¡Holitas!

Sí, muy prontito, lo sé, pero es que estoy inspirada con esta historia. Ya veo que os gustó el primer capítulo jejejeje, dios, menos mal que no se me escandalizó la peña, pero ya veo que supe meter bien el tema para que no fuera demasiado fuerte.

Estoy impaciente por ver si os gusta como va el ff. Os adelanto que, seguramente, éste capítulo no sea tan gracioso como el anterior, porque el ff es de humor y romance.

De todos modos, este capítulo es básicamente Sirius intentándole encontrar una explicación de lo que pasó.

Por cierto, este ff es un regalo de cumpleaños para mi amiga Carly, así que ¡va para ella!

Capítulo 2: Sirius y el Magical Geographic

Estaba amaneciendo cuando James volvió al dormitorio de Gryffindor. Sirius estaba atento, esperando a que James volviera para que le contara las novedades.

- Por fin llegas.- dijo Sirius al oír la puerta. Abrió las cortinas de su cama para hacerle ver a su amigo que estaba despierto.

- ¿Qué haces que no estás dormido?- preguntó James extrañado.- Oh, ya veo, estabas preocupado por mi…qué tierno.

Sirius terminó de descorrer las cortinas, tumbándose de costado, que era la única posición en que no le dolía nada. Mientras tanto, James se ponía el pijama para dormir, estaban en vacaciones de Navidad y no tenían clase, por tanto, podía dormir todo lo que quisieran.

- Ni de coña, tío, no estaba preocupado por ti, más quisieras.

- Ya me extrañaba a mi un gesto así viniendo de ti.- dijo James metiéndose entre las mantas y dejando sus gafas en la mesita.

- No he pegado ojo en toda la noche, entre que estaba en shock y no podía ponerme de ninguna postura en que no me doliera nada, llevo toda la noche dándole vueltas a la cabeza. Pero bueno, por lo que veo, sigues vivo y entero ¿no?- dijo Sirius, divertido.

- Sí, menos mal.- dijo James poco comunicativo, él, por el contrario, estaba muy cansado.

- ¡Pero cuéntame algo!- dijo Sirius.- ¿Qué ha pasado?

- No ha pasado nada, eso es lo raro.

- ¿Cómo que no ha pasado nada? Jo tío, qué suerte tienes¿no intentó atacarte?

- No, cuando llegué Remus se puso a olisquearme, me asusté un poco pensando que quería atacarme, pero no hizo nada. Seguramente estaría buscando tu olor.

- Vaya, un gran consuelo desde luego.- dijo Sirius, contrariado.- Lo que me faltaba, un lobo en celo obsesionado conmigo…

- El resto de la noche la pasó durmiendo, ni siquiera se movió para buscar comida.

- Joder, pues si que está raro Remus.- dijo Sirius llevándose la mano a la barbilla, pensativo.- Habrá que investigar el comportamiento de los hombres lobo en celo, seguro que hay algún libro que trate de eso en la biblioteca.

Pero para entonces, Sirius ya hablaba solo, James se había quedado dormido. Intentó dormir, pero de nuevo le resultó imposible. No podía seguir así, y estaba planteándose seriamente el ir a la enfermería. Hizo algo de tiempo hasta que fuera la hora del desayuno. No tenía que preocuparse por James, ya se levantaría a la hora del almuerzo.

Consciente de que no podría sentarse a desayunar en la mesa de Gryffindor, decidió llevarse algunas tostadas para comérselas camino de la biblioteca. Visitar la biblioteca no era su concepto de vacaciones de Navidad divertidas, pero era urgente, tenía muchas cosas que investigar.

Como era lógico, el colegio estaba medio vacío, pero más vacía estaba aún la biblioteca. A ningún incauto se le ocurriría perder el tiempo de ocio allí.

- Buenos días, señor Black.- dijo la señora Pince.

Sirius se volvió hacia ella extrañado. Aquella tía normalmente era una antipática y siempre andaba regañándoles y echándoles de la biblioteca por perturbar el orden.

- Hola.- respondió secamente.

En seguida pensó que la mujer estaría tan aburrida en aquella solitaria biblioteca que incluso veía bien que él fuera. Así tendría un motivo para entretenerse; reñirle.

- ¿Haciéndole compañía a la señorita Evans?- dijo la mujer.

