Disclaimer: los personajes no son mios, todo esto lo hago para divertirme y divertir a los que me leen.
Spoliers Sexto libro
Febrero estaba siendo un mes especialmente duro este invierno, la nieve cubría Hogwarts de un bello manto blanco e impedía muchas veces que los alumnos pudieran disfrutar de sus actividades en el exterior. Cosa que no molestaba en demasía a los seis chicos, que este año tenían en su cabeza más preocupaciones que las que un crudo invierno podía traer consigo.
Las últimas semanas habían sido más duras de lo normal, habían pasado muchas noches en vela intentando preparar a Kreacher para su encuentro con los Lestrange, una preparación que se estaba haciendo terriblemente difícil debido al odio que el elfo mostraba por Harry y todo lo que se relacionaba con él. Sólo la presencia continua y gratificante de Dobby ayudaba en cierto modo a paliar el desanimo y la desesperación que muchas veces embargaban al grupo.
La llegada de marzo trajo una tregua al tiempo invernal e intempestivo que había gobernado Hogwarts en los últimos meses y los jóvenes pudieron disfrutar de los primeros rayos de sol que empezaban a vencer las tupidas nubes invernales.
Hermione salió al exterior sonriendo ante el contacto del cálido sol en su rostro. Suspiró profundamente y disfrutó de la sensación de libertad que emanaba en su interior. Hasta ahora no habían sido conscientes del agotamiento que sentían, fue al salir fuera, al volver a disfrutar de la belleza de los exteriores del castillo, al volver a respirar aquel aire frío y cálido a la vez cuando la joven sintió sobre ella el peso de sus horas en la biblioteca, en la sala de los menesteres, encerrada en ese gran y frío castillo. Caminó sin rumbo fijo, simplemente disfrutando del momento, sonreía vagamente, y se apuntó mentalmente el recomendarles a sus compañeros el mismo paseo que ella estaba dando en estos momentos.
No fue consciente de hacía donde iba hasta que llegó, sus ojos se abrieron al reconocer el jardín que se extendía ante ella. Suspiró tristemente al comprobar como la extensa temporada de nieve, había hecho estragos en las cuidadas flores y se maldijo mentalmente por no prever que el jardín necesitaba protección mágica para conservarse bello durante todo el año.
Meneó la cabeza tristemente, y pensó que si quizás el director estuviera vivo él mismo estaría allí recuperando las flores marchitas o provocando que el pequeño césped que las rodeaba volviera a crecer verde y fuerte. Sus manos recorrieron lentamente las piedras del muro que rodeaban el jardín, analizando en su mente cada recuerdo que el propio jardín le enviaba. Recordaba vívidamente la primera vez que Severus la llevó hasta allí, cuando ambos se recostaron en la hierba y disfrutaron del silencio y la presencia del otro. La vez que Severus colocó una bella flor sobre su pelo mientras la besaba tiernamente en los labios profundizando poco a poco el beso. Recordaba a Severus con unos guantes de jardinero arreglando tiernamente las flores como si fueran un pequeño objeto de cristal que debía ser cuidado con esmero para evitar que se rompiera. El momento en que la miraba y le pedía las tijeras de podar o la turba para añadir a la tierra. Hermione siempre se maravillaba de que no usara la magia para hacer todo esto, pero poco a poco ella misma descubrió la maravilla de trabajar uno mismo la tierra y disfrutar con lo recibido de ella.
La joven había empezado a llorar sin notarlo, estaba visiblemente sensible últimamente y cualquier recuerdo, cualquier suceso producían en ella un cúmulo de sensaciones indescifrables. Continuó andando hasta el centro del jardín y empezó a moverse alrededor observando a través de sus lágrimas todo el jardín. Percibió un movimiento en el fondo pero meneando ligeramente la cabeza lo desestimó, una sombra le había traído a Severus en sus tardes en la biblioteca, ahora no quería sentirse de nuevo así.
Su cuerpo le devolvió entonces un dolor lacerante, un agrio sufrimiento que la atravesó de arriba abajo. Hermione se curvó sobre si misma, y se fue dejando caer hasta tocar el suelo. No necesitaba pensar demasiado para saber lo que le estaba sucediendo, eran las contracciones tal y como le había explicado Poppy. La joven llevaba mal toda la mañana, sus incomodidades, su malestar en el desayuno, ahora todo tenia sentido para ella. Se sentó lentamente en el suelo, con las piernas abiertas intentando buscar su varita, necesitaba pedir ayuda. Una nueva oleada de dolor la atravesó y no pudo contener una arcada.
