¡Holitas!

Aquí vuelvo, bastante más rápido que la última vez, por cierto. Aunque estoy un poco triste, no sé qué está pasando últimamente, pero recibo muchísimos menos reviews de lo habitual, no sólo en este fic, sino en los últimos nuevos que he subido. La verdad es que me tiene bastante deprimida, de hecho no pensaba subir este capítulo hasta que la gente de señales de vida. Por ej, tengo una nueva traducción hecha y el capítulo dos de ¿Sí, quiero? Pero no las voy a subir por ahora, me pongo en huelga XDDDDDD. Pero bueno, al final he terminado hoy mismo éste y lo voy a subir inmediatamente, por suerte, mucha gente sigue la historia y siento que tengo que recompensar a esa gente de alguna manera.

Bueno, me gusta cómo me ha quedado el capítulo, sobre todo algunas escenas jijiji, he intentado que sea divertido, lo que pasa es que el tema de este capítulo no daba mucho de sí para la comedia, ahora cuando lo leáis entenderéis por qué lo digo. De todas formas espero que os guste, y que me dejéis mensajito, que me hacen muy muy feliz, sobre todo ahora que estoy baja de moral ¬¬. Y bueno, espero que os guste y no se os haga largo porque sí, es un capítulo súper largo (probablemente el más largo hasta ahora ¬¬) pero es que tenía que meter muchas cosas, incluso he eliminado una escena que pretendía meter al final y no sé si ya la dejaré eliminada o la meteré en el siguiente.

Por cierto, ¡volvemos a tener a Sirius! XDDD, es que en el capítulo anterior se le echaba de menos porque salió muy poquito. También sale Lily, que me encanta jejejeje, pero no sale mucho, a ver si para el siguiente puedo hacer que salga más.

Sin más, ¡espero que os guste! ¡y no seais ratas con los reviews! XDDDDDD

CAPÍTULO 10: INSTINTOS ASESINOS

Normalmente, la hora del desayuno en el Gran Comedor se caracterizaba por las caras somnolientas de unos y los murmullos de otros. Esa mañana, la paz y tranquilidad se veía alterada por las risas de un par de alumnos de Gryffindor, aunque en general, todo el mundo estaba ya acostumbrado a sus escándalos y pocos les prestaban atención. Sólo había tres personas que estuvieran observándoles con detenimiento.

Severus Snape tenía sus ojos negros clavados en Sirius Black, quien en ese momento había estado a punto de caerse de la silla debido a un ataque de risa. Por la cara del Slytherin, nadie habría sido capaz de adivinar que no estaba maquinando una forma de asesinarlo en secreto, sino que sentía tal regocijo y satisfacción por cómo iban evolucionando sus planes, que sin quererlo, había esbozado una sonrisita malévola.

A un par de bancos de distancia, Bellatrix Black observaba con detenimiento. Pasaba la vista alternativamente desde Sirius a Snape, tratando de averiguar el motivo por el que su compañero sonreía de aquella manera tan sospechosa. Bien, a Snape le gustaba Remus Lupin, ¿pero por qué miraba de aquella manera a su primo? Una cosa había clara, aquella mirada era de todo menos lujuriosa, así que podía descartar directamente el que Snape estuviera enamorado de Sirius. ¿Qué pintaba Sirius en todo aquello? De repente se fijó en que Sirius, cuya cabeza por poco rozaba el suelo al casi caerse del banco, había pillado in-fraganti a Snape mirándole. Con cara de pocos amigos, como si le hubieran aguado la fiesta, alzó el dedo corazón de su mano derecha hacia Snape, obteniendo la misma respuesta por parte del Slytherin, que no dejaba de sonreír maliciosamente. Acto seguido, Black, como si no hubiera pasado nada, siguió con la particular fiesta que tenían entre él y Potter. Bellatrix rió para sus adentros, por el infantil gesto de su primo y la similar reacción de Snape.

Al lado de James, Lily repasaba inútilmente la lección, ya que el jaleo montado por su novio y Sirius no la dejaba concentrarse.

- ¿Se puede saber qué es eso tan gracioso?- espetó la pelirroja, cerrando su libro con un golpe que casi derrama el zumo de calabaza de la jarra.- Que yo sepa, que os castiguen y quiten a Gryffindor treinta puntos por vuestra culpa no es cosa de risa.

- Ay, Lily, es que tú no lo viste.- dijo James, pasando de su novia para seguir riendo con su cómplice.

- No, no lo vi, pero viniendo de ti me lo imagino.- dijo Lily cruzándose de brazos.- ¿A quién maldeciste esta vez? Te he dicho mil veces que dejes a los Slytherins en paz. Luego no te quejes cuando ellos te hagan algo.

- Es que tenías que haberlo visto. ¡Era tan gracioso verlo con ese cabezón bamboleándose, no tiene precio!- dijo James.

- Dudo mucho que Regulus te hiciera algo que mereciera eso.- dijo Lily, ofuscada.

- ¿Regulus?- preguntó Sirius.- ¿Le hiciste eso a mi hermano?

- Sí.- dijo James, como sintiéndose avergonzado.- Olvidé comentarte ese pequeño detalle.

- ¡Te he dicho que te olvides de mi hermano! No quiero más problemas con mi familia.- regañó Sirius.

- Pero es que era el primer Slytherin que vi, y necesitaba urgentemente el castigo.- explicó James.

- ¿Qué necesitabas urgentemente el castigo?- preguntó Lily, sin poderse creer lo que estaba oyendo.- ¡JAMES!

Sirius miró de reojo la mesa de Slytherin y vio a su hermano paseándose por ella como el rey del mundo. Arrugó la nariz con asco.

- Bueno, se lo tiene bien merecido, es un chulo, un cabrón y un imbécil.- dijo Sirius.

- Creo que deberíais miraros al espejo de vez en cuando.- murmuró Lily con tono venenoso.- ¡A nadie se le ocurre propiciarse castigos!

- ¡Lo necesitaba! ¿Y lo que nos vamos a reír de Regulus? Jajajaja.- dijo James.

- Sí, tío, jajajajajaja.- rió Sirius.

Por un momento, Lily dejó a un lado su cara de asesina en serie, para cambiarla por una sonrisa cordial.

- Ah, hola, Remus.- dijo la chica, saludándolo con la mano.

Blancos como la pared, Sirius y James se dieron la vuelta, preguntándose cuánto tiempo llevaría allí el licántropo. En seguida, pusieron sus mejores caras, sonriendo de una forma que se notaba a leguas que era de compromiso. En la sien de Remus, palpitaba una vena que no auguraba nada bueno.

- Hola, Remus.- dijo James.

- ¡Remsie!- dijo Sirius de forma efusiva.- ¿Qué… haces aquí tan temprano?

Remus sonrió a Lily y fijó sus ojos furiosos en sus dos amigos, si es que se podían llamar así.

- Por lo visto aún estoy a tiempo de hacer que me castiguen. Ya veo lo bien que os lo pasáis sin mí.- dijo con voz dolida.

