Disclaimer: Harry Potter y sus personajes son propiedad de J. K. Rowling. Esta historia está escrita sin ánimo de lucro.

Advertencia: Este fic es un slash (relación chico/chico) y contiene lemon (sexo explícito). Si no te gusta el género no sé que haces aquí metido. Dale a "Atrás" y busca otro fic más acorde con tus gustos.

Para EugeBlack con muchísimo cariño. Cari, aquí está tu regalo! Disfrútalo! Tqm!

Never Say Goodbye

Capítulo 1

Incontenibles gemidos y jadeos resonaban en la habitación. Los dos sudorosos cuerpos se movían con pasión sobre la inmensa cama, con los primeros rayos de sol del día entrando por el gran ventanal e iluminando las húmedas pieles.

Los largos y delgados dedos se enredaron entre las oscuras hebras del pelo de su pareja, haciéndole levantar la cabeza de su cuello y uniendo sus labios a los del otro en un beso furioso y ansioso.

Se separaron varios segundos después y se miraron a los ojos. La respiración del otro la sentían chocar contra su boca, entrecortada y jadeante. Los ojos brillantes de amor y lujuria.

.-Harry… -susurró, desesperado por volver a sentir esos labios sobre los suyos, por volver a sentir aquellas gentiles manos recorrer todo su cuerpo de nuevo después de haberse detenido. Se mordió el labio inferior cuando sintió una suave risa escapar de aquellos labios.

.-Mmm… Draco, no seas ansioso –le dijo, moviéndose con lentitud sobre el cuerpo del rubio, sintiendo toda la extensión de piel que era capaz de alcanzar.

.-No seas cabrón, Potter –sus ojos grises se cerraron con placer cuando se arqueó sintiendo con fuerza el cuerpo de su pareja completamente encima suyo.

Harry entrelazó las manos con las de Draco, volviendo a hundir su cabeza en aquel pálido y delicioso cuello. Movió la cadera, haciendo acariciarse las dos durezas y sacando gemidos largos y ansiosos. Draco sólo podía jadear y gemir, arqueándose contra le otro cuerpo, presa del deseo y los escalofríos que le invadían.

Liberó sus manos de las de Harry y las llevó a su espalda, aferrándose a él. Harry pasó de besarle el cuello al pecho, jugueteando con sus pezones y recorriendo cada centímetro de piel con labios y lengua. Sus manos acariciaban ya las caderas y los glúteos de Draco, acercándose a aquella entrada en la que tanto ansiaba hundirse. Sintió a su amante moverse cadenciosamente bajo él, elevando la pelvis indicándole qué era lo que quería. Pero Harry no cayó en la insinuación.

Bajó hasta el ombligo, haciendo círculos en torno a él. Mordisqueó con delicadeza sus bordes y hundió la lengua en él, mientras sus dedos comenzaban a preparar la entrada. Los gemidos de Draco le estaban volviendo loco, haciéndole apresurarse, queriendo entrar en él cuanto antes.

.-Harry, por favor… -la voz de Draco le llegó ahogada por los gemidos. El agarre en su espalda se endureció-… joder… ¡hazlo ya!

Harry sonrió maliciosamente. Le encantaba llevar a su pareja hasta el límite, hacer que le rogase para que terminara con aquel placentero sufrimiento.

Acarició aquellas pálidas piernas, instándole a que las abriera. Draco no sólo obedeció al momento, sino que las enredó en la cintura de Harry, dándole el total acceso a él, para que terminara ya aquella deliciosa tortura. No iba a poder aguantar mucho más.

Harry volvió a su altura y enfrentó sus ojos verde esmeralda a los grises de Draco, le sonrió y bajó la cabeza para besarle de nuevo. Draco le correspondió con todas sus ganas, sintiendo como Harry empezaba a entrar en él.

Volvió a enredar sus dedos en aquel suave y rebelde pelo negro que tanto adoraba. Sintió las caricias que Harry le prodigaba en la cintura y en la cadera, intentando tranquilizarle por la invasión. Harry besó aquellos delgados labios, aquella fina nariz y aquellas sonrojadas mejillas.