Severus había llegado al jardín solo una hora antes, había acudido a aquel jardín una y otra vez durante todos aquellos meses. Siempre buscaba un momento para volver, y siempre esperaba que su joven "niña" siguiera allí esperándolo. Observó como la nieve iba destruyendo poco a poco el calido jardín que Albus y él habían construido juntos, pero en estos momentos no tenía tiempo de recuperarlo, de enfrentarse a la cantidad de recuerdos que el viejo director aún despertaba en él. Aquel día llegó al jardín más por inercia que por otra cosa, esperaba que la nieve empezara ya a desaparecer y poder comprobar in situ si la larga temporada de nieve había destruido todo el jardín o solamente había ocultado bajo ella las bellas flores que lo adornaban.
Su entrenamiento le indicó que alguien se acercaba y se ocultó entre las sombras como sólo él sabía hacerlo. Observó la llegada de su princesa y notó como su corazón empezaba a latir más vigorosamente, se maldijo mentalmente al no conseguir que ni su entrenamiento como mortifago le ayudara a controlar las emociones que la joven prefecta causaba en él. La observó recorrer lentamente el jardín, curioseando con sus ojos brillantes y astutos todos y cada uno de los detalles allí presentes. La vio empezar a llorar y por un momento deseó acudir a su lado y abrazarla nuevamente decirle que todo saldría bien. Pero en ese momento el recuerdo de su último encuentro en este mismo jardín se abrió pasó en sus recuerdos y como por instinto fijó su vista en la enorme barriga que ahora ocupaba la parte delantera de Hermione. El dolor lo atravesó, deseaba que su "niña" fuera feliz, que rehiciera su vida, que encontrara a otro hombre que la hiciera feliz, pero no podía evitar sentir un dolor acerado, un dolor frío como el filo de un cuchillo que lo atravesaba de arriba abajo. El amor que sentía por ella le provocaba un deseo incomprensible de celos y posesión, pero a la vez un deseo de que fuese feliz y Severus no era capaz de lidiar con esos sentimientos en su vida.
Una lágrima amenazó con salir de su rostro, pero la contuvo maldiciéndose por su debilidad. Observó como la joven se llevaba las manos al vientre y se doblaba sobre si misma, la vio deslizarse en cámara lenta hacia el suelo y cuando la primera arcada le sobrevino, Severus supo que su "niña" estaba de parto.
Miró a ambos lados cerciorándose de que alguien más estaba allí, de que el joven Weasly al que él consideraba el padre del niño estaría lo suficientemente cerca como para ayudarla. Observó como la joven intentaba tomar la varita entre sus manos, pero esta se le deslizaba entre los dedos con el dolor de una nueva contracción. El estoico profesor no lo dudó y salió de su escondite. Corrió hacia la joven y arrodillándose a su lado la obligó a mirarlo.
- Hermione, estoy aquí- le dijo suavemente al oído- Tranquila mi niña, estoy aquí. Ya verás como todo saldrá bien.
- Severus- susurró por lo bajo llorando de nuevo.
Severus evaluó mentalmente la situación y supo que ahora era la única ayuda de la joven. La vio tremendamente asustada, sus alegres ojos color miel reflejaban una angustia latente mientras se aferraba a su capa de mortifago. La vio romper a llorar y la abrazó fuertemente.
- Escucha Hermione- le dijo al oído- Te llevaré a donde alguien pueda encontrarte, no te preocupes.
- No, Severus alguien puede verte y eso sería peligroso- intentó razonar ella mientras un sudor frío comenzaba ya a perlar su frente.
Severus desestimó sus palabras con una leve negación de cabeza y poniéndose de cuclillas alzó a Hermione en sus brazos y comenzó a caminar hacia el castillo.
