Bendecido con el corazón de un héroe
Escrito por Magnus9284, traducido por Fox McCloude
Disclaimer: My Hero Academia, Konosuba y todos sus personajes son propiedad de Kohei Horikoshi, Natsume Akatsuki y Kurone Mishima. La historia original le pertenece a Magnus9284, yo solo tomo crédito por la traducción. Todos los derechos reservados.
Capítulo 5 – La promesa de un héroe
Izuku estaba teniendo problemas para dormir. Ahora tenía dinero más que suficiente para pagar su estadía en la posada, pero gracias a las dos nuevas adiciones a su equipo, el posadero se había rehusado a dejarles alquilar un cuarto. Al menos, explicó que un inspector de la capital se estaba quedando esa semana, y dicho inspector era un enemigo jurado de una de sus nuevas amigas.
Como resultó ser, la diosa Eris detestaba a las harpías.
Incapaz de mandar a la chica pájaro a dormir sola en los establos, optó por que se fueran juntos, pues no soportaría quedarse en una cómoda habitación mientras estas dos tenían que conformarse con una pila de paja…
Pero ambas estaban profundamente dormidas, mientras él se sentía incómodo.
- "Este es… un mundo horrible." – pensó Izuku, dándose la vuelta para mirar a la harpía negra, que estaba dormida con una linda sonrisa en el rostro sobre su nidito improvisado, sin darle aparentemente importancia a las cosas horribles que había soportado hasta ahora. – "Prometo que encontraré una forma de que puedas volar de nuevo, Chika."
Chika era el nombre que le había dado a la harpía negra. Era simple y poco imaginativo, y la chica pájaro estaba increíblemente feliz por él… incluso cuando Aqua señaló que parecía un mal juego de palabras. Fue solo después de que le dio el nombre que Izuku supo sobre los horrores que tuvo que soportar desde su nacimiento, empezando por sufrir una mutilación obligada.
Según las enseñanzas de Eris, si una harpía iba a vivir entre los humanos, tenían que cortarle la cola y las garras de sus pulgares, para que así no pudiese volar ni tampoco usar herramientas humanas. A Izuku le dolió el corazón enterarse de esa práctica tan poco ética, que era religiosa a pesar de todo. Simplemente no podía creer que una diosa tan amada por las masas pudiese ser tan cruel.
- "Una religión que practica actos tan horribles no puede ser buena." – pensó Izuku mientras se daba la vuelta, mirando a la chica reptiliana, miembro de los hombres lagartos. – "Y encontraré la forma de curarte a ti también, Liza."
Liza, el nombre que le dio a la ahora identificada como mujer cocodrilo. Aunque el nombre era un juego de palabras todavía peor que el que le dio a la harpía, esta vez Aqua dudó en reírse… aparentemente, los hombres cocodrilo eran una subespecie de los hombres lagarto, que superaban por mucho a sus primos en fuerza y resistencia, dándoles músculos capaces de doblar hierro con solo sus manos, y de resistir golpes normales con poco daño. Sin embargo, también eran increíblemente fáciles de enojar, propensos a la violencia, y aparentemente más tontos que un ladrillo.
Acorde con Chika, Liza no era capaz de seguir el libreto que le dio el comerciante de esclavos, al no poder mentir sobre su herencia, pues el esclavista quería que se hiciera pasar como una mujer lagarto regular ante un cazador. Su actuación fue tan mala, que el esclavista optó por cortarle la lengua, en un intento de hacerla ver como sus primos más sumisos. Dronya fue capaz de reconocer lo que era realmente, lo que le dio una buena palanca para negociar el precio. Ya que la vil mujer solo necesitaba cuerpos extra para su misión, pudo obtenerla independientemente de posibles riesgos.
- "¿Por qué las diosas no pueden mostrar algo de amabilidad?" – Izuku casi gritaba dentro de su cabeza, incapaz de soportar el hecho de que tenía que viajar con una diosa tan insensible. – "¿Es demasiado pedir que las cure?"
Aunque Aqua parecía disfrutar de ser poco cooperativa, Megumin mostró un curioso nivel de ayuda; la Archimaga explosiva, notando la necesidad de Izuku por una explicación, comenzó a relatarle de manera extensiva los detalles sobre la guerra de hacía mil años.
La historia contaba sobre un conflicto que envolvió a todo el continente, donde los semihumanos intentaron exterminar a los humanos, elfos y enanos. Las razas favorecidas lucharon por separado al inicio, pues ninguna quería rebajarse a pedir ayuda, hasta que los Avariel (una subespecie de elfos que tenían alas) y los Duergar (una subespecie de enanos con piel oscura) terminaron extinguiéndose debido a la astucia de las harpías y las lamias.
Fue en ese momento que supo que los Avariel eran los hijos más amados de Eris… lo que significaba que de ese momento las harpías se habían convertido en enemigos directos de la "benévola" diosa.
