La conmoción en el lugar habían dejado completamente absortos a Levi y Eren. El corazón de éste último se había detenido un instante al ver la secuencia en cámara lenta, notando cómo la trayectoria de la bala impactó en la cabeza de su padre. Grisha ni siquiera tuvo tiempo de darse cuenta de lo que había pensado su hijo mayor, pues su muerte fue inmediata.
Los recuerdos viajaron en la mente de Eren, trayendo consigo algunos buenos y, en su mayoría, malos. Los pocos que podía rescatar se trataban de enseñanzas sobre economía, política y demás que le sirvieron para negarse a caminar tras los mismos pasos que él y Zeke; otros se trataban de los momentos en los cuales incluía a Mikasa, cuando ambos eran ignorantes de las verdaderas intenciones sobre su inclusión en la familia...
Los momentos que compartieron en familia resultaron ser cicatrices que serían imposibles de eliminar. Pero el hecho de ver cómo Zeke arrebató su vida en un segundo fue devastador. Esperaba cualquier tipo de traición de su parte, estafas, robos... Pero jamás imaginó que sería capaz de asesinarlo.
—¿Q-qué rayos...? —Por inercia, se acercó hasta el cuerpo de Grisha, quien tenía su cabeza apoyada sobre la mesa y la sangre borboteaba sin más.
Con un atisbo de esperanza, llevó sus dedos índice y mayor a su cuello para tomarle el pulso y se cercioró de su asesinato al notar que ya no tenía signos vitales. Tras varios minutos en shock, Eren cambió su expresión por completo. Los presentes, inmóviles ante su mirada, aura oscura, densa y temible, mostraron pánico por primera vez —ignorando adrede lo que Zeke acababa de hacer frente a sus ojos—, asombrando a Levi.
—Miserable... —refunfuñó y se incorporó lentamente mientras su respiración se escuchaba de manera mecánica y pesada.
Se abalanzó rápidamente hacia su hermano y golpeó su rostro de un fuerte puñetazo que lo lanzó al suelo, alejándolo de ellos. Tras el impacto, el revólver que cargaba en su mano cayó lejos suyo.
Los invitados se levantaron y se retiraron al ver la pelea de los Jaeger luego de la muerte de Grisha. Levi observaba el panorama y nuevamente presentía que algo no estaba marchando bien. De hecho, ver que Zeke no se haya defendido ante el ataque de su hermano le resultaba muy irrisorio, demasiado ilógico.
Los invitados parecían un mero decorado sin ningún tipo de función, excepto la de comer sin pena, aún teniendo un cadáver cerca de ellos.
Cuando se retiraron todos del lugar, se acercó hasta Eren y lo alejó de Zeke, quien ya tenía su rostro desfigurado por los golpes recibidos.
—Eren, ya déjalo. No vale la pena. —susurró y lo miró de reojo.
El menor de los Jaeger estaba sumido en cólera, desesperación y dolor. Ver morir a su padre en manos de su hermano mayor lo había desestabilizador por completo y su cordura pendía de un fino hilo.
»—¡¡Eren!! —gritó y lo zamarreó para regresarlo a la realidad. —¡¡Despierta!!
Fue entonces cuando su cuerpo se liberó del odio que lo cegó y lo llevó a casi cometer la misma locura. Las lágrimas se acumularon en los cuencos de sus ojos y cedió a los brazos de Levi, quien lo sostenía de sus antebrazos.
Zeke, por su parte, tosía con dificultad y escupía sangre. Segundo más tarde, rió en un tono que jamás habían oído. Su timbre de voz era turbio, áspero y molesto, teñido de una maldad sin precedentes.
—¡Qué i-idiota eres! —exclamó mientras trataba de levantarse. —¿Acaso no comprendes que...?
La puerta del comedor se abrió intempestivamente y detrás de ella se ubicaban algunas personas que Eren ya conocía de antaño. Principalmente, a la mujer de cabello oscuro y largo.
—Eren, ¡qué sorpresa es verte, querido! —El tono de voz de Pieck era una de las características que más odiaba de ella. —Después de nuestra desafortunada cita en aquel entonces, creí que jamás volvería a verte... —Reía.
