VIVIENDO COMO UN CHICO.

-Dialogos.-

"Pensamientos".

Capitulo 6

De retos, enredos y otros menjurjes.

El pecho dolía, el resguardar sus sollozos era la causa, como saliendo de su trance, se incorporó, sintiéndose infinitamente mejor, sorbió su pequeña nariz, se talló sus ojos rasgados, desvaneciendo el rastro salino que dejaran las lágrimas. No supo el tiempo en que permaneció adormecida en su llanto, miró su reloj de pulsera y se dio cuenta de que faltaba hora y media para ingresar a clases.

No queriendo hacer frente a sus amigos, que aún no llegaban, y mucho menos a Inuyasha; tomó su mochila y guardó algunos libros, cuadernos y un accesorio femenino de suma importancia para estos días que corrían. Salió del departamento haciendo el menor ruido, cruzó el pasillo y salió del edificio. Se dirigió hacia la universidad, se detuvo a esperar el bus en la parada, por fortuna éstos pasaban cada 10 minutos, se sentó en la banca, su estómago gruñó.

El autobús apareció en instantes, la gente se arremolinaba en el bus y la primera en bajar de él era la chica pelirroja dueña de sus pesadillas, quien curiosamente iba sin Kouga.

-¡Hola Kag!-saludó la joven, sonriendo abiertamente.

-Hey.-contestó Kagome.

-Oh, ¿te pasa algo? Parece como si hubieras estado llorando.-su rostro se tornó curioso.

-No, es solo que tengo una alergia…al polvo.-dijo la pelinegra, alejando su rostro de la pelirroja ya que ésta se había acercado mucho…y peligrosamente.

-Oh.-fue la única respuesta que se obtuvo de Ayame, y en su rostro se reflejaba perfectamente la duda.

-Bueno me tengo que ir.-dijo Kagome, al ver que el autobús partía ya.

-¿A dónde...?-escuchó gritar a la chica, pero Kagome ya no contestó, se adentró en el transporte y buscó un asiento. "Uff...lo que me faltaba, la pesada esa." Pensó la chica.

Al llegar a la universidad, su estomago protestó de nueva cuenta, y le hizo saber que necesitaba comer ya, se dirigió a la cafetería y para su desgracia, no había nada decente que comer, se tuvo que conformar con un sándwich, una bolsa de frituras, y una gaseosa. No había mucha gente, así que prácticamente tenía la cafetería para ella sola, pues solo había 4 personas más, buscó una mesa alejada de ellos, se situó en una de la esquina, donde cerca había un ventanal por el cual se podía ver el estacionamiento.

Ella comenzó a devorar sus alimentos, mientras leía un libro que Sango muy amablemente le había prestado, quería mantener su mente ocupada, de pronto se sintió observada, no levantó la mirada, después lentamente irguió su cabeza y miró alrededor, un chico de cabellos azulados y de ojos verdes estaba mirándola desde la mesa del otro extremo de la instancia. Le pareció conocido.

El la saludó a distancia, agitando su mano, de pronto dejó el periódico que antes leía y se acercó a la mesa de ella.

-Hola.-saludó cortésmente.

-Me pareces conocido, pero no recuerdo de donde. Perdón.-dijo ella, tan directa como siempre.

-Es lógico, hace mucho que no te veía, solo te vi una vez, pero tengo la cualidad de no olvidar los rostros.-dijo él sonriendo.-Houjo Tokino, Sango me presentó ante ti la semana pasada.-agregó él, al ver que Kagome no recordaba.

-Oh Hola, perdón no te reconocí.-se excusó ella. "¡Vaya cambio!" pensó.

-Esta bien, debió ser mi nuevo look, me ha pasado ya. Y bueno cuéntame, ¿cómo has estado?-cuestionó él, tomando asiento.

-Bien, ¿y tu?

-Pues atiborrado de tareas, pero vivo, últimamente no he visto mucho a Sango.-dijo él.

-Ah si, bueno es que, ella también ha tenido cosas que hacer.-dijo ella.

-¿Y porque no está contigo? ¿Siguen siendo novios?