Sirius ni siquiera la había oído, estaba más preocupado pensando que prefería a la antipática bibliotecaria de siempre a la versión estoy-desesperada-y-necesito-amigos-aunque-sea-Black-el-alborotador. Entonces fue cuando Sirius vio en una de las mesas a Lily, rodeada de libros, para variar.

Mejor retiraba lo que pensó anteriormente. A ningún incauto se le ocurriría perder el tiempo de ocio allí, salvo a Lily. Se acercó a ella, después de todo no le vendría mal su conocimiento de la ubicación de todos y cada uno de los libros de la sala.

- ¡Sirius!- dijo Lily levantando la vista de su libro, sorprendida.- ¿A qué se debe este honor?

"Para colmo, con cachondeo."

- Nada, quería mirar unas cosas.- dijo Sirius con desgana.

- Creía que tu religión te prohibía pisar la biblioteca en vacaciones.- dijo Lily riéndose.

"Y dale."

- Si insistes tanto me acabaré yendo, vaya que te cause un trauma.- dijo Sirius mordazmente.

- Qué poco sentido del humor.- dijo Lily.

"Habló el alma de la fiesta."

- Bueno, siéntate aquí conmigo ¿no?

Lily se hizo a un lado dejándole su sitio libre a Sirius y retirando sus libros de esa parte de la mesa.

- No, gracias, prefiero quedarme de pie.- Sirius puso cara de resignación.

- Oh bueno, vale. La verdad es que no pensaba verte hasta la hora del almuerzo. ¿Y James?

- Durmiendo.- dijo Sirius, que realmente pensaba "maldito cabrón¡me caigo de sueño!"

- Ah¿es que no le acompañaste anoche?

- No, me encontraba mal.

Desde que Lily salía con James, sabía demasiadas cosas acerca de los Merodeadores para el gusto de Sirius. Se había enterado de todos sus secretos, que eran animagos, que acompañaban a Remus…Y de hecho, estaba seguro de que hacía más tiempo que la pelirroja conocía el secreto de Remus. Apostaría cualquier cosa a que el mismo Remus se lo contó, o ella misma lo descubrió antes de que James se lo dijera.

- Oh, espero que ya estés mejor.- dijo Lily, cumplidora.

- No, pero bueno, eso no importa.- dijo Sirius pensando en que era el momento perfecto para preguntarle a Lily sobre Remus.- Lily…

- ¿Qué, Sirius?- dijo Lily impacientándose.- ¿Sabes? No sé qué es lo que te pasa, pero estás muy raro hoy.

- ¿Te cuenta Remus sus cosas?- dijo Sirius bajando la voz, no sabía muy bien si por la costumbre de evitar las regañinas de la señora Pince, aunque ese día realmente no había nadie a quien molestar más que Lily y él, o si lo decía así como si se tratase de un secreto de estado.

Lily arqueó una ceja, extrañada. ¿A qué venía eso ahora?

- No sé a qué tipo de cosas te refieres.- dijo Lily, aunque podía intuirlo, le gustaba chinchar a Sirius.

- Ya sabes, sus cosas, sus problemas amorosos, sus ligues…

- ¿Y por qué no se lo preguntas a él?- dijo Lily.- ¿No te has parado a pensar en que, en el caso de que me las cuente y a ti no, será por algo?

- Si te lo estoy preguntando a ti, es porque no puedo preguntárselo a él¿vale?

- Vale, vale, tranquilo, no hace falta que me hables amenazándome.- dijo Lily, pensando en que Sirius estaba extrañamente susceptible.

- ¿Entonces?- preguntó Sirius insistiendo, cuanto más pronto supiera aquello mejor, más pronto podrían poner en marcha algún plan efectivo que no pusiera en peligro su integridad física otra vez.- ¿Remus ha tenido algún ligue, rollo, novia, polvo esporádico..?

- ¿Polvo esporádico?- rió Lily.- ¿Y tú conoces a Remus?

- Bueno ¡tú ya me entiendes! Algo ¡lo que sea!

- Eso son cosas muy personales, si Remus no te lo ha contado…

- ¡Deja de hacerte la difícil! Necesi…Quiero saberlo ¿vale? Estoy haciendo una encuesta sobre la vida sexual de los estudiantes de Hogwarts.- dijo Sirius, sin saber qué inventar para que Lily se lo contara.

