Disclaimer: Los personajes no son míos, no me pertenecen y no gano nada con esto. Lo hago solamente para divertirme.

CONTIENE SPOLIERS 6º LIBRO


Hermione llegó empujando su baúl a la estación de King Cross, al andén 9 y ¾. Allí estaba de nuevo, la gran locomotora roja rugiendo y echando humo de manera constante a través de su gran chimenea. La vista de Hermione entonces se fijó en el andén, un atisbo de tristeza nubló entonces a la joven prefecta. Espera internamente que de algún modo las cosas siguieran igual, pero no era así, no… El bullicio típico de los alumnos subiendo al tren había desaparecido, sus gritos, sus madres despidiéndose de ellos pertenecían ahora al pasado. Pocos alumnos llegaban a la estación y todos subían al tren en el más absoluto de los silencios. Aunque sus padres querían darles una imagen de normalidad eso era técnicamente imposible.

Observó a lo lejos a Neville subir persiguiendo a su sapo Trevor que un año más había deseado darle un viaje movidito a su amo. Detrás hablando seguramente sobre alguna de sus extrañas ocurrencias subía Luna Logewood, con unas llamativas gafas naranjas y un baúl rosa con lunares blancos. Hermione rió por lo bajo y agradeció esas pequeñas muestras de normalidad.

- Srta. Granger- la voz de la nueva directora la sobresaltó.

- Profesora McGonagall- dijo Hermione mientras se giraba para saludarla.

La profesora McGonagall observó entonces la ya ligeramente abultada barriga de su alumna. Minerva no contuvo sus sentimientos y por primera vez desde que Albus muriera se permitió perder su compostura y abrazó tiernamente a Hermione.

- Pero mi niña ¿qué ha pasado?- la voz de la directora sonaba comprensiva.

- Es obvio¿no?- Hermione sonrió abiertamente a su profesora de transformaciones.

- No sé que decir, cuando me llamaste para decirme que tenías que hablar conmigo antes de entrar en Hogwarts, la verdad es que me sorprendiste, pero ahora… no me esperaba esto.- Minerva seguía agarrando tiernamente a Hermione- ¿Quién es el padre?

- Me perdonará profesora si por ahora eso me lo guardo para mí. Sólo quería saber si puedo volver a Hogwarts, si se me permitirá continuar con mis estudios.

- No hay ninguna ley que te lo impida, además este año es mal año- Minerva levantó su vista fijándose en la poca cantidad de alumnos que subían al expreso.- Y Hogwarts no puede permitirse el lujo de perder a su mejor alumna.

Hermione sonrió ante el comentario de la jefa de su casa. Se puso entonces su capa de viaje, que cubría perfectamente su estado y se giró para dirigirse al tren. Minerva también se giró.

-No hace falta que me acompañe profesora, nos vemos en Hogwarts- le dijo Hermione.

-Oh! No Srta. Granger realmente viajo con ustedes en el expreso, quiero asegurarme que todo marcha bien- le respondió Minerva sonriéndole abiertamente.

Ambas mujeres se dirigieron al vagón principal hablando amigablemente. Minerva la ponía al corriente de lo que había pasado aquel verano, como el Ministerio había dejado todo en manos de Minerva, queriendo dar con ello a la comunidad mágica una imagen de continuidad y restando de algún modo importancia a la muerte de Albus. Todo el profesorado seguiría en sus puestos como hasta ahora, el profesor Slughorn se había convertido de nuevo en la cabeza de las serpientes y Remus Lupin había aceptado repetir como profesor de DCAO.

Hermione asentía amablemente a los comentarios de la nueva y flamante directora, de algún modo sabía que toda la eficiencia que demostraban los colaboradores de Albus era claramente gracias a la preparación previa del anciano. Minerva le sonrió nuevamente y posó su mano sobre el brazo de su alumna que internamente agradeció el gesto.

Recibieron un almuerzo a copioso y tras él ambas mujeres decidieron dar un paseo por el tren. La profesora McGonagall fue obligada a realizar una parada en el primer vagón donde el profesor Slughorn y el nuevo profesor Lupin discutían fervientemente sobre la conveniencia de preparar a los alumnos para la guerra mientras degustaban una taza de té. Hermione saludó a ambos profesores y con la disculpa de que una prefecta debía velar por el buen orden dentro del tren, los abandonó para seguir su paseo. Miró todos los vagones, compartimento por compartimento, pero en ninguno encontró señales de sus dos amigos. Creyó que el tiempo podía ayudarlos a entender lo que estaba pasando, pensó que todo lo que habían vivido los había hecho fuertes. Saludó a Luna y Neville que se alegraron de encontrar alguna cara conocida y volvió al vagón principal con las lágrimas pugnando por salir de su rostro.