Megumin entonces llegó a la parte que marcó el giro total de la guerra, y el comienzo de la era de los héroes. En ese punto apareció un héroe humano que unió a las tres razas contra los semihumanos, ganando victoria tras victoria, haciendo retroceder la amenaza hasta que ya no tenían los números para continuar. Y entonces… la cacería continuó hasta que las razas más fuertes de semihumanos se extinguieron, y los remanentes se vieron forzados a vivir en tribus pequeñas que habían sido cazadas por traficantes de esclavos hasta hoy día.
Izuku estaba horrorizado por la información, y si bien podía entender la ira de Eris, no podía justificar semejantes actos barbáricos. Él mismo, siendo japonés, sabía mejor que nadie lo mal que estaba ese odio, porque apoyarlo sería lo mismo que decir que estaría bien exterminar de toda la faz de la tierra a todos los alemanes y japoneses en venganza por la Segunda Guerra Mundial.
Una vez que todo estaba dicho y hecho, Megumin preguntó algo que hizo que Izuku sonriera con tristeza:
- "Las compraste para que no sufran en el Imperio, ¿verdad?"
La pequeña archimaga no esperó la respuesta, y en vez de eso dijo que iría a buscarle un libro que le ayudara a lidiar con las chicas… y entonces Aqua decidió preguntar sobre los arreglos para dormir esa noche.
- "¡No pienso compartir mi cuarto con alguien como ella!" – gritó mentalmente Izuku, forzándose a cerrar los ojos.
(-0-)
A la mañana siguiente…
- "¡Esto es malo!" – pensó Izuku, sintiendo pánico al darse cuenta de su situación. – "¡ESTO ES REALMENTE MALO!"
Como era usual, al menos desde que se convirtió en Druida, Izuku había despertado con el primer rayo de la mañana. Pero a diferencia de veces anteriores, lo hizo con dos cuerpos femeninos abrazándolo.
En algún punto durante la noche, Chika y Liza se habían movido para ponerse al lado del ahora muy avergonzado adolescente, abrazándole el cuerpo y usando su pecho como almohada. No era que se sintiera incómodo en absoluto, pero sin duda le resultó bastante impactante al peliverde.
Mientras pensaba en cómo salir de esta situación, Izuku sintió cómo Liza movía su cola, enrollándola alrededor de su cintura... y subiendo y bajando por su entrepierna, lo que hacía que este incómodo despertar matutino fuese todavía peor.
- Err… ¿chicas? ¿Podrían por favor despertarse? – preguntó Izuku, inseguro de si debería sacudirlas para que se despertaran, o ser amable y gentil al respecto.
Y entonces sintió que las plumas de Chika acariciaban suavemente su abdomen, como si le estuviese poniendo una manta encima.
- No importa. ¡Ya despiértense! – Izuku finalmente se movió con la intención de despertar a las chicas, y aunque alzó un poco la voz, no era capaz de gritarles.
- ¡¿UWA?! – Chika rápidamente abrió alarmada los ojos, tomándose un segundo para mirar a su nuevo amo con algo de miedo, como si esperase que le dieran una paliza de castigo. Pero al ver que no vino, se relajó. – Buenos días.
Chika su mejor esfuerzo por alejarse de de su amo para evitar estorbarle, tratando de levantarse con la poca gracia que pudo lograr, obviamente esperando sus órdenes. Liza, por su parte, parecía tener problemas para desenredarse del cálido cuerpo al que se estaba aferrando, ya que su cuerpo de sangre fría demandaba más tiempo de acurrucarse… y el hecho de que era la primera vez que un humano le daba tanto calorcito no ayudaba en absoluto.
- ¡Vamos, Liza! – Izuku alzó la voz solo un poco más, apenas sacándole una reacción a la chica cocodrilo. – ¡Tenemos mucho que hacer hoy!
Viendo que las palabras amables no bastaban, y sintiendo que su cuerpo comenzaba a reaccionar de la manera equivocada, decidió tomar el asunto con sus propias manos… o más bien, con sus vides.
Liza finamente despertó sobresaltada, cuando sintió que su pesado cuerpo era alzado por la fuerza sobre su cálida cama, solo para descubrir que colgaba sostenida por unas vides que se veían demasiado como látigos para su gusto. Izuku intercambió miradas con la albina reptiliana, y tras un segundo… la colocó suavemente en el suelo, de pie, y sin tomar ninguna represalia.
- Ahora que las dos ya están despiertas… – Izuku se dirigió a las esclavas con una voz muy seria, haciendo que las pobres chicas se quedaran rígidas ante la idea de que serían disciplinadas – … vístanse. Necesitamos conseguirles sus tarjetas de aventureras hoy, y estoy seguro que querrán comer algo sólido para el desayuno.
Las chicas parpadearon sorprendidas, encontrando difícil de creer que su nuevo amo no hubiese iniciado la mañana como ellas esperaban. Primero, no intentó usar sus cuerpos para darse placer, algo para lo que las habían entrenado para aceptar, ni tampoco intentó lastimarlas en represalia por incomodarlo.
