He vueltoooo!
Sé que he tardado en postear el capítulo 11... mañana es mi primer examen, y hoy mismo he terminado este capítulo, así que me apresuro a colgarlo, ya que no tengo ni idea de cuándo podré volver a colgar capítulo.
Este capítulo se aleja un poco de la trama SasuSaku para volver a los asuntillos de los ninjas de Konoha en la Ciudad de la Frontera, y serán los protagonistas Shikamaru e Ino. Personalmente, creo que este capítulo me ha quedado bastante flojillo :s En fin, opinéis lo que opinéis, por favor dejadme reviews n.n
Muchas gracias por vuestros reviews :-D
Disclaimer: Naruto no me pertenece
Capítulo 11 – Llamando a las puertas prohibidas
Ino abrió perezosamente los ojos mientras un rayo de luz la cegaba. Pudo reconocer la silueta de Shikamaru, acuclillado al lado de su futón.
-Me cago en todos tus muertos, Shikamaru... –gruñó la rubia kunoichi, malhumorada.
-Es hora de despertarse –dijo éste, para a continuación mascullar-. Menudo rollo...
-Lárgate, idiota –le insultó ella-, que no sé qué coño pintas aquí.
El Nara suspiró, poniéndose en pie, y salió de la habitación murmurando algo ininteligible. Tenten cerró la puerta tras él y, tras un suspiro, explicó:
-Me dijo que Asuma quería hablar contigo... lo de abrir las contraventanas vino después, y no pude impedírselo...
-Bah, da igual –masculló la Yamanaka.
Se levantó y entró en el baño. Al cabo de un rato, preguntó:
-Por cierto, .¿es verdad que Asuma quería verme?
-Hum, pues... –dudó Tenten- la verdad es que no tengo ni idea, Ino, pero no creo que Shikamaru haya venido sólo a que le insultes, así que debe ser cierto.
La joven salió del baño farfullando de tal modo que su amiga le preguntó:
-¿Pasa algo?
-¡Nada! –Estalló Ino, hecha una furia- .¡Absolutamente nada! .¡Total, .¿cuál es el delito de que le haga más caso a ese putón verbenero de la Arena! .¡Ninguno!
Tenten suspiró.
-Así que era eso... Te gusta Shikamaru.
-¿Pero qué dices! –Gritó la Yamanaka, fuera de sí- .¡A mí ese idiota me trae sin cuidado! .¡Es un imbécil desgraciado y NO ME GUSTA!
El shoji se abrió de golpe, apareciendo Lee, Neji y Chouji al otro lado.
-¡Tenten! –Exclamó el Hyuuga, preocupado. Al ver la pose agresiva de Ino, preguntó- .¿Qué demonios pasa aquí?
-Nada –respondió la kunoichi, tranquilizando a su compañero de equipo con una afable sonrisa-. Hay mucho estrés aquí.
-Debe ser eso. Todo el hostal debe haber oído esos gritos –comentó Lee.
-Deberías tomarte unas vacaciones, Ino... –comentó un consternado Chouji.
Los azules ojos de la Yamanaka relampaguearon.
-¡Y tú una dieta!
Al Akimichi se le cayó el alma a los pies.
-Ya te vale, Ino... –Chouji se marchó, triste y solo.
-Uy, qué mal rollo hay por aquí. Yo casi como que me voy –comentó Lee, saliendo tras Chouji.
Sólo quedaban Tenten, Neji e Ino en la habitación. El prodigio Hyuuga lanzó una fría pero atenta mirada a la rubia, como escrutándola. Ésta alzó una ceja y comentó, triunfante:
-Lo siento por ti, Neji Hyuuga, pero como deberías saber, tu byakugan no sirve para leer los pensamientos.
El muchacho del Bouke se mantuvo impasible. Cuántas veces había deseado que así fuera... Haciendo un gesto resignado, Neji ordenó:
-Tu sensei quiere hablar contigo, y es urgente –se dio la vuelta y se dirigió a la puerta de la habitación, pero antes de atravesarla, comentó-. Por cierto, Yamanaka: aunque el byakugan sirviera para leer el pensamiento, dudo mucho que los de una histérica como tú logren interesarme aunque sea una pizca.
