DISCLAIMER: Todo lo relacionado con Tyson, Rei, Hilary, Kai, Max, Kenny, Daichi, Jin Tempestad, el abuelo de Tyson, el Sr. Dickenson y demás personajes que aparecen en Beyblade, es propiedad de Takao Aoki. Violinist of Hamelin es un videojuego de Enix. Yoblade, empero, es invento mío. Cualquier alusión a personas reales, vivas o muertas, no pretende más que hacer reír al vulgo.

(música matona)

Poco tiempo hay para aniquilar
Los precandidatos que joroban ya
y deberás matar
para volver
en 2006 otra vez

Es Yoblade! Yoblade!

(más música matona)

Hazlos chismear siempre de ese modo
y "¡yo no fui!" deberás gritar,
nuestro partido siempre ganará,
no lo puedes evitar...

Es Yoblade! Yoblade!

(un último cachito de música matona, y luego...)

Es Yoblade! Es Yoblade!
YoBlade!
¡Voten ya!

Backstreets back, alright! (Backstreet Boys, "Everybody")(The return of Kai)

—¿Ya fue suficiente? —preguntó Tyson, cansado, tras los primeros 15 minutos de entrenamiento.

—Nah. Tú síguele —le indicó el cuervo parlante de Hamel—. Aún te falta mejorar mucho.

—¡Pero…!

—¡Nada de peros! .¡Si en serio quieren salvar el mundo del yoblade, tienen que ponerle mucho más esfuerzo!

—Va a ser muy difícil —suspiró Kenny, agobiado. Quitarse el mal sabor de boca que le había quedado después de traer los calcetines de Bachoco en la boca no había sido fácil, y la situación no era precisamente alentadora—. Si no ganamos las próximas dos rondas, habremos perdido totalmente.

—No chilles. También ganarán si consiguen una victoria y un empate —notó Vallance.

—¿Y quiénes son los siguientes en competir? —quiso saber Max.

—Tyson y su abuelo —respondió el niño sin ojos, totalmente pesimista.

—… ¡yo había creído que lo de "Mr. X" no era más que una maniobra para ganar tiempo! —se asombró Rogran.

—Pero creer eso sería asumir que Tyson tiene un cerebro que funcione —Shinji se encogió de hombros.

—… estamos TAN muertos… —volvió a suspirar Kenny.

—Habla de muerte cuando en serio estés muerto —soltó Vallance, con un ligero toque de humor negro.

—Bah. Sobrevivirán a esto —sentenció Flint, aunque no podría decirse si lo decía para animarlos o para quejarse por la situación.

—· / —·— / ·—

—Esta cosa es una basura —declaró Kai, tras acabar enredado por decimoquinta vez consecutiva con su yoblade de mithril sin lograr controlarlo en lo más mínimo.

Se desenredó, enrolló la cuerda del yoblade, volvió a lanzarlo… y volvió a quedar enredado.

—¡MALDICIÓN! —clamó Hiwatari a los cuatro vientos, molesto por todo. No sólo había sido derrotado por el niño raro que pasaba tiempo con la naturaleza, sino que tampoco tenía a su pingüino con él, Tala estaba en el hospital, su pingüino no estaba con él, no lograba controlar la basura de yoblade de mithril que había encontrado por ahí, su pingüino no estaba con él, no había podido masticar pasto en tres días, su pingüino no estaba con él, Spencer y Bryan habían desaparecido misteriosamente, su pingüino no estaba con él, se había perdido el final de su telenovela, su pingüino no estaba con él, no había comido sus tres litros de helado de la semana, su pingüino no estaba con él, Boris lo había tirado como si fuera ropa sucia, su pingüino no estaba con él, no había logrado hacerle la vida imposible a Hiro, su pingüino no estaba con él, no tenía a nadie a quién patear, su pingüino no estaba con él, y, por sobre todas las cosas, extrañaba sobremanera a su pingüino, que no estaba con él.

