Ya he vuelto!

He tardado bastante poco (relativamente...) en escribir este capítulo, pues ya tenía medianamente claro lo que iba a ocurrir... La verdad es que el SasuSaku está que arde xD A todos los que me pedíais ItaSaku, espero que los últimos párrafos os hayan gustado, aunque sea más una especie de ItaSasuSaku... Y a los fans del NejiHina, lo siento, os he dejado un poco colgados :s Prometo resarcirme o en el próximo capítulo hallaréis una larga escena dedicada a los dos Hyuuga¡prometido:-)

Bueno, no os quiero entretener mucho más. Tan sólo dar las gracias por todos vuestros reviews, me suben muchísimo el ánimo :-) ¿Qué haría yo sin ellos? En fin, que muchas gracias a todos :-D

Y ahora, publicidad subliminal (xD) para aquellos que sigáis mi fic Una semana de esclavitud: estoy un poco bloqueada, pero no os preocupéis, que dentro de poco seguiré escribiendo... Lo cierto es que últimamente me he dedicado en cuerpo y alma a este capítulo :s A eso se debe la tardanza... y el bloqueo xD Esperocolgar un nuevo capítulo muy pronto :-)

En fin, ahora sí que os dejo leer :-) Espero que os guste

Disclaimer: Naruto no me pertenece


Capítulo 6 – Jornada de reflexión

Bajo las atentas miradas de sus compañeros de la Villa Oculta de la Hoja, que se habían arremolinado en torno a ella, Sakura lloraba y lloraba, abrazada aún a Naruto. El rostro de éste, enternecido por la emoción, era un poema. Cuando era niño, más de una vez lo habría dado todo por estar en aquella situación, con la pelirrosa entre sus brazos, pero ahora, con media adolescencia vivida, se descubrió presa de unos sentimientos muy diferentes. Sakura se convertía, de repente, en la hermana que él nunca tuvo, perdida y luego recuperada. Alzó la mirada para encontrarse con Sasuke. Los ojos oscuros de éste observaban la escena con no poca sorpresa, que trataba de ocultar con su habitual vehemencia. Naruto estrechó más a Sakura contra sí y dedicó una mirada burlona al Uchiha, haciendo que éste entrecerrara los ojos, como preguntando: "¿Me estás desafiando?". En un rincón, Amaya, Izumi y Ume contemplaban la escena, arrobadas. Sólo la ex-espía de la Arena sabía lo que significaba aquellas personas para la Haruno.

Sakura, ya más calmada, despegó la cara de la cazadora de Naruto, que lucía ahora una mancha de humedad, prueba fehaciente de sus lágrimas.

-Te... te he manchado la chaqueta... –hipó la pelirrosa, consternada-. Lo siento...

-¿Crees que, después de tres años desaparecida, voy a enfadarme porque me moquees la cazadora¡Vas lista, guapa! –El Uzumaki, con su habitual tono bonachón, no cabía en sí de gozo. Soltó una carcajada y acto seguido añadió-. Ni te imaginas lo que te hemos echado de menos.

Como si de un pistoletazo de salida se tratase, los chuunins de Konoha se abalanzaron sobre Sakura para darle la bienvenida a sus vidas, empezando por Ino, que se abrazó a su amiga del alma, llorando como una magdalena, de la misma manera que la Haruno lo había hecho antes. Todos la saludaban, le daban palmaditas y trataban de abrazarla, muy especialmente Lee, que pareció haber recuperado su pasión por ella. Una vez lograron despegarle a Ino, Sakura se acercó tímidamente a Kakashi, que la recibió con los brazos abiertos, fundiéndose con ella en un fuerte abrazo que provocó miradas celosas a Asuma y Gai, puesto que sus alumnas jamás les habían permitido esas licencias.

-Aún falta Sasuke –susurró el jounin enmascarado al oído de la pelirrosa de manera casi imperceptible.

