Viviendo como un chico
.-Diálogos.-
"PENSAMIENTOS"
Capitulo 2.
Entablando relaciones.
-¿Te encanta? Vaya, sí que eres raro.-dijo Inuyasha mirándola extrañado.
-Bueno, sí ya me lo han dicho antes.-dijo Kagome.- ¿Escogemos dormitorio ahora o esperamos a que lleguen los demás?
-No, mejor ahora, así escogemos los mejorcitos, si es que hay.-dijo Inuyasha.
Así se dispersaron cada uno por un lado, mirando cada uno de los dormitorios, Kagome tomó el lado derecho, abrió la primera puerta y vislumbró una estancia pequeña con un ventanal que daba hacia los patios traseros del edificio, un pequeño armario y una cama al fondo, también un escritorio y un estante de medio metro en una esquina. "Me gusta" pensó Kagome recorriendo el lugar. Salió convencida de que esa sería su habitación, mientras que veía a Inuyasha mostrarse renuente ante la elección de habitaciones pues todas le parecían muy pequeñas, finalmente decidió escoger la habitación contigua a la de Kagome.
Kagome le preguntó sobre los horarios, y fue hasta entonces que Inuyasha se dio cuenta de que no los tenía consigo, así que salió del departamento y se fue a la universidad. Mientras tanto Kagome recogió su equipaje y se instaló en lo que durante 5 meses sería su hogar.
En eso estaba ella cuando escuchó que alguien abría la puerta principal, salió a verificar si era Inuyasha pero se encontró con dos chicos, ambos castaños y de ojos canela, obviamente eran hermanos, pues el parecido era mucho, lo único que los diferenciaba era el sexo, pues el primero era una menuda mujercita y el otro un enclenque chico con fachada de ratón de biblioteca, sus gafas de armazón grueso y negro, lo decían todo.
-Hola.-Saludó la chica de pelo castaño ondulado.-Mi hermano se hospedará aquí.
-Oh, muy bien yo también estaré aquí.-dijo Kagome, para presentarse después.-Higurashi Kagome.
-Totoyama Sango y Totoyama Kohaku.-la chica hizo sus respectivas presentaciones.
-Mu-mu-mucho gusto.-dijo dificultosamente el chico.
-Igualmente, mira puedes escoger estas habitaciones, porque las demás ya están ocupadas.-explicó Kagome, señalando las habitaciones de la izquierda.
-Gra-gra-gracias.-dijo el joven de aproximados 17 años.
-¿Tu también te quedas?-preguntó Kagome a Sango.
-No, yo no, yo estoy en otro edificio.-explicó la joven.
-Muy bien Kohaku te ayudaré a desempacar.-le dijo la chica a Kohaku, mientras le ayudaba con una enorme maleta que al parecer pesaba horrores.
-¿Te ayudo?-preguntó Kagome, al ver que los chicos batallaban.
-No es necesario, gracias.-dijo Sango con la cara colorada por el esfuerzo de cargar eso.
Los hermanos se pusieron a lo suyo, mientras que Kagome fue a la cocina y revisó las alacenas, no encontró ninguna clase de alimento, y ya hacía hambre, por lo que entró a la habitación del nuevo inquilino y preguntó si conocían algún lugar cercano para abastecerse de víveres. Sango le dijo que sí y le dio la dirección. Así Kagome salió del departamento, caminó una cuadra, volteó a la derecha y unos pasos más allá encontró un mini-súper.
Se adentró en él y tomó una carrito para hacer las compras de la cocina "Esta vez correrán por parte mía, pero después ya haremos cuentas" pensó la chica. Mientras tanto recorría las estanterías repletas de productos, cuando hubo comprado todos los alimentos, recordó que ella también necesitaría algunas cositas, entonces se dirigió hacia los estantes del fondo, que contenían productos de limpieza personal, ahí encontró variedad de productos, tomó los necesarios, pasó por un especie de farmacia y tomó algunas vendas, después notó que había algo importante que debería llevar: una caja de…
-¿Tampones?-cuestionó una chillona voz detrás de Kagome.
-Maldición.-masculló ésta cerrando los ojos fuertemente.
-¿Kag?-volvió a preguntar la pelirroja desconcertada.