- Oh! Profesora, ya está de vuelta- saludó Hermione mientras se sentaba en su sitio.

- Si, la verdad es que necesitaba algo de tranquilidad- le respondió mientras observaba fijamente a su alumna- La veo triste¿le sucede algo?

- No, realmente no. Es que he visto tan pocos alumnos que no he podido evitar entristecerme- mintió Hermione mientras fingía una cálida sonrisa.

- No se preocupe Srta. Granger, realmente en Hogwarts, seremos algunos más, hay padres que por seguridad han preferido llevar a su hijos directamente a Hogsmeade.- le explicó la directora.

Hermione la miró sonriendo y de nuevo ambas mujeres acabaron enfrascadas en una agradable conversación. Poco después de que la noche cayera del otro lado de los cristales, el tren fue parando lentamente, Hermione pudo divisar entonces la estación de Hogsmeade, uno de los pocos pueblos completamente mágicos que existen en Inglaterra. Observó a lo lejos la figura del enorme guardabosques custodiado por su imponente perro. Su voz se alzó sobre el ruido del tren mientras llamaba como todos los años a los alumnos de primero, que este año formaban una fila más bien escasa. Ambas mujeres descendieron de su vagón.

- La veo en el colegio Srta. Granger- se despidió la directora.

- Profesora- saludó Hermione mientras inclinaba ligeramente la cabeza.

Su vista fue a parar a su baúl que ya era transportado por los elfos del castillo, buscó a Neville o Luna con la mirada pero al no verlos decidió buscar ella misma un carruaje. Se subió a uno de ellos, tan sola como había llegado a King Cross, tan sola como había pasado el verano.

Los threstals se dispusieron a andar, Hermione se acomodó cómodamente en su asiento, por sus anteriores experiencias sabía que aún le restaban 20 o 25 minutos de camino y este no se caracterizaba por ser especialmente cómodo. La puerta se abrió de pronto y Hermione empuñó su varita con la misma rapidez. Su corazón latía con fuerza mientras por su cabeza pasaban millones de hechizos distintos, de repente la puerta opuesta también se abrió y Hermione supo que estaba en desventaja. Dos voces llegaron a sus oídos.

- Ves Ron casi llegamos tarde- la voz de Harry sonó dulce y armoniosa a los oídos de la chica.

­­- Ya, Harry, pero la culpa fue tuya por querer parar a comprar golosinas para Hermione- Ron contestó mientras subía al coche.

-Buenas noches Herm- saludaron los dos chicos.

Hermione no sabía que decir, un enorme nudo en su garganta le impedía pronunciar palabra, de repente como movida por un resorte se desplazó hacia el asiento enfrente de ella donde se habían sentado los chicos y abrazó a ambos mientras rompía a llorar.

-Vamos Herm, tranquila ya pasó, estamos aquí contigo- le susurró Harry al oído mientras intentaba calmarla.

-Pensé que no vendríais, recorrí el tren de arriba a abajo. Me alegro tanto de teneros aquí- Hermione hablaba entre sollozos.

- La verdad es que te debemos una disculpa.- empezó Ron.- Nosotros….

- Herm, tú dijiste que te respetáramos y eso vamos a hacer, pero no nos pidas que te entendamos, no por ahora- Harry la miraba fijamente a los ojos mientras su esmeraldas se llenaban también de lágrimas.

- Te entiendo Harry, y ahora más que nunca, no sé como puede vivir con esos recuerdos.- Hermione acariciaba cariñosamente la cara del moreno.- Harry tú crees en el Severus que viste y yo en el Severus que conocí. En algún momento alguno de los dos reunirá el valor suficiente para saber cual es el verdadero.

Los tres chicos se volvieron a abrazar.

-Pero ahora si queréis que os perdone, quiero mis golosinas- dijo Hermione mientras fruncía el ceño fingiendo un enfado que no sentía.

Tanto Ron como Harry rieron ante la ocurrencia de su amiga, y sin hacerse de rogar más le entregaron una enorme bolsa de chucherías. Los tres se pusieron a comer mientras cada uno de ellos disfrutaba secretamente de este momento compartido.

