DISCLAIMER: Todo lo relacionado con Tyson, Rei, Hilary, Kai, Max, Kenny, Daichi, Jin Tempestad, el abuelo de Tyson, el Sr. Dickenson y demás personajes que aparecen en Beyblade, es propiedad de Takao Aoki. Violinist of Hamelin es un videojuego de Enix; Megaman X es propiedad de CAPCOM, el Profesor X es propiedad de Marvel Comics, el MedaGuerrero Espacial X no sé de quién sea propiedad. Yoblade, empero, es invento mío. Cualquier alusión a personas reales, vivas o muertas, no pretende más que hacer reír al vulgo.
(música matona)
Poco
tiempo hay para aniquilar
Los precandidatos que joroban ya
y
deberás matar
para volver
en 2006 otra vez
Es Yoblade! Yoblade!
(más música matona)
Hazlos
chismear siempre de ese modo
y "¡yo no fui!" deberás
gritar,
nuestro partido siempre ganará,
no lo puedes
evitar...
Es Yoblade! Yoblade!
(un último cachito de música matona, y luego...)
Es
Yoblade! Es Yoblade!
YoBlade!
¡Voten ya!
Si para necios no gana uno… (Refuse to lose / Max to the max)
—Bueno, empezar con un empate no está del todo mal —caviló Flint, tras haber recuperado su escasa cordura.
—Generalmente pierden más rápido —asintió Hamel.
—¡Qué batalla, damas y caballeros, qué batalla! —clamó Jazzman con todo el fervor que se podía permitir—. ¡Y ahora, para nuestro segundo encuentro del día, Rei contra Crusher!
—El destino quiere que Rei se vuelva masoquista —comentó Rogran.
—¿Porqué lo dices? —quiso saber Tyson.
—Porque siempre le toca enfrentarse en las finales contra alguien que puede molerlo a golpes; y generalmente hacen uso de ese derecho.
—Pero el año pasado no lo golpearon —se extrañó Max.
—Un robot no puede dañar a un ser vivo —recitó (Megaman) X.
—¿Siguen aquí? —se extrañó Kenny, notando que X, el Profesor X, el MedaGuerrero Espacial X, el tipo "x" y la pantalla de rayos x no se habían ido.
—No hay nada más que hacer por aquí —declaró el MedaGuerrero Espacial X.
—Yo era tu fan —le soltó Flint a X tras quedársele viendo un rato—. Fuiste mi primer amor platónico de un videojuego.
—¿Y qué pasó? —inquirió el robot, sorprendido por la extraña confesión.
—Crecí —se encogió de hombros—. Además, existiendo Magus y Álex… el universo es demasiado poco.
—Álex, Álex, Álex —farfulló Rogran—. ¡Lo odio demasiado!
—Cállate —le espetó Jenny—, o haré tu existencia aun más insoportable.
—¿Hay algo peor que tener que obedecerte? —ironizó el demontre.
—Oh, claro que lo hay. Puedo prohibirte todo medio de desahogo. Tus emociones te presionarán tanto que te quedarás calvo y arrugado del estrés.
—Estás mejor si decide alejarse de ti —le soltó Rogran a X.
El niño Zope, mientras tanto, se convencía más y más de que estaba peor que antes. Dijeron que habían recordado todo, .¿no? Entonces, .¿por qué seguían tratándolo igual, como a un desconocido?
—· / —·— / ·—
Y Rei se sentía abandonado por su equipo. No sólo no ponían atención a su encuentro, sino que toda su intrascendental cháchara lo distraía.
Pero al parecer su falta de concentración no era tan grave, porque Crusher también estaba ligeramente ido.
Lo que Rei no sabía era que, en ese mismo y preciso momento, estaban operando a la pobre, pequeña e inocente hermana de Crusher, de nombre olvidado por quien esto escribe. Es con mucho tiento que nos aventuramos a sugerir el nombre de Mónica, sólo porque la niña tiene cara de llamarse así o Ana María; y como Ana María es un nombre demasiado usado y telenovelero, preferimos Mónica.
Y entre la distracción de Rei y la de Crusher, ninguno se dio cuenta de lo que pasaba, y menos cuando el Profesor Xavier, por el puro y simple aburrimiento, se puso a hacer levitar cosas al azar. Entre las cosas estaba un bulto extraño que se autonombraba Daichi.
Entonces Crusher recordó que le había prometido a su hermana que ganaría, así que sacó fuerzas de quién sabe donde, le dio un golpe certero al yoblade de Rei, y Rei acabó enredado.
—¡Y los Y-Revolutions vuelven a perder! —anunció Jazzman—. Ahora tendremos un pequeño descanso.
Todos aquellos con una "X" en su nombre aprovecharon para irse.
