Vuelvo!
En pleno ecuador de mis exámenes, esta mañana un ramalazo de inspiración y he escrito lo que me quedaba del capítulo de un tirón n.n La verdad es que estoy bastante satisfecha con el resultado, aunque me da la sensación de que a este paso, el argumento no va a avanzar nunca xD En fin, haremos lo que podamos, pero el romance manda, oh yeah! xD
Nuevamente, doy las gracias a todos por vuestros reviews n.n Me han animado muchísimo, además ya veo que el SasuSaku remonta en vuestros corazones xD Así me gusta! Al muchacho sólo le hace falta un beso para que sepamos que Sakura y él se amarán para siempre . SasuSaku 4everrr!
Disclaimer: Naruto no me pertenece. Lástima T-T
Capítulo 13 – Las cartas sobre la mesa
Cuando Sakura despertó a la mañana siguiente, lo primero que hizo fue mirar el despertador, y lo segundo, levantarse de un salto, aterrada. "Kami-sama, .¡es tardísimo! .¡Itachi me va a matar!". Salió de su habitación corriendo como alma que lleva el diablo, directa a la cocina, y se encontró allí al mayor de los Uchiha en la disposición en que jamás le habría imaginado: con sus pantalones pesqueros negros, su camiseta negra y un delantal rojo y negro, haciendo... ¿tortitas? La pelirrosa alzó una ceja. "Esto no está pasando. Seguro que es un sueño, que aún estoy dormida. Fijo...". El asesino del clan reparó en su presencia y la saludó animadamente:
-¡Hola, Sakura! .¡Buenos días! –Al ver la anonadada expresión de la muchacha, la animó-. Siéntate, siéntate, que te estoy preparando el desayuno.
La muchacha obedeció como una autómata, sin apartar la vista de su sensei, que daba la vuelta a las tortitas en la sartén. Al cabo de un rato, la Haruno tenía ante sí una humeante taza de chocolate caliente, un plato con cuatro tortitas recién hechas y un bote de mermelada de grosellas aún sin estrenar. Miró la comida con los ojos como platos mientras Itachi, sonriendo como un niño, se sentaba frente a ella.
-¿A qué esperas? .¡Come!
-Itachi... –la joven señaló al plato, no muy convencida- ¿Todo esto lo has hecho tú?
-No, la mermelada la he comprado y el chocolate es soluble –rió su propio chiste.
-Pe-pero... ¿a qué viene esto? –Preguntó, sorprendida.
-Quiero convertirme en el ama de casa ideal –prosiguió el criminal de rango S con la broma.
Sakura tomó el cuchillo con parsimonia y abrió –no sin dificultad- el bote de mermelada. Untó una pequeña parte de la tortita con ella y, tras cortarla, la ingirió, masticando lentamente. Itachi la miraba fijamente, con los ojos brillantes. Después de tragar, la muchacha dio un sorbo de chocolate. Finalmente, anunció:
-Muy rico.
El Uchiha se llevó las manos a la cara y exclamó:
-¡Oh, Dios mío! .¡Me siento taaaan halagado! –la Haruno seguía comiendo inocentemente cuando añadió, mordaz- ¿Crees que Sasuke lo haría mejor que yo?
La pelirrosa se atragantó y empezó a toser. Itachi, sin borrar la sonrisa maliciosa de su cara, le tendió un vaso de agua. Más repuesta, Sakura preguntó, jadeando:
-¿A qué... viene eso?
El asesino del clan Uchiha se hizo de rogar antes de responder:
-Bueno. Sé que no tengo pruebas, y lo mismo soy sólo un puto neurótico, pero... me parece que anoche hiciste algo más que acompañar a mi hermano y a los otros dos al hostal, .¿me equivoco?
La kunoichi enrojeció al instante. El beso de Sasuke. La bufanda. Su olor unido a ella. La dureza de su trato. Los años de vacío... Sasuke, Sasuke de nuevo... y ahora, Itachi. "Debí haberlo imaginado". Curiosamente, lo primero que se le pasó por la cabeza fue que Itachi, cuando decía palabrotas, se parecía mucho más a Sasuke. Recordó su determinación de no pertenecer ni a uno ni a otro.
