Estos cortos fanfiction son una colección que he publicado individualmente en mi sideblog en Tumblr: vldfanenesp.
Voltron: Legendary Defender es propiedad de Dreamworks Animation. No poseo ningún derecho sobre los personajes.
El propósito de este FanFiction es el de entretener, con eso ya dicho, por favor no me demanden.
Voltron Legendary Defender Fanfiction
Hilos de Telar
Historia Extra: Base Minera BX-21L7
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BX-21L7. 16
–¡Vamos de regreso! –soltó Keith por el canal de comunicación. Solo necesitó compartir una mirada con su compañero paladín azul para confirmar que pensaba igual que él –. ¡Aguanta un poco más, Pidge!
Ambos jóvenes se dispusieron a regresar por el largo corredor en dirección del centro de comando de la base, cuando la voz de la paladín verde los llamó a todo pulmón:
–¡No! ¡Alto! ¡Deben detener a los galra antes que usen la bomba!
–¡Pidge! –dijo Lance angustiado activando nuevamente la pantalla de su comunicador –. ¡Te encuentras herida!
–¡Tú también, Lance!
–Yo puedo sopórtalo hasta que regresemos al castillo.
–Y yo seguiré igual de herida después de que eviten que la mina vuele en miles de pedazos –sentenció Pidge tajantemente.
Keith y Lance le lanzaron a la chica algunas miradas preocupadas a través de la pantalla, pero ella se las devolvió una más firme que los hizo abstenerse de objetar más el tema. La joven había aprendido muy bien a utilizar la mirada ceñuda que había heredado de su madre.
–No tenemos tiempo para discutir –interrumpió Shiro el intercambio de miradas agregando su imagen en la pantalla del comunicador.
–Exacto –insistió la paladín verde, aunque tuvo que esconder un quejido de dolor ante un movimiento brusco –. No soy prioridad en estos momentos. Keith, Lance saben que es más importante detener esa bomba. La vida de los vrochan depende de ello –dijo enfocándose ahora a su líder –. Shiro, sabes que estoy en lo correcto.
Las palabras determinadas de la joven fueron acompañadas por unos cortos segundos de silencio donde se podía apreciar con claridad la dualidad en el semblante de Shiro. El bienestar de Pidge era una prioridad para él… para todos, pero detener a los galra cueste los que cueste era el deber que tenían como paladines.
–Tienes razón –dijo él finalmente.
–¡Shiro! –soltó Lance indignado.
–Tenemos una obligación como paladines, sin importar el costo –agregó Shiro tajantemente –. El plan sigue en pie, Keith y Lance saben qué hacer.
–Enterado, Shiro –aceptaron ambos jóvenes a regañadientes.
–Pidge –agregó dirigiéndose a la chica en la comunicación –. ¿Aún podrás manejar los sistemas del CeCoA?
La paladín verde soltó un gruñido de dolor al intentar reacomodarse en su asiento, pero a pesar de su molestia, sentenció levantando su pulgar afirmativamente:
–Ya conoces mi repuesta, Shiro.
–¿Hunk? ¿Coran? –los llamó el paladín negro por el comunicador si obtener respuesta.
–Creo que perdimos la comunicación con ellos –explicó Pidge tecleando en su computador –. Intentaré contactarlos de nuevo.
–Bien, ahora sigamos –aceptó Shiro con firmeza, pero su incomodidad era perceptible en sus facciones –. Tenemos trabajo que hacer. Y Pidge… –agregó – resiste ahí. Iremos por ti.
–No pienso ir a ningún lado.
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Desde el corredor de los niveles inferiores, no les costó mucho tiempo a Keith y Lance regresar hasta la entrada sellada de la mina, especialmente con la guía de Pidge que les informaba las vueltas que dar y los corredores por evitar.
Al final terminaron en un sobre-riel en una esquina superior de la antesala a la entrada de la mina. Ocultos detrás de unas cajas de carga, pudieron contemplar con claridad al grupo de soldados galra, droides mecanizados y el gigantesco aparato que Pidge había confirmado ser una bomba.
El enorme explosivo había sido colocado contra la enorme puerta circular de la bóveda sellada y siendo activada para su inminente explosión por uno de los soldados mecanizados.
