—¡Ya llegué! —anunció Flint a las sombras del estudio. Al parecer, no había nadie—. Perfecto… ¡Camino despejado!
— Ú-Ù ¿Porqué tengo que hacer esto? —preguntó el demontre, decaído.
—Por las pocas fans que te quedan. Además, si no grabamos esta escena ahora, no saldrá tan bien como debe.
—Feh, tú y tu pánico escénico. ¿Y Arrai? Se supone que ella también sale en esta parte.
—Usaré un poco de quimerismo para que parezca que está aquí.
—¿Los efectos de quimerismo pueden ser grabados por una cámara?
—Sep, ya hice el experimento… qué bueno que la escenografía del cap. 38 es la misma que en el 8.
Unos 15 minutos después de que terminaron, el resto del Equipo llegó y fingieron que nada había pasado.
DISCLAIMER: Todo lo relacionado con Tyson, Rei, Hilary, Kai, Max, Kenny, Daichi, Jin Tempestad, el abuelo de Tyson, el Sr. Dickenson y demás personajes que aparecen en Beyblade, es propiedad de Takao Aoki. Yoblade, empero, es invento mío. Cualquier alusión a personas reales, vivas o muertas, no pretende más que hacer reír al vulgo.
(música matona)
Poco
tiempo hay para aniquilar
Los precandidatos que joroban ya
y
deberás matar
para volver
en 2006 otra vez
Es Yoblade! Yoblade!
(más música matona)
Hazlos
chismear siempre de ese modo
y "¡yo no fui!"
deberás gritar,
nuestro partido siempre ganará,
no
lo puedes evitar...
Es Yoblade! Yoblade!
(un último cachito de música matona, y luego...)
Es
Yoblade! Es Yoblade!
YoBlade!
¡Voten ya!
¡Ay, me voy otra vez y ahí te dejo, Madrid! (Shakira, "Te dejo, Madrid") (Sleepless in Madrid)
—Venga, otra vez estoy muy mal; / que me siento solo, me duele todo, que estoy muy mal. / Dice: "recaer es muy normal"/ y el doctor ya sabe mi medicina para olvidar/ un toque de tus ojos/ un roce de tus manos/ el olor de tu pelo/ el sabor de tus labios / y un poco de tu vooooz… / y al instante me siento mejor. (Tranzas, "Jarabe") ¡Maldita sea la suerte del Universo! .¡ME ABURRO!
…¡BURRO, BURRO, BURRO!
—¿Quién es el puñetero idiota que osa llamarme burro? —increpó Rogran al eco que se dignaba devolverle el vacío
…¿burro? .¿burro? .¿burro?
—¡Te estoy diciendo que no, so palurdo!
¡palurdo, palurdo, palurdo!
Y el demontre, rendido, soltó un mega-suspiro
—· / —·— / ·—
Lee tenía una pesadilla. Vestía un tutú púrpura como el del Senilsei Tao, y Rei ejecutaba una danza rusa, y lo pateaba y lo lanzaba lejos, muy lejos, hasta caer en las garras de una bestia alada con cara de nereida y garras de reptil. También sus alas eran como de dragón, y un aura luminosa la envolvía. Después, dicha creatura se convertía en Mariah. Al borde del infarto, despertó de golpe, gritando.
Al día siguiente, accedió a recorrer Madrid (donde seguiría el campeonato mundial de yoblade) con los demas Black Kitties Z.
—· / —·— / ·—
Land
of immortals I wait for my day
(Tierra
de Inmortales, espero por mi hora)
knowing
the secret of the skies
(Porque
conozco el secreto de los cielos)
Land
of immortals you must belong to me
(Tierra
de Inmortales, tú me perteneces)
from
here to eternity
(Desde
ahora hasta el fin de la eternidad)
(Tristania, "Land of Immortals")
—Bien, bien. Ahora me los comeré —murmuró Sadrach, alegre.
—¿Decía, Ejecutor?
—Nada, no pasa nada —y rió. El Templar a su lado volvió a sentir que le daba un escalofrío, a la vez que sentía algo de ira.
