Hola, holita, lectorcitos! xDDD
He aquí el décimo capítulo de Ojos de Jade. Como ya sabréis, y si no aviso para los que no se hayan enterado, este capítulo es la pareja del anterior, que estaba narrado en primera persona por Sasuke Uchiha (Moonlight Angel Princess, corresponsal en la Ciudad de la Frontera, en directo para canal Konoha xDD). Este capítulo se desarrolla al mismo tiempo sólo que esta vez nos metemos en la cabecita de Sakura Haruno para saber qué piensa y siente con respecto a Sasuke-kun... como única advertencia, diré que este capítulo es songfic de la canción Sueño, del grupo Savia, la cual os recomiendo encarecidamente ;-)
Este capítulo se lo dedicoa mi "sister", amiga y lectora número uno, Fukai Neko. Ella me inició en Naruto y en Sôber, y por tanto en Savia, y aparte de eso es una de las personas más importantes en mi vida por su amistad y su apoyo :-)
Disclaimer: Naruto pertenece a Masashi Kishimoto, no a mí. Sueño pertenece a Savia, no a mí
Capítulo 10 – Sueño
Sakura
Salgo del hostal caminando a paso vivo bajo la sorprendida mirada de Hinata, que se apresura a seguirme. Al verme tan cabreada, sencillamente trata de seguirme el paso, pero finalmente pregunta:
-Sa-Sakura-san... ¿Qué ha pasado?
-¡Nada¡Que Sasuke es un capullo¡Eso pasa! –Respondo, a voz en grito.
Ella apenas se atreve a mirarme y me sigue un rato más en silencio, hasta que me detengo y anuncio:
-Será mejor que te vayas a Fuyu no Hana. Está bajando por esa calle –señalo.
-¿Y... y tú? –Pregunta ella.
-Me he peleado con Sasuke... necesito estar sola.
Hinata abre los ojos de par en par.
-¿Te ha hecho algo? .¿Estás herida? –Pregunta, preocupada.
-Estoy bien –respondo en voz queda-. Sólo necesito un momento de soledad. Lo comprendes, .¿verdad, Hinata?
Ella asiente lentamente con la cabeza, hace una discreta reverencia y baja por la calle, dando pasitos cortos, como si fuera a romperse. La observo hasta que me cercioro de que entra en Fuyu no Hana para después encaminarme parsimoniosamente, hacia el Parque Mori.
El Parque Mori es el gran pulmón verde de la Ciudad de la Frontera, lleno de árboles, hierba, pajarillos y ardillas. Itachi y yo hemos dado largos paseos por aquí, cogidos de la mano como cualquier pareja. Gracias a momentos así podía olvidar... olvidar a Sasuke, justo como ahora quiero hacer, como siempre debió haber sido.
Cuánto tiempo sin saber de ti
Largas noches de sueño sin fin
La vida sin dolor no puede existir
Ahora escucho el latido de mi corazón
Recuerdo... recuerdo cada uno de los días de mi vida en Konoha desde que eligieron nuestro equipo de tres. Lo demás puede estar difuso, pero no todo ese tiempo... imposible. Misiones, entrenamientos, peleas y demás. ¡Cuánto lo añoré al principio! Recuerdo que mi primera noche en la Ciudad de la Frontera me la pasé llorando... les echaba tanto de menos a todos... mis padres, mis amigos, Kakashi-sensei, Naruto... Sasuke. En aquel tiempo, mentar a Sasuke era hablar de la perfección, la admiración y .¡qué sé yo! La culminación de los deseos de cualquier chica. Todas éramos un puñado de ilusas... que pensaban que su corazón se podía alcanzar. Imagino que pensábamos... que, al igual que nosotras sentíamos el repiqueteo de los nuestros en nuestros pechos, él tendría el suyo... Tres años después me he dado cuenta por mí misma de que lo que tiene es un mecanismo que palpita. Nada más.