Sakura enrojeció hasta la raíz del pelo. Sasuke. Sasuke, otra vez Sasuke, siempre Sasuke. Su último ramalazo de sentido común le había aconsejado olvidarse de él, de una vez y para siempre. Sin embargo, decirlo era precisamente lo fácil... era en el cumplimiento donde residía la dificultad de su máxima. Lentamente, la Haruno se giró hacia su antiguo amor platónico, pero apenas tuvo un par de segundos para contemplar sus oscuros e impasibles ojos cuando oyó la grave voz de su maestro llamándola:

-Sakura.

Ella bajó la cabeza. Quince pares de ojos se fijaron en el primogénito de los Uchiha, que les devolvió la mirada con sus carmesíes ojos de sharingan. Sasuke frunció el ceño, furioso, y preguntó:

-¿Qué significa esto?

La pregunta no iba explícitamente dirigida a su hermano, sino a cualquiera con capacidad de responderle. Itachi replicó:

-Primero, apartaos de mi alumna.

Las atónitas miradas de los shinobis se posaron en Sakura. Ella tragó saliva, sabiéndose en una encrucijada.

-¿Cómo que tu alumna?. ¿De qué vas, tío? –Estalló Naruto.

-Itachi-sensei... –alcanzó a murmurar la pelirrosa, redoblando el asombro de los presentes.

Sin embargo, Sasuke intervino:

-Aclararemos eso después. Tú y yo tenemos una cuenta pendiente.

Itachi se giró hacia su hermano pequeño. Ambos tenían activado su sharingan y ardían con la furia de jóvenes dioses de la guerra. Eran tan parecidos y al mismo tiempo tan diferentes que provocaban escalofríos. Sakura quiso interponerse, pero Itachi se lo impidió con un simple gesto. Los dos hermanos se observaron en silencio, quietos como estatuas de cera, y un inoportuno estornudo de Chouji sonó como la señal. Sasuke desenvainó varias kunais que Itachi detuvo sin mayor dificultad, pero que venían con sorpresa: el menor de los Uchiha golpeó por atrás a su hermano, aunque éste se zafó con facilidad del golpe. Se separaron y se miraron de nuevo, rebosantes de odio.

-Reconozco que, durante este tiempo, has mejorado bastante, mi estúpido hermano pequeño, pero eso no será suficiente para acabar conmigo –comentó el asesino del clan, esbozando una maliciosa sonrisa.

-Cállate y pelea –respondió Sasuke, furioso.

-¡Ya basta!

El grito de la pelirrosa fue ignorado por ambos. Se lanzaron al ataque, y la sucesión de golpes, cuchilladas y técnicas era cada vez más espectacular. Finalmente, destrozando uno de los cristales de la cafetería, los dos contendientes cayeron en la calle, donde se dieron una corta pausa para recuperar el aliento y acto seguido siguieron peleando, muy igualados, por los tejados de los altos edificios del barrio.

En aquel momento, Sakura decidió ponerse al mando de la situación: ordenó a Amaya y a Ume que quitaran los cristales rotos de la cafetería y pidió a Kakashi y a Naruto:

-Tenemos que hacer algo. Vosotros ocupaos de Sasuke, yo detendré a Itachi.

-¿A Itachi?. ¿Tú sola?. ¿Te has vuelto loca, Sakura-chan! –Preguntó Naruto, con los ojos como platos.

-Tranquilo, no pasará nada... Si alguien puede detener a Itachi, ésa soy yo.

-¿Estás segura, Sakura? –Preguntó Kakashi, no muy convencido.

-Sí -respondió la pelirrosa, asintiendo con la cabeza.

-Sakura... –Ino hizo ademán de detenerla, pero ella sólo esbozó una sonrisa y comentó:

-Todo irá bien. No podemos dejar que esos dos se maten entre ellos¿verdad?

-Pero...

-Sigues tan problemática como siempre –suspiró Shikamaru, que fue fulminado por la mirada de su compañera de equipo.

