La soledad resultaba mucho más cruenta de lo que podía imaginar.

Cada rincón estaba manchado y ya no tenía sentido continuar allí, pero... ¿Cómo podía hacer caso omiso a todo lo bueno que había vivido allí?

Desde que tenía memoria, Hange vivió junto con Keith tras el abandono de sus padres. Por otra parte, la llegada de Levi le brindó compañía en sus momentos más difíciles, incluso cuando Keith había fallecido.

No obstante, el mal se instaló en su bar y las horribles manchas de sangre aún se notaban en el suelo. Por más que limpiara una y otra vez, era difícil que quedara tan reluciente como antes.

Ya nada volvería a ser igual.

Después de lo sucedido con Porco, la llegada de Reiner y la posterior declaración de guerra, Hange decidió desplazar a Erwin de su vida. A pesar de que su corazón dolía demasiado, la seguridad de sus recuerdos preciados era la prioridad.

—¿Sabes? En un principio pensé que sería sencillo—Hange se encontraba en la oficina donde solía trabajar Levi. En sus manos sostenía una vieja fotografía suya con el Ackerman y Keith—. Sin embargo, Levi se marchó para esclarecer su destino y yo realicé una apuesta arriesgada—suspiró y cerró sus ojos. El nudo de su garganta comenzaba a ahogarla—, pero no me arrepiento de haberlo hecho. Fue bonito mientras duró... —esbozó una sutil sonrisa y llevó la fotografía a su pecho—Me encantaría que estuvieras aquí y me aconsejaras, Keith...

La realidad era dura. El duelo apenas comenzaba y su soledad era su única compañía.

Hange dejó la fotografía sobre el escritorio y salió de la oficina. Llevaba la escoba entre sus manos y buscaba la pala para recoger la basura del salón principal.

De pronto, un extraño sonido de botellas cayendo al suelo había llamado su atención. Ella dejó las cosas apoyadas en la pared y comenzó a hurgar en su bolsillo mientras se acercaba hasta la puerta de salida.

De allí sacó una navaja y la preparó. Abrió la puerta y salió con el arma blanca apuntando hacia delante. Sin perder de vista sus alrededores, llegó hasta el lugar donde habían caído las botellas, sin encontrar nada extraño que pudiera llamar su atención.

Soltó un pesado suspiro, guardó su navaja y se agachó para juntar los fragmentos. Al lado de ella se encontraba el gran contenedor de basura y buscó alguna caja para arrojar el vidrio allí. Mientras lo hacía, sintió cómo un fuerte brazo rodeó su cuello con la clara intención de asfixiarla.

—¡¡S-suéltame!! —gritaba apenas mientras revolvía su bolsillo y sin éxito, apeló a tomar un gran fragmento de vidrio, clavándoselo en el antebrazo al intruso—¿¿¡¡Quién mierda eres!!?? —gritó y comenzó a correr al interior del bar.

Escuchaba cómo se quejaba y sentía una profunda curiosidad por saber de quién se trataba. Sin embargo, prefirió quedarse con la duda. Cerró la puerta y fue arrastrando uno de los sofás para trabarla. Una vez que lo logró, corrió hasta la oficina de Levi y sacó su celular.

Sus manos temblaban y su respiración se tornó errática. El sudor helado caía por su frente mientras buscaba un número de celular. Cuando lo hubo encontrado, pulsó llamar. Tras unos segundos, su llamada fue respondida:

—¿Hange?

—Erwin, por f-favor... —llevó una mano a su pecho y continuó:—Ellos han venido a a-atacar.

—¿¡Qué!? Ya mismo saldremos para allí.

Una vez que ella colgó, dejó caer su cuerpo contra la puerta. Cerró sus ojos y llevó su celular a su pecho.

—Cuando más quiero alejarme de ti, peor me la hacen, ¡maldita sea!

¿La guerra comenzaba a manifestarse o acaso estaba sucediendo algo más?

[...]

La tensión era cada vez más evidente. Mikasa estaba consternada y con un sinfín de datos que se entremezclaban en su mente: ¿Quién era realmente Levi? ¿Por qué razón su padrino le hablaba con tanta familiaridad? ¿Hermana? ¿Sobrino? ¿Pasado? ¿De qué se trataba todo?