El hecho de que les estaba ofreciendo algo de privacidad tampoco se les había escapado…
(-0-)
Más tarde, en el salón del gremio…
Izuku de nuevo recibió una prueba de que este mundo era retorcido y oscuro.
- ¡Esto es ridículo! – murmuró Izuku para sí mismo, mirando las tarjetas en su mano. – ¿Qué pasa con estas reglas?
Cuando lo llevaron al mostrador y al artefacto de registro, Luna indicó que las dos semihumanas no podían conseguir tarjetas de aventureros como él. En vez de eso, quedarían registradas como añadidas en su propia tarjeta, y las dos que tenía en la mano eran tarjetas de esclavos. Esto significaba que él sería responsable de su crecimiento y acciones durante sus aventuras. Para empeorarlo aún más, estas tarjetas costaron el triple de lo que costó su registro… casi como si fuese una medida disuasoria para que los semihumanos se volvieran más fuertes.
- No está del todo injustificado. – dijo Megumin, que estaba a su lado mostrándose algo enfurruñada, en aparente respuesta a sus murmullos quedos. – Los semihumanos bajo el estatus de aventureros tienden a crecer más rápido que los humanos, lo que significa que si se les deja sin vigilancia pueden convertirse en amenazas.
La explicación de Megumin podría tener algo de validez, pero eso no cambiaba el hecho de que Izuku detestaba lo restringidas que quedaban estas dos chicas.
Para cuando había terminado de registrar a sus esclavas como parte de su equipo de aventureros, se encontró con la pequeña Archimaga quien, tal como prometió, le había traído un libro que detallaba la biología y roles de los semihumanos en la sociedad. El libro también contenía el conjunto de reglas básicas para seguir entre los dueños de estos esclavos en las diferentes regiones del continente, y sugerencias de cómo tratar con sus instintos.
No hacía falta decir que Izuku no estaba nada contento con la nueva información…
- Entonces… – Megumin continuó al darse cuenta que Izuku no iba a responder a su anterior declaración. – ¿Qué piensas hacer con ellas?
La pregunta de Megumin iba dirigida a ayudarse a entender al Druida peliverde, su corazón e inclinaciones y, si era posible, proclividades. La Demonio Carmesí se había vuelto muy interesada en el chico frente a ella, especialmente por la forma en que le daba atención… atención que estaba disminuyendo debido a las nuevas adiciones al grupo, que la estaban ocupando en lugar de ella.
- Voy a encontrar una manera de restaurarles sus cuerpos. – respondió Izuku sin un solo titubeo, haciendo que Aqua se ahogara con su bebida, y que Megumin hiciera un pequeño puchero. – Después, les enseñaré a ser autosuficientes.
- Sí entiendes que ningún sacerdote te va a ayudar con eso, ¿verdad? – preguntó Aqua, sintiéndose divertida por el espíritu del muchacho, y a la vez asqueada por lo puras que eran sus intenciones.
- Según la biblioteca, puedo aprender magia de restauración si me convierto en un Archidruida. – La palabra de Izuku cortó profundamente el orgullo de la diosa, pues ella creía ser la única a quien el Druida podría acudir. – Eso significa que le puedo pedir a otros Archidruidas que me ayuden.
Aqua se sintió algo herida por las palabras de Izuku. Ella había estado pensando en ofrecerle ayuda con eso, después de obligarlo a suplicar y a postrarse de rodillas, por supuesto.
- ¿No crees que estás yendo demasiado lejos, solo por un par de esclavas semihumanas? – preguntó Megumin, tratando lo mejor que podía de ocultar su molestia que iba en incremento. – Sería más fácil si buscaras a algún noble o asistente de gremio que te las quite de las manos… incluso en una posada o taberna, si demuestran ser lo bastante habilidosas.
Chika y Liza observaban atentamente la conversación, sabiendo que estas chicas hablaban sobre ellas, y había no poca animosidad hacia ellas, pues obviamente querían que su nuevo amo se deshiciera de ellas. También pusieron atención en el rostro de Izuku, y cómo este se contorsionaba en una extraña mezcla de rabia y tristeza.
Chika estaba a solo un paso de abrazarlo para calmarle la mente, pues le había dado la impresión de que le gustaron sus plumas. Liza por su parte, tenía ganas de echarle un mordisco a la que estaba molestando más a su amo.
Y entonces, alguien más llegó a su mesa…
- Acabo de leer su aviso de reclutamiento. – Una voz que sonaba muy dignificada hizo que el grupo se girase hacia la recién llegada, que resultó ser una mujer joven. – Me estaba preguntando si aún tienen espacio en su equipo.
La joven mujer era alta, y parecía tener el aspecto de una guerrera, su cabellera larga y rubia estaba atada en una cola de caballo y tenía unos mechones colgándole de la frente, haciéndola lucir hermosa y seria. Su piel clara y rasgos cincelados podrían fácilmente enamorar a cualquier hombre que la viese. Llevaba un abrigo largo y amarillo con piezas de armadura que daban crédito a su fuerza, aunque las hombreras asimétricas confundieron un poco al joven Druida.