Me olvidaré de cuánto me dolió
Recordaré el día en que tomé la decisión
Fuiste tú quien me dio la pasión y a la vez, quien me la robó
Ahora sueño sin tu ayuda
Podré superarlo. Lo dejé atrás, y que haya vuelto no significa que tenga que cargar de nuevo con esta cruz. Me marché con Itachi por él, por paradójico que suene. Quería ser fuerte... quería que él me admirase, que dejara de despreciarme por mi debilidad. Estaba dispuesta a todo... por eso estoy aquí. ¡Cómo han cambiado las cosas! Me marché secuestrada, con el corazón encogido, pero aprendí a convivir y a tratar con el asesino que es Itachi Uchiha... y ahora detesto a Sasuke, la persona por la que abandoné la Villa de la Hoja... él me enamoró y él hizo que le odiara. Si consigo desprenderme de su influencia sobre mí, que siempre ha sido tan determinante, podré volar sola...
Quiero vivir
Pero lejos de ti
Quiero dormirme
Y despertar sin ti
Quiero decirte
Que no haces falta aquí
Ahora escucho el latido de mi corazón
Quiero que te vayas. No quiero seguir lidiando contigo, quiero ser libre. Si sigo dependiendo de ti, Sasuke, nunca hallaré la felicidad. Tres años desperdiciados en hacerme fuerte para ti... y ahora me tratas así. ¿Aún me desprecias? Creo que he demostrado ser fuerte, .¿sigues sin estar satisfecho?
Está bien, tú lo has querido. No volveré a perseguir tus atenciones nunca más.
Atravieso el parque hasta llegar al otro lado, donde recuerdo que están los baños termales. Una corriente de aguas subterráneas atraviesan una de las callejuelas, por lo que está aquí el establecimiento. Decido entrar a darme un baño. Tal vez el agua caliente se lleve consigo la amargura.
Al entrar, un suave sonido de campanillas alerta de mi llegada. Ran, la hija del dueño, me saluda al reconocerme:
-¡Hola, Sakura-san!
-Hola, Ran –le devuelvo el saludo.
Dejo que apunte mis datos y que me entregue un par de toallas. Entro al vestuario y que quito toda la ropa, enrollándome después la toalla, y acto seguido entro a los baños.
No es muy grande y afortunadamente no hay demasiada gente, al menos en el de mujeres. Me acomodo en un rincón de la piscina y cierro los ojos. No quiero pensar en Sasuke, pero... no puedo evitarlo. Parece que siempre esté presente en mi cerebro.
-¡Sakura-san!
Abro los ojos al oír mi nombre y veo a Sayuri, una conocida del barrio, nadando hacia mí. Sayuri-san tiene un año más que yo y trabaja de modista con su madre y sus dos tías. La conocí por casualidad hará cosa de un año, cuando Itachi y yo la salvamos de unos pesados que la perseguían por puro capricho. Corrió la sangre... y de paso, nos hicimos amigas.
-Uy, uy, uy... qué mala cara –comenta, esbozando una sonrisa.
-Me ha pasado algo desagradable –explico.
-¿Relacionado con...? –Me invita a que me explaye.
-Con un chico –ella hace una mueca interesante y prosigo-. Un chico del que estuve enamorada tiempo atrás.
-¿Estuviste? –Pregunta, alzando una ceja- Sakura, cariño, nadie se deprime tanto por un chico del que estuvo enamorada.
La tempestad parece que marchó,
Las gotas del rocío hoy mojan mi ventana
Nada soy, nada fui, nada quiero, hoy tan sólo dormir
Si me esfuerzo, sin tu ayuda
Bajo la mirada, acorralada. El dolor de tantos años ha dejado un poso en mi alma.
-Sasuke-kun era mi compañero de equipo –explico, con un murmullo-. Yo tenía doce años y le... bueno, creía que le quería.
-¿Y ahora? –Inquiere Sayuri.
Permanezco en silencio unos instantes antes de responder:
-Él me odiaba entonces... y me odia ahora. Me lo ha demostrado varias veces ya...
Sayuri chapotea y pregunta:
-¿Te lo ha dicho claramente?
-¿El qué?
-Que te odia.
-...No. No hace falta, yo ya me he dado cuenta.
-Ya. Y... ¿qué es lo que sientes respecto a eso?
Me encojo de hombros dentro del agua, mientras contemplo mi propio reflejo en la superficie.
-Me siento... confusa, Sayuri-san. Por un lado, estoy segura de que podré salir adelante, de que no le necesito, pero por el otro, me da la sensación de que no podré sobrevivir a su odio.
Ella asiente con la cabeza para después preguntar:
-¿Y qué es lo que deseas?