La pelirrosa se lanzó en persecución de su maestro, y Naruto y Kakashi de su compañero de equipo y alumno respectivamente. Les costó darle alcance y más aún reducirle, pero finalmente lo lograron. Sakura, por su parte, hizo gala de su poder de persuasión con el asesino del clan Uchiha, que aunque al principio se resistió un poco, no tardó en rendirse a las peticiones de su adorable alumna. Finalmente, los dos hermanos abandonaron la lucha.

-Bueno, ahora bajemos y hablemos como personas civilizadas –comentó Sakura, conciliadora.

-Yo no tengo nada que hablar –respondió un terco Sasuke-. Sólo tengo una cosa que hacer, y es matar a ese hombre al que proteges. Soy un vengador¿recuerdas?

La Haruno frunció el ceño. Su amor platónico de la infancia no parecía haber madurado en absoluto.

-Tendrá que ser por encima de mi cadáver –respondió ella, que también sabía ser cabezona. Se colocó delante de Itachi, con los brazos en cruz.

-Por mí no hay inconveniente –respondió Sasuke con sequedad. Hizo una pausa para clavar sus oscuros ojos en los verdes de Sakura.

-Sasuke... –intervino Itachi. Sus ojos de sharingan refulgían con algo muy similar a la ira- no tengo inconveniente en que trates de vengarte de mí, ya que eliminé al clan... pero si metes en esto a mi pequeña doncella Sakura, probablemente no vivas para cumplir tu tan deseada venganza¿y sabes una cosa? Nadie te aprecia lo suficiente como para vengaros a ti y a tu causa.

El menor de los Uchiha abrió los ojos de par en par. Su antigua compañera de equipo, la antaño pegajosa y cargante Sakura Haruno, esa niña débil y sin talento, se había convertido ahora en una adolescente decidida y segura de sí misma y de sus posibilidades, respaldada por el mismísimo Itachi Uchiha, el genio cuyo crimen y posterior deserción de la Villa Oculta de la Hoja le habían convertido en protagonista de innumerables leyendas. El destino parecía haber unido los caminos de aquellas dos ovejas descarriadas, convirtiéndoles en una singular pareja, caracterizados por su aura de heroica soledad y trágica belleza. Sin embargo, Sasuke no se podía parar a pensar en esto. Estaba furioso, tanto con su odiado hermano mayor como con la audaz Sakura y con su maestro y su compañero de equipo por detenerle. Lanzando una mirada furibunda, se dio la vuelta y se marchó.

La pelirrosa bajó la cabeza, con la tristeza reflejada en sus verdes ojos. Al parecer, Sasuke había cambiado... ¡pero no precisamente a mejor! Había manifestado abiertamente su odio por su hermano una vez más, pero la joven no podía evitar sentirse también blanco de aquella declaración de guerra. "Sasuke-kun debe creer que soy aliada de Itachi-san. Tal vez me mate a mí también..." un escalofrío de miedo le recorrió la espina dorsal. Si ya con doce años Sasuke era un fuera de serie, después de tres años debía ser... "Un genio. Lo que Itachi en su momento fue" Sakura ataba cabos a toda velocidad. La escalofriante conclusión a la que llegó fue que Sasuke se parecía cada vez más a su odiado hermano, puesto que se había propuesto alcanzar la máxima pureza ninja para vencerle, e Itachi sencillamente rozaba la perfección... El momento del choque, inevitablemente, llegaría.

-Ejem... si no es mucho pedir... me gustaría aceptar tu invitación de hablar tranquilamente, Sakura –comentó Kakashi, interrumpiendo el curso de sus pensamientos.

-Ah, por supuesto, Kakashi-sensei –en aquel momento calló de repente y lanzó una temerosa mirada al primogénito de los Uchiha. La terminación "sensei" le salía espontánea cada vez que tenía que hablar del ninja copia.