Remus pasó a sentarse al lado de Lily, y la chica miró a los otros dos muchachos con cara de enfado. No sabía qué estaba pasando pero si tenía que darle la razón a alguien así de primeras, estaba segura de que Remus tendría sus motivos para estar enfadado.

- No, Remus, no es lo que estás pensando.- dijo Sirius con desesperación.

Pero Remus no parecía oír ninguna de las múltiples excusas que sus amigos comenzaron a relatarle. En su lugar, Remus se puso a hablar con Lily.

- ¿Dónde está Peter?- preguntó, sirviéndose un montón de tostadas con mantequilla.

- Está en la enfermería, pero no me preguntes qué es lo que pasó, porque la versión de Sirius es un tanto rara.- explicó Evans.

- Ya. Como para fiarse de Sirius…- dijo Remus, muy dolido.

- ¡Ey! Que tú no me escuches no quiere decir que yo no pueda hacerlo. ¡Y que sepas que te he escuchado! Y que sepas que por eso me castigaron, puedes preguntarle a Pomfrey si quieres.- dijo Sirius, enfadado.

- ¡Venga, decídmelo a la cara! Decidme que todo eso os lo habéis inventado para no acompañarme. Si hubierais sido sinceros lo habría comprendido pero no me digáis que no es cierto porque se lo he escuchado decir perfectamente a James.- dijo Remus, que estaba a punto de romper la taza que tenía en su mano.

- Remus yo… lo siento mucho, de verdad, no quería herirte…- se lamentó James.

Remus bufó, clavando los ojos en Sirius. Ambos muchachos mirándose con el ceño fruncido y sosteniéndose mutuamente la mirada.

- No tengo nada que decir. Me castigaron y punto, si no me crees pregúntale a Pomfrey.- dijo Sirius volviendo a mirar su taza.

- ¡No te creo!- exclamó Remus.

- ¡Pues no me creas!

- ¡No tengo nada que preguntar a nadie!

- ¡Pues no preguntes!- gritó Sirius.

- ¡BASTA! ¡ME VAIS A DEJAR SORDA!- gritó Lily, que estaba en medio de los gritos de los dos.

Lily se levantó para irse, y Remus hizo lo mismo, con intención de seguirla fuera del comedor, lejos de aquellos que creía sus amigos.

- ¿Por qué estás aquí tan temprano? ¿No se supone que…?- preguntó James con curiosidad.

- He venido antes de tiempo y he descubierto vuestra coartada ¿no?- dijo Remus.- Si hubierais estado os habríais enterado de lo que pasó.

Remus miró a Sirius. Sirius estaba enfadado, se sentía impotente. Él había sido castigado de verdad, aunque probablemente si no lo hubieran castigado habría inventado algo para no acompañar a Remus, pero la cuestión era que había sido castigado de verdad y como Remus había oído a James decir lo de propiciarse el castigo, no le iba a creer y lo iba a meter en el mismo saco que a James.

- ¿Y qué es lo que pasó?- preguntó James.

- ¿Ahora os interesa?- dijo Remus con ironía.- Un poco tarde ¿no?

- ¡Yo estaba castigado!- fue lo único que Sirius fue capaz de decir.

- ¡Me importa un bledo que estuvieras castigado! Cuando te conviene bien que inventas mil y una formas de escaquearte. No me vengas ahora con ese cuento.- dijo Remus.

Sirius no dijo nada, bajó la mirada asumiendo la culpa. Remus tenía toda la razón.

- Pasa de mí. Olvídame.- dijo Remus, mirando a Sirius con odio aunque con ojos llorosos.

- Venga, vámonos. Será mejor que te tranquilices.- dijo Lily cogiéndolo de la mano y tirando de él hacia la salida.

No anduvieron mucho, ya que cuando estaban al final de la mesa de Gryffindor, una chica se levantó y se aproximó a ellos. Con la discusión, que había podido oírse en medio comedor, nadie había estado prestando atención a un grupito de chicas de Ravenclaw.

- Remus Lupin, jamás habría pensado eso de ti.- dijo Danielle, con lágrimas en los ojos.

Le soltó una bofetada y se alejó de allí llorando. Desde la mesa de Gryffindor, James observaba y Sirius se mantenía en la misma posición en que lo había dejado Remus, petrificado mirando su taza.

A Remus no le dio tiempo a preguntar el motivo por el que Danielle le estaba acusando de algo que desconocía. La chica se había marchado y Lily tiraba de él para alejarlo de aquel mundo hostil que lo rodeaba.

James, intrigado, preguntó a una compañera de Gryffindor que tenía enfrente y que casualmente era de las más cotillas del colegio.

- Tse, eh, Bertha. ¿Qué coño le pasa a Danielle Moonlight?

- ¿No lo sabes?- dijo la chica regordeta, como si fuera imposible que alguien no supiera de lo que se trataba.

- No.

- Danielle está muy dolida porque Remus ha ido difundiendo por ahí que se acostaron en la primera cita. ¡Y es mentira! No se acostaron ni en la primera cita ni nunca.

- Ah.- dijo James, en seguida se volvió a su amigo, que seguía con la mirada fija.- ¿Has oído? Remus no se acostó con Danielle. ¡No sé qué coño entendiste en aquella conversación! Pero ya me parecía a mi raro, demasiado raro…

Sirius no articuló palabra alguna, simplemente, empezó a darse cabezazos contra la mesa.

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- Los odio.- murmuró Remus.

- Tranquilo, aún queda media hora para que empiecen las clases, será mejor que te tomes una poción relajante.- dijo Lily, conduciendo a su amigo hacia la enfermería.

- ¡No quiero relajarme! Quiero… ¡QUIERO MATARLOS! ¡SOBRE TODO A SIRIUS!- gritó Lupin, sintiéndose profundamente dolido.

- Estás nervioso, es normal después de la luna llena… será mejor que nos sentemos y tomes el aire.- dijo Lily sentándose en el alféizar de una ventana que estaba abierta.

- No estoy nervioso, estoy… enfadado.

- Lo sé, te entiendo. Sirius y James a menudo son unos cabrones, pero no lo hacen con maldad. ¿Qué es lo que ha pasado?

Remus se dispuso a contarle que Sirius y James habían inventado una excusa para no acompañarle. Lily se quedó pensativa, intentando encajar las piezas del rompecabezas. Había algo raro en todo aquello.

- Es extraño…- murmuró con la mano en la barbilla.- No voy a defenderles, porque no tienen perdón, pero algo anormal debió pasar el otro día.

- ¿Anormal?- preguntó Remus, preocupado. Aquella palabra le sonaba demasiado a algo que había intentado sonsacarle Snape.

- Sí, algo debió suceder porque Peter está en estado de shock en la enfermería. No sé por qué motivo, porque todo me huele a que lo que Sirius contó era un rollo para salir del paso.

- ¿Te refieres a algún comportamiento violento?

- Quizás. La verdad es que no lo sé, no tengo ni idea. Lo mejor sería que les preguntaras a Sirius y James directamente.

