Los personajes no son míos y creo que todos/as ya sabéis a quien pertenecen.

CONTIENE SPOLIERS SEXTO LIBRO


Hermione no mencionó a ninguno de sus amigos su fugaz encuentro con Severus en el jardín ni la consecuencia del mismo. Sabía que ahora debía enfrentar el futuro sola, asumir que el hijo que esperaba tendría una madre entregada pero que quizás nunca volvería a ver a su padre. A veces, creía entrever un atisbo de luz en el oscuro camino que se le habría delante, y pensaba que el hecho de que Severus ignorara que esperaba un hijo podía ser beneficioso para él. La joven sabía hasta que punto era capaz el señor oscuro de leer la mente de los demás y el propio Severus le había contado la necesidad de mantener toda su concentración para evitar que el Lord vagara a sus anchas por su mente. Quizás el embazado de Hermione no sería más que un punto débil en la dura lucha que Severus estaba manteniendo no sólo con el propio Voldemort sino también consigo mismo.

Por otra parte, sus amigos, fueron conscientes en todo momentos del cambio que experimentó Hermione, incluso Ron, el despistado pelirrojo, se preocupó del leve rastro de tristeza que acompañaba a su amiga más a menudo de lo normal. Aún así ninguno tuvo el valor de enfrentarla, sabían que su situación era tan compleja como la de ellos mismos y tenían miedo de escuchar una respuesta que no querían oír. De todos modos, nadie le podía reprochar que su entrega a la lucha no siguiera siendo tan febril como en un comienzo y a pesar de su avanzado estado seguía estando al lado de sus compañeros de manera incomiable.

Hermione y Ginny se entregaron a una búsqueda infatigable dentro de los recuerdos del niño que vivió y ambas solían recorrerlos acompañadas del propio Harry que se sorprendía de la cantidad de detalles que a una persona se le pueden escapar en una conversación normal. Pero los regresos volvían carentes de toda la esperanza que los amigos ponían en cada una de sus partidas esperando encontrar algo que les guiara en la búsqueda del último horcrux. Los tres solían aparecer cabizbajos en la sala de menesteres donde Neville, Luna y Ron los esperaban. Aún así tenían la paciencia y las fuerzas necesarias para poder volver a narrar a sus amigos los sucesos que habían visto, esperando que estos pudieran ver de algún modo el camino que a ellos se les escapaban.

Mientras tanto la vida en el colegio seguía su curso habitual, la profesora McGonagall controlaba mucho más a todos los alumnos del colegio, ayudada en esta tarea por el flamante nuevo subdirector, el profesor Slughorn. Un hombre que había dejado claro desde el principio que el puesto que le había sido designado le iba demasiado grande. Los seis amigos se saltaban con asiduidad los controles a los que eran sometidos, pero aún así la ausencia de actividades como el Quiddicht o las visitas a Hogsmeade se les antojaban realmente insuperables.

Los primeros copos de nieve empezaron a caer en el castillo, vistiendo el paisaje de alrededor de una bella y fría tonalidad blanquecina. Los chicos salieron a jugar con la nieva, disfrutando por un momento de la poca libertad de la que podían disfrutar en el castillo. Hasta la mismísima caballa de Hagrid estaba vetada para ellos. La única vez que osaron acercarse el semi-gigante no sólo los devolvió inmediatamente al colegio sino que avisó a la jefa de los leones que se encargó de suministrarles un leve castigo según sus propias palabras.

Aún así el reloj del tiempo seguía su curso y la Navidad se les echaba rápidamente encima. Los jóvenes habían decidido animar a su joven amiga y entre los cinco habían conseguido encontrar un momento de reunión y decidir que comprarle a la futura mamá. Harry mencionó entonces la cálida relación que la prefecta mantenía con la jefa de los leones y que quizás esta pudiera ayudarles a elegir el regalo adecuado.

Fueron Harry y Ron los encargados de visitar a la nueva directora y al igual que la vez anterior esta no creyó que el interés de los jóvenes se centrará en preguntarle como se encontraba. Harry tuvo que aguantar un número para él demasiado elevado de preguntas personales hasta llegar al tema que en realidad les interesaba.