Quiero vivir
Pero lejos de ti
Quiero dormirme
Y despertar sin ti
Quiero decirte
Que no haces falta aquí
-Quiero... –vacilo unos segundos antes de responder- quiero hacer borrón y cuenta nueva. Quiero olvidar lo que sentí por él... Quiero liberarme del peso que constituye su recuerdo, dejar de anhelarle, de necesitarle...
Sayuri sonríe, compasiva.
-No te será fácil –comenta-. Siento decirte esto, Sakura, pero estás muy pillada.
Miro de nuevo la superficie del agua, lisa como un espejo.
-Tal vez... –suspiro y pregunto- Sayuri-san, tú siempre has sabido mucho acerca de los hombres, .¿qué crees que debo hacer?
Ella se arrellana a mi lado y , tras comprobar los pespuntes de su toalla, responde:
-Escucha atentamente las palabras de tu corazón, y haz lo que te diga, .¿de acuerdo?
Esbozo una sonrisa. Esperaba alguna respuesta de ese calibre.
Tras enjabonarme y relajarme debidamente, decido abandonar los baños. Me despido de Sayuri y salgo del agua hacia los vestuarios, donde me vuelvo a vestir. Respiro hondo, mucho más tranquila. Definitivamente, necesitaba desahogarme con alguien.
Al dirigirme a pagar, Ran me lanza una mirada tímida y pregunta:
-Esto... oye, Sakura-san... ¿Quieres que te deje algo de ropa?
Echo un vistazo a mi traje, chamuscado tras ser víctima del katon de Sasuke, y esbozo una sonrisa inconsciente.
-No hace falta, Ran, muchas gracias. Llegaré enseguida a casa.
-Como quieras –se encoge de hombros.
-Adiós.
-Adiós, gracias por venir.
Retomo el camino hacia nuestra casa, ubicada junto a Fuyu no Hana, justo encima. Por el camino comienzo a hacerme preguntas de todo tipo, por ejemplo: .¿Habrá ido Sasuke a la cafetería después de la pelea? .¿Se habrán dado cuenta los demás de que ha recibido? .¿Habrá contado algo Hinata? Todas estas cuestiones se arremolinan en mi cerebro, y un chico en bicicleta casi se me lleva por delante de lo absorta que estaba.
-¡Woooo! .¡Ten más cuidado, Sakura-san!
Miro al ciclista y compruebo que le conozco. Esbozo una sonrisa forzada.
-Perdona, Ryu-kun...
-Estabas en tu mundo, .¿eh? –Pregunta, enderezando la bicicleta.
-Sí...
Ryu me mira y sonríe. Se sienta en el sillín de la bicicleta y pregunta:
-¿Vas a Fuyu no Hana?
-Sí –respondo.
-Te llevo –propone.
Alzo una ceja.
-¿Podrá tu bicicleta con los dos?
-¿Estás de broma? .¡Claro que sí!
-Piensa que yo peso más que tú...
-Lo dudo mucho. Oye, que tú tengas dieciséis años y yo trece no necesariamente significa que tengas que pesar más que yo –comenta, divertido-. Que seas más alta tampoco es indicativo de nada –señala, como colofón.
Emito un suspiro teatral.
-Está bien, ya que insistes de esa manera...
Me encaramo a la bicicleta detrás de él.
-Agárrate fuerte –ordena-, que esta bestia va a toda velocidad.
Me río y exclamo:
-¡Quiero que tu bestia vaya a la mayor velocidad que pueda alcanzar!
-A sus órdenes, señorita.
Apenas acaba de decir esto, cuando la bicicleta comienza a rodar por la calle, que está un poco en pendiente, tan deprisa que no puedo evitar pensar en lo dura que será la caída... si es que nos chocamos contra algo.
Llegamos a Fuyu no Hana en pocos minutos. Ryu-kun se despide con una sonrisa y un:
-A ver si dejas de reflexionar tanto, que se te van a quemar las neuronas.
Un sencillo comentario como ése me hace percatarme de que no he dejado de pensar en Sasuke desde que abandoné el hostal. Y yo que quería olvidarle... Sonrío melancólicamente. Sigo siendo una pobre ilusa.