Harry había estado toda la tarde dándole vueltas al asunto, debía revivir los recuerdos de la última noche de sus padres. Hermione lo había entendido la noche en que se lo había explicado y si el joven que vivió se había tomado su tiempo era porque no tenía aún las fuerzas necesarias para poder enfrentarse a ello. Había caminado durante parte de la tarde, aprovechando la llegada de lo que parecía una leve primavera en medio del crudo invierno. Había buscado a la joven prefecta pero no la había encontrado por ningún lado y ni Ron sabía donde podía encontrarse. Harry recordó entonces un jardín del que le habló la noche en que el joven le contó su idea de revivir el día en que se convirtió en huérfano. La joven le habló de sus flores, sus plantas y le dijo que quizás allí podía encontrar algo de paz en su difícil y ajetreada vida.
Harry recordaba vagamente el camino hacia el mismo, y se internó por la parte de atrás del castillo. Observó como la nieve que empezaba a derretirse mostraba un estrecho camino de tierra y vio unas pequeñas pisadas. Su vista se elevó entonces para observar como su odiado ex – profesor venía avanzando hacia él con su mejor amiga en brazos. Harry sacó inmediatamente la varita.
- Suéltala- lo retó.
Severus extremadamente preocupado por el estado de la joven que estaba próxima a desmayarse no se percató de la presencia de Harry delante de ellos. No se defendió simplemente observó la varita que lo apuntaba.
- Está de parto- intentó explicarle.
- No mientas y déjala en el suelo- siguió Harry con los ojos llenos de odio- Cobarde.
- Mírala bien si no me crees, está de parto, debe verla Madame Pomfrey- razonó con Harry- La llevamos a la enfermería y después puedes disponer de mí.
-Cobarde-siseó Harry por lo bajo.
Harry se acercó a la joven y comprobó que lo que decía Severus era cierto, Hermione se encontraba de parto. La joven abrió los ojos y miró fijamente al niño que vivió que por un momento fue capaz de ver el dolor no sólo del niño que venía en camino sino también por el hombre al que amaba. Hermione cerró los ojos agotada por el dolor y un cansancio extremo. Harry apuntó de nuevo a Severus.
-Continua andando- le espetó a su ex – profesor- Y no hagas un movimiento en falso porque eres hombre muerto.
Nadie dijo nada más, y los tres se pusieron en camino. Severus delante con la joven Hermione en brazos y Harry detrás apuntando al cobarde mortifago que había asesinado al director de la escuela. Por un momento lo absurdo de la situación le golpeó fuertemente, el niño que vivió apuntaba con su varita a un asesino buscado por el ministerio mientras este cargaba en sus brazos a una de sus ex – alumnas, que estaba a punto de dar a luz un hijo de él, aunque no lo supiera. Harry ahogó una pequeña risa y Severus se giró para mirarlo. Harry reía ahora más abiertamente mientras movía la cabeza a un lado y a otro intentando sacarse la idea de su cabeza. Miró fijamente al hombre parado delante de él, y observó a su amiga sufriendo sobre sus brazos. Recordó el momento en que los encontró, cuando Severus caminaba decidido hacia el colegio, sin importarle que eso pudiera poner en peligro su libertad, estaba a punto de entregarse simplemente por el hecho de salvar a la joven.
- Ahora me encargo yo- le dijo Harry.
Severus lo miró fijamente intentando saber mentalmente lo que podía pensar el joven gryffindor.
- Puedes irte- añadió Harry.
El ex – profesor no se movió, siguió en el mismo sitio buscando la posible trampa en la frase del niño que vivió.
- Snape márchate.
Harry notó como Severus leía su mente y le dejó penetrar en ella a su antojo. No tenía ganas de luchar esta noche.
-Pues léeme la mente, eres muy hábil en ello. Pudiste matarme la noche en que mataste al director- le espetó Harry mentalmente- Pero no lo hiciste, no sé porque pero no lo hiciste, quizás esperas que sea el plato principal de tu amo.
Severus no respondió, sintió el odio del joven Potter enfocado hacia él al recodarle al antiguo director y él mismo sintió el dolor de la pérdida.
- Sé que esta noche pudiste abandonar a Hermione pero no lo hiciste- siguió Harry- Estabas dispuesto a entregarte por ella. Así que te la devuelvo, desaparece Snape y hemos quedado en paz. No te aseguro que el próximo día que te vuelva a ver sea tan benévolo contigo.