Los jóvenes descubrieron entonces que la seria y formal jefa de los leones estaba encantada con el nacimiento de la criatura e incluso estaba habilitando en el colegio unas habitaciones para que madre e hijo pudieran disfrutar de un poco más de tranquilidad. Era como si Hermione tuviera a su propia madre dentro de la escuela, por si fuera poco la profesora McGonagall mantenía contacto asiduo con los padres de la prefecta para informarles del estado de su hija, y por lo tanto sabía de primera mano que sus padres mandarían un set completo de silla y cochecito, algunos biberones y juguetes estas navidades de regalo a su hija. La directora había encargado expresamente una cuna de madera tallada para el recién nacido y los profesores de colegio, todos ellos informados del estado de la joven, le preparaban una gran cesta llena de juguetes, geles de baño, colonias, un peine especial, un cepillo y ropa íntima para el bebé.

Harry y Ron se miraron varias veces como queriendo cerciorarse que realmente la mujer que seguía delante de ellos era la estricta profesora McGonagall. Se preguntaron mentalmente si todos los acontecimientos seguirían su curso habitual si en algún momento llegará a saber quien era realmente el padre de la criatura. Aunque Harry era de la opinión de que la profesora McGonagall callaba más de lo que decía. Pidieron consejo a la directora, que se mostró francamente encantada de que se involucrarán de esa manera con su amiga y les dijo que se le podría comprar algo de ropa para el bebé, una mantita muy suave para cuando naciera, pero que en cualquier caso les aconsejaba comprar también algo para la joven evitando así que se sintiera desplazada por el ser que venía en camino.

Harry salió del despacho con una enorme lista de objetos necesarios para una madre primeriza y que por lo que la profesora sabía nadie iba a regalar a la joven madre. Ron avanzaba detrás de él como sumido en un trance.

- Recuérdame que nunca tenga hijos- le susurró a Harry al abandonar el despacho de la directora.

Harry rió en alto mientras seguía leyendo la lista. Sabía que esta noche se juntarían de nuevo en la sala de menesteres pero la presencia de Hermione dificultaría cualquier posibilidad de charla por ahora.

Los seis se juntaron de nuevo en la sala de menesteres para seguir vagando por los recuerdos de Harry e intentar analizar conjuntamente los problemas a los que deberían enfrentarse, seguían intentando averiguar cual podría ser el último Horcrux y la forma de recuperar las tazas.

- Seguimos sin encontrar nada relevante en mis recuerdos- les dijo Harry visiblemente derrotado.

- No podemos rendirnos ahora- intentó animarlos Hermione mientras acariciaba inconscientemente su barriga- Estamos muy cerca, sólo necesitamos encontrar la pieza que nos falta y después todo será más fácil.

- Pero aunque adivinemos cual es el último Horcurx- empezó Neville- Aún debemos adivinar como podemos acabar con el alma oculta en el peine.

- E intentar recuperar las tazas- concluyó Luna que miraba a Neville de manera sonriente.

Los seis se sumieron en un profundo silencio, sin sabe muy bien que decir ante las afirmaciones tan certeras de sus amigos.

- Eso no es del todo cierto- empezó Hermione tímidamente- Podemos encontrar la forma de destruir el alma de los horcruxes.

- Pero… tiene que ser muy peligroso- le respondió Harry recordando la mano totalmente destrozado del anciano director.

- Lo sé, no he dicho que fuera fácil. Pero hay un modo- continuó mirando a todos y cada uno de sus amigos- Aún tenemos tiempo, y podemos encontrar la forma de acabar con ellos.

- ¿Cómo?- preguntó Ron que negaba visiblemente con la cabeza.

- Sólo necesitamos acceso al área prohibida de la biblioteca. Allí tenemos todo lo que necesitamos- finalizó poniéndose totalmente seria- Los libros sobre artes oscuras.

Lo seis la miraron asustados, como si realmente la joven que se encontraba allí delante de ellos no fuera la prefecta de Gryffindor. Harry y Ron se miraron por un momento, pero entonces recordaron a la joven que no dudó en usar poción multijugos para obtener información este verano, la joven que engañó a varios hombres y que los convenció para robar el pensadero del despacho de la directora, y supieron que si de algún modo la joven sabía que había un método de acabar con el alma del Lord no dudaría en hacerlo.

- Pero¿cómo vamos a acceder al área prohibida?- preguntó Ginny visiblemente nerviosa- No podemos pedirle permiso a ningún profesor.

- Yo puedo entrar- susurró la joven- Tengo una copia de la llave del candado.

