Capítulo 12

Las Historias de mi Papá

Rin estaba con sus padres y le explicó los planes que tenía para con ellos. Desde un principio, Nazir se negó.

-Baba, lo hago…

-Porque nos tienes lástima.

-No! Porque son mis padres! Y si yo puedo darles todas las comodidades del mundo, se las daré.

-Gracias, Rin, pero no… yo…

-Qué harás? Trabajar hasta caerte muerto? Baba, ya has trabajado demasiado. Ya 80 años son suficientes. Descansa y disfruta la vida. Ahora tienes nietos para volver a ser niño con ellos.

-Ni siquiera puedo hablar con ellos.

-Dai quiere aprender turco. Y yo le voy a enseñar. Y Sakura es una bebé. Puede aprender como yo lo hice. Los dos a la vez. El idioma no es un obstáculo, baba…

-Pero hija… tú y tu esposo…

-Sesshoumaru está más que feliz en ayudarlos. Baba, esto me hace feliz a mí. Por eso él lo quiere hacer. Por mí… Mamá, di que sí y serás atendida por los mejores médicos. Tendrás tus medicinas al alcance de tu mano y hasta tendrás una enfermera por las noches. Para que Baba no se tenga que levantar.

-No! Eso no! Yo cuido de ella porque la amo. No porque sea mi obligación.

Nazir se sentó al lado de su esposa y la besó en la sien.

-Kadidja es mi esposa, Rin. Y yo cuidaré de ella.

-Perfecto! Pero baba, si me dejan ayudarlos entonces podrás estar con ella todo el día. Podrás cuidarla todo el día. Y asegurarte de que tome sus medicinas a tiempo…

Nazir y Kadidja cruzaron miradas y asintieron. Rin sonrió y los besó en la mejilla a cada uno. De inmediato llamó a Sesshoumaru para que se pusieran a la obra.

…………………………………

-…Y entonces la pantera saltó sobre él y buscaba morderle el cuello! Pero él no la dejaba…

-Daisuke…

-Sí, profesora?

-Daisuke, aunque tus historias sean muy buenas, no debes decir tantas mentiras.

-No es mentira. Mi papá hizo eso de verdad!

-Así como evitar que una serpiente lo mordiera?

-Sí…

-Daisuke, los cuentos para la cama son sólo eso. Nadie hace esas cosas de verdad.

-Mi papá si!

-Nadie escapa de esos peligros sin un rasguño…

-Yo no dije eso. El tiene tres marcas, así…

Se pasó la mano por el pectoral derecho como si fueran garras.

-Esa se la hizo la pantera. Tiene una mancha así…

Se marcó la pierna en forma circular.

-De cuando lo picó la medusa…

-Daisuke, basta. Una mentira más e irás a detención.

-YO NO DIGO MENTIRAS! YO NO DIGO MENTIRAS!

Daisuke se enfureció.

-Yo no digo mentiras!

………………………………

Sesshoumaru estaba en una reunión cuando su celular sonó.

-Disculpen… bueno?

-Señor Kazami, necesitamos que pase por la escuela de su hijo Daisuke lo más pronto posible.

-Qué pasó?

-El niño está suspendido temporalmente…

-Iré enseguida…

Sesshoumaru cerró la llamada y salió de la oficina. Al llegar a la oficina de la dirección, vio a Daisuke sentado afuera y con lágrimas en el rostro.

-Daisuke, qué pasó?

-Yo no digo mentiras…

-Claro que no. Por qué te suspendieron?

-Yo… yo le dije a mis amigos… la historia de la pantera… y la profesora me dijo mentiroso… y no me cree…

-Pero… Dai…

-Papi, por qué me castigan si yo digo la verdad?

Sesshoumaru se sentó a su lado y le pasó una mano por la cabeza.

-No te preocupes. La verdad siempre triunfa…

Sesshoumaru lo besó en la cabeza y entró en la oficina de la directora. Al cabo de unos minutos, salió. Daisuke fijó su mirada en él.

-Mami…

-Tu mamá no tiene que saberlo. Te llevaré a tu clase.

Daisuke lo abrazó.

-Esas clases son estúpidas. Quiero las clases de mami!

