Disclaimer: MSLN no me pertenece, ni sus personajes obviamente, sino que son propiedad de sus propios autores.

Preparen la insulina, para éste diabético capítulo.

Declaración

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Nanoha había perdido la noción del mundo, y en la oficina de la enforcer, colmándose de sus besos y abrazos, no existía nada más, la búsqueda de esa cercanía que siempre quiso, sentir la suavidad de esos labios y la calidez de su cuerpo, era tan singular y tan natural al mismo tiempo, de alguna manera, lograron hacerse espacio juntas en el sofá, algo apretujadas, pero no importaba, ella recostada sobre Fate, brindándole tenues y suaves caricias al entrelazar sus manos.

- ¿Fate-chan? - no sabía cuánto el silencio reinó en la habitación, preguntó al buscar la mirada de la otra.

Sin saber que la rubia se encontraba más perdida que ella, creyendo que todo era un sueño, que nada de lo sucedido era real, y que pronto despertaría seguramente, lamentándose de no haber tenido a Nanoha entre sus brazos, pero esa hermosa voz, la sacó de sus ensoñaciones nada sanas.

- ¿Nanoha? - la aludida sonrió, la conocía tan bien, le enternecía la preocupación en la voz de Fate, como si de repente le fueran a decir que nada era cierto.

-Te amo ¿Oíste bien? - con su mano entrelazada, acercó el dorso de la mano de Fate, y lo besó, ante la atenta mirada de la enforcer-…ayer, era de ti de quién yo hablaba, no lo dudes por favor…- le suplicó con ahínco.

-Nanoha…Takamachi…- al verla, no podía dudar de esas palabras-…no tienes idea, de cuanto yo te amo…- Fate imitó el acto de Nanoha, dándole un beso al dorso de la mano de la cobriza.

- ¡Fate-chan! - el latido de su corazón era felicidad. Deshizo el contacto de sus manos e inclinándose, buscó nuevamente los labios de Fate.

No quiso preguntar más, ahora que sabía que podía tomarla de la mano con toda libertad, acercarla, abrazarla, y besarla, la instructora no desperdiciaría tiempo, ni la oportunidad. Sentir los labios de Fate chocando con los suyos, hacían volar su cabeza y su cuerpo, cada roce le parecían un idilio vivo. Ya era muy tarde, Fate le hacía perder todo su autocontrol porque, esa mujer era la más hermosa, la más pura, no sabía a qué deidad agradecer, por ponerla en su camino, por hacer que Fate la amara. Cada vez que sus lenguas se rozaban, sus instintos parecían querer desatarse y liberarse, quería apoderarse por completo de esa indefensa criatura, era una pena que ella cayera en su propia trampa, pues las caricias de Fate en su cintura, la espalda y más abajo, le hacían perder su autonomía y querer entregarse a Fate, la lucha en su ser era campal, y Fate no tenía ni idea.

-Nanoha…- Fate jadeó su nombre al separarse. Nanoha se incorporó, disfrutaba cada gesto, cada segundo de apreciar a Fate así, que esos ojos rojos, se perdieran en los suyos lavanda. Ver su propio deseo reflejado…siempre sintió a Fate ser más inocente, le alegraba que no fuera así, porque sentía que, de serlo, le sería difícil controlarse, qué bueno que Fate le correspondía en su intensidad-…debemos regresar a casa…

- ¿Tan pronto? - dijo ronca.

-¿De qué hablas? Ya pasan de las cuatro de la tarde…- respondió más controlada, lo cierto es que Fate no quería terminar con aquello…pero era mejor continuarlo…en casa.

- ¿Qué? - sin poder creerlo, Nanoha volteó donde miraba Fate, al reloj digital sobre el escritorio de Fate, en efecto marcaban las 4:39 pm, Nanoha quedó anonadada ¿Cuándo fue que perdió tanto la noción del tiempo? ¡Se supone que había llegado al medio día! - ¡Ah! Lo siento Fate-chan- su cordura pareció regresar, y se bajó de encima de Fate, quien al fin pudo incorporarse y sentarse normal en su sofá.

-Pasaron muchas cosas- la rubia lucía mucho más relajada, a comparación de la mañana, sus labios cosquilleaban, Nanoha apenas le había dado respiro, eso la hacía sonreír tontamente, pero, su pareja no parecía querer reaccionar al momento, detestaba tener que romperlo, pero tenía que-…hablaremos en casa ¿De acuerdo? – la cobriza abochornada como estaba, por dejarse llevar de esa manera, solo atinó a asentir, y aceptar la mano que Fate le ofrecía.

