VIVIENDO COMO UN CHICO.
-Diálogos.-
"Pensamientos"
Capitulo 9.
Enfrentamientos.
Un molesto ruido se escuchaba a lo lejos, insistente. Lentamente su conciencia fue despertando, recordó qué era lo que tenía que hacer y pegó un salto en su cama, abriendo los ojos de golpe. El sonido era más claro ahora, asió su celular y fijó la vista en él. Faltaban 40 minutos para la pelea, apurada salió de su recamara y se encaminó hacia el baño, tomó su ya rutinaria ducha matutina y quince minutos después lavaba sus dientes, de repente la puerta del baño se abrió y apareció un despeinado chico, cuya sola presencia hizo acelerar la circulación de Kagome.
-Perdón.-se excusó él, esquivando la mirada de ella. Lucía incómodo.
-Ya salgo.-balbuceó la morena, soltando la pasta y el cepillo de dientes. Un síntoma claro del estado nervioso en el que se encontraba.
Rezó para que al pasar junto a él, no se escuchara el beat de su corazón que latía locamente. Para su fortuna, él no podría escucharla, pues el chico al ver que pasaría muy cerca de si, retrocedió varios pasos, como un cachorro desconfiado.
Contrariamente a lo que se suponía debía sentir, Kagome se desilusionó. No le gustaba nada lo que percibía.
-Oye Inuyasha.-comenzó ella, pero no terminó, pues enseguida se escuchó un portazo, Kagome parpadeó varias veces frente a la puerta del baño, sintiéndose bastante estúpida.
Pasado su estado de perplejidad, recordó que tenía que acudir a la arena, y así lo hizo, 5 minutos después ya iba en camino. Al parecer el rumor se había extendido rápidamente, pues como audiencia tenían a casi la mitad de los universitarios.
Inesperadamente un chico de su clase de boxeo, alguien con quien a penas y tenía contacto la atrajo hacia si.
-Higurashi, ¿por qué no me dijiste?-reprochó el chico de melena roja y grandes ojos verdes.
-Shippo ¿qué haces aquí?
-Los rumores corren rápido amigo, y me dije ¿Quién podrá ayudarte? ¡Pues claro! Yo. Aunque no debería pues no me pediste ayuda pero como yo soy un buen amigo y compañero, no importa, lo que importa es que des una buena pelea y yo fungiré como tu entrenador, espero que no te moleste pues es de buena manera, yo solo quiero ayudarte y eso debería bastar, porque..
-¡Basta!- cortó Kagome, sintiéndose un poco mareada por la rapidez bucal del pelirrojo.
-Perdón, ya sabes que cuando me emociono hablo de más.-sonrió apenado, mientras la morena pensó "¿Cuándo hemos hablado tanto? ¿Cuándo me has dicho eso? ¿Desde cuando soy tu amiga?"
Tratando de ignorar al pelirrojo, Kagome esperó 10 tortuosos minutos junto a él, y después comentó, insinuante, que como ya había tardado mucho, deberían terminar la pelea.
-¿Posponerla? Pero ¿para cuando? Tú dime cuando quieres y yo podría darles a conocer…
-NO. Posponerla no. Terminarla. Como Naraku no se presentó, la ganadora seré yo.-declaró ella con severidad. Shippo lograba sacarla de sus casillas.
Y así se hizo, el chico pelirrojo se trepó a la tarima y con voz en cuello habló, anunciando que Kagome era la ganadora de la pelea, ya que su contrincante no se había presentado. Los abucheos de inconformidad por parte de los asistentes no se hicieron esperar.
La pelinegra no esperó más, salió de ahí como pudo y al hacerlo en el pasillo se topó con el chico de mirada hostil: Kouga. Quien iba acompañado de una pelirroja, muy conocida por Kagome.
-Hasta para eso tienen suerte los que no se bañan.-soltó el chico con tono cargado de arrogancia, mientras abrazaba protectora mente a la muchacha que iba a su lado, quien ni siquiera se atrevió a mirar a Kagome.
Inuyasha sin duda recordaba, y recordaba muy bien, pues durante los días subsecuentes evadía frecuentemente a Kagome, quien por su parte hacia fallidos intentos de establecer comunicación con él, tal vez su fracaso consistía en que cada vez que trataba de hablar con él, era cuando se encontraban a solas. Y eso, después de lo ocurrido, no era una muy buena idea. Y Sango así se lo hizo saber.