-Eso no es asunto tuyo –respondió, como ocultando un velado "sí". Acto seguido añadió-. Soy tu alumna, no tu marioneta.
Diciendo esto, se puso en pie y se marchó a su habitación, dejando el desayuno a medias.
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Sasuke no había pegado ojo en toda la noche. Es más, se había limitado a tratar de conciliar el sueño mientras se percataba de lo alto que podía llegar a roncar Naruto. "Nota mental: no permitir que Naruto vuelva a probar el alcohol si me toca compartir habitación con él" se dijo, mientras el sol despuntaba en el horizonte. Al cabo de pocos minutos, consiguió caer en un duermevela con el que únicamente logró relajar un poco los músculos. Nada más. Su cabeza daba vueltas aún acerca de su irresponsable comportamiento de la noche anterior. Una vez más, se había demostrado a sí mismo lo estúpido que podía llegar a ser. Por primera vez, lo había hecho: había sido incapaz de refrenar sus instintos y había besado a Sakura. Enfadado consigo mismo y con su propia debilidad, hundió sus dedos en el flequillo y se tapó los ojos, tratando de escapar de la realidad. Se reprendía, pero al mismo tiempo, volvería a hacerlo.
Enfurecido, se puso en pie de un salto, se quitó la camiseta y empezó a hacer flexiones, tratando de expulsar a Sakura de su cabeza, y con ella, cualquier elemento femenino que pudiera haberse colado en su mente. Tenía que centrarse única y exclusivamente en el asunto que le había embargado todas las vivencias que tenía que haber experimentado en sus quince años de vida: la venganza de su clan. Odió más a Itachi. No sólo por matar a toda su familia, sino por haberle robado su infancia, su vida. Sin embargo, de manera inevitable, la idea de su hermano aparecía entrelazada con la de Sakura, de manera que aquello jamás terminaba. No tenía que esforzarse demasiado para imaginárselos a los dos juntos en situación comprometida, y se sintió enfermo sólo de planteárselo. Los brazos le flaquearon en medio del ejercicio y cayó de bruces contra el suelo, más enfadado, si cabe, que antes. Justo en aquel momento, llamaron a la puerta. Sasuke masculló un taco y se puso de pie. Con aire aburrido, abrió, para encontrarse en el umbral a una intimidada Hinata, cuyo rostro se tiñó del color de la grana al advertir que el Uchiha se encontraba frente a ella sin camiseta. Él alzó una ceja, sin comprender qué pasaba con él y sus abdominales.
-¿Qué quieres? –Preguntó, rudo.
-Eh... ah... esto... yo... bu-bueno... Sasuke-kun... esto... vengo... vengo a... –tartamudeó la muchacha- me... me han encargado que te... que te dé e-esto –logró articular, aún abrazada a una pila de toallas blancas, tratando de ocultar la cara tras ellas.
-Bien. ¿Y qué tal si me lo das? –Respondió él.
La muchacha le extendió las toallas con la mirada baja, casi como si quemaran. El Uchiha las cogió con aire aburrido y lanzó una mirada breve y casi ofensiva a la Hyuuga. Ella, con la mirada clavada en el suelo, permanecía quieta en el mismo sitio. Por primera vez en su vida, Sasuke empezó a disfrutar la situación. Esbozó una sonrisa chulesca y preguntó con su habitual tono seco:
-¿Piensas largarte? –Hinata alzó su blanca mirada, que contrastaba vivamente con su sonrojado rostro, a tiempo para ver la maliciosa expresión del menor de los Uchiha mientras decía-. ¿O es que quieres... pasar?
A la muchacha se le secó la garganta en un instante. No hacía falta esforzarse demasiado para darse cuenta de lo atractivo que era Sasuke. No obstante, la diversión le duró poco al shinobi de Konoha, porque si las miradas matasen, la de Neji ya habría provocado la más feroz de las hipotermias al divertido Uchiha. El prodigio del Bouke no se había perdido ni el más mínimo detalle del corto diálogo entre su prima y Sasuke, y en su interior, Neji ardía de celos. Afortunadamente para él, estaba respaldado por el clan en una buena sarta de razones por las que ese chulito de mierda no merecía ni respirar en un radio de cinco metros cuadrados alrededor de la heredera del Souke.