Harry y Ron se miraron adivinando quien había sido el emisor de tal regalo, sus ojos vagaron entonces por el rostro de Hermione en señal de reconocimiento. Por su parte los otros tres jóvenes se miraron extrañados, ninguno tuvo el valor de preguntar.

- Supongo que entonces-intentó razonar Harry.

- Entonces me encargaré de ello, intentaré buscar la forma de acabar con los posibles trozos de alma ocultos en los objetos- explicó Hermione- Cuando tenga los hechizos os lo comunicaré.

- Puede ser peligroso para el que los ejecute- razonó Ron.

- Lo sabemos, pero alguien debe hacerlos. Escuchad no sabemos si Voldemort-continuó sin inmutarse ante los estremecimientos de sus compañeros- es consciente de cada trozo de su alma que es destruido, si nota de algún modo que poco a poco le queda menos alma.

- Eso no es importante- la interrumpió Ron.

- Si lo es, Ron, no podemos permitir que Voldemort averigüe lo que estamos haciendo. Eso podría levantar sus iras, y adelantar su ataque.- le explicó Hermione- Todo debe estar perfectamente pensado. Por ahora buscaremos la forma de acabar con el alma, y cuando la tengamos pensaremos que hacer.

Los seis asintieron levemente, entre asustados y nerviosos. No dijeron mucho más y se retiraron a sus habitaciones.

No hablaron más del asunto, aunque todos fueron conscientes de cómo la prefecta apareció cargada con una multitud de libros y la propia Ginny les confirmó que por las noches pasaba largas horas en su cama murmurando por lo bajo y ojeando de manera exhaustiva libros y libros.

Las Navidades llegaron al colegio y la mayoría de los alumnos se desplazaron a sus casas a pasar las fiestas con sus familias. Aún así el colegio mantuvo su habitual decoración navideña y los fantasmas se encargaron, igual que en años anteriores de amenizar las celebraciones con sus alegres villancicos.

Los Weasly fueron invitados a reunirse en el colegio con los profesores presentes y los alumnos que habían decidido no arriesgarse en un viaje a casa. Así que la mañana de Navidad los jóvenes despertaron tremendamente emocionados no sólo por los regalos que les esperaban bajo el árbol de la sala común, sino también por el familiar día que les esperaba.

Hermione se levantó más tarde de lo que acostumbraba pero ahora que tenía unos días de relax quería aprovecharlos. Entre las molestias típicas del embarazo, las clases y sus recientes estudios sobre artes oscuras, la tenían totalmente agotada. Se estiró en las escaleras que la llevaban a la sala común y se sorprendió de encontrar a todos sus amigos de pie mirándola.

- ¡Feliz Navidad!- corearon los cinco amigos a la vez.

Hermione sonrió alegremente y les deseó también una muy feliz Navidad. Sus amigos se movieron entonces y dejaron ver una gran cantidad de regalos que había detrás de ellos, todos para la futura mamá. Ahora Hermione no pudo evitar que unas lágrimas caprichosas se escaparan de sus ojos y tras abrazar uno por uno a sus amigos comenzó totalmente emocionada a abrirlos.

El día fue ajetreado para todos, Hermione no sólo fue engullida por los Weasly sino que tuvo que pasarse el día agradeciendo a los profesores los regalos realizados. Incluso sus amigos pasaron un buen rato ayudándola a trasladar todas las cosas a las nuevas habitaciones que le había suministrado el colegio. Así que a la hora de la comida, las cuatro mesas del comedor habían sido sustituidas por una gran mesa central, llena de buenos amigos como recalcó la profesora McGonagall en el discurso inicial.

Hermione repasó uno por uno los rostros allí sentados, sus amigos a los que consideraba su propia familia, los Weasly que trataban tanto a ella como a Harry como un hijo más, los profesores que le habían demostrado un apoyo incondicional en su situación y la nueva directora, una mujer que se había convertido en una especie de segunda madre para ella. Hasta la abuela de Neville, que había sido invitada a comer aquel día, había resultado ser una mujer más agradable de lo que muchos esperaban. Aún así Hermione mantenía en su rostro un leve deje de tristeza, echaba de menos a sus padres y a su hermana pero sobre todo echaba de menos a Severus.

Flash Back

Hermione se levantó lentamente el día de Navidad. Había decidido pasar sus vacaciones en el colegio a pesar de la clara oposición de sus padres, que habían insistido una y otra vez en que querían a su hija de vuelta por Navidad.