En ese momento, Eren recordó que él había conocido a Pieck accidentalmente en una cita. Pero la idea de olvidarse de Mikasa se vio afectada por su mente enfocada en ella, algo que molestó a la mujer y abandonó el lugar. Sin embargo, el menor de los Jaeger comenzó a pensar que ese encuentro formaba parte de un artilugio que tendría otro objetivo relacionado con Zeke.
—¿Así que este es tu estúpido hermano? —espetó la mujer de cabello rubio con recelo. —¿Entonces sí salió todo de acuerdo al plan? —Se acercó hasta el cadáver de Grisha y ladeó su cabeza para inspeccionar el rostro de Jaeger.
Levi, aún confundido por lo que estaba pasando, no dejaba de apuntarle a Zeke. Éste, por supuesto, lo ignoraba adrede. Por otra parte, Eren se detuvo a mirar con recelo a Annie, pues ella se mostraba asqueada ante la escena.
—Oye, es peligroso que juegues con armas, niño —La voz de Reiner resonó junto al oído de Ackerman, volteando rápidamente hacia él. Sin quitar sus dedos del revólver, amagó con pulsar el gatillo. —. En mal momento has tenido que ser contratado como guardaespaldas de Eren. —Se lamentaba irónicamente.
La rabia carcomía la piel de Levi. Aquella sonrisa malévola lo incitaba a destruir por completo cada rastro de malicia que lo unía en carne y vínculos a Zeke.
Optó por ignorarlo y ahogarse en su cólera, no podía dar batalla en ese momento sin saber contra quiénes estaría peleando. Cada observación sería imprescindible para tomar una decisión acertiva.
—El video fue transmitido con éxito, Zeke. Nuestro contacto se encargó de transmitirlo en el momento justo y el búnker Reiss es un completo caos. —aseguró Pieck mientras retocaba su labial carmesí frente a un espejo de mano.
Con su mente perturbada y al borde del colapso, Eren soltó un fuerte grito desgarrador. Uno que salió desde el fondo de su alma y que acabó con su autocontrol. Sin medir sus movimientos, le dio una fuerte patada en la entrepierna a Reiner, alejándolo de Levi. Éste corrió junto a él y el joven Jaeger volvió a ir contra su hermano.
Esta vez, lo lanzó al suelo y le quitó el revólver que había recuperado, arrojándolo cerca de la puerta. Apretó sus muñecas con fuerza y gruñía al ver que el poder se lo había consumido por completo.
Sin notarlo y a una velocidad increíble, Levi fue interceptado por Reiner. Una mano sujetaba las suyas por la espalda y su antebrazo sostenía su cuello, amenazando con quitarle la respiración. Encolerizado por no poder reaccionar a tiempo, trató de girar su cabeza.
—Ordénale a Eren que suelte a Zeke y prometemos dejarlos en un sitio seguro hasta que todo pase —susurró Braun sin quitarle la vista a los hermanos Jaeger. —. Ten en cuenta que Mikasa está bajo nuestra mira y sabemos que se encuentra con Kenny Ackerman. No pasará mucho tiempo hasta que ese viejo se presente ante nosotros, pero mientras tanto, mantén controlado al mocoso o lo mataré. —Ejerció presión en el cuello de Levi y lo soltó segundos después.
Ackerman masajeó la zona y tosió para buscar recuperar el aliento. Lo miró con desdén, odiando cada momento en que lo vio en esa maldita mansión.
Se acercó hasta Eren, quien continuaba golpeando a Zeke y lo sujetó de sus antebrazos, arrastrándolo hacia atrás.
En su cólera, Jaeger se levantó rápidamente y amagó con desquitarse con Levi pero éste le dio un puñetazo en su mejilla que lo despertó del trance de ira que estaba experimentando. Eren sobó el lugar donde lo había golpeado y su mirada cambió por completo, llenándose de preguntas que aún no podía hacerle pero que presentía que podía comprender.
—¡Idiota, deja a esa basura! —regañó y abrió ampliamente sus ojos. Su nariz se arrugó tras la tensión de sus labios. —¡¡No tienes que arruinarte por una mierda que ni vale la pena su existencia!!