-¿Una encuesta?- Lily soltó una carcajada, no se creía aquello ni de coña.- A ver, júrame que no le dirás a Remus que te lo conté ¿vale?

- Te lo jurooo.- dijo Sirius con voz aburrida.- ¡pero venga ya, suelta!

- Que yo sepa, no. El pobre está muy acomplejado con su condición, le aterroriza tener algo con alquien y que cuando sepa su enfermedad, le rechace. Cree que es un monstruo y que jamás nadie le aceptará.

- Oh.- dijo Sirius sintiendo lástima repentina.- ¡Eso es totalmente ridículo!

- Tú no estás en su pellejo, Sirius, entiéndelo.

- Nosotros no le consideramos un monstruo. ¡Éste Remus es idiota perdido!

Sirius estaba de los nervios, por un momento había olvidado intentar matar a Remus en cuanto lo viera, ahora lo que pensaba era decirle que era un imbécil por pensar esas cosas malas sobre él mismo.

- ¿Alguna amiga tuya querría una cita con Remus? Si la chica es facilona se agradecería.- propuso Sirius, situaciones desesperadas requerían medidas desesperadas.

- ¿Qué?- preguntó Lily escandalizada.- No sé qué es lo que estás tramando, pero me das miedo, Sirius.

- Remus NECESITA perder la virginidad cuanto antes ¿vale? Así que cualquier colaboración por tu parte será bienvenida.

- ¡Sirius!- le regañó Lily.- Eso no es asunto tuyo.

- Ah no, sí que es asunto mío.- dijo Sirius, Lily le miró con cara de incomprensión.- Yo me entiendo.

- Que sepas que no pienso colaborar en algo tan retorcido.

- Vale, ya me buscaré la vida, entonces.- dijo Sirius perdiéndose entre las estanterías. Un segundo después llamaba a Lily detrás de una de ellas.- Al menos podrías colaborar para decirme donde hay libros que traten de hombres lobo en celo ¿no?

Lily se dio la vuelta inmediatamente, ya convencida de que no entendía nada de lo que estaba ocurriendo.

- ¿Qué?- Lily empezaba a preocuparse más que por el estado de salud mental de Sirius, por las consecuencias que todo aquello podía traer a Remus.- ¿Hombres lobo en celo? Pero Sirius ¿para qué quieres eso?

- Yo me entiendo, Lily, yo me entiendo.

- Penúltima estantería a la izquierda, balda tercera.- murmuró Lily sin mucha convicción.

- ¡Gracias!- dijo Sirius, perdiéndose de nuevo entre los libros.

- ¡Como le pase algo malo a Remus por vuestra culpa os las veréis conmigo!- amenazó Lily.

- Oh, no, lo que le va a pasar no es malo, sino buenísimo. Y por cierto, Lily, como le digas algo a Remus de todo esto, serás tú la que se las tenga que ver conmigo.

Lily no le hizo caso, volviendo a su libro, pero era inevitable que no sintiera curiosidad por todas las cosas extrañas que Sirius le había dicho.

Al cabo de unos minutos, Sirius volvía de las profundidades de la biblioteca tan cargado de libros que era imposible verle la cara de frente.

- Sirius, empiezo a pensar que estás gravemente enfermo.- dijo Lily al ver a Sirius cargado para pasar ¿las vacaciones de Navidad?

- Y puede que lo esté.- dijo Sirius, encaminándose a la salida.- Por eso me espera una ardua tarea de investigación. Bueno, me voy, que te cunda, Lily.

- Eso debería decirlo yo.- rió Lily.- Dudo mucho que termines de leer esos libros antes de que acaben las vacaciones.

Sirius se giró, ofendido.

- No soy ningún inútil ¿vale? Parece que estuvieras pensando que no soy capaz ni de leer.

Antes de que Lily pudiera hacer un comentario sobre el extraño mal humor de Sirius, el muchacho ya había salido de la sala y se dirigía a la torre de Gryffindor.

Una vez allí, y esperando que fuera la hora del almuerzo para bajar al Gran Comedor con James, se tumbó en su cama rodeado de libros y con un pergamino al lado para hacer anotaciones. Ni siquiera cuando tuvo los Timos había consultado con tanto interés, pero es que ahora no sólo estaba en juego su salud, sino también su dignidad.