.-Vamos, Harry, muévete –le ordenó Draco, acompañado por un repentino movimiento de cadera.

A partir de entonces los dos cuerpos se movieron cada vez con más rapidez, uno yendo al encuentro del otro. Los sudores de ambas pieles se entremezclaron y los labios se fundieron en un tórrido beso hasta que ambos llegaron al clímax, ahogando dos largos y sonoros gemidos en la boca del otro.

Harry se desplomó sobre Draco, incapaz de soportar su peso sobre sus brazos. Se mantuvo allí quieto, rodeado por los fuertes brazos del rubio, con la cabeza oculta en el hueco entre el hombro y el cuello y sintiendo la agitada respiración de su amante revolviéndole los desordenados mechones.

.-Te amo… -oyó que Draco le decía casi al oído en un susurro, como si hubiera alguien más que ellos en la habitación y no quisiera que le oyesen.

Harry sonrió.

Se movió con algo de pereza, deshaciéndose del abrazo de Draco y saliendo de él para luego, inmediatamente después, tumbarse a un lado suyo y darle un apasionado beso en los labios.

.-Yo también te amo –le contestó con dulzura después de separarse de aquellos labios que le habían provocado una adicción hacía ya más de ocho años.

Ocho años ya… El tiempo había pasado demasiado deprisa.

Se volvió a acomodar entre los brazos de su pareja y cerró los ojos totalmente relajado. Draco le brindaba lentas caricia en su espalda, haciéndole caer cada vez más en un profundo sopor.

El sol ya estaba bastante alto en el cielo, dejando entrar sus rayos en la habitación iluminándola con fuerza, pero parecía que a ninguno de los dos les molestaba. Se encontraban muy a gusto acurrucados en los brazos del otro y con los ojos cerrados.

Permanecieron allí quietos, sin hablar, solamente sintiéndose bien con su pareja junto a él. Los minutos fueron pasando con lentitud hasta que la apacible paz y el silencio fueron rotos por el horrible sonido del despertador, indicándoles que era la hora de levantarse.

Draco soltó una palabrota al oírlo. Estiró su brazo por encima de Harry hacia la mesilla y apagó el chirriante ruido. Luego volvió a abrazarse a Harry y comenzó a darle besos en el pelo y la cara, como hacía todas las mañanas para despertar a su pareja. Sin embargo, Harry, en vez de abrir los ojos y levantarse, se abrazó aún más a Draco y ocultó la cara en su cuello.

.-Vamos, Harry, no seas perezoso –le dijo Draco, aunque una sonrisa se dibujó en sus labios al sentir unos suaves besos en su cuello y ver la actitud mimosa del moreno-. Y tampoco provoques, que sino hoy no nos levantaremos en todo el día de la cama.

Harry se rió suavemente y bajó su mano desde la cintura de Draco, donde había estado todo el rato, hasta que empezó a jugar y a enredar con aquellos rizos rubios.

.-No me niegues que serían unos espléndidos planes.

Ahora quien se rió fue Draco. Sujetó la atrevida mano de su pareja y le dio un breve beso en el cuello.

.-No, definitivamente no puedo negarlo. Es una proposición muy, pero que muy atractiva –volvió a besarle, esta en los labios antes de incorporarse y quedar sentado en la cama-, pero tus niños te esperan y yo tengo que conseguir que el engreído ése firme el contrato.

Se levantó de la cama y se estiró, desperezándose.

.-Eres un corta rollos –se quejó Harry, sentándose a su vez en el colchón.

Observó el cuerpo esbelto y algo musculoso con deleite. Le siguió con la mirada, viéndole apartar del todo las cortinas semidescorridas del ventanal y abrir los cristales, dejando entrar el aire frío de la mañana en la habitación, provocándole un escalofrío a Harry.

.-Además de corta rollos, eres un puñetero –Draco le miró, sonriendo con malicia y pasó, aún desnudo, por delante de él para ir al baño, sin intentar tapar su desnudez-. Y también un exhibicionista.