-Después hablamos de eso, ven, vamos…

En el salón de clases. Sesshoumaru habló con la profesora, afuera y luego envió a Daisuke a su asiento.

-…Usted no tiene ningún derecho a venir a decirme cómo dar mis clases…

-Resulta ser… señorita… que yo soy profesor certificado desde el kindergarden hasta universitario y sé perfectamente bien cómo tratar con un niño. Los niños de la edad de Daisuke suelen ser fantasiosos. Sin embargo, siguen siendo incapaces de decir mentiras mayores a decir sí cuando quieren decir no. Usted se pasó de la raya. Y sobre todo, Daisuke decía la verdad.

-Daisuke dice que usted tiene…

Sesshoumaru se abrió la camisa y le mostró su pecho cicatrizado.

-Lo que Daisuke diga, es verdad.

Sesshoumaru se cerró la camisa y se marchó. Llamó a la oficina y dijo que no volvería. Llegó a la casa, donde Rin hacía ejercicios con Sakura. La pequeña reía a carcajadas cada vez que Rin la balanceaba.

-Preciosa…

-Sessh!

Rin dejó a Sakura en su sillita y se dio la vuelta.

-Kami, estoy toda sudada…

-Y eso qué?

Rin sólo se inclinó y lo besó en la mejilla.

-Qué haces aquí, mi amor? Son las 10 de la mañana…

-Lo sé… estaba en una aburrida reunión y me llamaron del colegio de Daisuke.

-Qué le pasó?

-Nada. Una profesora no le creía las historias de la selva y lo castigó.

-Qué!

-No te preocupes, mi amor… ya le cree…

-No me dirás que te quitaste la camisa…

-…-

-Dime qué hiciste?

-No quieres que te lo diga.

-Sesshoumaru!

-Qué pasa, preciosa, estás celosa?

-No…

Sesshoumaru la abrazó, pero ella veía a otro lado.

-Estás celosa de una vieja bruja…

-Estoy… mi amor, es que tú eres sólo mío. Y esas marcas son sólo mías…

Sesshoumaru sonrió.

-Pero me las voy a quitar.

-Qué!

-Me voy a quitar las que sobresalen. Son demasiado feas. No es que desaparecerán, pero al menos no será ese relieve que da asco.

-Pero a mí, no me importan…

-Y sólo por eso, te amo un poquito más cada día. Sólo por eso.

Sesshoumaru la besó.

-Dame unos minutos, Sakura y yo nos bañaremos…

-Suena divertido…

Sesshoumaru estaba en la tina con Sakura mientras Rin se bañaba en la ducha primero. La pequeña jugaba con su pelo y reía.

-Estás muy feliz, hoy, princesita…

La pequeña sonreía y continuaba su juego. Sesshoumaru la besó.

-Eres hermosa como tu mami…

Rin se le acercó aún destilando agua de la ducha.

-Mi amor…

Sesshoumaru la vio entrar al agua, casi idiotizado. Lo único que lo previno de excitarse, era la noción de tener a su hija en brazos.

-Eres hermosa…

-Gracias, mi amor…

Rin tomó a Sakura y comenzó a jugar con ella. Se sentó de espaldas a Sesshoumaru, entre sus piernas y apoyada contra él. Él la rodeaba con sus brazos y ambos disfrutaban de las risas de Sakura. Al salir, Rin vistió a la pequeña y la alimentó, poco después se quedó dormida y la llevó a su cuna. Al volver, Sesshoumaru veía televisión en la cama.

-Vete para la sala, quiero dormir…

-Y la comida?

-Está lista. 10 minutos antes, enciendo el horno… Sessh! Vete ya!

-Y si no quiero?

-No comiences con tus necedades!

Rin se levantó e iba a salir de la habitación.

-No, Rin…

-Dime.

-Quédate…

Sesshoumaru apagó el televisor.

-Lo siento…

Rin se acomodó entre sus brazos abiertos.

-Sesshoumaru…

-Sí?

-A veces pienso que hasta nuestras peleas son un sueño… pero sabes qué?

-Qué?

-Me alegra tenerte aunque sea para discutir.

Sesshoumaru rió mientras la abrazaba.