Itachi asintió con la cabeza, pacífico. Los chuunins observaban, atónitos, la conversación sin palabras entre la Haruno y el Uchiha, tan delicada e íntima.

-Tomad asiento –invitó la pelirrosa.

El grupo se acomodó en la cafetería, lejos del cristal hecho añicos. Itachi llamó a las tres camareras y dio varias órdenes. Al cabo de unos instantes, Izumi cubría con cartones el ventanal vacío, Ume corría al negocio del cristalero del barrio para encargar un nuevo cristal y Amaya servía un fragante té a los ninjas de Konoha, a su compañera de trabajo y a su jefe.

-Adiós a las reformas del baño –comentó el asesino del clan Uchiha, sentándose al lado de su alumna-. Ese cristal nos saldrá por un ojo de la cara.

Sakura se encogió de hombros.

-Saldremos a flote.

Kakashi inició el interrogatorio:

-Lo primero que quiero saber es por qué te llevaste a Sakura de la Villa Oculta de la Hoja. Utilizo el término "llevarte" porque, después de lo visto, no me atrevo a decir que fue secuestrada.

Itachi escuchó la pregunta con atención y, tras un suspiro, respondió:

-Puedes decir que fue secuestrada, es totalmente correcto. Después de todo, ella no quería abandonar la Villa de la Hoja, y para sacarla de allí tuve que hacer que se desmayara... después de tres años conmigo, sólo puedo decir que ha seguido secuestrada, aunque ella no lo supiese. Si hubiera querido escapar, la habría matado.

La frialdad en las palabras del Uchiha la hicieron estremecer. Tuvo la certeza de que decía la verdad.

-¿Pero por qué? –Preguntó Kurenai.

-Hay una sola razón que se desgaja en unas cuantas –explicó Itachi relajadamente-. Iré directamente al grano: la familia de Sakura tiene una técnica de Barrera de Sangre, tan poderosa que absorbe no sólo el chakra de quien la ejecuta, sino también su alma, es decir, su vida. Sin embargo, cada cinco generaciones nace un individuo dotado con el inmenso privilegio de poder dominar la técnica sin sucumbir. Sakura es una de esas privilegiadas.

-¿La secuestraste para hacerte con ese poder?. ¿Para utilizarlo en tu propio beneficio? –Preguntó Kiba, iracundo.

-...No exactamente.

Un pesado silencio cayó entre el grupo. Finalmente, el Uchiha explicó:

-Hay muchas maneras de utilizar el poder. Yo entré en Akatsuki para perfeccionarme, no sólo en lo referente a fuerza física y técnicas de ninjutsu y genjutsu, sino a fortaleza espiritual. Llegó un momento en que, por más que me entrenara, luchara y matase, me sentía vacío... –las pausas de Itachi indicaban, sin lugar a dudas, que estaba siendo completamente sincero-. Seguía haciendo lo mismo, acatando órdenes, siendo cada vez más respetado por ello, pero seguía estando incompleto... un buen día me enteré de que había un clan en la Villa Oculta de la Hoja que poseía una técnica legendaria... y eso despertó de nuevo la... esperanza, por así llamarla, en mí. Me puse a indagar, y descubrí cuál era la familia Haruno, en qué consistía la técnica y quién era el bendito receptor del don de utilizarla a su antojo. He de reconocer... que me sorprendió que fuese una chica –le lanzó una mirada cómplice a Sakura, que sonrió con dulzura-, además de una maldita broma del destino que coincidiese que fuera la compañera de equipo de mi hermano pequeño. Aún así, la tentación de conocer esa técnica y entrenarla... era demasiado fuerte. De modo que, como sabía que no iba a recibirme precisamente con los brazos abiertos siendo yo un criminal de rango S de Konoha... por eso la secuestré, y ese mismo día deserté de Akatsuki. No tenía interés en hacer de ella una criminal, sólo quería ayudarla a desarrollar ese poder que atesora en su interior... y lo he logrado. Si aún no la he dejado ir, es sencillamente porque su entrenamiento no ha terminado.

