Viviendo como un chico
-Diálogos.-
"PENSAMIENTOS"
Capitulo 4
Conversaciones.
Puede decirse que el ánimo de Kagome en los días consecuentes a la primera parranda universitaria, cambiaba drásticamente, algunas veces estaba bien, pero cuando Kaname hacía acto de presencia, su humor cambiaba a uno molesto, ácido y francamente irritante para quien tuviese la fortuna de estar con ella en esos instantes, y Sango fue una de ellas.
-¿Se puede saber qué demonios te pasa? –cuestionó la castaña, que aparecía muy seguido por el apartamento, desde el fin de semana pasado.
-¿A mi? ¿Que me va a pasar a mi? Si yo estoy de maravilla ¿no ves lo bien que me encuentro?-decía la chica, a la vez que cortaba los jitomates con fuerza.
-Mira, durante estos días te he notado rara, a veces estás bien, y momentos después estás de un humor de perros.- susurró la castaña y miró con aprehensión el cuchillo que sostenía la pelinegra cuando ésta dejó de cortar los jitomates y le dirigió una mirada que indicaba claramente que la dejara en paz.
-No la soporto.-declaró Kagome momentos después de un largo silencio entre las dos.
-¿A quién?-preguntó Sango distraídamente, mientras removía la salsa en ebullición.
-No los soporto a los dos, siempre riendo estúpidamente, siempre juntos, siempre charlando, ¿qué no se cansan?-mientras la pelinegra decía esto en susurros, miraba de reojo a la pareja que hablaba animadamente en la salita.
-Ah, ya veo.-dijo Sango dándose cuenta a lo que se refería la chica.
-Mírala, siempre con ese tonto movimiento de cabellera, ojalá se le torciera el cuello en una de esas.
-Kag……. ¿estás celosa?-cuestionó sutilmente la castaña, una vez que hubo alejado cualquier cosa que pudiese servir como arma a Kagome.
-¿QUÉ?-estalló la chica en un grito, que hizo que se volviera blanco de la atención de Kaname e Inuyasha.
- No podrías hablar más bajo.-susurró la castaña al ver que la parejita las miraba.-Ven acá.
Sango apagó el piloto de la estufa y sacó, prácticamente a rastras, a Kagome de la cocina, la llevó directamente a la habitación de ésta, bajo las miradas curiosas de los 2 espectadores.
-¿Y bien?-dijo Sango mirando inquisitivamente a la chica que tenía los brazos cruzados y cuyo rostro estaba cubierto de un rojo intenso.
-¿Bien qué? Deja de ver cosas donde no las hay Sango.-dijo ácidamente la chica, cuya expresión de incomodidad y sonrojo decía más de lo que las palabras pudiesen expresar.
-No si yo no veo nada, yo solo digo lo que me da a entender tu actitud.-declaró la castaña.
-El hecho de que la señorita peróxido me caiga mal no quiere decir que esté interesada en el superficial ese.-dijo Kagome volteando la cara de manera indignada.
-Bueno, es lógico que Kaname no te sea agradable, después de todo es muy diferente a ti, es bastante más pacifica, más amable, más femenina, muy popular...
-Ya casate con ella.-interrumpió Kagome malhumorada.
-Le tienes envidia y no te culpo, yo también la envidio.-declaró Sango tomando asiento en el borde de la cama.
-Yo no envidio su vida.-declaró Kagome sinceramente.
-¿Ah no? ¿Entonces?
-No la envidio para nada, me da igual.
-¿Entonces porque te cae mal? ¿Por qué está con Inuyasha? ¿Por qué te lo quiere quitar?
-Me importa un comino si anda tras él, no me interesa.
-Entonces no me explico el porque de tu antipatía.-dijo Sango mirándola fijamente.
Kagome no contestó, de pronto se encontró en una batalla interna, poniendo en una balanza los pros y los contras de Kaname, en realidad la chica no le había hecho nada, era simpática, y amable, en las pocas veces que la había tratado, pero había algo que no soportaba, y eso era que estuviera con él.
Sus pupilas se dilataron, sus rasgados ojos canela se abrieron al máximo, su boca emitió un leve sonido. "Me gusta" pensó la chica, "¿Me gusta?" se preguntó a si misma; "¡¡ME GUSTA!". La verdad revelada, cayó como una pesada losa. Ella se sentía atraída por Inuyasha, siempre lo supo, pero no hasta el punto de quererlo para ella sola, eso involucraba ya los sentimientos, eso sería aceptar que sentía algo más que atracción por él.
-¡Chicos vamos a salir!-anunció Inuyasha desde la sala.