- No vi a Ginny en el tren ¿vendrá este año a Hogwarts?- preguntó Hermione recordando de repente a la pequeña de los Weasly.

- Si, pero este verano algunos periódicos se han encargado de publicar algunas fotos de mi hermana con el Sr. Potter en actitud cariñosa- comentó Ron mientras le guiñaba un ojo disimuladamente a Hermione.

-Oh! Con el Sr. Potter.

- Eso la ha convertido en objetivo principal de varios mortifagos y el ministerio ha decidido que por su propia seguridad sea mi padre quien la entregue mañana directamente en el colegio. – concluyó Ron.

- Es raro que contigo Harry no quisieran hacer lo mismo y con Ron al fin y al cabo todo el mundo sabe que es tu mejor amigo- dijo Hermione mientras miraba a Harry.

- Realmente quisieron pero no tenían ni idea de donde estábamos- la sonrisa de Harry se hizo más intensa ante este comentario.

- Eso supone un verano movido.

- No te creas, la verdad es que avanzamos poco y… tenias razón no estamos preparados para luchar.- Harry no miraba ahora a Hermione a los ojos- Venga déjalo, cometimos algún que otro error y estamos aquí.

- La verdad es que sin ti no somos tan buen equipo- añadió Ron- ¿Y usted Srta. Granger¿Qué ha hecho todo el verano?

- Digamos que mi trabajo si ha dado sus frutos, pero…-Hermione miró de manera sospechosa a derecha e izquierda- Pero creo que no es el lugar adecuado para esto.

Los dos chicos inclinaron la cabeza en señal de asentimiento.

- Un momento, no se te nota casi el embarazo- dijo Ron observando curioso la barriga de su amiga.

- Realmente si, Ron, pero las capas hacen milagros- le explicó Hermione sonriéndole.

- ¿Lo sabe alguien más?- preguntó de repente Harry más serio de lo normal.

- La profesora McGonagall.

- Creo que no lo deberíamos contar por ahí, no sabemos cuanta gente sabe lo tuyo con… bueno con Snape y cuantos pueden relacionar ese niño con él. Eso puede ser peligroso para ti, para el niño y para el propio Snape- explicó Harry.

Hermione lo miró una vez más asombrada por lo maduro que parecía su amigo, era como si lo hubieran hecho madurar a pasos agigantados. Se levantó de su asiento y lo besó tiernamente en la mejilla ganándose una sonrisa del niño que vivió.

El carruaje paró de repente, Hermione, Harry y Ron descendieron lentamente observando como si fuera la primera vez que lo veían la magnificencia de castillo. Se miraron una vez más como para comprobar que todo era como siempre, y con fuerzas renovadas tras su encuentro se dirigieron a la puerta principal.

Hermione, Harry y Ron entraron en el gran castillo y como todos los años anteriores se dirigieron al gran comedor. Los tres ahogaron un suspiro al notar el bajo número de alumnos que había este año, aunque Hermione pudo observar que las expectativas de Minerva se habían cumplido y se podían ver más alumnos en Hogwarts que los que viajaron en el gran comedor. Se sentaron en su mesa como de costumbre y les alegró ver no sólo a Neville sino también a la mayor parte de los gryffindors. Los demás alumnos fueron entrando poco a poco y las mesas se fueron llenando, solo la de slytherin estaba semivacía. Nadie quería hacer comentarios pero por las mentes de todos pasaba la última noche que todos habían pasado en el colegio.

Poco después de las nueve los profesores se situaron en sus respectivos sitios, esta vez con Minerva a la cabeza. Las puertas del comedor se abrieron y un grupo pequeño de estudiantes de primero entró por puerta guiados por un semigigante. Harry se sonrió interiormente ante la imagen de Hagrid precediendo a los nuevos. Recordó su primer día en Hogwarts y como desde su posición detrás de la entonces subdirectora observó por primera vez los cálidos ojos azules del director. La voz del sombrero lo sacó de sus pensamientos, y la canción del mismo se le hizo mucho más triste este año. La elección fue corta y los alumnos fueron recibidos en sus respectivas casas sin el habitual entusiasmo. La directora procedió a dar el discurso de inauguración, un discurso en el que cada uno de los presentes añoraba la presencia de Albus. Anunció la continuidad de Slughorn como profesor de pociones y su nuevo trabajo como jefe de los slytherins. Remus ocupaba el puesto vacante de profesor de Defensa. La cena fue rápida y en casi un completo silencio.