Dicho esto, se marchó, y Tenten se abalanzó a cerrar la puerta mientras Ino aullaba:
-¡Estúpido! .¡Cabrón! .¡Creído! .¡Gilipollas! Por el amor de Kami-sama, Tenten, .¿cómo aguantas a ese insoportable engreído?
La joven se encogió de hombros por toda respuesta. Rabiando, la rubia se cambió de ropa y se dispuso a bajar a entrevistarse con su maestro.
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Asuma apartó la mirada del tablero de go, cuya próxima jugada reflexionaba hasta hacía tan sólo unos instantes. En el umbral de la puerta, Ino esperaba, con expresión fastidiada. El jounin exhaló una nube de humo de su cigarro y saludó:
-Buenos días, Ino.
La Yamanaka lanzó una hostil mirada a Shikamaru, contrincante en go de Asuma, a quien no le pasó desapercibida. Resoplando, se puso en pie mientras decía:
-Bueno, me parece que yo sobro aquí.
El chuunin recibió una furibunda mirada de la rubia al salir. Una vez el Nara estuvo fuera, Ino cerró la puerta tras de sí y, acercándose a Asuma, preguntó, con deje aburrido:
-¿Querías hablar conmigo?
-Así es. Siéntate, Ino –indicó él.
La kunoichi obedeció, tomando asiento frente a su maestro, que apartó cuidadosamente el tablero de go, tratando de que no se cayera ni una ficha.
-A ver, Ino... Shikamaru y Chouji me han contado lo de la reunión sospechosa, a todas luces clandestina, que estuvieron investigando ayer. ¿Te suena? –Ella asintió con la cabeza. Asuma prosiguió-. Bien, me han dicho que te pidieron que emplearas tu ninpou shintenshin no jutsu para hacer cantar a uno de los integrantes, y tú te negaste, .¿voy bien?
La Yamanaka asintió quedamente con la cabeza, para luego comenzar a hablar:
-Sensei...
-No, Ino, espera a que termine, por favor. Reconozco que en primer término, tus razones para negarte a ejecutar esa variante de tu técnica por las buenas con un desconocido, sin conocer apenas las características de la misión, son aceptables. No obstante, te recordaré que estamos metidos en un apuro muy serio y te pido por favor –recalcó estas dos palabras- que te esfuerces por la misión y hagas lo que Shikamaru te pida.
La joven apartó la mirada, molesta. "Que hagas lo que Shikamaru te pida. ¿Qué soy yo, el perrito faldero del cerebrito? Que lo haga Temari, si tan bien se llevan". El jounin preguntó:
-¿Lo harás, Ino?
Ella se mordió el labio inferior. Se sentía dolida, pero no le quedaba otra que aceptar las condiciones de su maestro.
-Sí, Asuma-sensei.
Por primera vez desde el comienzo de la entrevista, el fumador jounin esbozó una sonrisa y respondió:
-Me alegro. En tal caso, irás con el equipo de Shikamaru en su incursión hasta que aparezca ese tipo. Sólo tienes que... hacer todo lo que te diga Shikamaru, .¿de acuerdo? –Esta vez no logró ocultar su molesta expresión, lo cual hizo que Asuma arrugara la frente mientras matizaba-. Sólo por esta vez, Ino. Por favor.
-Sí, sí –gruñó la rubia- .¿Me puedo ir ya?
-Claro, pero no te alejes. Saldréis en diez minutos.
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Naruto miraba a Ino de reojo por sexta vez cuando la kunoichi le espetó, en histéricos susurros:
-¿Y a ti qué te pasa! .¿Tengo monos en la cara o qué!
El jinchuuriki dio un respingo hacia atrás mientras se disculpaba:
-No... no, mujer, es que... me ha parecido raro que al final te hayas decidido a ayudarnos.
La kunoichi ignoró al curioso chico-zorro y siguió mirando al frente, mascullando maldiciones. El Uzumaki se giró hacia sus compañeros y preguntó:
-Oíd, .¿vosotros sabéis qué le pasa a ésta?
Chouji se acomodó en su puesto y comentó:
-Ni idea. Tendrá la regla.
Neji sólo alzó las cejas con indiferencia, y Shikamaru resopló mientras musitaba:
-Qué problemático.
-¡Sois una pandilla de machistas intolerantes con menos sensibilidad que un ladrillo! –Protestó la Yamanaka.
-Bueno, Ino... –comenzó a hablar Kiba, tratando de tranquilizarla, pero un gesto del Hyuuga le hizo callar.