Reiner se había acercado a Zeke para ayudarlo a levantarse, Pieck y Annie inspeccionaban la mesa donde aún quedaban restos de la cena que los invitados habían dejado tras huir. El mayor de los Jaeger se paró con un fuerte dolor en su rostro y un profundo corte en su labio inferior y ceja derecha.
Eren, absorto ante el panorama, miró sus manos y se percató de la sangre que tenía, tanto de su hermano como suya. Cuando creyó caer en desesperación, Levi sujetó con fuerza su hombro. El joven Jaeger bajó la cabeza, resignado ante la amargura de cargar el mismo apellido que traería la perdición a Shinganshina.
—Reiner, llévate a Eren al lugar que te mostré —ordenó Zeke con su voz entrecortada.
Annie y Pieck se sentaron en el extremo contrario de donde se encontraba el cadáver de Grisha y Leonhart encendió un finísimo cigarrillo que, a simple vista, parecía apenas un papel muy fino sin gracia.
Reiner sujetó a Eren, llevando sus brazos atrás y le colocó unas esposas a sus muñecas. Cuando Levi vio la situación e intentó impedirlo, el frío revólver se apoyó en su nuca. Con una creciente impotencia, observó en silencio cómo lo alejaban de él, sin ninguna chance de poder salvarlo.
—Tú y yo tenemos cositas de qué hablar... —murmuró Zeke, presionando el arma en su cabeza. —¿No, Levi Ackerman?
Atónito, Levi trató de conservar la calma para no responder a la provocación de Zeke.
»—No te quedes callado... —Escuchó que quitó el seguro del revólver. —Sé que la has visto en ese lugar, ¡pobre Isabel!
—Esa niña no tenía que pagar por tu mierda, ¿sabías? —Giró su cabeza y el arma apuntó en medio de su rostro. —¡¡Tú la metiste en tus porquerías a base de engaños!!
Zeke bajó el revólver y lo dejó sobre la mesa. Caminó lentamente hacia Levi, quedando frente a él. Regocijándose de la diferencia de altura, Jaeger miraba hacia abajo con desdén y una malévola sonrisa que no podría intimidar a Ackerman.
—¿Esa niña? ¿De verdad piensas que esa sirvienta era una niña? ¡Qué inocente eres! Me asombra que puedas tener las agallas para enfrentarme y no veas la realidad, tu ingenuidad te cegó —Resopló y dio media vuelta mientras sacaba una cajetilla de cigarrillos junto con el encendedor. Una vez que lo prendió, expulsó el humo y volvió a voltear. —. Isabel fue una tonta al pensar que jamás me daría cuenta que se metió a hurgar en mis cosas y que saldría ilesa por eso. —Y le mostró una pulsera muy llamativa que solía usar Isabel.
De pronto, los recuerdos lo obnubilaron hasta el punto de acordarse cuándo había sido el último día que la vio y fue aquella vez en que escucharon esa horrible verdad que desvaneció la ilusión de Isabel.
Su pecho se oprimía al recordarla y las imágenes de su madre se entremezclaban con las de ella, orillándolo al punto de enloquecer.
Sin decir más nada, Zeke se ubicó detrás de Levi y rió.
»—¿Sabes? Disfruté mucho al oír sus quejidos cuando los cuchillos se incrustaban en su cuerpo. Fue muy divert-
Y sin soportarlo más, le dio una fuerte patada en medio de su abdomen. Tras la sorpresa, Zeke cayó al suelo nuevamente y frotaba la zona.
—Zeke, si sigues dejándote golpear de esa manera, quedarás peor que un saco de boxeo y súmale que eres también muy asqueroso. —exclamó Annie al mirarlo con desdén.
De pronto, la puerta se abrió y alguien nuevo había ingresado. Su perfume invadió el comedor, al punto de sentirse asqueado por la mezcla con la sangre y alcohol.
Levi escuchó que esa persona aplaudió con sutileza, captando la atención de todos en el lugar, incluyéndolo. Volteó y observó al nuevo integrante de aquella espantosa escena: un hombre de avanzada edad, vestido con un traje de etiqueta fina y muy costosa, cabello canoso y expresiones rígidas.