Ella se encontraba a un costado con la vista fija en él. A su vez, intentaba procesar todo lo que había escuchado para poder comprender lo sucedido hasta el momento.

—¿¡De qué mierda está hablando este idiota!? —exigió Levi a Kenny, señalando a Eren—¿¡Qué carajo nos están ocultando ahora!?

—¡¡Ahora soy yo quien hablará contigo, Levi!! —exclamó Eren, captando la atención del Ackerman.

Eren se ubicó frente a Levi y lo miró fijamente. Soltó su cabello y arrojó la coleta al suelo.

—¿¡Qué mierda estás haciendo!? —Levi no entendía cuál era su intención.

—Quiero quitarme esta estúpida formalidad que no va conmigo—resopló y continuó hablando: —. A partir de hoy, te contaré quién fui y soy ahora.

La seriedad con la que el joven Jaeger se expresaba era algo que ni siquiera Mikasa conocía. Él era alguien muy expresivo y alegre. Pocas veces lo había visto enojado pero aquella actitud era completamente diferente.

—¿Qué esperas? —Levi cruzó sus brazos—Estoy comenzando a fastidiarme de tantas vueltas. Primero Kenny y luego, tú. Explícame todo.

Kenny secó algunos rastros de sangre que estaban en su rostro y se acercó hasta Mikasa. Acarició su cabeza y ella volteó a verlo. Él sonrió apenas y dirigió su mirada hacia Eren.

—Mi padre y mi hermano siempre trabajaron en el ámbito político. Yo también formaba parte de ellos —frunció el ceño—. Un día, mi padre me pidió encontrar el paradero de una persona para enviarle un encargo—su expresión de asco era demasiado notoria— y como idiota lo cumplí.

Levi observaba detalladamente cada gesto de Eren. Él se mostraba nervioso, conflictuado y enojado.

—Eres un Jaeger. Claramente tú trabajarías con ellos—acotó Levi.

—Así lo fue por un buen tiempo. Pero eso acabó cuando supe la verdad sobre Mikasa y sus verdaderas intenciones—bajó la cabeza y apretó su mandíbula antes de continuar hablando. Llevó sus manos a su frente y soltó un pesado suspiro—. Ese día, busqué incesantemente a Kenny para que me aclarase las dudas que me carcomían la cabeza.

—¿Qué fue lo que escuchaste, Eren? —el tono de Levi había bajado inmediatamente.

—Uno de los socios de mi padre le comentó que lo apoyaría económicamente en sus campañas políticas si le entregaba a Mikasa. Sabía perfectamente que ella era huérfana y dependía por completo de nuestra familia—quitó las manos de su rostro y dio media vuelta para mirar a los ojos a la joven. Ella tenía sus ojos cargados de lágrimas ante la impotencia de Eren y el gran secreto que cargó por tanto tiempo—. Mika, créeme que pensé muchas maneras de impedirlo y la única que podía funcionar era la de intentar fingir que te amaba para que tú aceptaras casarte conmigo.

Las lágrimas humectaron las mejillas de Mikasa y, al mismo tiempo, Eren rompió en llanto. Llevó una mano a su pecho y regresó su mirada hacia Levi.

—¿Ese viejo estaba dispuesto a vender a Mikasa por unos simples votos de mierda? —inquirió y Eren asintió.

Levi se acercó hasta la pared más cercana y dio un fuerte puñetazo. Sus nudillos sangraron apenas y él sentía la necesidad de continuar haciéndolo. Sin embargo, cuando estuvo a punto de golpear nuevamente, fue detenido por el mismo Kenny.

Sus miradas se volvieron a encontrar y Levi bajó su vista al darse cuenta de que el plan de su tío guardaba grandes secretos que protegían a Mikasa.

—El tipo que pretendía llevársela está en el negocio donde trabaja Zeke—agregó en un tono grave—. La prostitución, la trata de mujeres y la venta ilegal de estupefacientes es lo mínimo que hace ese sucio viejo...

Kenny se alejó de Levi y se ubicó al lado de Eren. Palmeó su espalda y comentó: —Ese tipo ahora está completamente enojado con Grisha porque, según él, rompió el acuerdo que tenían.

Tras varios minutos sin decir absolutamente nada, Mikasa tomó la palabra.