.-Como si a ti te molestara verme desnudo.

Harry no le contestó. Quitándose la pereza de encima se levantó y cogió las dos batas que reposaban sobre una silla que había en un rincón de la habitación. Le pasó una a Draco y se puso la otra, ocultando su cuerpo.

.-Si fuera por mí, en cuanto entraras por la puerta te desprendería de toda esa ropa incómoda y estarías todo el día completamente desnudo –se acercó hasta Draco y le abrazó por la cintura a su espalda, hablándole justo al oído-. Pero como ahora no te tapes te voy a tirar en la cama y no te voy a dejar abandonarla hasta que ninguno de los dos sea capaz de levantarse.

El rubio se lamió el labio inferior, saboreando mentalmente aquella deliciosa proposición. Luego giró su cara y enredó sus manos con las que estaban posadas en su abdomen.

.-Te has convertido en un pervertido, Potter –le comentó Draco, con una sonrisa divertida.

.-Mmm… es posible –asintió Harry-. He tenido un buen maestro.

Draco adoptó un gesto de amenaza claramente fingido.

.-Espero que te estés refiriendo a mí y no a cualquier amante que tengas por ahí perdido y que te esté corrompiendo en vez de estar haciéndolo yo.

Draco no dejó que Harry le respondiera. Unió sus labios a los suyos, pidiendo permiso de inmediato con la lengua para entrar en aquella boca adictiva.

.-Como sigas así cumplo mi amenaza –le dijo Harry en cuanto se separaron.

Pero para disgusto de Harry, no pudo cumplir su amenaza. Draco le obligó a meterse en el baño a darse una ducha "muy fría" mientras iba preparando el desayuno.-

Para cuando terminaron de prepararse, eran casi las nueve. Draco se terminó de colocar bien la corbata de su traje de ejecutivo ante el espejo de la entrada justo cuando Harry salía del dormitorio poniéndose la sudadera reglamentaria de la guardería en la que trabajaba, con el nombre "Pekes" dibujado en el pecho. El color verde de ésta le hacía resaltar sus ojos esmeraldas.

Draco se echó un último vistazo en el espejo antes de volverse hacia su pareja. Se acercó a él y le pasó las manos por los desordenados mechones oscuros, intentando ordenarlos aunque sabía que era del todo imposible.

.-No te molestes, Draco, ya sabes que no vas a conseguir nada –le dijo Harry, viendo el gesto de frustración del rubio al ver como los mechones seguían disparados en todas direcciones sin dejarse gobernar.

.-Algún día conseguiré domar ese pelo tuyo, Potter, ya lo verás.

.-Me encantará verlo –le contestó Harry, con una sonrisa socarrona en los labios-, pero hasta que lo consigas, ten cuidado –su sonrisa se borró de su cara, poniendo un gesto serio- con ese coche tuyo que tanto te gusta.

Draco suspiró, poniendo los ojos en blanco.

.-Es uno de los coches más seguros del mundo, no me pasará nada con él.

Como respuesta sólo recibió una mirada que no supo interpretar. ¿Aquello que veía brillar en esos ojos verdes era miedo?

.-Aún así ten mucho cuidado y conduce con precaución¿de acuerdo?

Draco asintió con solemnidad, sintiendo una calidez en su pecho inundándole. Todos los días Harry le hacía la misma advertencia, sin saltarse ni uno sólo, y aún así todavía seguía sorprendiéndose de lo sobreprotector que podía llega a ser el moreno.

Sin embargó algo en aquel momento puso en sobre aviso a Harry. Un nudo se instaló en su corazón y una mala intuición le recorrió el cuerpo.

.-Draco –le llamó, justo cuando éste se agachaba a coger su maletín-¿por qué no te coges hoy el autobús?… ¿o el metro? Puede que tardes un poco más en llegar, pero al menos así no tendrás que preocuparte de encontrar una plaza libre para aparcar el coche –le dijo, intentando excusarse por su idea al ver la mirada que le mandó su pareja.

