Hola de nuevo! He aquí un nuevo capítulo de Ojos de Jade. ¡Finalmente, eltan esperadoreencuentro! He de confesar que este capítulo me costó un poco y que en realidad iba a ser más largo, pero cuando escribí el último párrafo, me gustó tanto cómo me quedó que decidí dejarlo así y liberar toda la tensión acumulada de los personajes en el próximo episodio. Ésa es la razón por la que el capi es más corto, y la verdad es que releyéndolo me parece un poco flojo... espero vuestras reviews con ganas! Bueno, no os entretengo más. ¡Espero que os guste:-)
Disclaimer: Naruto no me pertenece. Cosas que pasan.
Capítulo 5 – Volver
-¡Hinata, Hinata!. ¡Mira a la cámara!
La Hyuuga se giró, sorprendida, y un "¡clack!" reveló que Ino acababa de sacarle una foto con su recién estrenada cámara de usar y tirar. La muy reciente adquisición de la rubia le había hecho descubrir una incipiente afición por la fotografía, y en menos de una hora había gastado casi todo el carrete de veinticuatro fotos. Sin embargo, la Yamanaka había asegurado que al marcharse se llevaría a la Villa Oculta de la Hoja por lo menos una docena de cámaras como aquella.
Para los once chuunins del País del Fuego, entrar en la Ciudad de la Frontera había sido como adentrarse en una película de ciencia-ficción. Aquella metrópoli enorme, plagada de ruidos, vehículos, movimiento y vida, se les antojaba gigantesca, peligrosa y atrayente, todo a la vez. Sin embargo, los jounins ni se inmutaban, más bien al revés: se reían del asombro de sus alumnos, de sus exclamaciones de sorpresa al descubrir algo nuevo, de sus expresiones anonadadas al ver precios y demás cifras. En una palabra, se lo pasaban bien. Después del penoso viaje a través de aguas y tierras, al fin pisaban suelo civilizado. Se merecían unas alegrías y un buen descanso antes de empezar a trabajar.
-¡Kakashi-sensei! –Exclamó Naruto, con los brazos en jarras- ¡Tengo hambre!
Un fuerte gruñido secundó la frase del jinchuuriki. Al mirar a su alrededor, descubrieron a Lee llevándose una mano a su vacío estómago. Sonrió, avergonzado, y se disculpó:
-Lo siento... jejeje.
-¡No te disculpes, Lee!. ¡La comida es necesaria para alimentar la llama de la juventud! –Exclamó Gai, con lágrimas en los ojos.
-¡Sí, sensei! –Respondió el muchacho, con idéntico entusiasmo.
-Creo que deberíamos ir a comer algo... –comentó Kakashi, que por una vez no estaba enganchado a su tomo del Icha Icha Paradise.
Los demás no tardaron en darle la razón. Estaban famélicos.
-Bueno, en tal caso –anunció Asuma-, separémonos y busquemos algún sitio en que podamos comer todos y que no sea muy caro, por esta zona. Nos encontraremos aquí mismo en cuarto de hora.
El grupo se dispersó por las amplias avenidas de la Ciudad de la Frontera, cada uno de ellos en una dirección diferente. Al cabo de dichos quince minutos, los quince ninjas estaban de nuevo en la plaza.
-He mirado varios sitios, pero todo está lleno –se quejó Naruto.
-Yo igual –comentó Shikamaru.
-Y yo –añadió Tenten.
-Yo he visto un restaurante medio vacío... pero era de esos caros –dijo Shino.
-Pues vaya gracia... –Kurenai hizo un mohín.
Un rato de silencio fue interrumpido por un nuevo rugido de estómago, ésta vez tan fuerte que todos adivinaron que debía pertenecer a Chouji. Naruto se agarró de los pelos y estalló:
-¡Oh, Dios mío!. ¡Vamos a morir de inanición!
-No seas alarmista –suspiró Kakashi.
-Tú no te vas a morir, baka –intervino Sasuke, con su habitual tono malhumorado-. Tienes reservas de sobra.
Mientras los dos chuunins del equipo siete se lanzaban miradas de odio reconcentrado, Asuma comentó:
-Puede que sea porque estamos en pleno centro urbano. Si vamos a algún barrio más alejado, al casco histórico, por ejemplo, seguramente encontremos algún local en el que podamos comer.