-¿Te sientes bien?-cuestionó la castaña tocando la frente de Kagome.
-Sango…yo….yo….no. No puede ser. Es una mala pasada, no.-negaba con la cabeza la chica.
-¿Tu, tu no? ¿No qué? –preguntó Sango tratando de adivinar el resto de la frase.
-Debo estar loca.-decía la chica mientras tomaba asiento y se cubría el rostro con ambas manos.
-Con tu actitud me lo corroboras.-dijo Sango.
Kagome seguía murmurando para ella misma, ahora acostada en la cama.
-Ok, se acabó. ¿Te estas negando a ti misma que no te gusta Inuyasha? ¿Es eso?
-Como…-dijo Kagome, matando el resto de las palabras antes de que brotaran de su garganta.
-¡Demonios Kag! Estás más cegatona que mi hermano. Hasta Rin lo ha notado, claro que no sabe que eres mujer, ella cree que eres "rarito".
-¿Qué cosa?-más que pregunta sonó a exclamación lo dicho por Kagome.
-Lo que escuchaste. Pero no te preocupes, yo le di a entender otra cosa. Pero eso no importa, lo que importa es que tú estás celosa, y Kaname es la responsable.
-¡¡Pero yo no puedo!-dijo desesperadamente Kagome.
-Si puedes pero no debes.-aclaró la castaña.
-¿Qué hago?-preguntó confundida Kagome.
-Obviamente no puedes decirle a Inuyasha que te gusta, sin antes aclararle que eres mujer, señorita, fémina, de ovarios, ¡y vaya que tienes ovarios!-dijo Sango recalcando lo último.
-Pero, ¿y si me delata? ¿Y si no me acepta?...No, definitivamente yo no puedo decirle eso, después de todo no sé siquiera si yo le gusto, y obviamente no puedo gustarle pues me cree un hombre y él gay no es.
-Bueno ¿y si lo ponemos a prueba?
-¿Qué quieres decir?-cuestionó la pelinegra suspicazmente.
-Nada, olvídalo, divagaciones mías.-dijo Sango sonriendo incómodamente.
-¿Piensas que él es gay?-cuestionó Kagome sorprendida.
-Lo pensé pero, creo que no.-dijo Sango torciendo la boca en una mueca vaga.
-¿No le dirás a nadie que yo…? Ya sabes.
-Claro que no bemba, yo soy una tumba.-declaró Sango sellando sus labios con sus dedos.
Ellas terminaron el almuerzo, y lo sirvieron, momentos más tarde llegó Miroku y Kohaku en compañía de Rin, que los acompañó a almorzar.
De Kaname e Inuyasha no se supo nada hasta después de las doce, cuando éste llegó solo a recoger sus cosas y a darse una ducha pues ya iba de camino a la facultad.
Las clases en la facultad pasaron bien, Ayame no la molestó en toda la tarde pues estaba muy ocupada con el antipático Kouga, ese día no había clase de box, cosa que alegró a Kagome pues momentos antes empezó con los benditos cólicos, durante el receso, salió despedida al sanitario pues los cólicos era ya insoportables, y obviamente necesitaba algo que pudiese detener la hemorragia, en caso de que ésta se presentara en un momento inoportuno.
"Maldición debí traer conmigo un tampón" pensaba la chica. Quiso entrar al sanitario de los caballeros pero vio que había muchos que entraban y salían "Qué extraño, nunca hay tanta gente" se dijo la chica. Optó por esperar a que el receso terminara y así tener un baño prácticamente para ella sola.
Finalmente la campana sonó y se dirigió al baño, entonces se encontró en una disyuntiva: El de hombre o el de mujeres.
Sí entraba al de hombres, era probable que con la ayuda de algo de papel higiénico resolviera su angustia; Sí entraba al de chicas, era seguro que resolvería su problema, pues según Sango, los baños contaban con toallas o tampones para evitar que corriera sangre.
Las ventajas de éste ultimo sonaban tentadoras, ahora bien, si alguien lo veía salir del sanitario femenil, sospecharían, ahí estaba la gran desventaja. Sin embargo, tenía que admitir que en su corta estadía, en el CUT no había presenciado el baño de las chicas, ni por error. Y ahora que tenía una excusa válida para ella, su curiosidad se vería satisfecha.
Así que se internó en el aperlado recinto vacío, solo se escuchaba el tintinear del grifo. Un gran espejo al fondo, donde nacía una barra, que tenía pegadas a la pared una pequeña caja en la cual residía su salvación, miró qué más había y se fijó que también tenían todo un kit de belleza para las damas, "Ahora veo a donde va todo el dinero" pensó Kagome para si.
