¡Hola! Muchas gracias a todos por sus reviews, fue lo que me hizo publicar este segundo capitulo, que va dedicado a ustedes, espero les guste.
Disclaimer: Nada me pertenece, tienen la marca Rowling…
Just is question of PRIDE
Capitulo 2
Amistad con un Slytherin
- ¿Quién soy?
Me lleve un gran susto, pero mi sobresalto fue casi imperceptible. Creo que mi auto-terapia de 'Controla-tus-acciones' esta surtiendo efecto.
- ¿Realmente tengo que decírtelo?
- Vamos… solo dilo.
- Es estupido. Tú sabes quien eres… No me necesitas a mí para recordártelo.
Estaba un poco enfadada. Amaba el juego de '¿Adivina quien soy?' cuando de él se trataba, pero el que lo haga faltando cinco minutos para que el tren parta le quita todo lo divertido.
- Hazlo por mi… ¿Si?
- No. Reafirme
- Agh… arruinas toda la diversión. El moreno retiro sus manos de mis ojos con fastidio.
Misión cumplida.
- ¡Oh¡Dmitri¡No sabia que eras tú! Exprese con falsa sorpresa. Tan bien como actuó, puedo simular que lo hago mal.
- Solo di que me extrañaste.
- No tengo que hacerlo. Cruce los brazos y me hundí en la silla. Estaba muy molesta.
- Yo se que me extrañaste. Tú sabes que me extrañaste. ¿Qué tan difícil puede ser para ti admitirlo?
- Igual de difícil que es para ti ser puntual. Te espere mucho tiempo. Ya me había resignado a que no vinieras a despedirte de mí.
- Mejor tarde que nunca.
- Eso no es una excusa.
- Pero aquí estoy ¿No?
- ¿Y de que me sirve? Llegue temprano por ti, para pasar mi última hora contigo… Ahora solo será un simple minuto.
- ¿Y es que te gustaría pasar mas de un minuto conmigo? Pregunto con el tono de voz Solo-quiero-que-lo-digas
- Me dejaste sola todas las vacaciones. Evadí.
- ¿Si o no?
- Si, Dmitri. Me gusta pasar tiempo contigo. Admití hastiada.
- Eso quiere decir que me extrañaste ¿Cierto?
Dmitri Shostakóvich, el pequeño fastidioso que tengo justo en frente, es mi amigo y vecino eventual desde que tengo conciencia.
- Si… Dije finalmente.
Odio cuando esos ojos azules me manipulan. Me levante y lo abrace con ímpetu. Pase mucho tiempo sin hacerlo.
- Yo también te extrañe mucho. Susurro a mi oído, abrazándome con fuerza.
- Ojala que el tren se retrasara. Comente, realmente deseaba quedarme abrazada a Dmitri por muchísimo mas tiempo. Tal vez parecerá que tengo alguna especie de fijación, pero amo el aroma de Dmitri… Sin embargo, a diferencia del de Malfoy, el suyo me inspira confianza, sensación que no experimento muy seguido, y que en sus brazos disfruto a plenitud.
Como si el destino jugara a las ironías conmigo, el tren inicio su marcha hacia Hogwarts.
- ¡Dmitri¡Rápido¡Debes bajarte! Grite azorada, empujándolo hacia la salida del vagón.
- Hmm… ¿Tanto me extrañaste que ya me estas echando? Inquirió burlón, oponiendo su fuerza a mis empujones.
- Deja de bromear. Esto es serio. Lo solté inmediatamente, tenia demasiada fuerza como para que yo pudiera con ella.
- Lo se. ¿Pero que tiene que ver la seriedad con el hecho de que me estés echando?
- Si no te bajas ya, terminaras en Hogwarts. Exclame irritada
- ¿Y?
- ¿Cómo que "Y"? Odio cuando todo se lo toma en broma. Estaba comenzando a desesperarme.
- ¿Esto no te dice nada? Señalo su túnica.
- Si… que amas el negro, gran sorpresa.
- Fíjate mejor.
Ahogue un grito y me arroje sobre él. En la túnica relucía un brillante escudo.
- Estas enfrente de un Slytherin, insignificante Gryffindor. Me dijo con sarcasmo.
No me importaba el verde y plateado de su escudo. Era la mejor noticia que había recibido en TODO el año.
- ¿Por qué demonios no me lo dijiste? Inquirí después de un largo lapsus en el que sus ojos y la idea de verlos todos los días eran lo único que ocupaba mi mente.
- Quería darte una sorpresa. No te deje todas las vacaciones por que te odiara.
- Deberías hacerlo, despreciable Slytherin. Respondí finalmente a su primer ataque. Al menos ya sabe las reglas de las casas… Creo que el oírme maldecir tantas veces a los Slytherins le dio una pequeña idea de la situación.
- Estuve resolviendo unas cositas sin importancia, pero finalmente estoy aquí. Aun no entiendo el proceso de ese sombrero… Comento divertido.
- ¿Cuándo te asignaron a Slytherin?
- Hace un par de horas. Todo fue bastante rápido.
- ¿Y por que no lo hicieron en la ceremonia de selección?