–Según la información que me proporcionan los sensores sobre la composición de la bomba –les informó Pidge a sus dos compañeros ocultos por el comunicador –, una vez que la activen, será imposible evitar que explote.
–Ya nos había quedado claro que no era bueno que explotara –se quejo Lance con sarcasmo, girando levemente su hombro para compasar su malestar físico.
–O tal vez no –soltó Keith desconcertando a Pidge y Lance.
–¡¿Qué?! –bramó el paladín azul que rápidamente fue reprimido de sus alaridos por Keith antes de que delatara su posición –. Discúlpame, pero tenía entendido que las explosiones masivas en espacios cerrados son terriblemente peligrosas y una mala idea.
–Pero podría solucionar nuestros problemas con la puerta –comentó el paladín rojo –. Pidge ¿Ya tienes control de los sistemas que abren la bóveda de la mina?
–Aún no, primero tendré acceso a las armas de la base que de la mina. Al parecer el control sobre el acceso a la mina es una prioridad para los galra.
–Pero si dejamos que la bomba explote –dijo Keith –, abrirnos el acceso mucho antes.
–No es tan sencillo –explicó Pidge mientras sus dedos corrían a toda velocidad por el teclado de su computadora, a pesar de la punzaba de dolor que se intensificaba en su costado –. Según los diagramas estructurales, detrás de esa puerta hay un corredor suspendido que comunica con otra puerta directa a la mina. La bomba causaría una reacción en cadena que no solo volaría la puerta de la bóveda, sino también el corredor y la segunda puerta, causando graves daños y exponiendo el interior de la mina al espacio.
–Los vrochan en su interior morirían –aceptó Keith la explicación.
–Que explote la bomba es malo –comentó Lance negando con la cabeza.
–Pero tal vez… –musitó Pidge llamando la atención de sus dos compañeros –el corredor es retráctil. Se puede acoplar al otro extremo, evitando la explosión se extienda hasta la segunda puerta, solo derribando así la primera.
–¿Eso nos daría un rápido acceso a la mina?
–Sí.
–Espera –los detuvo en seco Lance dándose cuenta a donde se dirigían Keith y Pidge con la conversación –. ¿Puedes hacerlo desde el CeCoA?
–No, no aún –respondió la paladín con tono decepcionado –, pero hay una paneles manuales en el exterior corredor que permiten que se pliegue.
–Perdón, pero veo un error en tu lógica –objetó el paladín azul –. ¿Cómo vamos a llegar a corredor detrás de la puerta, sino puedes abrir la puerta?
–Saliendo por una exclusa que puedo abrir para ustedes desde aquí.
–¡¿Por qué no sugeriste antes?!
Keith rápidamente tapó la boca de Lance antes que sus alaridos fueran detectados por los soldados galra en la habitación.
–Por que antes no tenía los diagramas de la instalación, así como el control sobre la exclusa por la que podrá salir al exterior de la base.
–Oh…
–Además ya no tenemos muchas opciones…
–¿Por qué los dices?
–Por que ya han activado la bomba –alcanzaron a escuchar la voz cansada de Pidge antes que unos disparos comenzaran a resonar en su dirección.
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Alcanzar la esclusa que les había informado Pidge no resultó ser un trabajo sencillo, en especial cuando varios soldado galra y sus droides les dispararon sin piedad después de que los detectaron ante los gritos del paladín azul; aun así, Keith y Lance lograron salir al exterior de la base minera, una sección abierta en la roca del asteroide que apenas quedaba al descubierto al vasto espacio exterior.
Protegidos con sus cascos y asegurados con botas magnéticas, Keith y Lance avanzaron con dificultad por la roca en camino del ducto plegable, mientras que detrás de ellos, los soldados galra abandonaron la zona ante la inminente explosión.
–Pidge ¿Ahora qué? –le preguntó Keith por el comunicador.
–Ah… –musitó ella desconcertada.
–¡Pidge! –la llamaron sus dos compañeros trayéndola a la realidad. Su posición era muy precaria, con la bomba a punto de explotar y la batalla espacial que ocurría sobre sus cabezas.