-Si.-dijo Kagome volteándose a mirar a la chica.
-¿Para quién?-cuestionó Ayame alzando una de sus finas cejas.
-Para…. "Obviamente para mi tonta"…para…"Recuerda que eres un chico y ellos NO tienen menstruación"…para…." ¿Porqué demonios ellos no?"…para…" ¡Inventiva Kag, inventiva!"…para mi novia.-dijo lo primero que se le vino a la cabeza.
-¡Tu novia!-exclamó Ayame sorprendida, para luego rectificar su actitud.- ¿Tu novia? No sabía que tenías novia Kag, bueno, y ¿dónde está?-cuestionó de nueva cuenta Ayame estirando el cuello y mirando alrededor.
-En mi departamento, su periodo comenzó hoy y me pidió que le consiguiera unos tampones ¿Cuáles me recomendarías?-dijo Kagome tratando de no pisar terreno peligroso.
-Qué tal….estos.-dijo Ayame, cogiendo una caja de tampones extra largos y blandiéndolos ante la mirada atónita de Kagome.
-¿No te parecen demasiado grandes?-preguntó Kagome mirando atentamente el diseño del tampón, y tragando fuerte.
-La verdad no, a mi me gustan grandes.- dijo Ayame, poniendo un tono malicioso en la ultima frase.
-Creo que me quedo con éstos.-declaró Kagome, cogiendo dos cajas de tampones de medida normal.
Se dio la vuelta y dejó atrás a Ayame, que ni lenta ni perezosa la siguió hasta la caja con la canastilla colgando de su esbelto brazo.
Aunque Kagome le dijo que tenía prisa, la chica se negó a dejarlo pues quería conocer a su novia, así que se fue con Kagome hasta el apartamento donde vivía, una vez ahí, la chica le dijo que ella se quedaría en el edificio de enfrente, cosa que realmente le importaba un comino a Kagome pues, estaba pensando muy seriamente en deshacerse a toda costa de esa pelirroja encajosa.
Subieron por el ascensor y cuando hubieron llegado frente a la puerta de departamento Kagome sudaba la gota gorda, abrió lentamente la puerta y encontró sentados en la sala a Inuyasha, Kohaku y a la hermana de éste, todos conversando animadamente, se notaba que Inuyasha era muy sociable.
-¡Kag! Hiciste las compras, hombre gracias.-dijo Inuyasha levantándose del sillón para ayudarle a su "amigo" con las compras.- ¡Ayame!
-Hola Inu.-saludó ésta al chico.
-¿Qué haces aquí?-preguntó Inuyasha sorprendido.
-Vine a saludar, me encontré a Kag en el super y le dije que me presentara…
-El apartamento, ella quería conocer el lugar, ¿sabías que ella se quedará en el edificio de enfrente?-preguntó Kagome cambiando el tema radicalmente.
-¿En serio? Vaya, podrás visitarnos seguido entonces.-dijo Inuyasha mirando traviesa mente a Kagome.
-Kag eres un mal educado ¿no me presentas a tu novia?
-¿Su novia?-dijo Inuyasha confundido.
Kagome sintió que el aire de sus pulmones se escapaba, miró a Ayame, volteando tan bruscamente el cuello que se hizo daño, sobándoselo miró a Sango, que lo miraba con una ceja alzada.
-Totoyama Sango.-dijo Kagome mirando a ésta que abrió la boca en señal de sorpresa, Kagome le guiñó un ojo en señal de complicidad.
-Kasukabe Ayame.-dijo esta yendo hacía la chica que ya se había puesto de pie.
-Mucho gusto.-dijo Sango mirando alternativamente a Kagome y Ayame.
En ese momento Kagome volteó hacia Inuyasha y le hizo una seña que indicaba claramente que mantuviera la boca cerrada.
-Sango cariño, te traje lo que me pediste, vamos a mi habitación, con permiso chicos.-dijo Kagome tomando de la mano a Sango y llevándosela consigo, ante la mirada atónita de Kohaku.
-¿Mi encargo? ¿Tu novia? ¿Desde cuando?-Sango gesticulaba entre desconcertada y sorprendida.
