Lily aún vive con los Evans, al igual que Petunia, con quien todavía se lleva bien, y ya está en la Orden.

Verdadero Amor

Petunia subió las escaleras para volver a su habitación. Esa noche tenía un sueño intranquilo, acompañado del ruido que había creído oír tan solo hace unos instantes.

Se levantó a la cocina, sigilosa, y no le dio ninguna importancia al no ver nada anormal (y Petunia odiaba cualquier cosa que sonara a "anormal"). Bebió de un vaso de agua y allí estaba de nuevo, subiendo las escaleras dispuesta a volver a su cuarto para intentar seguir con su sueño. Pasó por delante del cuarto de su hermana pequeña, con la puerta entreabierta.

Echó un vistazo. Si algo había de "anormal" en su casa, ésa era sin duda su hermana. Y aunque todo parecía normal, con las luces apagadas, de repente oyó algo.

Un susurro que provenía de dentro. ¿Acaso su hermana se había vuelto loca y ahora, encima, hablaba sola? No, la voz no la pertenecía a ella. Era una voz masculina; aunque suave y...no supo describirlo, pero esa voz la heló la sangre y a la vez la daba una sensación de confort, de seguridad...

Se decidió a asomarse lo más sigilosa posible por la rendija que dejaba la puerta.

- ¿Los Dementores?- ésa sí era la voz de su hermana.

¿De qué estaba hablando¿Demen-qué?

- Sí, ya sabes, los guardianes de Azkaban, la prisión de los magos...- de nuevo la voz masculina, horrible y reconfortante por igual.

Hablaban en susurros...

- Ya sé lo que son los Dementores¿pero era necesario?- su hermana otra vez. Ya no aguantaba más. ¿Acaso no decían que la curiosidad mató al gato?

Le echó narices a la cosa y asomó la vista por la rendija. Y allí los vio.
Su hermana, tumbada en su cama, con la cabeza apoyada sobre las piernas de aquel chico, que permanecía sentado y acariciándola suavemente el cabello.

Ese chico... Ese chico...

Aunque pasara una vida entera, Petunia no olvidaría jamás a ese chico. Y lo peor de todo fue el que no supo la causa. Ni siquiera lo veía bien, ya que la única luz que iluminaba la habitación era la que entraba a través de las rendijas de la persiana, que afortunadamente en aquel caso, daba a la cama de su hermana, con lo que así los podría ver mejor que de otra forma. Pero ese chico...No era feo, todo lo contrario, pero había algo en él que, como en su voz, hizo que Petunia se quedase aterrada.

Quizás fuese el cómo miraba a su hermana...No, no había nada malo
en esa mirada, no en esa...Pero sí en algo, algo que hacía que ese chico fuera terrible, o esa sensación le dio a Petunia...

De pronto todo paró, el chico dejó de mirar a su hermana y se fijó en los alrededores. ¿La habría oído¿O quizás visto? No, imposible. No había hecho ningún ruido y la luz era escasa.

- ¿Qué...- volvía a oírse la voz de su hermana, pero "el chico terrible" la interrumpió, poniendo su dedo índice ante sus labios.
- Shh...- hizo un gesto de silencio- He oído algo.

Entonces Petunia vio cómo el chico se llevaba la mano al bolsillo y sacaba algo, algo fino y alargado. Algo como la que había visto que usaba su hermana. Una varita...

Decidió que era hora de darse media vuelta y volver tan rápido como le fuera posible y sin hacer ruido a su cuarto, pero justo en ese mismo momento algo la agarró y la empujó hasta el interior del cuarto de su hermana. Cuando aquella fuerza invisible dejó de presionarla, cayó al suelo, boca arriba. Volvió a ver frente a ella al chico, que la miraba fijamente. Ahora que lo veía mejor la dio más miedo aún.

- ¡Petunia!- oyó exclamar a su hermana, que aún así susurraba para no despertar a sus padres.- ¿Pero qué estabas haciendo?