Severus sonrió tristemente, aunque Harry podría a ver jurado que pudo observar como un leve deje de orgullo cruzaba su rostro. Hizo levitar a la joven hasta el niño que vivió, mientras observaba con tristeza a su joven ex - alumna.
-Cuida de ella Potter. Y dile a Weasly que como me entere que la hace infeliz vendré desde donde esté para cobrarme esa deuda. Y sobre todo aprende a cerrar tu mente sino será vulnerable no lo olvides.
Harry y no le respondió, simplemente tomó a Hermione y comenzó a desplazarse hacia el castillo. Severus los miró desaparecer, y con el mismo sigilo con el que había aparecido sólo unas horas antes desapareció de las inmediaciones de Hogwarts.
Hermione despertó lentamente, se notaba extrañamente cansada, miró a su lado y observó una pequeña cuna con un bebé en su interior. Sonrió alegremente al recordar los sucesos del día anterior, su paseo por el jardín, sus dolores de parto, la presencia de Severus y Harry… Harry apareció de pronto en sus recuerdos y un dolor la atravesó. Giró su rostro hacia el otro lado y se sorprendió al observar al niño que vivió sentado sobre una silla mirándola fijamente.
- Ha sido niña, una niña preciosa- le sonrió mientras se acercaba a la ama y la besaba dulcemente en la frente.
- Harry¿y Severus?- preguntó asustada.
- No lo sé, lo dejé marchar. No importa.
Hermione abrió los ojos asombrada y abrazó al joven mientras lloraba contra él.
- Hermione, tienes una niña preciosa, tan preciosa como su madre aunque hay que reconocer que heredó algunos rasgos de su cretino padre.- continuó Harry- Tan pronto como le veas los ojos lo comprobarás, da la sensación de estar observando al mismísimo Snape, aunque damos gracias que no haya heredado la nariz del bastardo .
Hermione intentó sonreír débilmente pero falló estrepitosamente y las lágrimas volvieron a rodar por su rostro.
- Escucha Mione, dentro de un rato volverán todos a ver como estás, la profesora McGonagall, Ron, Ginny, Luna y Neville, y todos querrán verte feliz. – le explicó Harry- También han estado aquí el resto del profesorado, pero Poppy te ha suministrado descanso así que se han ido como han venido. Eso sí te informo que tu hija ya ha sido presentada en sociedad y ha aprobado el exhaustivo examen del profesorado y parte del alumnado de esta prestigiosa escuela.
Ahora si que Hermione comenzó a reír abiertamente.
-Así que mi pequeña ha superado el escrutinio del profesorado del colegio- sonrió Hermione- Empieza con buen pie, me pregunto si todo sería igual si supieran quien es el padre.
- Creo que a todos nos sorprendería saber cuantas cosas puede estar callando la profesora McGonagall.- le comentó Harry- Además, por lo que intuí en mi breve conversación con Snape, él cree que el hijo es de Ron.- Harry miró entonces hacia la cuna de la pequeña- Lo cual resulta verdaderamente increíble, sería la primera Weasly no pelirroja en años, es más sería la primera Weasly con pelo azabache y ojos color ónice.
- Sería una larga historia- se excusó Hermione.
- ¿Sabes que tu pequeña no tiene nombre?- continuó Harry entendiendo perfectamente la disculpa de su amiga- Creo que empezará a ser adecuado buscarle un nombre.
- Elieen, quiero ponerle Elieen- susurró Hermione como temiendo ofender al joven.
- Me parece bien, me gusta.- le sonrió Harry- Me gusta.
- Pues me alegro porque quería pedirte que fueras su padrino.
Harry se quedó sin palabras ante aquello. Su amiga le estaba ofreciendo lo más querido en estos momentos para ella, estaba poniendo en sus manos la vida de la hija de su más odiado enemigo tras Voldemort y se la confiaba sin ningún reparo. Harry le sonrió y la abrazó tiernamente. La pequeña comenzó a moverse inquieta en al cuna y Harry la tomó en brazos y se la acercó a su madre.
- Creo Srta. Granger que es hora de que le des por primera vez el pecho.- le sonrió observando el rostro Hermione mirando fijamente a su hija- Voy a avisar a Madame Pomfrey.