-¿Y qué quieres?-repuso Kagome sarcásticamente.- ¿Qué exponga el tema en clase?
-No tonta. Pero si podrías hacérselo saber en alguna fiesta o reunión, donde haya gente de por medio pero que no los alcancen a escuchar.
-Sango, el amor está afectando tu cerebro.-declaró Kagome en tono dulce y soñador.-¡¡Después de lo que hice no querrá emborracharse conmigo! Mucho menos salir a ningún lado.-exclamó molesta la chica.
Los días seguían pasando y la pelinegra cansada y frustrada consigo misma, optó por separarse del grupo de amigos, y por un momento pensó que había retrocedido en el tiempo, específicamente a los tiempos de secundaria, donde carecía de amigos.
Sin embargo tal retroceso no duró mucho, pues Houjo comenzó a pasar más tiempo con ella, y ella comenzó a estimarle por ello. A mediados de otoño se celebraría la final de la copa estudiantil de fútbol.
El equipo veterano de Houjo jugaría ese último y decisivo partido contra el equipo de Inuyasha. Houjo quien por una lesión en la rodilla izquierda se abstendría de jugar, tenía que conformarse con solo ser un espectador más.
Así que pidió a la chica, ser su acompañante, cosa que ella no pudo refutar puesto que moría de curiosidad de ver jugar a Inuyasha.
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La tarde anterior al partido, Kagome arribó al departamento, donde últimamente solo pasaba el tiempo necesario para requerimientos personales, a recoger algunos libros que debía entregar a la biblioteca esa tarde.
Cuando llegó, no esperó encontrarse el siguiente cuadro:
Sango cocinando con la ayuda de Miroku, Kohaku poniendo la mesa, e Inuyasha preparando lo que serían unas bebidas.
-Hola Kag. Llegas justo a tiempo.-la recibió Miroku alegremente.
-¿A tiempo para qué?-cuestionó ella desconcertada.
-Es que hoy es el cumpleaños de Kohaku.-dijo Sango sonriente.
-¡¡Felicidades!-exclamó Kagome, yendo a dar un abrazo al joven.
-Gra-gracias.
-Y de paso celebraremos el triunfo anticipado del equipo de Inuyasha.-acotó Miroku, dando unas palmaditas al susodicho; que como siempre que Kagome hacía acto de presencia, se encontraba concentrado en sus quehaceres aunque estos fueran ver malos programas televisivos como Jackass, o simular leer libros o revistas, aunque estos estuvieran al revés.
-Po-por cierto, ¿irás co-con nosotros?-inquirió el hermano de Sango.
-Cierto Kag, tienes que avisarnos porque los boletos se pueden acabar, aunque no creo que aquí mis ojos tenga problema con ello ¿verdad?-dijo Miroku cuestionando al de ojos ambarinos.
-No es necesario.-declaró Kagome, antes de que Inuyasha pudiera contestar siquiera.
-Iré con Houjo.-agregó ella. El sonido del cristal colisionándose contra el piso llamó la atención de los presentes hacia Inuyasha que había roto uno de los vasos que utilizaba.
-¡Mierda!-exclamó él.
-Deja, yo limpio.-se ofreció Sango, quien tenía ligeramente fruncido el ceño.
-Siento no poder quedarme, pero te prometo un regalo.-le susurró Kagome al cumpleañero.
La morena aprovechando la distracción, se escurrió hasta su habitación, donde recogió los libros, y salió de ahí, se encaminó hacia la puerta principal, pero antes de que tocara el pomo, Miroku la atajó.
-¿No te quedas?
-Ehh…Hum…no, tengo que ir a la biblioteca a dejar estos libros.
-Umm…Y el viaje a la biblioteca también incluye a Houjo supongo ¿no?-dijo el hippie mordazmente.
-Pues si. Pero si lo que querías saber es sí iba a ir con él bastaba con que me hubieras preguntado.-soltó ella usando el mismo tono. ¿Pero quien creía que era? ¿Su padre? ¿Le importaba acaso lo que ella hiciera? No, claro que no, si le importase un poco no hubiera dejado que, durante todo este tiempo, ella se alejara de ellos sin preguntarle siquiera el porqué.
-Pues no me parece que dejes a tus amigos colgados.-repuso él. Abrió la puerta y salió al pasillo, ella le siguió.