Las miradas de los dos shinobis se encontraron, el sharingan a punto, y se confrontaron en una silenciosa batalla visual cargada de tensión. No tardaron demasiado en comenzar a rezumar chakra. Ambos tenían demasiadas cosas en común, y si chocaban en lo respectivo a Hinata, podía arder Troya. A la muchacha le empezaron a temblar las piernas. Si no les paraba, en pocos instantes podían volar kunais, surikens, chidoris y demás artillería entre los dos chuunins. Sobreponiéndose al temblor de su barbilla, gritó:
-¡Sensei!
Los refuerzos no se hicieron esperar. Kakashi y Kurenai se personaron junto al grupo de ninjas. Les bastó un vistazo para captar la tensión en el ambiente. Kakashi ordenó a su alumno:
-Sasuke, desactiva el sharingan -el Uchiha no movió ni un músculo, de manera que el jounin repitió-. Sasuke, desactiva el sharingan. Ahora.
Kurenai agregó:
-Neji, déjalo.
Tampoco el Hyuuga dio muestras de obedecer, de manera que Hinata optó por intervenir:
-¡Neji nii-san! Neji nii-san, tengo que hacer unos recados, .¿podrías acompañarme?
Al oír esto, el muchacho del Bouke se relajó notablemente. El combate visual entre los dos shinobis cesó. Hinata suspiró tranquila y esperó pacientemente a que su primo se reuniera con ella para marcharse. Kurenai lanzó una seria mirada al Hatake antes de desvanecerse, que éste encajó como pudo antes de girarse hacia Sasuke y anunciar, ceñudo:
-Tenemos que hablar.
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Kiba permanecía quieto frente a la puerta de la habitación de Ino y Tenten, tamborileando con los dedos en el pantalón, sin saber muy bien qué hacer. Lanzó una mirada a Akamaru, que estaba sentado obedientemente, y que ladeó ligeramente la cabeza, como preguntando: "¿Qué es lo que pretendes, viniendo hasta aquí?". El chico perro emitió un gruñido fastidiado y, metiéndose las manos en los bolsillos, resopló y enfiló por el pasillo, preguntándose qué demonios esperaba de la vida, qué demonios había creído ver en Ino para volverse así de gilipollas en menos de veinticuatro horas.
Mientras tanto, la rubia kunoichi se peinaba cuidadosamente frente al espejo mientras escuchaba el ruido de la ducha que se estaba dando Tenten. Pensó alternativamente en Shikamaru y en Kiba. Shikamaru, su compañero de equipo desde los doce años, su mejor amigo, la persona que custodiaba su cuerpo cuando ella ejecutaba su ninpou shitenshin no jutsu, el que más la había apoyado cuando Sakura desapareció... La Yamanaka había tomado casi como un destino obvio que algún día se enamorarían y probablemente hasta se casarían. Sin duda, sus padres, amigos del alma, no pondrían objeciones a ello.
Sin embargo, Temari no entraba en los planes de ninguna de las partes interesadas. Desde que el privilegiado Nara había luchado contra ella en el examen de chuunin, la Yamanaka supo que había saltado la chispa entre la hermana del jinchuuriki de la Arena y su compañero de equipo. Ino se había mosqueado por ello, pero los acontecimientos que tuvieron lugar a continuación le impidieron darle más vueltas al asunto. Y cuando las cosas se tranquilizaron, como ojos que no ven, corazón que no siente, la muchacha había pasado de lo que pudiera haber pasado entre Temari y Shikamaru, y así había sido hasta aquel viaje a la Ciudad de la Frontera.