- Sí, aún estamos reclutando. – replicó Izuku con neutralidad, internamente agradecido de que la recién llegada llevase algo que cubría bien sus partes sensibles, a diferencia de otras que había visto antes.
- ¡Solo clases avanzadas! – añadió Aqua inmediatamente, pues no quería más miembros debiluchos en su grupo.
- No le prestes atención. – la cortó Izuku igual de rápido, sabiendo que era mejor evitar que la pobre excusa de una diosa tomara las riendas. – El sentido común basta para dejarte entrar.
- Se apreciaría un poco algo de habilidad también. – se unió también Megumin, pensando de pronto que Izuku parecía tener debilidad por las chicas que necesitaban ser rescatadas.
De pronto, la guerrera dignificada pareció ser reemplazada por alguien completamente diferente.
- No hay necesidad de preocuparse, soy una Paladín de la fe de Eris. – replicó la joven mujer, haciendo que dos de los miembros del grupo se preguntasen por qué no dijo nada de sentido común o de habilidad para empezar. – Mi nombre es Darkness… ¡y me gustaría si me dejaran unirme a su g-g-g-g-grupo!
El humor de Izuku se vio empañado cuando la Paladín declaró su fe; le habría gusto darle una oportunidad independientemente de la falta de mención en niveles de habilidad o sentido común, pero ahora temía que podría intentar hacer algo contra Chika, que ahora se estaba escondiendo detrás de él.
- No creo que eso sea una buena idea… – Megumin fue la primera en emitir juicio, sacándole un suspiro triste al druida peliverde.
- ¿De qué estás hablando? – habló Aqua con una empatía poco característica suya. – ¡Es una Paladín, una clase avanzada de élite!
- Podría ser Comandante de Caballeros, y seguiría siendo mala idea dejarla unirse. – Esta vez fue Izuku quien emitió juicio.
Aunque detestaba mostrar prejuicios hacia alguien basándose únicamente en la fe, esta vez sintió que no había necesidad de arriesgarse a que una de sus nuevas amigas recibiera más sufrimiento.
- ¿Qué? – Darkness parecía decepcionada por el rechazo. – ¡¿Por qué?!
Darkness cayó en la desesperación, preguntándose si los rumores sobre ella ya habrían llegado hasta este grupo, o si dijo algo malo. Una nueva chica apareció detrás de ella y le dio un toquecito en el hombro para llamar su atención.
- ¿No te dije que no fueras tan impulsiva? – preguntó la recién llegada, atrayendo las miradas del grupo.
Esta chica era más baja que Darkness, tenía el pelo plateado recortado por encima de los hombros, y sus ojos púrpuras parecían juguetones. Izuku rápidamente notó su atuendo algo atrevido, que dejaba demasiada piel expuesta, aunque era menos escandaloso que muchos otros que ya había visto antes. Y su semblante más la daga que mantenía a su espalda gritaban "ladrona" en la mente del Druida.
- Además, ¿por qué quieres unirte a alguien con esa clase de equipaje? – continuó la chica nueva, esta vez señalando hacia la asustada Chika, que intentaba hacerse aún más pequeña detrás de la espalda de Izuku.
Incluso con el conocimiento y entendimiento de que este prejuicio era inevitable, Izuku no pudo evitar tensarse por las palabras de la recién llegada. No había necesidad de preguntarlo, era obvio por como interactuaban que ambas compartían la misma fe, y en su mente, sería lógico pensar que intentarían iniciar una pelea para mostrar la fuerza de sus creencias.
Megumin notó cómo Izuku se tensaba, al tanto de la situación que se podría generar, y luego notó que Liza se tensaba, como un resultado obvio de que su amo estaba preparándose para una confrontación. Después de un momento, se dio cuenta que ella misma también estaba apretando su propio bastón.
- ¿Quién es la impulsiva ahora, Chris? – replicó Darkness, aparentemente ignorante de la tensión que había en el aire, y sorprendentemente más abierta de mente de lo que Izuku asumió. – La harpía parece estar bien domada; no hay necesidad de denunciarla como malvada.
¿Denunciar a Chika como malvada? Eso hizo que Izuku frunciera el cejo.
- Sigue siendo una harpía. – señaló Chris, al parecer indispuesta a dejar de lado el tema. – Son astutas, y manipuladoras. ¿Por qué no le pides al dueño que te muestre sus atributos?
- No quiero, y no tengo por qué hacerlo. – Izuku decidió ponerles un hasta aquí rápidamente a las dos señoritas frente a él, haciendo que Megumin parpadeara sorprendida por lo enojado que sonaba. – Por favor, váyanse a buscar a alguien más a quien molestar.
Izuku había tenido suficiente con esta gente; de hecho, ya había tenido suficiente con este mundo. Anoche, se le había ocurrido brevemente la idea de tomar caminos separados con Aqua y arreglárselas con Megumin y las esclavas, y ahora, dicha idea estaba empezando a echar raíces.