-¿Pero tu de que te quejas?-reprochó ella, ahora resultaba que siempre sí eran sus amigos.-Antes te molestaba que hablara seguido con Sango, y ahora que no lo hago tan seguido también te molesta. Francamente no te entiendo.
-No hablo de Sango idiota.-murmuró él.-Ya sé que ella sigue manteniendo contacto contigo, aunque tengo que admitir que ya no tanto, pero a lo que yo me refería es que ya no te unes a nuestro grupo, ese en el que estábamos tú, Kohaku, Inuyasha y yo. ¿Dime qué te hemos hecho?
-No seas idiota.-dijo Kagome molesta por el hecho de que quisieran colocarla como la verdugo. Cuando ella se sentía la victima.
-¿Por qué ese distanciamiento entonces?-cuestionó él levantado una ceja.
-No es algo que te incumba.-replicó ella con desdén.
Y antes de que a Miroku se le ocurriera preguntar algo más, la chica dio vuelta a sus talones y salió del pasillo, desechando el elevador, se internó en las escaleras que la conducirían a la planta baja. Necesitaba descargar el estrés acumulado. Por un momento sintió que había sido demasiado dura con Miroku, pero verdaderamente estaba enojada con ellos, porque no hicieron nada al ver que su amistad se desmembraba, la frustración que sintió cuando no podía explicarle las cosas a Inuyasha, se reflejó también en los lazos de amistad que sostenía con cada uno de ellos, más todavía porque no obtuvo su ayuda.
Pero tedremos que reconocer que ambas partes estaban equivocadas, y es que como suele suceder muchas veces, la comunicación era pieza clave para mantener la armonía, sin embargo nadie la toma en cuenta.
-Hey.-saludó Houjo, que esperaba a la morena en la parada de autobuses.
-Hey.-contestó ella sin ánimos.
-¿Qué pasa?
-¡¡Pasa que ahora resulta que soy la que ignoro a mis amigos, cuando son ellos los que me ignoraron a mi!-explotó Kagome.
-¿Quién te dijo eso?
-Miroku, que está como la gata Flora.
-¿Cómo la gata Flora? ¿Y como es eso?-preguntó el ojiverde con curiosidad.
-Si se lo meten grita, si se lo sacan llora.-repuso Kagome sonriendo a pesar suyo.
-¿Y se puede saber porqué dices eso?-cuestionó él riendo también.
-Pues porque si le hablo a Sango le molesta, sino también.-dijo ella haciendo un mohín.
Houjo solo rió de buena manera ante esto. Contagiando a Kagome, haciendo que se olvidara de su mal humor, siempre tenía ese efecto en ella.
La pelinegra volvió al departamento, cuando la noche ya había caído, llevaba consigo un paquete envuelto en papel de regalo, con un elegante moño al frente, al entrar en el departamento fue directamente a la recamara del festejado para hacer entrega del dichoso regalo, abrió la puerta de la habitación y vio a Kohaku que yacía recostado en la cama………. con Rin encima, besándolo como si se le fuera la vida en ello.
-¡¡Perdón!-exclamó ella. Algo que era realmente innecesario, puesto que ellos ni cuenta se habían dado de su presencia. Acto seguido cerró la puerta bruscamente, realmente avergonzada por su imprudencia. Dejó el paquete en el piso frente a la puerta y salió disparada a su habitación.
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Al día siguiente, todo era caos en el pequeño estadio donde se llevaría a cabo el partido. Las tribunas no estaban llenas a reventar, pero los gritos, porras, abucheos, y demás palabrotas utilizadas en esas áreas eran repetidos constantemente por una pequeña cantidad de aficionados.
Kagome y Houjo pasaron por entre la afición y tomaron asiento entre las primeras gradas, la chica vio en el lugar varias caras conocidas, entre ellas la de Kouga y su novia Ayame, Shippo que la saludaba a lo lejos de manera muy entusiasta, Oyuki que estaba acompañada por él, y por ultimo, a quien fuera la última persona a que pensaba ver ahí: Kaname, quien iba acompañada de un chico al cual Kagome no conocía.
Sango, Miroku, Rin y Kohaku (estos últimos tomados de la mano) estaban sentados unas butacas más adelante.
Cinco minutos después de la hora marcada para el comienzo del juego, los jugadores entraron a la cancha, hicieron los honores solemnes que siempre se hacen, y después de 10 minutos de palabras de aliento por parte del director de la escuela, el juego dio inicio.