-Lo siento, pero no tuve alternativa, esa chica me hostiga demasiado, y tuve que inventar una excusa para quitármela de encima.
-Y yo fui la excusa perfecta ¿no?
-Discúlpame por involucrarte.-dijo Kagome mirando al suelo.
-Esta bien, no me molesta, pero esto tarde o temprano lo va a descubrir.
-No si seguimos con la farsa.-propuso Kagome.
-¡¡Pero si tu no eres mi tipo!
-No te estoy proponiendo matrimonio.-soltó Kagome a la defensiva.
-Pero me estas diciendo que finja ser tu novia.
-¿Y?
-Tengo dos años aquí, he salido con varios chicos y todos pertenecen a un solo género, en el cual tú no estás incluida.
-¿Cómo dijiste?-preguntó Kagome atónita.
-Entonces si lo eres.-declaró Sango.-Lo sospeché, tus manos no son de chico, jejeje mira yo tomé un curso de quiromancia, ahí aprendí a diferenciar las manos, y las tuyas definitivamente no son de chico, aunque estén así de callosas.-explicó la chica asiendo una de las manos de Kagome que miraba alternativamente su mano y el rostro sereno de Sango.
-No se lo digas a nadie, por favor.-después de contarle todo, Sango no dijo palabra alguna.
-Vamos, ayúdame, haré lo que tú quieras ¿sí?-Sango pareció pensar detenidamente la ultima propuesta.
-¿Lo que yo quiera?
-Sip, lo que tu quieras.-dijo Kagome levantando la palma de su mano y posándola a la altura de su hombro.
-No te pediré mucho, bueno tal vez para ti sea mucho, pero….quiero que te hagas amigo de mi hermano, que lo ayudes en lo que puedas, el es un chico bastante tímido y no tiene amigos, me gustaría que fuera más abierto, que saliera, no sé.
-Prometido.-dijo Kagome sonriendo sinceramente.-Además tu hermano me cae bien, no te preocupes yo me haré cargo de él.
-Gracias, tenemos un pacto entonces.-dijo Sango sonriendo y estrechando la mano a Kagome.
-¿Aceptas ser mi novia entonces?-cuestionó Kagome.
-De mentiritas sí, pero que quede claro que solo de mentiritas ¿eh?
-Tu tampoco me gustas.-dijo Kagome como si fuera lo más natural del mundo, recibiendo a cambio un pellizco con parta de la otra chica.- ¡Auch!
Sango salió de la habitación junto con Kagome, se despidió de todos, y dándole un beso de despedida a Kagome y Kohaku se marchó. (El beso fue en la mejilla)
Ayame se fue después y los tres quedaron solos, Inuyasha pidió explicaciones al igual que Kohaku que veía con el cejo fruncido a Kagome, ella les contó lo necesario, que lo hacía por mantener lejos a la pelirroja, Kohaku pareció relajarse, no así Inuyasha, que no dejaba de reprocharle a Kagome el porqué de su renuencia para con Ayame, si era una chica encantadora.
Después del embrollo, Kagome le pidió los horarios a Inuyasha, los examinó minuciosamente, sus clases comenzaban a las 3 de la tarde y ya eran las doce y media de la tarde, se dispuso a preparar algo, pues su estómago gruñía estrepitosamente.
Momentos después la puerta volvió a abrirse.- ¿Hola?- dijo un chico de 20 años, de ojos grises, que parecía no haberse rasurado en varios días.
-Hola.-Saludaron a coro Kagome e Inuyasha.
-¿También te quedarás aquí?-cuestionó este ultimo.
-Así es hermano, Yokosuke Miroku.-dijo el joven caminando hacia ellos.
Kagome vio el estilo de vestir de este excéntrico personaje. Su vestimenta consistía en unos jeans sueltos y muy desgastados, rotos en rodilla y un poco más abajo del trasero, una playera de distintos colores con figuras distorsionadas, muy al estilo hippie, el pelo ligeramente largo y suelto.
Estrechó fuertemente las manos de los tres inquilinos mientras que cada uno de ellos decía su respectivo nombre, después de sentó en una de las sillas e Inuyasha comenzó la conversación, mientras Kagome volvía a lo suyo, Kohaku que se sintió intimidado por el nuevo inquilino se fue al lado de Kagome a ayudarle.