- Petición de mi padre. No quería que llegara a este colegio como si fuera de primer año. Tú sabes como es…
- Presumido. Califique
- Pretencioso, diría yo. Repuso. No es que Dmitri no se llevara con su padre, a decir verdad, tenían una buena relación… Lo que lo molestaba eran ciertas actitudes que tomaba frente a las cosas sencillas.
- Aun no puedo creer que estés aquí. La alegría no me cabía en el cuerpo.
- Yo tampoco. Murmuro suavemente, con mirada fija.
No puedo creer que vaya a decir esto, pero el tono de voz que utilizo fue lo suficientemente sexy como para hacer que mi cerebro reaccionara y notara el monumento de hombre que tenia a mi lado. El que fuera su amiga no me hacia ciega, y pude notar que el ultimo año lo había tratado bien.
Aun no podía creer como, siendo mi amigo desde toda la vida, mi mente era capaz de imaginar cosas no aptas para menores con él como protagonista.
De un momento a otro, mis ojos se abrieron y me quede pasmada.
- ¿Qué sucede, Nia? Pregunto extrañado
- ¿Q- que e-es e-eso? No podía vocalizar nada.
- ¿Qué¡¿Qué! Un poco asustado, miro hacia atrás y hacia los lados.
¿Por qué, Dios, por qué¿Qué he hecho yo para merecer esto?… Que después no se queje cuando caiga en la tentación y rehusé a librarme del mal.
- ¿Por qué no me habías contado! Grite agitada, quitándole el mechón que cubría la mitad de su cara.
- Ahhh, eso…
- Siiiiii, esto. Reafirme, tomándolo por la barbilla.
- Lo tengo hace un buen rato¿No te gusta?
¿De verdad me esta preguntando eso? Definitivamente, o él es un autista, o yo me merezco un oscar.
- Te ves muy… -¡Sexy!- bien. Dije finalmente, con mi mente queriendo expresar algo diferente.
- Pensé que no se notaba.
- ¿Cómo un piercing en el labio no se va a notar?
Me sonrió de una manera, que ahora si, literalmente, me hizo incapaz de articular palabra. Solo podía concentrarme en todos los detalles que lo hacían tan precioso.
- ¿Estas cansada? Pregunto súbitamente, devolviéndome a la realidad.
- Un poco. Respondí para justificar la cara de perdida que tenia en esos momentos.
- Ven. Dijo y, tomándome por los hombros, recostó mi cabeza sobre sus piernas. Si las había visto gloriosas, ahora no tenia duda de ello.
Me levante de inmediato, muy sonrojada.
- ¿Qué tienes? Inquirió sorprendido. Y tenia razones para estarlo. Teníamos la costumbre de acostarnos en las piernas del otro siempre que necesitábamos un masaje.
- Nada. Solo que me da un poco de pena contigo. Tu debes ser el que esta realmente agotado. Mentí inmediatamente.
- No te preocupes… no tienes por que sonrojarte –Odio lo increíblemente detallista que es en estos momentos-. Mejor deja que te de uno de mis masajes, prometo que te sentirás como en el cielo.
- Es que…
- Vamos, no te hagas de rogar. No conmigo.
Sin esperar una respuesta, volvió a acomodarme en sus piernas y comenzó a hacer magia con sus manos. Pero no estaba en el cielo. Me mando directo al infierno, ya que estaba ardiendo…
- Creo que tienes fiebre. Comento
…Literalmente.
Como si todo el universo conspirara para que yo dejara de pertenecer al maravilloso mundo de las vírgenes, se inclino hacia mí y comenzó a soplar. Sentí un escalofrió recorrerme la espalda, ya que esa suave brisa que el creaba para mi estaba justamente sobre el cuello, mi punto débil. Con total suavidad, acomodo los cabellos que estaban sobre mi cara, y continúo soplando sobre mi frente. Sus labios y aliento mentolado eran el paraíso.
Hace un par de años era un ritual, ahora es una invitación al pecado.
- ¿Te sientes mejor?
- Si, me siento mejor. Susurre inesperadamente, no había planeado decir eso… y mucho menos con el tono que utilice.
El tiempo pasó sin que yo lo notara. Estaba totalmente idiotizada, pero solo fue escuchar su voz para volver al mundo real.
- Tu turno.
- ¿Qué?
- Si… tal como dijiste, estoy agotado.
No se si se le había vuelto costumbre hacer las cosas espontáneamente, pero tan pronto termino de hablar, se recostó en mis piernas.
- Extraño mucho los Masajes a la Granger. Comentomientras me miraba fijamente, expectante a que mis manos comenzaran con lo que hacían mejor.
Empecé a masajear su cuello. Una de mis habilidades, y la favorita de Dmitri, es mi maestría con los movimientos de mis dedos… No demoraba mas de 2 minutos en tenerlo totalmente relajado…. prácticamente en coma. Claro que mis instintos no se hicieron esperar y comenzaron a susúrrame al odio ideas bastante interesantes sobre lo que se puede hacer con un atractivo joven inconciente.
- Hola Hermio -Los ojos de Harry y Ron se dilataron- ¿…ne?
Final del Capitulo
-ReViEwS-
§ilver Ðragonfly