Draco no le respondió. Recogió la maleta del suelo, guardó el teléfono móvil en el bolsillo interior de la americana y las llaves de casa en uno de los bolsillos de los elegantes pantalones que vestía. Cuando fue a coger las llaves del coche vio que ya no estaban donde él las había visto apenas medio minuto antes, sino que Harry las tenía en la mano, fuera de su alcance.

.-Venga, Harry, dame las llaves –le dijo, alargando una mano para que se las diera, pero Harry no se movió-. Harry, no te comportes como un niño y dámelas, que voy a llegar tarde.

Pero Harry siguió sin moverse. Miró a Draco con seriedad, mordiéndose el labio inferior.

.-Por favor, Draco, coge hoy el autobús y deja el coche en casa –Draco no llegaba a entender el porqué de la actitud de Harry. Sabía que al moreno no le gustaban nada los coches, al parecer por algo que le había pasado cuando era niño y que no le había querido contar, pero nunca le había visto tan empecinado en que no cogiera el automóvil.

.-¿Se puede saber qué te pasa hoy? –volvió a dejar el maletín de piel en el suelo y sujetó los hombros de Harry con sus manos, acercando su cara hasta que estuvo a pocos centímetros de la de su pareja, mirándose fijamente a los ojos-. Nunca te ha gustado que coja el coche, pero no llegabas a estos extremos para evitar que lo hiciera.

.-Es que… -Harry volvió a morderse el labio y evitó la mirada de Draco, sintiendo cómo sus mejillas se encendían con un bonito tono rojo, como si volviera a ser ese adolescente tímido que había sido. Era consciente de que lo que iba a decir iba a sonar algo estúpido y sin fundamente alguno-… es que tengo la mala sensación de que te va a pasar algo si coges hoy el coche.

El rubio se sorprendió ante esa extraña confesión de su pareja. Sus ojos grises, que se habían endurecido levemente al ver la actitud casi infantil de Harry se ablandaron con ternura. Acarició con delicadeza los hombros y el cuello del moreno y le sujetó la cabeza para alzarle la cara y hacer que le mirase a los ojos.

.-Tranquilízate, Harry –sonrió con cariño, al ver que ese sonrojo inocente seguía estando allí, igual que ocho años atrás-, no te preocupes que no me va a pasar nada.

Al ver que Harry se removía incómodo bajo su toque y volvía a bajar la cabeza con timidez, Draco se preguntó cómo era posible que fuera tan atrevido y apasionado en la cama y tan sumamente tímido e inocente el resto del tiempo, e incluso estando con él.

.-Mira, vamos a hacer una cosa –volvió a alzarle la cara-: en cuanto llegue a la oficina te llamaré al móvil para que veas que no me ha pasado nada y que llegué sano y salvo al trabajo. ¿Te parece?

Harry frunció el ceño, sin estar convencido del todo, pero tuvo que acceder al ver en la cara de Draco la seguridad que él no sentía en absoluto. Dejó que Draco le cogiera las llaves y soltó un suspiro, entre frustrado y enfadado por no haber intentado con más ahínco convencer al rubio.

Sintió como su nudo en el corazón crecía mientras veía a Draco bajar las escaleras de la casa en donde vivían hasta el garaje y abrir el coche para dejar el maletín y la chaqueta del traje en los asientos traseros. Se abrazó a él con fuerza cuando se acercó para darle el beso de despedida de todos los días. Sin ser claramente consciente, una lágrima escapó de sus ojos verdes a la vez que correspondía con pasión al beso que le estaba dando Draco.

.-Nos vemos esta tarde –aseguró Draco-. Y tranquilo, no me olvidaré de llamarte cuando llegue a la oficina.

Harry miró con impotencia como Draco se metía en el coche, le daba al mando que tenía en la guantera para abrir el portón del garaje y salía de la casa.

Su respiración se le agitó durante unos momentos. Salió hasta la puerta y vio desaparecer el BMW deportivo granate oscuro de Draco al girar en una esquina. Una nueva lágrima cayó por su mejilla, sin darse cuenta.