-¿Miroku estás en arquitectura?-cuestionó Inuyasha.
-No, estoy en artes, estudiando pintura, estudié en Osaka pero me expulsaron de aquella universidad porque lideré una huelga pacifista, y me vine para acá a seguir mis estudios pues es la única universidad que no tiene relaciones con aquella. Lo único malo es que comenzaré desde primer semestre.
-¿Pero si la huelga fue pacifista porqué te expulsaron?-cuestionó Kagome mientras sacudía la sartén.
-Es que los integrantes de la huelga estuvimos desnudos, pero solo fueron unas cuantas horas, porque después llegó la policía y se armó una buena.-dijo el chico sonriendo melancólicamente.
-Oh….-dijo Kagome, no encontrando una palabra para decir más.
-¿Y tu qué estudias Kohaku?-preguntó Kagome al chico que permanecía a su lado.
-Me-me-medicina.-respondió el chico.
-Vaya tendremos un médico.-dijo Inuyasha sonriendo. -Al parecer somos los únicos que estudiaremos arquitectura.-dijo Inuyasha.
-Esto ya está.-dijo Kagome llevando el sartén hasta la mesa.
Durante la comida los ánimos se fueron compenetrando, Inuyasha con lo sociable que era se adaptó fácilmente a la presencia de el nuevo personaje, Kagome pronto notó que era muy simpático, Kohaku aún no lo graba vencer su timidez ante todos, hablaba poco y decía solo lo necesario.
Una hora después, todos salieron del apartamento pues sus clases comenzaban a las 3 de la tarde, así que solo tenían unos minutos para llegar a sus respectivas aulas.
Kagome le pidió a Inuyasha que pasaran a dejar a Kohaku a la facultad de medicina, que es la más retirada, después se dirigieron a la de arquitectura, pues la facultad de Miroku estaba unos metros más allá de la de ellos.
Antes de entrar pasaron por la papelería y compraron algunos cuadernos y lapiceros, que Kagome no compró en el súper por la interrupción sufrida.
Encontraron el salón 205 y se adentraron en él, Kagome entró primero, la sala estaba media vacía, de las 40 butacas, solo estaban ocupadas 20, a mitad del aula sentada coquetamente Ayame alzaba la mano y la ondeaba indicándoles que fueran hacía ahí, Kagome hizo como que no la vio y pasó de largo, Inuyasha que sí vio a la chica, se fue a saludarla.
Kagome en tanto tomó asiento en las ultimas butacas de una esquina de donde obtenía una excelente vista de toda el aula, instantes después, un chico de coleta larga, ojos azules y ceño fruncido, irrumpió por la puerta, tomó asiento cerca de Kagome, no sin antes dirigirle una mirada hostil a la chica, momentos después, el profesor apareció e Inuyasha se fue a sentar junto a Kagome, el profesor comenzó con la ya acostumbrada bienvenida de rigor.
En si, como todo primer día de semestre no se hizo nada relevante, los profesores solo se pasearon, se presentaron, dedicaron algunas palabras de aliento a los alumnos y demás sandeces que los profesores hacen cuando no tienen ganas de trabajar.
Llegó el receso, a eso de las 6:30 de la tarde, Inuyasha tan social como siempre, intentó hacer plática con el tipo de enfrente, que ya conocían de nombre: Tsumi Kouga, quién al parecer no gustaba de tener ninguna clase de conversación pues con la mirada que le dirigió a Inuyasha se lo dijo todo.
Se llegaron las 8:30 y la hora de salida llegó,
Ayame, con la vieja excusa se les pegó como chicle y se fue con ellos, saliendo de la facultad se encontraron a Miroku, que dijo que tenía esperándolos un buen rato, pues había salido temprano.
-Bonito auto.-dijo Miroku a Inuyasha.
-Mira el estéreo, es mi orgullo.-dijo Inuyasha indicándole a Miroku que entrara en el asiento del copiloto, Inuyasha no entró al auto sino que volteó para ver que Kagome venía caminando con paso ligero y Ayame parloteando detrás de ella, cuando llegaron, Inuyasha abrió la puerta trasera del auto e invitó a Ayame a entrar en él, cuando esta entró Inuyasha la cerró, se acercó a Kagome y le susurró al oído.-Para que tengan mayor privacidad.-después le guiñó un ojo y entró al asiento del conductor. Kagome quedó por un momento sin palabras que argumentar, se sonrojó furiosamente, abrió la puerta del auto y entró.