Pasadas unas horas, en las que Sirius ni siquiera se había movido de posición y no había dejado de oírse el rasgar de su pluma, James abrió los ojos, ya era medio día. En cuanto Sirius oyó que su amigo despertaba, saltó como un resorte con un puñado de pergaminos escritos.

- ¡Prongs!- exclamó saltando sobre la cama de James.- He descubierto un montón de cosas. Ya no tenemos que preocuparnos porque me vaya a convertir en lobo, pero hay algunas otras cosas un poco raras.

James, desperezándose, se colocó las gafas para intentar descifrar lo que los pergaminos de Sirius tenían escrito.

- Según esto no hay peligro de que me haya contagiado. La mordedura del hombre lobo sólo actúa en seres humanos y cuando Remus me mordió, yo tenía mi forma de perro.

- Uff, menos mal, ya me veía volviéndome loco al tener que tratar con el humor pre-lobunal de dos licántropos. ¿Y dice algo de comer ciervos?

- No, de eso no dice nada. Bueno, dice que el comportamiento de los hombres lobos es muy parecido al de los lobos, aunque muy en el fondo su subsconciente puede guardar algunos instintos humanos. Y yo pienso que quizás sea por eso por lo que no te atacó estas noches atrás, ni nunca antes te ha atacado. Su subsconciente te reconoce.

- Buena teoría, y me gustaría poder creerla pero, sinceramente no tiene mucho sentido.

- ¿Cómo que no? Llevo horas dándole vueltas a esto y ahora vienes tú…

- Entonces, según tu teoría, cuando Moony te violó era consciente de que eras tú.- dijo James riendose, sabiendo que Sirius descartaría esa idea horrible.

Sirius se quedó pálido, en shock.

- ¡Eso empeora las cosas!- gritó Sirius horrorizado.- Y dices tú que no lo mate cuando lo vea ¡lo voy a descuartizar!

- Pero, a ver, Padfoot. Todo según tu teoría ¿eh?- aclaró James.- No estamos hablando de conciencia sino del subconsciente. Moony simplemente reconocía que eras tú, pero no era consciente de lo que hacía.

- Bla bla bla ¿Y qué más da ahora eso? El daño está hecho.- dijo Sirius, ahora sacando otra hoja de pergamino.- Además, para más colmo aquí dice que los lobos tienden a unirse en manada, donde un macho dominante, en este caso Remus porque es el único que hay, se une a una hembra dominante para liderar la manada.- dejó el pergamino, escandalizado.- ¡Yo no soy ninguna hembra! Soy tío, hombre, varón, macho.

- Ese dato es interesante. Quizás a las hormonas revolucionadas de Remus podría añadírsele el factor de que como lobo adulto desee formar una manada…

- ¿Es que no lo entiendes?- dijo Sirius, preguntándose si James y él estaban oyendo la misma conversación.- Es absurdo. ¡Yo no soy ninguna hembra! Ni siquiera soy lobo¡soy perro!

- El mestizaje de lobo con perro es posible.

- ¿Y qué? Estamos hablando de que Remus tiene un comportamiento totalmente anormal y si a ello añadimos el factor subsconciente ¡Ya ni te digo! Creo que la única solución a esto es dejarlo encerrado para siempre en La casa de los gritos.

- ¡Eres cruel!

- No soy cruel, velo por mi dignidad.

- Bueno, Padfoot, me ruge el estómago de hambre ¿bajamos a comer?

- Como si yo tuviera alguna gana de comer ahora…

- Tú no, pero yo sí.

A regañadientes, Sirius acompañó a James.

- Lo voy a matar.- murmuraba por el camino.

Nada más entrar vieron a Remus en la mesa de Gryffindor, seguramente acabaría de volver al castillo. El muchacho giró de inmediato la vista hacia sus amigos, con una sonrisa cansada y sus inocentes ojos miel.

A Sirius toda la fuerza se le había ido por la boca y el alma se le cayó a los pies. Por mucho que dijera que iba a matarlo, ni siquiera sería capaz de contarle el horror de lo ocurrido. Los chicos se sentaron cada uno a un lado de Remus.

- ¡Auch! Me cago en la puta…- dijo Sirius al sentarse, y se levantó de golpe.