—Él es uno de los que financió la campaña de Grisha y como su trato se rompió al conocer que estaba comprometida con su hijo, ahora debe estar muy enfadado y debe sentirse traicionado, ¿no es cierto? —preguntó en general.

—A esa conclusión hemos llegado hace poco—respondió Eren—. Cuando Levi me contó sobre el ataque que sufriste en la mansión, ahí supe que eso era apenas el inicio de lo que nos esperaría.

El silencio se adueñó de aquel lugar. Levi estaba consternado y aún no lograba procesar toda la información que acababa de recibir. Kenny, por otra parte, aún se quejaba de los golpes recibidos por su sobrino. Mikasa se mostraba reacia y encolerizada y Eren, por un lado estaba más relajado, pero por otro estaba preocupado.

¿Cómo podrían ganar una batalla en las que solamente eran cuatro contra una gran organización?

—De momento—carraspeó Kenny—, iremos a la mansión de Uri.

—¿Tú quieres llevarnos a la boca del lobo? —Levi volvía a subir su tono de voz. Estaba irritado de tantas palabras e historias— ¿No te pones a pensar que el viejo sucio de Grisha y el idiota de Zeke podrían buscarnos allí?

—Esa es la idea, Levi—respondió rápidamente—. A diferencia de la familia Jaeger, Uri Reiss cuenta con una fuerte medida de seguridad que puede alertarnos sobre la presencia intrusa en su hogar. Además, allí tengo todo lo necesario para que todos nosotros nos defendamos en caso de un posible ataque—se ubicó frente a Levi y extendió su índice en medio de su pecho—. También recuerda que faltan algunos días para las elecciones y ellos no van a actuar sin un plan previo o de un modo que los exponga, ¿entiendes?

—De quien deberíamos cuidarnos es de Zeke. Él tiene un grupo de tipos muy pesados y son capaces de matarse entre ellos para obtener poder—comentó Eren—. Puntualmente, deberíamos tener especial cuidado de Reiner.

Levi rió sutilmente y no pudo evitar ser visto por el resto de los presentes. Era extraño que riera o, al menos, hiciera una mueca divertida.

—¿Acaso dije algo gracioso? —Eren confrontó a Levi.

—No, al contrario. Me acordé de una estupidez, nada más— aunque quisiera confesar lo que había visto, era mejor guardar aquella carta para un momento más importante.

—Bien—Kenny se ubicó en el centro—, les contaré cómo continuaremos de aquí en adelante. Luego iremos a la mansión Reiss, ¿entendieron?

Todos asintieron, excepto Levi. Él aún continuaba desconfiando de la situación. No entendía qué podría pasar en los siguientes días ni qué verdades podrían salir a la luz.

Lo único que tenía en claro era que él descubriría la identidad de la o las personas que acabaron con la vida de su madre cuando apenas era un niño, aunque eso implicara tener que hundirse en el mismo estiércol que ellos.

[...]

Al día siguiente, Zeke y Grisha viajaban en su automóvil hacia su próximo destino. Farlan iba al volante y manejaba con cautela.

—¿Puedes ir más rápido? —inquirió de mala manera. El chófer lo miró a través del espejo retrovisor y por dentro maldecía al hijo de su jefe— A este paso, llegaremos tarde.

—Estamos en una avenida, señor—justificó y esperaba que Grisha interviniera—. Si aumento la velocidad, probablemente tengamos una multa.

—¿Y es que acaso me importa la estúpida multa? ¡¡Tú acelera el maldito auto!! —golpeó el asiento.

—Farlan—finalmente, el mayor de los Jaeger tomó la palabra—, continúa con la misma velocidad. No quiero infringir normas cuando estamos en plena campaña.

Zeke volteó a mirarlo y frunció el ceño. Otra vez se sentía desautorizado y humillado por su padre. No obstante, lo que él no entendía era el hecho de que quien se encontraba al mando allí era Grisha y no él.

—Papá... —murmuró.

—Cállate y ocúpate de tus asuntos, Zeke.

Con el cólera brotando por sus poros, Zeke optó por no decir nada y esbozar una mueca de risa que perturbó a Farlan. Él sintió cómo el hijo de la familia para la cual trabajaba estaba planeando algo turbio, demasiado turbio y que eso podría traerles grandes problemas.

Cuando llegaron a destino, padre e hijo bajaron del automóvil y caminaron a la par. Se trataba de un enorme y lujoso salón de fiestas.