Itachi terminó su largo discurso, y a Sakura se le cayó el alma a los pies: después de todo aquel tiempo juntos¿estaba aún con ella, conviviendo y compartiendo tantas cosas, sólo porque aún no había terminado su entrenamiento?. ¿No la apreciaba ni siquiera un poco?

-Creo que entiendo tus razones, Itachi, pero sólo soy capaz de hacerlo porque te conozco bien –responde Kakashi, serio-. Aún así, lo de Sakura fue un secuestro, y por tanto, otro delito más que añadir a tu larga lista. Fuiste muy inteligente al traértela aquí, ya que las leyes de los países ninja no te alcanzan...

-¡Pues lo arrastramos hasta Konoha y allí le damos su merecido! –Le interrumpió Naruto, a voz en grito.

-A Sasuke no le hará falta llevárselo para matarle –murmuró Shino lacónicamente.

-En ese sentido, estamos igualados –respondió Itachi, con deje sarcástico-. A ambos nos amparan las leyes de la Ciudad de la Frontera.

-¡Dejad de hablar de eso! –ordenó Sakura tajantemente. Se puso en pie, con los brazos en jarras, y contempló furiosa al personal allí congregado.

Todos le devolvieron la mirada, algo impresionados por su repentino gesto. Únicamente Itachi se mantuvo impasible. Ella, clavándole los ojos en la coronilla, explotó:

-Nadie va a matar a nadie¿entendido?

-Eso no me lo tienes que decir a mí, Sakura –respondió el primogénito de los Uchiha, sin moverse ni un centímetro.

-Sabes que sí, Itachi –su tono no admitía réplica. Se hizo el silencio una vez más hasta que la pelirrosa anunció-. Yo me retiro. Necesito estar sola un rato.

-Sakura... –trató de intervenir Ino.

-Mañana hablamos¿vale? –El tono de la Haruno se dulcificó notablemente.

Alejándose de la mesa, se dirigió a la puerta que comunicaba con la escalera que unía el local de Fuyu no Hana con el piso superior, en que se ubicaba la vivienda. Antes de llegar, Naruto la llamó:

-¡Sakura-chan! -Ella se giró, cándida. Al jinchuuriki se le iluminó la cara-. Mañana¿eh?

La Haruno esbozó una sonrisa.

-Sin falta.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Había pasado el resto de la tarde tendida en la cama, en silencio, con la cabeza vacía, mirando a la pared. Cuando la noche cayó, siguió inmóvil, dejando que las sombras inundaran la habitación. Itachi había dado un par de toques a la puerta al volver de la cafetería, pero la ausencia de respuesta le había disuadido, de modo que la dejó sola, cenó y se acostó. Pasaron varias horas hasta que el primer pensamiento afloró en su mente: "Estos tres años¿han sido una ilusión?. ¿Sólo he sido un entretenimiento para él?".

Una suave música de flauta comenzó a colarse por las rendijas de la ventana, desperezando a Sakura. Al cabo de unos instantes, se incorporó, presa de la curiosidad. Se oía demasiado cerca. Abrió una de las hojas de la ventana y se asomó. Miró a un lado y no vio nada, aparte de las trémulas luces nocturnas de la Ciudad de la Frontera. Miró al otro y al fin lo vio: una silueta oscura encaramada a las prietas ramas de un árbol cercano. Sin embargo, no alcanzó a verle el rostro. Aún así, tuvo una corazonada. Descalza como estaba, se encaramó al alféizar de la ventana y comenzó a caminar por la ancha cornisa del primer piso. Sólo era un edificio de dos plantas, pero al mirar abajo momentáneamente, perdió la concentración y resbaló. Se agarró a la pared y suspiró, asustada. Entonces reparó en que alguien le sujetaba el antebrazo con firmeza. Alzó la mirada y reparó, a la luz de la luna y de las farolas, de que se trataba de Sasuke. La pelirrosa abrió los ojos de par en par, sin creer aún lo que veía. Tratando de reponerse, le soltó, cortante:

-No hacía falta que me sujetaras, gracias.