—¡Zeke, deja de perder el tiempo aquí! —Fue lo primero que dijo. Su tono de voz imponía respeto y su liderazgo era palpable. —En media hora debes presentarte para agradecer por la victoria y, obviamente, comunicar lo sucedido con tu padre.
Jaeger se incorporó y rió ante el comentario. Caminó con dificultad hasta el hombre y palmeó su hombro.
—¿Tú piensas que esto lo hago porque sí? —Se desperezó y suspiró. Luego miró a Reiner y dijo: —Prepara el auto, saldremos en un momento. Annie, Pieck, ustedes busquen a Berthold y nos encontraremos en el mismo lugar.
Caminó en dirección a la salida del comedor y sus compañeros lo siguieron. Pero antes de retirarse, Zeke giró su rostro hacia Levi y sonrió con malicia antes de hablarle.
»—Tú estarás muy entretenido con nuestro jefe, Ackerman. Además, Mikasa vendrá a nosotros tarde o temprano...
Levi se alteró nuevamente y cuando estaba por ir por Zeke, el recién llegado sujetó su brazo con una descomunal fuerza que llamó su atención. Cuando todos salieron, Levi y ese tipo quedaron a solas. Él comenzó a pensar fríamente y analizarlo, pues era alguien a quien nunca había visto y debía actuar con cautela.
—Pienso que este sitio es muy asqueroso para charlar. Será mejor que vayamos a otro lugar, ¿no crees, Levi Ackerman? —Encendió un habano y expulsó la primer bocanada de humo sobre su rostro.
—Todos ustedes apestan peor que ese cadáver y, aún así, continúo de pie. —respondió con desdén, agitando su mano para dispersar el humo. —¿A dónde llevaron a Eren?
El hombre no respondió, abrió la puerta y lo invitó a salir. Desconfiado, Levi dio unos pasos hacia afuera y lo esperó. Luego, caminó detrás de él, quién lo guiaba hasta aquella habitación en la cual ningún empleado tenía acceso y, paradójicamente, el hombre tenía llave para acceder a ella.
Una vez que abrió la puerta, vio que Eren se encontraba amarrado con esposas en dos columnas de hierro, sus brazos estaban extendidas hasta el punto de parecer que saldrían de su eje. Estaba inconsciente. Había rastros de sangre en sus manos y en su rostro.
—Si tú te portas como debes, Eren permanecerá aquí y se le dará el mejor trato. Se lo alimentará, hidratará y bañará...
—Sí, puedo imaginar que lo harán con agua helada, de ser posible, con una hidrolavadora o una manguera con mucha presión; comerá lo que una rata vomitó o cagó y tomará orín de perro en mal estado... —respondió y miró con recelo al hombre. —Todas esas estúpidas palabras que buscan manipular, no funcionan conmigo. —Sus palabras sonaban duras y firmes.
El hombre cerró la puerta nuevamente y guardó la llave en el bolsillo de su pantalón. Cruzó sus brazos y llevó una mano a su cabello. Levi, automáticamente, desvió su cabeza para evitar el contacto físico.
—Eres muy astuto, se nota que eres un Ackerman. Ven, hay mucho de que hablar... —Y lo guió hasta la sala.
Lo invitó a sentarse en el sofá individual y él eligió otro similar. Encendió el televisor y pulsó mute para poder continuar hablando.
—¿Qué mierda pretenden ustedes? ¿Quién carajo eres tú? —Levi tenía sus piernas separadas y sus brazos cruzados. Estaba firmemente apoyado contra el respaldo y observaba a detalle al hombre.
—¡Oh, qué descortés! Lo siento, debí mencionarlo antes... —Rió con ironía y esta vez sacó una pequeña bolsita que contenía algo blanco. —Mi nombre es Theo Magath, actualmente soy el jefe de Zeke y los jóvenes que amablemente los recibieron hace un momento.
El hombre volcó parte del contenido sobre la pequeña mesa y luego sacó su billetera. Buscó una tarjeta y con ella fue formando varias líneas.
« Cocaína. Es claro que este sujeto sea uno de los que provee las drogas.»
»—Entiendo que te estés preguntando muchas cosas en este momento y que no comprendas porqué sé tu apellido, porqué quiero a Mikasa y porqué le ordené a Zeke que acabara con la vida de su padre... —relataba con parsimonia.