El tipo que habían visto el día anterior atravesaba de nuevo las callejuelas, de nuevo mirando nerviosamente a su alrededor, luciendo de nuevo su andrajosa gabardina. Naruto miró uno tras otro a sus compañeros de equipo, y finalmente a Ino, que no se había movido ni un milímetro de su posición. Exasperado, exclamó:
-¡Pero bueno, tíos! .¿Es que no vamos a empapelar a ése o qué?
-No seas idiota, Naruto –respondió Kiba, en voz muy baja-. Vamos a pillarle por banda cuando salga. Si le pillamos ahora y luego le soltamos, le irá con el cuento a sus compañeros, y entonces todo se irá a la mierda, .¿comprendes?
Una vez más, se cumplió el ritual: el hombre llamó tres veces, el ventanuco se abrió, preguntaron por la contraseña y el misterioso tipo respondió, después de lo cual le dejaron pasar. Akamaru se frotaba a los muslos de Ino, que se estaba poniendo de todos los colores. Una vez la puerta se hubo cerrado, y su eco aún no se había extinguido del patio, la rubia kunoichi estalló:
-¡ALÉJALO DE MÍIIIII!
Perro y dueño salieron corriendo callejón abajo, asustados por la magnitud de los gritos de la Yamanaka, mientras Neji se desesperaba y Naruto daba un respingo, asustado. Tan sólo Chouji y Shikamaru se mantuvieron tranquilos. Una vez se hubieron reagrupado, Kiba y Akamaru a cierta distancia, el Inuzuka preguntó tímidamente:
-¿Qué ha pasado?
-Ino siente pavor por los perros –respondió el Nara.
-¿En serio? –Kiba miró directamente a la Yamanaka, que apartó la mirada, avergonzada. Sin embargo, el chico-perro se aventuró a acercarse más y, con su habitual desenfado, situó su boca a pocos centímetros de la oreja de la chica y susurró- .¿De verdad?
Ino dio un respingo, un acusado escalofrío recorrió su espina dorsal y un tenue rubor cubrió sus mejillas, aunque sólo una estuviera visible. Ladeó ligeramente la cabeza para que Kiba no le viera el rostro y respondió, en un murmullo:
-...Sí...
-Vaaaaaya –exclamó el Inuzuka, ingenuamente sorprendido, sin siquiera reparar en el rubor de Ino, causado por su familiar pero poco habitual cercanía-. Algún día me tienes que contar por qué, .¿vale?
La rubia asintió con la cabeza torpemente. Afortunadamente para ella, Neji intervino:
-Dejad las escenitas de telenovela para más tarde –tenía activado el byakugan-. Va a salir de un momento a otro.
-Muy bien, éste es el plan –reaccionó al punto Shikamaru-: Neji, Naruto y Chouji, en cuanto salga nuestro amigo del edificio y entre por aquella calle de allí –señaló la callejuela por la que el tipo había entrado en la plazoleta, le inmovilizáis, pero alejadle de ángulo de visión y de audición de la plaza, .¿de acuerdo? Neji, de eso te encargas tú –el muchacho del Bouke asintió con gravedad-. Cuando esté listo, aplicarás tu técnica, .¿de acuerdo, Ino? Kiba y yo te cubriremos.
La muchacha asintió y se tensó, preparada para la acción. No tuvieron que esperar mucho: primero salieron dos tipos de la reunión, y unos minutos más tarde, el elegido. Dando un rápido salto, el prodigio Hyuuga se colocó detrás de él y, dándole un golpe leve en un punto determinado de la nuca, le dejó inconsciente. El efecto sólo duraría medio minuto, de manera que Chouji se apresuró a cargarse al tipo a la espalda y ambos se internaron rápidamente en la calle por la que el tipo había enfilado.
Al despertar, se encontró arrinconado en una estrecha bocacalle, con tres muchachos más bien jovencitos a su alrededor: uno rubio con expresión maliciosa, uno moreno de ojos gélidos y otro último rechoncho con aire más duro de lo que cabría esperar. Numerosas gotas de sudor comenzaron a surcar el rostro del tipo.
-¿Qui-quienes sois? .¿Qué queréis de mí?