- ¿Te pasa algo?- preguntó Remus, ahora de cerca se podía ver que su cara no sólo estaba marcada por las secuelas de la transformación, sino que tenía grandes arañazos y heridas que descendían por su cuello, perdiéndose bajo la ropa.

- Nada, Remus, es que Sirius tiene hemorroides.- dijo James.

Sirius lo miró con cara asesina por encima de Remus. ¿Cómo se atrevía a decir algo tan humillante¿Cómo se atrevía a insinuar que Sirius Black tenía hemorroides? Pero en respuesta, James tan sólo se encogió de hombros con una sonrisita traviesa.

- Ah, pues usa el encantamiento- cojín, es útil para esos casos. Quizás te venga bien también un ungüento que vi el otro día en un libro, te pasaré la receta.

En el momento, Remus conjuró el hechizo-cojín, y Sirius se dejó caer con todas sus ganas sobre la banqueta, con un fuerte gemido de alivio, como si hiciera años que no se sentaba.

- Oye. Remus ¿hoy no han puesto pastel de calabaza?- preguntó James echando de menos su dulce favorito del desayuno.

- Sí, pero es que me lo he comido entero. –dijo Remus algo avergonzado.- No sé por qué pero esta vez estoy sumamente cansado y hambriento como nunca.

Sirius y James en seguida se miraron por detrás de Remus, cuando éste se adelantó un momento a servirse media bandeja de tostadas, e intercambiaron unas miradas muy elocuentes.

"Pues claro que está cansado, creo que en su vida ha tenido más actividad que la otra noche." Pensó Sirius.

"Claro, ayer no comió nada, por eso está tan hambriento, seguramente ni se movió en toda la noche porque estaba súper cansado por lo de Sirius."

- Y lo más raro de todo es que estoy lleno de heridas por todos lados. ¿Sabéis qué pasó?- preguntó Remus, extrañado.- Si me peleé con algún animal ¿por qué no lo impedísteis?

"¿Qué quieres, que me dejara sodomizar sin resistirme?" pensó Sirius.

- Pero bueno, por eso no fui al dormitorio nada más llegar, me pasé por la enfermería para que la señora Pomfrey me diera algo para las heridas.- dijo Remus.

- Es que ¡no sabes, Moony! Vinieron un montón de perros callejeros y Sirius y tú os pelásteis con ellos.- mintió James.

- Sí, imaginé que debía ser algo así, Pomfrey me dijo que las heridas parecían mordeduras y arañazos de garras.- dijo Remus.

- Oh, sí, yo estoy destrozado también.- dijo Sirius para hacer la cosa más creíble, pero en seguida cambió el tema a lo que le convenía realmente.- ¿Qué es lo que te ha mandado Pomfrey?

En seguida volvieron al dormitorio, Sirius estaba muy interesado en que Remus le dejara algo del remedio que le habían dado en la enfermería, a lo que Remus le regañó por no haber ido antes. Una vez allí, poco más que atravesar la puerta, Sirius se estaba quitando la ropa rápidamente. Se tumbó boca abajo en la cama, en ropa interior.

- ¿Es que nadie me va a poner la pomada o qué? Yo no llego a la espalda.- dijo Sirius, impaciente.

Remus, con el bote de medicina en la mano, estaba paralizado.

- ¿Remus?- insistió Sirius.

Al cabo de unos segundos, reaccionó.

- Sirius, esas heridas son horribles.- dijo con el ceño fruncido.

- Lo sé ¿a ver las tuyas? Seguro que las mías son peores.- dijo Sirius mirando a James.

Remus dudó un instante, pero comenzó a desabrocharse los primeros botones de la camisa, tímidamente. En seguida quedaron al descubierto unas heridas peores que las de Sirius, sin duda prolongación de las que se podían ver por su cuello y su cara.

- Malditos perros, casi me desfiguran la cara.- murmuró Remus.

"Y tú casi me desfiguras el culo, cabrón." Pensó Sirius, pero al volver la vista hacia Remus, le sacudió un sentimiento de culpabilidad tremendo.

En ese momento ni se acordaba de lo que Remus le había hecho. ¿Cómo había sido capaz de hacerle eso a Remus? El muchacho daba pena, tan frágil y tan indefenso y tan lleno de heridas. Sirius no podía soportar saber que las heridas que él mismo tenía habían sido hechas sin ser consciente, mientras que las que tenía el licántropo, no.