Hermione, Harry y Ron se levantaron de la mesa poco después de las diez. Ron y Hermione tenían que comprobar que todo seguía bien, como prefectos de su casa que eran.

- Nos vemos dentro de un rato en la sala de menesteres- la voz de Harry les llegó en un susurro.

Hermione y Ron asintieron en silencio y cada uno tomó el camino que le correspondía.

Era poco antes de la medianoche cuando Hermione se unió a sus dos amigos en la sala de los menesteres. Había tenido problemas con un alumno de primero al que había asustado el barón sanguinario y no se quería dormir. Sentados en cómodos cojines se tiraron en el suelo y durante un momento se relajaron disfrutando nuevamente de sus presencias. Hermione se acarició el vientre de manera casual.

-Bueno, ahora somos uno más- Harry sonrió ante su comentario.

-Si, aunque el peque no tenga mucho que decir por ahora- Ron apuntillo- La verdad es que siendo hijo de quien es lo normal es que en estos momentos ya nos estuviera sacando puntos.

- Ronald Weasly!- le reprochó Hermione.

Pero de un modo u otro los tres rieron ante el comentario del pelirrojo que sin querer ya había bautizado al pequeño, el peque.

- Bien Srta. Granger ¿qué ha hecho usted este verano?- dijo Ron imitando la voz de la directora.

- He estado viviendo en el callejón Diagon. – Hermione les miró a ambos- Oh! No penséis que me han pillado, me hospedé con un nombre falso y tal como están las cosas ni preguntan. Hay mucho miedo en el ambiente.

- ¿Por qué el callejón Diagon?- preguntó Harry- Había muchos otros sitios mágicos donde podías esconderte, incluso en el mundo muggle.

- Pero el callejón Diagon me daba acceso fácil al callejón Knockturn.

Tanto Harry como Ron se miraron brevemente antes de mirar a Hermione. Los dos conocían el callejón Knockturn lo suficiente para saber que allí nunca se cocía nada bueno y menos en los tiempos que corrían.

- Pero tú estás loca Herm- le chilló Ron- ¿Sabes lo que te podría haber pasado si te reconocían?

- Lo sé, pero para eso está la poción multijugos. –Hermione les explicaba su proceso como si fueran alumnos recibiendo una clase magistral.- Venga chicos, tomé varios pelos de algunas personas en el metro y esta vez comprobé que eran humanos.

Los tres rieron por lo bajo recordando la primera vez que Hermione tomó la poción multijugos y su sexy cara de gatita.

- Simplemente tomé un par de personalidades prestadas y decidí recorrer algunas tiendas.- Hermione continuaba contándolo como si hubiera ido a la piscina todo el verano.

-Estás loca, Por eso puedes acabar en Azkaban.¿Averiguaste algo?- le preguntó Harry que no podía contener la curiosidad.

- Si, he averiguado cosas interesantes, pero creo que eso debe ir poco a poco, hay que hilvanar las piezas muy finamente para que todo encaje. No creo que podamos permitirnos muchos fallos.- Hermione los miró de nuevo- ¿Y vosotros¿Qué podéis decirme de vuestro verano?

- Decidimos quedarnos en la madriguera hasta el día de mi cumpleaños. Necesitaba ser mayor de edad para no tener a todo el Ministerio tras nosotros.- Harry explicaba brevemente- Así que tras mi mayoría de edad decidimos salir a buscar los horcruxes que quedaban. Digamos que no teníamos un plan, y la búsqueda fue un desastre.

Hermione sonrió alegremente, mientras en su cara se instalaba una expresión del tipo "te lo he dicho".

- Bueno si, nos lo dijiste- siguió Ron – Pero teníamos que probarlo. No avanzamos nada en la primera semana y… cuando llegamos a aquella posada. Eran mortifagos, muchos, pululaban libremente por el pueblo como si nada. Los niños Hermione, están preparados para matar, y tenías razón cualquiera de ellos nos ganaría en un duelo sin muchos miramientos.

- Lo sé, Severus- Hermione notó el estremecimiento que recorrió a Harry y Ron en el momento que pronunció el nombre- Él me dijo que muchos de los slytherins estaban recibiendo entrenamiento de su familia.