-No. Ya no.-Kagome pudo ver una mueca de sonrisa en el fino rostro del joven.

-Bueno lo lamento.-dijo él tranquilamente. Pero algo le decía que no lo lamentaba para nada.

-Bien, no tiene mucha importancia.-declaró Kagome.

-¿En verdad? Pensé que…ya sabes. Los novios casi siempre no suelen terminar en buenos términos.

-Al contrario, ella y yo seguimos siendo amigos, lo nuestro simplemente no funcionó, pero todo está bien.-dijo Kagome, asombrándose de estar hablando así…como toda una experta.

-Eres muy maduro Kagome.

-Llámame Kag.-dijo ella forzando una sonrisa.

-Esta bien.

La charla entre el joven Houjo y Kagome se vio abruptamente interrumpida, en el momento en que una masa de volumen considerable llegó a la mesa y puso sus regordetas manos encima de ésta, llamando la atención de los jóvenes.

-Hey muchachito, tu y yo tenemos algo pendiente.-dijo una voz en tono amenazante.

-Oh, tu.-dijo Kagome levantando su mirada hacia la mole.

-Si, yo.-corroboró Naraku, sonriendo malévolamente.

-¿Pasa algo Kag?-preguntó un confundido Houjo.

-Oh no, no pasa nada, ¿me decías?-continuó Kagome hablando con Houjo e ignorando olímpicamente a Naraku.

-¡Te estoy hablando estupido!-gritó Naraku lanzando uno de sus regordetes puños a la superficie plastificada de la mesa.

-No tienes porqué armar semejante escándalo para llamar mi atención.-dijo Kagome mirándolo severamente.

-Tú y yo. Afuera. Ahora.-siseó la mole.

-¿Eso era todo? ¿Tanto escándalo para venir a pelear?-cuestionó burlona Kagome, poniéndose de pie.

-Mira mocoso, te voy a partir la cara, y espero que estés preparado.-anunció él.

- Sino pudiste partírmela esa vez que tuviste la oportunidad, no creo que lo hagas ahora.-expresó Kagome.

-¡Te lo puedo asegurar!-exclamó el chico, repentinamente asiendo la playera de Kagome, logrando alzarla unos centímetros.

-¡Hey suéltalo! Esto no es un ring-intervino Houjo, rojo como un tomate.

-¡Tu no te metas marica!-le gritó Naraku.

-¡Suéltame!- gritó Kagome, propinando un puntapié a lo que tenía más próximo, que obviamente era la parte frontal de la pantorrilla de la Mole.

-¡Perro!-farfulló el chico, apretando los dientes, y más colorado que el rojo mismo.

Kagome trastabilló al sentir de nuevo sus pies adheridos al piso. Naraku reponiéndose al dolor, hizo ademán de lanzar un puño a Kagome. Mismo que fue detenido por Houjo, que en instantes se encontraba trepado en la enorme espalda del chico.

-¡Bájate carajo!-gritó él grandullón.

-¡¿QUE PASA AQUI!-preguntó en voz alta la recia voz de Nomak Renkotsu, el director de la universidad, quien miraba enfurecido la escena.

-Fue él quien empezó todo.-se apuró a aclarar Kagome, apuntando acusadoramente a Naraku.

-Obviamente con su provocación jovencito.-replicó Renkotsu con mirada severa.

-¡No fue así!-saltó Kagome a la defensiva.

-Oh por favor, no pienso ponerme a su altura señor, ahora ustedes tres de inmediato a mi oficina.-ordenó el director.

-Pero…

-AHORA-gritó Renkotsu señalando la puerta de la cafetería. Los pocos presentes estaban enmudecidos ante la escena. Todos sabían que el señor Renkotsu Nomak era un director mucho muy estricto, y si algo había que lo sacara de sus casillas era la indisciplina y la replica. Kagome como era nueva, no lo sabía y metió no solo una, sino las cuatro patas al contestarle.

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-No entiendo.-declaró el señor Nomak. Mirando a los tres universitarios delante de él. -Su comportamiento además de ser vergonzoso, es de críos. Si querían pelear para eso está la arena, el ring del señor Tokiwa, pero eso no es lo importante ahora, lo principal es que han roto una regla, y por ende deberán recibir su castigo.-sentenció Renkotsu.