- ¡Atención a todos los aventureros, por favor diríjanse a la puerta principal para el evento obligatorio de cosecha!
El anuncio, que salía desde los altoparlantes, fue suficiente para romper la tensión. Izuku comprensiblemente estaba confundido por la repentina llamada, especialmente cuando todo mundo lo ignoró para irse directo hacia las puertas de la ciudad. Al no tener razón para rehusarse a una misión obligatoria, tanto él como sus esclavas siguieron al resto para ver qué estaba sucediendo…
(-0-)
Más tarde en las puertas de Axel…
Izuku estaba, a falta de una mejor palabra, estupefacto. A su alrededor, tanto los aventureros novicios como los veteranos estaban ocupados tratando de pelear contra el enjambre de enemigos, esforzándose al máximo por anotarse muertes lo más rápidamente posible. No importaba si el aventurero fuese pequeño y ágil, grande y lento, o adepto en la magia, todos ellos se estaban esforzando por lidiar con los numerosos enemigos.
- Yo… no lo entiendo… – murmuró Izuku para sí mismo, pues su cerebro tenía problemas para aceptar la escena que se desenvolvía frente a él.
El masivo ejército que invadía las puertas consistía en… repollos voladores; criaturas con forma de planta que no tenían otra forma de atacar excepto usar sus propios cuerpos para embestir lo que fuera que se interpusiera en su camino. Tampoco eran muy inteligentes, ya que se movían a ciegas al frente sin preocuparse en absoluto por su propia salud.
- ¡YO LOS PROTEGERÉ! – El grito de Darkness llegó hasta Izuku, que desvió la mirada para verla ser golpeada constantemente por los repollos mientras usaba su propio cuerpo como escudo, para proteger a un par de aventureros que habían caído ante los constantes ataques de las pequeñas criaturas.
La imagen de Izuku sobre la Paladín dio un giro total en los pocos minutos que la había visto en acción; enterrados habían quedado los miedos de tener que lidiar con algún tipo de inquisidora, pues incluso él, con su inclinación natural para ver lo bueno en las personas, no pudo evitar ver la cara de placer que la Paladín estaba haciendo al ser constantemente golpeada mientras piezas de su armadura salían volando fuera de su atuendo.
Era una masoquista… una masoquista muy depravada.
- Esto es estúpido… – murmuró Izuku, dándose por vencido en buscarle sentido a esta locura.
Según lo que pudo entender, este era un evento anual en el cual los aventureros buscaban exterminar y recolectar los repollos, ganando dinero pues se les consideraba un ingrediente muy valioso en la región. También había lechugas volando, e Izuku se sorprendió de escuchar que era considerado un ingrediente de baja calidad.
- ¡Atrapé uno! – La voz chillona de Chika anunciaba su participación en el evento, aunque fuese solo porque un repollo perdido iba volando directo hacia su distraído amo.
Izuku no tenía intención real de tomar parte en semejante estupidez, pero aun así le dio una palmadita en la cabeza a la harpía negra por su esfuerzo en mantenerlo a salvo. El joven Druida también había estado pensando en la petición de la ladrona sobre ver los atributos de la harpía, y eso le hizo sentirse incómodo; pudo notarlo en el momento en que recibió su tarjeta de esclava, su inteligencia era alta, lo bastante como para que Luna le aconsejara mantenerla lejos de cualquier tomo o artefacto mágico. Aunque era un miedo infundado, ¿cómo se suponía que aplicara los componentes somáticos de los hechizos?
Y hablando de magia…
- ¡EXPLOSIÓN!
Megumin disparó su hechizo insignia… justo encima de la masoquista Darkness. Izuku tuvo que admitir que era una decisión sensata desde el punto de vista táctico, porque Darkness estaba siendo asaltada por lo que parecía ser el 80% del ejército de repollos, y viendo cómo logró permanecer en pie, era obvio que tuvo razón al asumir que la Paladín sería capaz de tanquear el ataque.
Izuku por su parte se sintió agradecido de que el estallido de la explosión pudo cubrir lo que parecían los sonidos de un orgasmo.
- Tal vez debería invertir en conseguir una carreta… – murmuró Izuku cuando las cosas parecieron calmarse, haciendo que Chika y Liza ladearan sus cabezas. – Si me quedo aquí, no podré volverme fuerte… y tal vez explote contra alguien.
En el momento en que las palabras salieron de sus labios, la expresión de Liza se volvió sombría, como si esperase ser ella misma la razón de la depresión de su amo. Al ver esto, Izuku decidió acariciarle la mandíbula, haciéndole retornar a una expresión neutral. Tampoco se le escapó notar como movía su cola, señalando su felicidad por recibir atención positiva.
- ¡SEGUNDA OLA!
El repentino grito hizo que Izuku se girase hacia el peligro, sintiéndose extremadamente irritado por la situación; podría simplemente haber abandonado el área, pero al notar el cuerpo tirado de Megumin, y a Darkness arrodillándose y jadeando en éxtasis, decidió convertirse en un escudo para las docenas de aventureros que estaban fuera de comisión.