"¿Y yo decía que iba a matarle¡Pero si he estado a punto de hacerlo! Pobre Remus, con lo que sufre y yo encima hiriéndole. Soy un monstruo ¿Cómo he podido hacer eso a mi amigo?" pensó Sirius.

Intentó dejar de pensar esas cosas lo más rápido posible, o acabaría pensando que lo mejor era darle un baño a Remus y curarle las heridas con amor y cariño.

- ¿Es que nadie me va a poner la pomada?- repitió Sirius.- ¡Remus!

Pero James pensó que era más oportuno ponérsela él, así que se fue hasta el atónito Remus y le quitó el frasco de las manos.

- Ya te la pongo yo, Prongs.- dijo James, sentándose sobre Sirius a horcajadas y extendiendo cuidadosamente la crema por las heridas, a la vez que éste se quejaba a cada momento.

- Yo… mejor voy a buscarte la receta para las hemorroides, ahora vuelvo.- dijo Remus, saliendo por la puerta algo ruborizado.

- ¿Tú eres subnormal o qué?- dijo James, apretándole a propósito en una de las heridas de la espalda para que le doliera.

- ¡James!- se quejó Sirius dándole un manotazo.- ¿Qué pasa ahora?

- ¿Nadie me va a poner la pomada¿Remus¿Remus?- dijo James ridiculizando la voz de Sirius.

- Era él quien tenía la pomada.- dijo Sirius.

- Eso, tú sigue provocándole.

- ¿Que le estoy provocando? Por favor, James, tú si que me estás provocando, pero no lujuria sino ira ¡deja ya de decir tonterías! Ahora Remus no está transformado.

- Pero por alguna razón cuando se transforma parece obsesionado contigo. Y recuerda que todas estas cosas pueden grabarse en su subconsciente y…

- Sí, y cuando se transforma se imagina a él de lobo poniéndome cremita en mi espalda perruna ¿no? Por Merlín, James, eres un pervertido.

- Tú tienta la suerte que luego no me vengas lloriqueando.

- Bah, no pienso hacerte caso.

- Pues nada, tú sigue paseándote en ropa interior por la habitación…

Sirius parecía dispuesto a no oír más las estupideces de James.

- Lo cual me recuerda que tenemos un plan. Hay que buscarle una cita a Remus y Lily se ha negado a ayudarme.

- No me extraña, ya sabes lo protectora que es con Remus.

- Por cierto, Prongs.- Sirius puso cara de furia, girando la vista hacia su espalda, donde estaba sentado James.- ¡Hemorroides¿No se te pudo ocurrir otra cosa más deshonrosa?

A lo que James contestó simplemente con una carcajada.

Entre tanto, Remus, que iba camino de la biblioteca, se paró a mitad de camino y entró en uno de los baños de los chicos que había en esa planta. Abrió el grifo y dejó caer el agua fría un rato mientras miraba su rostro marcado por la desdicha.

"No puedo soportarlo." Se dijo así mismo, mojándose la cara con el agua helada. "Parece que lo hace a propósito y yo no puedo evitar dejar de mirarle. Algún día de estos se dará cuenta de lo que pasa por mi mente cuando veo su cuerpo perfecto y entonces todo habrá acabado para mí. Jamás lo entendería."

¿Os ha gustado? XDDD espero que sí, y que no os hayáis decepcionado. Espero impaciente vuestros comentarios ¿vale?

En el próximo, veremos las estrategias de Sirius y James para hacer que Remus pierda la virginidad XDDDD (me río sólo de lo que tengo pensado)

Tengo algunas dudas acerca de los hombres lobo. No controlo muy bien el personaje de Remus y espero que me podáis ayudar. ¿Cuántos días dura la luna llena¿Esos días esta todo el día encerrado en la casa de los gritos? Si son varios días los que dura la luna llena, por el día no está transformado ¿no?

Bueno chicas ¡muchos besitos a todas! Ah, y como ya sabeis que no se pueden responder reviews ¬¬ pues gracias de todas formas a: Danybel, Joanne Distte, Carly McKinnon, GriM, Einsamkeit, Helen Black Potter, Miss Marlene y Daia Black.

¡Hasta pronto!