—· / —·— / ·—
Hard...
(Duro…)
I'm
harder than the life I've lived
(Soy
más duro que la vida que he vivido)
Strong...
(Fuerte…)
I'm
stronger than the pain you give
(Soy
más fuerte que el dolor que tú me causas)
It's
lost...
(Está
perdido…)
So
lost
(¡Tan
perdido!)
The
world you're in
(El
mundo en que estás,)
The
life you live
(La
vida que vives;)
I
see the lies
(Porque
yo veo las mentiras,)
The
darkside of the smiles you give
(El
lado oscuro de las sonrisas que das)
—¿Señor…?
—No hace falta que me acompañes, niño. Lo atraparé y traeré su cabeza en menos de seis meses.
—Pero…
—¡Es una orden, carajo!
Cuando se hubo ido, sonrió amargamente.
—Ahora, el empalado serás tú, Sadrach.
—· / —·— / ·—
Había por ahí un par de malabaristas que hacían su espectáculo valiéndose de toda suerte de trucos con sus yoblades. Como cualquier bufón de circo normal, pero con yoblades, lo que hacía el número algo novedoso e inigualable; más porque llevaban unos trajes que más parecían cortinas mal enrolladas y unas mascaras que estorbaban también. En resumen, era toda una proeza caminar con antedicho atuendo.
Y, aún así, caminaban, respiraban, y hacían trucos con los yoblades sin sudar.
Pero Lee, de mal humor por su falta de sueño y porque súbitamente había perdido todas sus habilidades con el yoblade, se puso a criticar el acto, proclamando que era muy sencillo y no tenía gracia.
Y los cirqueros, como es obvio, se molestaron y los retaron a él y a Rei a un pequeño duelo callejero a la vieja usanza. El incidente captó la atención de un Ejecutor y un Templar que iban por ahí.
—Ah…
—Pelear con yo-yos. Estos humanos no merecen el mundo que tienen.
—Y sin embargo, es… interesante.
—¿Qué dices, Templar?
—Esto me parece familiar, como si ya lo hubiera visto.
—Tal vez sea parte de la memoria del cuerpo que tomaste —sugirió Sadrach, empezando a preocuparse. Si recordaba lo suficiente, recordaría todo y él no estaría en una muy buena posición.
—Tal vez…
Mientras tanto, los actores callejeros habían derrotado a Rei y Lee con facilidad, más bien por culpa de Lee; lo que lo hizo sentir peor.
Y el incidente no sólo había llamado la atención de los Venidos de Aiur. También la de la dra. Arreola.
—Yo diría que hablaras con él —le dijo a Rei, alcanzándole su yoblade—. O va a acabar completamente desquiciado —Rei, confundido, asintió y se fue—. ¿Shinji?... ¡Shinji!
El niño, zope e intuitivo como es él, se había quedado viendo al Ejecutor y su Templar. Caminó hacia ellos, como suelen hacerlo los niños pequeños y sin mucho juicio, dirigió una mirada despectiva al Ejecutor y después clavó los ojos en su acompañante. Y quedó otra vez en trance.
—El día que nos conocimos, comenzó. El día que me olvidaste, floreció. Y si no me recuerdas ahora … —recitó, con la mirada perdida.
—¡Templar! —Sadrach la sacó del trance en el que también había caído sacudiéndole el hombro—. ¡Vámonos ya!
—S-sí, Ejecutor… ese niño…
—No es humano. Las altas vibraciones psiónicas que emite tu amuleto Khaydarin debieron haberlo trastornado un poco.
—Sí…
—· / —·— / ·—
—¡Shinji! —la dra. Arreola lo sacudía, un poco frenética. No lograba salir del trance. Hilary la veía con aire reprobatorio—. ¡Despierta de una vez!
—… ¿ella era mi mamá? —preguntó el zopecín, sin cambiar su expresión.
—Sí y no.
—… ¿qué?
—Ya sé porque ninguno ha hecho nada para buscarte.
—¿En verdad, doctora?
—Llámame Karina.