-¿Casco histórico?. ¿Este conglomerado de acero, cemento y cristal tiene historia? –Preguntó Kiba, estupefacto.
-Claro que sí –respondió Kurenai, dándole un suave capón-. Si hubieses estudiado Historia de los Países Ninja, lo sabrías.
Nuevamente, el grupo se puso en marcha. Habían caminado durante toda la mañana y a aquellas alturas ya estaban cansados, pero la expectativa de una buena comida les subía los ánimos. Recorrieron las calles de la ciudad durante cerca de media hora hasta llegar a un barrio muy diferente, de aspecto bohemio. Las calles estaban vacías, era la hora de la siesta, y el aire, perezoso, arrastraba aromas de mil almuerzos diferentes. Las bocas de los shinobis de la Villa Oculta de la Hoja se hicieron agua. Aquel olor le abriría el apetito a cualquiera. Naruto comenzó a caminar calle abajo, echando un vistazo al interior de todos los locales. Sasuke le lanzó una mirada fastidiada.
-No tenemos tiempo para que te pongas a elegir. Total, por más que busques, no encontrarás ninguna filial del Ichiraku Ramen –le increpó.
-Entra en uno al azar –secundó Shikamaru al Uchiha.
El Uzumaki gruñó y empujó una puerta, la que más cerca estaba de él. El local, si bien no era muy grande, estaba bien acondicionado, con una decoración pasable. Los shinobis le siguieron y, juntando varias mesas, tomaron asiento. Las posaderas de los ninjas de Konoha lo agradecieron. Una joven camarera pelirroja salió a darles unas cartas y preguntó:
-¿Qué van a beber?
-Agua –respondió automáticamente Tenten.
-¿Para todos?
-Sí.
-Y una cerveza –intervino Asuma.
-Estamos en una misión –le recordó Kurenai.
-Bueno¿y? Sólo voy a refrescarme, no a pillarme el pedo del siglo.
-¡Entonces, yo quiero un refresco de limón! –Exclamó Ino.
Uno a uno, todos y cada uno de los shinobis acabaron pidiendo otras bebidas, a excepción del equipo Gai al completo y de Hinata, que se mantenía con los ojos bajos. Tenten lanzó una fugaz mirada a un distraído Neji y preguntó:
-¿Tú no tomas nada, Hinata?
-N-no –tartamudeó la Hyuuga-. Mi... mi padre me tiene prohibidas las bebidas con gas.
Kiba chasqueó la lengua. El padre de su amiga le parecía un viejo aburrido y desalmado, con una mentalidad anclada en un pasado remoto. Por su culpa, Hinata no podía comportarse como cualquier otra chica de su edad: no podía salir a la calle sin avisar antes de con quién, por qué razón y adónde iría; no podía elegir la ropa que quería ponerse, pues siempre se veía obligada a utilizar kimono; no podía ir al cine, puesto que ninguna película era considerada por Hiashi Hyuuga apropiada para la heredera de la rama principal del clan; su vida se regía por una serie de estrictos horarios inhumanos que ataban cualquier cabo que pudiese quedar suelto de su vida. Su tiempo libre era su cárcel; las misiones, su liberación. Hinata era también un pájaro enjaulado.
Finalmente, llegó la comida. Doble ración de ramen de la casa para Naruto, tempura variada para Sasuke, sashimi para Lee y Gai, arroz con curry para Tenten, nori sushi para Neji, okonomiyaki para Ino, Kiba y Shikamaru; oyakodon para Hinata; onigiris para Shino; menú del día completo para Chouji; tanuki udon para Kakashi; nikujaga para Asuma y yakitori para Kurenai.
Tras un sonoro y simultáneo "¡Buen provecho!" por parte de los comensales, comenzaron a devorar su comida.