- Hermione no tenemos ni idea de donde pueden estar los otros Horcruxes, ni como vencer a Voldemort- Harry hablaba ahora atropelladamente- Albus murió demasiado pronto.

- No lo creo. De algún modo creo que Albus sabía lo que le iba a suceder aquella noche.- Hermione agarraba ahora las manos de su amigo- Si decidió que su tiempo había llegado a su fin era porque sabía que estabas preparado. Tenemos que tranquilizarnos. Lo único que necesitamos ahora es continuar unidos.- Escuchad chicos creo que estamos en el buen camino, pero necesitamos tiempo. – Volvió a mirar a Harry fijamente- ¿Eres capaz de recordar todas las conversaciones que mantuviste con Albus este último año?

- No¿por qué?- preguntó Harry extrañado.

- Por qué tengo la extraña sensación que Albus nos dio la clave. Y… bueno eso es otra cosa- Hermione estaba ahora perdida en sus pensamientos- Creo que deberíamos tener un pensadero.

- A ver genio¿y donde lo conseguimos?- preguntó Ron irónicamente.

-En el despacho de la directora.- respondió Hermione brevemente.

- Tú estás loca- le dijo Ron- Hermione perdona pero el embarazo te está sentando muy mal.

- No tan mal si aún recuerdo que no me acabasteis de contar vuestro verano- le contestó Hermione sonriendo sarcásticamente.

-Volvimos a la madriguera- dijo Ron mientras agachaba la cabeza.

- En realidad Molly tuvo a bien castigarnos por nuestra escapada y nos tuvo dos semanas limpiando el jardín, el granero, la casa…- explicó Harry mientras Hermione se reía alegremente.

- Y con métodos muggles¿te lo puedes creer?- concluyó Ron muy cabreado.

Hermione no podía parar de reír.

- Bueno tampoco fue tan malo, dos semanas antes de volver al colegio, observamos los movimientos del Ministerio para controlar mi llegada. El Ministro quería acompañarme personalmente a Hogwarts, para que la gente pensara que el Ministerio tenía todo controlado.- explicó Harry.

- Así que cogimos nuestras cosas una vez más y nos fuimos. Esta vez digamos que avisamos a mi madre- dijo Ron.

Hermione los miró fijamente.

- Le dejamos una nota. Solamente nos escondimos hasta que tuvimos que venir aquí. – se excusó Ron.

-¿y se puede saber donde habéis estado?- preguntó Hermione muy seria.

- En Grimmauld Place – contestó Harry.

- ¿En Grimmauld Place?- Hermione preguntó sorprendida.

- Recuerda que ahora es mía.

- Creo chicos que ha sido bastante por esta noche. Mañana será otro día.

Los tres se levantaron de la sala. Era ya de madrugada y a esa hora ni los prefectos tenían derecho a andar por los pasillos. Se ocultaron los tres bajo la capa de invisibilidad de Harry, aunque ahora que habían crecido el proceso era un poco más difícil. Llegaron a la sala común sin muchos sobresaltos, y tras dar la contraseña, entraron en la misma donde se despojaron de la capa.

­- Bueno chicos creo que es hora de que vayamos todos a la cama- les dijo la chica mientras se dirigía a las escaleras que llevaban a su dormitorio.

- Una cosa Herm. ¿Hasta cuando podremos contar contigo?- le preguntó Harry mientras inclinaba levemente la cabeza hacia el vientre de Hermione.

- Creo que si todo va bien a mediados de marzo tendremos al peque con nosotros- Hermione sonrió mientras subía las escaleras.

Llegó a su habitación y se tumbó sobre su cama. Este año había menos chicas en los dormitorios y las que si estaban dormían plácidamente. Hermione se sentó en el alfeizar de la ventana. Cuantas veces se sentó en esa misma ventana el curso anterior, buscando en la noche una respuesta a los sentimientos que la embargaban.

Flash Back

Había pasado más de un mes, y Hermione y Severus se habían visto todos los días en la biblioteca. Ambos no cruzaban palabra, sólo disfrutaban de la cercanía del otro. La joven gryffindor era un mar de dudas, al principio pensó que era solamente una necesidad a su creciente soledad, pero después. La necesidad de verlo se hizo más fuerte y de repente se convirtió en algo más que una necesidad. Hermione reconoció sus sentimientos y supo que eran más fuertes de lo que nunca había sentido por nadie. Pero también sabía que estaba mal. Ella era una alumna de Hogwarts, y él un profesor.