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—No sé… esto de un combate de dos contra dos podría ser peligroso —sentenció el Sr. Dickenson, ligeramente en sus cabales.
—¡No morirá nadie! —afirmó Raúl.
—¿Seguros?
—¡Seguros! —dijeron él y su gemela a la vez.
—Bien… pero… ¿cómo lograrán que los Black Kitties Z acepten?
—Será como quitarle un dulce a un niño —canturreó Julia.
— ò.ó ¡Ah, no, eso sí que no! .¡Nada de quitarle dulces a los niños! Pequeños desgraciados… ¡SALGAN DE AQUÍ ANTES DE QUE LLAME A LA POLICÍA!
—o.oUUU S-sí, claro —Julia y Raúl salieron corriendo de la oficina.
—Quitarle dulces a los niños… ¡eso no es correcto! —farfulló Dickenson, para después zambullirse en un largo monólogo sobre las horrendas tentaciones que el diablo ponía en los dulces, que hacía que los niños hicieran cualquier cosa por ellos y que los no tan niños siempre intentaran robarlos. Los caramelos, sin duda alguna, eran otra perversa invención del demonio, como el teléfono y sus horrendos vástagos, celular (aka móvil) e Internet; y el reggaeton.
—· / —·— / ·—
El día del enfrentamiento entre los Black Kitties Z y la Dinastía Atayde llegó. Pero no vinieron ellos, sino los malabaristas callejeros, para estupefacción de todos.
Y, cuando se quitaron esos horrorosos trajes de cortina mal enrollada, resultó que, en efecto, eran Julia y Raúl, de la Dinastía Atayde.
—¡Ustedes! —exclamaron Lee y Rei.
—¡Nosotros! —respondieron, burlándose del tono, Julia y Raúl.
—¡Ellos! —se metió DJ Jazzman, aunque su intervención carecía de relevancia para el diálogo y para el enriquecimiento de la cultura occidental en general.
—¿Quieren volver a perder? —los retó Julia.
—¡Los que van a perder son ustedes! —espetó Lee, que de vidente tenía lo que la guionista tiene de cerebro, lo que viene a ser nada.
—¡Uy sí! .¿Contra ti y qué ejército?
—¡Contra mí y este ejército! —replicó el tipo que parecía león mal alimentado, jalando a Rei de la oreja.
— òwó A mí no me metas… —se quejó el tipo de la cola de caballo kilométrica.
—¿Ve? —dijo Julia al sr. Dickenson en el estrado—. ¡Han aceptado el reto!
—Bien, bien —el Sr. Dickenson tomó un micrófono y se dispuso a anunciar—. ¡Playeras al 2 x 1 en la Pulga!
—n0n ¡Genial! —prorrumpió el estadio entero, y se fueron a comprar playeras.
—¡Y este duelo será de dos contra dos! —finalizó el senil y calvo sujeto, para sentarse y olvidar todo el asunto.
Para la desgracia de la civilización, Jazzman también se había ido a comprarse playeras, por lo que no hubo nadie que hiciera el conteo. Pero a los combatientes no les importó, e igual empezaron a pelear.
¿Para qué hacerla larga, si ya sabemos que a Lee le da un ataque de psicosis y Rei tiene que sacar su yoblade del plato antes de que todos acaben enredados? Esto, como es lógico, acarrea la derrota inevitable de su equipo. Pero al menos salva la despreciable e irrelevante cordura de Lee, para provecho de la civilización oriental, porque a la occidental le viene importando un soberano rábano. Con esto no quiero decir que a la civilización occidental carezca de interés por la cordura de Lee, sino que le preocupa (y le ocupa) más Su Alteza Serenísima el Soberano Rábano.
—· / —·— / ·—
—El día que nos conocimos, comenzó… el día que me olvidaste, floreció. Y si no me recuerdas ahora … será el final de todo —terminó el Templar, viendo como el sol se ocultaba, sin darse cuenta de lo que estaba diciendo (n/a: Antecitadas líneas aparecen en el manga de Ah, Megamisama, por ahí del tomo 16 (31 en la edición que publicó Vid en México); y pertenecen a Welsper).
