—Tuvimos el peor bajón de rating en toda nuestra historia con el capítulo pasado, Flint —comenzó el Director.
—Lo sé.
—Y, en la mayor parte, es tu culpa.
—Lo sé.
—Más te vale que no se repita.
—Lo sé. Sólo alego una cosa en mi defensa.
—¿Qué?
—TT0TT ¡YO QUERÍA IR AL CONCIERTO DE MÄGO DE OZ, PERO CON LA MISERIA QUE PAGAN AQUÍ APENAS Y PUEDO SOBREVIVIR MALAMENTE!
—¿No fuiste al concierto de Mägo? —se asombró el Director—. ¡Estuvo genial!
—T.T Todos fueron… menos yo…
DISCLAIMER: Todo lo relacionado con Tyson, Rei, Hilary, Kai, Max, Kenny, Daichi, Jin Tempestad, el abuelo de Tyson, el Sr. Dickenson y demás personajes que aparecen en Beyblade, es propiedad de Takao Aoki. Hamel, el Violinista de Hameln es una serie de Watanabe Michiaki (Hamelun no violin) (Gracias por el dato a Senshi Hisaki Raiden). Yoblade, empero, es invento mío. Cualquier alusión a personas reales, vivas o muertas, no pretende más que hacer reír al vulgo.
(música matona)
Poco
tiempo hay para aniquilar
A los candidatos que joroban ya
y
deberás matar
para volver
en 2006 otra vez
Es Yoblade! Yoblade!
(más música matona)
Hazlos
chismear siempre de ese modo
y así "¡yo no fui!"
deberás gritar,
nuestro partido siempre ganará,
no
lo puedes evitar...
Es Yoblade! Yoblade!
(un último cachito de música matona, y luego...)
Es
Yoblade! Es Yoblade!
YoBlade!
¡Voten
ya!
Doña Petrona (The principles of victory)
—Entonces todo se decide ahora —dictaminó Tyson, poniéndose de pie solemnemente.
—Lo va a arruinar —murmuró Hamel para sí.
—Todos se han esforzado mucho para llegar a este punto. No los defraudaré.
—Están TAN muertos —suspiró Shinji, resignado.
—Porque no sólo nos estamos jugando nuestro honor. Éste no es un estúpido campeonato cualquiera. El destino del yoblade está sobre nuestros hombros. Un error sería la ruina de todos los jugadores presentes y futuros.
—¿Reír o llorar? —se cuestionó Flint en voz baja.
—¡Por eso es que no puedo permitirme defraudarlos! .¡Saldré allá y daré lo mejor de mí por mis amigos y el futuro del yoblade! —finalizó Bachoco, entusiasmado, y salió al estadio.
—· / —·— / ·—
Al poco tiempo, estaban todos en el estadio, particularmente interesados en el grueso libro que llevaba Garland y que colocó sobre una pequeña mesa junto a él, frente al plato de yoblade.
El libro se veía viejo, gastado, leído y releído por generaciones tras generaciones. Sí, tenía el mismo aspecto que…
—… parece un LIVAY —comentó Kenny, aburrido (LIVAY: Libro de la Verdad Absoluta en Yoblade. Ver Yoblade Bdeburro-aFuerzas, cap 45)
—Es demasiado grueso para ser un LIVAY —retrucó Flint—. Así que, si lo fuera, sería una versión única y limitada de los Cinco LIVAYs de la que no teníamos noción alguna.
—O podría ser el místico y legendario Sexto LIVAY —terció Max, sonriente.
—Las tonterías de la leyenda del Sexto LIVAY no son más que cuentos de viejas para asustar a los niños que no quieren comerse sus verduras —soltó Shinji, restándole importancia al comentario.
—… las leyendas cuentan que, de existir, el Sexto LIVAY sería el único escrito por la única Profetisa. Y, en este mundo inundado de feministas, no estaría mal que se revelara —divagó Flint.
—Pero… la Profetisa de la leyenda… es demasiado perfecta para haber existido —concluyó Max.
—Los LIVAYs eran esos libros indescifrables que hablaban sobre tortuosidad y no sé qué más, .¿verdad? —intervino Rei.
—Exactamente.
—¿Pero porqué tendría Garland algo así? —musitó Max, sacudiendo la cabeza—. Como sea, sólo estamos haciendo conjeturas. Ese libro puede ser cualquier cosa, además del LIVAY perdido.
—¡OIGAN! —interrumpió Tyson la conversación desde el plato—. ¡UN POCO DE SOLIDARIDAD NO ME CAERÍA NADA MAL!
—Sí, claro, estamos contigo, Tyson —replicó Rei, arrastrando las palabras por el aburrimiento—. ¡PERO CONCÉNTRATE EN LA BATALLA DE UNA BUENA VEZ!
—¡Claro!
—… ¿alguien podría recordarme porqué está ÉL en el equipo? —preguntó Rei a los demás—. ¡Si teníamos tantos entre los cuales escoger…!
—¿Quieres la verdad? —retrucó Max, poniendo mostaza en su pipa—. Tú no puedes manejar la verdad. No has crecido lo suficiente. El día en que no haya que mentirte sobre nada, ese día habrás avanzado tanto que no tendrás necesidad de preguntar ninguna cosa, y alcanzarás el Nirvana.
—· / —·— / ·—
Tyson no supo qué hacer cuando Garland, sin dejar de pelear, abrió el libro y leyó una todopoderosa frase llena de sabiduría.
—No obstante ser las milanesas un plato sencillo es necesario saber prepararlas para que resulten jugosas.