Harry salió lentamente de la habitación mirando de nuevo la tierna estampa de Hermione y la pequeña Elieen gorgojeando en sus brazos.
Hermione se reincorporó a la rutina una semana más tarde, lamentando tener que dejar el cuidado de su pequeña, aún así sabía que podría verla siempre que tuviera tiempo entre clases. Su preocupación de con quien la dejaría mientras estuviera en clases se esfumaron tan rápidamente como la profesora McGonagall le explicó que todo el profesorado, incluidos Poppy y el agrio conserje habían elaborado un pequeño horario para que Elieen estuviera atendida en todo momento. Hermione se sintió inmensamente agradecida y por primera vez empezó a disfrutar plenamente de su maternidad.
Hubiera deseado que sus padres pudieran haber conocido a su primera nieta pero sabía que las circunstancias estaban en su contra y por ahora tenían que conformarse con unas pocas fotos y las cartas que tanto su hija como la directora del colegio les escribían habitualmente. A pesar de ello, Hermione no tenía muchas quejas y el cuidado y mimo constante que tanto sus amigos como el profesorado le prodigaban le ayudaban a paliar en mayor o menor medida la ausencia de sus progenitores. Además la profesora McGonagall se había convertido en una segunda madre para la joven, siempre preocupada y pendiente de las necesidades de su joven pupila.
Hermione se dirigió a la habitación de su pequeña, Flich se encontraba al lado de la cuna leyendo un cuento dulcemente a la niña. Hermione sonrió dulcemente, todos estaban francamente sorprendidos, Filch se estaba convirtiendo en la mejor niñera que la pequeña Elieen pudiera tener. El conserje demostraba una paciencia infinita con la pequeña y una ternura que los que lo conocían no eran capaces de entender, todos recordaban al irascible y huraño conserje, el hombre que amendentraba a los alumnos y aconsejaba crueles castigos al profesorado.
- Gracias Sr.Filch- se acercó la joven.
Filch miró dulcemente a la pequeña de nuevo y tras sonreír débilmente a Hermione abandonó la habitación. La joven tomó entonces a la niña entre sus brazos y se dispuso a darle el pecho. Miró tiernamente a su pequeña y se maravilló de lo parecida que era a su padre, sus mismos ojos negros, su mismo cabello, aún así conservaba los rasgos de Hermione y por lo que sus amigos le decían entre risas era tan agradable como la prefecta, y se alegraban de que no hubiera heredado el agrio carácter de su padre.
Flash Back
Hermione estaba sentada en el sofá de la salita previa a la habitación de Severus. La joven estaba visiblemente nerviosa, estaba estudiando concienzudamente para los exámenes finales, seguía teniendo numerosas dudas morales sobre su relación con Severus y las más frecuentes ausencias de este para acudir a extrañas misiones de Voldemort no ayudaban. Severus había notado la tensión en la joven a lo largo de la doble clase de pociones que habían tenido. Así que tan disimuladamente como había podido la había citado allí a aquella hora.
Hermione llegó y como de costumbre dijo sutilmente la contraseña y tras comprobar que nadie más se encontraba en el corredor se introdujo en la sala previa al dormitorio de su profesor. Ahora sentada en el sofá y visiblemente nerviosa se estrujaba la falda fuertemente.
Severus entró despacio en su habitación y se paró un momento en el medio de la misma observando a la nerviosa joven que lo miraba con los ojos anegados de llanto. Posó sus ensayos para corregir en la gran mesa de roble al lado de la chimenea y se sentó al lado de Hermione en el sofá. La atrajo tiernamente hacia él.
- ¿Qué sucede mi "niña"?- le preguntó tan dulcemente que Hermione lo miró como para comprobar que realmente se trataba del cretino profesor de Defensa.
-Nada- respondió Hermione.
- Si no pasara nada no estaríamos aquí. Estás muy tensa¿es por los exámenes?- insinuó dulcemente.
- Si y no.
Hermione lo miró fijamente a los ojos, tenía que sincerarse con él, decirle lo que le pasaba.
- Es por nosotros- empezó sin permitir que Severus la interrumpiera-Estoy a gusto contigo y no me planteo el ver la vida sin ti Severus, pero… tampoco soy capaz de verla contigo.