Los chicos se apartaron, pero se quedaron junto al hombre, mientras una belleza rubia de ojos profundamente azules, como una fosa oceánico, avanzaba lentamente hacia él. Esbozando una sonrisa maliciosa, extendió el brazo derecho y posó su dedo índice en la frente del tipo. La chica clavó sus ojos sin pupila en los del hombre, sin pestañear ni una sola vez, hasta que se perdió en la profundidad garza. Justamente en aquel momento, Ino murmuró unas palabras, pero ninguno de ellos alcanzó a escucharlas. Se hicieron unos segundos de silencio que la rubia kunoichi rompió al decir:
-Me llamo... Takumi Kanehara.
Shikamaru asintió con la cabeza y, poniéndose al lado de Ino y, mirando los ojos perdidos del hombre, dijo, autoritario:
-Hay algunas cosas que queremos saber. Para empezar, a qué viene tanto secretismo ahí abajo.
El rostro de la Yamanaka se contrajo ligeramente. Al parecer, Kanehara se resistía a responder. Finalmente, ella dijo:
-Nosotros... nosotros somos... un grupo de amigos que... ayudan a Akatsuki a entrar... en la ciudad.
Los shinobis de Konoha dieron un respingo. El Nara formuló una nueva pregunta:
-¿Cuántos sois?
-Si-siete –tartamudeó Ino. El hombre estaba nervioso, aunque sus vidriosos ojos no lo reflejaban.
-¿Siete? –Preguntó Neji, confundido. Acto seguido, murmuró-. Yo vi sólo seis.
-Es porque Hiroyuki está fuera estos días –respondió Ino, dando voz al desdichado.
-Así que vosotros ayudáis a Akatsuki, .¿eh? Dime cómo y por qué.
-Hace tiempo... no éramos más que siete amigos que se reunían para jugar a las cartas y beber un poco de sake. Sólo somos obreros... nacimos aquí, y no hemos tenido las oportunidades que tienen los jóvenes de otros países. Aquí no hay ninjas... y cualquiera de nosotros, es más, cualquiera de nuestros conocidos habría dado cualquier cosa por tener esa salida. Ser un shinobi, un luchador en las sombras. Sin embargo, la suerte quiso que naciéramos en esta asquerosa ciudad, en este asqueroso barrio, y que mientras otros podían elegir sus destinos, nosotros nos vimos obligados a trabajar como mulas desde poco después de aprender a andar –la voz de Ino reflejaba los furiosos sentimientos del hombre-. Supongo que por eso somos unos frustrados.
Los muchachos se miraron entre ellos. Qué curioso: mientras en Konoha los jóvenes suspiraban por visitar la Ciudad de la Frontera, allí la gente lamentaba no haber nacido en alguna Villa ninja.
-Entonces... –reinició la arenga la kunoichi- la organización Akatsuki entró en nuestras vidas. Fue un día normal y corriente, estábamos jugando una partida en un bar cuando llegó un tipo no muy alto, rubio, con el pelo tapándole media cara y vestido con una capa negra con nubes rojas. Se sentó a nuestro lado y nos ofreció mucho dinero a cambio de información.
Ino calló. El hombre se resistía a seguir contando cosas.
-¿Información acerca de qué? –Presionó Shikamaru.
-Sobre el puerto. Sobre el tráfico marítimo y esas cosas, y el asunto derivó en la relación de la Ciudad de la Frontera con el resto de los países ninja. La cosa iba tomando un cariz peligroso, pero el hombre nos ofreció más dinero y nos aseguró que si colaborábamos obtendríamos grandes beneficios. Entonces reveló que pertenecía a Akatsuki.
-¿Vosotros sabíais qué es la organización terrorista Akatsuki? –Preguntó el Nara, que llevaba aún la voz cantante.
-...Claro que... lo sabíamos. Eso nos frenó un poco, y para ganar tiempo, dijimos que nos lo pensaríamos. El hombre nos citó en el mismo bar dos noches más tarde. Dejó el dinero y se marchó.
-Aceptasteis el soborno, pues –comentó Neji, con voz fría.
-El dinero estaba sobre la mesa, así que lo único que hicimos fue cogerlo y llevárnoslo. Tengo cuatro hijos. Una paga extra nunca viene mal –trató de excusarse el hombre a través de la Yamanaka-. Al salir del bar, compré el pollo más hermoso que había en el mercado, y pasteles de nata para todos mis hijos. Cuando llegué a mi casa y le enseñé el pollo a mi mujer, lloró. Hacía más de cuatro meses que no comíamos carne en condiciones.