—… ¿Qué? —se extrañó Tyson.
—¡Todos en mi familia han sido triunfadores en diversas ramas deportivas gracias a este libro que ha pasado de generación en generación! —aseveró Garland—. ¡Sus páginas encierran más sabiduría de la que puedas creer o soñar!
Mientras, Garland seguía acribillando a Tyson a golpes. Esto, yobladísticamente hablando, por supuesto.
—Debes estar bromeando —dijo Tyson, estupefacto. Lo de las milanesas era lo más estúpido que había oído, y para que Bachoco pensara eso, quería decir que la estupidez era inconmensurable.
—¡No bromeo! —Garland volvió a hojear el libro—. El menú más vulgar y de todos los días adquirirá un aspecto festivo con sólo agregarle a la mesa diaria un toque novedoso.
—… ¿Cómo puedes decir que eso tiene que ver con el yoblade? —se extrañó Tyson, sin saber si reír o llorar, mientras su yoblade rebotaba por causa de un golpe particularmente poderoso de Garland.
—¡Tiene que ver con todo! .¡Es sólo que es demasiado para ti! La servilleta debe ser doblada lo más artísticamente posible, colocándola a la derecha y haciéndola descansar sobre los extremos de los cabos de los cuchillos o sobre el plato.
—¡Chicos! —gritó Tyson a los que estaban en la banca del Y-Revolutions—. ¡Ayúdenme!
—Inútil —bufó Kai—. ¿No puedes pelear contra un idiota que sólo habla de comida?
—¡Pues parece que funciona muy bien como estrategia en el yoblade!
—¿Sólo habla de comida? —saltaron Max y Jenny a la vez.
—Entonces… sí es… —jadeó el rubio, aspirando mostaza para calmarse.
—¡El LIVAY perdido en manos de un mocoso incapaz de descifrar su verdadero significado! —se indignó Flint.
—¡Limpiar bien dos pollitos, quemarles la pelusa y vaciarlos, lavarlos bien, secarlos, condimentarlos con sal y pimienta y atarlos para darles buena forma! —exclamó Garland, dándole un certero golpe al yoblade de Tyson, haciendo que se enredara con él.
—¡Y los YEGUA-bladers ganan el encuentro! —anunció Jazzman.
Garland tomó el libro e hizo ademán de irse.
—Oh, no, no lo harás —murmuró Jenny, tomó a Rogran (que seguía dormido) por la capa y lo arrojó contra la mano de Garland.
El libro salió volando, Hamel le hizo una señal a Oboe, su cuervo, y el ave se lanzó para recuperar el vademécum.
—¡Oigan! —exclamó Garland, intentando en vano liberarse del demonio que seguía disfrutando del sueño de los justos.
—… hoy no quiero ir a trabajar, Morglin —balbuceó el bello durmiente (o así lo consideran sus fans), se arrebujó en la capa y siguió usando a Garland como almohada.
Mystel, Ming-Ming y Crusher se lanzaron para recuperar el libro, pero mientras Flint salía corriendo como fraudulento auditado por hacienda, Hamel soltó tres notas breves y agudas, que hicieron tropezarse a los perseguidores.
—· / —·— / ·—
—Fue… lo más divertido… que hemos hecho… en años… —sonrió Hamel, jadeando y dejándose caer sobre un sillón.
Flint, sonriendo también, se sentó a su lado y abrió el libro.
—Sí —asintió, pasando las páginas con evidente fruición—. Y también es lo que mejores resultados ha tenido. Éste es el único conocimiento placentero que he obtenido este año —caviló.
—Entonces, .¿sí es…?
—Ajá. El Sexto Libro de La Verdad Absoluta en Yoblade: El Libro de Doña Petrona.
Unos veinte minutos después, llegaron los Y-Revolutions, quienes aparentemente estaban muy avergonzados por la escenita y aseguraban haber tenido que dar un rodeo muy largo para perder a quienes los seguían.
Y, dos horas después, llegó Shinji, arrastrando a su padre, que seguía dormido.
— T.T pesa… mucho…
—¿Qué horas son éstas de llegar? —espetó Flint—. ¡Seguro te sonsacó para que fueran a algún antro de la perdición de esos que frecuenta tu padre; y el muy irresponsable se emborrachó!
—¡Pero si tú le dijiste que le transfiriera energía a Kai y por eso se quedó así! —se sorprendió Shinji, zopemente, por el cambio tan radical de actitud.
—Pequeño insubordinado… ¿CÓMO TE ATREVES A CONTESTARME ASÍ?
—Los gritos hacen más daño que los golpes —recitó Tyson—. Respira profundo y cuenta hasta diez.
—¡Tú no te metas donde no te llaman! Y tú —prosiguió, volviéndose al zopecito y haciéndole ademán de seguirla—, trae a tu padre para acá.
—Si sigue cargando cosas pesadas, ese niño no va a crecer —dictaminó Hamel, cuando estuvo seguro de que no sería escuchado.
Entonces, oyeron un grito de niñita histérica, seguido de un "¡dejen dormir!", un "¡mira!" y otro grito de niñita histérica.
Los anteriormente conocidos como bladefixers corrieron hacia el lugar desde donde provenían, y se encontraron con Flint y Rogran (por fin despierto) mirando con cara de haber visto una suegra al furby azul que Shinji tenía en las manos.
—¿De dónde salió esta cosa? —le preguntó el zopecín a Tyson.
—Ni idea —respondió el aludido, mientras los asustados salían corriendo gritando algo de un furby asesino.
—· / —·— / ·—
—Tres… dos…