Se detuvieron frente a la puerta de entrada y fue el mismo Zeke quien se encargó de tocar el timbre tres veces. Su padre lo observaba a él y al lugar.

Luego, una mujer vestida de traje negro fue quien abrió. Lo que a Grisha le llamaba la atención de ella era cuán alta era y lo elegante que lucía con la vestimenta que usualmente usaban los hombres.

—¡Bienvenidos, señores Jaeger! —exclamó en un tono de voz grave y amable, al mismo tiempo—Acompáñenme, el señor los espera.

Tras cerrar la puerta, la mujer se adelantó y los guió por el amplio recibidor. Cuando llegaron al salón principal, podían observar una gran escalera del lado izquierdo, la cual los llevaría al primer piso.

No obstante, la mujer los llevó hasta la última puerta que se encontraba del lado derecho del salón. A diferencia del resto que eran blancas, esta estaba pintada de color negro y unas letras que desconocía por completo en color blanco.

La mujer golpeó tres veces y se apegó para escuchar la respuesta. Segundos después, giró apenas el picaporte y dijo: —El jefe los espera.

Se apartó del camino y les permitió ingresar. El primero en hacerlo fue Zeke y luego, Grisha.

La oscuridad de aquella habitación, el humo que invadía sus sentidos olfativos y la carga negativa que contaminaba sus finos trajes de etiqueta eran apenas algunas de las cualidades que podían describir perfectamente a ese sitio.

El lugar contaba con amplios ventanales que estaban cubiertos por una pesada cortina oscura que impedía la entrada de luz solar. Ni siquiera se podía respirar libremente debido a la humareda que se acumulaba tras los habanos y cigarrillos que todos fumaban.

Por un instante, Grisha se preguntó cuánto tiempo llevaban haciéndolo, ya que no tendría lógica que hubiera tanto humo en una habitación y llegó a la conclusión de que pudieron haber llegado con varias horas de anticipación. Sumado a eso, la falta de ventilación favorecía a ese ambiente poluto.

—¡Bienvenidos sean, familia Jaeger! —exclamó un hombre mayor, con un tono de voz ronca —¡Adelante! Siéntense al lado mío. Les guardamos estos lugares para ustedes— señaló en los extremos de la cabecera de la mesa.

Zeke se sentó del lado derecho y Grisha, del lado izquierdo. Cuando el hombre se ubicó en su lugar, encendió un habano. El resto de los invitados hicieron silencio una vez que los sitios fueron ocupados y esperaron a que el anfitrión rompiera el hielo después de la primer calada. Tras expulsar una gran bocanada de humo, se acomodó en su asiento y dejó el habano entre sus dedos índice y mayor.

—Daremos inicio a esta última reunión antes de las elecciones—comenzó diciendo y señaló a Grisha—. Nuestro representante, el hombre que nos dará la victoria en los comicios será Grisha Jaeger, acompañado de su hijo Zeke. Como sabrán, cada campaña tiene un mayor peso teniendo en cuenta las influencias políticas, el carisma con el cual se pretende llegar al pueblo y las propuestas con la cual se espera atraer la mayor cantidad de votos—dio otra calada—. Como habrán notado, la oposición no se quedó atrás al momento de elegir quiénes se postularían.

—El problema aquí es su compañero de fórmula, Kenny Ackerman—comentó una de las ancianas presentes. En su mano tenía una copa de vino tinto, la cual movía sutilmente mientras hablaba—. Todos aquí sabemos cuán problemático es ese hombre y las consecuencias que podría traernos si llegasen a ganar.

El barullo en la mesa era tan molesto, que el anfitrión de la reunión tuvo que golpear la mesa con su excéntrico anillo de oro que llevaba puesto.

Apenas captó la atención del resto, agregó: —Por esa razón he citado a los Jaeger. He recibido una interesante propuesta de su hijo Zeke y quiero que todos ustedes lo escuchen para que la analicen y la pongamos en marcha apenas sea aprobada.

A pesar de que Grisha era su padre, no estaba al corriente de lo que planeaba Zeke. Trató de disimular su sorpresa y su cólera, pues él intentaba sobrepasar su poder sin tener en cuenta su opinión.