- ¡NI HABLAR!- exclamó Remus.- No pienso dirigirles la palabra en lo que me queda de vida.

- No seas exagerado. Si no hubiera algún motivo importante, no te habrían dejado solo.

- No es la primera vez que Sirius me deja solo. Ya se escaqueó el otro día y no había nada anormal.- gruñó Remus.

- Entiendo que te sientas molesto con él. Más molesto que con James…- dijo Lily, comprendiendo los sentimientos de Remus hacia su joven amigo.

- ¿Qué quieres decir?- Remus arqueó una ceja.

- No, nada.- se excusó Lily.- Pero no lo juzgues tan mal, sé que a Sirius también le duele más que a James lo que has dicho.- dijo Lily guiñándole un ojo y sonriendo.

- ¿A Sirius?- rió Remus con escepticismo.- Sirius es un puto egoísta, lo único que le puede doler es su orgullo.

- Creo que deberías recapacitar.

- No tengo nada que recapacitar.- en esos momentos, Remus estaba tan ofuscado que era imposible que captara las sutiles insinuaciones que Lily trataba de hacerle acerca del interés de Sirius hacia él.

Lily se quedó callada. Era inútil hacerle entrar en razón hasta que se calmara. Estaba intentando imaginar qué habría podido ocurrir para que se hubiera desatado toda aquella batalla campal, cuando de pronto vio acercarse la figura de Severus Snape desde el final del pasillo. No le hizo caso, siguió a lo suyo mientras Remus miraba por la ventana con tal fijación que parecía querer hacer un hechizo no verbal para vaciar el lago. Al instante, notó una presencia a su lado.

- Uh…sang…esto… Evans ¿puedes dejarnos a solas un momento?- dijo Snape, resultándole horriblemente difícil llamar a la chica por su nombre.

- Ah, hola, Severus.- dijo Remus, aunque un poco ruborizado por todo lo que había ocurrido el día anterior.

Lily miró a los dos muchachos con los ojos entornados. Todo lo que estaba ocurriendo era muy muy sospechoso. La prueba de ello la tenía delante. Remus sonreía con aire avergonzado, Snape parecía sospechosamente amable… ¿Desde cuando se trataban de forma tan amigable? Una cosa era verlos de vez en cuando hablar en la biblioteca y otra que Snape le pidiera que los dejara a solas, con esa cara de no haber roto un plato en su vida. Un poco molesta, Lily accedió. No quería causar a Remus más problemas de los que ya tenía, y de todas formas, a su amigo no parecía molestarle la compañía del Slytherin. Sin decir nada salvo un bufido de desagrado, Lily se levantó y se marchó de camino a las clases.

Snape ocupó el sitio de Lily en la ventana.

- ¿Cómo te encuentras?

Remus estuvo tentado a preguntar si se refería a físicamente o anímicamente, pero sabía a lo que se estaba refiriendo Snape, aunque hubiera presenciado la pelea con sus amigos, todavía no estaba tan loco como para contarle sus problemas personales.

- Bien, muy bien, de hecho. Creo que incluso tengo menos hambre y estoy menos cansado que otras veces.

- Pero… ¿funcionó?- preguntó Snape, dudoso.

- ¡Funcionó perfectamente! No sabes cuanto te lo agradezco. Te debo un gran favor.- dijo Remus, conteniéndose las ganas de darle un abrazo. Había gente por los pasillos.

Aunque estaba pensando que si estuviera Sirius por allí, quizás lo hiciera. Se merecía un escarmiento.

- ¿Notaste algo raro? ¿Algún efecto secundario?

- Por ahora nada.- dijo Remus, intentando pensar si le había pasado algo fuera de lo común.

- Verás, he estado pensando que deberíamos contárselo a Dumbledore. Ya sabes, para que le de el visto bueno y compruebe que no hay nada nocivo en la poción.- comentó Snape.

- Me parece bien.- dijo Remus, encogiéndose de hombros.- Ya que estaba aquí cerca de la enfermería pensaba pasarme a ver a Peter, pero ya me pasaré después.

- Mejor, como nos entretengamos mucho llegaremos tarde a la clase.

Snape y Remus se dirigieron al despacho del director a comunicarle el gran descubrimiento.

- ¿Sabes qué? Pensaba que Dumbledore estaba detrás de todo esto.- dijo Remus antes de subir por las escaleras en espiral que llevaban al despacho.

- ¿Por qué?

- Es que me parecía raro que de repente mostraras interés en mi enfermedad y si a eso sumamos que últimamente James y Sirius no se pelean contigo… Imaginé que se trataba de un pacto de tregua o algo así ideado por Dumbledore. Bah, no me hagas caso, son paranoias mías.

Snape no tuvo tiempo de responder, la puerta del despacho de Dumbledore ya se había abierto.

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- Sirius… ¿qué te pasa? ¿por qué no escribes nada?

El pergamino de Sirius permanecía en blanco, cosa que indicaba que algo no iba bien. Lo normal era que a esas alturas de la clase estuviera repleto de dibujitos sin sentido y anotaciones divertidas acerca de la lección del día.

- Al que le pasa algo es a ti. ¿Es que no te importa que Remus se haya enfadado con nosotros?- preguntó Sirius, mirando incrédulo los apuntes de James. Jamás habían sido tan extensos como ese día.- Ah, ya veo, coges apuntes porque como Remus no nos dejará los suyos…

- A Remus se le pasará, pero hasta dentro de una semana o así no nos dejará los apuntes. Y Lily… Lily tampoco nos los dejará porque nos hemos portado mal con él. Así que… ya sabes, ¡toma apuntes!

- Yo de ti no estaría tan seguro de que Remus nos vaya a perdonar esta vez. Ya has visto lo raro que está, y sobre todo está muy susceptible conmigo. ¡Se enfada conmigo por nada! Me regaló unos calcetines por Navidad ¡y ahora esto! Estamos en crisis, Prongs, ¡lo estamos perdiendo!

- Que no… ya verás como dentro de un par de días se le ha pasado todo.- dijo James, atendiendo a la clase, cosa que se veía bastante rara y artificial.

Sirius dejó a James a lo suyo y apoyó la barbilla en las manos con aire pensativo. Tenía cosas más importantes en las que pensar que en tomar unos ridículos apuntes que además venían perfectamente explicados en el libro. Unas mesas más adelante, Lily estaba sentada con otra de las chicas de Gryffindor, escribiendo como loca. ¿Dónde demonios se habría metido Remus?

A la media hora de haber empezado la clase, se disiparon sus dudas. Remus y Snape entraron en el aula, disculpándose con el profesor. Por lo visto habían estado en el despacho de Dumbledore. Sirius sintió revolverse sus entrañas.

- ¿Qué coño hacía Remus con Snivellus en el despacho de Dumbledore?- preguntó Sirius, como si James fuera a saber la respuesta.

- ¡Y yo qué se!

- No me gusta que Remus vaya con Snivellus ni al despacho de Dumbledore ni a ningún sitio.- resopló Sirius, de forma que parecía a punto de echar fuego por la nariz.- ¿Y qué es esa cosa que lleva Snivellus en la túnica?