Petunia se incorporó, olvidándose por un momento del chico y mirando a su hermana.

- Eso debería preguntártelo yo¿no crees, Lily¿Quién es éste?- señaló al chico, que la miraba impasible- ¿Qué tienes con él?
- Ahora no, Petunia. Despertarás a nuestros padres...
- ¿Y qué si los despierto¿Temes que te vean con...éste... ehm...como tú...

- Se acabó. - El chico agitó su varita, haciendo que Petunia volviese a ser presionada contra el suelo, solo que esta vez inmovilizada.

- Escucha, muggle...- el chico ahora la hablaba a ella, volviendo a mirarla de aquella forma, con un aire de diversión en su mirada vacía, su mirada terrible. Terrible como él...Petunia sintió como temblaba de terror - Bastante paciencia tiene Lily aguantando a una hermana como tú, pero yo no tengo tanta, no soy tan benevolente...¿Entiendes lo que te quiero decir?-Acercó su rostro más al de ella, disfrutando con su miedo.

- Tom, por favor, déjala...- su hermana le pidió con tono suplicante. El tal Tom se giró para mirarla y, volviendo a agitar su varita, liberó a Petunia, que le observaba con los ojos desorbitados, retrocediendo poco a poco hasta que ya estuvo fuera de la habitación de su hermana, echando a correr hacia la suya. Una cosa la tenía clara, aparte de la crueldad que había visto reflejada en ese Tom: no volvería a tocar los asuntos de su hermana, y menos si estaban relacionado con él...

Lily se despertó y lo primero que vio fue que Tom ya se había ido. Por una parte eso la tranquilizó, después del percance de esa misma noche. Ahora tendría que hablar con su "querida" hermana...

No le agradó mucho la idea, sobre todo con lo cerrada que era Petunia para todo lo relacionada con ella y con su mundo. Se levantó y se puso una camiseta de manga larga por encima.

Después salió para desayunar. Sus padres ya habrían salido para el trabajo. Su padre era médico y su madre era profesora en un instituto de secundaria.

Ambos entendían a la perfección todo lo relacionado con Lily. De hecho les gustaba... No como a su hermana, que ya no es que no la gustase, es que lo detestaba. Por eso (y porque Tom, a su vez, no aguanta a los muggles) se temió ayer lo peor.

Afortunadamente se quedó en nada. Alguna que otra amenaza por parte de Tom a Petunia, lo cual no la venía nada mal (así no los molestaría más, al menos de que quisiera morir). Al bajar a la cocina se encontró allí a su hermana, desayunando. Se miraron y no se dijeron nada. De hecho Petunia le dirigió a Lily una mirada que rozaba el odio. El silencio y la tensión lo inundaron todo durante un largo tiempo, hasta que a Petunia se le ocurrió preguntar:

- ¿Quién era ese Tom?
- Creí que nunca me lo preguntarías.- respondió Lily- Lo creas que no, estaba deseando hablar contigo...
- Yo también... Ahora cuenta.
- Es...- Lily calló por un breve instante, pensando la respuesta- ¿Mi novio?
- ¿Es una respuesta o una pregunta? Y además creía que estabas saliendo con un tal Potter...
- No sé cómo explicártelo...-miro a su hermana- Y con James estuve saliendo en Séptimo Año. Ya llevo tres fuera de Hogwarts. Aquello nunca funcionaría, lo sé...- Lily suspiró.
- ¿Por qué?
- Nunca funcionaría una relación sin amor...
- ¿Y ésta sí?
Lily no respondió a esa insinuación.
- Estás enamorada de él...- volvió a decir Petunia. Lily no supo distinguir si era una pregunta o una afirmación, pero esa vez tampoco habló. Petunia exhaló aire y, cogiendo su plato, se levantó al fregadero.
- Y...- hablaba nuevamente ella- ¿Habéis...? Ya sabes...
Aunque le estaba dando la espalda a Lily, ésta supo que se había sonrojado, y soltó una risilla por lo bajo.
- No- aquella vez sí respondió- Esta noche no...
- ¿Cómo que "esta noche no"?- Petunia parecía algo indignada- ¿Quieres decir que esta no pero otras sí o qué?
Lily la miró divertida y afirmó con la cabeza. Petunia se sonrojó aún más.
Nunca se había imaginado a su hermana pequeña haciendo... cosas con otra persona. Y encima antes que ella, que era lo más indignante.
- Pues a mí no me gusta- dijo en tono tajante.
Lily se sorprendió por la forma en que lo dijo.
- ¿Y eso?- la preguntó- Si no es feo ni nada...
- Para nada- admitió- Pero no es a eso a lo que me refiero. Tiene algo... no sé, horrible. Sí, algo terrible...
De pronto la mirada de Lily se ensombreció.
- Sí- dijo- Así es, pero, cuando está conmigo, Petunia, él es muy distinto. Es... no sé cómo explicarlo...
- No, si lo que pasa es muy sencillo- Petunia parecía de nuevo enfadada- Tú le quieres y él se comporta así contigo porque lo único que quiere es llevarte a la cama, y lo consigue...
- Eso no es cierto- Lily también parecía ahora enojada- Tú no lo conoces... Tú no lo conoces –repitió con la mirada fija en Petunia-. ¿Cómo te atreves a juzgarlo?
- Esta noche ya vi suficiente, hermana. Y, créeme, te traerá problemas. Ese "Tom" te romperá el corazón. Y espera a dar gracias a que tan solo sea eso.
- No eres distinta de ellos...- la reprochó Lily- No, en absoluto. Por mucho que te esfuerces eres igual a todos ellos, "querida hermana". Y tú no tienes derecho a llamarle Tom...
- ¿Y cómo quieres que lo llame?
- Pues por el nombre por el que es temido y respetado, Petunia: Lord Voldemort.

Aquella noche había más tensión de la normal en la casa de los Evans. Lily y Petunia no se habían hablado desde la discusión que habían tenido esa misma mañana. Petunia no quería ni volver a oír el nombre de Tom (o de Voldemort, lo mismo daba) y Lily le había reprochado que, si no lo conocía, si ni siquiera le daba una oportunidad, difícilmente podría opinar...

Así que finalmente Lily la propuso un pacto. Pacto que Petunia, naturalmente, negó; aunque tendría que admitir que luego se lo pensó bastante. Y eso juntándose con que Lily le insistió tanto... Al final aceptó.

- Mamá, nos vamos ya- la dijo Lily a su madredesde la puerta, todavía en la entrada.

- Andad con cuidado- la Sra. Evans las echó un vistazo que rozaba el recelo- Mirad que es raro ¿eh? Vosotras dos saliendo juntas una noche. Creí que nunca viviría este momento...

No la dio tiempo a decir más, porque sus hijas ya habían salido de la casa y caminaban calle abajo.

- Te advierto que será tan solo un momento. Luego me voy- avisó Petunia.
- Que sí, pesada- Lily dio un suspiro- Si yo tampoco quiero que te quedes. Y ya no hablemos de Tom...
- ¿Y ahora como lo tengo que llamar: Tom o Voldemort?
- Como quieras, pero no lo digas muy alto.
- ¿Por qué?
- En mi mundo y eso... Todos le temen.
- Pues por algo será ¿no? Ahora en serio, Lily¿quién es él realmente?
- Alguien a quien debes temer. Con esa respuesta te basta.
- Tú no pareces temerle...
- No tengo por qué. Además, los sentimientos que yo expreso hacia él son otros...