-Bueno, bueno, abreviando. Cuéntanos qué pasó dos noches después, cuando os reencontrasteis con el de Akatsuki –le apremió Kiba.
-Bueno... lo hablamos entre nosotros y... en la siguiente reunión, le dijimos que sí. Entonces, el tipo comentó: "Ahora sois un poco más ninjas, un!". He de confesar... que eso... nos hizo... nos hizo mucha ilusión. Era como ver cumplido un sueño de nuestra infancia... El hombre de Akatsuki nos reveló su nombre: Deidara. Además, dio un nombre a nuestro grupo: nos bautizó como el Club del Día del Juicio.
Shikamaru intercambió una significativa mirada con su compañero de equipo, Chouji.
-¿El Club... del Día del Juicio? –Preguntó Kiba, incrédulo.
-Así es... Desde ese día, somos el contacto de Akatsuki en la Ciudad de la Frontera. Les hemos facilitado la entrada y salida de la Ciudad, incluso localizamos al prófugo de la organización, ese tal Uchiha... No nos dejó acercarnos mucho, pero la organización supo agradecernos nuestra labor. Mis hijos... mis hijos están yendo al colegio. Tienen lo que yo no tuve... la oportunidad de estudiar, de llegar a ser alguien en la vida.
-Eso no sirve como excusa –habló Naruto, que hasta entonces había permanecido extrañamente callado-. ¿Sabéis lo que puede pasar al resto de los países si Akatsuki se instala aquí? No sé si ese tal Deidara os habrá comentado algo al respecto, pero curiosamente, resulta que ellos son los malos. ¡Vuestras ganas de jugar a los soldaditos pueden provocar un conflicto internacional! .¡Sois una panda de desarrapados egoístas!
-Creo que hemos escuchado suficiente –zanjó la discusión Shikamaru-. Como capitán de este equipo de la Villa Oculta de la Hoja y por la obligación de la coalición de Países ninja de detener la expansión de la organización terrorista Akatsuki, el Club del Día del Juicio queda arrestado.
Ino aflojó la presión sobre el tipo, liberándole de su técnica. El hombre, anonadado e inmóvil, con lágrimas de impotencia en los ojos, ni siquiera trató de escapar cuando Chouji le sujetó las manos para evitar que escapara. La Yamanaka, por su parte, se desvaneció a causa del esfuerzo y la falta de chakra. Shikamaru extendió los brazos, alcanzando a sostener a la exhausta kunoichi. La costumbre de protegerla cuando su técnica la debilitaba o la hacía caer inconsciente nunca desaparecería. Acto seguido se puso a dar órdenes:
-Chouji, ve a Fuyu no Hana y explícales la situación a Asuma, Kakashi y demás, pero abrevia la fábula de la pobreza de este individuo, .¿quieres? Tal vez necesitemos refuerzos. Neji, Naruto, os quiero aquí, vigilando a los demás que vayan a salir. Se trata de detenerlos sin que causen escándalo, .¿estamos? Kiba... ten –le tendió a una inanimada Ino y agregó-. Llévala a Fuyu no Hana y pídele a Hinata que se quede con ella hasta que se restablezca. Yo iré a preguntar en el Registro de Viajeros... debe haber constancia de que el séptimo miembro del Club del Día del Juicio salió de viaje.
-Shikamaru... sólo conocemos su nombre. Dar con él puede ser una misión imposible. ¿Tienes idea de cuántos hombres llamados Hiroyuki puede haber en esta ciudad? –preguntó Chouji.
El Nara se encogió de hombros.
-Algo habrá que hacer. Indagaré por ahí. Bueno, y ahora, haced lo que os he mandado.
El Equipo Shikamaru se dispersó.
Kiba sostenía a Ino contra su pecho, notando su tenue respiración en su cuello. La sostenía con fuerza para evitar que notara sus movimientos. Dormida, la kunoichi tenía un aspecto completamente dulce e inofensivo. El Inuzuka sacudió la cabeza, nervioso. ¡Cómo podía pensar eso! .¡La chica en cuestión dormía inocentemente en sus brazos! "Necesito unas vacaciones" gruñó mentalmente. Akamaru, que observaba atentamente cada reacción de su amo, dio un ladrido. Kiba le lanzó una mirada mordaz.