- ¡Yo qué se! Por si no te has dado cuenta, llevo aquí todo el rato contigo ¡es imposible que sepa nada que tú no sepas! Mmmmm, no veo nada en la túnica…-dijo James ajustándose las gafas.

- Sí, lleva una insignia o algo así.- dijo Sirius entrecerrando los ojos como si así pudiera ser capaz de leer lo que ponía.

- Le habrán dado el premio al más gilipollas del colegio.- bromeó James.

En circunstancias normales, eso habría valido algún tipo de respuesta graciosa por parte de Sirius, pero Black estaba mucho más ocupado horrorizándose al ver que Snape y Remus tomaban asiento juntos en la clase.

- Tío, que se han sentado juntos…¡¿Qué cojones está pasando! A que voy y le parto esa cosa que tiene por nariz…- amenazó Sirius, a punto de levantarse de la silla.

- No hay más sitios libres, Padfoot.- dijo James con tono tranquilizador.- No tienen más remedio que sentarse juntos o quedarse de pie.

Sirius pareció tranquilizarse un poco gracias a las palabras de su amigo. Se limitó a no quitar ojo a la pareja, volviéndose cada vez más rojo al ver que hablaban con normalidad y Remus incluso sonreía de vez en cuando. Cada vez que esto ocurría, un codazo de Sirius hacía que los apuntes de James tuvieran un tachón en lugar de letras, lo que se tradujo en unos apuntes prácticamente ilegibles al final de la clase.

- Míralos, ¡se van! Tan felices y sonrientes. Me estoy poniendo malo, Prongs.- dijo Sirius al ver que cuando acabó la clase, Remus y Snape salían juntos del aula.

James miraba cómo Sirius metía sus cosas en la mochila de cualquier manera y se encaminaba hacia la salida pegado a la pared.

- ¿No me vas a esperar?- preguntó James.

- Shhh.- susurró Sirius, asomando disimuladamente la cabeza por la puerta.

- ¿Qué haces?

- Espiar. Averiguar a dónde van.- dijo Sirius saliendo de la clase y escondiéndose en la siguiente esquina, vigilando el camino que tomaba Remus y su nuevo amigo.

- Ahora tenemos clase de Pociones y los Slytherins tienen Defensa contra las Artes Oscuras, veo difícil que Remus y Snivellus vayan al mismo sitio.- dijo James, aunque siguiéndole el juego a Sirius. También le picaba la curiosidad.

- Pues no parecen dirigirse a ninguna de las dos aulas.- dijo Sirius con el ceño fruncido.

Camuflándose entre los alumnos que inundaban los pasillos por el cambio de clase, Sirius y James siguieron la pista de Remus. Un par de interrupciones inoportunas les hicieron perderlos de vista.

- Mierda, ¿y ahora por donde se han ido?- se quejó Sirius.- ¿Llevas el mapa?

- No.

- Joder.

- Mira Padfoot, ¿y si dejamos la persecución para después? Aún estamos a tiempo de llegar a buena hora a Pociones.- propuso James, no porque no estuviera intrigado, sino porque sabía que Lily le regañaría si volvía a perder puntos para Gryffindor.

- ¿Tengo yo cara de estar en condiciones para preparar una Poción?- preguntó Sirius arqueando una ceja de forma escéptica.- Cómo se nota que Remus te importa una mierda.

- Ey, no estamos compitiendo a ver quién es más amigo de Remus.- protestó James.

- Por favor, no compares. Para ti Remus no es más que un amigo, pero para mí…- Sirius se calló, asustado de lo que iba a decir.

- ¡Ajá! Admites que te gusta.- exclamó James haciendo un gesto de triunfo.

- ¡No! Bueno… sí, ¡no lo sé, coño!- Sirius tuvo que ponerse serio ante la carcajada de James.- ¡No lo veo gracioso! Claro, como tú no tienes este horrible dolor de barriga y esta furia reconcomiéndote por dentro…

- Padfoot, reconócelo, no pasa nada. No voy a dejar de ser tu amigo por eso. Además, tienes todos los síntomas. Está más claro que el agua.- dijo James dándole unas compasivas palmaditas a Sirius en el hombro.

- ¿Tú crees?- preguntó Sirius con voz asustada y las cejas encogidas.- ¿Eso es lo que te pasaba cuando veías a Lily?

- Exactamente lo mismo.- asintió James, solemnemente.

- Dios, esto es patético.- murmuró Sirius resbalando por la pared hasta quedar sentado en el suelo.- Me estoy enamorando…de mi amigo… ¡de un tío, joder!

- No es para tanto, a mucha gente le pasa.

- ¿Y sabes qué es lo peor?- dijo Sirius poniendo cara de lástima.- Que el otro día cuando tú y yo nos liamos… ¡pensaba en él! Y desde entonces no he podido dejar de pensar en lo bien que me sentía imaginando que eras Remus…

- ¡Serás cabrón!- exclamó James, reprendiéndole con un puñetazo en el costado.

- Vamos, no te hagas el mártir, seguro que tú pensabas en Lily.

- ¡No pensaba en Lily! ¿Vale?- gritó James con gesto dolido.

- Oh…- murmuró Sirius.- Ups, lo siento.

Con la discusión no se habían dado cuenta de que una sombra se había parado delante de ellos.

- ¿Discutiendo como un matrimonio rancio?- dijo Snape.

- ¡TU! PEDAZO DE CABRÓN ¡TE VOY A HACER LA RINOPLASTIA GRATIS!

En un abrir y cerrar de ojos, Sirius se había levantado de un salto y se había abalanzado sobre Snape, tirándolo al suelo. James se apresuró a separarlos lo más rápido que pudo, sin embargo, Sirius ni siquiera tuvo tiempo de asestarle uno de los tantos puñetazos que planeaba dar a Snape. En el primer intento se había cortado con algo y sangraba por la mano.

- ¡Ay, coño! ¿Qué mierda es esto?- exclamó, observando cómo la sangre resbalaba por su mano.

James consiguió sacar a Sirius de encima de Snape, y éste se levantó alisando su túnica con gesto de suficiencia. Podría haberles dejado fuera de juego durante semanas por alguna maldición, pero sabía que no le convenía nada que Black y Potter rompieran el trato que tenían con él, no ahora que estaba obteniendo resultados.

- Esto, Black, por si no sabes leer, es una medalla de Servicios Especiales al colegio.- dijo Snape enseñándole la insignia que llevaba prendida en la túnica.

- ¿Y a mí que coño me importa?- dijo Sirius, siendo retenido por James para no volver a saltar sobre Snape.

- Sí que os importa, a los dos.- dijo Snape añadiendo un tono misterioso a la frase.

Una vez que había captado la atención y la curiosidad de los dos Gryffindors, se dispuso a contarles el motivo de su insignia.

- Os estaba buscando para contároslo. Era necesario que Lupin no estuviera.

- ¿Dónde está Remus? ¿Qué le has hecho?- preguntó Sirius, desesperado, como si Snape hubiera secuestrado a Remus y lo hubiera escondido en algún lugar desconocido.