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Itachi jadeaba sonoramente apoyado en el tronco de un rugoso árbol. Esbozó una sonrisa, no sin dificultad. Su combate contra su alumna Sakura le estaba dando grandes satisfacciones. La Haruno demostraba haber atendido con devoción todas y cada una de sus lecciones, y ahora le tenía acorralado. Sin embargo, no pensaba ponerle las cosas fáciles. No en vano él era considerado el genio Uchiha, un privilegiado shinobi. Pensaba luchar hasta el final. Su mente empezó a trabajar a toda potencia, maquinando un astuto plan. Matar o morir, así funcionaban las cosas entre ninjas.
La pelirrosa de Konoha acechaba tras unos arbustos, quieta y silenciosa como un lince, esperando. Sabía que Itachi no tardaría en labrar un plan con el que sorprenderla y vencerla. Como todo buen Uchiha, poseía un orgullo fuera de lo común, hasta rozar lo exacerbado. Su rostro se curvó en una media sonrisa. Itachi tenía muchas cosas en común con el Sasuke que recordaba. Se agazapó un poco más entre el follaje, escrutando las sombras que formaba la luz del sol al topar con los árboles, que se movían ligeramente por el viento. Tardó sólo unos segundos en percatarse de que Itachi ya no estaba allí. Dándose la vuelta, esquivó en el último momento una tanda de kunais, que venían hábilmente seguidas por una estocada de katana que estuvo a punto de recibir de lleno. Los ojos de sharingan de Itachi sonreían, altivos. Sakura correspondió alejándose unos metros y desenvainando una kodachi, pero justo cuando se disponía a atacar, la hierba se volvió negra, el cielo rojo como la sangre y el sol emitía una desconcertante luz morada... "Genjutsu. Típico de ti" se dijo la kunoichi, confiada. Pese a estar atrapada en una ilusión, no perdía los papeles. Comenzó a concentrarse en concentrar chakra para librarse del genjutsu.
-¿Por qué no utilizas los Ojos de Jade?
La voz de Itachi le llegó multiplicada por mil, al mismo tiempo que innumerables copias de su maestro se materializaban a su alrededor. Sakura sonrió.
-No quiero hacerte daño –respondió burlona-. Sabes que siempre es mi última alternativa.
-No te saqué de Konoha y estuve entrenándote durante tres años para esto, Sakura –dijo Itachi.
-Claro que no... –contestó ella, sonriéndole con seguridad-. Pero es mi poder, y yo elijo cómo he de emplearlo.
La seguridad y el aplomo de Sakura eran dos de las virtudes que más agradaban al Uchiha, pero a la hora de luchar contra ella se convertían en un auténtico fastidio. Su corazón se dividía entre su alta concepción de sí mismo y de sus habilidades y el orgullo por su alumna. Decidió dejar momentáneamente de lado aquel segundo sentimiento y centrarse en demostrarle a la pelirrosa que las cosas no eran tan fáciles como parecían. Sin embargo, cuando miró al lugar en que ella antes se encontraba, descubrió que se había desvanecido. Esbozando una sonrisa, dijo lo suficientemente alto como para que le escuchara:
-No importa cuánto huyas, Sakura. Estás dentro de mi microcosmos, no podrás ir muy lejos sin mi consentimiento.
Las copias comenzaron a correr en todas direcciones en busca de la kunoichi, que también hizo copias de sí misma, para despistar. Aún así, su nivel no le permitía hacer tantísimas copias como Itachi, y pronto todas ellas se vieron acorraladas. La Haruno frunció el ceño, tramando su propio plan. "Sólo hay dos maneras de librarse de un genjutsu: detener el flujo de chakra para que el adversario no pueda manejarlo a placer o que otra persona toque mi cuerpo físico y me inyecte su propio chakra... esa opción queda desestimada. Sin embargo, a estas alturas detener mi chakra es demasiado difícil... sólo queda una opción". Sakura se posó en la rama de un árbol mientras musitaba:
-¡Ojos de Jade!