-Es la costumbre –respondió él secamente-. Hace tres años te habrías caído.

-¿He de recordarte que siempre fui la que mejor sabía concentrar el chakra?. Además¿qué tipo de costumbre no se pierde en tres años?

Sasuke entrecerró los ojos, furibundo. De alguna manera, ella le estaba humillando.

-Y por mucho que supieses concentrar el chakra, eras nula para luchar... tus técnicas eran vulgares y...

-¿Has venido para recordarme lo bueno que eres o simplemente para matarme? –le cortó Sakura.

-No he venido para ninguna de las dos cosas. Además, no es a ti a quien quiero matar, pensé que lo sabías.

Aquel comentario encendió una diminuta luz de esperanza en el pecho de la pelirrosa. Sin embargo, se obligó a calmarse para preguntar:

-¿Así que lo que quieres es matar a tu hermano?

-Hace años que lo sabes, no te hagas la tonta ahora.

Sakura frunció el ceño, molesta. Volvió a entrar en su habitación por la ventana, y Sasuke la siguió. Ella se giró, exasperada.

-¿Quién te ha invitado a entrar?

-Si estabas despierta¿por qué no tenías la luz encendida? –Preguntó el Uchiha.

-No me respondas a las preguntas con preguntas, y no cambies de tema. ¡Y no te metas en mi vida!

-¿No vas a tratar de impedir que mate a Itachi?

Ella le miró, con un destello de cólera en los ojos.

-No voy a suplicarte nada, Uchiha.

Él enarcó las cejas, sorprendido. Sakura nunca le había llamado por el apellido antes.

-Sí que has cambiado.

-¡Te he dicho antes que no cambies de tema!

Sasuke miró a su alrededor, escrutando en la penumbra las formas de la habitación: la cama, la mesilla con la lámpara que Sakura acababa de encender, el escritorio, la silla, los libros amontonados en un viejo estante que amenazaba con venirse abajo. La pelirrosa se sentó en la cama y miró al Uchiha, analizándolo. En tres años, había dado un notable estirón; sus músculos se marcaban, sin duda gracias al entrenamiento; sus rasgos faciales se habían afilado, confiriéndole una mayor madurez de expresión; tenía en conjunto un aspecto mucho más regio y altivo. Era como Itachi, pero al mismo tiempo no lo era... La punta de la bufanda blanca de Sasuke rozó el rostro de Sakura, sacándola de su ensimismamiento. "Espero que no se haya dado cuenta de que le estaba mirando. Pensará que sigo colada por él, y eso quedó atrás" se decía la Haruno, nerviosa. El muchacho del sharingan se giró y comenzó a caminar hacia ella, con un hipnótico y seductor balanceo. La pelirrosa asió con fuerza la colcha de la cama, hasta el punto de que sus nudillos palidecieron.

-Sakura...

Justo en ese momento, la puerta del dormitorio se abrió de golpe, apareciendo el asesino del clan Uchiha en el umbral. Nuevamente las miradas de los dos hermanos se cruzaron, y esta vez fue el turno de Itachi de fruncir el ceño y mostrarse más alterado.

-¿Qué haces tú aquí... con ella?

-Estoy manteniendo una conversación privada con mi compañera de equipo, aniki, deja de molestar –respondió el menor, esbozando una sonrisa chulesca.

-Hace mucho que no es tu compañera de equipo, estúpido hermano pequeño, deberías saberlo. Sakura es ahora mi alumna, mi doncella.

-Nunca dejaría que mi compañera de equipo tuviese nada que ver con una escoria como tú –gruñó Sasuke.