- Remus ha ido un momento a la enfermería, puede que ya esté en la clase de Pociones, donde se supone que deberíais estar vosotros.

- Ah.- murmuró Sirius, un poco decepcionado por la noticia. Sin duda esperaba algo más retorcido y escabroso.

- No sé si recordáis el pacto que hicimos…- dijo Snape.

- Lo recuerdo cada segundo de cada día que pasa, y cada vez me arrepiento más.- dijo Sirius con los ojos entornados por la rabia.

- Bien, porque después del hostil recibimiento de hoy, había empezado a pensar que sufrías de amnesia, Black.- dijo Snape devolviéndole la misma mirada iracunda con la que Sirius le miraba.

- ¡Joder, Snape, suéltalo ya! No sé tú, pero tenemos prisa.- dijo James.

- Si ya sabemos lo que vas a decirnos, que te has estado tocando los cojones sin hacer ni el huevo para que pase el tiempo y no nos metamos contigo.- escupió Sirius.

- No exactamente.- dijo Snape despacio, poniendo nervioso a James, que no paraba de mirar el reloj temiendo la reprimenda de Lily.- Esta insignia me la acaba de dar Dumbledore gracias a la gran labor que he hecho con vuestro amigo Lupin.

- ¿Ah? ¿Ahora dan insignias por lavarle el cerebro a chicos inocentes y malmeter contra sus amigos? Pues vaya, entonces te deberían haber dado no una, sino una docena.- dijo Sirius.

- Si fueras tan amigo de Lupin como dices, Black, ya te habrías enterado de lo que quiero contarte.

- ¡Por Dios! Ya vale ¿no? Di lo que tengas que decir y lárgate ya.- dijo James, desesperado.

- Encontré un pequeño remedio para vuestro amiguito.- dijo Snape con satisfacción.

- Ah.- dijo James.

- Oh.- dijo Sirius, sin esperarse para nada que tal acontecimiento fuera a ocurrir alguna vez.

- Conseguí que se transforme sólo una vez al mes.- confesó Snape.

Sirius y James se miraron sorprendidos.

- Bien, pero no era eso lo que te habíamos pedido que hicieras.- espetó Sirius sin querer dar su brazo a torcer.

- Ya lo sé, pero es un avance, y es una mejora que ninguno de vosotros habéis sido capaces de conseguir hasta el momento.- dijo Snape.

- ¿Y qué quieres que hagamos? ¿Qué te demos palmaditas de felicitación en la espalda? ¡Ni loco haría eso!- dijo Sirius.

- No, Black, te aseguro que yo tampoco quiero que tu mano roce siquiera mi espalda. Lo que quiero es que si queréis que encuentre un remedio para lo que sea que le pasa a Lupin de verdad, tendréis que decirme de qué se trata. Ya habéis visto que puedo seros de ayuda, pero si no sé qué está pasando realmente, no puedo saber cómo abordarlo. Esto claro… si es que seguís interesados en que me ocupe de vuestro amigo.

- ¡Claro!- dijo James.

- ¡NO!- gritó Sirius.

- Tanta diferencia de opinión me abruma…- dijo Snape.

- Un momento, necesitamos consultar el comodín del público.- dijo James. Y se llevó aparte a Sirius mientras debatían en voz baja.- Tío, ¿tú estás majara?

- No, Prongs, el majara eres tú. Tenemos la posibilidad de romper ese trato ¿qué coño te está pasando por la cabeza? Dejemos que Snivellus se pasee con su patética medalla y que Remus vuelva a ser el de siempre. Lo está trastornando, lo sé.

- Estás de coña, ¿verdad?

- ¿Cómo voy a estar de coña? Sabes perfectamente que todos los días estoy arrepintiéndome de tu nefasta idea de hacer ese trato con Snape, y ahora tenemos la oportunidad.

- Tú estás celoso, es lo que te pasa.- dijo James.

- Yo que sé, celoso o lo que sea, lo que sí sé es que no me gusta nada que Snape ronde a Remus con tanto interés, seguro que termina llevándolo al lado Oscuro, con todos esos repugnantes Slytherins, ya sabes lo inseguro que es Remus.

- Mira tío, estás desvariando. Deja a un lado tu egoísmo y ¡Piensa con la cabeza y no con la polla, joder!

- Prongs, no me digas esas cosas que me haces sentir mal.- dijo Sirius, llevándose la mano al pecho muy ofendido.

- ¡Es que es verdad! En sólo unos días, Snape, aunque nos duela admitirlo, ha encontrado algo revolucionario. Imagina lo que puede llegar a descubrir si le dejamos más tiempo. Puede que que consiga aplacar la violencia de Remus, puede incluso encontrar algo que impida que se transforme. ¿Es que sólo puedes pensar en ti?

Sirius miró al suelo, sin querer admitir que James tenía razón. Era por el bien de Remus…

- Vale.- confesó, resignado.- Todo sea porque Remus sea feliz. ¡Pero nada de contarle algo sobre "eso"!

- Claro que no.- dijo James, aliviado de que su amigo entrara en razón.

Volvieron hacia Snape, que esperaba impaciente.

- Está bien, sigue investigando lo de Remus. Ya te dijimos que su comportamiento era extraño y violento y…- James fue cortado por un codazo de advertencia por parte de Sirius y una mirada elocuente que más que advertir, amenazaba.

- Me comentó que no recuerda absolutamente nada, aunque tenía heridas como si se hubiera peleado.

- Sí, es eso, Remus por lo visto, tiene una extraña aversión contra los perros sólo cuando se transforma.

- Sí, también me comentó eso, algo sobre una pelea con perros callejeros.

- Bien, pues es lo único que sabemos. Aunque también hemos estado dudando sobre que ese comportamiento se deba a algún tipo de reacción hormonal, ya sabes, los animales adultos en celo tienden a ser muy territoriales y…

- ¡JAMES!- protestó Sirius.

- Black, cállate, por favor, es una información importante.- soltó Snape.

- No hemos averiguado gran cosa sobre el celo de los hombres lobo, quizás sea por eso por lo que ataca a los perros, por ser otra especie de cánido y siente amenazado su territorio.- explicó James, siendo lo más confuso que pudo.

- Sí, Potter, esa puede ser la clave, parece una teoría bastante lógica. Intentaré averiguar lo que pueda. Pero eso sí, Remus es incapaz de aportarme datos porque no recuerda nada, pero si vosotros os enteráis de algo…- dijo Snape.

- Descuida, te informaremos.- dijo James.

La clase de Pociones fue un auténtico desastre. Sirius se pasó todo el rato lamentándose y quejándose a James, dudando de que prolongar el trato con Snape hubiera sido buena idea. A mitad de la clase el caldero de Sirius explotó, teniéndose que quedar a limpiar el aula a la hora del recreo. Pero era algo lógico, un muchacho enamorado y preocupado, que nada más hacía quejarse y observar de reojo a Remus en la fila de al lado, no era un firme candidato a elaborar la mejor poción de la clase, sobre todo cuando dejas de remover la mezcla y te quedas mirando con ojos rabiosos durante minutos.