-Yo no sabía que defenderse estaba prohibido.-declaró Kagome enfadada, le daba la gran impresión de que el señor Nomak estaba siendo de lo más injusto.

-Y a usted señor Higurashi, debería aprender a no ser tan rezongón.

-¿Yo?-replicó incrédula ella.

-¿Cuál será nuestro castigo señor?-cuestionó un resignado Houjo. Evitando así que Kagome siguiera hablando.

-Buena pregunta señor Tokino.-aprobó Renkotsu.- Su castigo comenzará desde mañana, podrán tomarse 3 días de vacaciones, cosa que no les convendrá en lo absoluto, pues como bien saben tenemos reglas estrictas sobre las inasistencias.

-¿Una semana?-cuestionó Naraku incrédulo. Pues le pareció que el castigo era bastante, pero en lugar de que su rabia menguara, fue in crescendo.

-Así es, solo eso.-anunció con maliciosa afabilidad el hombre.

Naraku estuvo a punto de replicar, pero se contuvo, apretando los labios, hasta dejar una delgada línea.

-Muy bien, que tengan un buen día caballeros.-despidió Renkotsu.

Al salir del despacho del director, a solo unos pasos más allá de la puerta, asegurándose que no lo escuchara Nomak, Naraku arrinconó a Kagome contra la pared, asiéndola de la base de su cuello, donde yacía una marca roja que resaltaba en su pálida piel.

-Suéltalo-exigió Houjo, tratando vanamente de quitar las gruesas manos del cuello de Kagome.

-Escucha bien estupidito.-siseó el chico.-Esto aún no se acaba, y te espero este domingo en la arena, para terminar de hacerte pedazos.-al terminar de decir esto la soltó bruscamente, permitiendo el acceso de aire a sus pulmones. Él se alejó dejando a Kagome sobándose el adolorido cuello.

-¡Espero que no faltes!-le gritó Naraku desde la esquina.

-Claro que no. Ahí estaré y terminarás siendo hombre muerto.-dijo Kagome.

-No te tengo miedo imbécil.-declaró Naraku.

-Por supuesto que no me tienes miedo, para tenerlo necesitas de imaginación, y tu cerebro de nuez no es lo suficientemente bueno para producirla.-la voz de Kagome sonó hiriente.

Naraku solo la miró con un brillo en sus ojos negros, un brillo casi psicótico. Y despues se fue, no sin antes levantar una de sus regordetas manos y mostrar la naraku-señal. Que consistía en doblar todos los dedos de la mano, dejando al dedo medio como única presentación.

-No estarás hablando en serio.-dijo Houjo asombrado.

-Muy en serio, le voy a demostrar a ese imbécil de mierda que conmigo no se mete nadie sin que se lleve al menos un brazo roto.

-Pero Kagome, tu no puedes, te va a matar.

-¿Y crees que no voy a meter las manos? Por favor.

-Bien si es lo que quieres, adelante.-declaró Houjo molesto.

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Kagome iba retrasada, su clase ya había empezado, no pudo evitar pensar que este había sido un día muy largo. Un día de perros.

Al llegar al aula, se detuvo para respirar, miró por la ventanilla de la puerta y se percató que su profesor de matemática aplicada ya estaba ahí. "Genial" pensó ella. Tocó la puerta y asomó su cabeza para pedir entrada, el profesor miró su reloj y haciendo una mueca, asintió. Kagome entró y se dirigió a su asiento, Inuyasha no estaba en su asiento de siempre, sino cerca de Ayame.

El profesor la llamó.

-Higurashi, su trabajo.-pidió él.

-¿Perdón?-cuestionó ella sorprendida. "¿Qué trabajo? Inuyasha no me dijo nada…" entonces ella recordó cuando entró a su cuarto para hablar con él…y no le dijo nada.

-¿No hizo su trabajo?

-No.-negó con la cabeza.

-Llega tarde, y además no trae su trabajo, la verdad no se a que viene usted.-refunfuñó el profesor.