- Esto es ridículo. – dijo Izuku para sí mismo, comenzando a expandir varias vides a su alrededor, entrelazándolas rápidamente para formar una red gigante, y luego preguntó a nadie en particular. – ¿Por qué tengo que ser el único que se le ocurre un plan para proteger a todos?
La red pronto fue completada, y entonces utilizó una enorme cantidad de maná para poder reforzarla.
- ¿Porque el amo es un héroe? – preguntó Chika, cuya voz chillona no fue escuchada por el resto de aventureros, pero sus palabras llevaban suficiente peso para golpear al joven Druida de sorpresa.
Izuku no lo sabía, pero había estado hablando dormido, viendo la academia a la cual quería asistir, y el título que deseaba tanto. Por supuesto, Liza no sabía lo que eso significaba, pero Chika se tomó a pecho esas palabras; después de todo, pertenecerle a un héroe parecía ser una meta muy noble.
- Me… gusta cómo suena eso. – replicó Izuku con una sonrisa al levantar la red, justo cuando la segunda oleada de repollos llegaba hacia las puertas.
Para sorpresa de todo mundo, la red funcionó, logrando atrapar una cantidad masiva de repollos, y previniendo más heridas entre los ya derribados aventureros. Estaban tan sorprendidos que nadie se movió para matar a los que quedaban atascados, y pronto los números de las pequeñas criaturas comenzaron a mover la red.
- ¡Liza! ¡Ayudemos al amo! – gritó desesperada Chika, no queriendo que su amo cargara con todo el peso solo.
Izuku casi había perdido la concentración cuando Chika alzó la voz; el sonido chillón era casi como uñas en un pizarrón, haciéndolo entender por qué hablaba casi en un susurro. La chica cocodrilo actuó rápidamente a pesar de todo, agarrando el extremo de la red y aplicando todo su peso y fuerza para evitar que se moviera más, mientras que la harpía cogía el otro extremo con sus garras, agitando furiosamente las alas para ayudar con su empresa.
- ¡¿A QUÉ ESTÁN ESPERANDO?! ¡RECOJAN A LOS REZAGADOS! – les gritó Izuku a los aventureros que solo estaban mirando, sacándolos inmediatamente de su estupor.
Izuku observó que todos los aventureros se movilizaban… solo para darse cuenta que, en vez de ayudarlo, tomaron caminos separados para acumular presas para sí mismos individualmente. Era una locura, la peor de las estupideces, e Izuku estaba harto de ella.
- ¡Amo! – La horrenda voz de Chika volvió a sonar, esta vez acompañada por una cara de dolor. Obviamente ella no tenía la fuerza y resistencia para mantenerse ante una tarea tan monumental.
- ¡Bien! ¡LO HARÉ YO MISMO! – gritó Izuku, activando Crecimiento de Espinas para convertir la red en un muro de espinas extremadamente agudas y largas, en las cuales se clavaron todos los repollos en un instante, lo cual hizo que la red se desplomara, llena de repollos empalados.
Los sonidos de la batalla se detuvieron, y todos se giraron para ver la imagen de un Izuku muy enojado observando un ejército totalmente empalado. Los hechiceros se estaban preguntando qué clase de hechizo había utilizado, ya que ninguno pudo reconocer el efecto.
(-0-)
Más tarde esa tarde, en el salón del gremio…
Izuku de nuevo se encontraba totalmente confundido; aparentemente, los repollos valían un buen precio, especialmente este año tras una cosecha tan abundante, y sin mencionar que la segunda oleada que él había detenido parecía ser de mejor calidad que la primera, lo que le ganó más dinero del que el gremio podría manejar con una sola transacción.
- Amo, ¿lo hicimos bien? – preguntó Chika, por sí misma y por Liza, que parecía verse expectante ante el Druida peliverde.
- Lo hicieron fantástico. – replicó Izuku dándoles palmaditas a las dos chicas. – Las dos.
Ambas chicas disfrutaban de la atención como si fuese una droga, pues ninguna estaba acostumbrada a recibir halagos o recompensas. Tampoco ayudó que Izuku ordenó sapo frito y repollo salteado como premio para ellas.
Izuku tuvo que admitir que observar a Chika y Liza tan felices le llenaba el corazón con una sensación de logro, y sus sonrisas se sintieron como un bálsamo curativo para el dolor que le producía el mundo que lo rodeaba. Aunque deseaba que Megumin dejara de mirarlo feo cuando pensaba que no estaba viéndola.
- ¡¿QUÉ QUIERES DECIR CON QUE NO RECIBIRÉ DINERO?!
El chillido de Aqua, si bien no era tan doloroso como la voz sin filtro de Chika, todavía hizo temblar a Izuku, forzándolo a mirar a la ex-diosa mientras continuaba sacudiendo a la pobre Luna, que hacía su mejor esfuerzo para evitar que sus pechos quedaran expuestos debido al maltrato que estaba sufriendo su ropa.