-Pues en tres años eso no ha parecido quitarte el sueño. De hecho, hasta que has descubierto que estaba conmigo, su paradero te traía sin cuidado¿me equivoco?. Sé de sobra que ha sido otro motivo el que te ha traído a la Ciudad de la Frontera, no Sakura.

Sasuke alzó la cabeza, altivo.

-Eso no es asunto tuyo, aniki. La hemos encontrado y vamos a llevarla de vuelta a la Villa de la Hoja.

Itachi meneó la cabeza.

-Eres tan estúpido como cuando te dejé junto a los cadáveres de nuestros padres, además de un iluso... ¿Le has preguntado a ella si quiere volver?

Automáticamente, los ojos del menor de los Uchiha se posaron sobre la pelirrosa, que temblaba como una hoja.

-No se te habrá pasado por la cabeza quedarte con mi hermano¿verdad, Sakura?

Ella tragó saliva, nerviosa. Los ojos de Sasuke, aun sin sharingan, le taladraban el alma.

-Yo... aún... aún no... –tartamudeó. Buscó con la mirada a Itachi, anhelando seguridad, pero entonces se dio cuenta de que él la observaba con una expresión carente de interés. Aquello la hizo enfurecer. Los dos hermanos Uchiha eran orgullosos hasta resultar insoportables, y de repente cada uno de ellos esperaba de ella una cosa frontalmente opuesta, mientras que ella no estaba dispuesta a complacer a ninguno de los dos. Su voz ganó firmeza para anunciar-. No hay nada seguro. Mañana tomaré mi decisión.

Los dos Uchiha trataron de disimular su sorpresa. Aquella táctica del "ni sí, ni no, sino todo lo contrario" no era la habitual en ella. "No soy la muñeca de nadie... ni del asesino ni del vengador" Sakura estaba más que resuelta a no dejarse avasallar.

Finalmente, Sasuke se dirigió a la ventana, se encaramó al alféizar y anunció:

-En tal caso, mañana escucharé tu respuesta... pero no sólo yo. Sabes que otros diez chuunins y cuatro jounins también lo estarán deseando.

Dicho esto, dio un salto y se desvaneció entre las tinieblas. Itachi miró a Sakura fijamente. Por primera vez, le asaltó el sentimiento de que podía perderla, y en lo más recóndito de su ser, aquella posibilidad le aterró. Se dio cuenta de que, a menos que se resignara a acatar la posible respuesta de su alumna, le tocaba mover ficha.

-Creo que tenemos que hablar, Sakura –anunció, tajante.

-Mañana, Itachi-sensei –anunció la Haruno, impasible, que contemplaba el cielo sin estrellas de la Ciudad de la Frontera-. Mañana será otro día.


Bueno¿qué os ha parecido?. ¿Interesante?. ¿Emocionante?. ¿Aburrido?. ¿Esperábais otra cosa?. ¡Dejadme vuestros reviews!

Hablando de reviews, la respuesta a los ídem anónimos :-)

Nayuki: Me siento halagada por ser la receptora de tu primer review nn domo arigatô! Sí, será SasuSaku... y de lo más emocionante! (o al menos lo intentaré xD). Espero que te haya gustado este capítulo.

Sccmar: Bueno, los celos de Itachi y Sasuke han sido un poco flojillos, pero aún queda mucha historia por delante... Habrá de todo un poco xD Gracias por tu review nn

Silvery¡Me he dado toda la prisa que he podido! Así que espero que este capítulo también te haya gustado ;-)

Shiho-Haibara: Me alegra que te gustara el combate entre Itachi y Sakura. La verdad es que no estaba muy segura acerca de si me quedaría bien o no, porque narrar combates me cuesta mucho > En fin, espero que te guste la intervención de Itachi :-)

NekoNoHaru: Kyaaaaa, me alegra que te haya gustado! Espero que este reencuentro esté a la altura nn

Bueno, eso es todo. Antes de que se me olvide¡FELIZ NAVIDAD Y FELIZ 2006!

Kwatz!