Luego estaba Kiba. Kiba, que hasta hacía unos días era poco más que un desconocido, había irrumpido en su vida como un huracán. Lo conocía tan sólo de vista, jamás había entablado una conversación con él, y además estaba el asunto de los perros. Ino odiaba los perros, le daban pánico. Sin embargo, el Inuzuka le provocaba exactamente la sensación contraria. Ella quería conocerle mejor, hablar con él. Quería que se hicieran más cercanos, pero le daba la sensación de que era imposible. "Si yo... si a mí me gustaran los perros... simplemente eso...". En ese momento, la Yamanaka miró directamente a su reflejo del espejo, con el flequillo por detrás de una oreja y el cabello suelto, en cascada por la espalda. Sus azules ojos le devolvieron la lánguida mirada, e inmediatamente tomó una determinación:
-Juro que superaré mi temor a los perros. Lo juro.
Esbozando una sonrisa decidida, terminó de peinarse y, colocando sus cosas, salió de la habitación. En la puerta conversaban animadamente Chouji y Lee, que se quedaron callados al verla salir, pero ella tan sólo sonrió animadamente y saludó:
-¡Buenos días! Hace una mañana preciosa, .¿no os parece?
Lee lanzó una sorprendida mirada al Akimichi mientras la rubia se daba la vuelta y se encaminaba hacia el pasillo, pero el rollizo chuunin sencillamente se encogió de hombros. Ino era así, como una montaña rusa, hoy arriba y mañana abajo, hoy de un humor resplandeciente y mañana cabreada con la Humanidad. Sencillamente, ésa era su personalidad, .¿lo tomas o lo dejas?
La Yamanaka llegó hasta la puerta que supuestamente compartían sus dos compañeros de equipo y su maestro Asuma, aunque ya había asumido que era más que probable que Shikamaru no se encontrara precisamente allí. No obstante, decidió dar el todo por el todo y llamó sonoramente a la puerta. Nadie respondió. Llamó otra vez, algo más impaciente, y fue entonces cuando un soñoliento Shikamaru, ya vestido con su ropa habitual, abrió. La kunoichi rió al ver su aspecto, y el Nara gruñó:
-¿Debería cagarme yo ahora en todos tus muertos?
-Eso es asunto tuyo, no mío –respondió Ino, ligeramente sarcástica, para luego añadir-. ¿Puedo entrar o tienes compañía?
El superdotado shinobi de Konoha se ruborizó, pero trató de ocultarlo echando una mirada al interior de la alcoba. Finalmente respondió:
-¿Estás loca? .¿Acaso crees que metería a una chica en la habitación que comparto con Chouji y con Asuma-sensei? –Ino se cruzó de brazos a modo de advertencia, de manera que Shikamaru se apresuró a agregar-. Aparte de ti, claro.
-Hum. Con la de años que hemos compartido habitación en las misiones, como para que me salgas ahora con ésas –comentó la rubia.
Los dos se quedaron en silencio. Finalmente, el Nara comenzó a decir:
-Oye, Ino...
-¿Sí? –Le interrumpió ella, ávida de algo que no sabía precisar.
-¿Quieres... pasar? Creo que... tenemos mucho de lo que hablar.
Ella asintió con la cabeza. "Demasiado" matizó su mente. El chuunin se hizo a un lado para dejarla pasar. Así, la Yamanaka comprobó con sus propios ojos que Temari no estaba en el dormitorio. Casi sin querer, suspiró, tranquila.
-Siéntate –ordenó Shikamaru.
-Prefiero estar de pie –repuso ella. Cuando estaba de pie, se sentía segura. Si se sentaba, sabía que toda su entereza de desmoronaría como un castillo de naipes.
El Nara se encogió de hombros.
-Como quieras, pero yo me voy a sentar.
Ella asintió con la cabeza. Shikamaru se sentó en la silla de la habitación, e Ino se acercó hasta quedar a un metro exacto de él. El chico se inclinó hacia delante, apoyando los codos en los muslos y con las manos entra las rodillas separadas, su postura favorita. Alzó la cabeza, miró aburrido a su compañera de equipo y anunció:
-Para empezar, quiero que sepas que esto es muy, muy, muy problemático.
La Yamanaka alzó una ceja, sarcástica:
-¿Tu novia no sabe que estoy aquí?
-No es mi novia –rezongó él, incómodo. Sabía perfectamente a quién se refería Ino.