Petunia en un principio fue a preguntar algo más, pero luego se calló al ver la silueta de un hombre que las esperaba bajo un árbol en aquella calle oscura. El hombre las vio llegar y, cuando por fin estuvieron cerca de él y Petunia pudo verle la cara, no vio ningún síntoma de sorpresa ni nada por el estilo al verla. Tan solo la dio un repaso con la mirada. Tenía una mirada divertida, cínica, igual a la de la noche anterior. Daba la sensación de ser un niño lleno de picardía. Un pequeño díscolo.

A Petunia se la volvió a helar la sangre. Bueno, al menos iba vestido de muggle...

- Sabía que acabarías viniendo- fue su saludo al verla venir con Lily.

Luego se giró a ésta y, con una sonrisa más amplia, la dio un beso como de bienvenida. Pasó su brazo por los hombros de Lily.

- Vayamos al cine- le dijo ella- Así estaremos todos contentos ¿no?- dirigió una mirada a Petunia, la cual asintió con la cabeza.
- Bueno- Tom al principio no parecía muy convencido- Aunque esté lleno de muggles, por otro más...- él también le echó una mirada a Petunia. Sin embargo ella no supo descifrar aquella mirada. Estaba llena de significados y de ninguno a la vez.

Caminaron hacia el cine más cercano.

- Creí que...- Petunia comenzó a hablar- tú odiabas a las personas normales, o como vosotros les llamáis, muggles. Algo había oído hablar de ti antes. El "famoso Lord Voldemort"...

Él la respondió en un principio con una de sus miradas aterradoras, llenas de cinismo y que; sin embargo, a Lily parecían gustarle. Después dijo:
- Yo creí que tú odiabas a los que, para mí, son personas normales y; sin embargo, ahora estás con el peor de todos ellos. Estamos igualados ¿no? Tú estás ahora mismo con el que más deberías odiar de los míos, y yo con la que más debería odiar de los tuyos. Tranquila, esto acabará pronto...

Petunia dejó escapar una sonrisa algo amarga.
- Desde luego- le dijo- ¿Sabes? Me pregunto cómo es que nadie ha acabado todavía contigo.
Lily la dirigió al instante una mirada, pero Tom parecía divertido, como siempre.
- Hasta las sociedades más primitivas sienten un respeto innato hacia los locos- fue la contestación que dio.
- Eso parece...- dijo Petunia. Pero esto lo dijo en susurros, de tal modo que nadie la habría podido oír, o al menos eso parecía. No se atrevía a reprocharle nada en voz alta a ese Tom...
Por fin llegaron al cine. Tom se fue a sacar las entradas, dejando a Lily y a ella solas.
- Te has pasado- la reprochó Lily en cuanto él se hubo ido lo bastante lejos- ¿Quieres que te fulmine?
- ¿Quién, él o tú? Sigue sin gustarme. Está loco, él mismo lo dice...
Lily suspiró.
- Mira, me da igual lo que tú pienses. Él a mí sí me gusta. Es lo que siempre había estado buscando y que faltaba en Hogwarts, y en realidad en todas partes...- no pensaba rendirse. Petunia la miraba fijamente.
- Tú misma- le dijo- Pero te he avisado y ese chico va a traer problemas. Es algo más que una cara bonita...
- ¡Ya sé que es algo más que una cara bonita!- Lily la interrumpió- Lo sé mejor que nadie. Mira, vete después del cine y déjalo ya ¿vale?
- ¿Qué te crees que tenía pensado hacer?
En esas apareció Tom, con las entradas en la mano.
- Vaya, la leyenda viva...- susurró Petunia. Afortunadamente, nadie la escuchó.
Entraron al cine y entraron directamente en la sala. La película empezó al poco tiempo. Lily estaba entre medias de los dos, así no se matarían. Se fijó en que Tom comenzó a mirar a los alrededores, en lugar de prestar su atención a la pantalla. Siempre hacía eso, le gustaba observar a la gente, como si pudiera ver a través de todos ellos. Daba igual que fuesen muggles o magos.

Petunia, por el contrario, prestaba total atención al film. Mejor, así no protestaría...