La joven intentó razonar con ellos varias veces, intentar explicarles que le apetecía mucho pasar las vacaciones en el colegio con sus amigos y disfrutar con ellos de un tiempo de ocio que en las condiciones normales del curso se le negaba. Sus padres no creyeron de todo las razones de su hija, pero dispuestos a no hacer más leña del árbol caído lo dejaron pasar.

Ahora la prefecta de Gryffindor se sentía extrañamente pesarosa de su decisión, siempre le habían inculcado la inevitable familiaridad que acompañaba a estas fiestas, y ahora a kilómetros de distancia de sus padres y hermana se preguntaba si su decisión no había sido equivocada.

Abrió los regalos que decoraban el enorme árbol de la sala común y miró la hora. Eran las nueve de la mañana, sabía que sus amigos aún dormirían hasta muy tarde así que ella tenía tiempo para dar un paseo por el castillo. Recorrió los enormes pasillos de colegio, maravillándose de la bonita decoración navideña que alegraba su paseo y saludó a varios de sus profesores a los que amablemente felicitó las fiestas. Sus pasos la llevaron entonces hasta el pasillo que comunicaba con la biblioteca, decidió encaminarse quizás encontraría algún libro que el ayudara a distraerse en el período vacacional mientras sus amigos dormían a pierna suelta. Oyó voces provenientes del final de pasillo y se tensó al observar como el profesor Snape y el profesor Dumbledore mantenían una animada charla.

Su primera idea fue la de regresar silenciosamente al pasillo central, pero en aquel momento el director la observaba fijamente mientras sonreía de manera pícara. Hermione se acercó a ambos hombres.

- Felices Fiestas profesores- comenzó la prefecta con una ligera inclinación de cabeza.

El director le sonrío efusivamente mientras el jefe de la casa slytherin algo más circunspecto se mostró tan frío como de costumbre.

- Si ambos me disculpan debo proseguir con mis obligaciones- se excusó el director- Profesor Snape. Srta. Granger.

Ambos observaron la figura del anciano perderse por uno de los pasillos laterales con su característico andar tranquilo. Profesor y alumna se miraron como intentado averiguar en los ojos del otro lo que este estaba pensando. Severus se acercó a ella.

- Ven a mi despacho en un rato- le susurró y partió sin ni siquiera mirarla.

La joven se estremeció ante el contacto del aliento de su profesor en su oído. Se entretuvo mirando los tapices que adornaban el colegio y diez minutos después petaba muy nerviosa a la puerta del estoico profesor de defensa. La puerta de abrió lentamente y Hermione entró en el despacho. Para variar todo se encontraba más oscuro que de costumbre, y la joven se asustó al oír la puerta que se cerraba tras ella. No le dio tiempo a darse la vuelta unas manos fuertes la voltearon y empezaron a devorar con una fiereza impropia de un hombre adulto como él la boca de su joven alumna. Hermione se dejó llevar y por un momento permitió que la noción del tiempo se perdiera en brazos de aquel hombre.

Severus la empujó entonces hacía el sofá que adornaba la sala contigua, antesala de su propio dormitorio. Ambos se sentaron el sofá y sin mediar palabra se dispusieron a disfrutar simplemente de la presencia del otro.

- Me gusta estar aquí contigo- rompió la joven el silencio.

- Y a mí- le susurró el profesor que seguía mirando el crepitar del fuego.- Tengo algo para ti.

Severus se levantó y trajo con él un pequeño paquete. Hermione no necesitó mucho tiempo para averiguar que era y con unas ansias indescriptibles, rompió bruscamente el papel con la intención de descubrir el libro que se escondía en el regalo. Severus sonrió ante la impaciencia de la joven, observando con meticulosidad el rostro de su alumna. Hermione tomó el libro entre las manos, maravillándose de la textura del mismo, sonrió mientras lo giraba y leía la portada: Pociones avanzadas para magos expertos.

Lo miró y sin ni siquiera pensar lo que hacia se inclinó hacia él y lo besó.

- Me encanta- le dijo con un hilo de voz- Siempre quise comprarlo, pero esta es la edición de lujo.

Severus desestimó la queja de la joven con la mano.

- Yo, en cambio no tengo nada para ti- añadió de pronto visiblemente sonrojada.