-De momento –contestó la kunoichi, con más sarcasmo si cabía.
Shikamaru suspiró.
-Ino...
-Vale, vale. Me callo –acto seguido, hizo un gesto como para invitarle a hablar.
El shinobi volvió a mirar a la rubia kunoichi y comenzó a hablar:
-Como te iba diciendo, Ino... creo que en algún momento de nuestra... "relación" –entrecomilló la palabra con los dedos y lanzó una mirada a la chica que parecía decir "más te vale que no lo malinterpretes", pero por si acaso, agregó-, entiéndeme, me refiero a nuestra amistad desde que éramos críos, esto... se me ha olvidado lo que te iba a decir.
-Ibas por "algún momento de nuestra relación" –puntualizó la muchacha, repitiendo el gesto del entrecomillado y después cruzándose de brazos.
"Mala señal" se dijo el Nara "Se está poniendo a la defensiva".
-Gracias. Bueno, pues como te decía, creo que en algún momento de nuestra relación hemos cometido un error.
Dejó de hablar para comprobar el efecto de sus palabras en ella, pero al ver que no reaccionaba, se encogió de hombros, como animándola a decir algo. Ino esbozó una media sonrisa afligida.
-Me alivia pensar que el error no ha sido sólo mío.
-Así que tú también te has dado cuenta.
Ambos se callaron. Shikamaru clavó la mirada en el suelo, quieto como una estatua. La Yamanaka, por su parte, alzó la mirada, buscando la ventana, luchando contra sus propias lágrimas. Finalmente, el Nara declaró:
-Ino, voy a ir por las claras –aunque sabía que él, que miraba al suelo, no la vería, la muchacha asintió con la cabeza. Shikamaru empezó a hablar-. Yo... te he querido muchísimo. No me arrepiento de ello. De lo que me arrepiento es de no haber querido demostrártelo. Lo peor es... que no lo he hecho por timidez o miedo al rechazo. Si así hubiera sido, tendría... bueno, tendría un pase. La razón por la que tomé mis sentimientos hacia ti como cualquier otro sin canalizarlo fue por simple y pura...
-Vaguería –completó Ino con él la frase.
Se miraron y ella sonrió. Shikamaru comenzó a sentirse más relajado.
-Cómo me conoces –comentó.
-Más de lo que te gustaría –repuso ella, con una sonrisa maliciosa. Su voz tembló al añadir-. Después de todo, son muchos años.
Shikamaru asintió con la cabeza. Supo que la Yamanaka iba a echarse a llorar. Ino no era de las que lloraban por cualquier cosa, y las pocas veces que la había visto hacerlo, siempre le había ofrecido el hombro para desahogarse. Aquella ocasión no iba a ser menos. Se irguió en la silla, abrió los brazos y dijo, afable:
-Anda, ven aquí.
Ino no se hizo esperar ni desear. Se arrojó a los brazos de Shikamaru, se sentó sobre sus rodillas y hundió la cara en la clavícula de su compañero de equipo. Sus lagrimales no tardaron en rebosar, y descargó aquella extraña clase de celos indefinidos en él, la causa. El Nara sintió las cálidas lágrimas de su amiga resbalarle por el pecho y la estrechó aún más hacia sí. Se mantuvieron así, juntos, abrazados, compartiendo aquel extraño amor surgido de la amistad que se remontaba a lo largo de las generaciones.
-No... no quiero que me dejes –hipó la Yamanaka.
-No voy a hacerlo, Ino –respondió él-. Pase lo que pase, siempre podrás contar conmigo. Siempre serás mi mejor amiga.
-Pe... pero Temari...
-Temari me gusta mucho, de manera muy distinta a como me gustaste tú –el shinobi esbozó una sonrisa ligeramente libidinosa y añadió-. Ahora me doy cuenta de lo cándido que era entonces.
Ino rió entre lágrimas.
-Ella es muy guapa –comentó.
-Tú también lo eres. Sois distintas, eso es todo. Eh, Ino... no me digas que estás colada por mí. Eso sería muy problemático.
Ella negó vigorosamente con la cabeza.