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Caía la noche, y Remus se encontraba en la sala común de Gryffindor, que todavía estaba llena de alumnos terminando sus tareas. Había sido un día horrible. No había vuelto a cruzar palabra con Sirius y James desde el incidente del desayuno, después había tenido que lidiar con la mirada iracunda de Danielle y su grupo de amigas cada vez que se las encontraba en cualquier parte, y para colmo se sentía terriblemente confuso.

Lo que Sirius y James le habían hecho le había dolido en lo más profundo de su corazón. Jamás se habría imaginado que pudieran llegar a inventarse algo para no acompañarle. ¿Por qué le mentían?

Después de haber hablado con Dumbledore, Remus se había dirigido a la enfermería. Snape le acompañó un momento para darle una muestra de poción que debía entregar a Pomfrey para que la analizara. Tras eso, Remus acudió solo al ala hospitalaria, así aprovecharía para preguntar cómo se encontraba Peter. Pomfrey se mostró muy sorprendida acerca del descubrimiento que había hecho el joven Snape, y Remus, después de comprobar que Peter seguía inconsciente, constató por las propias palabras de la enfermera, que Sirius había sido castigado por la profesora McGonagall por andar de noche fuera del castillo.

Así que Sirius no mentía. Pero por eso no iba a perdonarlo tan fácilmente. De sobra sabía que Sirius no era tan inocente como intentaba aparentar. Podría haber hecho mil cosas para visitarle, por algo eran los Merodeadores, sabían más técnicas que nadie en todo Hogwarts para saltarse los castigos. Miles de veces Sirius había conseguido eludir alguno de los castigos para realizar alguna travesura o acudir a alguna de sus innumerables citas. Remus lo sabía muy bien, tanto como que incluso podrían haberse escapado a la Casa de los Gritos después de que hubiera terminado el castigo. No había excusa creíble por ningún lado.

Y ahora estaba allí, en la sala común, tratando de hacer inútilmente los deberes, sabiendo que Sirius y James estarían arriba en el dormitorio. No pensaba poner un pie allí. No iba a perdonarles hasta que supieran valorar su amistad.

Sin darse cuenta, se sorprendió escribiendo un nombre en los márgenes de su pergamino. El nombre de Snape.

Sintió un extraño cosquilleo en el estómago. Todavía podía notar la vergüenza que lo había asaltado el día anterior cuando Snape lo visitó. Era arriesgado, pero ahora lo veía con bastante claridad. No le importaba que Snape hubiera conseguido despertar en su cuerpo reacciones que no creía posibles con otra persona que no fuera Sirius. Lo que importaba era que Snape se preocupaba por él, había estado a su lado cuando sus amigos le habían dado la espalda, y sabía de sobra que no había cosa que molestara más a Sirius que el que se relacionara con Snape.

Recordaba perfectamente la conversación que tuvieron Sirius y él en la enfermería hacía sólo un par de días. Nada los separaría, harían cualquier cosa el uno por el otro. Qué lejanas y vacías se veían ahora esas palabras…

Si Sirius no soportaba verlo con Snape, entonces se tendría que fastidiar viéndole las veinticuatro horas del día pegado a su costado. Quizás así empezara a valorar lo que era perder a Remus Lupin.

Remus notó una cálida mano en su hombro. Se sobresaltó y rápidamente se apresuró a borrar con un tachón el nombre de Snape de los apuntes. Se giró y encontró la sonrisa de su amiga pelirroja, que le reclamaba para acompañarla a la ronda nocturna de prefectos.

Remus sonrió y la acompañó. Menos mal que todavía le quedaba Lily. ¿Qué haría sin ella?

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Entretanto, Sirius y James estaban en el dormitorio, como bien había adivinado Remus. James miraba con compasión a su triste amigo. Nunca lo había visto tan abatido como ese día. Sirius se había levantado de la cama, de la cual no se había levantado desde que llegaron al dormitorio, y se aproximó hacia el calendario a tachar otro día.

- Creo que esto no va a servir de nada.- dijo Sirius poniendo una cruz en su calendario de "cura de sexo."

- Lo dices porque ya estás arrepentido de tu promesa ¿eh?- bromeó James, tratando de arrancarle una sonrisa a su compañero.

Lo consiguió, aunque fuera una sonrisa triste.

- Un poco, con lo mal que estoy hoy ya sabes qué es lo que mejor me vendría en estos momentos.- dijo Sirius.

- Venga, haré la vista gorda, prometo no decir nada.- dijo James.- Incluso te dejo que vayas a buscar a Bellatrix, y ya sabes que estoy totalmente en contra de esa relación, pero admito lo que sea con tal de que no estés deprimido.

Sirius se quedó mirando a James con los ojos muy abiertos, incluso ofendido.

- ¡Eso es trampa! Si me salto la promesa a las primeras de cambio no va a servir de nada. Además, ya te dije que la dejé, se lo prometí a Remus. Tú no viste cómo se puso, no me atrevo ni a saludarla porque me temo que si me acerco a ella más de tres metros me matará. – dijo Sirius.

- Oh sí, es cierto, yo mejor ni lo intentaría. ¿Entonces sigue en pie la promesa?

- Por supuesto.

- Pero si ya has admitido que Remus te gusta.

- ¿Lo he admitido?

- Sí, lo has admitido.- dijo James poniendo los ojos en blanco.- Esa era la finalidad de la promesa ¿no?

- Bueno sí, era esa, pero creo que es mejor seguir adelante con ella hasta estar totalmente seguro de que me gusta. Es que no sé, es todo tan raro… Nunca me había sentido así con otra persona, creo que necesito tiempo para asimilarlo, y si me voy liando con tías cada dos por tres, nunca terminaré de hacerlo.

- Vale, te entiendo. De todas formas… ¿lo de anoche no cuenta? ¡Eso fue como romper la promesa!- dijo James refiriéndose al incidente con Moony.

- Por supuesto que no cuenta. ¿Tú crees que lo disfruté? No cuenta, fue en contra de mi voluntad.- protestó Sirius.

- Pues yo te veía mucho más conforme que la primera vez.- rió James, esquivando la almohada que Sirius le había tirado como venganza.

- Ya lo dije yo, ya lo dije, que estabas mirando con morbosidad.- gruñó Sirius.

- A Padfoot le gustó, a Padfoot le gustó.- cantó James con sorna.

- ¡NO ME GUSTÓ! Pero aprendí algo de la primera vez, si no intento resistirme, duele menos.- protestó Sirius, rojo de rabia.

- Si, ya… vale.- dijo James para seguirle la corriente, pero no muy convencido.

- ¿Quieres que te lo haga yo? ¿Eh? A ver si así entiendes que duele como el demonio.- dijo Sirius, con tono de broma.

- ¿Es una proposición indecente?- rió James.

- Más o menos.- dijo Sirius riendo de forma maliciosa.