-Es que ayer no asistí a su clase.-se excusó Kagome.

-Me importa un reverendo cacahuate señor. Debió pedirla a algún compañero.

-No tengo compañeros.-declaró Kagome con voz seca y mirando de reojo a Inuyasha que se había volteado a mirarla. Bueno no solo él, toda la clase estaba observándola. Como pasa en cualquier clase cuando eres objeto de atención por parte del profesor.

-Eso no es excusa.- dijo el profesor, dando por terminado el show.

La clase continuó, pero Kagome no puso atención, recordó lo ocurrido esa mañana, y se dio cuenta de que el coraje de Inuyasha no se pasaría así como así, él de verdad estaba enojado, bastaba ver la mirada fulminante que nadaba en sus orbes doradas. Pero ella también tenía carácter, y se lo iba a demostrar, así como le iba a demostrar que lo que dijo de Kaname era verdad. Le mostraría lo injusto que fue con ella…. ¡oh si que lo haría!

- Hola Kag.-saludó Ayame, cuando la clase terminó.

-Hey.-musitó Kagome, mirando a cualquier otra parte menos a donde estaba Inuyasha.

-¿No felicitarás a Inu? Hoy le pidió salir a Kana, aunque bueno, seguramente para ti no es tan buena noticia después de lo que pasó.

-¿Eh?-Kagome estaba confundida y muy sorprendida, cómo era que Ayame se había enterado de su pelea con Inuyasha…y lo peor ¿cómo era que ya era novio de la estúpida esa?

-Ya sabes…tu rompimiento con Sango. Debes sentirte mal por ello, pero ve el lado positivo de las cosas, ahora podrás buscar alguna otra chica.-dijo ella en tono juguetón y mordiendo ligeramente su dedo índice.

-¿Cómo? ¿Cómo supiste?

-Kana me lo dijo, sé que te dejó por tu compañero de cuarto. Pero no debes lamentarte ni derramar más lagrimas por eso, Sango no es la única.-dijo ella tocando la mejilla de Kagome, que retiró su rostro como si el contacto la hubiese quemado.

-Yo no derramo lagrimas.-saltó Kagome.

-Tus ojos estaban hinchados y rojos cuando te vi en la parada, lo supe. Llámalo intuición femenina si quieres, pero presentí que algo malo te había ocurrido, después Kana, me dijo que habías roto con Sango y ella hora salía con tu compañero de cuarto.-explicó Ayame.

-Los rumores corren rápido.-dijo Kag. "Que intuición femenina ni que ocho cuartos, par de chismosas"

-Bueno, cuando quieras hablar sobre ello, recuerda que aquí estoy.-dijo ella que aprovechó un descuido de Kagome y le plantó un beso en la comisura de los labios. Los ojos de Kagome casi se salen de sus orbitas.-Nos vemos.-se despidió la pelirroja.

Kagome no pudo articular palabra, definitivamente necesitaba cuidarse de esa pequeña cabeza de zanahoria, que ya no le lanzaba la onda, sin duda le estaba lanzado las bragas.

Kouga había visto todo. En sus ojos se reflejó un destello de ira contenida.

Al salir del aula, Kagome torció una esquina para dirigirse a los vestidores pues tenía clase de boxeo, al llegar al siguiente pasillo, alcanzó a vislumbrar a Ayame y Kouga que discutían acaloradamente, metros más allá. No quiso pasar junto a ellos, lo que hizo fue dar la vuelta y tomar otro camino.

Llegó al recinto de entrenamiento, ya estaba casi toda la clase ahí, algunos saltando la cuerda, otros haciendo flexiones, unos más 'jugando' sobre el ring.

Kouga llegó después, recibiendo un regaño por parte del señor Tokiwa. Fue entonces que Kagome recordó el reto que le había impuesto Naraku. Había sido muy estúpido darle por su lado, pues el conocía más de este deporte que ella, corría un riesgo muy grande de salir hecha una masa deforme de carne y hueso, pero no importaba…bueno si importaba, pero ella había dicho que si, y ahora no era momento de echarse para atrás. "Tal vez te rompan el hocico y así evites hablar por un tiempo y meter la pata" se recriminó así misma.