-Mientras estuve en Australia… sólo pensaba en volver… para abrazarte así… yo solo pensaba… Kami, déjame abrazarla y moriré feliz…

-Sessh…

-Te amo, preciosa… nunca lo dudes…

Sesshoumaru la besó apasionadamente con ambas manos en su cintura. Estuvieron así, sólo besándose por un largo rato. Como cuando eran novios y Sesshoumaru no se atrevía a más. Estaba sobre ella, aún abrazados. Se separaron sonriendo.

-Recuerdas esto?

-Sí…

-En algo así te hice mía…

-Qué tal si lo repetimos? Por los viejos tiempos?

-No creo que se pueda…

Sesshoumaru la besó apasionadamente.

-Sessh…

-Hm?

-Cómo es que tú, te quedaste conmigo?

-Cómo está eso?

-Cómo es que tú, un mujeriego de primera. Te quedaste conmigo, una…

-Mujer inteligente, sensual y hermosa…

-Sessh…

-Te contestaré, cuando tú me digas, cómo es que tú te quedaste conmigo? Siendo tan inteligente, un viejo mujeriego no era tu mejor opción.

Rin rió.

-Pero te amo…

-Yo también…

Rin sonrió y lo besó apasionadamente.

-Me despiertas en media hora?

-Sí…

-Gracias…

Rin se acomodó en su pecho y se quedó dormida.

…………………………………………

Aneko llegó a la casa junto con Amaya y Tohru. Al notar la presencia de su madre, el pequeño corrió en su búsqueda.

-Ma! Ma!

Kagome salió del estudio y lo recibió con un gran beso y un fuerte abrazo.

-Hola, mi amor!

-Mami!

Kagome abrazó y besó a Amaya.

-Cómo te fue en el colegio?

-Bien!

-Sí? Qué bueno!

-Hola, mamá… qué haces aquí?

-Pues de hoy en adelante, estaré aquí todos los días.

-Sí!

-Súper!

Kagome sonrió ante la emoción de sus dos hijos menores. Aneko dejó las llaves de la casa sobre la mesa y subió las escaleras.

-Aneko…

-Tengo un trabajo que entregar…

Toda su vida, Kagome había tratado de cambiarla, pero no era posible. Aneko era demasiado parecida a su abuelo. El padre de Inuyasha, un hombre de una voluntad férrea, nunca daba su brazo a torcer.

-(Sólo espero que seas capaz de aceptar el amor en tu vida… tal y como tu abuelo…)

Kagome les sirvió la comida a los pequeños y le avisó a Aneko, pero ella dijo que no tenía hambre y se quedó en su habitación. Luego de dormir a Tohru, vio a Amaya jugando en su habitación, fue a la de Aneko.

-Aneko… podemos hablar?

-Para qué?

-Aneko…

Aneko dejó de escribir, cerró su cuaderno y apagó el monitor de su computadora. Giró sobre su silla y se quitó los anteojos.

-Qué es lo que quieres?

-Sólo quiero hablar con mi hija, si eso es posible…

-Soy todo oídos…

Kagome bajó la cabeza y la movió negativamente.

-Qué hice tan mal? Me lo puedes decir? Por qué me odias?

Aneko guardó silencio. Kagome se llevó las manos al rostro.

-Lo que quiera que fuera, realmente lo siento…

Kagome salió de la habitación. Aneko pareció no inmutarse hasta que Amaya le dijo alarmada que Kagome estaba enferma.

-Sólo no la molestes. Déjala dormir…

Kagome se sentó en la cama mientras se secaba el sudor con una toalla.

-(No me queda mucho tiempo…)

Cuando Inuyasha llegó a la casa, Tohru jugaba con Amaya. Luego de saludarlos, fue a la habitación.

-Kagome?

Kagome salió del baño cerrándose la yukata. Le sonrió y lo besó mientras se colgaba de su cuello. Inuyasha la abrazó por la cintura.

-Hm! Estás muy feliz, verdad?

-Sólo porque estás aquí… Te amo, mi amor…

-Yo también te amo, Kagome…

Inuyasha la abrazó con fuerza mientras la besaba apasionadamente.

-Hm! Hueles delicioso!

-Te gusta? Rin me lo regaló. Es un baño de burbujas de chocolate y menta.