En eso escuchó voces que se acercaban a la puerta, ella de inmediato se internó en uno de los cubículos más próximos.
-Mañana tendremos que ir a la biblioteca…¡qué flojera!-dijo una voz, a la vez que se abría un grifo.
-¿A qué hora exactamente?-preguntó otra voz muy familiar. El siseo de un spray se escuchó.
-Como a las nueve.-dijo la primera voz, mientras se escuchaba el crujir del papel para secarse las manos.
-No, no podré, quedé con Inuyasha.-dijo la segunda voz.
-Kaname, esa tarea es para mañana por la tarde, no puedes pedirle que te acompañe.
-Lo siento, Oyuki. No puedo, iremos a la agencia de su hermano.-dijo la chica tajantemente.
-¿Sigues con lo del modelaje?-preguntó con voz cansina Oyuki.
-¡Sí! ¿Algún problema?-cuestionó Kaname con desdén.
-Bueno, es que no me parece lo que haces.-dijo Oyuki tímidamente.
-Mira, creo que fue un error garrafal el haber confiado en ti.-reprochó la rubia.
-Bueno, es que he visto que el chico es muy buena onda, no se merece lo que le haces.-explicó Oyuki.
-Y ya te dije, que no lo voy a dañar, él también me gusta, pero…no lo suficiente.-dijo Kaname.
-Es obvio que lo dañarás Kana.-rebatió Oyuki.
-No, porque una vez que me pida ser su novia, y yo haya logrado entrar como modelo a la agencia de su hermano, le voy a cortar, claro de una forma sutil, como la dama que soy.
-¿Sutil?-preguntó Oyuki incrédula.- ¿Cómo puedes terminar con alguien de forma sutil? Si por más, suave que seas, lo dañarás. Siempre sucede.
-¡Ay no! No te pongas en ese plan. Si a ti te han cortado más veces que a un bosque talado, no es mi culpa.
-Yo solo digo que no es justo que uses al chico.-declaró Oyuki.
-La vida es injusta, deberías haber aprendido ya, querida.
-No siempre.
-Tienes razón, pero no quiero ponerme filosófica, anda vamos ya, que el profesor puede llegar en cualquier momento.-dijo Kaname.
Cuando ya no se escuchó nada, Kagome quedó unos momentos más, estática, sin moverse ni un ápice. Su mente rememoraba la charla acontecida. Aún no asimilaba todo lo dicho por Kaname.
"Y yo sintiéndome mal por hablar mal de ella" pensaba la chica amargamente. Kagome permaneció en aquél baño por unos momentos más, después arregló su "asunto" y se marchó de ahí, antes de que alguien más viniera.
Su mente se debatía con su corazón, o lo que es lo mismo, su raciocinio contra su impulsividad, la razón le decía que llevara esto con calma, con cuidado. La parte impulsiva, le dictaba que fuera de inmediato a contarle todo a Inuyasha.
Por fortuna, se dio cuenta de que si hacía lo segundo, tendría que explicar el porqué de su estadía en el baño de mujeres. Obviamente eso le acarrearía más explicaciones innecesarias. Pero por otro lado, si lo llevaba con calma, no tenía ni idea de cómo manejarlo. Por el momento decidió guardar silencio, tendría que hablar con Sango, ella podría ayudarla.
La chica sintió más calambres en su vientre, así que decidió que lo mejor era irse a su departamento, ahí pensaría con más claridad, si es que con los cólicos encima se puede pensar claramente. Si lo que menos te apetece es pensar ¬¬
Cuando ya la noche salpicada de estrellas, había caído, Sango se presentó en el apartamento inmediatamente después de haber terminado su clase, acudiendo al llamado de su amiga, o del chisme que ésta le contaría, como prefieran llamarlo.
-¿kag?-saludó la hermana de Kohaku desde el quicio de la puerta.
-Pasa.-susurró la aludida, desde la cocina.
-¿Y bien porqué la urgencia? –cuestionó en susurros la castaña.
-Tengo que contarte algo importantísimo.-dijo Kagome hablando bajito.
-Ah, ¿de que se trata?-cuestionó la castaña, en el mismo tono.
-Aquí no, mejor vamos a mi habitación, no quiero que alguien llegue y nos escuche.-dijo Kagome manteniendo bajos los decibeles de su voz.
-Bueno, si no vas a soltar nada aquí, ¿porque estamos hablando en susurros?- murmuró Sango con acritud.