«¿Qué mierda acaba de decir? ¿Él le ordenó que lo matara?»
Aunque Levi se mantuviera sereno a simple vista, su cuerpo trataba de esconder cualquier reacción o gesto que pusiera en peligro a Eren. Estaba seguro de que Kenny podría cuidar a Mikasa en su ausencia, pero dada la circunstancia en la que se encontraba era prácticamente imposible imaginar que ella estuviera a salvo.
—Así que tú eras el que movía los hilos de absolutamente todo. Eso es lo que dices, ¿no? —respondió con temor, escondido tras el sarcasmo.
—Algo así... —De pronto, giró su rostro y tomó el control remoto para subir el volumen. —Creo que ha llegado el momento.
Levi volteó en dirección al televisor y frunció el ceño al ver a Zeke en el búnker Jaeger.
"¡Quiero agradecer el apoyo de todos los ciudadanos! Estamos en un momento muy difícil y saber que prácticamente casi todos en Shinganshina nos han elegido, realmente me hace muy feliz."
«¡Hipócrita! ¡Corrupto! ¡Asesino! No sabes cuánto desearía ir y desenmascararte en este momento, pero eso significaría dejar a Eren a la deriva y no quiero que acabe como Isabel.» pensó Levi y apretó con fuerza su puño.
" Pero con todo el dolor del mundo debo comunicarles que, hace apenas unos minutos, hemos tenido un atentado que, desafortunadamente, acabó con la vida del principal candidato. Es decir, mi padre ha sido asesinado tras conocerse los resultados de las elecciones y, con todo el dolor del mundo, asumiré el cargo en su lugar."
La conmoción invadió a los invitados del búnker, alterando incluso a los reporteros y camarógrafos que estaban transmitiendo en simultáneo aquella presentación.
Levi notó las falsas lágrimas de Zeke cayendo por sus mejillas y cómo actuaba a la perfección ante el público, ganándose la lástima en cuestión de minutos.
" Como verán, yo he intentado defenderlo de esos tipos y he recibido parte de sus golpes. Hemos llamado a nuestros médicos de confianza y están encargándose de todo el procedimiento para llevar a cabo la autopsia de mi padre. Asimismo, apenas salga de aquí, iré a realizar la correspondiente denuncia de los agresores."
—Admiro tanto a Zeke... —suspiró y acercó una de sus fosas nasales para aspirar una de las líneas que había formado. Una vez que lo hizo, frotó la zona y sonrió. —Es un hombre que logrará todo lo que se proponga.
Levi, hundido en la confusión, trataba de elaborar una estrategia para rescatar a Eren. Sin embargo, que el supuesto jefe se mostrase tan sereno lo inquietaba.
—¿Cuál es su objetivo? —Fue directo al grano. Levi lo miró fijamente, esperando una respuesta de su parte.
—¿Nuestro objetivo? Tu tío, el origen de todas las desgracias. Él es quién comenzó todo esto, incluyendo la muerte de tu madre... —Aspiró otra de las líneas y gruñó.
—¿¡Qué mierda sabes de la muerte de mi madre!? —Se levantó del sofá y formó ambos puños.
Magath se paró y comenzó a reír. Sin mediar palabras, Levi sacó de uno de sus bolsillos la navaja que Kenny le había dado, apuntando directamente en su garganta.
»—¡¡Responde, hijo de puta!!
Apoyó el filo sobre la piel del hombre y éste, sin moverse, respondió: —No te conviene matarme. Si realmente deseas conocer toda la verdad de Kenny, el asesinato de Kuchel Ackerman y de los padres de Mikasa, deberás seguir al pie de la letra todas mis indicaciones. Si lo haces, Eren y Mikasa saldrán ilesos de todo.
Aquella propuesta podría resultar tentadora a simple vista. Sin embargo, el riesgo era demasiado alto, las verdades cada vez eran más difíciles de obtener y los personajes implicados resultaban mucho más retorcidos que los anteriores.
¿Qué debería hacer Levi? ¿Qué sucedería con la ciudad ahora que Zeke tomará el mando? ¿Qué pasará con Eren y Mikasa?