Por lo que Izuku logró entender, Aqua se las arregló para atrapar mayormente lechugas, y calidad muy pobre para empeorarlo, y al ser un ingrediente poco solicitado, se le estaba ofreciendo lo que simplemente llegaba a ser una miseria por todo ese montón. Al final, se dio la vuelta para ver al joven Druida sin nada excepto furia… y entonces su cara se tornó en una linda sonrisa con ojos chispeantes.
- ¡Izuku! ¡Izuku! – le dijo Aqua en una voz que trataba de sonar linda, aproximándose al Druida como si fuese su persona favorita en el mundo.
La imagen no hacía más que enfermar a Izuku.
- ¿Cuánto conseguiste por tus repollos? – le preguntó Aqua, tratando de sonar amigable, no que Izuku no pudiese notar la avaricia en sus ojos. Después de todo, él tenía una bolsa de monedas bien llena en la mesa frente a él.
- Dos millones. – le dijo Izuku secamente, decidiendo ser honesto y decir lo que tenía a mano para poner a prueba la integridad de la diosa. No que se esperara un buen resultado de parte de ella.
El silencio se apoderó de todo el salón del gremio, y cada par de ojos se quedó fijo en el joven Druida ante la mención de la enorme cantidad de dinero en una sola bolsa. Izuku no estaba siendo totalmente honesto, sin embargo; aunque la bolsa frente a él en efecto tenía dos millones de eris, en su bolsillo tenía un vale por otros dos, lo que significaba que tendría suficiente dinero para vivir sin problemas por un buen tiempo. Sin embargo, la idea de no trabajar rápidamente se borró de su mente, pues necesitaba conseguir equipamiento para sí mismo y para sus chicas.
Y todavía tenía problemas sobre referirse a Chika y Liza como "suyas".
- Dos… dos mill… – Aqua parecía haberse quedado sin palabras, y luego trató de abrazarlo. – ¡Izuku! ¡Mi querido amigo! ¡Mi estimado, apuesto y…!
- ¿Qué es lo que quieres? – Izuku no encontró nada divertida la obvia avaricia en los ojos de la Arcipreste peliazul.
- Préstame algo de dinero. – dijo Aqua, casi exigiéndole, aunque realmente se veía desesperada.
- No. – respondió Izuku secamente, pues era obvio que no quería alimentar ningún vicio que estuviese brotando en el corazón de la egoísta diosa.
- ¡Por favor! ¡Tienes que ayudarme! – Aqua ahora estaba recurriendo al llanto, derramando lágrimas mientras se aferraba a la ropa de Izuku, haciendo tremenda escena en el salón del gremio y causando que todos empezaran a murmurar a su alrededor. – Tomé un préstamo enorme pensando que lograría un buen pago con la cosecha. ¡¿Cómo iba a saber que solo iba a atrapar asquerosas lechugas?!
- ¿Y eso cómo es mi problema? – La pregunta de Izuku le cayó como un balde de agua fría, pues sonaba como si no le importaran nada sus problemas. Izuku no tenía intención de ayudar a la diosa con sus líos, pues ella había hecho más que suficiente en contra de él y su pobre corazón como para que no quisiera desperdiciar sus esfuerzos con ella.
- P-porque… – Aqua comenzó a hablar, rápidamente mostrando una cara llena de temor y con la voz titubeante – … ya me gasté todo el dinero, y tengo que pagarlo hoy… y me lo cobrarán de cualquier manera que vean conveniente si no tengo lo suficiente…
Al terminar de explicar, Aqua se giró para ver un grupo de rufianes, uno de los cuales estaba lamiendo una daga mientras la miraba lascivamente.
Izuku suspiró, odiándose por no ser capaz de dejarla tirada aunque no mereciera ninguna compasión por su comportamiento, y especialmente después de haberle denegado la ayuda para sanar a Chika y Liza.
Un momento, ¿sanar a Chika y Liza? Eso le dio una idea.
- Está bien. Te voy a ayudar. – replicó Izuku suspirando, y sin dejar de notar que Megumin volvía a hacer un puchero; aunque bastó con un palmadita para que se calmara.
- ¡YAY! ¡Eres el mejor! – Aqua comenzó a llorar de alegría mientras extendía sus manos, obviamente esperando que Izuku le entregara su enorme bolsa de monedas. Pero en lugar de eso, Izuku les hizo un gesto a los rufianes para que se aproximaran a su mesa, para confusión de Aqua.
- No confías en ella, ¿verdad? – preguntó Megumin con una sonrisa arrogante. Cuando se les unió por primera vez, había asumido que la Arcipreste era cercana con Izuku, pero dos días bastaron para probar lo contrario. Por supuesto, a ella no le molestaría si la chica peliazul abandonaba su grupo, pues eso le daría más tiempo para pasar con el chico peliverde.