—Tiempo atrás—comenzó diciendo el hijo mayor de la familia Jaeger—, una situación obligó a que nuestro jefe huyera tras la persecución de la justicia debido a la traición por parte de Kenny Ackerman—Grisha sabía perfectamente la historia que, anteriormente, los unía a él con Kenny—. Los negocios cayeron estrepitosamente y su libertad fue limitada en estas cuatro paredes. Sin embargo, sus labores fueron divididas de modo que pudiéramos continuar con nuestros negocios, sin la necesidad de exponerlo a él—se recargó en su asiento y resopló—. No obstante, la aparición de Kenny como compañero de fórmula de Uri Reiss pone en riesgo nuestra campaña y nuestro negocio, por lo cual tuve que planificar una estrategia que no debería fallar.

—¿De qué se trataría? Kenny Ackerman se encuentra bajo el ala Reiss y él no es una presa fácil de engañar. Su cobardía nos llevó a las sombras y hemos perdido fortunas al ser decomisados—planteó uno de los hombres presentes.

—Tengo pruebas suficientes para exponerlo en el momento que sea preciso. Nuestro jefe tiene videos, audios y fotos de cuando él trabajaba en nuestro negocio. Por supuesto, también tenemos un importante as bajo la manga que romperá con su estabilidad emocional... —aseguró y esbozó una sonrisa forzada, retorcida y con una importante malicia.

—¿Cuál sería ese as? —la anciana estaba ansiosa y atraída por la propuesta.

—El hecho que obligó a Kenny Ackerman a mantenerse en las sombras, desapareciendo por varios años—juntó sus manos sobre la mesa y apoyó su mentón en ellas—. El asesinato de su hermana y su sobrino. Nadie mejor que nosotros sabemos sobre esa oscura historia y la razón por la cual se desencadenó tal hecho.

—¿Creen que Kenny Ackerman flaquee ante ese hecho? —preguntó la mujer.

—Si eso no funciona, tenemos otra que sí lo hará a la perfección: la traición hacia los Ackerman del oriente. Estoy seguro de que la única sobreviviente de aquella masacre estará muy feliz de conocer la verdad sobre sus padres y cómo terminaron asesinados gracias a la persona en la que habían confiado...

Grisha miraba con recelo a Zeke. No podía creer cuánto sabía sobre su contrincante, su némesis y la única persona que podría ser una piedra en su zapato por una eternidad. Dudaba de la procedencia de dicha información y de quién pudo proporcionársela. También dudaba de la persona que había aportado una fuerte suma de dinero en su campaña, al igual que Nile.

Definitivamente, algo no marchaba bien y no podía aseverar si se trataba de una nueva traición o qué era aquello que estaba inquietándolo.

Lo que sí podía asegurar era que los planes que tenía para Mikasa se habían esfumado cuando su hijo menor había anunciado su compromiso con ella, rompiendo todos los tratos y beneficios que podría obtener con Nile.

¿Acaso todo estaba relacionado? El hecho era que en la cuna de la corrupción, todos son partícipes necesarios para la concepción de una nueva traición...

[...]

Algunas horas más tarde, los Ackerman y Eren llegaron a la mansión Reiss.

Fueron muy bien recibidos por el candidato opositor de Grisha. Además, él les pidió que se relajaran en las habitaciones que tenían disponibles, el jardín o la biblioteca.

Eren y Kenny pasaron la noche junto a Uri, comentándole el plan del Ackerman a detalle y acordando cómo lo llevarían a cabo. Por otra parte, Mikasa prefirió aislarse en una de las habitaciones para pensar en todo lo que se había enterado en la reunión previa y Levi decidió salir al jardín para despejar su mente.

Mikasa lo observaba en el ventanal y notó algo diferente desde que lo había conocido. En su mano tenía un cigarrillo y lo fumaba con mucha serenidad, sin quitar la mirada de la imponente luna llena.

Levi, por otro lado, pensaba en su pasado, en su madre y los recuerdos que aún dolían en su corazón. Cada calada a ese horrible cigarrillo le recordaba su vida en los suburbios y cómo logró sobrevivir por su cuenta mientras añoraba salir de allí junto a su madre. El reencuentro con su tío, las verdades a medias que le generaron más dudas que certezas y un plan a medio plazo lo habían dejado pensativo y no podía siquiera imaginar qué podría suceder luego.