-No... no. Sólo estaba celosa porque pensé que Temari podía apartarte de mi lado. Además... a mí... me gusta otro chico, y yo... tenía la sensación de estar siéndote infiel, de alguna manera.
El Nara rió, ligeramente divertido.
-Vaya, me siento honrado, tengo a dos rubias a mis pies.
Ino sonrió, mientras las lágrimas, en proceso de secarse, dejaban un rastro pegajoso en sus mejillas. Le dio un suave puñetazo en el pecho.
-Cállate –ordenó, casi riendo.
Acto seguido, volvió a acomodarse entre los brazos de su compañero de equipo y preguntó:
-¿Qué es lo que pasaría si ahora Temari abriese la puerta y nos pillase así? –Su voz tenía un clarísimo deje malicioso.
Shikamaru se revolvió en la silla, incómodo. Finalmente respondió:
-Pues la verdad es que no lo sé fijo, pero estoy seguro de que sería muuuy doloroso.
-Y problemático –añadió la rubia, irónica.
-Por descontado. Ahora me toca a mí hacer preguntas comprometidas.
-Venga, dispara.
-¿Quién es quien te gusta? –Shikamaru tenía una sonrisa traviesa plasmada en el rostro.
-No te lo pienso decir.
-Venga, Ino, no me dejes con la intriga.
Ella rió y contestó:
-Sólo te diré que le conoces.
-¿Es Chouji?
-¡No, idiota! –rió la Yamanaka-. ¡No le conoces tanto!
-¿Quién es? .¿Sasuke? .¿Neji? .¿Naruto? Por Dios, Ino, como me digas que me has cambiado por Naruto, me tiro por un puente.
La kunoichi estalló en carcajadas.
-No das una, .¿eh? Tranqui, no es él.
-Venga, dímelo. Te prometo que te guardaré el secreto. Puede que incluso te ayude a ligártelo –trató de promocionarse.
-¿Tú? No vayas de sobrado, Shikamaru, tu filosofía de vida no te permite aspirar a ligar más que por casualidad.
-No creo que Temari opine lo mismo –chuleó el Nara.
-¿Ah, no? Pues yo diría que sí...
Shikamaru lanzó una mirada mosqueada a su amiga, que la encajó con bastante entereza, y finalmente acordó:
-Está bien... te lo contaré, pero con una condición: que no varíes tu actitud respecto a él. ¿Hecho?
-Ino...
-¿Hecho?
Las azules pupilas de la Yamanaka taladraron los aburridos ojos de su amigo, hasta que éste respondió:
-De acueeeerdo.
La rubia sonrió, satisfecha y acto seguido, bajando la cabeza, se sonrojó levemente al confesar:
-El chico que me gusta... es Kiba.
El Nara alzó una ceja, visiblemente sorprendido.
-¿Kiba? Pero si detestas los perros.
-Shikamaru... Kiba no es el perro, .¿recuerdas?
-Bueno, eso es obvio, pero ya sabes a lo que me refiero. Akamaru es casi como parte de Kiba.
-Lo sé... pero pienso superarlo –Ino esbozó una sonrisa esperanzada.
El superdotado shinobi le devolvió la sonrisa. De alguna manera, Ino maduraba.
-Sabes que si me necesitas, siempre puedes acudir a mí.
La Yamanaka se puso en pie, guiñó un ojo y respondió:
-¡De acuerdo!
Justamente en ese momento, la puerta de la habitación se abrió, apareciendo Asuma al otro lado, que se mostró visiblemente sorprendido al ver a Ino y Shikamaru juntos. Los dos chuunins le sonrieron, tratando de expresar que la palpable tensión entre ellos que había desaparecido. Asuma, sosteniendo uno de sus inseparables cigarros entre los labios, esbozó una sonrisa, más tranquilo. Mientras tanto, dos cabezas adolescentes pensaban exactamente lo mismo: "Si llega a entrar sólo cinco minutos antes... la que se podía haber montado".
-En fin, Shikamaru –comenzó a hablar el jounin-. ¿Qué plan tenemos para hoy?