- Tú eres para mí suficiente regalo.

Perdieron el resto de la mañana juntos, leyendo el libro, charlando de sus cosas. Poco antes del mediodía Hermione se despidió y subió a su sala común. Oyó el jaleo típico de la gente ya levantada y tan pronto como cruzó el umbral se vio engullida por unos brazos.

- Feliz Navidad- gritaban Harry y Ron al unísono.

- ¿Dónde estabas?- le preguntó el moreno.

-Por ahí- respondió la prefecta de manera vaga.

- Seguro que en la biblioteca¿no ves que trae un libro bajo el brazo?- añadió el pelirrojo.

Hermione sonrió gentilmente, preguntándose internamente como en algún momento llegó a creer que estaba enamorada del pelirrojo.

- Voy dejar esto arriba y ya bajo para comer.- les dijo mientras ya subía las escaleras que llevaban a su cuarto.

Fin Flash Back

Un año después, Hermione estaba sola, sentada en la habitación que dentro de aproximadamente tres meses sería la de su hijo o hija. A sus pies el libro que Severus le regaló un año antes, en sus manos el único regalo que no fue capaz de abrir de todos lo que estaban bajo el árbol. No necesitaba mucho para saber quien lo había enviado.

Cerró los ojos fuertemente y aguantando las ganas de llorar, empezó a romper el papel. Lo primero que vieron sus ojos fue un peluche, una pequeña serpiente, y con ella una pluma sumamente bella. Hermione tomó la nota entre sus manos.

"Espero que te guste mi regalo, pude ser más original pero no tengo tiempo para estas cosas. La pluma es para ti, espero que disfrutes con ella escribiendo o por lo menos obligando al profesor Slughorn a leer tus perfectos ensayos. El peluche como supondrás es para tu hijo. Por si acaso aún puedo hacer algo bueno de él, y evito que tu hijo y el del pobretón de Weasly vaya a Gryffindor. Sé que a su padre no le va a hacer ninguna gracia el regalo, por eso me motiva más enviarlo. Déjalo jugar con él, o por lo menos cuéntale que su madre fue amada por...

Espero que sigas bien.

S.S"

Hermione lloraba copiosamente, tomó el peluche entre sus manos y sin saber cómo cayó rendida abrazada al mismo.


Reviews:

Amsp14: Hermione no es rara, yo creo simplemente que va un pequeño paso por delante de los otros. Claro que han sido aceptados, creo que los amigos es lo más importante que tiene ahora Harry, y necesita apoyarse en ellos. Snape saldrá, poco a poco pero saldrá..

Malu Snape Rickman: Lo del medallón es una idea que surge cuando muchas personas se juntan en los foros, sinceramente el mérito no es mio pero he de reconocer que la gente se sabe los libros de memoria. Snape es como es y no podemos cambiarlo.

Lara Malfoy-Lynn: Lo de Ginny, Luna y Neville, yo creo que son importantes, Neville pudo ser el elegido, pero el Lord eligió a Harry y creo que aún tiene mucho que decir en el séptimo libro. Ginny es la séptima hija (y seguimos con sietes) y dudo que Rowling se molestará en elegir tan meticulosamente a Luna si no fuera importante. Es mi humilde opinión.

Sauce Black: Snape es Snape, y en la situación en la que se encuentra dudo mucho que se de de cuenta de algo.

Tercy-S-Scloe: Me alegro que te haya gustado el capítulo, no te preocupes por lo de los reviews no es la primera vez que me pasa. Sobre Hermione y Sev no te puede contar mucho porque destriparía la historia, pero la situación que están viviendo no es la mejor para una relación que como la de ellos está empezando.

Daynes: Me alegra que te guste la historia, es difícil escribir un Hermione/Severus y sobre todo después del sexto libro. Espero que no te defraude lo que queda de historia.

Replika: Me alegro mogollón que te haya gustado el capítulo, yo tb soy de la opinión de que Ginny, Neville y Luna son importantes en el desarrollo de los hechos y espero que Rowling lo tenga en cuenta.

Rasaaabe: No sé si habrás quedado saturado/a al leerlo todo de golpe, pero me alegro que te haya gustado. El lemon es casi siempre lo que todo el mundo busca. Espero que me sigas leyendo, y puedas seguir enterándote de cómo va la busqueda de los Horcruxes.

Gracias por vuestros reviews. Y saludos a todos.