El entrenador Tokiwa, ordenó que hicieran equipos para entrenar durante las clases, asi al final harían un mini torneo, entre ellos. La idea pareció divertida ante los ojos de Kagome, el entrenador, escogió las parejas, a Kagome lo divertido de la idea se le fue de inmediato al ver los ojos de su contendiente. Kouga la miraba mal…"muy mal, esto no será nada divertido" pensó sensatamente la chica.

Al escucharse el silbatazo que daba inicio a la contienda, Kouga se lanzó hacia ella, que como pudo esquivó, y enterró su puño en el costado derecho del chico, éste por su parte se agarró de ella, y como pudo logró zafarse de su agarre, y le envió un puño directo a la cara, él trastabilló un momento, pero con velocidad y fuerza arremetió, acertando en el rostro de Kagome, que fue prácticamente lanzada al otro extremo de la arena, sintió la furia del chico. Supo que en verdad estaba enojado.

Ella se levantó y tomó un poco de tiempo para regresar su ataque, y dedujo que lo mejor para su pellejo, era hacer fallar los golpes de su contrincante, "así él se cansa y yo no" y así lo hizo, se mantuvo esquivando a Kouga, que cada vez se miraba más agotado.

Finalmente él se cansó del juego, y tomó a Kagome de los hombros, tumbándola, ella gimió de dolor, su espalda ardía.

-¡Se acabó!-dijo Tokiwa, pegando un silbatazo.-Nos vemos en la siguiente clase.

-Suéltame.-dijo Kagome al chico que la tenía sujeta.

-No creas que me vas a ganar tan fácilmente.-declaró él apretando sus dientes. Kagome sintió que sus palabras tenían un doble sentido. Y lo relacionó con Ayame…

-Suéltame.-exigió ella con voz firme y mirada acerada. Él de a poco la soltó, colocando en su rostro un gesto de suficiencia, que cabreó a Kagome.

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Kagome al llegar a su departamento encontró a Sango y Miroku, en pleno baboseo bucal, ella tan discreta como siempre, los interrumpió.

-Hey no coman pan delante de los pobres.

-Hmoa hak.-Kagome no supo quien había balbuceado, así como tampoco entendió qué trataron de decirle. Pues ellos seguían pegados.

-¿Kohaku?-preguntó Kagome. Haciendo que Miroku saltara hacia atrás, dejando a Sango con los labios abiertos y la lengua a medio salir.

-Muy gracioso.-dijo sarcástico Miroku. E intentó besar de nuevo a su novia, pero esta lo rechazó.

-Olvídalo, el momento se esfumó.

-Bueno ahora que puedes hablar, me gustaría hablar contigo, en privado.-exigió Kagome.

-Pues estamos solos, hablen.-dijo Miroku.

-Necesito hablar contigo Sango, solo contigo. –recalcó Kagome.

-Vamos a tu recamara.-invitó ella.

-No, ya entendí, si quieren hablar hablen aquí, yo me voy a mi recamara, no hay problema.

-No confío en ti.-declaró la castaña.-Sabes Kag, mejor salgamos de aquí. Porque puede ser que las paredes escuchen.

-¡Hey!-exclamó Miroku en tono ofendido. Sango solo le mandó un beso volado.

Al salir de la edificación, y ver que no había moros en la costa, le pidió le contara, Kagome lo hizo y vio los diferentes gestos que hizo la castaña, desde la sorpresa hasta la indignación, pasando por la culpa.

-Lo siento Kag.-dijo Sango con los ojos repletos de incomodidad.

-¿Por qué?-cuestionó ella desconcertada.

-Es que cometí un error, una imprudencia enorme.

-¿Qué dices?

-Mira, Inuyasha cree que a ti te gusta Kaname, porque escuchó rumores ¿no? Pues lamento decirte que esos rumores, seguramente fueron los que provoqué yo.-Sango vio que Kagome no decía nada y continuó.- Verás, fui yo quien le dije a Rin que a ti te gustaba Kaname, fue por deshacer las ideas que se formaban en su cabeza, ella creía que tu eras gay, yo lo dije sin pensar en las consecuencias, y al parecer el chisme se regó.

