿Por qué...?
—Cuando vi a mi hermana muerta, me di cuenta que no descansarían hasta acabar con todos, incluyendo a los padres de Mikasa—miró directamente a la joven y ella volvió a romper en llanto.
Pese a que Eren trataba de detenerla, Mikasa se alejó de él y se ubicó junto a Levi.
—¿Qué quieres decir, padrino? —inquirió en un tono bajo.
Resignado y con el alma destrozada, Kenny dejó caer algunas lágrimas. Mikasa se sentía asfixiada ante el nudo que se formaba en su garganta y Levi estaba en shock.
—Mikasa... —respiró profundo y agregó: —Yo soy el culpable de que tus padres hayan muerto. Yo soy el culpable de que los hayan matado y la orden era que tú también fueras asesinada...
La piel de la joven palideció. El tiempo se detuvo frente a ella y su cuerpo no reaccionaba ante ningún estímulo. Aquellos recuerdos que creyó haber bloqueado fueron devueltos a su mente, trayendo consigo imágenes crudas de cómo su madre era víctima de unas decenas de puñaladas y de cómo la vida de su padre había sido arrebatada mucho antes, cuando esos intrusos se había atrevido a ingresar a su hogar e intentar lastimar a la pequeña Mikasa.
Una vorágine trágica de un doloroso pasado que había preferido enterrar de por vida.
—¡¡Me las pagarás, hijo de puta!! —cegado ante la situación, Levi se abalanzó sobre Kenny.
Pese a su diferencia de estatura, de masa corporal y experiencia, Levi había logrado tumbar el cuerpo de Kenny al suelo. Tras una infinita serie de puñetazos y patadas, Kenny Ackerman había cedido a ser su blanco de golpes.
—Levi... —murmuró apenas Mikasa— déjalo, por favor... —apenas podía hilvanar palabras.
Eren intentaba apartar a Levi, pero su furia era tan desmedida que en el primer acercamiento fue lanzado contra la pared. Sin embargo, el joven Jaeger no se quedaría de brazos cruzados ante la situación.
—¡¡¡Levi!!! —gritó Eren con desesperación. Al no obtener su atención, decidió continuar: —¡¡¡Kenny siempre protegió a Mikasa y lo hizo incluso contigo!!! —inesperadamente, el guardaespaldas detuvo sus golpes y miró a Eren. El muchacho estaba nervioso y realmente no se había preparado para tal reacción, pero era momento de hablar— ¿Nunca te cuestionaste la razón por la que te contraté sin siquiera investigar tu vida? ¿Nunca imaginaste por qué todo era demasiado fácil para ti?
—¿Qué quieres decir, imbécil? —encolerizado, Levi se levantó del suelo y sacudió sus manos ensangrentadas—¡¡Habla!!
—¡¡Todo lo que has hecho hasta entonces fue planeado por Kenny!! —gritó con todas sus fuerzas.
Automáticamente, un sinfín de escenas llegaron una tras otra, recordándole todo el camino hecho hasta su llegada a la mansión.
¿Acaso todo había sido un maldito plan de Kenny desde el minuto uno?
"¿Dónde carajo me he metido?"
Y la información apenas salía a la luz... Tanto Levi como Mikasa habían encontrado una cuarta parte del total de su rompecabezas.
[...]
La inquietud rebasaba a Zeke y, por esa razón, organizó una reunión de último momento con su séquito de empleados.
Cada quien tenía un rol definido en las elecciones y el papel más importante lo tenía su padre Grisha, dado que él daría la cara por la campaña y llevaría adelante la labor en la ciudad.
Sin embargo, era un hecho que ni Zeke ni ninguno de sus seguidores tenían planes benevolentes en Shingashina. El motivo que orillaba al mayor de los Jaeger era mucho más turbio de lo que cualquier persona pudiera imaginar.
En aquella mesa donde solían debatir sus siguientes movimientos, Zeke se encontraba sentado en la cabecera. Encendió un habano y lo sostuvo en sus labios por un largo rato. Por otra parte, sus compañeros lo miraban con temor, pues su expresión era mucho más rígida de lo normal.
—¿Se puede saber qué carajo tienes hoy? —sin titubeos, Annie fue la primera en romper el hielo—Desde que llegaste estás con esa cara podrida, me asqueas—expresó.
—No quieras pasarte de lista conmigo, querida—ironizó y quitó el habano de su boca—. Sabes perfectamente lo que sucede cuando alguien intenta sobrepasarse...
—¿Lo dices por ese imbécil que contrataste para matar a tu hermanito? —el sensual tono de voz de Pieck era una filosa arma que escondía el Jaeger— Dudo mucho que Annie sea como ese idiota...
—Admito que mostró mucha determinación pero seguía siendo un cobarde. Así no nos sirve para nada—comentó Reiner mientras servía whisky en su vaso—¿Qué harás con él, Zeke?
—Se morirá de hambre, es lo menos cruel que puedo hacer por ahora—respondió con firmeza—. Si no fue capaz de matar a Eren cuando huyó con Mikasa, no lo hará jamás. Esos perros callejeros no se pueden domesticar de un día al otro y yo no tengo tiempo ni paciencia para aguantar sus penurias de amor por la zorra de Mikasa... —refunfuñó.
—Creo que alguien fue vilmente rechazado... —canturreó Annie, levantándose de su asiento—¡Qué pena, mi querido Zeke!
El aludido volteó en su dirección y frunció el ceño. La mujer se acercó hasta el Jaeger y se sentó en la mesa, exponiendo su sensual cuerpo ante el hombre. Luciendo un ajustado vestido negro con un sutil corte en su pierna derecha, zapatos de tacón fino y un embriagante perfume costoso, Annie se arrimó a Zeke.