-Me dan ganas de darte una mordidita.

Kagome rió ante las caricias de Inuyasha.

-Quieres algo específico para la cena?

-Qué tal si salimos a cenar?

-Hm! Nuestras salidas nos meten en problemas…

-Más bien los aniversarios…

Kagome rió mientras Inuyasha la cargaba y le apretaba el trasero.

-Inu!

Inuyasha sonrió.

-Iré a preparar a los niños…

-Yo lo hago…

Kagome se puso un suéter rosado claro con cuello de tortuga y mangas largas y unos jeans. Inuyasha siseó al verla ya vestida.

-No sé como te ves mejor, si con ropa o sin ella.

-Inu!

Inuyasha rió y la besó. Kagome fue a preparar a los niños y le avisó a Aneko que saldrían a cenar. Inuyasha condujo hasta un pequeño restaurante italiano.

-Petro's! Inu!

-Lo recuerdas?

-Sí!

Inuyasha sonrió mientras Kagome lo besaba en la mejilla.

-Eres genial, cariño!

Inuyasha sonrió. Toda la noche fue perfecta. Al llegar a la casa, Aneko se fue a su habitación. Kagome llevó a Tohru a su cuna e Inuyasha a Amaya. Se encontraron en el pasillo.

-Inu… tengo que hablar contigo…

Inuyasha la siguió hasta el goshinboku.

-Qué me quieres decir, mi amor…

Kagome acarició su rostro y apartó un mechón del pelo rubio, acomodándolo tras su oreja.

-Mi amor…

Inuyasha sonrió y besó su mano.

-Kagome…

Kagome sonrió con los ojos aguados.

-Mi amor, qué pasa?

-Yo sólo quiero… yo sólo quiero que sepas que te amo… te amo con toda mi alma…

-Kagome…

-También quiero que sepas que eres todo lo siempre soñé… y que has sido un padre maravilloso y un esposo perfecto…

-Kagome…

-Inu… yo quisiera saber… qué harías si yo te faltara un día?

-No… no me preguntes esas estupideces! Sabes que sin ti me muero…

-No, Inu…

Inuyasha la abrazó con fuerza.

-Qué es lo que pasa? Dímelo ya!

-Inu…

Las palabras se desvanecían en su garganta. No lograban salir. Se aferraba a su esposo sin poder hablar, hasta que finalmente un grito desgarrador abandonó su garganta.

-Kagome, qué pasa? Por favor dime…

-Inu… estoy… estoy… estoy enferma…

-Eso no es nada, te llevaré a los mejores médicos. Kami, mi amor, no me asustes así…

-No… Inuyasha… tengo…

El silencio se hizo presente. Inuyasha la miraba como implorando que le dijera que era una broma. Pero él sabía que no era así. Kagome nunca hacía caso a sus enfermedades y discutían mucho por eso. Ella decía que estaba bien y pretendía continuar con el día a día.

-Kagome…

-Cáncer…

-No…

-Tengo cáncer en el útero…

-No…

-Lo siento…

-NO!

El grito de Inuyasha fue tal que la misma Kagome se estremeció. Inuyasha cayó de rodillas frente a ella y la abrazó por la cintura hundiendo su rostro en su vientre. Un cáncer de útero fue lo que le apartó de su madre. Y ahora se llevaría a su esposa.

-No es verdad, por Kami, dime que no es verdad!

-Lo siento tanto, mi amor…

-No, Kagome… no puedes… no puedes…

Inuyasha la abrazaba con todas sus fuerzas. Su llanto era desesperado, como el de un recién nacido, negado a aceptar la realidad.

-Tú dijiste que siempre estarías conmigo… no me dejes…

-Mi amor…

Kagome se arrodilló frente a Inuyasha, lo abrazó de la misma manera.

-Inu… Inu, no soporto verte así...

-Aah!

A una escasa distancia, oculta tras una enorme roca, se encontraba una incrédula Aneko, con lágrimas en los ojos.