-Sí, lo sé –comentó en voz alta, más para sí mismo que para el perro-. A este paso me voy a volver majara, y de paso me rebosará la testosterona por las orejas.
Chouji, que iba por delante, se detuvo y preguntó, confuso:
-¿Ocurre algo, Kiba?
-¿A mí? No –respondió el chico-perro, tratando de ocultar su vergüenza.
-Estabas hablando solo.
-Estaba hablando con Akamaru –aclaró.
-Ah, bueno. Oye, ten cuidadito con Ino, .¿eh?
-Sí...
La corta conversación no abrevió el camino hasta Fuyu no Hana. Al entrar, Sakura y Hinata se mostraron preocupadas por el estado de Ino, y se dispusieron a cuidarla hasta que despertara. Kiba se sintió como si le hubieran arrebatado algo esencial cuando la retiraron de sus brazos. Suspirando, se concentró en la misión. Chouji explicó brevemente la historia del hombre, que temblaba de miedo entre tanto ninja, y acto seguido pasó a relatar los planes de Shikamaru para el equipo. Al acabar, Asuma tomó una determinación:
-Yo ayudaré a Shikamaru a buscar a ese tipo del Club del Día del Juicio en los archivos del Registro de Viajeros. Kakashi, .¿podrías ir tú a echarles una mano con los que aún están en la sede del club?
-Sin problemas –respondió el Hatake, sonriente y optimista como siempre-. Sasuke me acompañará.
El Uchiha asintió con la cabeza y miró de reojo a su hermano, que le se la devolvió, acompañada de una sonrisa mordaz.
-En tal caso, Lee y yo llevaremos a Kanehara a la base policial de la Ciudad de la Frontera –anunció Gai.
-¡Sí, Gai-sensei! –Respondió el muchacho, rebosante como siempre de entusiasmo.
-Será mejor que os acompañe –comentó Sakura-. Las autoridades locales suelen tener la cabeza muy dura para ciertos asuntos...
-¿Vienes con nosotros, Sakura? .¡Geniaaaaaal! –La bestia verde de Konoha casi alzaba el vuelo con las orejas.
La pelirrosa esbozó una sonrisa y preguntó a Itachi:
-¿Te parece bien?
El asesino del clan hizo un gesto desinteresado y respondió:
-Procede.
Así, la Haruno y los dos maestros de taijutsu partieron hacia la comisaría. Itachi comentó:
-Vamos a subir a Ino a la habitación de Sakura, .¿de acuerdo?
Hinata y Kurenai cogieron a la inconsciente Yamanaka y se dispusieron a llevarla al piso de arriba cuando el mayor de los Uchiha se giró a los que aún quedaban en la cafetería y comentó:
-Esta noche celebraremos vuestro éxito en la misión.
Y ahora, la respuesta a los reviews anónimos :-)
Andriu: Jajaja, parece que Itachi está teniendo mucho éxito... y tú eres de las pocas que adoran a Sasuke xD Y eso que aún no está en su plenitud jejeje. Su desarrollo aún está por completarse ;-)
Arbol de Cerezo: Claro que era la situación perfecta para un beso... pero son un par de cabezones, así no hay manera xD Pero no te preocupes, que aún queda fic ;-)
Caveli: A este paso, voy a tener que escribir un fic ItaSaku, porque a casi todos parece encantaros la pareja xD Gracias por leértelo de golpe :-) Espero que te guste este capítulo
Arashipotter: Vaya par, .¿eh? Se respira la tensión (sexual) entre Sasuke y Sakura, ne? Itachi me dice por el pinganillo que gracias por compadecerle y que te brinda unacita cuando te apetezca ;-)
Sakuracerezo92: Hice un dibujo de Sakura en Ojos de Jade... la verdad es que todos los personajes se parecen bastante físicamente a cómo aparecen actualmente en el manga n.n
Fran: Habrá escenas románticas, las habrá, lo prometo... pero aún no ha llegado el momento :-P En un futuro no muy lejano, jeje
Mochidzuki: Muchas gracias por tu suplicante review xD Me quedé un poco a cuadros al leerlo xD Espero que te guste este capítulo n.n
Silvery: Me alegra que te guste. El capítulo 11 se aparta un poco de Sasuke y Sakura, pero espero que te guste :-)
Muchas gracias a todos!
Kwatz!