- No, porque como sé que vas a pensar en Remus mientras lo haces…Me pongo celoso.- rió James.

- Sí, mejor será.- rió Sirius.- Será mejor que dejemos ese tema, me causa depresiones profundas.

- Bueno, mejor será que cambiemos de tema… A ver si Snivellus hace algo productivo… otra vez. La verdad es que no imaginé que llegara a conseguir algo.- dijo James.

- No me apetece hablar de Snivellus.- dijo Sirius, tumbándose en la cama de espaldas a su amigo.

- Olvidas algo importante. ¡Todavía hay posibilidades! Recuerda que Remus realmente no se acostó con Danielle, puede ser por eso por lo que esta luna llena volvió a violarte.- explicó James.

- La idea de que Remus se acueste con alguien no entra ahora en mis planes. Preferiría que no lo hiciera.- dijo Sirius con voz de ultratumba.

- Uy, uy, uy ¡Sí que te ha dado fuerte!- exclamó James.- ¡Pero si ese era el plan!

- Ya no. Si yo no me acuesto con nadie, él tampoco.- protestó Sirius.

- ¡Entonces volverá a violarte! Recuerda que necesita aplacar sus instintos sexuales.

- Mira, queda mucho para la próxima luna llena… no me apetece pensar en eso ahora. Sobre todo teniendo en cuenta que es posible que para la siguiente luna llena Remus siga enfadado con nosotros.

- Bah ¿Un mes sin hablar con nosotros? Eso es imposible, ya te dije yo que para dentro de un par de días se le habrá pasado todo.

- Tu optimismo me sorprende.

- Y a mi tu pesimismo.

- Más le vale a Snivellus hacer algo útil, algo que aplaque los instintos de Moony, porque si no…- Sirius hizo un gesto como que se cortaba el cuello con el dedo.- ¡Si casi se lo contaste todo! ¡Eres un cabrón!

- Le conté lo que necesitaba saber, no va a sospechar absolutamente nada de lo que pasó entre Moony y tú.

- Aunque nos empeñemos en pensar que Snivellus es subnormal, no lo es, es muy listo.

- A nadie se le ocurriría pensar lo que ocurrió en realidad. ¡Ni siquiera sabe que somos animagos! No te preocupes, sólo tenemos que esperar que haga bien su trabajo. Y por ahora lo ha hecho.

- Por la cuenta que le trae…- dijo Sirius, frunciendo el entrecejo. Pensar en Snape le crispaba los nervios.- Me alegro que Moonlight odie ahora a Remus, jijijiji, sin Danielle no hay posibilidades inmediatas de que Remus pueda tener relaciones sexuales.

- ¡No sabía que fueras tan celoso, Padfoot!- rió James.

- Oh, mierda.- dijo Sirius levantándose de un salto.- ¡El castigo! Por poco se me olvida.

Sirius salió como un rayo del dormitorio. El castigo de la profesora McGonagall le esperaba todas las noches durante dos semanas…

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Sirius estaba aburrido como una ostra. Miró el reloj. Habían pasado sólo cuarenta minutos que le habían parecido una eternidad, y si hacía cuentas, eso significaba que todavía le quedaba casi hora y media para terminar la tarea del día, que consistía en ordenar y clasificar los múltiples papeles que McGonagall acumulaba como profesora y subdirectora de Hogwarts.

Oyó abrirse la puerta, y esperanzado de que fuera McGonagall que venía a liberarle de la tortura, se giró, ilusionado.

Se quedó pálido. En la puerta estaba Bellatrix, y sonreía de forma siniestra. Para más miedo aún, había cerrado la puerta tras ella y se había apoyado impidiendo entrar o salir a nadie.

- Hola, primito.- dijo con voz extrañamente dulce.

Sirius entornó los ojos, preocupado por su integridad física.

- ¿Vuelves a la carga? ¿Tanto me echas de menos? Lamento decirte que no creo que sea el momento apropiado para echar un polvo.- dijo Sirius, arriesgándose, pero era lo primero que se le había venido a la cabeza al verla allí mirándole de aquella manera.

- Y yo lamento decirte que no vengo en busca de tus favores sexuales.- dijo Bellatrix después de soltar una carcajada.- Además, ahora tengo otro novio.

- ¿Ah, sí? Qué rapidez, yo creía que tardarías más en superar el trauma, todas lo hacen. ¿Y quién es el desafortunado?- dijo Sirius, aunque en su mente comenzaba a tentarle el hecho de que Bellatrix tuviera novio y que no pensara en acostarse con él. Era tentador… pero no, se lo había prometido a Remus y no lo haría.

- ¿Traumatizada yo? ¡Ja! No me hagas reír.- disimuló Bellatrix, lo cierto era que sí estaba traumatizada y por eso había buscado un sustituto rápidamente.- No me faltan pretendientes, nada más se enteraron que lo nuestro había acabado comenzaron a revolotear sobre mí como buitres.

- Vaya, me alegro que estés tan solicitada.

- Mi nuevo novio es Lestrange, así que más te vale portarte bien conmigo si no quieres que te de una paliza, podría romperte algo con sólo mirarte.- dijo Bellatrix.

- ¿Lestrange?- Sirius no pudo evitar reírse a carcajadas.- ¿Rodolphus-soy-el-rey-de-la-fiesta-Lestrange? ¿No había alguien menos aburrido?

- Con un rey de la fiesta ya he tenido suficiente.- dijo Bellatrix mirando con ojos entrecerrados a Sirius, claramente refiriéndose a él.

- Por Dios, Bellatrix, yo sé que a ti te va la marcha, eso de follar a todas horas. Lo sé muuuuy bien.- dijo Sirius arqueando las cejas repetidamente.- Y apuesto lo que sea a que el plan más divertido de Lestrange para el sábado por la noche es quedarse en la sala común haciendo punto. ¡Yo puedo presentarte a alguien más interesante si quieres! Desde luego, les voy a dar muy buenas referencias sobre ti.

- ¡Rody es mucho más intersante que tú! ¡Mil millones de veces!- exclamó Bellatrix.

- Ay, Rody, qué mono suena.- dijo Sirius con tono bromista.

- ¡Y RODY NO HACE PUNTO! Se llama punto de cruz y ¡hace unos cuadros muy bonitos!- gritó Bellatrix, indignada.

Sirius se tiró al suelo revolcándose de risa. Le dolía la barriga de tanto reír. Cuando había dicho lo de Rodolphus haciendo punto, lo había dicho de casualidad, como algo patético y muy aburrido, pero ni de coña habría imaginado que Rodolphus hacía cuadros de punto de cruz.

- ¡YA BASTA! COMO LO LLAME TE VA A PARTIR LA CARA.- gritó Bellatrix.

- Vale, está bien. Uff… dios, hacía tiempo que no me reía tanto. Gracias por sacarme de la depresión.- Sirius se levantó y observó la mirada rabiosa de Bellatrix.- Bien, dejo de meterme con tu noviecito. De todas formas me alegro mucho de que sigamos siendo amigos, odio que las relaciones terminen mal, que te hayas acordado de mí y hayas venido a contarme la noticia.