–Ah… sí –soltó la chica junto a un gruñido de dolor –. Hay seis paneles dispersos a lo largo de ducto, deben de ser activados para que este comience el proceso de plegado.
Sin más que decir, los dos paladines se separaron buscando por el ducto los paneles que les había mencionado Pidge, con cuidado de no caer por alguno de los extremos. El encontrarlos no resultó sencillo, ya que los paneles se mantenían guarecidos debajo de placas del mismo aspecto que la superficie del ducto.
A pesar del ambiente artificial y seguro de sus trajes, Lance comenzó a sudar en frio ante la presión del poco tiempo que tenían para actuar.
–Deben de estar remarcadas con unas manijas rojas en sus extremos –les explicó Pidge.
–¡Ya encontré una! –exclamó Keith señalándosela a Lance. Efectivamente era como las había descrito la paladín verde, una gran placa de metal con dos manijas en sus extremos, dejando expuesto un pequeño panel con botones de colores.
–Es una secuencia de tres: verde, verde y rojo –continuó Pidge.
Siguiendo sus indicaciones, una luz se encendió en el pequeño panel y con ello, ducto comenzó a cobrar vida. Sabiendo que buscaban y que hacer, Keith y Lance continuaron la pesquisa de los cinco paneles faltantes a lo largo del ducto. Poco a poco fueron localizándolos y activando el proceso. Estaban ya por el último, cuando el esfuerzo y las heridas comenzaron cobrarle su cuenta a Lance.
–¡Vamos! –lo llamó Keith incitándolo a que lo siguiera al extremo del ducto a la mina.
Con solo segundos antes de que explotara la bomba y el ducto conector achicándose, Keith y Lance corrieron tan rápido como pudieron. El paladín rojo alcanzó primero el extremo, pero Lance estaba a unos cuantos metros cuando finalmente la bomba explotó.
Una gran sacudida desestabilizo el asteroide, la onda explosiva se extendió en todas direcciones y la succión del vacío volvió inhabitable la présala a la mina. Tanta inestabilidad provocó que Lance perdiera el equilibrio y cayera por uno de los extremos del ducto antes de que este terminara de unirse.
El paladín azul pudo casi darse por muerto, sino fuera que Keith lo sujetó de la mano justo a tiempo de que el vacio lo succionara.
–¡Keith! –gritó Lance sacudiéndose ante la explosión.
–¡Resiste! –le ordenó el otro.
Las sacudidas continuaron por lo que pareció una eternidad. El cuerpo de Lance se balanceó peligrosamente de un lado a otro, solo sostenido por la mano y determinación de Keith.
Aterrado con su estado, el paladín azul enfocó su vista a su compañero paladín, amigo, familia, amor y salvador, y pudo percatarse del esfuerzo descomunal que estaba efectuado para mantenerlo a salvo. A pesar de todo, de haberlo insultado y tratarlo como un cretino, el afecto de Keith no había cambiado en lo más mínimo.
Lance se sintió terrible.
–¡Lo siento! –le dijo finalmente.
–¡¿Qué?! – preguntó Keith sin comprender.
–¡Lo siento! ¡Siento haber desquitado mi frustración contigo y… estar celoso de algo que ya no tiene importancia!
–Lance… no creo que este el mejor momento….
–¡Lo siento, Keith! ¡Lo siento mucho! ¡Te quiero tanto, viejo!
–¡LANCE! ¡No vas a morir!
Y con un último esfuerzo, Keith aprovechó el último impulso de la explosión para jalar a Lance hacia él y caer los dos seguros en el poco extremo que quedo del ducto. Ambos jóvenes se desplomaron uno junto al otro agotados y con la respiración entre cortada.
Con un poco de esfuerzo volvieron sus rostros para verse el uno al otro y darse una sonrisa afectuosa. En ningún momento soltaron sus manos.
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Hola a todos
Sé que me demoré mucho para traer este capítulo, pero la verdad no quería recortarlo y hacer dos en su lugar. Por lo que requirió más tiempo y por desgracia no tuve muchos días buenos para trabajar en este.
Espero que lo disfruten.