-Cierto.-dijo Kagome apenada y hablando normalmente.
Salieron de la cocina y se dirigieron a la recamara, una vez ahí, Kagome le contó todo la charla entre Oyuki y Kaname.
-¿Y tu qué quieres hacer?-cuestionó Sango recostada en la cama, una vez que Kagome hubo terminado su relato.
-Obviamente decírselo a Inuyasha.-dijo Kagome, sentada en posición de flor de loto, al final de la cama.
-Si claro, eso es lo más lógico, yo me refería a qué quieres hacer con ella. Si quieres podemos ponerle pica-pica, meterle un buen susto, o lanzarle huevos podridos, o mejor…
-Por ahora no, lo que me preocupa es cómo decírselo a Inuyasha.-dijo Kagome seriamente.
-¿Kagome?-preguntó Sango frunciendo el ceño.
-¿Qué?
-¿Eres o te haces?-cuestionó de nueva cuenta la castaña, dando un inesperado zape a la pelinegra.
-¡Hey!-exclamó la chica.
-Pensé que eso estaba ya solucionado.-declaró Sango.
-Pues no, porque cómo voy yo a decirle a Inuyasha que donde escuché esa conversación fue en el baño de mujeres.-explicó Kagome.
-No cabe duda, eres.-dijo Sango.
-Bueno, te dije esto para que me ayudaras, no para que me criticaras.-se defendió la pelinegra.
-A ver Kagome.-dijo Sango tomando un hondo suspiro y prosiguió.-Obviamente tu eres un chico, no puedes, bueno, debes entrar a un baño de damas, al menos que entres para hacer algo que no es propio de hacer en un baño…-no continuó porque se vio interrumpida.
-¿Y tu punto es?-cuestionó Kagome con un tono de impaciencia y acostándose boca abajo, junto a Sango.
-Que vamos a manipular las cosas.-dijo Sango como si explicara que uno + uno tiene como resultado el numero dos.
-¿Cómo?
-Kagome tu no serás la que escuchó la platica, seré yo, y yo te vine con el chisme a ti, así tapamos el hecho de que tu estuviste en el sanitario de damas.
-¡Eres un genio!-exclamó Kagome incorporándose y abrazó a la chica.-De grande quiero ser como tu.
-¡Hey que solo te llevo tres años!-comentó Sango a la defensiva.
-Pero eres más vieja que yo.-dijo Kagome.
-Pero tengo mucha más experiencia, y eso es lo que cuenta.-rebatió la castaña.
En eso la puerta se abrió y apareció Miroku y Kohaku detrás de él. El primero con la boca y los ojos abiertos al máximo, el segundo más rojo que un rábano.
-Por eso faltaste a clase.-dijo Miroku, no era pregunta, sino una aclaración para sí.
-¿Tu como sabes que no estuve en clase?-preguntó Kagome extrañada.
-Inuyasha me llamó, quería que me cerciorara de que estabas bien. Y vaya que lo estás.-dijo en tono sarcástico.
-Miroku no es lo que piensas.-se apuró a aclarar Sango. Él solo la miró fríamente y salió de la habitación.
-¿Qué demonios le pasa?-preguntó Kagome confundida.
-Todo es un malentendido.-dijo Sango mientras se levantaba y corría para tratar de alcanzar a Miroku.
-¿Kohaku?-preguntó Kagome al chico que se acercaba a ella.
-¿Sa-sabías que Miroku anda-andaba tras mi hermana?
-No.-dijo Kagome, cayendo en cuenta de todo.
-¿De veras?-volvió a preguntar el chico, a la vez que se agachó y examinó la frazada que recubría la cama de la chica. Donde una mancha rojo oscuro yacía.
Kagome la vio y dio un respingo, sus manos fueron directamente a su trasero, comenzó a caminar hacia atrás, dando pasos torpes, hasta que llegó a su armario.
-Kohaku, puedes salir un momento.-pidió la chica.
-Piensas borrar la evidencia de que sí te acostaste con mi hermana.-dijo el chico con el rostro endurecido.
-Yo no…
-No mientas, esta mancha indica que mi hermana y tú copularon, no me vengas con negativas.-el aire siempre inseguro del chico, se había ido.
-Pero que no entiendes que yo no…nunca haría eso.
-Pues no te creo, eres hombre al fin y al cabo. Solo una cosa te digo, si mi hermana llega a quedar embarazada, tendrás que hacerte cargo.-después de haber dicho esto, salió dando un sonoro portazo.
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Bueno, aki la actualización, y dejo el capi en intriga...muajajaaja…
Gracias por el apoyo