-He pensado que vayamos a preguntar al Registro de Viajeros que nos dejen buscar a nuestro amigo del Club del Día del Juicio. Shino se ha ofrecido a acompañarnos. Tenemos que enterarnos de si necesitamos algún tipo de permiso oficial para acceder a la fuente de datos. En ese caso, tendremos que acudir a Sakura y a Itachi. Además creo que sería conveniente que Ino interrogase de nuevo a Kanehara para averiguar más acerca de Hiroyuki, y... –lanzó una rápida mirada a su compañera que ésta captó al vuelo- me parece conveniente que la acompañen Kiba y Chouji, .¿te parece bien?
Ambos, maestro y alumna, asintieron con la cabeza, aunque la mirada de la Yamanaka flagelaba y agradecía a su superdotado amigo a partes iguales. Shikamaru prosiguió con sus planes:
-Creo que además Sasuke podía hacer algo útil para variar. ¿Podrías pedirle a Kakashi que le ordene que ayude a Naruto en lo que voy a mandarle? Quiero que vayan al Fuyu no Hana e interrogan a Itachi. Tiene que saber algo de Akatsuki, pero hasta ahora se lo ha tenido muy calladito. Quiero que averigüen lo que puedan. ¿Qué te parece?
-Es un poco arriesgado mandar a Sasuke a interrogar a su hermano, .¿no te parece? –Respondió Asuma, dudoso.
-Perdonad si me meto donde no me llaman, pero... –intervino la kunoichi- creo que si Sakura está presente, que no dudo que lo estará, no habrá problema.
El jounin intercambió una rápida mirada con el genio Nara y finalmente aceptó:
-Se lo comentaré a Kakashi. De esta manera, nos quedan por colocar los dos Hyuuga, Tenten, Lee y nosotros, los jounins, aunque en nuestra defensa alegaré que ya tenemos trabajo, y no precisamente del entretenido. Con el desmantelamiento del Club del Día del Juicio, Tsunade nos ha mandado una montaña de trabajo "de oficina". Un aburrimiento.
-Eso parece –Ino sonrió, divertida.
-Bueno, pues en ese caso... que Neji, Tenten, Lee y Hinata vayan a la sede del Club. Creo que sería conveniente hagan con toda la información acerca de Akatsuki que puedan conseguir.
-Tienes razón... Hablaré con ellos. Buen plan, Shikamaru. Preparaos los dos. En diez minutos, salimos de aquí, todos directos a nuestros destinos.
El jounin salió del dormitorio que compartía con sus dos alumnos varones, seguido por Ino, que antes de marchar en busca de Chouji, lanzó una mirada cómplice al que siempre sería su amigo del alma.
Y ahora, la respuesta a los reviews anónimos :-)
shiho-Haibara: .¿Por qué Sasuke te cae mal? Tendré que encargarme de eso... (risa diabólica) Y me alegra que te estén gustando las otras dos parejas :-D Puede que haya alguna escenita ItaSaku ;-) Dedicada
mijo: Siento haberte decepcionado n.nU Espero que te guste el desarrollo del fic, ya que comentaste que te gustaba el SasuSaku, y puede que las cosas cambien para estos dos ;-)
andriu: Me alegra, otra más en el barco del SasuSaku n.n La verdad es que se merecían una buena escena de una vez, aunque aún no esté todo claro, Sasuke no parece muy dispuesto a resignarse a admitir sus sentimientos hacia ella. En fin, acabará haciéndolo ;-) Además, veo que la actitud de Itachi no te ha agradado precisamente xD El asesino tiene sus motivos para actuar así. Todas las explicaciones llegarán, todo a su debido tiempo ;-)
Flor de Cerezo: Me alegro que te haya gustado n.n Espero que éste esté a la altura :-)
arashipotter: Me alegra que te haya gustado :-) Ah, y que sepas que Itachi consulta su agenda para ver cuando está libre, jeje ;-)
caveli: Síii! Otra adscrita al SasuSaku :-D Mola! Me alegra que te haya gustado el capi 12
Esto es todo por hoy n.n Muchísimas gracias a todas :-)
Kwatz!