Respiró profundamente, intentando librarse del mal presagio que le inundaba. Se dio la vuelta y volvió hasta el recibidor de la casa, donde se puso su cazadora vaquera, cogió su mochila, las llaves y el móvil, y volvió a bajar al garaje. Asió el manillar de su bicicleta y la empujó hasta que estuvo fuera de la casa. La dejó apoyada sobre la valla del jardín y se giró para bajar y cerrar el portón del garaje.

Hacía un buen día. Apenas había nubes en el cielo y una fresca brisa recorría las calles, refrescándolas de los calurosos rayos de sol. El verano estaba muy cerca, y eso se empezaba a notar en el ánimo de la gente.

Harry correspondió a los saludos de los vecinos mientras se dirigía a su trabajo montado en su fiel bicicleta. La guardería estaba a unos veinte minutos de su casa y veía estúpido coger el coche o el autobús para trasladarse hasta allí si podía hacerlo en bici.

Normalmente su hora de entrada eran las siete y media o las ocho de la mañana, pero aquel viernes había cambiado el turno con una de sus compañeras. Por eso ese día había podido remolonear y hacer algo más en la cama con su novio y pareja.

Al volver a pensar en Draco, aquel mal presagio que aún sentía se intensificó. No quería creer que le pudiera pasar algo. Simplemente era estúpido pensarlo. Draco, en cuanto llegara a la empresa de publicidad donde trabajaba, le llamaría al móvil y le demostraría que sus preocupaciones eran estúpidas e inútiles.

Durante todo el camino siguió repitiéndose aquello, intentando convencerse de que a Draco no le iba a pasar nada.

Llegó a la guardería, un edificio más o menos pequeño, de dos plantas y un inmenso jardín en donde había multitud de juguetes de todos los tipos y tamaños para los niños, saludó con una sonrisa a todas las madres que aún había por allí y aseguró la bici a una farola con la cadena y el candado.

En cuanto entró en el edificio, los niños que aún no se habían metido en sus respectivas clases se alborotaron y corrieron hacia Harry para que les saludase. Harry no dudó en hacerlo, bajo las risueñas miradas de sus compañeras y de los padres que aún no se marchaban.

Todos adoraban a Harry. Era imposible resistirse a él, con aquellos bonitos ojos verdes, su limpia sonrisa y su carácter tierno y afable. Conocía a cada niño de la guardería por su respectivo nombre, ya fuera un bebé que acababa de entrar o un niño de tres años que estaba a punto de irse. Aunque nadie conocía nada sobre el pasado de Harry y muy poco sobre su presente y su vida íntima, todos sabían que era un hombre de confianza que adoraba a los niños igual que éstos le adoraban a él.

.-Buenos días, Harry –le saludó una chica rubia acercándose a él, con una sonrisa amistosa pintada en la cara.

.-Muy buenos gracias a ti, Lucy –le contestó él, devolviéndole la sonrisa-. Muchas gracias por cambiarme el turno.

.-No ha sido nada –desestimó ella con un movimiento de mano-. De todas maneras te debía una, a si que ahora estamos en paz.

Harry volvió a sonreír. Cogió en brazos a una niña de poco más de dos años que le tiraba del pantalón y que pertenecía a su grupo y se dirigió con ella hacia su clase dispuesto a comenzar la jornada.


Never Say Goodbye sonaba en la radio. Aumentó un poco el volumen y siguió el ritmo dando pequeños golpecitos al volante a la vez que tarareaba la canción.

Sus pensamientos derivaron rápidamente hacia Harry. Aún seguía sin entender el extraño comportamiento de su pareja aquella mañana antes de salir de casa. Había visto el miedo reflejado en aquellos impresionantes ojos verdes, y eso, de cierta manera, le había impresionado y atemorizado. Harry no era de esas personas que se asustaban por cualquier cosa, pero sí que era muy intuitivo. Había tenido que desarrollar ese extraño sexto sentido que le visaba del peligro desde que era pequeño.