Severus intentó hablar pero la joven lo desestimó con una mano y no se lo permitió.
- Si alguien se entera a ti pueden despedirte y a mi expulsarme. Tú habrías estado liado con una asquerosa sangre sucia – siguió sin siquiera respirar- Lo cual creo que no le hará gracia a Voldemort, ni a tus "amigos". Aunque contarles a los míos lo que siento por ti tampoco es que sea fácil. Si saben que el director lo sabe, porque lo sabe, y no ha dicho nada también le puede causar problemas.
Severus se levantó y tomó a Hermione entre sus brazos que comenzó a calmarse lentamente.
-Aún hay muchos más problemas que los que tú has visto, pero… quiero estar contigo, no sé porque ni como pero sé que no quiero perderte- comenzó Severus mirándola a los ojos- Sé que soy un hombre mayor, no muy agraciado y tremendamente desesperante pero… tú me haces cambiar, cuando estoy contigo soy distinto y eso me gusta. Sé que nuestra relación es un problema constante, pero creo que si ambos luchamos por lo que tenemos algún día podremos volver la vista atrás y reírnos de estos momentos.
Hermione sonrió tímidamente y poniéndose de puntillas besó dulcemente a Severus en los labios. Este la atrajo más hacia sí y profundizando el beso la fue llevando hasta el sofá.
Fin Flash Back
Hermione miraba ahora a su linda pequeña dormida sobre su regazo, y supo que Severus tenía razón, no importaba donde estuvieran ahora, su amor había dado un fruto maravilloso. Una hija que tendría la oportunidad de ser feliz en un mundo libre por el que sus dos padres estaban luchando.
Reviews:
Sauce Black: Me alegro que te guste el fic. La oscuridad que le doy al fic se debe a que creo que el séptimo libro será así lleno de misterios, al fin y al cabo a la autora aún le quedan muchos misterios por revelarnos.
Malu Snape RickmanAhora que ya habrás leído el capítulo 11 no echarás tanto de menos a Severus, la verdad es que tal como esta orientado el fic a veces se me hace difícil introducirlo en la historia… espero que te siga gustando. Y me encanta la pareja Luna/Neville.
Lara Malfoy-LynnYo también echo de menos a Snape… pero ya veis que la espera para volverlo a ver no ha sido muy larga. Kreacher como siempre una incógnita.
Colibr: Una confidencia a mi también me gustan los finales felices… Te debiste dar un verdadero atracón si leíste todos los capítulos seguidos, ya verás como evoluciona la relación de Snape y Hermione y la de Harry y sus queridos Horcruxes.
Marla: Me alegro que te guste, yo también soy de la opinión que de una forma u otra Severus es inocente. La historia en si tiene 17 capítulos. Sobre lo del bebé y Severus, que he de decir que es algo que me comentáis tods, pensad que el pobre Snape tiene ya bastantes cosas en la cabeza como para echar cuentas de cuando nacerá el niño.
Jomelie: Gracias por tu review… yo seré un poco menos extensa. Me alegro que te siga gustando la historia. Sobre los personajes, intento que se parezcan más o menos a los que describe Rowling, al fin y al cabo cada uno tiene una personalidad muy definida, pero aún así no puedo evitar que a veces se me cuelen caracteristicas propias mias. Sobre Severus, si ya has leído este capítulo ya sabrás que vuelve a aparecer.
MeilinSnapeYo también extraño a Snape pero necesitaba este capítulo de transición. Sobre Neville tengo la impresión de que va a ser importante para la autora, y yo creo que es más valiente de lo que realmente creemos.
Carly McKinnonSnape es como es… frío y calculador, da la sensación de que no pierde el control por ningún pretexto pero yo me niego a pensar que no tiene un pequeño corazón que le late en el interior. Sobre Kreacher es solo una idea, se quedó en el castillo, obedece a Harry ciegamente (aunque no quiera) y es una opción.
Amsp14No te preocupes a mi la página tampoco me enviaba reviews, e iba a fanfiction y los tenía una locura. Hermione siempre ha sido no sólo la parte racional de la historia sino la que en todo caso tiene la mente más privilegiada, o la que se molesta en usarla. Ya verás pronto al bebé.
Gracias por leerme y saludos a tods.