Aquella tarde no acudió a la biblioteca como de costumbre, necesitaba romper esta relación, y sabía que cuanto más tiempo pasara peor sería para ambos. A la mañana siguiente Hermione acudió a desayunar, nada más entrar en el comedor, notó una fría mirada procedente de la mesa de los profesores. No le hizo falta levantar la mirada para adivinar quien era el autor de la misma.

Aquella tarde llegó más nerviosa de lo normal a la clase de Defensa y notó como su profesor también estaba más brusco de lo normal. Gryffindor obtuvo el record de puntos perdidos. Hermione se quedó al final de la clase.

- ¿Alguna pregunta Srta. Granger?- preguntó ácidamente el profesor.

- Señor yo…- Hermione tartamudeaba- Lo siento.

- ¿Lo siente? Perdone Srta. Granger pero no la entiendo, ahora salga de mi aula.

-Nunca debimos empezar eso profesor. Yo…- Hermione titubeaba de nuevo.

- Le he dicho Srta. Granger que abandone mi aula- la voz de Snape sonaba fría.

Se giró intimidadoramente y enfrentó a Hermione. Al verla allí tan vulnerable, temblando de pies a cabeza perdió la poca cordura que le quedaba. La joven humedecía sus carnosos labios mientras miraba con sus preciosos ojos color miel a su temido profesor. Severus acortó la distancia que los separaba, la apretó entre sus brazos respirando su aroma, dibujando con sus manos los contornos de su cuerpo. La miró nuevamente a los ojos y bajó sus labios para unirlos a los de Hermione. El beso era tan perfecto que parecía irreal. Ambos llevaban semanas soñando como sería besar al otro y ahora podían comprobarlo. Se separaron ya sin aliento, frente contra frente se miraron a los ojos fijamente.

- Esto es una locura- dijo el profesor Snape

- Lo sé- le contestó su alumna.

Hermione sonrió alegremente y poniéndose de puntillas le regaló un pequeño beso. Recogió sus cosas, y ya se dirigía hacia la puerta cuando oyó de nuevo la voz de su profesor.

- Srta. Granger- dijo el profesor Snape- Mañana está usted castigada, a las seis en mi despacho.

-Si, profesor Snape.

Fin Flash Back.


Reviews:

Marilar: yo tb creo que Snape es bueno, es más he jurado defenderlo hasta la última línea del último libro. Gracias por leerme. Besiños.

Fiorella's: Me alegro mucho de que te guste mi historia, la verdad es que aunque a mi me gustan leer HG/SS me cuesta mucho escribirlo, pero bueno se hará lo que se pueda. Ron y Harry son como son, pero todos sabemos que adoran a su Hermione, es más sin ella no son un equipo como te habrás dado cuenta al leer esta capítulo.

Nareniel: Pues ahí tienes otro capítulo disfrutalo.

Galilea: Hola de nuevo, me alegra saber que me sigues leyendo espero que no te defraude el fic.

Lara Malfoy-Lynn:¿Lo buscará? Esa es una buena pregunta, que como comprenderás no te puedo contestar pero respóndeme tu a una ¿lo encontraría si él no quisiera?

Laia Bourne Black: La reacción de Harry y Ron es totalmente razonable, para ellos Severus no solo es el asesino del director sino también el hombre que los humilló en la escuela durante seis años. De todos modos, todos sabemos que una vez que nos calmamos podemos comprender cosas que antes no comprendíamos.

Replika: Hola, la respuesta a la actitud de Ron y Harry supongo que ya la habrás leido en las respuestas anteriores, es normal. ¿Embarazos? Pues no lo sé, en este fic me hacia falta poner a Hermione en una situación comprometida, si estuviera saliendo con él, ella podría ocultarlo a sus amigos, pero esto no. En los anteriores simplemente surgió.

MaluSnapeRickman: Si, como ya dije a nadie le extraña la reacción de los chicos, pero siempre hay tiempo para perdonar.

Amsp14: Las preguntas no te las puedo contestar espero que se vayan resolviendo solas a lo largo de la historia, poco a poco. También verás poco a poco su historia, o por lo menos trozos de ella, quizás los trozos más importantes.

Muchas gracias a todos por seguirme leyendo.

Sigo esperando vuestras críticas ansiosamente.

Saludos