Las pupilas de la pelirrosa se volvieron largas y afiladas, y comenzaron a brillar con un extraño fulgor verde. Entonces, finalmente pudo ver. Vio el latido de la tierra viva, vio las ráfagas de viento que mecía las hojas, vio la composición de las nubes en el cielo y vio las formas vagas e imprecisas de las copias de Itachi. Y entre todas ella, un corazón palpitante, unos ojos rojos. "Ése es. Ése es el verdadero". La joven duplicó el número de copias y, rápidamente, se deslizó entre las de Itachi, que ahora se movían muy despacio, a causa de la ralentización del tiempo que causaba la técnica Ojos de Jade. La joven rodeó al mayor de los Uchiha y, colocándose detrás de él, le puso una kunai al cuello y desactivó la técnica. El joven maestro esbozó una sonrisa no exenta de orgullo. Sakura ganaba. Ni siquiera un genio como él podía hacer nada contra el poder de manipular el tiempo. La ilusión se deshizo y las copias de ambos desaparecieron. La vista de Sakura se nubló, agotada por el esfuerzo. Ojos de Jade era una técnica prodigiosa, pero agotadora al fin y al cabo. Las piernas le temblaron y cayó sobre la hierba. Itachi se acuclilló junto a ella.
-¿Estás bien?
-Sí... es lo de siempre, no te preocupes.
-Descansa un rato. Cuando puedas ponerte de pie iremos a Fuyu no Hana. Te vendrá bien comer algo.
La muchacha asintió lánguidamente. Itachi se alejó un poco y se sentó a la sombra de un gran árbol, apoyando la espalda contra el tronco. Miró a Sakura desde allí. El sol arrancaba destellos rosados a su cabellera. Pese a su cansancio, ella sonreía. Siempre tenía esa expresión tan alegre y optimista, tanto que había llegado a contagiársela.
-¿En qué piensas? –Preguntó de repente la Haruno.
Itachi la miró, algo sobresaltado, pero respondió con sinceridad:
-En ti –al ver que ella se ruborizaba suavemente, sonrió y explicó-. Hoy te veo más feliz que de costumbre.
-Lo sé –respondió ella-. Anoche tuve un sueño.
-¿Qué soñaste?
-No lo recuerdo –Sakura se encogió de hombros-. Lo único que sé es que me desperté muy, muy contenta. Sé que era algo muy bonito, pero nada más.
Itachi sonrió. Sakura y sus sueños. La técnica Ojos de Jade le permitía, en ocasiones, tener visiones o sueños del pasado y del futuro. Aunque más de una vez estas visiones le habían provocado pesadillas, eran las que menos. Los sueños la habían atormentado mucho al principio de su entrenamiento, pero con el paso del tiempo y gracias a la habituación de Sakura a su técnica, la intensidad y contenido de lo sueños habían aminorado. En aquel momento, los sueños sólo aparecían muy de tarde en tarde.
-Itachi-sensei –le llamó la pelirrosa-, ya estoy mejor. Vayamos ya a Fuyu no Hana.
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Amaya y Ume lanzaban indiscretas miradas por encima de la barra de la cafetería. Fuyu no Hana quedaba fuera de todas las rutas turísticas de la ciudad, y era muy raro ver a alguien que no fuese un cliente habitual. Aquel nutrido grupo era, además, de shinobis de la Villa Oculta de la Hoja, de la que les constaba que provenían Itachi y Sakura. Las dos jóvenes se preguntaban si habrían venido precisamente por alguno de ellos dos.
Los dos ninjas entraron por la puerta de atrás. El primogénito de los Uchiha se había despojado de su bandana y se enjugaba el sudor de la frente. Sakura se llevó una mano a los omóplatos, masajeando sus contracturados músculos. La caminata le había abierto el apetito.
-Me muero de hambre –comentó.
-Yo también –respondió Itachi-. Iré un momento al baño y después comemos¿de acuerdo?
-Vale.
El Uchiha entró en el pequeño aseo reservado para el personal de la cafetería y la pelirrosa se encaminó inocentemente a la barra atravesando la cocina. Al cruzarse con la oronda Kasumi, ésta le dio unos platos limpios para que los colocara en los estantes. El último turno de comidas llegaba a su fin y con él, el descanso.
Hinata alzó la cabeza de su almuerzo, incómoda. Al igual que todos los demás presentes, hacía tiempo que había notado las miradas curiosas y los cuchicheos entre las dos camareras. A pesar de que los cuatro jounins les habían prevenido de ello, alegando que se trataba de una paradójica pero corriente reacción entre la gente de aquella ciudad tan grande, a la muchacha del Souke le parecía una tremenda falta de educación. Escrutó las tres figuras que había en el local aparte de ellos, y al llegar a la tercera, palideció. Nunca, jamás, por muchos años que pasaran, nada lograría borrarle de la memoria aquella cabellera.