Salieron de las instalaciones, para dirigirse al auto de Fate, quien llevaba de la mano a la chica nipona, que aún mantenía un fuerte sonrojo en su rostro. No supo bien como las personas la miraban, recuerda asentir más de una vez, y a Fate saludar tranquila…y muy alegre. Estando ya en marcha en el auto de Fate, dejó salir al fin la pregunta, que noches atrás desencadenó ésa tarde tan memorable ahora.

- ¿Tú, realmente pensabas eso de los rumores? - Fate escuchó la pregunta, sin quitar la vista al frente respondió.

-En realidad, tenía miedo- Nanoha parpadeó, entonces…- desde siempre…porque no era la primera vez, aunque si la primera, que tú lo mencionabas tan abiertamente, porque, por lo general, eran otros quienes nos confrontaban, quienes curiosos, querían saber, si entre nosotras había algo más- Fate sonrió con tristeza-…yo no entendía muy bien, pero tú decías "está bien, no te preocupes Fate-chan", y yo solo trataba de no mirarte de esa forma…- Nanoha no podía creerlo, ahora se sentía como una idiota.

- ¿Desde cuándo? - estúpida, mil veces estúpida.

-No lo sé muy bien, pero creo que comencé a negar mi cariño por ti desde el instituto, cuando mi poca compresión me hizo entender lo que significaba…el cariño que va, más allá de una amistad- Fate se veía tan tranquila al decirlo, no parecía ser indiferente como creyó, era algo más, como sí después de tanto, aceptó que no sería correspondida.

El silencio reinó. Fate trató de visualizarla por el retrovisor levemente mal inclinado. La instructora ya no le miraba, sino que tenía su mirada perdida en el paisaje de edificios que pasaba de su lado. Volteó levemente, solo para ver como una lágrima corría furtiva en la mejía de Nanoha, esto alertó a Fate.

- ¿Nanoha qué pasa? No llores…- le pidió, no queriendo ver a su persona más importante llorar.

-…yo…- pese a que sentía la garganta cerrarse por el sentimiento, habló, Fate también merecía saber su verdad-…siempre te he querido más allá de nuestra amistad- sonrió-…es solo que, no comprendía la razón, porque yo te quería más a ti que a Hayate, Arisa o Suzuka…me sentí culpable- jadeó con congoja- era tan extraño, pensar en ti ha sido para mí como respirar, saber que estás bien, que no estés triste, que nadie te lastime, saber de ti es impero en mi vida…por eso cada vez que te vas, es como una tortura para mí, pero sé…que eres fuerte y capaz de protegerte, y te espero, para que regreses a mi lado, y a pesar de no haberte te dicho desde siempre que te amo, tú siempre has regresado a mi lado, siempre has permanecido a mi lado… ¡gracias Fate-chan!- su llanto incrementó sin poder evitarlo-…perdóname, nunca pretendí que pensarás que yo no te quería…

Cerca de entrar en su zona residencial, Fate se estacionó a la orilla de calle. Apagó el auto, y miró a Nanoha, y deshaciendo la distancia que había entre ellas la abrazó.

-…nunca me has hecho pensar que no me quieres, al contrario- dijo suave, buscando tranquilizar a su cobriza-…me has entregado tu cariño incondicional, siempre me he sentido querida por ti…- separándose un poco, la miró de frente, a pesar de lucir hermosos, esos ojos lavanda cristalinos, su meta era borrar toda tristeza de ellos-…era confuso para ambas, así que no digas eso- acarició despacio esas mejillas tratando de borrar el rastro de aquellas lágrimas-…yo siempre te querido, por eso siempre regresaré a ti, siempre estaré contigo, sabiendo que me esperas, soy la más feliz…y aunque tu nuca me hubieras amado de ésta forma, yo siempre te amaría Nanoha…siempre te amaré, me oyes bien…gracias por amarme, Nanoha…

Fate la besó, después tan bellas palabras, era un beso cálido, dulce y tierno. Despacio la recorrió con sus labios, su corazón afligido se calmó, y al fin correspondió al abrazo. Sintió el amor de Fate y el suyo propio mezclarse…con que, así se sentía amar, era mucho mejor que el desbordante deseo de hace algunas horas. Sus lenguas se mezclaron, y al acariciarse suave, Nanoha cayó por completo en el embrujo del amor por Fate, ella era su persona, ella era ese lugar en donde por la eternidad quería habitar.