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Kai, envuelto en una tela que parecía tener tres años de uso, atravesaba la ciudad como un autómata. Se había quedado totalmente ido con su derrota, y sólo recordaba algo vago sobre Pingüinos y pasto. Pasto… hierba… hierbabuena… romero…
Su mente establecía cadenas de pensamientos extrañas.
De repente, decidió ir por un rumbo extraño. Entró en un edificio, que resultó ser un hospital, entró al elevador, presionó un número al azar, salió del elevador, avanzó por un pasillo, dio vuelta en una intersección cualquiera, siguió avanzando y entró a una puerta sin fijarse en el número.
Resultó ser la habitación donde estaba Tala.
Kai se le quedó viendo al tipo pelirrojo que estaba en la cama, inconsciente, sin reconocerlo del todo. Sentía que lo conocía. Sentía que lo conocía muy bien. Demasiado bien. Lo suficiente para, quizás…
Se acercó a la cama con mucho sigilo y se inclinó sobre la cara del que estaba dormido. Llevó una mano lentamente hacia su pantalón, hasta que encontró algo parecido a un tubo. Lo rodeó con los dedos con suavidad, casi como si fuera una caricia. Sacó la herramienta y…
Y procedió a rayarle la cara a Tala con un plumón, dejando al pobre pelirrojo inconsciente como si fuera un mapache.
Fue mientras estaba ocupado con su asunto que notó que había un pequeño artefacto tan brillante como la plata y aun más junto a la almohada de Tala. Era una cosa parecida a dos discos unidos por un tabique central, que tenía enrollada a su alrededor una cuerda fina y suave que terminaba en un extraño nudo.
Y en el centro de uno de los discos ésos estaba la imagen de un ser que él conocía muy bien.
Orejón, pelón, con bigote, delgado… era… era, sin duda alguna…
—¿Salinas?
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—¡El siguiente en competir será Mystel! —anunció Kenny, tras regresar de su pequeña misión de espionaje.
—¿Y? —preguntaron los demás, aburridos por la espera.
—¿Cómo que "y"? .¡Saben perfectamente que el estilo de Mystel es impredecible y muy potente!
—¿Y?
—¿"Y"? —repitió Kenny, al borde de la histeria—. ¡Que ahora le toca a Max pelear por nuestro equipo!
—¿Y?
—… y el estilo de Max es netamente defensivo, y no va a aguantar.
—¿Eso crees? —preguntó Max, despreocupado, sorbiendo mostaza de su pipa.
—¡Estoy seguro! —replicó el niño sin ojos con fervor.
—La vehemencia no es sinónimo de sinceridad —soltó Shinji sin darse cuenta.
Sus seudo-padres intercambiaron una mirada.
—Fuiste tú —dijeron al mismo tiempo.
—¿Cómo voy a haber sido yo, si la que lee ciencia ficción eres tú? —replicó Rogran.
—¿Y cómo puedes saber si la frase salió de un libro de ciencia ficción? —retrucó Jenny.
—¡Porque me repetiste hasta el cansancio: "Es del Maestro Isaac Asimov"!
—… cállate —ordenó Flint.
—El punto es —insistió Kenny— que sólo tenemos dos opciones: o Max no lucha esta vez, o Max cambia su estilo de pelea.
—Todo yo, todo yo —se quejó el sicótico rubiales.
—¿Qué acaso soy el único que piensa lógicamente? —clamó Kenny.
—Cállalo —mandó Flint al demontre, señalando al desojado.
Y Rogran, con sumo gusto, tomó unos calcetines sucios de Tyson y se los embutió al niño nerd en su cavidad bucal.
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—¡Ésta es la última batalla del día! —anunció Jazzman—. ¡Max, de los Y-Revolutions, contra Mystel, de los YEGUA-bladers!
Los aludidos se acercaron al plato, lanzaron sus yoblades al finalizar el conteo regresivo, y mostraron un asombroso despliegue de habilidad.
Yoyazos por todos lados y a todo lo que fuera susceptible de darle un yoyazo, incluida salvasealaparte de Jazzman.
Pero llegó un momento de gran angustia para los Y-Revolutions, un momento en el que se convencieron de que no habría un mañana y de que no podrían disfrutar el yoblade como antes.
No,
no voy a verte más,
No pensaré en ti,
Me quitaste
la ilusión,
Ya no lucho por tu amor…
(…)
Sé
que no es fácil perder,
y ahora me tocó a
mí…
(Libido, "No voy a verte más")
… se les habían acabado las palomitas. En medio de la tragedia, no sintieron un júbilo tan grande al notar, media hora después de que hubiera pasado, que Max había derrotado a Mystel con una facilidad exagerada.
—· / —·— / ·—
—Seis…