—… odio todo esto.

—Tsk, tsk, tsk. El odio es malo, y lo malo no es bueno —dijo una voz a sus espaldas.

—· / —·— / ·—

—Bueno, bueno, bueno. Ya es suficiente —le dijo el cuervo a los yo-luchadores—. Pueden descansar.

Los chamaquillos se dejaron caer en el suelo sin gracia ni decoro.

—Entonces… ¿ya decidiste, Tyson? —preguntó Kenny.

—Sí. La pizza debe tener pepperoni, salami, y duraznos.

—No estoy hablando de eso. ¿Quién será el quinto jugador?

—Eeeeeh… pues… aún no sé —mintió Bachoco, cuando, en realidad, no había cambiado de idea en lo más mínimo. Seguía montado en su burro: el quinto jugador sería Kai o ninguno. Claro que, si el ruso no aparecía, tendría que jugar las dos rondas siguientes él mismo.

—Oigan —soltó el zopecín de repente—, .¿dónde están mis 'pás?

—Se fueron hace como media hora —informó Vallance—. ¿No te diste cuenta? Qué mal hijo eres.

—¿Que no los malos serían ellos por irse sin avisar? —se extrañó Julia.

—No —le respondieron todos los demás, menos el zopecito, que estaba muy ocupado sintiéndose culpable.

—· / —·— / ·—

—¿Y bien?

—Pedí confirmación a alguien de la oficina… y, en efecto, ya no está.

—… esto es demasiado sucio, hasta para Arrai —comentó Rogran.

—No deja de ser un asombroso despliegue de poder y habilidad —masculló Jenny—. ¿Entonces, qué? .¿Se lo decimos?

—Si encuentras una forma de hacerlo sin sentirte tremendamente culpable, adelante. Espera… ¡oh, claro! Se me olvidaba que eres una bruja sin sentimientos que no sientes compasión por nadie. Es obvio que podrás.

—¿Ah, sí? Pero no te gano, Rograncín —comenzó Flint, con una mirada sombría—. Yo no he destruido toda una ciudad para dejar que un bebé muera lentamente de hambre.

—Sí, ese fue un grave error —reconoció el demontre, encogiéndose de hombros—. Debí haber matado al crío directamente, y no tendría que soportar esta estúpida situación de esclavitud.

—Eres un bastardo.

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—… ¿Albahaca? —llamó Kai, por fin reconociendo a su interlocutor—. ¿Qué haces aquí?

—Ah, iba a comprar pescado para la cena. Escuché tus gritos y vine a ver.

—Pues ya puedes irte —gruñó Hiwatari.

—Me temo que no. ¡Tú, amigo mío, necesitas mucha ayuda!

—Ayudarás mucho si te vas.

—Ah, .¿tienes miedo de que hasta yo pueda derrotarte ahora?

—No sueñes.

—¡Acéptalo! Desde que Brooklyn te venció, estás acabado. Cualquiera podría llegar y humillarte una y otra y otra vez sin que pudieras hacer nada, porque te has vuelto tan inútil que…

Kai, fúrico, le arrojó su yoblade a la cara. Se calmó sobremanera cuando vio a Albahaca caer, adolorido. Estupefacto, Kai salió del lugar (una bodega cerca del puerto), farfullando un leve "gracias" al pasar sobre Albahaca.

—De nada —respondió aquél, sobándose la cara.

—· / —·— / ·—

—Bueno, suficiente descanso —anunció el cuervo—. Tyson, será mejor que lances de nuevo a la cuenta de tres. Uno… dos…

—¡No quiero! —clamó Bachoco, arrojando su yoblade al aire sin tenerlo atado al dedo. De la nada surgió otro yoblade que golpeó a Fox y lo hizo cambiar de ruta, para acabar impactándose sobre la cabeza de Tyson. Frotándose la frente, el policontuso sólo acertó a decir una cosa—. Llegas tarde, Kai.