-Entonces tu fuiste la fuente de todo.-dijo Kagome asimilando la información.

-¡Lo siento Kag, fue un error!-suplicó ella.

-Un horror Sango.-reprochó Kagome.

-Recuerda Kag que errar es humano.-dijo en tono solemne la castaña.

-¡Pues que humanota eres!-exlamó molesta la chica.

-Oh vamos, te juro que aclararé el mal entendido con Inuyasha y entonces se arreglarán las cosas.

-Eso espero, no me gusta estar enojada con él. Aunque se merece que no le dirija la palabra en los próximos días por no haberme dicho lo del trabajo.-Kagome aún estaba dolida por ello.

-¡Bueno pues que esperas! Vamos a decirle todo a Inuyasha, y cuando el sepa seguramente se sentirá mal por haber dudado de ti, y por no pasarte la tarea.-dijo Sango con cara entusiasta.

Así ellas se regresaron al apartamento, donde ya estaba Kohaku, pero el susodicho aún no aparecía. Se llegaron las 12 de la noche y él no apareció. Kagome recostada en el sofá cabeceaba, sus parpados pesaban cantidad, Kohaku hacía rato que se había ido a dormir, Sango y Miroku se le pasaban muy bien, intercambiando besos y lenguas en la cocina. Por fin ésta decidió irse, y Kagome toda sonámbula llegó a su habitación, se tumbó y no supo más.

La claridad del alba se escurrió entre el cristal de la ventana, provocando que la chica que reposaba en el lecho arrugara su frente, lentamente abrió sus ojos acostumbrándose a la luz. Su mente comenzó a rebobinar todo lo ocurrido el día anterior. Como si de un resorte se tratara se incorporó, fijó su atención en el gran reloj que posaba en su pálida muñeca. Aún era temprano, demasiado temprano. Salió de su habitación y repitió el proceso de la mañana pasada. Tomó su celular y mandó un mensaje a su amiga, apremiándola. En cuanto menos tiempo arreglaran el asunto mejor. Ansiosa, marcó el numero de su amiga.

-Kag, son las 7 de la mañana, apuesto que él aún está dormido.-dijo Sango reprimiendo tremendo bostezo.

-No me importa, si es necesario despertarlo lo haré. Haré que me pida perdón de rodillas.

-Si.

-Después de todo, se lo tiene merecido, creer que me gusta ricitos de oro, ¡Ja! Como si fuera posible.

-Mhjm.

-No sé que le ve, tiene la piel de un albino, el cuerpo flaco y sin chiste, los pechos parecen montañas, los cabellos de elote, los ojos de sapo, enormes ¿los has visto?

-Mmm.

-¿Sango? ¡¡DESPIERTA!-gritó la chica a su interlocutora que babeaba a gusto.

-¡Qué!-se sobresaltó la chica.

-Oh nada, te espero aquí dentro de media hora, recuerda que tienes que arreglar tu desastre.-dijo Kagome, resaltando el adjetivo posesivo.

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Bien, antes que nada una gran disculpa por la tardanza, ¡casi me cumplo el mes! Pero pues la Universidad, los exámenes, la falta de inspiración fueron algunos de los grandes factores. Pero ¡aki ta ya! XD

Espero que no me abandonen, y me escriban sus opiniones. Que son muy importantes, me gusta que me alaben el trabajo, pero también que lo critiquen y me digan que les pareció mal y que no. En fin.

Otra GRAN disculpa por el titulo del capitulo anterior :blush: lo que pasa es que yo escribo varios títulos, hasta elegir al que más me convenza. Fue un ENORME traspié. Agregándole que lo subí apurada, pues peor todavía.

La aclaración es que el capitulo anterior se titulaba LAGRIMAS e intenté arreglarlo pero…no pude. Si alguien es tan amable de explicarme cómo hacerlo con gusto lo haré. XD

Gracias una vez más por la espera. Y otra disculpa por ello.