Había que reconocer que los jugadores del equipo de Inuyasha jugaban muy bien, pero los veteranos del equipo de Houjo jugaban mejor. Y es que no por nada seguían manteniendo el campeonato estatal en sus manos, desde hacía ya varios años. Con todo y eso no pudieron impedir que el equipo contrario, llamados "The Dogs", anotaran 3 goles en el primer tiempo. Que comparados con los 5 goles anotados por los veteranos de los "Cowboys", durante el fin del primer tiempo e inicio del segundo, eran nada.
El en segundo tiempo, "The dogs" intentó varias veces acometer uno que otro gol, sin embargo no lo lograron pues las defensas y el portero hacían imposible el cometido.
Con una magnifica jugada, uno de los cowboys anotó el último y ansiado gol, que los hacía acreedores, una vez más, a la copa. El rugido de la tribuna aturdió a Kagome, quien emocionada por el buen partido que se había dado, se puso de pie junto con Houjo que gritaba de alegría, en medio de la euforia, los saltos, los gritos, el chico la abrazó y sujetando su cara con sus manos, presionó sus labios con los de ella. Kagome abrió los ojos de par en par sorprendida y horrorizada. ¡¡Su amigo la estaba besando!
Para colmo de males, los orbes dorados pertenecientes a Inuyasha lo habían visto todo desde el campo, donde se tenía una clara visión de lo que acontecía en las primeras filas. Específicamente no solo lo vio él, sino toda la fanaticada de la tribuna. Kagome notó como los gritos menguaban, se despegó de Houjo, quien la miraba sonriente, como si lo que acabase de ocurrir fuera lo más natural del mundo. Ella aún aturdida y avergonzada solo bajó la cabeza, tratando de asimilar lo que había pasado.
El chico cogió de la mano de Kagome y la guió por entre las filas, salieron de ahí y se encaminaron hacia la salida del estadio. Finalmente reaccionando, la chica formuló la única pregunta que rondaba su cabeza.
-¿Qué has hecho?-interrogó ella, pero más que una pregunta sonaba como una exclamación.
-Te besé.-respondió. Se detuvo en la salida.
-Ya lo sé. Lo que no sé es porqué.-dijo ella en tono molesto.
-Me gustas Kag. Creí que estaba claro.
-Yo no…no pensé que… ¿eres gay?-la sola pregunta después de lo sucedido parecía estúpida.
-No exactamente.-replicó él, forzando una sonrisa en su rostro.
-¿Qué significa 'no exactamente'?-cuestionó ella, molesta.
-Soy bisexual.-declaró él.
La chica, como siempre que trataba de estos temas, no encontró argumentos qué rebatir. Lo único que hizo fue aclararle al ojiverde, con el tacto que siempre la caracterizaba, que lamentablemente ella no era gay, ni bisexual, ni zoofilica, ni nada que se le pareciera.
Al menos sabía que había hecho lo correcto, y tal y como se lo dijo a Houjo, esperaba que esa amistad que había surgido entre ellos, durante las últimas semanas, no se viera afectada por esa diferencia. Y como prueba de ello, decidió irse a festejar el triunfo y el pase directo a la liga estatal del equipo, junto a él. Ikiwa esta vez no fue la sede de la celebración. Todos los miembros de los "cowboys" fueron a festejarla en uno de los apartamentos de los chicos, al parecer era el del capitán del equipo.
Parecía que todos los conocidos del chico sabían algo de sus tendencias sexuales, porque nadie hizo broma o sacó el tema a relucir durante la fiesta. Kagome conoció a varios personajes, la fiesta tuvo todo lo que una celebración debería tener, chicos emborrachándose, gente bailando, otros más vomitando, parejas exageradamente acarameladas, etc.
A pesar de que lo estaba pasando bien, la chica decidió retirarse temprano, y efectivamente era temprano, el reloj marcaba las 2 de la mañana. Ya que al día siguiente, tendría que hacer un trabajo extra para poder reunir el puntaje necesario para uno de los exámenes de esa semana.
Cuando hubo llegado a su departamento, lo encontró en penumbra. Su estómago hizo un ruidito leve, tenía hambre. Y es que no sabía porque en la fiesta había de todo menos comida. Algo sólido que pudiese digerir. Fue hacia la cocina y encendió la luz del luegar, abrió el refrigerador y sacó las tres cuartas partes de lo que en un principio fue una pizza. La calentó en el microondas y mientras esperaba a que el proceso terminara, tomó asiento. Justo cuando el horno anunció que la comida estaba lista, alguien hizo un ruido de hipo. Ella volteó para ver quién era, pero solo distinguió una figura que se movió entre las sombras de la pequeña sala.