-Inuyasha… necesito que seas fuerte… por mí… por los niños…

-No…

Estuvieron sentados sobre las raíces del goshinboku hasta que el frío les caló en los huesos. Entonces fueron a la habitación. Kagome forzó a Inuyasha a tomarse una pastilla para dormir. Pero antes, le explicó que dentro de dos días se sometería a una histerectomía, una cirugía donde le extraerían el útero y todo el tejido enfermo. Por efecto de la pastilla, Inuyasha se quedó dormido abrazado a ella. Con las lágrimas en sus ojos. Kagome acarició su rostro.

-Kami, danos fuerzas… no quiero dejar a mi familia destruída…

……………………………………

Inuyasha despertó sintiendo un terrible dolor de cabeza. Estaba solo en la cama. De repente recordó todo lo de la noche anterior.

-Sólo era una pesadilla…

Bajó las escaleras y encontró a Kagome en la cocina, preparando el desayuno. La abrazó desde atrás y la besó en el cuello.

-Buenos días, mi amor…

Kagome se giró sonriendo y lo besó de buenos días.

-Así me gusta verte…

-No hables así… anoche tuve una pesadilla terrible… pero estás bien…

-No, Inu… no fue una pesadilla…

La cara de Inuyasha se transfiguró.

-K-Kagome…

-Por favor, Inuyasha… Tienes que prometerme que no llorarás… por mí… hazlo por mí… no soporto verte tan triste…

Inuyasha la abrazó con fuerza.

-Inu…

-No permitiré que te pase nada… te lo prometo… iremos con los mejores…

-Estoy con los mejores, mi amor… mañana es la cirugía.

-Entonces deberías descansar.

-Y lo haré. Cuando los niños estén en el colegio…

Inuyasha la besó con ternura.

-Te amo, Kagome…

-Y yo a ti, mi amor…

Kagome se quedó refugiada en su pecho un largo rato.

-Inu… no les diremos nada a los niños… les diré que es algo que se tenía que hacer…

-Mi amor…

-Inu, lo único que necesito de ti es tu compañía… no quiero que seas fuerte, no quiero que aguantes… sólo quiero que estés conmigo…

-Claro que estaré contigo… siempre… para siempre…

-Te amo…

Inuyasha la besó con ternura y acarició su rostro.

-Te vas a mejorar… Kami no me puede castigar de esta manera… no me lo merezco… tú no te lo mereces…

Inuyasha apartó el pelo de su rostro y la besó en la frente con los ojos cerrados.

……………………………………

Inuyasha levantó y bañó a los niños. Kagome pasó por la habitación de Aneko. Entró dudando si debería hacerlo. Se sentó a su lado en la cama. Acarició su pelo y se inclinó sobre su frente y la besó.

-Te amo, mi amor...

Kagome se levantó e iba a salir de la habitación, pero Aneko la detuvo.

-Mami…

Kagome se dio la vuelta, y Aneko la abrazó.

-Mami, lo siento, perdóname…

Kagome la abrazó.

-Mi amor…

-Mami, de verdad lo siento… yo sé que tú eres buena… yo sé… yo…

-Cálmate… Aneko, cálmate…

-Perdóname, mami…

-Yo no tengo nada que perdonarte, cariño...

Kagome duró un largo rato acariciando su cabeza mientras ella lloraba contra su pecho.

-Mi amor… qué pasa?

-Mami… tú no tienes nada… dime que no tienes nada…

-Aneko…

-Mamá…

-Aneko, tú nos escuchaste anoche?

-Sí…

Kagome la abrazó y la besó en la sien.

-Mami, no te va a pasar nada… prométemelo…

-No lo sé… Aneko… no lo sé…

-No…

Kagome sentía su corazón partirse al tener que decirle la verdad a su hija.

-Aneko, mi amor… no puedo verte así… necesito que seas fuerte… que estés para tu papá si yo no estoy…

-No, mami…

-Aneko… los médicos son muy buenos… pero el cáncer es peor… no puedo dejar a mi familia destruida. Tienen que ser fuertes!

-No… mami…

-Puedo pedirte sólo una cosa más?

-Lo que quieras…

-Sólo quiero que me perdones… si te hice daño sin saberlo… yo… yo lo siento…


Waa! Qué cosas! No sé de dónde me salió esto, pero ya veremos a dónde nos lleva.

Espero que les guste.

Besitos

Mizuho