—¿No crees que es tiempo de olvidar tus sucias intenciones con Mikasa y te enfoques en lo que nuestro jefe desea en este instante? —susurró en un tono dulce e inquietante, llevando sus dedos hacia los brazos de Zeke—En unos días serán las elecciones y sabes perfectamente lo que pasará...
—Lo sé, no tienes que hacerte la tonta conmigo para tirarme indirectas—respondió y sujetó su muñeca. Ella sonrió con picardía y mordió su labio inferior—. Has tu estúpido trabajo el día que te toque y no me jodas.
—Tranquilo, Zeke—intervino Reiner—. Si gustas, puedo acompañarte a beber unas copas—insinuó.
—Lo pensaré. Estoy bastante estresado... —respondió y se levantó de su lugar. Dio otra calada a su habano y suspiró—¿Hay alguna nueva orden de nuestro jefe, Pieck?
La mujer sonrió y sacó su teléfono móvil. Deslizó sus dedos sobre la pantalla con rapidez y compartió un audio con todos los presentes.
"Porco fue encontrado muerto y claramente los culpables son los miembros de la pandilla de Shingashina. Bien saben que ese tipejo, el tal Erwin, es un maniático con guantes blancos. Él se manchó las manos con uno de los nuestros y es tiempo de cobrarnos la deuda.
Lo dejo en sus manos y ¡¡no fallen!!"
Una vez que terminó el audio, Zeke se acercó hasta la mesa y la golpeó con ambas manos. Estaba furioso y completamente desquiciado.
—¡¡¡Ese idiota se salió con la suya!!! —masculló—¡¡¡Mierda!!!
Desde su lugar, Reiner movía sutilmente su vaso con whisky y trataba de ocultar su sonrisa victoriosa.
—¿Qué sugieres hacer ahora? —miró de reojo a Zeke, esperando una decisión propia del Jaeger.
—¿Acaso es una broma? —elevó su voz—¡¡Un alma por otra alma!! ¿Qué otra sugerencia tienes, Reiner? —inquirió.
—Wow, ¿qué diría Grisha si supiera de todas las cosas que has hecho a sus espaldas? —preguntó Annie con una incipiente insinuación—Dudo mucho que alguien quiera votarlo en los comicios si sale a la luz toda la putrefacción que traes en tus manos, mi querido Zeke...
En ese momento, el silencio fue el juez supremo. Annie no tenía pelos en la lengua cuando se trataba de dejar en evidencia a sus compañeros para ganarse la confianza de su jefe. Por otra parte, Zeke estaba ofuscado al percatarse de eso.
¿Cómo se le escapó tal detalle, si él siempre pensaba cuidadosamente cada acción?
—Ocúpate de tus asuntos y ve a lamerle las botas al jefe a costa de otra persona—respondió y regresó a su asiento.
Luego, su celular comenzó a sonar y sabía de quién se trataba, dado que cada persona tenía un tono predeterminado en sus llamadas.
Al atender, le solicitó a sus compañeros que hicieran silencio.
—¿Pasó algo, papá? —inquirió en un tono preocupante.
Y de inmediato, el semblante de Zeke cambió drásticamente. Cerró sus ojos y esbozó una sutil sonrisa.
—No te preocupes, —resopló—¿Has sabido algo de Eren y Mikasa?
Claramente, aquella pregunta lo enfureció.
—Está bien. Luego escribiré el discurso y mañana haremos el cierre de campaña. Es bastante molesto que nos adelanten las fechas porque debemos apresurarnos con todo, pero creo que es muy oportuno que eso pase. Bien, más tarde vuelvo a casa.
Al colgar, sus compañeros lo miraban fijamente, esperando una respuesta. El Jaeger solicitó la botella a Reiner y se sirvió whisky en su vaso. Una vez que lo hubo llenado, comentó:
—El actual gobernador fue atacado esta mañana—todos los presentes se mostraron sorprendidos— y el vice no quiere tomar el puesto por miedo a un mismo atentado—tomó un sorbo de su bebida y añadió: —. Debemos contactar al jefe para que esté al tanto de la situación. Las elecciones serán adelantadas y necesitamos arreglar todo para que obtengamos la victoria.
Todos escucharon atentamente y estaban de acuerdo con Zeke. No obstante, Reiner aún tenía dudas respecto a su procedimiento.
—Ahora que sabes que tu hermano ha tenido contacto con Kenny Ackerman, ¿Qué harás? —preguntó directamente.
—Aunque me pese, tendremos que posponer ese problema y enfocarnos en las urnas. Nada tiene que salir mal y si eso llegase a pasar, tienen que estar listos para todo—respondió rápidamente—. Una vez que mi padre gane las elecciones, nuestro jefe se hará cargo de él y yo, de Eren. Sin más intermediarios ni inútiles que les tiemble el pulso...
—¿Serás capaz de quitar del camino a tu hermanito por poder? Sí que eres muy peligroso... —ironizó Annie.
—Soy capaz de lo que sea para obtener poder, incluso de manchar mis manos con la sangre de mi familia... —expresó con seguridad—Si lo hice con Carla, la madre de Eren, no me costará hacerlo con el inútil de su hijo.
La desmedida ambición de Zeke lo llevaría a lugares impensados.
¿Qué pasará de ahora en adelante?
Hola a todos!! Mil gracias por leer este capítulo!! Estamos en una instancia muy compleja y las verdades empiezan a salir poco a poco!!
Qué se trae Kenny entre manos? Por dioooos, está por darme un patatús!!
Mil gracias por su apoyo!!!