-¿Miroku?-preguntó ella. No hubo respuesta.
-¿Estás molesto?-Nuevamente no hubo respuesta.
-Sé que fui algo rudo. Disculpa. Pero creo que ese asunto en verdad no te incumbe. Cuando pueda arreglar el problema con Inuyasha, tal vez todo vuelva a la normalidad.-explicó ella en tono sincero.
-¿Y qué es lo que vas a arreglar?-cuestionó la voz inconfundible de Inuyasha.
-¿Inuyasha?-la morena tragó fuerte.
-¿Esperabas a alguien más?-inquirió él acercándose hasta que la tenue luz de la cocina iluminara su rostro.
-No.-balbuceó ella.
-Supongo que te divertiste ¿no?-el ligero aliento que emanaba de su boca llegó hasta la nariz de la morena.
-¿Qué?-contestó ella, el tono que el chico utilizaba realmente estaba alterando sus nervios.
-Con tu novio.-sonrió arrogante.
-¿Houjo?
-No sé si tengas otros más, supongo que si, digo si andas besando gente por ahí ¿a cuantos borrachos besaste en la fiesta? ¿Cuidaste que no te viera Buyo?
-Houjo.-aclaró ella.- Y no es necesario que me trates así.-repuso ella fríamente.
-¿Así cómo?
-Mira, si hay algo que siento haber hecho es haberte besado. No sé porque lo hice pero me arrepiento tremendamente. Te ofrezco mis disculpas por ello. Pero no pienso dejar que me insultes.
-Ahora resulta que el indignado aquí eres tu ¿no?
-Ya basta.-dijo ella en tono cansino.
-Sí claro, para ti es muy fácil decir eso. Pero no para mi ¿sabes? Porque me siento realmente estúpido.-soltó él yendo hacia ella blandiendo el dedo índice.
-Fue efecto del alcohol, discúlpame, no sabía lo que hacía.-respondió la morena, bajando la mirada.
-¿Ah si? Pues yo también estoy borracho ahora y no estoy besándote.-reprochó él.
-Basta.-ordenó ella, encarando al chico.
-No. Porque no sé lo que me pasa, ¿Qué me has hecho? ¡Dime!-dijo él tomándola por los hombros y sacudiéndola fuertemente.
-¡¡Suéltame!-exclamó ella.
-No.-dijo él. Y enseguida posó sus labios sobre los de ella, sorprendiéndola y sorprendiéndose a si mismo. Un beso violento. Lleno de furia y ¿pasión?
-¿Qué me has hecho?-volvió a preguntar él con tono abatido, una vez que deshizo el beso.
Kagome no encontraba palabras qué articular. Estaba pasmada, no creía todavía lo que había pasado. Una puerta azotándose la sacó de su ensueño. Inuyasha se había ido a encerrar a su cuarto, nuevamente se encontraba sola.
Esa noche durmió muy bien, no cabía en si de felicidad por lo que acababa de suceder, una pequeña chispa se encendió en su interior, y no paraba de recordar lo sucedido mientras una ligera sonrisa se marcaba en sus labios aún rojos.
A la mañana siguiente, toda sonrisa anterior se borró y notó como el espacio, que antes era del tamaño de una grieta, que la separaba de Inuyasha ahora se había convertido en un abismo total. La indiferencia y apatía del joven la hicieron sentirse humillada, usada y herida.
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Hola.
He estado teniendo problemas para subir los capis no sé porqué. Y alguien los ha estado subiendo a mi cuenta x mi, y a veces tardo en subirlos por ello, pues ese alguien a veces no lo encuentro conectado, o por X o Y causa no está disponible.
Espero ke el capitulo haya sido de su agrado. Y aprovecho para decirles que falta poco para el descenlace de la trama, no sé cuantos capis falten, tal vez dos o tres no lo sé a ciencia cierta.
Pero ya tengo pensado mi próximo fic XD será igualmente un kagome & inuyasha. Solo que esta vez será un poco dramático con algunos tintes de humor. Bueno sin más qué decirles, me despido! Byes!
Pd. Qué pasen una buenas vacaciones (para los que las tengan!)