- No, en absoluto. – replicó Izuku, ganándose un chasquido de lengua por parte de Aqua, quien por supuesto se esperaba que Izuku fuera lo bastante ingenuo para entregarle la bolsa sin preguntar por una cantidad específica.
- ¿Necesitas un préstamo, niño? – preguntó el líder de los rufianes, en una voz que sonaba de negocios, aunque obviamente notó la enorme bolsa de monedas. – ¿O acaso la gran derrochadora te convenció de ayudarla con su deuda?
Izuku le lanzó una mirada fulminante a Aqua al escuchar el epíteto, preguntándose qué tan grande era el lío en que se había enredado la chica.
- No exactamente. – replicó Izuku alzando una mano, demandando ser escuchado. – Es miembro de mi equipo, así que no puedo dejar que se desaparezca ahora. Por supuesto, tampoco puedo permitir su mal hábito de derrochar dinero, así que, en lugar de pagarle su deuda, quiero comprársela.
Los rufianes y Megumin obviamente no se esperaban esa respuesta.
Izuku había leído lo suficiente para saber que este tipo de personas siempre trabajaban dentro de los límites de la ley, lo que significaba que el préstamo se daba luego de firmar un contrato mágico. Este contrato daba derechos sobre las ganancias y ahorros del aventurero hasta que la deuda fuese cubierta en su totalidad, y aunque no eran capaces de forzar a la persona a hacer cosas desagradables como robar o prostituirse, eso no impedía que la persona cayera en tales prácticas para pagar el dinero.
Y el plan de Izuku consistía en utilizar dicho contrato para forzar a Aqua a plegarse a sus demandas.
- Yo… bueno, no nos oponemos a eso… – replicó el líder luego de recuperar su voz, volviendo a su tono de negociante. – Pero debes saber que esa pequeña perra nos quitó bastante dinero, y tenemos que agregar un cargo extra por la transferencia del contrato.
- ¿Cuánto? – preguntó Izuku, ya sintiendo que se le hacía un nudo en el estómago.
- Incluyendo el costo de transferencia, y la cuota del gremio por la transacción del contrato mágico… – El líder se tomó un momento antes de darle el número. – Un millón, doscientos mil Eris.
Izuku y Megumin se quedaron congelados en el acto, al recibir el golpe de realidad ante el tamaño de la deuda. Hasta las esclavas parecían horrorizadas por el número tan grande para ser un simple préstamo.
- ¡¿Qué?! – Megumin fue la primera en recuperarse, lanzándole una mirada asesina a la Arcipreste como si el dinero hubiera salido de su propio bolsillo. – ¿Cómo? ¿En qué diablos te gastaste todo ese dinero?
- Bien, le compraré la deuda. – replicó Izuku tras unos segundos, poniéndose de pie para seguir a los rufianes a un cuarto privado en la parte trasera del gremio. – Recuperaré lo que vale mi dinero en favores antes de que termine el día de todas maneras.
Ante las palabras de Izuku, Aqua palideció, incapaz de imaginarse qué clase de favores le pediría el Druida peliverde que pudiesen valer una suma tan alta.
- ¿Por qué de pronto me siento como ganado para el matadero?
La pregunta de Aqua se quedó sin respuesta, pues Megumin se enfocó en su comida, e incluso las esclavas parecían más interesadas en mirar sus propios platos que en poner atención a la ex-diosa.
Poco sabía Aqua que el plan de Izuku incluía romper en pedazos su espíritu y su orgullo para obtener lo que deseaba.
Esta historia continuará…
Notas del traductor:
Buenos días, gente. Okay, como es domingo, hoy toca actualización de esta historia. Creo que me voy a saltear hablar de las noticias de My Hero Academia de esta semana, con las filtraciones del manga que hubo, para no spoilearle a nadie, pero creo que todos los que ya lo vieron podemos tener la certeza de algo; Horikoshi siempre hace que todo caiga en su lugar, aunque a veces tarde, y es mejor no sacar conclusiones apresuradas.
Ahora vamos con el fic aquí. Primero, las dos nuevas compañeras/esclavas de Izuku rápidamente se apegaron a él. Es curioso cómo se forma el contraste entre Megumin y Aqua: la primera, a pesar de ponerse celosilla se muestra comprensiva y trata de ayudar, mientras que la segunda solo busca entorpecerle todo lo posible por sus caprichos personales. Sin embargo, gracias a este golpe de buena fortuna que acaba de conseguir, ahora está en una posición ventajosa para negociar, y sabrá cómo mover sus palancas. Aqua va a sufrir por sus malos vicios y creo que todos lo vamos a disfrutar. En cuanto a Darkness, si bien no hizo la gran cosa aquí (que no haya hecho en canon), pueden estar seguros que al igual que con Megumin, Izuku encontrará la manera de hacerla útil para el grupo.
En fin, no me queda más que decir. Gracias por los reviews a Aspros D'Lars y darkdan-sama. Los veré el próximo domingo y como siempre recuerden, ¡superen los límites, PLUS ULTRA!