—No sabía que tú fumabas...—la armoniosa voz de Mikasa lo despertó de sus propias vacilaciones. La miró de soslayo y notó que ella ni siquiera se había cambiado para dormir— ¿Me permites darle una calada? —preguntó en voz baja y se apoyó en uno de los enormes árboles que danzaba con la brisa nocturna.

—Yo tampoco sabía que tú fumabas...—espetó y le entregó el cigarrillo. Ella lo sujetó y lo llevó a sus labios— ¿Cómo es posible que aún sigas despierta? Han pasado tantas cosas y creo que eso le daría sueño hasta a la persona más activa de todas.

Mikasa soltó una larga bocanada de humo y luego rió. Le devolvió el cigarrillo a Levi y miró la luna con una expresión de angustia y un ápice de esperanza que le impedía romperse por completo.

—Hasta que te dignas a hablarme de tú y no de usted... —musitó y dirigió su mirada hacia Levi— Yo también fumo cuando las situaciones me rebasan. No lo hago habitualmente, pero hay momentos en que quiero olvidarlo todo y recurro a ello. Es extraño, odio el cigarrillo pero me calma cuando me siento así.

Levi escuchaba atentamente y esbozó una sonrisa de medio lado. Dio una nueva calada y soltó lentamente el humo. Giró su rostro hacia Mikasa y sus orbes se encontraron en ese instante. Sin decir nada, ella se ruborizó.

—Debemos ser fuertes—comentó—. Lo que pasará a partir de aquí podrá ponernos en peligro y tú lo sabes a la perfección.

Mikasa asintió y dio un nuevo paso hacia Levi, ubicándose frente a él. Asombrado, la miró y trató de controlar sus propias emociones.

—¿Estarás dispuesto a protegerme, aunque ya no seas mi guardaespaldas? —sus ojos transmitían el temor y, a su vez, la determinación.

—Si así lo quieres, estoy dispuesto a entregar mi vida por la tuya y no moriré hasta encontrar a los asesinos de mi madre—respondió con firmeza.

Mikasa tomó la mano libre de Levi y la sujetó con fuerza. Sonrió y bajó la mirada.

—Gracias, Levi. No me equivoqué al elegirte... —murmuró.

El Ackerman arrojó la colilla del cigarrillo y la pisó para asegurarse que se apagara. Luego, abrazó a Mikasa y ella se mostró sorprendida ante la muestra de afecto. Segundos después, se relajó y rodeó su espalda con sus brazos.

—Llegaremos al final de esta mierda, lo prometo... —musitó.

Cerca de ellos, quizás a pocos metros, Eren presenciaba aquella demostración de afecto que jamás pensó ver. Por un lado, su pecho dolía y se sentía ahogado en su pena; pero por otro, el hecho de que fuera Levi el hombre que pudiera corresponder el amor de Mikasa y que tuviera la fuerza suficiente para comprenderla, apoyarla y protegerla era aún mayor.

—Eren, creo que es mejor que los dejes solos, ¿no lo crees? —sugirió Kenny mientras palmeaba su hombro.

—Si. Han tenido mucho por hoy. Pronto tendremos que enfrentarnos a ellos y merecen un poco de tranquilidad antes de la tormenta—respondió en un tono sereno.

—Tienes razón. Aunque estamos hablando de tu familia, de tu sangre... —captó la atención del joven Jaeger y agregó: —¿Estás seguro de que quieres continuar con esto?

—¡Por supuesto! Quiero que paguen por lo que le hicieron a Mikasa y a su familia. No soporto la idea de saber tanto y no hacer nada al respecto... —sostuvo.

—Bien. Tendremos unos días antes de las elecciones. Allí se decidirá nuestro futuro.

—Concuerdo.

El momento más importante para los protagonistas estaba a punto de llegar. Las verdades se presentaron poco a poco, creando más intrigas a su alrededor.

Sin embargo, había muchas otras que aún estaban gestándose y que se alimentaban de mentiras.

¿Quién saldrá victorioso?


Hola a todos!!! Por fin he traído la actualización de esta hermosa historia!!

Quiero disculparme, en primer lugar, por el tiempo que me demoré y también anunciarles que he terminado la residencia de mi carrera y que, por esa razón, no he podido trabajar en "Scapegoat".

Estaré al pendiente de sus comentarios y trataré de responder los anteriores (pido perdón por eso!!)

Los adoroo!!