Aún guardo la inocencia muy dentro de mi piel,
Aumenta la distancia entre tú y yo,
Se agota mi paciencia y te digo adiós
Basta. Estoy harta. Quiero que se marche. Que regrese a la Villa de la Hoja, de donde nunca debió haber salido. Poner tierra por medio sería la mejor solución. Sasuke ha convertido mi vida en un caos... un caos que desordena mi concepción del mundo, de la vida, de Itachi, de él y de mí.
Su regreso ha supuesto una nueva carga en mi vida, un fardo que debo soportar... Y temo derrumbarme bajo su peso. Su presencia me inquieta... su expresión me irrita, sus palabras me duelen. Cada uno de sus gestos demuestra tal falta de apego a cualquier cosa que no sea su ansiada venganza que me asusta...
-¡Has vuelto, Sakura-chan! –Exclama Naruto desde la puerta de la cafetería, con una ancha sonrisa en el rostro.
-Hola, Naruto –le devuelvo el saludo.
-¿Quién era ése? –Pregunta, impaciente-. ¿Tu novio?
-¡Naruto! –Le regaño, riendo- .¡Tiene trece años!
Él se encoge de hombros, riendo.
-Hace mucho que no te veo, quién sabe si te habrá dado por la pedofilia.
Me río, asombrada por su rudo comentario.
-Animal... –murmuro.
Él se rasca la parte de atrás de la cabeza con resignación. Sacudo la cabeza y me dispongo a entrar cuando Naruto comenta:
-Por cierto, Sasuke está con Itachi.
Me giro lentamente. No doy crédito a mis oídos.
-¿Qué has dicho?
-A ver, simplificaré el concepto. Sasuke-baka, vengador. Itachi, asesino. Juntos. En tu casa, además –Naruto se ayuda de absurdos gestos para explicar la situación.
Abro los ojos de par en par. ¡No puede ser!
-Naruto... ¿Quiere decir eso que...? –Temo preguntar la idea que se forma en mi cerebro.
Él se encoge de hombros.
-Ni idea, aunque no creo. Sasuke tenía curiosidad... y le hemos convencido de que hablase con su hermano.
-Toda una proeza –comento, aún en shock.
-Sí, lo sé... –masculla-. Escucha, Sakura-chan, hazme un favor: si subes a ver cómo andan las cosas, no digas que yo te conté que estaban juntos, .¿vale?
-De acuerdo.
Entramos juntos a Fuyu no Hana y, tras saludar a todo el mundo fugazmente, me disculpo anunciando que tengo algo que hacer en casa. Aparentando la máxima normalidad posible, atravieso la puerta que une la cafetería con el bloque, pero una vez al otro lado, me abalanzo sobre la escalera, subiendo los escalones de tres en tres, hasta que al llegar a nuestro piso, me quedo sin resuello y he de apoyarme en la pared para recuperarlo. Una vez restablecida, con las manos temblándome, saco las llaves, meto la correspondiente (no sin dificultad) en la cerradura y la giro. Al entrar, exclamo:
-¡He llegado!
-¡Bienvenida! –Responde la voz de Itachi.
Todo suena como siempre. Eso es una buena señal. O tal vez no, porque Itachi es de esa clase de asesinos que una vez han eliminado a quien le molesta puede comportarse como si nada hubiera ocurrido. Doy un par de pasos cautelosos, temerosa. Están en el despacho. Me asomo y me quedo casi, casi con la boca abierta: yo estaba esperando ver ya a Sasuke abierto en canal sobre el tatami, Itachi victorioso sobre él y, sobre todo, mucha sangre, pero están sentados el uno frente al otro en una actitud de lo más formal, casi amistosa diría yo, y me miran como si toda la vida hubiese sido así y su odio fuese únicamente una pesadilla. Me tranquilizo de golpe, como un globo que se deshincha. ¿Cuánto durará entre ellos esta agradable paz?
-Estás pálida –comenta Itachi de repente
-Es que veros en la misma habitación en disposición pacífica impresiona –respondo, más relajada
-Sólo es un remedio temporal –responde, con aire divertido-. Después volveremos a intentar matarnos.
Sonrío, ignorando a Sasuke. Después de lo que ha pasado entre nosotros, de todo lo que he reflexionado acerca de él, de mí y de nosotros, no sé cómo he podido ser tan estúpida como para preocuparme por él.