La película acabó al cabo de unas dos horas. Los tres salieron fuera.
- Bueno- dijo Petunia- Aquí nos separamos.
Se podría decir que Tom se alegraba y todo, de no ser porque permanecía con la misma mirada impenetrable. ¿Había alguien capaz de mirar a través de aquellos ojos? Lily; sin embargo, parecía mucho más relajada.

- Buenas noches- les dijo Petunia antes de irse.
- Buenas noches- la respondieron ambos.
Cuando se hubo marchado, Lily se giró a Tom y le agarró del brazo.
- Por fin solos...- le dijo.
- Sí- afirmó éste- Pero has sido tú la que insistió en que viniera...
- Quería que te conociera...- Lily dio un suspiro- Pero no ha sido buena idea...
Tom la besó realmente por primera vez aquella noche.
- La gente comete errores- la dijo finalmente.- Vayamos a mi casa.
Lily asintió. Le gustaba el modesto apartamento muggle que tenía Tom. Era para pasar desapercibido; aunque la zona en donde se encontraba (toda ella de apartamentos de similares características) no era habitada por muggles, ni mucho menos. Solían vivir allí los prófugos, todos ellos magos, la mayoría mortifagos. Tom nunca viviría entre muggles. Él ya le contó que pasó una gran parte de su vida con ellos, y la considera un desperdicio. Para él eso nunca volvería a repetirse, ni de lejos. Seguramente Lily pasaría la noche allí, como ya otras tantas antes. Siempre iba con esa idea. Si no era allí, sería en su casa, pero casi todas las noches se veían en la oscuridad, exceptuando aquellos periodos en los que Tom desaparecía sin dejar rastro.
- ¿Sabes?- comenzó a decir Lily mientras caminaban- Cuando ayer volviste, después de tanto tiempo...creí que no te volvería a ver...que te habías ido para siempre...
- ¡Qué va!- exclamó Tom. Y, extendiendo el brazo que tenía libre, hizo un ademán como de mostrarle a Lily todo lo que había ante ellos- Tenía melancolía...
- Así que estuviste negociando con los Dementores...¿Y luego?
Tom la miraba, divertido y cínico como siempre, pero con algo más...
- Aproveché y me di una vuelta por Madrid (como ya te dije, estuve en
España)- la contestó.
- ¿Ah, si?- Lily parecía entusiasmada y llena de curiosidad- ¿Y cómo es¿Es bonita?
- ¿Tú qué crees?
- No sé... Dicen que tiene mucha vida, sobre todo por la noche; aunque se echa en falta el mar. Pero que es muy, muy bonita.
Tom la sonrió. Luego la besó la mejilla para luego morderla el moflete por sorpresa. Lily dio un pequeño brinco, apartándose. Ambos rieron.
- Madrid es...- volvió Tom a la conversación de antes- ...es como una guapa y joven chica que ahora mismo se encuentra en la cima, ignorando que se está cayendo al vacío; aunque le enseñes las evidencias- se estuvo un breve tiempo en silencio. Después añadió, sin que desapareciera su sonrisa- Se parece a ti...

Lily le miró, sin entender muy bien lo que quería decirla, a pesar de que era, junto con Clyde, la única persona que era capaz de mantener una conversación con Tom y entender el 80 de lo que la estaba diciendo. Suponía que eran de ese tipo de personas que nacían con un don o algo así. No hablaron mucho más en el trayecto. Cuando llegaron ante el portal donde se encontraba el apartamento de Tom ya era la una y media de la madrugada. Tom sacó las llaves y entraron.

Era un portal también modesto, con un toque antiguo. Tenían un ascensor, que siempre estaba estropeado. A pesar de todo, el edificio tenía tan solo cinco pisos, con lo que no suponía una gran dificultad. Tom vivía en el segundo. Subieron por las escaleras.