Por primera vez, y viendo todos aquellos automóviles que pasaban por delante de él perpendicularmente y a una bastante y considerable velocidad, deseó haber hecho caso a Harry y haber cogido el autobús o el metro para ir al trabajo. Pero ahora no se podía remediar.

Miró ansioso al semáforo esperando a que se pusiera en verde para llegar cuanto antes a la oficina y así estar completamente a salvo.

La canción seguía sonando y él, para intentar olvidar la ansiedad que estaba sintiendo, siguió cantándola, recordando la letra que había memorizado de tantas veces que la había oído en su casa cuando Harry la ponía en la minicadena.

Sus labios se curvaron en una sonrisa involuntaria al recordar a su novio cantando suavemente cualquier canción de Bon Jovi mientras hacía la comida.

Se pasó una mano por sus rubios cabellos, ahora libres de la gomina que había llevado siendo adolescente. Volvió a colocar la mano sobre el volante y clavó su mirada gris en el semáforo.

Los coches que antes pasaban por delante suyo atravesados, se habían detenido después de que su semáforo se pusiera en rojo. Draco suspiró y apretó el acelerador con suavidad cuando la luz de su semáforo se puso en verde. Su BMW avanzó con algo de lentitud al principio hasta que apretó un poco más el pedal del acelerador.

Sin embargo no llegó a avanzar más que unos pocos metros. Un estruendo a su derecha le hizo girar la cabeza y mirar con impotencia y paralizado como esta de pronto cómo un enorme y pesado camión se le venía encima.

Todo pasó en apenas milésimas de segundo. Casi ni le dio tiempo a procesar mentalmente lo que pasó. Sólo sintió un tremendo golpe impactar a su derecha con una norme fuerza y un espantoso ruido resonando en su cabeza.

La imagen de Harry, sonriéndole con amor y sus grandes ojos brillando con cariño y deseo fue lo último que le llegó a la cabeza antes de dejarse llevar por esa dulce y relajante oscuridad sin dolor que le llamaba.


Su corazón cada vez palpitaba con más violencia. Intentaba concentrarse en el juego en el que participaba con sus niños, pero desde hacía ya bastantes minutos que la ansiedad y el miedo habían crecido en su cuerpo desmesuradamente.

Se estaba empezando a encontrar mal. Su piel empezaba a transpirar.

Habían pasado ya casi dos horas desde que se había despedido de Draco, y éste aún no le había llamado. Ya debería haber llegado al trabajo; como mucho y con tráfico hubiera tardado media hora, no dos horas casi como llevaba.

Mentalmente empezó a llamar a Draco, totalmente asustado, temiéndose que el mal presagio que había sentido esa mañana se hiciera realidad.

Sonrió a la pequeña que se acercó a él y se sentó en sus piernas para seguir jugando con las piezas de construcción. Él la sujetó con una de sus manos para que no se cayera y la ayudó a colocar un cubo en la cima de la torre que entre todos los niños estaban construyendo.

De pronto el móvil en su bolsillo comenzó a vibrar. Harry, con emoción contenida y una sonrisa de alivio, cogió el teléfono y miró la pantalla. La sonrisa se le borró y los pulmones se le congelaron. Número desconocido. ¿Quién podía ser?

Respiró profundamente antes de contestar.

A medida que la mujer al otro lado de la línea le hablaba él comenzó a ponerse sumamente pálido. Su corazón se le paralizó en el pecho y sus ojos se le llenaron de lágrimas. Si no hubiera estado sentado en la colchoneta lo más seguro era que hubiera caído al suelo.

El móvil se le resbalo de la mano mientras sus labios pronunciaban el nombre de Draco.

Sus temores se habían hecho realidad.


Hola! Bueno, aquí esta el principio de mi nuevo fic slash. Qué tal está? Les gustó? No será un fic muy largo; tendrá unos tres caps como mucho. Acepto críticas constructivas, sugerencias y consejos para mejorar!

Euge, cari! Espero que te guste! ;)

Mil besotes a todos!

Aykasha-peke
Miembro de muchas Órdenes