- ¡No había venido a eso!

- ¿Ah, no?

- No, había venido a contarte una cosa sobre Snape.- dijo Bellatrix, volviendo a poner su sonrisita maliciosa.

- Ah, ¿también te tiraba los tejos Snape? La verdad es que prefiero a Lestrange.

- No, no creo que yo sea el tipo de Snape.

- ¿Por qué no? Qué tonto, eres guapa, tienes unas buenas tetas y un buen culo. ¿Por qué no ibas a gustarle? Yo creo que haríais buena pareja, de todas formas. Sois los dos tan…- Sirius se quedó pensativo, y a falta de encontrar otro adjetivo mejor, añadió.- …Slytherins.

- ¡Tú también no! No empieces con eso.- gritó Bellatrix, recordando cómo todo empezó por culpa de que Snape había dicho que ella y Sirius hacían buena pareja.

- ¿Qué?- preguntó Sirius, sin comprender nada.

- Nada, déjalo.- bufó Bellatrix.- A Snape le gustan los tíos ¿vale?

Sirius se quedó de piedra. Sin darle mucho tiempo a pensar lo que eso podía conllevar, le dio otro ataque de risa. Jamás se habría imaginado que Snape fuera gay, la verdad era que no tenía ninguna pinta de gustarle los tíos.

- Ay, tía, deberíamos hablar más a menudo, me río tanto…- reía Sirius.

- Sirius…¿comprendes lo que quiere decir que le gusten los tíos? ¿eh?- dijo Bellatrix, y se le quedó mirando con una mirada entre elocuente y preocupada que alertó de inmediato a Sirius.

Evidentemente, ante eso, Sirius dejó de reírse.

- Ah, no…, no puedes estar intentándome decir que yo le gusto, aunque por otra parte sería posible porque ¿a quién no le gusto yo?- dijo Sirius, que había comenzado a razonar para sí mismo.

En seguida, Bellatrix lo cortó, antes de que sus ensoñaciones le hicieran imaginar que todo Hogwarts estaba enamorado de él, incluso los tíos, y que tenía genes de veela.

- A Snape le gusta tu amiguito Lupin.- y la sonrisita maliciosa de Bellatrix se intensificó al ver que Sirius perdía todo el color que tenía y se quedaba sin habla.

Tardó unos segundos en reaccionar, pero lo hizo de forma que parecía que iba a explotar llevándose consigo todo el castillo y parte de Hogsmeade.

- ¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO! ¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOO!

- Pues va a ser que sí, Sirius.- dijo Bellatrix con tono divertido.

Pese a que las palabras de Bellatrix cobraban sentido después de los últimos acontecimientos, Sirius se negaba a creerla.

- ¡ES MENTIRA!- se volvió hacia ella, encarándola.- Te lo estás inventando todo para vengarte de mí por lo que te hice.

- No sabía que fuera a afectarte tanto, Sirius.- rió Bellatrix.

- No te creo ni una palabra, sé lo retorcida que eres, serías capaz de inventarte cualquier cosa para hacerme daño.

- ¿Qué más te da que le guste Lupin? Ni que fuera tu novio.- rió Bella.

- No es mi novio, pero es mi amigo y no quiero que ese maníaco pervertido se acerque a él.

- Por eso mismo he querido contártelo.

- No te creo. ¿De dónde te has sacado ese invento? No tienes nada en lo que basarte.

- Sí que lo tengo.- dijo Bellatrix, tirándole a Sirius el Manual de Seducción para principiantes.

Lo cogió al vuelo y en seguida se puso a ojearlo. Y conforme lo hacía, iba poniéndose cada vez más rojo y las venas empezaban a palpitarle amenazando con estallar. Odiaba descubrir que todo lo que estaba ocurriendo entre Snape y Remus cobraba un sentido que jamás habría querido imaginar.

- ¡MALDITO HIJO DE PUTA! ¡VAS A SUFRIR LA MÁS DOLOROSA DE LAS MUERTES!- rugió Sirius haciendo retumbar la lámpara y los cristales.

Bellatrix observaba satisfecha la reacción de Sirius. Ya estaba hecho, sólo faltaba que Sirius y Snape se enzarzaran en una pelea a muerte, cuanto más dolorosa, mejor, así aprenderían que no se debía jugar con Bellatrix Black.

Sirius se encaminó hacia la puerta, pero Bella lo detuvo.

- Ey, el libro es ahora mío, me costó mucho trabajo conseguirlo.- dijo Bellatrix.

- Toma, todo tuyo, ya sé todo lo que tenía que saber.- dijo Sirius plantándole el libro en el pecho con una fuerza descomunal.

Sirius avanzó por el pasillo, dando patadas a las armaduras y parecía que incluso le salía humo de las orejas. Llevaba los puños tan apretados que se hizo sangre con las uñas. Lo único que era capaz de pensar era "Matar, matar, Snivellus, matar, matar, sangre, matar, sierra eléctrica muggle, Snivellus, hacha, Snivellus…" aunque pronto también empezaba a pensar: "Tiembla Hogwarts, Sirius Black va a entrar en acción y ni siquiera Remus será capaz de resistirse a sus encantos. ¡Tengo que conseguirlo antes que Snivellus! Pero mejor lo mato primero… Matar...Snivellus…Vísceras…Descuartizar…cuchillo de cortar jamón…Snivellus…"

¿Qué tal? XDDD ¡Espero que os haya gustado! Bueno bueno…, por fin Sirius ha despertado del letargo XDDDDDD, así que los que odian a Bella a partir de ahora la tendrán que adorar jejejeje, porque si no, a saber si Sirius algún día se hubiera atrevido a hacer algo. Además, hay que tener en cuenta una cosa, Sirius ni siquiera sospecha que a Remus le gusten los tíos, así que ¡eso es echarle valor!

Yo calculo que al fic le quedan dos capítulos T.T, pero bueno, todo depende de si lo que pretendo meter me cabe en dos, que pueden convertirse en tres capítulos, ya veré, también veré si hago una especie de epílogo sobre el día de la graduación, cuando ya acaban el colegio para siempre.

Así que ahora que ya le queda poquito, suplico que se manifiesten todos aquellos que siguen el ff de forma anónima, ¡me haría mucha ilusión saber quienes siguen mi historia! Y claro, saber qué opinan jejejeje.

Bueno, pues eso, que espero vuestras opiniones. Ah, ahora os respondo los reviews del anterior cap, por cierto, muchísimas gracias por sus reviews a: gin.m, Naty Tuk, Aka, NorixBlack, Joanne Distte, Male-chan, Melissa, Helen Black Potter, Blind Target, Karmina cool, Utena 86, JKRanIV, Zaratustra, Rikuayaceres, Kymie, Nayami, Cacell Corp, Terry Moon, Eruanne, Balucita, Danybel, Lum 76 y Sammy Bella.

¡Nos vemos en el próximo! (y recordad, no seais ratas ¡que los reviews son gratis! XDDDDDDD)

Besitos

Ak