- ¿Todo bien? - Fate preguntó al terminar ese dulce beso.

-…sí- y ella solo se perdió en ese brillante mar escarlata.

Retornaron el corto camino a casa, con más tranquilidad.

Al llegar a casa, quedaron sorprendidas, pues Vivio y Zafira ya tenían lista la cena. Zafira dijo que Vivio quería darles una sorpresa y ya que tardaban en regresar, que mejor que preparar la cena. El guardián se despidió llevando su porción en un lonche aludiendo que debía marcharse, pero que otro día cenaría con mucho gusto con ellas.

- ¿Estás bien Nanoha-mama? - de alguna forma, Vivio percibió que los ojos de Nanoha parecían levemente hinchados. Pero su madre, solo la cargo, sonriendo, y besando su pequeña frente.

-Claro que sí, Vivio- y no mentía, aunque en cierto modo había sido un día largo, no pensaron en cómo decirle del nuevo matiz en su la relación a su hija, pero ya habría tiempo para hablar con ella de manera más adecuada.

-Veamos, no puedo esperar a probar la comida que preparó Vivio- dijo Fate alegre, dirigiéndose a preparar la cena.

Vivio chilló de alegría. Juntas degustaron la deliciosa cena preparada por su hija, aunque sabían que la mayor parte la habría hecho Zafira, se desvivieron en cumplidos por cada bocado. Vivio estaba más que feliz, no sabía si era por ella, pero sus madres se veían más felices de lo usual, temerosa por la rara tensión del día anterior, en que sus madres parecían distantes, el cambió tranquilizaba su infantil corazón, que no podía expresar con palabras su preocupación, quería ver a sus madres siempre felices, aunque más tarde debiera aprender que los altos y bajos formaban parte de cualquier relación de amistad o sentimental entre dos personas.

Al anochecer, Vivio ya dormía en su habitación, mientras nuestras protagonistas, después de un baño relajado y tranquilo, con una que otra broma entre ellas, y uno que otro abrazo y osado beso, al fin se pudieron recostar en su cama, Nanoha fue la primera en rejuntarse cerca de Fate.

-Quiero que me abraces Fate-chan…- habló con timidez.

Fate cumplió la petición, y aun estando en la oscuridad, se sabían de frente y Nanoha, sabía que Fate la miraba pese a la oscuridad, su vida había cambiado para mejor, ahora sabía que Fate nunca se alejaría, y por más lejos que se encontraran, sus caminos nunca se separarían, fue para ella doloroso pensar, que Fate no le correspondía, pero quizás fue más doloroso para su rubia pensar que ella amaba a otra persona, ciertamente era terrorífico pensar que a quien amas, no solo no te ama, sino que ama a alguien más, sin quererlo, seguía siendo la más injusta de las dos, y aunque la culpa quería llenar de tristeza su corazón, era hora de compensar, el dolor y el tiempo que les tardo, por el temor y su inseguridad, el saber que mutuamente se amaban. Le alegraba pensar que, a fin de cuentas, la verdad, por más oculta que se pretenda ocultar, termina saliendo a la luz, su peso era aplastante, y era, para ella…la mejor revelación que pudo tener, pues no necesitaba nada más que Fate permaneciera a su lado, justo de la forma que ella quería.

-Fate-chan, hay algo más que quiero pedirte…- las dudas se alejaron por completo de su faz, sin importar que su corazón latiera a toda prisa, lo diría…

-Sabes que puedes pedirme cualquier cosa, Nanoha…- y ella cumpliría cada deseo de quien reinaba en su corazón.

- ¿Quieres ser mi novia? - de acuerdo, tenían una hija que era de ambas, hacía tiempo que ya vivían juntas ¿y hasta ahora serian novias? Que importaba que fueran a la inversa, pues a fin de cuentas siempre serían las mejores amigas, y ahora también, serían amantes. Sin salir de su impresión Fate, quien pensó también en esa declaración, quizás después de invitarla a un bonito lugar, pero debía admitir, que, para el amor, cualquier lugar estaba más que bien.

-Sabes que acepto, Nanoha- la instructora sonreía con una enorme satisfacción y felicidad, que únicamente fue borrada, por el beso de Fate.

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Claro que ésta historia continuará señores.