Esas escaleras que Lily ya conocía tan bien...Eran estrechas y tortuosas, y a menudo había alguna mancha de sangre. Se notaba que era una zona problemática, en la que, a pesar de que sus habitantes eran magos, no se usaba la magia para no llamar la atención. Cuando Lily apareció por allí por primera vez, tenía que admitir que pasó algo de miedo, incluso yendo con Tom. Luego se dio cuenta de que era una zona a la que se la cogía nostalgia de algún modo. Lily siempre había sido muy rara en ese aspecto.

Le gustaba flirtear con el peligro, cuanto más mejor. En un principio fue lo que la pasó con Tom, pero el tema se le escapó de las manos, Ahora no se podía imaginar una vida sin él. No, aquello no sería vida... ¿Acaso eso era amor?

No lo supo, nunca lo había sentido. Ni siquiera con James, y eso que se esforzó... Ya está, ya habían llegado. Tom abrió la cerradura y entraron. El apartamento de Tom era bastante sencillo. Tenía dos habitaciones, el salón, la cocina y un baño. Tom ocupaba la habitación más espaciosa, que ahora normalmente compartia con Lily. La otra era ocupada de vez en cuando por Clyde, cuando se le ocurría pasarse por allí. Clyde no pertenecía a ningún hogar. Era libre.

- Bueno- dijo Tom una vez dentro mirando a Lily con una sonrisa y una mirada llenas de picardía- Ya estamos aquí...
- Sí, y se me ocurren un par de cosas...- Lily se acercó insinuante a Tom y le agarró sutilmente la sudadera que llevaba puesta. Lo besó mientras se la iba quitando. Tom la devolvía el beso...
- Ejem, ejem- alguien carraspeó de fondo. Tom y Lily se separaron al instante, mirando algo sobresaltados a su alrededor. Se giraron al salón y allí lo vieron. Con un cigarrillo en la boca, lata de cerveza en la mano y despatarrado en el sofá, todo muy tipico de él.

- Hola, Clyde- saludaron los dos al unísono.
- Hola, gente- saludó Clyde sin levantarse, con un gesto de la mano.
- ¿Desde cuándo estás aquí?- le preguntó Tom, dándole un repaso a Clyde, quizás comprobando si estaba sobrio.

No, Clyde y Tom bebían bastante, pero casi nunca se colocaban. Les gustaba controlar. Clyde también le echó un vistazo a Tom, y luego a Lily. Después sonrió picaronamente, entendiendo el significado de todo. Se puso en pie. Clyde era de estatura alta y complexión delgada. Tenía el pelo de un negro carboncillo y corto, con el flequillo ligeramente levantado. No es que él se lo colocase así, es que, según parece, lo tiene de esa forma desde que era pequeño, no importa lo que hiciera por evitarlo: gomina, laca... daba igual. El flequillo ya volvía a su estado normal al cabo de una hora como mucho. Pero lo más curioso que tenía Clyde, al igual que Tom (solo que cada uno a su manera) eran sus ojos, de un azul tan cristalino que parecían casi blancos y vacíos de vida.

A veces daba un poco de miedo, pero una vez conocido, Clyde resultaba completamente inofensivo y vivaracho. Se acercó a Lily y la hizo el ademán de agarrarla la nariz.

- Tranquilos- les dijo después- No os molestaré mientras hacéis cochinadas, pero luego me paso.- Sin soltar su lata de cerveza, se dispuso a salir del apartamento.
- ¡Eh, Clyde!- le gritó Tom desde atrás- Recuerda que las llaves...
- ...están debajo del felpudo. Sí, mamá- después de esto cerró la puerta tras de sí y desapareció.

- ¿Por dónde íbamos?- Tom volvió junto a Lily, que lo recibió con los brazos abiertos. Continuaron donde lo habían dejado. Fueron sin separar sus bocas ni un solo momento hasta el cuarto de Tom y se dejaron caer en la cama. Poco después ambos ya se encontraban desnudos y unidos... Unidos no solo físicamente...