Durante el trayecto Ayame no paró de hablar, Kagome se preguntaba si sería un insulto decirle que se callara, pero para ese momento Miroku entró en la conversación captando la atención de la pelirroja, en esos tranquilos momentos la mente de Kagome divagó hasta unos momentos anteriores, precisamente cuando Inuyasha le dijo aquello, que no era la causa de su rubor sino las sensaciones que él le provocó, pues el sentir su tibio aliento chocando contra su piel, le produjo un ligero cosquilleo que se instaló por toda su columna vertebral, se sorprendió a si misma al notar que la sensación le gustaba, de pronto sintió como su cara aumentaba la temperatura vertiginosamente.
Cuando la pelirroja hubo desaparecido, los chicos ya se encontraban en su apartamento, Kohaku aún no llegaba, Miroku se fue a su habitación, y Kagome a la cocina a tomar algo de cereal, Inuyasha por su parte encendió el televisor y se dispuso a verlo, cuando Kagome llegó a su lado éste la miró.
-Eres un bobo.
-¿Perdón?-dijo Kagome atragantándose.
-Le gustas, está claro, no entiendo porqué le quieres mentir, es una preciosura.
-Está loca.-declaró Kagome.
-Si pero por ti.-soltó Inuyasha.
-¡Dejame en paz!-exclamó ella.
-¿No te gusta ni un poquito?-preguntó Inuyasha con cara de interrogación.
-Metiche.-declaró Kagome.
-Yo solo quiero que tengas con quien pasarla bien.-declaró impertérrito el joven.
-Me las puedo arreglar yo solo.-dijo ella.
-¿Eres gay?-cuestionó Inuyasha mirándola fijamente.
-No ¿Tú?
-No hay hombres en mis fantasías, así que supongo que no. Pero si tu lo fueses no me importaría.-declaró él.
-No lo soy.-dijo Kagome en tono de "Ya córtala"
-¿De verdad?
-¡Qué no!-gritó Kagome dándole un golpe en el brazo a Inuyasha, para después levantarse de un salto del sofá.
--¡Hey! No huyas cobarde, pegas como niña.-decía Inuyasha cogiendo un almohadón y lanzándolo hacia Kagome, que se lo regresó con agilidad.
Inuyasha se levantó y la correteó por la salita, cuando ella se dirigía a su habitación para atrincherarse contra el enemigo, ésta la atrapó y comenzó el forcejeo, Miroku ante tanto traqueteo salió de su ratonera, perdón, habitación y contempló la escena, aplaudiendo y hablando fuerte, habló.
-¿Qué pasa?-preguntó provocando que los chicos dejaran de "pelear".
-Nada, que aquí mi compañero ya pegó su chicle.-dijo Inuyasha palmeando a Kagome que respiraba agitadamente.
-¿En verdad?-preguntó Miroku interesado.
-No, no es verdad, esa chica está loca.-repuso Kagome.
-Si, loca pero por ti.-dijo Inuyasha riendo.
-¡Ah! Eres imposible.-dijo Kagome yéndose a la cocina a tomar un vaso de agua del grifo.
-¿Qué haces?-preguntó Inuyasha a Miroku que tenía en la mano una varita bastante delgada, color marrón, de la cual una delgada línea de humo salía de uno de sus extremos.
-Aromatizo y suavizo el ambiente, esto nos tranquilizará, es muy utilizado en la aromaterapia.-dijo Miroku elevando el incienso por los aires y llenando el lugar de un suave olor sándalo.
-Sí tú lo dices Miroku.-dijo Inuyasha desplomándose de nueva cuenta en el sofá.
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Como ven el capi es lento, la verdad no me gustó, pero era básicamente para introducir a los "nuevos". Prometo que el siguiente agilizará la trama y comienzan las aventuras y peripecias de los chicos...jojo XD
¡¡Comentarios! ;)
PD..¡¡¡FELIZ NAVIDAD!