Quiero vivir
Pero lejos de ti
Quiero dormirme
Y despertar sin ti
Quiero decirte
Que no haces falta aquí
Ahora escucho el latido de mi corazón
Maldita sea, Sasuke. Abandona mi cerebro de una vez.
-Me voy a cambiar de ropa –anuncio de manera anecdótica
-Deberías dejar de jugar con cerillas –comenta Itachi, con deje irónico.
-Eso mejor díselo a tu hermano –contesto, mirando directamente a Sasuke desde que entré en casa.
Ahora sí que he prendido la hoguera. Si no se matan de ésta, pocas cosas más provocarán a Itachi, por no decir ninguna. Atravieso el pasillo en línea recta hasta mi habitación y saco lentamente ropa del armario: unos pantalones largos y holgados, de tela fina, y una camiseta de tirantes, de color verde. Creo que fue la primera prenda de ropa que Itachi me regaló. La escogió entre una docena de colores y me la ofreció sonriendo mientras decía:
-Mira, es del color de tus ojos.
Recuerdo que me pareció encantador. Sasuke jamás me ha regalado nada. Pero bueno, tendré que dejar de pensar en él, .¿no? Céntrate en Itachi, Sakura. Él es quien importa... Él es quien realmente te aprecia, y no deja que pase un día sin demostrártelo.
Termino de cambiarme y tiro mi antigua ropa a la papelera sin miramientos. Era un traje antiguo... es una buena ocasión para comprarme otro. Salgo al pasillo y justamente al pasar por delante del despacho coincido con Sasuke, que sale cerrando la puerta tras de sí. Esbozo una sonrisa maliciosa, lo cual le provoca una mueca de algo que parece un pique. Entrecerrar los ojos... ese gesto tan suyo, .¡cuántos recuerdos!
-¿A qué juegas? –Pregunta con desprecio y algo de chulería.
-¿Yo? Contigo no quiero jugar a nada –respondo, mientras mi sonrisa se desvanece.
-Nadie diría... que hace años, yo te gustaba –comenta. Será fantasma.
Alzo la barbilla. ¡A mí no me vacila nadie, como que me llamo Sakura Haruno¡Shannaro!
-Nadie tiene por qué decirlo.
Él sonríe. ¿Por qué... por qué demonios tiene que tener esa sonrisa tan... tan... sencilla e inexplicablemente irresistible?
-No seas tonta, Sakura. Lo tuyo conmigo era de dominio público, cualquiera podría recordártelo –su tono es mordaz, como siempre que habla de algo "frívolo", véase: que no tenga que ver con su llorado clan, con Itachi o con el asuntillo de hacerse más fuerte.
Las palabras acuden a mi mente como sugeridas por una suerte de musa belicosa:
-Ya. Empezando por ti, .¿no? No sé qué demonios te ocurre, Sasuke, pero eres una versión ampliada de ti mismo: mucho más borde, insensible, cruel y egocéntrico de lo que te recordaba. ¿Pero sabes una cosa? Hay una diferencia sustancial esta vez, y es que yo ya no te pertenezco. Lo que sentía por ti se ha diluido con el paso del tiempo, y la visión idealizada que me había formado de ti se ha desmoronado por su propio peso. Llevas desde que llegaste cebándote conmigo. Mira, admito que me odies –abro los brazos, haciendo un gesto cotidiano. No pensé que decir todo esto fuera tan sencillo-. Siempre lo has hecho, absolutamente siempre, y ahora para más inri estoy viviendo con el hombre al que más odias... acepto que me detestes, me parece lo más normal, pero te pido que al menos... dejes de atormentarme –termino bajando la cabeza, apartando la mirada de él, o al menos de manera directa... Creo que acabo de cometer un error.
Está furioso, lo sé. Fui su compañera de equipo durante bastante tiempo y ahora convivo con su hermano. Conozco las consecuencias de enfadar a un Uchiha, y no me convienen. Imploro mentalmente la ayuda de Itachi. Sasuke me agarra de los hombros durante apenas un segundo y de un empujón me arrincona en la pared frente al despacho de Itachi. Coge mi barbilla con su mano derecha y empuja mi rostro hasta que mis ojos se encuentran con los suyos. Sharingan. Quiero parecer valiente, pero... ahora sí que tengo miedo. Él esboza una sonrisa confiada, maliciosa y endemoniadamente atractiva.