-Sakura... –susurró la Hyuuga.
El sonido que siguió a la mención del nombre de su amiga fue el de la porcelana al caer desde un sitio alto y hacerse añicos, multiplicado por diez. Los platos habían resbalado de entre los dedos de la Haruno, cuando su mirada se topó con los blancos ojos de Hinata. Aquel estruendo despertó la atención de los shinobis de Konoha, que se giraron para conocer la causa. Entonces, la vieron allí: pelo rosa, ojos verdes. Fue como tener ante sus ojos una visión del Más Allá. Sakura temblaba, apenas lograba controlarse. Sus amigos, sus compañeros de equipo, su antiguo sensei. No sabía si era un regalo del cielo o una broma del destino. Las piernas le flaquearon, los oídos comenzaron a zumbarle. Se llevó las manos a la cara, cubriéndose el rostro, como avergonzada. Se debatía entre la más absoluta de las alegrías y un profundo e inexplicable miedo, como si la hubiesen pillado haciendo algo malo. Se sintió desfallecer y se tambaleó, pero afortunadamente, justo en ese momento unos brazos la sujetaron. Ella se descubrió el rostro, esperando ver a Itachi, pero se equivocó.
NarutoEl nombre del jinchuuriki se le atrancó en la garganta. La nostalgia la invadió como el mar a un barco con una vía de agua y, en vez de hablar, se echó a llorar. Hundió el rostro en la chaqueta naranja de su antiguo compañero de equipo y, por primera vez en tres años, descargó el pánico, la soledad, la desesperación y los remordimientos que, como posos, se amontonaban en lo más profundo de su alma. Y, de repente, sin moverse de Fuyu no Hana, se sintió volver a casa.
Ahora, la respuesta a los reviews anónimos:
Arhen: Gracias por los halagos :-) A ver, digamos que Sakura no le quiere contar a Itachi lo de Akatsuki y sus compañeros de Konoha porque, pese al cariño que hayan generado los años, eso no quiere decir que él se haya reconciliado con Konoha. Además, es muy posesivo y sobreprotector, aunque de momento no lo haya demostrado. Itachi sabe el desbarajuste que supondrá para Sakura reencontrarse con sus antiguos compañeros, aunque sabía que ese día llegaría... en fin, me estoy yendo por las ramas xD espero que lo hayas entendido un poco mejor :-)
Shiho-Haibara: Digamos que el famoso entrenamiento de Sakura he preferido omitirlo para centrarme más en el aspecto sentimental de los personajes. Ésa es, en definitiva, la esencia de este fanfic. Por cierto¡claro que Sakura no se lanzará a Sasuke nada más verlo! xD (lo digo porque aún no ha reparado en su presencia xD) Ha cambiado mucho, pero... en fin, para saber qué pasa más adelante, sigue leyendo ;-)
Silvery: Muchas gracias :-D Espero que te haya gustado también este capítulo.
Arwy: La reacción de Itachi, en el próximo capítulo ;-) ¡No te la pierdas!
NekoNoHaru: Me alegra que te gusten el cambio de Hinata (que no lo será tanto xD) y la intromisión de Akatsuki en los acontecimientos. A partir de ahora, puede pasar de todo... xD
sccmar: Siento haber retrasado el reencuentro entre Sasuke y Sakura... :s en el próximo capítulo no faltará. Además puede que Itachi sí que se ponga un pelín celoso... Ah, sí que habrá Nejihina :-)
Blanca: La verdad es que el fic va para largo :-) Espero que lo disfrutes
Be: Se acerca el momento, se acerca, se acerca... xD En el próximo capítulo¡el reencuentro oficial:-P
Vicky-chan: Pues aquí lo tienes! Espero que te guste :-)
Kuramasesshou: Te respondo aquí, aunque sé que estás logueada (sé quién eres, sé dónde vives... xD). Empieza la acción, espero que te haya gustado :-)
Esto es todo por hoy. Muchísimas gracas por vuestras reviews :-D