-Parece que Itachi te ha entrenado a la manera Uchiha... pero esa actitud de gallito es muy poco atrayente en una chica. Creo que olvidó enseñarte algunas cosas importantes... –la cara de Sasuke está cada vez más próxima a la mía, y todo mi cuerpo acusa la cercanía. Involuntariamente, empiezo a temblar, lo que provoca su burla-. ¿Qué te pasa, Sakura? .¿Acaso a esta distancia no eres tan buena kunoichi?
Aparto la mirada girando la cabeza mientras se me suben los colores. No quiero que me vea así... pero no se le escapa nada. Imagino que a ello se debe su satisfecha sonrisa.
-Eres un... maldito cabrón, Sasuke –murmuro, nerviosa-. Tú... que tanto alardeas de la nobleza y honor de tu poderoso clan... ¿sólo puedes vencerme recurriendo a estas técnicas tan sucias?
-Eso ha sido un golpe bajo, señorita... –se acerca un poco más. La punta de su nariz roza apenas mi oreja, escucho su respiración con nitidez.
-Pues no parece que te afecte mucho, la verdad –trato de ganar terreno, pero es imposible: Sasuke está en su salsa, parece que esto se le da muy bien. ¿Con quién, aparte de con Kakashi-sensei, ha estado entrenando estos tres años?
-Soy un tipo duro –replica, con un gruñido que se me antoja seductor en demasía.
Su respiración se aleja un poco de mi pabellón auditivo para permitir el delicado pero sensual roce de sus cálidos labios... imagino que debe ser la única parte de él que no está tan fría como su corazón. ¿Pero en qué estoy pensando? Quiero huir, me pego a la pared que hay tras de mí... cómo desearía ser intangible y poder atravesarla... Armándome de valor, logro balbucear:
-No... no eres... tan... tan... duro.
Le empujo, apartándole de mí. Cuando vuelvo a mirarle, observo que ha desactivado el sharingan. No soporto verle, no quiero que esté frente a mí. Trato de sonar lo más solemne posible, le ordeno:
-Lárgate. Vete de aquí –no se mueve, y me estresa. Recurro a la súplica, pues no me quedan fuerzas para obligarle- por favor...
Él asiente levemente con la cabeza y comenta:
-Me marcho.
-Gracias –se me escapa, mientras me giro hacia mi dormitorio.
Ya dentro de éste, oigo a Sasuke cerrar la puerta del piso. Agarro el cojín que hay sobre mi cama y entierro mi cara en él. ¿Dónde coño está Itachi cuando se le necesita?
Bueno, respuesta a los reviews anónimos:
Sakuracerezo92: Me alegra mucho que te gustara, jejeje. Espero que también te guste este capítulo ;-)
Shiho-Haibara: Pobre Sasukín, en un momento lo has puesto a caldo tú también... xD En fin, he de confesar que me encanta hacer personajes masculinos retorcidos... (mira si no al Sasuke de Una semana de esclavitud xD). Pero tranqui, que irá evolucionando. Es que al pobre muchacho... tantos años sin Sakura le han sentado peor que un petit-suisse de morcilla xD
Nayuki: Debes ser de las pocas a las que no les gusta el ItaSaku... tranqui, que habrá SasuSaku! Por ahora empezaremos por arrejuntarlos para que se lleven un poco mejor... aunque Itachi va a meter baza, y mucha. Me alegra que te gusten tanto mis fics, muchas gracias :-)
Fran: A sus órdenes xD
Arashipotter: Sí, la verdad es que este tipo de escenas dan mucha emoción y quedan bien un noventa y nueve por ciento de las veces... Ya verás que entre estos dos habrá de todo, quiero decir, más de lo que ya has leído: tensión, peleas, deseo... todo, dentro de poco ;-)
Sccmar: No es que se disputen el amor de Sakura... es que a Itachi le encanta tocar los cojones, especialmente a su hermano xD Espero que te guste la versión de Sakura :-)
Bueno, hasta aquí por hoy. Los exámenes empiezan dentro de poco, así que no sé cuándo podré actualizar... :s Espero que no sea dentro de mucho. Cuidaos todos y sed felices ;-)
Kwatz!
